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CUENCASN° 1

REVISTA DEL CENTRO DE ESTUDIOS DEL AGUA AÑO 1 / NÚMERO 1

REVISTA CUENCA AÑO 1 / NÚMERO 1 ISSN 2735-6426 Registro de propiedad intelectual


DIRECCIÓN Francisca Fernández Cano Gianfranco Foschino Sebastián de la Fuente COMITÉ EDITORIAL Dan Cameron Rodrigo Rojas Gustavo Boldrini EDICIÓNEDICIÓN Sebastián de la Fuente DIRECCIÓN DE ARTE Y DISEÑO Quince Estudio ISBN Registro de propiedad intelectual CONTACTOCEA Francisca Fernández Cano Gianfranco Foschino Sebastián de la Fuente www.centroestudiosdelagua.org Instagram: @centroestudiosdelagua Facebook: centroestudiosdelagua Santiago de Chile Diciembre de 2020 Todos los derechos reservados 2020 REVISTA CUENCAS @Los autores en sus obras @Los autores en sus textos @Los autores en sus imágenes Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida sin la previa autorización expresa del Centro de Estudios del Agua


CONTENIDOS


Presentación Presentación Agua para cabildo Por una hermenéutica del cuerpo-territorio: braceos y palmoteadas en la erosión Ecomunitarismo, naturaleza y azul Ngen kintuantü, fuerza espiritual que busca el sol Constitución EcológicaConstitución ecológica Ecomunitarismo, naturaleza y azul Escenarios hídricos 2030 El ciclo del agua, comunidades y territorios Invernadero rojo Naturaleza y política Agua libre Cartas del Mapocho Atrapanieblas El paisaje del agua en Socoroma La caída del agua Costa seca Los durmientes ¿Dónde están? La isla (reconocimiento) Marma Bandada de alas verdes kai kai Historial del cuerpo Descenso Vaivén Esqueleto de ballena sei Sed De formidable desequilibrio a maravilla urbana: una ciudad imaginaria a los pies de la cordillera Estrujes del Rabuco Conjurando ríos y acequias Bancos de semillas en lotes abandonados Jardín Biodiverso Por la defensa del agua y los territorios Decálogo MAT


Escenarios Hídricos 2030 Precipitar Vivir el mundo Sabemos que unidos valemos másBiodiversidad / Reciprocidad Bandada verdes Mover el agua Marma kai kai Historial del cuerpo ¿Dónde están? Agua libre Costa secaPrecipitar Sed Esqueleto de ballena sei Biodiversidad / Reciprocidad Defensa de la TierraDe formidable desequilibrio a maravilla urbana: una ciudad imaginaria a los pies de la cordilleraEstrujes del rabuco Atrapanieblas Atrapanieblas Bandada de alas verdes Bancos de semillas / biodiversidad urbana Biodiversidad / Reciprocidad Cartas río Mapocho Conjurando ríos y acequias Costa seca Defensa de la Tierra De formidable desequilibrio a maravilla urbana: una ciudad imaginaria a los pies de la cordillera ¿Dónde están? Ecomunitarismo, naturaleza y azul Ejercicio de gravedad El paisaje del agua en socoroma Estrujes del rabuco Esqueleto de ballena sei Historial del cuerpo Jardín biodiverso kai kai La caída del agua Laguna Aculeo La isla (reconocimiento) Los durmientes Marma Mover el agua Ngen kintuantü, fuerza espiritual que busca el sol

de

alas


Observatorio de humedales Küla Kura Precipitar Sed Vivir el mundo Constitución ecológica Escenarios hídricos 2030 El ciclo del agua, comunidades y territorios Decálogo MAT Colaboradores

El centro de estudios del agua es una plataforma, independiente y colaborativa, que promueve la cultura del agua desde las artes, las ciencias, la educación y los territorios.


El Centro de Estudios del Agua (CEA) es una plataforma, independiente y colaborativa, que promueve la Cultura del Agua desde las Artes, las Ciencias, la Educación y los Territorios.


La práctica editorial, la creación y difusión de contenidos, y la programación de encuentros, residencias y exposiciones se establecen como zonas de contacto en el cruce de conocimientos, experiencias y saberes cuyo objetivo es sensibilizar y concientizar sobre este vital elemento desde una ética de las coexistencias. Entendemos por Cultura del Agua el conjunto de modos y medios utilizados para la satisfacción de necesidades fundamentales para la vida (humana y no humana), incluyendo lo que “se hace con el agua, en el agua y por el agua”, y que se manifiesta en las artes, ciencias y humanidades, en las creencias y sabidurías ancestrales (cosmovisión, conocimientos), en las creaciones simbólicas, en los valores comunitarios y en las prácticas tecnológicas y materiales por la defensa del agua y la tierra. Días después del “estallido social”, y durante 3 meses, el CEA organizó una serie de actividades en el Centro Cultural Matucana 100 como parte integrante de la exposición “Sed” de Gianfranco Foschino, curada por Dan Cameron. Junto con esto se realizaron los conversatorios “Tierras de Agua”, “Aguas de Santiago”, “Carta del Agua” y “Plataformas y Editorialidad” donde participaron más de 20 invitados (académicos, artistas, profesionales, poetas, editores, representantes de instituciones y de organizaciones civiles, entre otros); la residencia artística “Agua Libre”; el Cabildo “Acciones Colaborativas por el Agua en Chile”; talleres con estudiantes y vecinos; rutas por el Río Mapocho; un ciclo de documentales, lecturas poéticas y cinco encuentros con artistas y curadores. Como cierre se realizó el encuentro “Sonidos de Agua” el cual congregó a más de 400 personas.

PRESENTACIÓN


La ciencia, al estudiar y establecer que el agua es un elemento esencial para la vida, está a su vez corroborando un conocimiento ancestral que diversas culturas alrededor del mundo han sostenido desde el ámbito de lo tradicional o lo mítico. Desde la India, en los Veda, donde se afirma que el agua es la que mantiene la vida que circula por toda la naturaleza en forma de lluvia, savia, leche o sangre. En la cuenca del Amazonas, donde culturas como la ShipiboConibo ven en la figura de Ronin, la serpiente cósmica y acuática, un agente divino que viene desde el agua dulce, lugar donde el mundo se origina y donde se conserva la lengua que conecta todo lo vivo. En el caso del pueblo Mapuche, para quien el agua no es únicamente un elemento que da inicio a la vida, sino que es vida misma, por lo tanto una entidad física que tiene espíritu, lo que a su vez la convierte en newén, una energía. Como tal, no puede vivir sola, necesita de otras entidades energéticas y convivir en un sistema de cooperación en diversidad. En el Centro de Estudios del Agua nos consideramos abiertos a los conocimientos ancestrales aunque a veces sean una herencia interrumpida o indirecta. Igualmente nos involucramos con el mismo ímpetu en prácticas culturales contemporáneas como la observación, reflexión y la invención en la contingencia del mundo que nos circunda. Sostenemos que la observación, la reflexión y la imaginación hermanan a las Artes y las Ciencias; les


permiten dialogar entre sí y a su vez vincularse con tradiciones de diversas culturas y con los territorios en que éstas se gestan. Sostenemos también que la relación a desarrollar entre estas disciplinas y prácticas puede ser de colaboración y aprendizaje significativo. Que si este ejercicio es puesto en función del estudio del agua, al ser ésta un elemento central para la vida y la cultura, las retribuciones de ese ejercicio colaborativo pueden ser insospechadamente profundas y vertiginosamente transformadoras. En el Centro de Estudio del Agua (CEA) buscamos activamente esa profundidad y trabajamos por la transformación personal y colectiva. Entendemos ese objetivo como una misión vinculada tanto con la política como con la conciencia que permite una nueva relación entre especies y con el planeta. Buscamos, por lo tanto, establecer un campo de acción en las Artes, en las Comunidades, en el Territorio y también en cada uno de nosotros. Nuestra relación con el agua parte en lo material, se dirige a lo cultural y pasa por un cambio interior. Aquello que los herméticos medievales llamaron el océano primordial lo entendemos como una predisposición hacia la naturaleza basada en el respeto y en un permanente asombro. En este respeto y asombro basamos nuestras inquietudes en el arte, el diálogo con la ciencia, la Educación Activa y Activista, así como la relación con los territorios cruzados y nutridos por el agua.


Consideramos que nuestra relación con el planeta, la naturaleza, el paisaje, el territorio y la biodiversidad es eminentemente cultural, innegablemente histórica, heredera de tradiciones, mediada por la ciencia y la tecnología; sin embargo hemos escogido las artes y el conjunto de la imaginación humana como nuestro vehículo de expresión. Desde las artes es posible fortalecer la cruzada de científicos, educadores y activistas por cambiar nuestro modelo de desarrollo extractivista, pues entendemos que se trata de un esfuerzo de transformación cultural.


Un retorno a la naturaleza generalmente significa un retorno al glosario. Oscar Wilde


Un retorno a la naturaleza generalmente significa un retorno al glosario. Oscar Wilde

AGUA PARA CABILDO

(Afiche) Hermanos Larrea Agua para cabildo Trabajo voluntario verano ´72


Construcción de un drén para la captación de napas subterráneas Secretaría juvenil de la Presidencia de la República Oficina Nacional de Servicio Voluntario (ONSEV) Dirección de riego Ministerio de Obras Públicas FECH – FESES – FEITES y Otras Organizaciones juveniles Subdirección de recreación - CUT


POR UNA HERMENÉUTICA DEL CUERPO-TERRITORIO: BRACEOS Y PALMOTEADAS EN LA EROSIÓN Ramón Castillo

“El cuerpo es el primer lenguaje, antes de decir "¡Hola!", estás tú con tu cara, con tus brazos, con tus ojos, con tus piernas, y esas son las primeras palabras. Entonces, si la poesía tiene que ver con las palabras, también tiene que ver, fundamentalmente, con esa primera palabra que es tu cara, que son tus ojos, que es tu torso, tus brazos”. Raúl Zurita, 2015

 Entrevista a Raúl Zurita. https://www.elobservatodo.cl/noticia/cultura/entrevista-raul-zuritapoeta-tallador-del-cuerpo-cielos-y-desiertos


La imagen de su propio rostro herido con amoníaco y luego cicatrizado fue la portada del libro Purgatorio (1979) del poeta Raúl Zurita. Esta imagen se amplificó cuando Zurita realizó la escritura monumental (3,5 kilómetros) de la frase “ni pena ni miedo” en el desierto de Atacama del año 1993, plasmando en huellas naturales el deseo de fortaleza y dignidad de un país que salía de una feroz dictadura. La analogía entre el cuerpo y el territorio ha sido recurrente en la historia del arte y en la literatura universal, pero ha expandido su alcance, puesto que ha pasado de ser una metáfora de circulación cultural a una figura retórica de carácter legal desde el momento en que se ha asumido que la naturaleza es un organismo vivo y, por lo tanto, sujeto de derechos. A partir de ello, y de manera casi simultánea, se han modificado las constituciones de Ecuador (2008), de Venezuela (2009) y de Bolivia (2009), a través de la incorporación de una ética, una filosofía y una política como cuerpo de letra en la Carta Magna y, de ahí en más, han logrado defender la vida en todas sus formas y escalas, lo que ha supuesto una deconstrucción paulatina de la actual cultura de la explotación y de la idea de la naturaleza como recurso, conceptos propios de la lógica extractivista. En su lugar, se ha dado paso a la recuperación de la relación del ser humano con todas las formas de vida. Lo común en los tres gestos constituyentes fue el acudir a las diversas sabidurías y, en particular, a la de los pueblos originarios que coinciden en concebir a la naturaleza como un ser vivo, no sólo como una matriz generadora de vida, sino como un ser consciente que se expresa y comunica en un lenguaje que es posible de comprender. De alguna manera, lo que antes se nombraba como una cosmovisión que afectaba vitalmente a los miembros directos de una comunidad, ahora se entiende como una  La Constitución ecuatoriana, elaborada por la Asamblea Nacional Constituyente en Montecristi, fue aprobada el 15 de octubre del año 2008. El Artículo 71 indica: “la naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”.

 En el Artículo 127 de la Asamblea Nacional del año 2009 se señala que "Es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el ambiente en beneficio de sí misma y del mundo futuro. Toda persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado".  En la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia del 7 de febrero de 2009 se reconoce a la Madre Tierra en todos sus derechos y se declara que la responsabilidad de su cuidado será tanto del Estado como de la población. En el Artículo 342 se declara que “…ambos sujetos sociales tiene el compromiso de conservar, proteger y aprovechar de manera sustentable los recursos naturales y la biodiversidad, así como mantener el equilibrio del medio ambiente”. La necesidad de asumir que los recursos de la naturaleza son finitos, obliga a tener que decidir sobre la administración de los mismos a través de las generaciones, y por lo tanto, no se consume lo que le corresponde a otras generaciones, algo que se ha llamado crecimiento sostenible, y de ahí surge la noción de control y equilibrio sostenible entre lo social, lo ecológico y lo económico.


ciencia y una filosofía que se ha convertido en cosmopolítica, a la que debemos atender de manera urgente. Es interesante advertir que en el caso de Bolivia, unos meses después de la inclusión de la Madre Tierra (Pacha Mama) en la Constitución, se avanzó respecto a la necesidad de proteger a esta “persona viviente” tras haber realizado la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra en la que se acordó, entre otros asuntos, reconocer el día 22 de abril como “El Día Internacional de la Madre Tierra”. Resulta esperanzador seguir el rastro poético y jurídico de esas tres naciones que, con sus énfasis locales, coinciden de manera rotunda en la defensa de los derechos y deberes que tenemos los seres humanos respecto de la naturaleza, ya no entendida como algo externo o escindido, sino como un ser vivo y con conciencia, capaz de comunicarse a través de distintas vías tangibles e intangibles, en una relación de permanente comunicación y comunión. La artista Suiza Ursula Biemann logra demostrar la estrecha relación entre el ser humano y la naturaleza, es Forest Law del año 2014 realizada en el Ecuador (Selva legal o Selva Jurídica, como lo ha traducido la propia artista). En dicho audiovisual se aprecia una instalación a dos cámaras donde van apareciendo, cada cierto tiempo, imágenes de diferentes lugares de la selva ecuatoriana, y al medio de ella diferentes sabios pertenecientes a etnias que habitan esta parte del Amazonas, que dan testimonio oral de cómo hablan, escuchan y sienten a la naturaleza, en el día a día o a través de sueños. Precisamente, varios de ellos fueron los sabios o chamanes que fueron al Parlamento ecuatoriano a dar testimonio de la existencia, vida y comunicación de ese ser vivo que es la Pacha Mama. Para el Parlamento fue concluyente la constatación de esa “persona no humana”, y junto a informes científicos, la Selva Amazónica fue incluida en la Constitución. La naturaleza como sujeto de derechos a nivel constitucional considera el derecho de la misma a ser protegida de la depredación y su derecho a ser reparada en caso de daño o destrucción. Un primer acto refundacional en el sentido legislativo fueron los nuevos términos con los que se refiere a la naturaleza como Pacha Mama y como en ello se juega la posibilidad del Buen Vivir (vivir en dignidad, armonía y comunicación con la naturaleza). Una ventaja de considerar esta redacción en la Carta Magna es que obliga al Estado y a la sociedad en su conjunto a proteger la dimensión ética y jurídica de la naturaleza, lo que constituye un verdadero hito para la Historia de la Humanidad y del Estado Moderno.

 Forest Law de Úrsula Biemann se presentó en Selva Cosmopolítica presentada en el Claustro de San Agustín en Bogotá el año 2018 bajo la curaduría de María Belén Sáez. La misma instalación fue exhibida en el Museo de Arte de la Paz, Bolivia, en el contexto de la Bienal SIART (Noviembre 2018), bajo la curaduría general de Joaquín Sánchez y los co-curadores María Belén Sáez (Colombia), Keyna Eleison (Brasil) y Ramón Castillo (Chile).


Vistas de la instalación Forest Law, Ursula Biemmann, en Selva Cosmopolítica, Bogotá, 2018. Fotografía Ramón Castillo.

LA MANCHA EN EL CUERPO-TERRITORIO En el arte contemporáneo chileno existen acciones de arte y representaciones visuales que han concebido, desde una dimensión metonímica, el cuerpo del territorio en lugar del cuerpo humano. Durante la dictadura cívico-militar las técnicas tanatopolíticas, que se manifestaron a través de un modelo de explotación económica, de la privatización de los recursos naturales y la violación sistemática a los derechos humanos, manifestada en la dura represión que afectó mortal y traumáticamente a los chilenos; dimensión necropolítica que fue contrarrestada simbólicamente, desde el primer momento, por acciones, obras, textos y publicaciones de resistencia y contracultura que pusieron al cuerpo como el punto de partida y llegada de la vida y la muerte. En un repaso breve, podemos recordar Anaconda Company (1975) de Juan Downey, obra en la que se produce la analogía entre una anaconda y el mapa geopolítico de Chile; la mejilla cicatrizada de la herida que se autoinflingió Raúl Zurita, que luego apareció como imagen de portada del libro Purgatorio (1979); Elías Adasme a través de la acción de arte A Chile (1979-1980); Lotty Rosenfeld a través de la acción Una milla de cruces sobre el pavimento (1979); Carlos Leppe con la acción de La Estrella (1979); y la acción de Eugenio Dittborn, a


través del derrame de 300 litros de aceite quemado sobre el Desierto de Atacama del año 1981. Estas acciones, entre muchas otras, fueron concebidas sobre la certeza de que al país le estaba aconteciendo una tragedia política y social extendida a toda su geografía y, al mismo tiempo, que desde lo singular, desde la soledad, era posible encarnar los horrores y el temor experimentados en plural por millones de chilenos. En este sentido, durante los años de dictadura se entrecruzaban la necesidad comunicacional, y de resistencia política y semiótica, con la necesidad poética y reparatoria en el uso recurrente del binomio cuerpo-país. Las acciones en torno y con el cuerpo fueron acciones que, en cierto modo, sanaban ritual y catárticamente al que realizaba la acción y, a la vez, ofrecía al testigo o espectador la posibilidad de albergar una metáfora que se resistía a las palabras. Así visto, el territorio nacional era un territorio en disputa por el efecto de dominación y de control que se ejercía sobre los cuerpos. Realizar una acción clandestina sobre el cuerpo de Chile era intentar recuperar el propio cuerpo para liberarlo de la cárcel, de la tragedia, de la muerte. En ese sentido, el derrame de aceite sobre el desierto está muy lejos de ser reconocida como una acción antiecológica, porque antes que el deterioro del medio ambiente, en esos años la urgencia era la vida que estaba en extinción, y originar una mancha en el desierto era llamar la atención sobre el país y, en particular, sobre un territorio que ocultaba fosas comunes y entierros clandestinos bajo su epidermis.

 Acción sobre el desierto de 1981, que un año después fue presentado parcialmente en el video Historia de la Física o Física de la Historia de Eugenio Dittborn.


Capturas de video Historia de la física o física de la historia, Eugenio Dittborn, 1982.

EL SUELO DE LA PIEL: LA GRIETA Corte. Nos detenemos en el desierto, cuarenta años después, en un país que logró conquistar la democracia, que sin embargo despierta ante la falta de niveles mínimos de justicia y equidad en varios ámbitos de la vida en los que se ha incumplido la promesa democrática de una élite política y económica que terminó velando por sus propios intereses. Realizar acciones en el paisaje, regresar al binomio cuerpoterritorio, es regresar al mismo lugar y, de alguna forma, a los mismos temas que no se resolvieron tras la dictadura, pero también, capa sobre capa, regresar a una configuración semiótica activada, esta vez, de otra forma, pues ya no necesariamente se trata del cuerpo geográfico, sino del cuerpo simbólico que se ha visto expuesto a la violencia material de un modelo económico que al día de hoy evidencia sus aporías. El cuerpo-territorio de hoy presenta una semiótica del vivir y del modo de existencia de la naturaleza que entraña la relación con los habitantes que recién estamos comenzando a reconocer en su lenguaje, un tramado de signos que poseen varias capas de complejidad interpretativa. Para acceder preliminarmente a este lenguaje, revisaremos dos acciones de arte realizadas recientemente sobre el paisaje: una en Chañaral, la otra en la Comuna de Paine. Ambas acciones acontecen sobre un suelo


que ha cambiado de significado y función a través del tiempo. Antes eran fondos lacustres y ahora son superficies agrietadas, es decir, están en proceso gradual de erosión y, por lo tanto, dan testimonio del avance del desierto ante la ausencia de agua. Este desierto de hoy ya no puede ser accionado de manera clandestina o poética sin evitar las sucesivas capas de problemas que han diseñado su fisonomía actual, a diferencia de las acciones de Dittborn o Zurita, en cuyos trabajos el desierto aparece cargado de una memoria que estaba oculta, a la espera de ser develada y expuesta a la sociedad y a la justicia. Eran las vidas cegadas y ocultadas bajo la superficie de un régimen que vio en el desierto un aliado para el ocultamiento de crímenes. Sin embargo, eso no fue posible. Las múltiples denuncias, los movimientos de la propia tierra, la erosión, la memoria activa de los Familiares de Detenidos Desaparecidos, la información disponible en la Vicaría de la Solidaridad y las diversas denuncias de medios de comunicación alternativos junto a las acciones de arte, señalaron una y otra vez el lugar de la tragedia en Lonquén o Pisagua. Antes, el desierto fue manchado o escrito para ser visto y salir del aislamiento; para denunciar, para señalar una región que requería salir del silenciamiento y del oscurantismo cultural y social al que había sido sometida. En la actualidad, resulta valioso preguntarse si éste sigue siendo el mismo cuerpo-territorio y, si lo fuera, tendríamos que reconocer sus transformaciones, las evidencias de su crecimiento o las huellas de su deterioro. A cuarenta años de estas acciones de resistencia y señalamiento sobre el desierto, podríamos pensar que el país es otro y que, por tanto, las acciones acontecen sobre un cuerpo-territorio que ofrece nuevas y múltiples narrativas, y si bien es así, porque las capas de relatos y microrrelatos se superponen configurando lo que Michel Foucault denominó espacios heterotópicos (1967), también es cierto que en el caso de la historia de Chile estos territorios siguen siendo los mismos, pero en un cuerpo que se ha visto afectado por la historia que lo precede, en lo local, tanto por factores climáticos o económicos, como por cambios globales, que han afectado irremediablemente su fisonomía e identidad. El conflicto del agua privatizada ha tenido una historia muy concreta. Desde el momento en que constitucionalmente se privatizó el agua, se desencadenó una historia de abusos económicos que permanecieron soterrados y silenciados. Digamos que la ley favoreció una lógica administrativa sobre un recurso natural y, en consecuencia, lo sometió a una métrica económica, gestionada por cerca de 20 empresas, a través de todo Chile. De hecho, es un buen negocio el “privatizar” las aguas, porque administran un recurso público, y el Estado financia, invierte en  De norte a sur: Aguas del Altiplano (Marubeni Corporation, Japón), Aguas Chañar (Marubeni Corporation, Japón), Aguas Antofagasta (Empresas Públicas de Medellín, Colombia), Tratacal (Icafal Inversiones S.A. [50%]), Aguas del Valle (Esval, Chile-Canadá), Coopagua Santo Domingo (Chile), Sasipa (Isla de Pascua), ESVAL (Chile-Canadá), Aguas Andinas (Aguas de Barcelona, AGBAR, [50,1%]), Larapinta S.A., Sepra, Smapa (Municipalidad de Maipú), Essbio, Aguas Nuevosur (Aguas Río Claro S.A.), Aguas Araucanía (Marubeni Corporation, Japón), Aguas Décima ([11%] Marubeni Corporation, Japón), Essal ([53,6%] Aguas Andinas), Aguas Patagonia (Consorcio Hidroán, Icalaf y Vecta), Aguas Magallanes (Marubeni Corporation, Japón), Aguas San Pedro (Inversiones y Asesorías Oriente Ltda. [63,96%]) y Aguas San Isidro (Hidrosán).


infraestructura de base y además, exime de impuestos a los inversionistas. Bien, ese modelo de explotación y externalización, ha entrado en crisis desde hace unas décadas, pues las empresas del agua en distintos puntos no han cumplido con lo que prometieron y el servicio es escaso o se agota, además de que no existen, por ejemplo, políticas que permitan enfrentar la escasez hídrica. Por otra parte, a causa de accidentes o negligencias ocurridas en sus instalaciones, estas empresas terminan por afectar el agua que consumen los ciudadanos, como sucedió en Osorno durante el mes de julio de 2019 que señaló como responsable por abandono de inversión y falta de modernización, por lo que se castigó a la empresa Essal  con la multa de $ 1.641.000, la más alta en la historia del sector sanitario. Lo que ocurrió entonces, el año recién pasado, fue el efecto de la política implementada constitucionalmente por la dictadura: “Los derechos de los particulares sobre las aguas, reconocidos o constituidos en conformidad a la ley, otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ellos”. La política de la privatización sumada al efecto invernadero que vive el planeta ha hecho que las aguas en Chile lleguen a este momento de crisis hídrica. Por lo tanto, urge volver a pensar de qué modo el país toma decisiones sobre la función, administración y uso del agua en el contexto actual. Se hace necesario detenerse en los efectos de éstas decisiones, ya no entendidos como asuntos meramente poéticos, sino políticos en la medida que vuelven a señalar el lugar. El asunto comienza en la dimensión indicial del gesto performativo, pero pronto deviene denuncia de las condiciones físicas de ese territorio. Antes, las condiciones físicas del territorio estaban bajo la sombra del régimen cívico-militar, y las acciones sobre el territorio quedaban connotadas con relación a la mancha, a la necesidad de dejar una huella en el territorio para señalarlo, pero como cuerpo político, y el territorio como víctima. La huella de Eugenio Dittborn (1982) acontece como denuncia de un lugar aparentemente vacío que es señalado en su epidermis, ya que en el subsuelo hay enterrados detenidos desaparecidos: la mancha corrosiva sobre un país dominado por la mano militar. Hoy avanzamos con las manos, desde la mancha a la grieta, donde se expone la herida de ese territorio que ha sucumbido. Las acciones sobre el lugar buscan constatar la herida, el hurgar en la llaga de la incredulidad de Santo Tomás. En  Las Acciones de ESSAL están distribuidas del siguiente modo: 51% Inversiones Iberaguas Ltda. del Grupo Aguas Andinas, 40% Inversiones Gran Araucaria Dos Ltda., 5% Corfo, 2,5% Aguas Andinas S.A., 1% Fisco de Chile, 0,03% otros.  Artículo 19 Nº 24 de la Constitución Política de Chile: “El estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas, comprendiéndose en éstas, las covaderas, las arenas metalíferas, los salares, los depósitos de carbón e hidrocarburos y las demás sustancias fósiles, con excepción de las arcillas superficiales, no obstante, la propiedad de las personas naturales o jurídicas sobre los terrenos en cuyas entrañas estuvieran situadas. Los predios superficiales estarán sujetos a las obligaciones y limitaciones de la ley que señales para facilitar la exploración, explotación y el beneficio de duchas minas. Los derechos de particulares sobre las aguas, reconocidos o constituidos en conformidad a la ley, otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ellos.” (es valioso ver que curiosamente se utiliza una analogía del territorio como un ser vivo en la medida que se utiliza la palabra “entrañas” que he remarcado en el texto de la Ley).


este caso, la voluntad de búsqueda de formas se ha convertido en el ejercicio literal de atrapar calcográficamente la grieta por donde sufre el territorio nacional. Cuando Eugenio Dittborn volcó el tambor contra el desierto quiso ampliar la mancha y, para ello, lo dejó en el suelo y comenzó con sus manos a expandirla. Braceaba en medio del desierto de los años ochenta, sobre la superficie de un país que explotaba desbocadamente los recursos naturales, una de las razones por la que se organizó y ejecutó el Golpe: la propiedad de las materias primas. Hoy, la acción de derrame de aceite no sólo se entendería desde una dimensión política, sino que se entendería como un acto antiecologista. Por su parte, Paula Urizar y Francisca Sánchez, no afectan el suelo; al contrario, se acercan a él, pero hay huella, realizan sus acciones con las manos siguiendo el vacío dejado de una desertificación que avanza a razón de 400 metros por año. Donde la mano fue un ineficaz pincel con aceite sobre una extensión demasiado amplia que manchar, ahora, en estas dos acciones, la mano incrédula avanza por la herida de un cuerpo que no resucita. El territorio nacional se ha convertido en un laboratorio, no sólo para los modelos de explotación, sino que también para la sanación simbólica, para poner en acción nuevas leyes de la física desde el propio cuerpo en el uno a uno del caminar, o de las manos siguiendo la grieta y la espesura de ese horizonte trizado que alguna vez fue fondo de río o laguna. De esta forma, sacar un molde de la erosión o meter las manos en ella es intentar una foto del uno a uno del serio problema del agua en Chile. Me detendré en dos acciones en las que la imagen del cuerpo-territorio se aúna trágicamente, como si asistiéramos a un momento terminal de ese cuerpo hidrográfico que fue contra lo que es hoy. La primera corresponde a la acción en el contexto de las residencias en el Norte realizada por Paula Urizar Gysling (1991), titulada Sé quiénes aquí habitamos, del año 2015. La segunda corresponde a la investigación creativa y territorial llevada a cabo por Francisca Sánchez S. (2019-2021) que se desarrolla en la Comuna de Paine, en la Región Metropolitana. Las acciones de Francisca Sánchez y Paula Urizar no son de demarcación, sino de señalamiento, al enfrentar al territorio desde el suelo. No son para dar visibilidad, sino para padecer y empatizar con un lugar que se resiste a ser recorrido: la erosión de hoy es la multiplicación abismal y exponencial de metros cúbicos de agua faltante y, por extensión, la erosión de las precarizadas condiciones de todo tipo de vida que habita el lugar, desde los peces a los pájaros, la flora y la fauna, y las personas. Sobre la extensión de la superficie de la provincia de Chañaral, Paula Urizar pone en primer plano la imagen de la bandera chilena contra el suelo agrietado y, luego, como si intentara reparar esa tragedia, completarla en su vaciamiento, siguiendo unas huellas al tiempo que va hundiendo los dedos en su interior, auscultando a tientas, incrédula tal vez, ante la herida del cuerpo-territorio, que en este caso también nos recuerda la representación bíblica de la Incredulidad de Santo Tomás (1602) realizada por el pintor italiano Caravaggio. Los dedos avanzan entre la erosión llevando consigo el amasijo de tela patria que se hunde y se pierde para dejar de ser emblema, suturando inútilmente el vacío que la supera por kilómetros y kilómetros. ¿Cuántos


metros de tela roja, azul y blanca se requieren para cubrir esa extensión agónica de apenas una mejilla desértica? Este mirar y reparar dolorosamente con las manos propias, es lo que destaca el texto de la publicación Fondart del año 2012: “Si bien la artista tuvo la intención de abordar este evento de manera directa, fueron las personas que habitan el lugar las que no pudieron, lo que permitió mirar desde otro lugar el espacio y flexibilizar la propuesta inicial”. 

Registro audiovisual de la performance “Sé quienes aquí habitamos”. Cámara y edición: Cristián Inostroza. Dirección: Paula Iruzar Gysling

 “Prácticas colaborativas”, Experiencias desde el arte contemporáneo, 22, Residencias de Arte Colaborativo. Programa Red Cultura, 2018, p. 19.


Desde la imagen del norte andino, bajamos al sur a través del mapa, siguiendo la misma grieta, hasta el Valle del Aconcagua. Caminando con dificultad entre la avanzada erosión de lo que ayer (2012) era fondo lacustre, hoy es una incómoda superficie para bípedos y cuadrúpedos. La Laguna de Aculeo, que antes de ayer pintó Onofre Jarpa como testimonio de ese paraíso terrenal o edén que viajeros y artistas intentaron retratar en el siglo XIX, quedó como una imagen trucada o un pictomontaje, donde el objetivo de capturar un instante sublime frente al paisaje establecía una relación de reciprocidad con las evidencias que el propio lugar era capaz de ofrecer. La pintura al óleo de Onofre Jarpa (1878) retrataba el deseo de que ese lugar fuera como se veía en la imagen.


Onofre Jarpa (1849-1949), Laguna de Aculeo (1878), Óleo sobre tela, Col. MNBA. Imagen panorámica Laguna de Aculeo, otoño, 2018. Archivo Francisca Sánchez

En la actualidad, el testimonio fotográfico, el video y la investigación escultórica de Francisca Sánchez (1975) es un esfuerzo artístico y poético por comprender lo acontecido desde la propia experiencia corporal: viendo, tocando y caminando el suelo. Francisca comenta a pie de imagen del video: “…desde el suelo el ojo inspecciona el paisaje enhebrando las cosas que va distinguiendo en el barrido […] el ojo monta secuencias estratigráficas de cosas apiladas entre sí / cuelgo la cabeza atrás y adelante, encarando el cielo y suelo […] el ojo entonces queda en la superficie mientras la mano escarba. La mano baja, toca y explica la arena, los nidos de piedra, las raíces, los desvíos del túnel, la humedad, lo hondo. Arriba el ojo imagina, lo que la mano cuenta. La otra mano dibuja lo imaginado por el ojo. Entonces, la mano ve y el ojo toca.”  Entre el año 2018 y 2020, la artista ha hurgado de manera deliberada e intuitiva en torno a las posibilidades de dibujar a ciegas con las manos y el cuerpo. Una historia que venía de un cuestionamiento respecto de una dimensión cero de la escultura. El método de la “ceguera” permitió llevar a las manos y el azar más allá de lo definido a  Texto y secuencia fotográfica 2020, material de sinópsis exposición Suelo,

www.mavi.cl


priori y, junto con el dibujo excavado de la mano, generar en paralelo un calco que posteriormente usará como referencia escultórica para la producción de nuevos volúmenes: “Me senté a dibujar en la arena con la porfía de mis dedos. Aprovechando que en la arena los dedos dibujan sumergiéndose en ella, permití que mi mano excavara hasta perderse. A la mano le siguió mi brazo y a este otros brazos que fueron tejiendo bajo la superficie un dibujo ciego”. En cambio hoy, la forma está adjetivada por el contexto, pues la grieta de la laguna, en tanto matriz instantánea, comparte función de registro con la fotografía: el yeso es un sistema de captación fotográfica en 3D. Francisca recurre a la palabra para reforzar el absurdo y la realidad de las imágenes del vacío lacustre: “Tocar y copiar todos los rincones, esa es la fantasía que el yeso arrastrándose me promete. Pero el yeso es sensato y no se extenderá para inundar y copiar Acúleo. Demasiadas grietas, demasiada tierra, demasiado detalle, demasiado igual. Quizás sirva tocar con los ojos y mirar con las manos”. La exageración, la superlativa dimensión de las grietas, y el potencial de braceos y vaciados que se podrían realizar ejemplifican el drama de la escala en que acontece la actual crisis hídrica. Entonces, aludir a una grieta en una futura exposición permitirá representar alegóricamente un porcentaje de la ausencia de toneladas y toneladas de agua, evidenciando el desastre ecológico que afecta a 12 km2 de laguna desertificada entre el 2012 y 2018. Esta ausencia vista desde otra escala, se convierte en una dinámica de lo vacío y lo lleno, de tal forma que las montañas y cerros laterales son la dimensión visible de una topografía que tiene un anverso y un reverso. La falta de agua hace visible esta concavidad invertida, y al ser activada por la acción de la artista, expone no sólo un drama ecológico creciente, sino también desde la escala de las manos convertida en un relieve monumental: materializa la forma del espacio faltante. Dentro de las acciones, de seguimiento de grietas, sacar un trozo erosionado, también estuvo la de hacer un volumen que se elevara desde el suelo y barro, sobre la línea de horizonte, a través de la acumulación de trozos de tierra sostenidos por su propia gravedad. De alguna forma, realiza el ejercicio inverso a la obra Reposo del año 2016 (Ruta 5 sur, Puerto Montt-Pargua) , en la que el material granulado, en su unidad de arena o piedra, fue removido y acumulado formando una pila de tierra compactada sobre la línea del suelo, aquí la tierra se hunde piramidalmente hacia arriba y con la lluvia del invierno se cubre de vegetación.

 Para mayor referencia de este y otros proyectos ver https://franciscasanchez.cl/proyectos/reposo/



Registro salida a terreno Laguna Aculeo, otoño 2018.

A MODO DE CASCADA Mientras realizamos este ensayo, el tiempo real trae consigo las palabras, el “piensasiento” que David Choquehuanca, vicepresidente de Bolivia, da a conocer en la ceremonia de toma de posesión de Luis Arce, nuevo presidente de Bolivia: “…buscamos el mandato, no buscamos enfrentamiento, buscamos la paz, no somos de la cultura de la guerra ni de la dominación, nuestra lucha es contra todo tipo de sometimiento y contra el pensamiento único colonial, patriarcal, venga de donde venga. La idea del encuentro entre el espíritu y la materia, el cielo y la tierra de la Pachamama y Pachakama nos permite pensar que una mujer y un hombre nuevos podremos sanar a la humanidad, al planeta, y a la hermosa vida que hay en ella y devolver la belleza a nuestra madre tierra”.  El reclamo por el agua que ha establecido desde hace varias décadas el pueblo Mapuche contra las Forestales es, precisamente, porque las forestales y la plantación de pino y eucaliptus desertifican y acidifican el suelo donde se originan y emergen las aguas, afectando al bosque nativo, y por ende, a toda la vida y el lenguaje que surge desde él. La naturaleza, entendida como una totalidad en permanente interrelación,  David Choquehuanca, Discurso, La Paz, Bolivia, 8 de noviembre, 2020. https://www.youtube.com/watch?v=JmAFKehPY-M


es lo que testimonia el poeta Leonel Lienlaf con una visión sincrética en activa Transformación (1989): La vida de árbol invadió mi vida comencé a sentirme árbol, y entendí su tristeza. Empecé a llorar por mis hojas mis raíces mientras un ave se dormía en mis ramas esperando que el viento dispersara sus alas. Yo me sentía árbol porque el árbol era mi vida. La magnitud geopoética que se produce entre la palabra y los pueblos originarios, alcanza niveles de esperanza y potencia reveladora en el trabajo audiovisual que realizó el artista visual y cineasta mapuche, Francisco Huichaqueo a través de Mujeres espíritu (2020), producción en la que deshizo las fronteras entre los territorios y las lenguas, al sostener como eje el fluir del agua con la poesía de cinco mujeres indígenas. Cada mujer, desde su lengua materna (Stotsil, mapuzungun, kechua y español), se expresa en un continuo de naturaleza y resistencia ancestral: “Andando, caminando, fluyendo por el mundo, mujeres, palabra, ríos de vida somos.”  A través del poema Cascada en sequedal, del subcapítulo Materias del libro Lagar (1947) de Gabriela Mistral, recorremos un paisaje desértico, alterado discretamente, de estrofa en estrofa, por un fluir de agua, cayendo cuesta abajo de generación en generación. Una tensión entre lo que está dentro y fuera del cuerpo-territorio que adquiere la forma o se calca en cada sinuosidad geográfica. La poeta nos recuerda, dos años después de haber recibido el Premio Nobel de Literatura, que la naturaleza reclama su atención ante una humanidad analfabeta, que no tiene ojos ni oídos ni palabras para nombrar lo que sucede más allá de la ventana que recorta la cultura occidental. Aunque duela la mirada y los brazos se cansen de intentar el riesgo de alcanzar ese breve y esperanzador fluido vital, Gabriela Mistral apela al despertar de nuestros sentidos como primer paso para encarar las formas de la muerte: Cascada en sequedal Y un ruido que suena, no sé dónde, de aguas,  Leonel Lienlaf, La luz cae vertical (antología bilingüe), Editorial Lumen, Santiago, 2018, p.79.  Francisco Huichaqueo, Mujeres espíritu, audiovisual, 42:44, Chile, 2020. https://www.youtube.com/watch?v=hJ6YyBYWVRI


que me viene al pecho y que es de cascada. Cae donde cae y ayer no rodaba; cerca de mi cuerpo se despeña y llama. Me paro y escucho, sin ir a buscarla: ¡agua, madre mía, e hija mía, el agua! ¡Yo la quiero ver y no puedo, de ansia, y sigue cayendo, l’agua palmoteada! La política y palabra poética escenificada de manera pública y legal en las tres constituciones de Ecuador, Venezuela y Bolivia, constituyen una ruta a seguir para establecer un paso previo a una transformación política y poética de los países, donde las palabras instituyentes recuperan el sentido restaurador de la relación entre ser humano y naturaleza. De esta forma, recuperar el sentido de la naturaleza como una extensión corpórea íntimamente unida a la vida del ser humano, es restituir un equilibrio que las imágenes, la acción política y las acciones de arte han confluido en la metáfora que, en tanto mensaje cifrado, espera otro momento para desplegar su sentido como cognición y comprensión encarnada. La dimensión jurídica de la naturaleza como sujeto de derechos permite entender estas dimensiones materiales y a la vez inasibles de un ser al que se debe atender de manera urgente. En la política del agua hay varios problemas urgentes a resolver; en el actual Código del Agua chileno desde 1981, no hay consideraciones a la calidad y la protección de los ecosistemas. El 28 de julio del año 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la Resolución 64/292 reconoció el “derecho humano al agua y al saneamiento…” considerando el Derecho Humano al Agua. Chile suscribió dicho acuerdo; sin embargo no se da cumplimiento.  Camilo Villa J., en www.radio.uchile.cl : “La Asamblea General de Naciones Unidas, el 28 de julio del 2010, consagró el derecho al agua como un derecho humano, 122 países concurrieron con su firma a ratificar aquello, incluido Chile. Pero lo que Chile ratifica en el ámbito internacional no lo refrenda en el ámbito interno, por lo tanto, lo que hace Léo Heller -un relator especial de Naciones Unidas, con toda la impronta e importancia que ellos tienen- es señalar públicamente y a nivel mundial de que hoy en Chile no es posible que se siga violando el derecho humano al agua y, junto con Heller, solidarizan todos los relatores especiales de distintos aspectos temáticos. Esto debiera ser un llamado de alerta al Gobierno de Piñera”, martes 25 de agosto, 2020, 15:21 hrs. https://radio.uchile.cl/2020/08/25/llamado-de-


La conciencia colectiva que Chile ha conquistado hoy para producir cambios en la Constitución en favor de la naturaleza, constituye un verdadero desafío que debe ser abordado abierta y conjuntamente, por el casi 80% de chilenos y chilenas que podrán reescribir la historia del vivir en un país que se reencuentra en su diversidad y sabiduría. Imaginemos la posibilidad de incorporar a la naturaleza dentro de los artículos constituyentes para romper la hegemonía de un modelo económico que se convirtió en un modelo de pensamiento depredador que nos amputó la capacidad de leer interculturalmente la existencia. Esa es la amputación colonial y capitalista, reforzada y actualizada por la formación de la República, la dictadura cívico-militar, y sostenida, y luego defendida, por los gobiernos democráticos, bajo los que se han educado generaciones y generaciones. De esta forma hemos perdido instinto, sensibilidad y conciencia a tal nivel que durante muchos años normalizamos las Zonas de Sacrificio, las enfermedades de la comunidad, la falta de agua y la mala calidad del aire como un “efecto colateral” del desarrollo país. Esta ceguera a la que induce el modelo neoliberal, nos ha aislado y atrofiado en nuestra sensibilidad y juicio. La recuperación de las imágenes del arte, como la extendida mancha de aceite de Eugenio Dittborn, los braceos contra la erosión de dos artistas contemporáneas como Urizar y Sánchez, que pegan sus cuerpos a la desertificada tierra, son distintas formas de auscultar el suelo de una piel carente de agua, ya no sólo como un problema de orden filosófico o estético como la Laguna de Acúleo que nunca existió, tras ser pintada idealizadamente por Onofre Jarpa. La palabra y la imagen proveniente del arte, constituidos en el fonema y en la grafía respectivamente, tal vez representen la última oportunidad para restaurar los ciclos vitales de un cuerpo-territorio amenazado económica, climática y políticamente. Debemos potenciar acciones culturales que intensifiquen el mundo simbólico a través de la acción directa del arte, de las sabidurías locales, de las organizaciones ciudadanas, favoreciendo el encuentro con metáforas, en tanto imágenes de alta densidad semántica, que se resignifican y escapan del control del sentido único de la lógica colonial y capitalista. El arte y la poesía, en este caso, son herramientas geopoéticas y geopolíticas para la toma de conciencia y la sensibilidad del otro-yo, en tanto cuerpo-territorio que nos reúne y aúna en el sueño y en la vigilia. Una alerta-al-gobierno-de-pinera-cuando-la-onu-debe-recordar-al-pais-que-el-acceso-alagua-es-un-derecho/  Conversando con Francisca Sánchez, en un mail reciente, me comenta en relación a este punto: “…entiendo esta lectura como inevitable, sin embargo, lo que me urge no es el agua sino el establecer un lugar desde donde pensar este paisaje nuevo, ese lugar es la práctica artística material que entiende ese basto suelo como un espacio de retiro, de supresión de reglas, de inversión de lógicas, de preguntas, de respuestas materiales escultóricas y poéticas”. (noviembre, 2020)


aproximación al animal simbólico que nos habita, integrándonos a una naturaleza que se comunica en imágenes-materia-tiempo, que han llegado desde lejos para ser comprendidas por el chamán o machi, por el artista, la poeta o el científico. El desafío ciudadano actual, es a partir de la confluencia de los saberes ancestrales, la filosofía, el arte y la ciencia, recuperar las palabras y las imágenes de manera conjunta y activa, para re-aprender de la naturaleza como un organismo vivo que requiere de condiciones mínimas para su existencia. Lo vemos en el video Forest Law, el sabio, científico o chamán de la comunidad indígena, de su región, de su porción de selva, dar testimonio de su conversación cotidiana y nocturna con la naturaleza, de lo que le viene del aire, el río, las piedras y los árboles. Una misma dimensión dialógica en la que apreciamos a Gilles Clément cuando lo vemos en su jardín de las afueras de París, desde su formación científica original (entomólogo, botánico y ensayista), estando igualmente, en tanto animal simbólico, atento a cada emergencia de semilla , maleza o flor, alarmado por la infrecuencia de las abejas y mariposas, leyendo como jardinero planetario, las decisiones que toma la naturaleza desde la escala de sus manos: “Si tomamos conciencia de la finitud espacial, de la interdependencia y la fragilidad de la materia viviente, y si tomamos medidas en consecuencia, nos convertimos en buenos jardineros. No es necesario saber de jardinería para ser un buen jardinero planetario, basta con tener la preocupación de preservar la diversidad en todas sus formas, nuestro bien común”.

Noviembre, 2020

 Por ejemplo, una semilla es una energía en potencia, que espera el agua y las condiciones específicas para decidir su emergencia a ras de suelo. El ejemplo en Chile ha sido el “desierto florido” y este año, producto del aumento fluvial del invierno (2020), nos ha legado un paisaje con un verdor inusual en lugares donde antes había sólo erosión. No dejan de tener sentido las palabras de Clément: “La semilla es un milagro de resistencia en el tiempo. Es una reserva de vida muy sofisticada y perfecta. Lleva consigo un ser completo, que contiene todo, incluso un árbol, solo que puede permanecer durmiendo durante años, hasta que se den las circunstancias favorables para que germine. Y entonces la planta se desarrolla. Cuando un desierto florece porque ha llovido, lo que germina no son semillas que acaban de llegar porque pasó un pájaro que las dejó caer. Ya estaban allí, esperando”.  Gilles Clément, El jardín planetario, en http://www.entrejardines.uy/wpcontent/uploads/2017/07/Gilles-Clement.pdf


ECOMUNITARISMO, NATURALEZA Y AZUL José Alberto de la Fuente

He aquí las tres dimensiones que justifican el sentido de la humanidad sobre la tierra: el Buen vivir en la utopía de una comunidad liberada, dueña de su voluntad, en armonía con todo lo que la rodea y la alimenta; no dudar u olvidar que los seres humanos pertenecemos a la naturaleza y no ella a seguir encarcelada por el egoísmo y la codicia del acumular para dominar y someter; el Azul, lo que está dentro y fuera de la gravedad, lo que llamamos mar y en lontananza se nos fusiona con el cielo. Las Aguas hechas de nieves, deshielos, aguaceros, cauces y esteros que forman los ríos; en esta coordenada, los océanos que caen como lágrimas de piedras cuando lloramos por una pena y un dolor profundo, las gotas de lluvia que le otorgan a los pastos su lozanía perfecta. ¿Por qué referirnos a algo aparentemente tan obvio y recurrente, en medio de la ansiedad que nos envuelve el incierto viaje hacia el cambio civilizatorio? ¿Cuál es la alternativa que puede conducir a la humanidad a recuperar su territorio, sus lenguajes para volver a humanarse, desasnarse de sus errores históricos y volver a encontrarse en la identidad de todo lo viviente? He aquí estas dimensiones que se agolpan en nuestras expectativas y que nuevamente ponen en nuestras manos “Las llaves que nadie ha perdido”, como nos


canta Elicura Chihuailaf, tal vez solo olvidado en algún rincón de nuestras casas o de nuestros bolsillos. Vicente Huidobro definía a la poesía como “La llave que abre mil puertas…” lo que pasa volando y mirado por nuestros ojos creado sea, decía. Los árboles que se deshojan en otoño son algo más que centinelas del tiempo ceniciento, cumplen la función de conectarnos con el aire, el infinito y el Azul. Son las antenas de la tierra con el universo, los telescopios del ojo vegetal, el alerce y la araucaria. El ecomunitarismo es una utopía que nos interroga desde la filosofía de la liberación para construir una sociedad democrática, participativa directa, inclusiva, pedagógica y socio-ambiental que debe emerger de la evolución histórico-cultural de la humanidad. Basado en las normas éticas no dogmáticas de la Libertad (individual y social), el Consenso y la Naturaleza, define la liberación como “un proceso histórico de construcción de la libertad consensual de decisión acerca de nuestras vidas a través de la lucha contra las instancias de dominación intersubjetiva y de auto-represión alienada, salvaguardando las relaciones productivas y estéticas de carácter preservador-regenerador entre los seres humanos y la naturaleza”. Sirio López, su pensador, nos reporta en su concepto un orden utópico poscapitalista, capaz de articularse en la tradición y concepción pedagógica problematizadora de Paulo Freire. Se pregunta: “¿Debemos hacer todo aquello que nos permite hacer la ciencia y la tecnología?”. Esta utopía se despliega en los siguientes estadios: “Una ecología económica y sin patrones (orientada por el principio que reza “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad”, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad); una política de todos (basada en la democracia directa, y subordinando a ella las instancias participativas y representativas); una educación ambiental socialmente generalizada (en las esferas formales e informales, y que va de la infancia hasta el fin de la vida), que incluye una educación sexual libertaria orientada al placer libremente compartido (y que rechaza el machismo y la homofobia) y también una educación física, que integra el deporte formativo (no competitivo ni crematístico); una comunicación horizontal y simétrica (que pone en mano de las comunidades organizadas, los actuales monopolios u oligopólicos mediáticos); una estética de la liberación que recupere los atributos de la belleza y de la funcionalidad de las artes y de la literatura.


Cuidar la naturaleza, comenzando por nuestro cuerpo, es un obligativo ético que no permite relativizar las relaciones y usufructo que hacemos de los territorios y de todo lo que nos rodea. Para las culturas ancestrales (trescientos millones de seres originarios presentes en setenta y tres países del mundo, de los cuales el 25% está en territorio de América Latina), el ecomunitarismo emerge en la actualidad como la respuesta a un cambio consensuado para establecer una nueva mirada respecto al destino de la humanidad en la sustentabilidad medioambiental. Los hermanos americanos del Abya Yala Wangeykuna, desde la centralidad de la Pacha-Mama, nos llaman a la unidad y respeto de todo lo existente; es la Madre Tierra quien nos ofrece, a través del símbolo de la Wiphala, un sistema ordenador de la vida social, portador de la sabiduría ancestral en las esferas de lo espiritual, el conocimiento, la producción y la organización política comunitaria. La nacionalidad chilena tiene parte de su identidad mestiza en los pueblos de las nacionalidades que la precedieron, en particular, la mapuche que significa “gente de la tierra”, cuya identidad comprende un territorio común, la riqueza de la diversidad de lenguas para acceder al conocimiento, una historia que nos sitúa en promisorios imaginarios y en una manera de ser que se cultiva en la conversación hasta realizarse en la ternura. En septiembre de 2020, los chilenos tuvieron el beneplácito de recibir la noticia del otorgamiento del Premio Nacional de Literatura a Elicura Chihuailaf Nahuelpán, oralitor, werkén de la sensibilidad poética de su pueblo y traductor, nacido en Quechurewe,1952; su nombre es una metáfora que impulsa al regocijo, significa “piedra transparente, neblina esparcida sobre un lago, tigre-puma”, neblina que permite descubrir el silencio dentro de nosotros, escucharnos para oír y saber que cada cual es único, imprescindible y configuración en presencias colectivas para dinamizar el diálogo en comunidad. Elicura Chihualaf ha escrito más de quince libros. Entre uno de los más accesibles que circulan en el medio editorial, son Recado confidencial a los chilenos (1999). En la tercera edición de 2015, se incluye el poema Kallfv pewma mew (sueño azul), la casa donde nació, escuchando los relatos de su abuelo, convenciéndose de que la “poesía


es un respirar en paz”, según lo recuerda en boca de Jorge Tellier. Y los sueños “una rendija de luz para el ejercicio del poder del espíritu… El hombre que vive y no sueña es un hombre muerto en vida”. Este libro tiene muchas páginas coincidentes con el sueño (la utopía) y la conciencia crítica ecomunitarista, opuesta a la usurpación de las tierras, a la tala indiscriminada, a las plantas exóticas que consumen exceso de agua (desertización) y destruyen el ecosistema por afán mercantil, a la desaparición de la fauna silvestre, a la contaminación de las aguas por químicos agroindustriales, al latifundio forestal, etc. En la tercera parte del libro Werkv (mensaje, recado), entre las páginas 217 a 242, hay varios capítulos que incluyen la “Visión de la chilenidad” hasta referirse al problema cultural que aqueja al país. Para Elicura hay dos Chile, el huérfano-profundo y el del poder superficial, globalizado, enajenado, ambos mezclados con los pueblos ancestrales, pero excluidos. Ninguno de los dos aún ha asumido la morenidad. En “El agua, la vida”, se refiere a la acción irracional de las forestales. Los grandes agresores de la Mapu Ñuke (Madre Tierra) son los eucaliptos y pinos; los árboles plantados no son bosques porque carecen de un ecosistema, consumen toda el agua del subsuelo. La referencia que viene a continuación es un poco escalofriante: “un eucalipto “bebé” (3 años) consume 20 litros de agua al día, es decir, una hectárea aproximadamente mil cien de ellos) requieren de ¡22.000 litros de agua al día!; la producción de una tonelada de celulosa blanqueada al día necesita de 120.000 litros de agua; la producción de un kilo de madera de eucalipto requiere de 300.000 a 350.000 litros de agua…Y en Chile las estadísticas dicen que ¡actualmente hay más de

dos millones quinientas mil hectáreas de monocultivo de pinos y

eucaliptos!”. Sin agua todo verdor perecerá, el Azul será percibido como un sol abrazador cuya luz-calor convertirá todo en costra de un cosmos errabundo en la oscuridad de una noche eterna para siempre, con ojos llorando sin lágrimas. El terremoto permanente de Chile es producido por la codicia, el saqueo de unas pocas familias vinculadas a los apellidos Luksic, Matte, Paulmann, Piñera, Angelini. La Ley de pesca ha privilegiado la explotación de los recursos “a siete familias, entre ellas Angelini, Sarkis, Stengel, Cifuentes, Jiménez, Izquierdo y Cruz (que ya controlan el setenta y seis por ciento de la capacidad industrial del país)”. Una cultura sin armonía con la naturaleza es una caricatura de si misma, una burla al Az Mapu, “las


costumbres del ser que es la madre tierra”. María Isabel Lara Millapán, dice: “Habrá que dar pasos más grandes/ pasos altos, poderosos/ para alcanzar la puerta de los sueños”. En el libro autobiográfico La vida es una nube Azul (2019), Elicura nos habla de la filosofía en la cultura mapuche a través de la epistemología y práctica del Guillatun (ceremonial de ternura y agradecimiento), del Rewe (centro espiritual de la totalidad, ternura, encuentro, esperanza), del Purun (la danza que imita el movimiento de las nubes), del Arte de la Conversación, etc. Se nombra al peñi filósofo y líder mapuche Manuel Aburto Panguilef, entre cuyas interrogantes está la de cómo descifrar el pensamiento chileno, el dilema de la interculturalidad y multiculturalidad. “La vida es lo visible (lo nombrado) e invisible (lo innombrado). La vida es espíritu, energía que se dispersa y se extingue doliéndose en el presente de la vigilia cotidiana, pero que se reconstituye y se solaza en el futuro y en el pasado que habita en el infinito de los Sueños, en aquellos Sueños premonitorios, los soñados en el instante fronterizo que reúne el final de la noche con el principio del amanecer…Los occidentales han olvidado preguntarse cada mañana ¿Soñaste? ¿Qué soñaste?”. Al concluir el capítulo 23, Elicura nos dice en el Relato de mi Sueño Azul: “La Palabra, agua que fluye pulimentando la dura roca que es nuestro corazón. La Palabra, el único instrumento con el que podemos tocar aquello insondable que es el espíritu de otro/otra con quien conversamos. La palabra, esa penumbra en la que podemos acercarnos al conocimiento (a la comprensión) del espíritu de los demás seres vivos y también al de aquellos aparentemente inanimados”. Para concluir, os invito al segundo párrafo de este texto ¿Rozamos siquiera alguna respuesta a las preguntas formuladas? ¿El ingreso al cambio civilizatorio tiene algún destino si continuamos agrediendo a la naturaleza sin revisar el sentido de la economía regulada por el concepto de crecimiento incesante de la producción capitalista? ¿Cuál es el obligativo ético, qué debemos hacer?


NGEN KINTUANTÜ, FUERZA ESPIRITUAL QUE BUSCA EL SOL Intervención Lumínica: Delight Lab Gestión y mediación: Corporación Traitraico

NGEN KINTUANTÜ, FUERZA ESPIRITUAL QUE BUSCA EL SOL (2020) corresponde a un trabajo de intervención lumínica en las laderas naturales del centro ceremonial Ngen Kintuantü, ubicado a un costado del el Río Pilmaiken, Comuna de Río Bueno, XIV Región de Chile. El objetivo de la intervención es “sensibilizar y generar conciencia sobre el significado del agua en este Territorio Sagrado, a partir de su espiritualidad y ancestralidad”, ocupando “la luz y la expresión artística para iluminar lo que se pretende oscurecer” ante la amenaza de construcción de dos nuevas centrales hidroeléctricas por parte de la empresa noruega Statkraft. Ngen Kintuantü (fuerza espiritual que busca el sol) se emplaza en el territorio de Maiwe (lugar de lluvia) a orillas del río Pilmaiken (golondrina), que rige el puel willimapu (territorio sur este) y que representa el inicio y término de la vida del Mapuche. A través de un srenü (portal entre lo tangible y lo intangible), se logra que las comunidades del territorio Mapuche Williche se conecten con los kuifikecheyem (ancestros), con el wenumapu (el territorio o espacio de arriba) y con los otros Ngen mapu (fuerza espiritual protector de la tierra que habitan). Este Ngen es muy valorado por los habitantes de la comunidad al cual, desde tiempos inmemoriales, se le pide permiso para iniciar ceremonias como el Ngillatun o Lepun (ceremonias anuales de agradecimiento). Pilmaiken es conocido como el río de las almas. Cada vez que se realiza una ceremonia de sepultación, el espíritu del difunto viaja por las aguas subterráneas del cementerio Maiwe Carimallin cayendo por una vertiente al río Pilmaiken. Cada vez que las vertientes se renuevan (We txipantü) las almas recorren el río en dirección al mar, donde son recibidas por Taita Wentellao. Con la venida de Chao txokin los espíritus ascienden al Wenü leufu (Río sagrado o Río del cielo / Vía láctea) cumpliendo su ciclo. De esta manera los espíritus pueden volver a la ñuke tue cada vez que sea necesario. La proyección, que cuenta con el permiso de los lof en resistencia, incluye la figura de la Machi Millaray Huichalaf (líder espiritual de la comunidad) junto a algunos elementos propios de la cultura mapuche, como el puma, el chucao, el monito del monte y el kultrun. En palabras de la Machi:  Francisco Polla, actor y director de la Corporación Traitraico  Octavio Gana, cofundador y miembro de Delight Lab


“Siempre hemos permanecido en el territorio con nuestro kuifi kimun ancestral, que viene a desaparecer con estas inversiones extranjeras, que viene a ser asesinado por las represas, que al momento de cortar el río, cortan nuestra vía espiritual para acceder a otros espacios. Porque nosotros, los mapuche, somos gente de la tierra, somos gente que estamos ligados a los ríos, a los esteros, a las vertientes, a los árboles, a todo lo que está sobre la tierra”. Créditos fotográficos: DelightLab. Coordinación: Corporación Traitraico




CONSTITUCIÓN ECOLÓGICACONSTITUCIÓN ECOLÓGICA Ezio Costa

dice compañero léase ecompañero .." ..compromiso ..".... ecompromiso " ..constitución. “ hay que luchar x una econstitución Nicanor Parra Con el horizonte de una nueva Constitución para Chile, la lucha enunciada por Parra hace varias décadas, aparece no sólo renovada sino como un imperativo de nuestros tiempos. Independiente de lo aparentemente inocua que nuestras existencias individuales puedan parecer, lo cierto es que colectiva e intergeneracionalmente, hemos hecho un uso intensivo de los bienes naturales, y eso nos trajo a un estado de crisis climática y ecológica. Un problema global, de una urgencia extrema y que en Chile podemos sentir con fuerza, en la prolongada sequía, la reiteración de eventos  Nicanor Parra, en “el sielo se está cayendo a pedazos. ECOPOEMAS”, Vegueta Ediciones, 2016, p.53


climáticos extremos (olas de calor y los consecuentes incendios forestales, tormentas que producen aludes, etc) y la pérdida de hábitats y especies, entre otros. Quienes habitamos hoy en el planeta tenemos que hacernos cargo de esta crisis y procurar que el medio ambiente se encuentre en un estado adecuado para las generaciones futuras. Quienes habitamos hoy en Chile, tenemos la oportunidad única de transitar hacia ese cambio, pues la posible reconfiguración de nuestro pacto social nos pone a la expectativa de ser capaces de integrar esta esperanza a dicho pacto. De eso precisamente se trata el concepto de Constitución Ecológica. Es la idea de construir una Constitución que contenga como uno de sus objetivos centrales la protección del medio ambiente como base de la vida y la armonización de la relación entre sociedad y medio ambiente. Si toda organización social democrática, pactada en una Constitución, supone acuerdos basales que nos permitan convivir en paz y superar de manera comunitaria las dificultades que nos impone la vida, aparece entonces la protección de nuestro entorno como una de las cuestiones centrales a considerar. Más todavía si creemos y deseamos que la comunidad político-jurídica que constituye a Chile continúe en el tiempo, pues la existencia de nuestra comunidad depende de la calidad de nuestro medio ambiente de proveernos de lo necesario para la vida y para un buen vivir. Cuando Parra sentenciaba “creemos ser país/ y la verdad es que somos apenas paisaje.”, no sólo se refería a la escasa unidad identitaria, sino que también a que parte importante de la unidad existente está mediada por un paisaje que nos identifica como chilenos/as. Somos un campo de flores bordadas, una copia feliz del edén, un cielo azulado cruzado por brisas y bañado por un mar tranquilo. No estamos allí, sino que somos eso, una comunidad de cordillera a mar y del desierto a los hielos. Las normas de protección del medio ambiente deben cruzar una nueva Constitución para generar una Constitución Ecológica, apelando además a un consenso que debería estar dado no solo por la necesidad ineludible de proteger el medio ambiente, sino también por la conciencia de habitar en la Tierra. Ese habitar se expresa en los versos de Gabriela Mistral, “con cada soplo y aliento; / ella muda, crea, alumbra, / nosotros  "buen vivir": Es una visión de los pueblos originarios (Sumak Kawsay en quechua, Kume Mongen en mapudungun), que pone a la vida en el centro del desarrollo y contiene la idea de que una vida buena es aquella que logra un bienestar que se encuentra en equilibrio con la comunidad, las demás vidas y el medio ambiente. Como principio constitucional se encuentra reconocido en las constituciones de Ecuador y Bolivia.  Nicarnor Parra, extracto del poema “Chile”, en “Obra Gruesa”, Ediciones Universidad Diego Portales, 2012, p. 259


anochecemos. / Ella se queda; nosotros ‘pasamos como los sueños’. / Llegamos un día, al otro / ni ‘somos ni parecemos`” Entre los principios y objetivos de una Constitución Ecológica deberíamos encontrar la justicia ambiental e intergeneracional, la acción climática, el deber de protección del medio ambiente y la búsqueda del buen vivir. En la organización del Estado, debiese expresarse una distribución de poderes sobre el medio ambiente que le de efectiva gestión a los gobiernos locales, agencias independientes que se hagan cargo de las cuestiones técnicas (evaluación, fiscalización). Entre los derechos, el reconocimiento de los derechos de la naturaleza , además de nuestro derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Imposible lograr una efectiva protección del medio ambiente, ni una efectiva democracia, sin los derechos de acceso a la información pública, a la participación ciudadana y a la justicia en materia ambiental. Por último, el diálogo que se produce entre la propiedad y la libertad económica, por una parte, y la protección del medio ambiente y los bienes comunes, por otra, debe estar regulado de manera de que marcadamente se prefiera lo segundo por sobre lo primero. El agua, por su parte, debiera jugar un papel central en esta Constitución Ecológica. Así frente a la pregunta de Daniela Catrileo: ¿El río nos podrá salvar? , quizás la  Gabriela Mistral, extracto del poema “mariposas”, “Poema de Chile”, Editorial Pomaire, 1967, p. 146  "Justicia Ambiental": Es un principio del derecho ambiental, que busca la adecuada y justa distribución de las cargas y los beneficios del medio ambiente entre todos y todas. Su formulación proviene de los movimientos afroamericanos en USA, al darse cuenta que la mayoría de los proyectos contaminantes se instalaban en sus territorios, lo que es denunciado como una forma de discriminación, que se evidencia de diferentes maneras en distintos países, como en Chile sucede con las zonas de sacrificio, íconos de la injusticia ambiental.  "Justicia Intergeneracional": Principio del derecho ambiental que busca la preservación de los bienes naturales para las generaciones futuras, imponiendo un aprovechamiento racional a las generaciones presentes para evitar su agotamiento y/o destrucción.  "Derechos de la naturaleza": El reconocimiento de la naturaleza como un sujeto de derechos implica un cambio desde la mirada antropocéntrica del derecho, a una mirada ecocéntrica, donde la propia naturaleza tiene el derecho a ser respetada, a poder mantener y regenerar sus procesos, estructuras, ciclos, funciones y procesos. Es un reconocimiento del valor intrínseco de la naturaleza, no necesariamente unido a su aprovechamiento humano. La visión de la naturaleza como sujeto de derechos proviene de los pueblos originarios de diversas partes del mundo y se le ha reconocido esta calidad en normas y fallos judiciales en Bolivia, Colombia, Ecuador, India y Nueva Zelanda.  Daniela Catrileo, extracto del poema “no tengo más que un río”, “Río Herido”, editorial Edícola, 2016, p.61


respuesta sea que sí. Pues los ríos no sólo transportan el agua, los sedimentos y la vida, sino que además son los arquitectos de este paisaje y se ordenaron a sí mismo, antes que nosotros creyéramos que había que ordenarse para algo. Se organizaron en cuencas mientras atravesaban de cordillera a mar y en esas cuencas reprodujeron sus ciclos y modelaron la vida, con bosques y humedales que crecen por el río y para él, crearon ciudades, aves, peces, nos han dado de beber, regado nuestros campos y alimentado la vida marina. Las cuencas se erigen como sistemas en sí mismos, donde la interdependencia entre sus partes se hace más evidente y cercana, haciendo más posible la creación de mecanismos de gobernanza que se basen territorialmente en las cuencas. Si el territorio es un elemento esencial del Estado y su gestión sustentable una urgencia, pensar en una organización administrativa del país que se elabore desde la noción de ecosistemas y particularmente desde los límites naturales de las cuencas, aparece como una idea posible de realizar y potencialmente muy favorable para la protección de los ecosistemas y particularmente del agua, puesta en el centro de dicha gobernanza. Poner a la cuenca como ecosistema central para la protección de la continuidad de la vida humana y de la naturaleza, importa también entender que lo que se está protegiendo son bienes comunes. Principalmente las aguas de los ríos, pero también otros elementos como glaciares, altas montañas, bosques y humedales, tienen esa característica de ser bienes comunes y una Constitución Ecológica debe reconocerlo así, haciendo suya una noción de estos elementos que proviene desde muy antiguo y que es trazable en el pensamiento occidental hasta nuestros días, así como también en el pensamiento de los pueblos originarios de Chile y América. Que el agua y otros bienes sean comunes, quiere decir que no son ni apropiables privadamente ni tampoco por parte del Estado, sino que pertenecen a la comunidad toda, de manera irrenunciable y permanente. Es una noción que se acerca bastante a la de “bienes nacionales de uso público” que usan nuestras leyes hasta el día de hoy para referirse al agua. La diferencia está dada por la preponderancia de la mirada de los estatal como lo público, en el caso del concepto actual, mientras que en los bienes comunes se resalta lo comunitario por sobre lo estatal. La Constitución de 1980 hizo un intrincado arreglo para intentar generar propiedad sobre las aguas, a pesar de ser intrínsecamente inapropiables. Garantizó la propiedad  "Cuenca": La cuenca hídrica o hidrológica es un territorio en el que las aguas fluyen o drenan todas hacia un mismo cuerpo de agua. En las cuencas se forman, por lo tanto, ecosistemas complejos en que sus elementos son altamente interdependientes. Las cuencas son base del desarrollo de la vida en todas sus formas y también de las diversas actividades humanas.


sobre los derechos de aprovechamiento, los que a su vez son concesiones para que un particular pueda aprovechar el bien común, en un determinado número de litros por segundo de un determinado cause. Para reforzar la noción, el Código de Aguas hizo lo posible por mantener al Estado lejos de la gestión de las aguas, que se le entregaron a quienes tienen derechos de aprovechamiento. Pero un bien común no puede ser gestionado solamente por quienes tienen derechos para aprovecharlo, pues existen evidentes contradicciones entre el interés de esas personas y el de los demás habitantes der una cuenca, cuyas vidas dependen igualmente de la posibilidad de esa agua. El acceso a mínimos vitales con en el reconocimiento del derecho humano al agua, la mantención de los ecosistemas que permiten el ciclo del agua y la gestión comunitaria, son las consecuencias principales de la consideración del agua como un bien común. Satisfechas esos mínimos, la repartición de derechos para los demás usos debe procurar eficiencia y buen uso para la creación de valor. El Estado queda puesto en una posición de garante de que dichas condiciones se cumplan y debe participar también de la gobernanza, probablemente con los mismos gobiernos locales creados en cada una de las cuencas. Como dice Lienlaf: “voy como agua/ por este río de vida/ hacia el gran mar de lo que/ no tiene nombre.” La centralidad del agua en una Constitución Ecológica es la centralidad del agua para la vida y para la posibilidad de determinar modos de vida. El agua restada de la discusión democrática impide que la gestión de nuestro destino común pase por una deliberación entre nosotros y nosotras, quedando constreñida e impotente frente a una realidad donde la degradación ambiental dificulta mucho la idea del futuro. Recuperar entonces la visión del bien común del agua y la posibilidad de gestión comunitaria y democrática de la misma es esencial para permitir la existencia de una Constitución Ecológica.

 Leonel Lienlaf, extracto del poema “Estoy”, en “La luz cae en vertical”, Lumen 2018, p.89


INVERNADERO ROJO Patrick Hamilton

El Invernadero Rojo es antes que nada una obra que habla de la crisis del modelo de desarrollo económico y cultural de corte neoliberal en que vive el mundo. La búsqueda de un crecimiento desenfrenado, a toda costa, la búsqueda del lucro y de beneficios económicos a cualquier costo nos ha llevado a una crisis medioambiental sin precedentes, y también a una crisis social y cultural que nos puede estar hablando de un cambio de época. Sin tener ningún afán moralista o moralizante, El Invernadero Rojo nos propone un ejercicio visual, muy simple, que se fundamenta en la perversión de la percepción visual para generar múltiples asociaciones y lecturas sobre nuestra realidad social y medioambiental. El invernadero rojo es una escultura pensada para el espacio público que consiste en un invernadero metálico del tipo “túnel” cuyos cristales han sido reemplazados por metacrilato rojo translucido. La escultura tiene un carácter interactivo ya que por un lado permite verse desde afuera y también ingresar en el y así mirar desde el interior hacia el exterior. La mirada desde el interior estará teñida de rojo, es decir, los muros translucidos del invernadero actuarán al modo de un filtro que tiñe la mirada y por ende el paisaje y las personas que estén en ese afuera. Este trabajo es muy simple desde el punto de vista técnico, pero la operación visual comporta un sin número de asociaciones y metáforas relativa al cambio climático – gases de efecto invernadero por ejemplo-, al color rojo como un color cargado de historia y de psicología –sangre, fuego, incandescencia, radiación infrarroja- así como algo peligroso –la bandera roja-. En economía, también el rojo es el color distintivo de las caídas, “los números rojos”, hablan de que algo va mal.


Esta intervención comisionada por MadBlue y diseñada específicamente para el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid, nos habla por tanto de muchas crisis, desde la medioambiental hasta la económica, y lo hace situándose en la intersección de la escultura, la instalación, la arquitectura y lo pictórico, proyectándose entre lo material y lo ilusorio, lo social y lo doméstico, lo político y lo poético, lo ornamental y lo monumental, lo público y lo privado, como es habitual en las obras de Patrick Hamilton.



NATURALEZA Y POLÍTICA Alex Muñoz Wilson


El Covid-19, el cambio climático y la extinción masiva de especies nos están golpeando al mismo tiempo. Estas tres calamidades tienen un mismo origen: hemos desconocido que la naturaleza tiene un límite. El modelo económico actual, abrazado por Chile y la mayoría de los países en el mundo, está poniendo nuestra supervivencia en riesgo. La mejor ciencia disponible pronostica que, de seguir en esta trayectoria, tendremos eventos climatológicos cada vez más extremos, más sequías e inundaciones, mayores olas de calor y frío, millones de desplazados climáticos, más incendios, nuevas pandemias, colapso de las pesquerías comerciales y la extinción de un millón de especies. Todo esto provocará más muertes que el coronavirus. Debemos entender, de una vez, que el 2020 no fue el resultado de la mala suerte. No chocamos con un meteorito. Todo esto es la consecuencia de nuestras propias acciones. Hemos alterado completamente el balance natural en la tierra a través de la actividad industrial, guiados por líderes que postulaban religiosamente que el crecimiento económico ilimitado y rapaz era la única manera de alcanzar el desarrollo. No queda mucho tiempo. Es indispensable reconducir nuestra vida colectiva y actividad política para enfrentar esta emergencia ambiental global. La pelea pequeña que vemos todos los días, los supuestos virajes hacia la izquierda o derecha, la demagogia, viven en un universo paralelo desconectado de cualquier perspectiva de largo plazo. No se hacen cargo de la real y grave amenaza de perder la casa en que vivimos. Si queremos revertir esta proyección, debemos introducir cambios transformativos en la economía, el modo de producción de bienes y servicios, la política y nuestra propia relación con el entorno. Primero, reconozcamos nuestra dependencia absoluta de la naturaleza. Desde la regulación del clima, la provisión de alimentos, la calidad del aire y la disponibilidad de agua, dependen de ella. Reconocer claramente que la naturaleza tiene límites y que es deber del Estado defenderlos debe ser un pilar de la nueva Constitución y la acción política, particularmente en su dimensión económica. Es la única forma de asegurar que nuestra vida y bienestar sean viables y sostenibles. Esto implica, entre otras cosas, terminar con la sobreexplotación. El gobierno debe ser capaz de definir técnica y racionalmente los límites al uso de los recursos naturales. Los órganos del Estado deben ser fuertes para imponer orden entre los actores económicos que presionan por sobrepasarlos. Asimismo, debemos asegurar el


derecho humano al acceso a recursos esenciales como el agua y el derecho de los pueblos originarios a sus territorios de vida. Segundo, hay un estrecho vínculo entre medioambiente y justicia social. Los males de la sociedad se reparten de manera tan desigual como sus beneficios. El cambio climático impactará de manera diferenciada las regiones del mundo, las generaciones, los grupos socioeconómicos y los géneros. Los pueblos originarios ven a diario cómo se degradan sus territorios por industrias contaminantes y la sobreexplotación. Las “zonas de sacrificio”, donde se ubican todas las termoeléctricas a carbón, no están en balnearios de elite sino en medio de pueblos dignos, pero sin redes de poder político ni económico para defenderse de la polución que ahoga sus vidas y actividades económicas. Si antes el crecimiento a costa de la destrucción del medioambiente era considerado un vehículo válido para superar la pobreza, hoy está claro que es más bien un biombo discriminatorio entre pobreza y riqueza. La “justicia verde” es una forma de reparar a los que sufrieron arbitrariamente los costos del crecimiento sin límites. Un desarrollo justo y equitativo no enriquece a unos pocos y empobrece al resto, sino que mejora el bienestar general, presente y futuro, de todas las comunidades. Tercero, los últimos lugares naturales salvajes que van quedando deben estar resguardados y libres de actividades extractivas. Los parques nacionales, en mar y en tierra, nos permitirán proteger la biodiversidad y enfrentar mejor el cambio climático. Pero también traerán beneficios económicos y empleos basados en turismo de naturaleza y mayores producciones locales. Cuarto, ya no podemos tener industrias de tan alto impacto ambiental. Las termoeléctricas a carbón y las salmoneras, por ejemplo, dañan la naturaleza de manera constante y significativa, además de producir bienes que tienen alternativas sustentables. Estas actividades perjudiciales no tienen cabida en un mundo que necesita recuperar el balance entre economía y naturaleza. Quinto, se requiere fortalecer el control social sobre la política y las industrias. Es evidente que los órganos reguladores y fiscalizadores de los grandes sectores económicos no han sido capaces de contener a las empresas reguladas o, en ocasiones, han sido cooptados por ellas. Las personas y grupos organizados deben gozar de mayor acceso a información pública, a la participación política y a la justicia, que son los derechos consagrados en el acuerdo de Escazú y que Chile no firmó. De esta manera, nuestra sociedad contaría con más herramientas para controlar la corrupción, las decisiones del Estado y el comportamiento de las empresas.


Por último, quizás lo más difícil, esta profunda crisis no se resolverá sin cooperación entre quienes pensamos distinto, pero que compartimos el mismo problema. No se trata de llenarnos de poesía ambiental o de acuerdos que no cambian nada. Al contrario, Chile requiere un proyecto común, transformador y duradero, que ponga la reparación de nuestra relación con la naturaleza en el centro de la política. (publicado originalmente en el Diario La Tercera, 18/12/2020)


AGUA LIBRE Francisca Robles, Francisca Álvarez y María José Durán *

Una nube es portadora de tus aguas. Río una nube desciende y escurre por tu cuerpo. Montaña y desciendes libre, Agua continúa tu descenso sin prisa y sin pausa que nada y nadie frene tu caudal fúndete con la tierra y suaviza las piedras Río dulce, que siga tu peregrinaje desde lo alto y baja hondo transfórmate en agua salada y expande tu cuerpo que alcance nuestro cuerpo ínfimo, que no es más que una porción de nube y río. *


Unidas por el Agua las tres llegamos a reunirnos por primera vez, cruzamos la ciudad y cuestas, en micro, en bus y a pie. Santiago entre el fuego de Noviembre el agua, los gases y la fuerza. Pensamos que de coser un paisaje este algo traería para contar del Agua quizás nos enseñaría y de cómo habría que actuar. Agua Libre nuestra residencia de creación y también algo más, una reunión de siete días donde pausamos para aprender con las manos, sobre el ciclo del Agua. Montañas, Lagunas y Río, Nube, Luna y Sol, un paisaje de la Cordillera Andina que es contenedor. Dibujamos con cuerpos de tela el camino que el Agua podría tomar con la intuición sumergida en el juego, en urgencia de imaginar su libertad, porque libre es el Agua que queremos pronunciar. Agua textil, amiga de la infancia, y el pequeño paisaje de género que nos lograron acercar, y ver cómo es que los grandes, nos han enredado el caudal. Mientras que en las manos de un niño cauces de agua en movimiento se trasladan sin cesar, se hace serpiente, viento y corriente, abarca los surcos y transforma el lugar.


y si transforma el lugar, transforma el hogar. Aguas viajeras por Chile en forma de lluvia envolviendo su tierra o en gélidas rocas sobre la cordillera, también en leves rocíos que recorren mañanas humedeciendo los valles que de secos no cantan. El bosque Esclerófilo, los bordes de río y lagunas desiertas nos cuentan que el ciclo ya no puede danzar. El humano ha puesto su mano en ella, coordinando ramales, pensando que el Agua se pierde en el mar administrando cada gota de su caudal. Recurso natural es como le llaman, con horarios, salidas y turnos por trabajar, hay lugares en que nunca más la volvieron a divisar. Los adultos olvidan que al Agua no le permiten avanzar con los ritmos del territorio que naturalmente podría alimentar y muy triste que incluso, Agua dulce arrastra el mineral.


AGUA LIBRE nació de estas disyuntivas, de nuestras preocupaciones. Nació del amor a las flores, las plantas y los animales, y también del amor a quienes heredarán nuestra tierra. Despertar a las aguas, por medio de un paisaje de tela, nos ayudó a intercambiar experiencias con niños, niñas, mentes creativas y todas las personas que nos visitaron en el Centro de Estudios del Agua, con quienes recordamos que entre todos también somos el Agua: “seguiremos siendo el río recuperando su caudal”. a las Aguas, siempre resilientes. Noviembre 2019 Créditos fotográficos: Francisca Fernández + autoras




CARTAS DEL MAPOCHO Estudiantes de la Escuela de Arquitectura Universidad Tecnológica Metropolitana UTEM

Estas cartas corresponden a la entrega final del curso Exploraciones Urbanas, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad UTEM, realizada en el CEA. El curso se planteó "el caminar colectivo como resistencia íntima", tomando como territorio un tramo del río Mapocho. En esta ocasión los estudiantes hicieron una caminata de cauce donde pudieron constatar toda la riqueza de biodiversidad urbana y su comportamiento de borde a partir de un recorrido de 5 kilómetros. A partir de la experiencia, y de común acuerdo, se escribieron cartas, las cuales fueron puestas en circulación entre amigxs y familiares. Lo que a continuación se presenta es una selección de esas cartas.


* 10 / 11 / 2019 Te escribo este mensaje viajero suspendido en el río Mapocho. La línea que trazas con tu caminar define el cauce y su extinta belleza, la negativa natural diseñada por mentes obsoletas que no median existencia y eficiencia. Tú que defines esa negativa con invisibilidad y sordera a metros de un hito urbano, exiges soberanía sobre algo que te has condicionado a negar. A ti te digo, revélate como tal. Un individuo soberano nos recuerda mirar el agua, como quien mira a su amante. Cuídala y respétala, y dale dignidad. Zurce el terreno que los obsoletos hirieron. Esta es tu tarea. * 28 / 11 / 2019 Antes, cuando no existían ni teléfonos ni redes sociales, las personas se escribían cartas. Yo no alcancé a vivir esos tiempos, pero cuando deseo demostrarle mis sentimientos a mis seres queridos, les escribo. Para mí no hay nada más bonito, sincero y real. La palabra es lo único que tenemos y nadie nos la puede quitar. En los muros del río se encuentra plasmada.

* CHILE 18 / 10 / 2019 Mi país era un oasis. Pero realmente era un desierto. Un desierto sin equidad, un desierto de indignidad, un desierto de empatía para el que sufre de hambre, por no tener un sueldo ni una pensión que le permita al “roto de tu población de mierda” vivir dignamente. Dignamente, acceso a una salud de calidad. Dignamente, acceso a una educación sin deuda infinita. Dignamente, acceso a un horario que permita compartir con la familia. Dignamente, para que los abuelos no tengan que vivir en la pobreza después de jubilar. Un oasis, eso era. Pero realmente era un desierto. * 20 / 12 / 2020 Han pasado dos meses ya del estallido social.


¿Y si nos cortan el agua? * 21 / 12 / 2020 Antes de nada, o después de todo, seguramente dirán, yo lo hubiese dicho de otra forma, pero así soy yo. Léeme y siente lo que quiero comunicar. Chile no es un borde cualquiera, es un borde-continental, un borde-mar, un borde-cordillera, un bordemontaña, un borde-cerro, un borde-río, un borde-lago, un borde-paisaje. Pero hoy hemos despertado. Y soy montaña-forma, naturaleza-hábito, agua-húmeda-lloro, tierra-sistema-proceso, aire-respiro-lleno-y-vacío, soy fuego-expresión, y soy vientomovimiento-música-y-sonido, animal-especie, expresión. Vivamos. Somos cuerpo clamando cuerpo. 

* 24 / 08 / 2020 LO QUE SOMOS Somos sin duda la belleza que otorgamos al mundo, a los detalles que ponemos atención, al darnos cuenta de las cosas y de los otros, al sentir empatía, compasión, a decidir cambiar nuestras conductas para dejar ver esa divinidad nuestra y de los otros. Somos las preguntas que nos hacemos, aquellas que nos acercan a la verdad, somos todos los cambios de enfoque, el retractarnos cuando nos equivocamos, y pedir disculpas, somos el cómo nos relacionamos con otros. Somos lo que debe cambiar, y también los errores del pasado. La comunidad, los tiempos de crisis, el no estar solos, el buscar juntos, el buscar dentro a modo personal, y también buscar como el colectivo que somos, el conversar, el entender desde la sensibilidad, de lograr cultivar en nosotros la empatía, reconocernos a nosotros mismos en los otros. Somos un cuerpo. Somos el no ser, el aislamiento, el confinamiento, la no-presencia, la ventana metafórica de lo que somos, creamos textos, leemos textos, los comentamos entre  Estudiantes: Catalina Aguilar, Cristóbal Aguilera, Antonia Cayupe, Almendra Gómez, Gabriela Ibarra, Angélica López, Gonzalo Mallega, Kalú Merino, Berenice Miño, Camila Muñoz, Gisselle Muñoz, Constanza Núñez, Camila Quiroz, Cristofher Reyes, Katrina Reyes, Mitzi Riveros, Manuel Ruiz, Valentina Sánchez, Susana Sandoval, Ignacio Saravia, Sussy Valenzuela, Alonso Vergara, Camilo Zambrano, Patricio Zamora.


nosotros, y finalmente así, a la distancia, se produce de igual manera un contacto entre nosotros, porque nos necesitamos, porque somos expresión, porque somos cariño. Somos historia, sujetos de la historia, somos reflexiones, somos el pasado, somos aquellos que miran hacia el futuro, somos clase media, clase obrera, pobres, somos el estallido de la sociedad, somos la pandemia, las crisis hídricas, el robo de tierras, el hambre. Somos el ahora, somos el aquí, somos el donde estamos, somos lo que nos rodea, lo que está debajo de nuestros pies, lo que está por sobre nuestras cabezas, somos lo que está dentro, lo profundo, las raíces, nuestra cultura, nuestros valores, nuestras creencias. Somos las enseñanzas del pasado, las brechas sociales, las injusticias, somos también el empoderamiento, tenemos el potencial de elevar nuestras conciencias, de encontrarnos los unos con los otros, y con nosotros mismos, repensar y no dar todo por sentado, incluyendo nuestra propia humanidad. Y somos en lo que creemos. Somos la empatía que vemos en el mundo, el respeto que le damos a los otros y a nosotros mismos, somos la libertad de expresarnos y de luchar por ser escuchados, somos la bondad que entregamos y que vemos en los ojos del otro, la comunidad, la justicia que buscamos para los otros y para nosotros mismos, somos nuestras intuiciones, nuestro pasado, lo que heredamos con fuerza de este cuerpo vivo, el ser, el existir, somos lealtad, nobleza, somos resiliencia . * 2 / 11 / 2020 Y nuevamente sangra el río.

 Estudiantes: Felipe Ayala, Bastián Catrín, Magalier Eliud, Diego Fuentes, Javiera Fuentes, Cristhofer Leiva, Bryan Lobos, Valentina Pizarro, Camila Quiroz, Camila Ramírez, Mirka Richter, Juan Rubio, Saynett Strahalm.




ATRAPANIEBLAS Carolina Castro

Cerro Moreno, uno de los oasis de niebla más densos del Desierto de Atacama, conserva vestigios de una importante ocupación humana, así como también de la cacería del guanaco. ¿De dónde obtendrían entonces el agua para su subsistencia?. El eco-antropólogo Horacio Larraín hizo una exploración a mediados de los años sesenta donde pudo observar a familias de guanacos bebiendo el agua de la camanchaca (la niebla costera del norte de Chile) condensada en su tupido pelaje: se lamian los unos a otros. Años más tarde Larraín conocería al físico Carlos Espinoza, quién lo introdujo en el oficio de atrapar el agua de la camanchaca mediante la tecnología del atrapaniebla. Impresionado por la posibilidad de entregar agua de la mejor calidad, tanto para la vida humana en caletas alejadas y ciudades, como para irrigar ecosistemas desérticos, trastornados por una creciente y pavorosa desertización, Larraín se embarcó a comienzos de los años ochenta, junto a sus colegas del Instituto de Geografía de la Universidad del Norte, en una exploración a la que dedicaría su vida. Buscando mejorar los modelos y productividad de atrapanieblas anteriores, diseñó junto a su alumno Nazareno Carvajal una estructura de madera, soportada en base a dos postes de eucaliptus bien anclados a tierra, entre los que se despliega como una cortina, una malla raschel. Las medidas de un atrapanieblas pueden variar entre 1 y 90m2, debe ser instalado de cara al sur este, y a una altura de entre 650 y 950 msnm., pudiendo capturar hasta 5 litros de agua, totalmente potable, por metro cuadrado al día. Inicialmente éstos se instalaron en la zona del Tofo, región de Coquimbo a unos 30km de la costa del Océano Pacífico. Larraín, gracias al apoyo de la geógrafa Pilar Cereceda, creó allí su primer laboratorio de nubes, abasteciendo el lugar con suficiente agua para el consumo diario, y logrando acumular hasta 3,000 litros al día. La eco-antropología, término acuñado por Larraín, busca enfatizar el estudio de la relación íntima entre la geografía (paisajes) y las formas culturales que los ocupan, revalorizando el escenario geográfico, los recursos y las características del medio-ambiente natural en que se insertan  Horacio Larraín Barros es Magister en Arqueología por la Universidad Nacional Autónoma de México (1970); Magister (M.A. 1979) y Doctor (Ph.D. 1984) en Antropología Social por la State University of New York (Stony Brook). Posee estudios avanzados en Biología y Geografía (Innsbrucker Universität, Universidad Católica de Valparaíso y Santiago, y Universidad de Chile).


Dado el éxito de esta investigación, continuaron experiencias en otros oasis de niebla del norte de Chile como Alto Patache, Cerro Moreno y Chañaral. En este último se encuentra actualmente uno de los casos más exitosos, la comunidad de Chañaral creó la Asociación de atrapanieblas logrando instalar más de 20 aparatos, creando depósitos de agua y cultivando hortalizas, plantas medicinales y flores, abasteciendo de agua dulce a una importante comunidad costera, donde el recurso hídrico era escaso o nulo. La camanchaca es una fuente de agua para el futuro, dice Larraín, quien aún espera poder ver el desarrollo industrial de la cosecha de nubes. Bajo el contexto actual de cambio climático los estudios estiman que para el 2030 casi la mitad de la población mundial vivirá en zonas de estrés hídrico, en este escenario las investigaciones lideradas por Larraín en los últimos cuarenta años, nos ofrecen la oportunidad de proveer agua dulce a bajo costo y de una forma creativa. En 2012 la curadora Chus Martínez contactó a Larraín para saber detalles de su experiencia con la camanchaca e invitarlo a ser parte de una de las exposiciones más importantes del mundo: la Documenta de Kassel, que en su edición número 13 ponía el foco investigaciones realizadas en diversos campos científicos y artísticos, así como otros conocimientos, tanto antiguos como contemporáneos. Larraín envió 600 diapositivas de las experiencias ya descritas, las que actualmente forman parte de la colección de esta institución. Créditos fotográficos: Horacio antropologia.blogspot.com

Larraín

Barros.

Fuente:

https://eco-




EL PAISAJE DEL AGUA EN SOCOROMA Región de Arica y Parinacota. Rosa Chandía-Jaure

Hablar de Socoroma es hablar de agua y cultura; es hablar de comunidad, de conocimientos, adaptación y resistencia. Socoroma es el nombre del pueblo, y significa en Aymara “agua que corre” (Mamani, 2010). Sus habitantes preservan una forma de vida vinculada íntimamente al sistema ecológico dominante en su territorio, donde el agua es el eje articulador del paisaje que han construido los antepasados, asociado a la producción agrícola de montaña, el cual las distintas generaciones han heredado y mantenido en el tiempo. Representa el dominio de técnicas constructivas asociadas a la disponibilidad local de materiales, junto con el “saber hacer”, enlazado a un conjunto de ciertas reglas sociales y la construcción de imaginarios en torno a lo sagrado, para la reproducción cultural del conocimiento que permite vida en el ambiente (Godelier, 1989). Socoroma se localiza en el territorio alto andino del norte de Chile, a 21º de latitud sur y a 3.300 metros sobre el mar. Sus antecedentes de ocupación humana datan del tiempo de la cultura Tiwanaku; estuvo bajo el dominio de los Señoríos Altiplánicos.


Luego llegó el Inca desde el norte y sus evidencias se observan en la presencia del Qhapaq Ñan. La colonización española, dejó huellas en la superposición del damero en la estructura urbana del pueblo y en la presencia de una Iglesia de Adobe del siglo XVI. En épocas más recientes, el proceso de chilenización posterior a la definición de los límites fronterizos del siglo XIX y la construcción de carreteras para mejorar la conectividad con la ciudad han sido determinantes. En síntesis, su paisaje es el resultante de una superposición de sociedades y culturas que fueron dejando su vestigio en el tiempo para constituir el espacio habitado, donde la comunidad se ha adaptado a las diversas transformaciones ambientales, culturales y sociales para mantenerse vigente hasta nuestros días. Pese a todas las adaptaciones a las cuales se ha sometido, no ha transformado su relación sagrada con el entorno y especialmente con el agua. Actualmente es un paisaje agrícola de terrazas de piedra, con cultivos ancestrales de maíz y papa, al cual se sumó a partir de mediados del siglo XX el orégano como fuente de intercambio económico. Sus habitantes son una comunidad indígena Aymara, cuya población permanente se ha ido reduciendo en el tiempo, producto de la migración de la población joven a la ciudad. Pese a esto, los herederos de esta comunidad, mantienen sus vínculos productivos con el pueblo y los abuelos. Se sienten representados con el conjunto de tradiciones y actos simbólicos donde se sincronizan visiones de la religión católica con la cosmovisión andina, para la reproducción del saber local, asociado a actividades propias del ciclo agrícola. En la década de 1980, la antropóloga Milka Castro observó desde una mirada etnográfica el quehacer de los habitantes de Socoroma. Desde la observación de las prácticas habituales, propuso la existencia de una Cultura Hídrica en el norte de Chile (Castro, 1992) y ejemplificó esto en las observaciones realizadas en torno a la vida cotidiana, evidenciando la importancia del agua en distintos planos o dimensiones donde la sociedad se desenvuelve. Observó, a partir del riego por Chipalla– técnica local para guiar el agua en forma gravitacional a través de trazados en el suelo con una vara, desde un caudal hacia una planta específica-, cómo se podía leer un conjunto de relaciones en distintas escalas de observación, que conectaban todo el territorio con el agua dominante, tanto en el interior de una parcela de cultivo, como también en la cuenca hidrográfica. Además, conectaban al individuo con su presente y sus forma de relacionarse en su comunidad, como también con sus antepasados y sus elementos sagrados existentes en el territorio como el agua, los cerros, las montañas, la flora, la fauna, el suelo y el cielo para situar al hombre en el entorno que coexiste con otras formas de vida presentes en la naturaleza. El paisaje construido persiste en el tiempo, manteniendo las lógicas de ocupación del territorio originarias. El desplazamiento gravitacional del agua, guía en un comienzo, la definición del territorio irrigado, de los espacios hidráulicos (Barceló, 1989), cuya


primera acción es la captación del agua que escurre en forma natural por alguna de las quebradas de agua permanente, para definir el trazado inicial de un caudal capturado – un canal matriz-. A partir de este canal matriz, se traza una línea divisoria entre dos paisajes, aquel que se modelará desde el canal hacia abajo, sobre el cual se construirá una red de canales derivados primarios, secundarios y terciarios, que guiarán el movimiento del agua por gravedad, definirán la distribución por parcelas y la ubicación del asentamiento humano. El segundo paisaje será aquel localizado desde el canal matriz hacia arriba, la ladera preexistente de montaña que no será alterada. Los trazados de los canales tienen implícita una profunda carga de conocimiento técnico: sobre el manejo de las pendientes mínimas y máximas posibles para la construcción del suelo productivo; sobre los niveles de rugosidad de los canales según dimensiones y pendiente, y también sobre posibles multifuncionalidades, asociadas al desplazamiento del agua, a la contención de laderas para controlar la erosión laminar, y el eventual drenaje de sus excedentes hacia las capas inferiores del suelo. Cada canal tiene una función jerárquica y un nombre: Jalanta, Contra y Chipalla, son ejemplos de tipos de canales de riego que van creando la estructura principal sobre la cual se compone el paisaje (Chandia-Jaure, 2017). El trazado de los espacios irrigados es el punto inicial para el posterior modelado del paisaje, donde se modifican las pendientes naturales de las laderas, a través de la construcción de muros de piedra apilada en seco. Apilar piedra sin aglomerante implica una serie de limitaciones, vinculadas tanto a la disponibilidad del material, como a las capacidades humanas de poder levantar muros sin riesgos de desmoronamiento. El saber asociado, se vincula a un extenso proceso que se da a través de generaciones de ensayo de acierto y error, para llegar a definir algunos parámetros que ayudan a conseguir el objetivo deseado. Este modelado permite crear suelo productivo a través del conjunto de terrazas de piedra, por las cuales el agua irrigará cada espacio construido. Se crea un sistema espacial que conecta las laderas, los muros de piedra, los canales de riego, y los cultivos, dando una forma característica al paisaje, que contiene el riesgo de derrumbes y permite el desplazamiento gravitacional del agua y la mantención de la humedad y la temperatura, en un clima de alta radiación solar y baja humedad ambiental. El sistema hidráulico y el sistema espacial-constructivo se perpetúan en el tiempo como huellas en el territorio, incluso frente a su eventual abandono por parte del grupo humano. Sin embargo, su funcionamiento depende de prácticas sociales y culturales. Se trata de complejas relaciones que dan cuerpo a una mirada integral sobre el territorio, donde el agua se conecta con la comunidad desde lo cotidiano y lo simbólico. Lo cotidiano se vincula al riego, y la distribución comunitaria del agua disponible, lo cual implica un nivel de organización formal, asociada a las Comunidades de Agua y el reparto del caudal anual entre los cuatro espacios irrigados


comunitarios. Pero no es suficiente. Se requiere además, una organización del ciclo informal para el riego, para distribuir el agua en el día a día, según las necesidades que van surgiendo. Esta organización informal, es fundamental para la mantención en el tiempo de la productividad local y tiene intrínseca una fuente de conocimientos sobre organización comunitaria para el reparto por turnos del caudal disponible, cuyas reglas no están escritas, sino que son transmitidas por tradición oral, bajo la responsabilidad de las autoridades locales del agua. El patrimonio inmaterial que la comunidad ha construido en siglos de historia constituye un cuerpo de saberes en torno a los distintos planos de la realidad, que se retransmiten o se expresan para la construcción de imaginarios locales, que ayudan de manera intrínseca a describir aquel territorio que no debe ser olvidado por las generaciones futuras. Entre las numerosas expresiones que revalidan los imaginarios en torno al agua y el territorio, se puede observar la Fiesta de la Cruz de Mayo, uno de los actos rituales más profundos. Se asocia al culto a los cerros sagrados y la reconstrucción permanente del mapa simbólico del territorio. Según el calendario agrícola, se realiza en tiempo de cosecha, y por lo tanto representa el cierre del ciclo agrícola. El culto a los cerros y el agua son parte esencial de la vida social y cultural de los campesinos locales, expresándose en sus fiestas, calendarios rituales, tradición oral y las principales labores de la tierra (Choque Mariño & Pizarro, 2013). Esta fiesta representa la cosmología local, en un homenaje simultáneo a tres cruces localizadas en cerros sagrados: Cruz del Calvario en el cerro Calvario, Cruz Yapabelina en el cerro Vilasamanani, y Cruz de Milagros en el cerro Tata Jiwata. La peregrinación a las cruces es extenuante, donde el recorrido más extenso, es hacia la Cruz de Milagros, ubicada a unas 12 horas de recorrido a pie desde el pueblo, a unos 4600 msnm. Pese a las dificultades del camino, los miembros de la comunidad realizan anualmente esta peregrinación, que en su paso permiten validar la propiedad del territorio por parte de la comunidad, reconociendo senderos de peregrinación, cerros protectores y deslindes territoriales demarcados con apachetas y cruces. Habitualmente, el conocimiento espacial del territorio se encuentra sectorizado según grupos familiares, en función de la cruz de la cual cada grupo familiar es devoto. La peregrinación simultánea de cada grupo familiar a cada una de las cruces también implica el recordatorio de otras cruces secundarias dependientes de la cruz principal, las cuales terminan realizando el trazado de los caminos simbólicos que representan el dominio del territorio socoromeño. La representación física del trazado de estos caminos ha podido constatar la correlación directa entre el origen de los cursos de agua que abastecen al pueblo y los límites de la cuenca hidrográfica.


El paisaje productivo construye imaginarios territoriales en torno a las prácticas culturales vinculadas a la revalidación del territorio que se habita, donde el riego es un arte que permite configurar un espacio y mantener vigente un territorio en el tiempo. El rito permite además el reconocimiento de una unidad territorial mayor que está presente en forma implícita desde la cosmovisión andina: la cuenca hidrográfica representada por la condición sagrada de las montañas como fuentes proveedoras de los recursos necesarios para la existencia. Referencias bibliográficas. Barceló, M. (1989). El Diseño de Espacios Irrigados en Al Andalus. El Agua En Zonas Áridas. I Coloquio de Historia y Medio Físico, XV–L. Castro, M. (1992). Cultura Hídrica, un caso en Chile. Unesco. Chandia-Jaure, R. (2017). Los espacios hidráulicos en un paisaje andino. Un modelo técnico de adaptación local. Bitácora Urbano Territorial, 27(3), 51–60. https://doi.org/10.15446/bitacora.v27n3.53651 Chandia-Jaure, R., & Godoy, D. (2017). Paisajes Vulnerables. Relecturas colectivas del territorio rural andino (VTTE-UTEM (ed.)). Universidad Tecnológica Metropolitana. Choque Mariño, C., & Pizarro, E. (2013). Identidades, continuidades y rupturas en el culto al agua y a los cerros en Socoroma, una comunidad andina de los Altos de Arica. Estudios Atacameños, 45, 55–74. Godelier, M. (1989). Lo ideal y lo material. Pensamiento, economías, sociedades. In A. Desmont (Ed.), Lo ideal y lo material. Altea, Taurus, Alfaguara. https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/2076923/mod_resource/content/0/Godelier_Mauric e_Lo_ideal_y_lo_material.pdf Mamani, M. (2010). Estudio de la toponimia: Región de Arica y Parinacota y Región de Tarapacá. Origen y significado de nombres de lugares del norte chileno (Vol. 1). Universidad de Tarapacá. Referencias de Imágenes: Mapa cuenca de Socoroma, con cruces y cultivos. (Chandia-Jaure & Godoy, 2017) Vista Cerro Milagros, Putre. Autora: Rosa Chandia-Jaure, mayo 2018. Se observa el paisaje simbólico: el límite mas alto de la cuenca hidrográfica, uno de los cerros sagrados y el origen del Rio Aroma, que abastece al pueblo varios kilómetros aguas abajo. Vista Aérea parcela cultivo orégano. Autor: Mario Villagrán, mayo 2019. Se observa el paisaje cotidiano: se modelan las laderas, se construyen muros de piedra y los canales de


riego. Se observan las Chipallas, líneas en el suelo dibujadas para guiar el agua precisa a cada una de las plantas de orégano.



LA CAÍDA DEL AGUA Ejercicio Integrado año 2014: EARQ_UCN Claudio Galeno-Ibaceta


“La caída del agua” fue la acción final de un “Ejercicio Integrado” realizado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, en las canteras al sur de las Ruinas de Huanchaca, en Antofagasta en octubre del 2014. Los “integrados” han sido una actividad pedagógica, que ha tenido por objetivo congregar disciplinas, profesores y estudiantes en torno a la construcción de una obra y en ciertos casos liderados por profesores invitados. En este caso, la elaboración de la obra reunió por cinco días a los alumnos de los talleres 3, 4, 5 y 6, coordinados por los profesores: Claudio Galeno y Sergio Alfaro, y por los invitados, el artista Sebastián Preece y el arquitecto Sebastián de la Fuente. El tema central sería el agua.  El agua ha sido un tema central para la vida en el desierto de Atacama, y fundamental para Antofagasta, que se fundó en la segunda mitad del siglo XIX en un desierto costero sin las necesarias fuentes de agua dulce, contraviniendo toda lógica de fundación de asentamientos, por lo que se le ha denominado como la ciudad adversa. Por un lado, la forma de llegar a estos paisajes desérticos era casi únicamente mediante la navegación marítima. En ese sentido, antes de que se iniciase el poblamiento de estos adversos parajes, se sabe (gracias a bitácoras de viaje) que el área era transitada por piratas, como Drake, y naturalistas, como Darwin, entre muchos otros. Pero desde el momento de que se encuentran yacimientos, de salitre y plata, fue necesario formar y establecer un puerto, y para abastecerse de agua dulce fue necesario trasladarla en barriles desde las escasas vertientes por la costa, pero principalmente utilizar la tecnología de las máquinas destiladoras de agua de mar, conocidas como resacadoras. No obstante, el agua de las destiladoras, era costosa y de sabor desagradable. El agua canalizada llegó en 1892, gracias a la Compañía Huanchaca, la cual mediante tuberías la transportó desde los ríos precordilleranos para surtir de agua el ferrocarril y su nueva y monumental fundición de plata de Playa Blanca (ruinas al costado norte del sitio del ejercicio) con la company town que la acompañaba. Además, gracias a estas canalizaciones también se pudo surtir a la incipiente ciudad. En el desierto, la presencia del agua es un acontecimiento, una anomalía que reúne y marca hitos en el territorio. Por ejemplo, la aguada de Cerro Moreno, de la cual se abastecían los changos (pueblo originario nativo de la costa) era conocida y visitada por los navegantes para abastecerse de agua dulce.  Los talleres y profesores participantes fueron: Taller 3 Cobijo: Claudio Galeno-Ibaceta y Elda Vásquez; Taller 4 Recurso: Sergio Alfaro Malatesta y Mónica Serrano; Taller 5 Lenguaje: José Luis Santelices y Juan Alday; y Taller 6 Contexto: Claudio Ostria González y Estelí Slachevsky.


El río Loa, es el único cauce que cruza el desierto de Atacama desde la precordillera hasta el mar. En su trayecto permitió que se formaran algunos fundamentales oasis, como Chiu-Chiu, Calama y Quillagua Otro espacio reconocido como un acontecimiento en el desierto, ha sido Ojo de Opache, al oeste de Calama, una vertiente en una quebrada que incluye caídas de agua, y que congrega flora y fauna endémica, así como vestigios paleontológicos. En ese sentido, son muchos los estímulos, y significados que le otorgan sentido a realizar esta acción con el agua teniendo como escenario la geología desnuda del desierto. Los profesores de los talleres acordaron realizar un ejercicio que fuese en Antofagasta, en las antiguas canteras hacia el sur del monumento industrial conocido como Ruinas de Huanchaca, donde la extracción de piedras para el puerto en la década del veinte, dejó un extenso acantilado pétreo muy fracturado. Bajo esas premisas, se reflexionó sobre el traslado del agua y de su presencia/ausencia en el paisaje del desierto. El ejercicio debería experimentar en sus sistemas de desplazamiento, y finalmente los profesores en colaboración con Preece y de la Fuente lo enfocaron en la exploración de la forma de eyección y caída del agua desde lo alto de una pared rocosa de alrededor de 23 metros de altura. La reflexión sobre los sistemas del agua, podría abarcar desde acueductos a canaletas, canales y bocatomas; sin embargo, debido a la elección del sitio, se decidió realizar una intervención efímera que no dejase huella, a no ser la producida por el escurrimiento del agua. El acantilado-cantera sería la escena de la experimentación con el agua y de observación de sus efectos sobre las rocas a partir de la acción de cascadas. En los patios y Taller de Modelos de la Escuela de Arquitectura, se diseñaron y construyeron prototipos, para luego realizar testeos sobre las formas de caída del agua. El producto de ese proceso fueron unos aplanados cucharones de maderas recubiertas de plástico. Una vez ajustados los diseños, fueron construidos tres cucharones de madera escala 1:1. Por otro lado y en paralelo, el área en torno a la muralla elegida para la acción, fue limpiada y adecuada para la culminación de la obra.


La acción se efectuó al final de la tarde del martes 21 de octubre de 2014. Durante el día, los cucharones fueron posicionados y asegurados en la parte superior del acantilado. Un camión cisterna llegó cargado de agua de mar y fue vertido a través de los cucharones para formar las cascadas. Las rocas fueron bañadas, cambiando de color. El agua se infiltró por sus fracturas, lo que provocó que algunas se desprendieran, sumando al acontecimiento, el tronar de las rocas, lo que provocó un espectáculo sonoro inesperado y exultante.

Créditos fotografícos: Francisco Díaz Inostroza




COSTA SECA Máximo Corvalán-Pincheira

COSTA SECA (2017), acción gráfica donde se traza el área en disputa entre Chile y Perú, con un carro tizador y salitre, en la frontera de ambos países. El problema se produce cuando se llega al mar. En el ir y venir de la marea, la línea se va borrando constantemente, insistiendo una y otra vez en re-dibujar, convirtiendo el gesto en una tarea obsesiva y absurda. Los proyectos e instalaciones de Máximo Corvalán-Pincheira dan cuenta de una profunda reflexión sobre las contradicciones de la sociedad moderna de consumo. A través de su obra busca referir, en forma irónica, la subsistencia de problemas contingentes no solucionados, tales como los procesos históricos del último tiempo, la inmigración o los levantamientos sociales. Esta obra fue parte de la residencia Hawapi y de la Bienalsur. Créditos fotográficos: Máximo Corvalán-Pincheira




LOS DURMIENTES Enrique Ramírez

LOS DURMIENTES (2014) toca un episodio particularmente abominable de la dictadura chilena: las víctimas, algunas aún vivas, fueron arrojadas al mar desde


helicópteros, atadas a amarres ferroviarios. El título significa durmientes y lazos de ferrocarril. Los durmientes es un tríptico de video que presenta simultáneamente tres actos y tres temporalidades diferentes de esta historia. Créditos fotográficos: Enrique Ramírez



¿DÓNDE ESTÁN? Margarita Bustos

¿Dónde están? Cuando probé el mar por primera vez su sabor escarlata secó mi boca bebí culpas en vaivén y recogida en recogida y vaivén aún buscamos los nombres y los huiros extienden sus brazos en la tarea Incesante la espuma rumorea cuán cerca estamos siempre a punto del hallazgo cuarenta y seis años en cuenta regresiva recesiva amnésica aprisionándose en esta orilla bebí culpas mar adentro. Ejercicio de agua

aletargada


El estallido del agua/su sordera entra por el rostro/devora la piel/los ojos/su estallido horadando la vida hasta la médula/el agua vitta como excusa para limpiarnos la libertad extravía(da), el agua separándonos y agitándonos como moléculas a punto de evaporarse/ Y justo en el punto de ebullición recordamos que el agua sobre nuestra cabezas aún aguarda a que gritemos su nombre/el que hemos perdido/el perenne durmiente bajo el sonido. Marea en luto

(A los habitantes de Chiloé)

Mientras el mar amargo se arremolina y nos ahoga resistimos. No creer en futuro parece ser la respuesta mirar el corazón resquebrajarse para luego dejarlo secar en el viaje sus latidos se tornan más lentos y mientras los trazos permiten tejer uno nuevo de lana en viaje de óxidos flotantes de silenciosas luces resistimos. (De: Mujeres y ausencias. Inédito)


LA ISLA (RECONOCIMIENTO) Rainer Krause

El proyecto surgió como tal en 2016, cuando formulé una solicitud de financiamiento al Fondo de las Culturas y las Artes, FONDART, del Consejo de la Cultura del Gobierno de Chile. No obstante, desde que llegué a Chile en 1987 me fascinó el sonido constante y omnipresente de las costas marítimas. Las primeras grabaciones en las orillas del mar, y más tarde en las de los múltiples lagos del sur de Chile, las realicé con una casetera china barata, con micrófono incorporado. Obviamente, se escuchó más el funcionamiento de la casetera misma que las olas. Idear un proyecto a través de estos registros tardó más de 25 años, en los cuales la situación económica del país cambió drásticamente. Los múltiples tratados de libre comercio pos dictatoriales con el resto del mundo permitieron el acceso cada vez más conveniente a equipos de audio de un cierto estándar tecnológico. Además, la estabilización de mi propia situación financiera me permitió más frecuentemente viajar a las costas, en partes a miles de kilómetros de distancia. Pero la formulación del proyecto no se basó exclusivamente en mi "gusto" por este tipo de sonidos. De formación como pintor, mi manera de desarrollar un proyecto implica hacer conexiones nuevas y tener una base de reflexión con potencial de ampliar el proyecto más allá de mis propias intenciones. No me recuerdo exactamente cómo surgió el hecho de entender Sudamérica como una isla. La experiencia vivida de casi 30 años en este continente, me hizo familiar hace tiempo una cierta identificación de lo latinoamericano. Pero eso no es exactamente lo mismo que el subcontinente Sudamericano, con sus culturas no latinas y con las culturas latinas fuera del subcontinente. Sea como sea, en un momento se me cruzaron las ideas de la isla continental con los sonidos que la rodea. Entender Sudamérica como isla significa desprenderse de su “contenido”, dialécticamente anclado al “continente”. La isla, al contrario, y como menciona Michel


Serres, se define por su orilla, por la delgada franja entre la tierra firme y el agua en movimiento. Y en sentido estricto, no es un paisaje, es una línea (dinámica), un dibujo. El proyecto “La isla [reconocimiento]” resultó ser un proyecto de arte medial, basado en la contribución y colaboración de los habitantes (y visitantes) de Sudamérica y consiste en tres instancias de experiencia, interacción y construcción estética: 1- El uso de una aplicación para celulares en zonas geográficas específicas de Sudamérica. 2- La navegación en una página web en desarrollo constante. 3- La relación corporal con una instalación visual-sonora en el contexto del arte contemporáneo. Como cuarta instancia, más bien de reflexión crítica, se publicó el libro-catálogo del proyecto. [1] app La aplicación para celulares es descargable gratuitamente desde internet. A través de los stores de Apple y Android, se llega a un público interesado en nuevas funciones de su teléfono móvil. La app “La isla reconocimiento” propone un leve cambio en el uso del dispositivo técnico. Con una sola operación, el usuario puede grabar tres minutos de audio con el micrófono interno, generar coordenadas geolocalizadas de esta grabación y enviar los sonidos registrados y datos a la página web del proyecto. Para participar en el proyecto, el usuario debe grabar los sonidos costeros (olas del mar o de un lago, susurro de la corriente de agua, chapoteo entre rocas, etc.), acercándose lo mejor posible a la fuente, protegiendo el micrófono del viento (p. ej., tapándolo con una prenda de lana) y sin cambiar su posición mientras graba. En caso de que en el lugar de la grabación no haya redes disponibles, la aplicación permite guardar los sonidos y datos en el celular hasta cuando se restablezca la conexión. Con esta aplicación se utiliza la tecnología comunicacional cotidiana como herramienta para proporcionar experiencia: tres minutos de registro sonoro también son tres minutos de escucha. Con la percepción consciente del agua en su entorno, este entorno costero se transforma en objeto de percepción estética. El autor del registro es parte de este paisaje, su posición frente a la fuente sonora define como el acontecimiento acústico se lo presenta. La experiencia auditiva puede -ojalá- gatillar un proceso de sensibilización hacia la dimensión sonora del mundo. El dispositivo técnico (el teléfono móvil más la aplicación) construye un documento “archivable” de esta experiencia, relacionando los datos “sonido”, “lugar”, “fecha” y “sujeto de la experiencia”. Al enviar este documento a la página web, se separa la experiencia de la situación singular y permite relacionarla con experiencias de otros.  Michel Serres. El parásito (2013)


Por lo tanto, el objeto de escucha (el mar en la costa, el lago) cobra relevancia reflexiva: ¿qué distingue a estos lugares geográficos respecto de otros? [2] web La página web http://la-islareconocimiento.cl/ con el dibujo del subcontinente sudamericano en permanente actualización es de libre acceso desde cualquier computador. Un clic del usuario encima de los puntos geolocalizados permite escuchar los sonidos y acceder a los datos de grabación proporcionados por sus autores. En la página web se establecen relaciones geográfico-temporales entre las múltiples experiencias de escucha gracias a un software que construye un mapa a partir de los puntos de grabación sonora georreferencializados y las conexiones lineales que se producen entre ellos. Mientras más sonidos marítimo-costeros hay, más precisa es la configuración del mapa del subcontinente sudamericano. Sin experiencia sonora no hay documento, no hay ubicación en el mapa. Este aspecto construye una diferencia con otros mapas sonoros en internet, donde el sonido está inserto en un mapa preexistente, relacionando el sonido con un lugar geográfico, social, cultural o político. “La isla [reconocimiento]” relaciona primariamente un sonido con otros sonidos, del mismo tipo, pero singularmente diferente. Recién una cierta cantidad de sonidos vecinos permite identificar un lugar geográfico, extrasonoro, significante. Este mapa visualiza entonces las situaciones de percepción sonora descentralizadas en las cuales una cantidad creciente de co-actores generan y precisan la forma singular del mapa. Funciona también como metáfora de construcción identitaria: “La isla” requiere el “reconocimiento” desde múltiples puntos de escucha para que se parezca a sí misma. Hasta ahora (octubre 2020) hay 480 registro de las costas sudamericanas de más de 60 autores en el mapa. Una segunda función de la página web consiste en la construcción de un an-archivo  del proyecto, con sus actividades, su desarrollo y sus alcances a través de links a textos y documentos que rodean, amplían, especifican y relativizan la propuesta estéticoconceptual de “La isla”, http://la-isla-reconocimiento.cl/blog/. “La isla [an_archivo]” es parte íntegra del proyecto, como un espacio en permanente movimiento (en este sentido similar como el mapa mismo) y contiene material de reflexión respecto de la singular formación geográfica -la isla– y sus componentes constitutivos: costas, habitantes, las olas, acontecimientos, historia(s), cartografía, etc. Los visitantes del  “An_archivos lo entiendo como una actividad alternativa al archivo. Solamente existen como modi operandi […]. An_archivos se desarrollan en la perspectiva de una lógica de pluralidad y de la riqueza de variedades. Son especialmente aptos de manejar acontecimientos y movimientos, sensaciones basadas en el tiempo. An_archivos no reclaman un liderazgo. No reclaman el conocimiento sobre la verdad, de donde vienen y a donde van las cosas. […] An_archivos son prácticas lúdicas.” Siegfried Zielinsky: “AnArchive”, en Claudia Giannetti, ed. AnArchive(s) (Oldenburg: Edith-Russ-Haus für Medienkunst, 2014), p. 17 (traducción: Rainer Krause).


an_archivo pueden contribuir a su contenido mediante el envío de material textual y (audio-)visual. [3] instalación La tercera instancia del proyecto tiene formato de instalación visual-sonora en salas de exposiciones. Esta instancia de exhibición “física”, como un “objeto de arte” en una sala, es otra operación de socialización. El uso de un video wall (multipantalla) como dispositivo de visualización desplaza el mapa generado en internet al ámbito de la producción artística reconocida: el gran formato de la pantalla múltiple requiere un distanciamiento físico y reflexivo, permite contemplación y experiencia estética corporal en relación con la imagen, condición que una pantalla única de un computador no cumple. Del modo casi contrario, la instalación de audio envolvente a través de cuatro canales que reproducen aleatoriamente los sonidos costeros recibidos de los celulares, relaciona el sonido con el cuerpo en movimiento del oyente, eliminando la distancia y lo posiciona “en relación al” sonido (de los otros). La exposición es la instancia que visibiliza y audibiliza el rol del autor bajo un concepto de creación colaborativa, desplazando el proyecto desde el contexto cotidiano (celular, turismo, internet) al contexto “especial” del arte. De esta manera, la construcción de sentido por parte del espectador/oyente requiere conocimiento o por lo menos interés previo respecto de la producción artística contemporánea. Por su parte, los dispositivos técnicos adquieren carácter de signo: no es lo mismo interactuar en tiempo real con un mapa cambiante que se muestra en una pantalla, ver un estado off-line de ese mismo mapa o ser espectador de una documentación en formato video. Cada uno de esos soportes origina experiencias estéticas diferentes. [4] libro Por último, el catálogo-libro profundiza la posibilidad de reflexión. La publicación del libro con descripción y reflexión crítica de algunos de sus aspectos, y su circulación en lugares no abarcados por la exhibición, constituyen la segunda operación de desplazamiento, esta vez desde lo transitorio/puntual (exhibición) pero potencialmente omnipresente (internet), a lo estable y en circulación (objeto físico del libro). El libro informa sobre la base del proyecto, pero no sobre el estado actual, documenta su estructura, pero no su forma singular. Créditos fotográficos: ¿?

 Hasta ahora se ha presentado tres veces el proyecto en salas: en Valparaíso, Santiago y Antofagasta.





MARMA Ricardo Loebell

Si viajo en el recuerdo, tengo 10 años y voy sentado en el tren transandino. Algunos, al cruzar la cordillera sienten vértigo. Yo prefiero apreciar la altura y las cimas con algo de nieve. El inspector de ese vagón me observa y me invita a tomar mate al compartimento de enfrente. Tiene una pava pequeña tiznada sobre un anafre que se balancea, en que el agua casi hierve. Las ventanillas se bajan lentamente con el vaivén. El inolvidable aroma de la Pampa se mezcla con el mate y se adhiere al cuerpo. Al día siguiente, al atardecer, llegamos a Buenos Aires. La ciudad tiene otro colorido, ya que la primera luz del día no nace aquí sigilosamente detrás de la cordillera, sino que no tan lejos en el mar. Siento el habla de sus habitantes que se modula en su


expresión marcada y con un gesto de certeza y desahogo, como se escucha en las letras cantadas por Julio Sosa. Así me llega a los oídos. Bebo el vino con agua. Por primera vez soy un extranjero y para siempre... 27 años después, sobrevuelo de regreso aquel corredor que lleva el nombre de Antoine de Saint Exupery, que como mi padre me contaba, nos traía el correo al continente en su avioneta... Pido ahora permiso para viajar en la cabina detrás del copiloto, todavía se aprecia la ferrovía al pie de este paso aéreo internacional, pero el tren desapareció...

Una travesía sin regreso. Eso fue el cruce del Atlántico de Buenos Aires a Génova a bordo del Provence-Marseille, un barco para inmigrantes, en su mayoría de Brasil y de Argentina. Algunos huyen de la dictadura en rumbo a Portugal, España e Italia, para iniciar una nueva vida. En los primeros días, al interior del barco, muy pocos se orientan sin marearse. La travesía dura 20 días. A mi padre lo recuerdo tranquilo, para él es su segunda emigración. Yo soy en eso un recién iniciado de apenas 10 años. Varios días sobre el agua del mar observo el horizonte que se anticipa a cada ola y me cuesta creer que es ese el mismo mientras el barco avanza lentamente. Fue en ese periodo que buscaba una frase o una melodía, como por medio de la arquitectura de la memoria, de manera obstinada, para no olvidar la travesía y sus escalas. A la llegada a Genova, intentaba reunir un par de acordes en una trattoria donde alojábamos rodeados de maletas abiertas, además ya se sabía que ese no era el destino final. El cruce por los Alpes suizos estaba aún por medio, hasta llegar a un pueblo alemán muy pequeño y desconocido con 240 habitantes, Pohl, (Hoy “Pfahl”, que significa “poste”, aludiendo a uno de los límites fronterizos del imperio romano), cerca del Rin. En ese tiempo, ahí en el campo, caminaba en un ritmo de acordes


reiterativos, intentando memorizar el viaje. Más tarde en mi primera visita como traductor en la oscura ciudad de Halle en la exRDA, ennegrecida en la década del 80, por el empleo doméstico del carbón y su histórica producción de sal, se vuelcan a mi memoria por los elementos del mar y por medio del contraste formal del blanco y negro de la escritura, palabras que se rezuman en Marma.

MARMA* Las palabras se tropiezan los hechos te abandonan todo se despide de ti como en un juego de manos. ¿Qué ves cuando miras a lo lejos? Son los caprichos de la luz ante el sol que te distraen. El sol penetra por los vitrales de Chartres y el coro sostiene a la mujer que nada recostada sobre el altar, anegada y confundida entre chirridos de sierras. Ella se despide nuevamente de ti. Sus manos blancas


llenas de sal aprietan tus labios. Calado amaneces en Halle: negra ciudad submarina, hundida en el Saale. Tu tarea, es enseñarles a los peces a nadar en la oscuridad. Despréndete de tu marma. Desmármate de tus espigas antes de que te canses en el fuego. Sin marma tienes la fe necesaria para desembocar en las nieves del mar. Tus palabras se enredan los hechos se disipan se despiden en ti tus fuerzas raras. Así buscas la ronda para prescindir de tu único rostro.

 Marma: Los antiguos de este pueblo homónimo, basados en su fe sostenían que al hombre le era imposible reconocer su verdadera individualidad si no abandonaba su lugar natal. Ellos no conocían la tinta. Ante sus ojos el agua les parecía ser siempre incolora. Así teñían sus ropas con su propia sangre. Se les adjudicó inicialmente una cultura oral, hasta hallar parcos escritos con amplios márgenes. Algunos científicos sostienen que, por razones atmosféricas, debió producirse a través de los siglos, una paulatina disolución de la sangría en los bordes. Los habitantes de Marma no conocían la guerra y los pueblos vecinos les tenían gran respeto. Les envidiaban, eso sí, por sus aguas claras. Un día fueron sorprendidos y avasallados sin quedar restos humanos, fuera de las aguas que desde aquel tiempo se convirtieron en tinta... Vertiente de nuestra escritura.


MARMA* Verhaspeln sich die Worte entfliehen dir die Taten alles von dir verabschiedet sich wie bei einem Taschenspielertrick. Was siehst du, wenn Du in die Ferne blickst? Das verspielte Licht gegen die Sonne, das sich zerstreut.


Das Sonnenlicht dringt durch die Vitraux von Chartres und der Chor hält die Frau, liegend über dem Altar in der Schwebe benetzt und verwirrt zwischen kreischenden Sägen. Von Neuem verabschiedet sie sich von dir. Ihre weißen Hände voller Salz verschließen deine Lippen. Klamm erwachst du in Halle, Stadt unter Wasser, in der Saale versunken. Es ist dein Gebot den Fischen im Dunkeln das Schwimmen zu lehren. Löse dich von deinem Marma. Entmarme dich von deinen Ähren bevor du im Feuer ermattest. Ohne Marma hast du den nötigen Glauben in das Weiße des Meeres zu münden. Deine Worte verwirren sich deine Taten entschwinden in dir verabschieden sich deine seltenen Kräfte. So suchst du den Reigen und entbehrst dein einziges Antlitz.

** Marma: Die Alten dieses gleichnamigen Volkes, auf ihren Glauben begründet, hielten daran fest, dass es einem Menschen für immer verwehrt sein würde, seine wahre Individualität zu erkennen, solange er seinen Geburtsort nicht verliesse. Sie kannten keine Tinte. Vor ihren Augen schien das Wasser immer farblos. Sie färbten ihre Kleider mit ihrem eigenen Blut. Man rechnete sie anfangs einer mündlichen Kulturtradition zu bis man spärliche Schriften mit breiten Rändern fand. Einige Wissenschaftler behaupten, dass aus klimatischen Gründen, eine durch Jahrhunderte hindurch allmähliche Auflösung der roten Schreibflüssigkeit der Ränder entstand. Die Bewohner von Marma kannten keinen Krieg und die benachbarten Völker hatten großen Respekt vor ihnen. Sie beneideten sie jedoch wegen ihres reinen Wassers. Eines Tages wurden sie überraschend überwältigt ohne dass menschliche Überreste blieben, bis auf das Wasser, das es seit jener Zeit sich in Tinte verwandelte... Quelle unserer Schrift.


PARTITURA DE THEO BRANDMÜLLER SOBRE EL POEMA “MARMA”, PARA VOZ, PIANO Y CUARTETO DE SAXÓFONOS, SANTIAGO, 2002.



BANDADA DE ALAS VERDES Soledad Fariña

Bandada de alas verdes (la lengua) ASFALTADA NO MÁS NO MÁS melaza negra caliente

-grita

le horada el cerebro la excavadora DONDE PLUMAS DONDE PICOS le habían preguntado DONDE ANILLOS TATUADOS excavando el pelo largo azulado tieso y duro Y EN QUE LENGUA asfaltada ligosa tararea sus últimos gorjeos manto de plumas verde-choroy nadando en la laguna ahí las fauces de los perros lo habían empujado al límite a las orillas a los bordes Y QUE HACER tobillos muslos vientre apretado


cuello nadar nadar nadar si se hubiera previsto - piensa y empezar nuevamente sin la membrana adherida cada mañana áspera EL MAÍZ el grano picoteado queda en el buche cuando el cuchillo arremete abriendo separando de una capa rosada la otra transparente mapas venosos ciudades enteras ISLAS los granos de maíz picado cuarteado primero al sol por manos hacendosas sube el nivel del agua en esta cámara de cristales

chapoeo

pies tobillos

ya no hay lágrimas agrias agua de alcantarilla rodea la cintura el cinturón urbano (…) (Poema del libro La vocal de la Tierra, Editorial Cuarto Propio, 1999)


KAI KAI la serpiente de las aguas, es observada por la luna Maribel Mora Curriao

Ella sabe y lo repite en su oleaje En sus tórridos abismos sabe y no lo oculta ese poder serpenteando en el círculo y el arcoiris en las nubes / en el llanto /en las caracolas en las cuatro sangres que la habitan en sus cuatro lenguas /en sus cuatro cantos en sus cuatro sueños de los mares todos los torbellinos cuatro veces girando / de izquierda a derecha y de derecha a izquierda/ondeando insomne Juguete de las algas / su destino Vanos los besos /vacías las caricias herida sin milagro / el alba sin horizonte Jardín profundo / su piel sobre sargazos dominándole el alma / vaticinios Olas /peces /arrecifes. Ella sabe de los hombres y mujeres de la tierra Sabe de Treng Treng /en el resonar de su caverna Ella sabe del despertar de las olas /en la roca de Shumpall de los rayos de sol en las hebras de agua de Traitraico /de Tuwin malen /sus sombras De todos los Ñenko sus veleidades Kai kai. Kai kai donde la Vida repite el movimiento Kai kai Kai kai el mismo movimiento Extasiada muerde la lluvia deteniendo el aliento. Kai Kai Kai Kai


Todo lo que sabe es un presagio Espuma su canto /en el que se hunde la noche /Y amanece Gñenko, el dueño de las aguas, huye Olvídame en ese sur donde me hallaste hilando la lluvia tensando la niebla abrazando la espesura de lengas y coigües Libérame que me vuelvo río espuma y torbellino broto de los abismos me pierdo en la ciénaga Metrengko de mi origen Me evaporo unto mis dedos emergen libélulas /küdemallu raíces llovizna deseos trasnocharé para no ser vista en mi sed días enteros como cuando no te conocía tus aromas tu tibieza mi embeleso tus cascadas murmullos sueños de caracolas Espanta el frío del paisaje canta hasta que se aleje la luna con su racimo de sueños. Soy un río en esta noche Entre guijarros pierdo mi luz.


HISTORIAL DEL CUERPO Alejandra del Río

Mi cuerpo nadando a mar abierto Mi cuerpo percibe las corrientes mi cuerpo montado en su propia dulzura a merced de las pulsaciones buscando tu cuerpo mi cuerpo se frota contra el tuyo mi cuerpo despierta al oleaje mi cuerpo de espuma todo cubierto mi cuerpo se hunde en tu abrazo arde en la sal


anhela mucho más se enreda en las mareas mi cuerpo ya no tiene voluntad mi cuerpo es arrebatado por la orilla revolcado por las olas confundido con la arena empujado hacia el continente arrastrado por la resaca mi cuerpo que vara en la playa mi cuerpo inmovilizado por el vacío mojado apenas por las olas esperando tu rescate mi cuerpo que esperó en vano mi cuerpo se desespera mi cuerpo llamando por ayuda solitario en el abandono negando tu traición mi cuerpo que cree en lo que tuvimos mi cuerpo que ya apenas puede respirar mi cuerpo diciendo tu nombre con su corazón aun latiendo llorando en silencio mi cuerpo inundando el mar de amargura mi cuerpo ahogándose en sus propias lágrimas mi cuerpo que quiso volver al mar y no pudo mi cuerpo expiró sucumbió pereció mi cuerpo que alguien no olvidó mi cuerpo arrastrado por manos oscuras conociendo la dureza de las piedras lejos del mar mi cuerpo auscultado por ojos anhelantes mi cuerpo otra vez entre tus manos recibe muestras de gratitud es honrado por tu pueblo oscuro acariciado por cantos colectivos mi cuerpo muerto es consagrado para la vida mi cuerpo está abierto palmo a palmo mi cuerpo es dos mitades está mostrando lo que es mi cuerpo tibio aún mi cuerpo al que entraste entero desnudo mi cuerpo acogiéndote como a un profeta mi cuerpo es tu lugar es tu canción


mi cuerpo con su sangre es tu poder con su aceite es tu vida mi cuerpo que es tuyo ahora mi cuerpo separado y clasificado mi cuerpo drenado extirpado trozado reducido mi cuerpo como alimento mi cuerpo como vestimenta mi cuerpo como utensilios mi cuerpo como arpones mi cuerpo es sobrevivencia es divinidad es tu fama y tu gloria mi cuerpo que te amó mi cuerpo al que traicionaste mi cuerpo que vivía mi cuerpo desapareció. (De: Actitud Plateada (inédito)


DESCENSO Rodrigo Rojas

I Atrapamos la tormenta por dentro, una fuerza de caballos ahogándose en el mar. El descenso nos llegó silenciosamente, con la belleza vendada y el supurar del fuego en los ojos. Una noche nuestro velamen cruzó el aire encendido el cielo se adornó de bellísimos signos y figuras. La hinchazón de fuego prendió el barco los tablones se enroscaron imitando el paisaje. Mientras el río se volvía una corriente negra de cenizas gozamos de la lluvia. Los feroces cortes en la panza del cielo, invocando a la tristeza con la boca abierta hacia las nubes. Triste fue la sal de los labios y sentir el brote de líquenes en el cuerpo. Bajo estos aguaceros pasaban los días. II Seguimos el descenso alocado de los coleópteros, todos en tormenta rajándonos las velas. Vejigas infladas nos sostenían sobre el agua haciéndonos duros en la corriente. Corría con tanta furia el río que nos causó pavor.


Cuando atrapados en las piedras soltábamos un sólo grito para ensordecer a la vida. Por momentos encarnamos el dolor de los altos cuerpos. (De: Desembocadura del cielo, 1996) VAIVÉN Claudia Müller

VAIVÉN (2018), es una pieza-sistema construida con cañerías de cerámica y bronce por donde circula el agua de forma continua. Alrededor de 400 litros de agua circulan por la instalación, contenidos y decantados en dos piscinas que irrigan en sentido inverso de su caída. Acompañan la pieza tres piedras volcánicas suspendidas que, a través de un sistema motorizado, orbitan entre ellas y una serigrafía con la imagen de un eclipse de sol. Materiales: cerámica, cuero, bronce, cobre, aluminio, pvc, bombas, sistema de control de arduino, fierro, piedras volcánicas, acrílico, servomotor, aluminio y cámara de seguridad. Créditos fotográficos: Claudia Müller




ESQUELETO DE BALLENA SEI Museo de Historia Natural Río Seco, Punta Arenas 2019

Esta instalación en el antiguo galpón lanero del ex frigorífico de Río Seco (1903-1964), es el resultado de un proceso de trabajo que se inicia con el hallazgo de un varamiento de ballena Sei (Balaenoptera borealis) sobre la costa de Bahía Inútil en la isla grande de Tierra del Fuego, durante diciembre del 2012. En el mes de mayo del 2015, el grupo nuclear del MHNRS (Aymara Zegers, Gabriela Garrido, Benjamín y Miguel Cáceres) más un grupo de diez voluntarios, lograron levantar los restos de la ballena y trasladarlos a las dependencias del museo. Durante los años 2017 y 2018, gracias a dos instancias consecutivas de adquisición de recursos ante el Fondo del Patrimonio Cultural del actual Ministerio de las Culturas, las Artes y


el Patrimonio, tuvo lugar la limpieza, catalogación y conservación de todas las piezas del esqueleto. Este trabajo estuvo a cargo de los mismos integrantes del equipo nuclear del MHNRS, los biólogos marinos Benjamín Cáceres y Gabriela Garrido y los artistas visuales Aymara Zegers y Miguel Cáceres. Finalmente, durante el 2019 se inició el proceso de montaje del esqueleto junto a los técnicos e ingenieros Sebastián Aspée, Luis Chard, Sebastián y Luís Oyarzún, el que finalizó a fines de agosto del mismo año con una gran fiesta popular abierta a la comunidad y con el esqueleto de ballena como protagonista. La “ballena boba”, rorcual norteño, boreal o de Rudolphi, conocido también como ballena Sei, es un cetáceo de gran tamaño que puede alcanzar entre 15 y 22 metros de longitud y pesar entre 20 y 40 toneladas. Luego de ser cazado a gran escala en los mares del sur durante más de la mitad del siglo XX, en 1976 se lo declaró especie protegida por la Comisión Ballenera Internacional, siendo su caza prohibida para la gran mayoría de países que suscribieron la moratoria, vigente en Chile desde 1983. El Museo de Historia Natural Río Seco (fundado oficialmente en el 2014) tiene como misión crear y mantener en el tiempo un espacio de convergencia entre distintas disciplinas, oficios y saberes provenientes de diferentes ámbitos de las artes y las ciencias, con el propósito de divulgar estrategias y formas de producir conocimiento en torno a las relaciones entre cultura y naturaleza, con especial énfasis en el territorio austral y el medio local. Créditos fotográficos: ¿?



TRANSICIÓN HÍDRICA ESCENARIOS HÍDRICOS 2030 Fundación Chile

Una de las principales conclusiones del estudio “Transición Hídrica: el Futuro del Agua en Chile” es que, si se continúa con la trayectoria actual en la gestión de los recursos hídricos, el escenario posible para el año 2030 es catastrófico. Para realizar ese cambio de rumbo se propone una estrategia que consta de cuatro ejes fundamentales: Gestión e institucionalidad del agua; Protección y conservación de nuestros ecosistemas hídricos; Eficiencia y uso estratégico del recurso; y Migración e incorporación de nuevas fuentes de agua. Para el análisis se hizo seguimiento entre los años 1995 y 2016 a la evolución de los ecosistemas terrestres de las cuencas de los ríos Maule y Maipo, principalmente en dos zonas: los ecosistemas boscosos ribereños y los de las cabeceras de las cuencas, por su valor esencial en la regulación del sistema hídrico. Entre otros resultados, se evidencia que el cambio en el uso del suelo ha provocado una importante pérdida de bosque nativo. En el caso de la vegetación ribereña, su presencia produce una serie de impactos positivos en los cursos de agua, los que incluyen: procesar mayor cantidad de materia  La iniciativa fue creada en 2016 bajo la coordinación de Fundación Chile, Fundación Avina y Fundación Futuro Latinoamericano, y ha publicado tres estudios: Radiografía del Agua: Brecha y Riesgo Hídrico en Chile (junio 2018); Transición Hídrica: El Futuro del Agua en Chile (junio 2019); y MAS Seguridad Hídrica: Medidas, Acciones y Soluciones (junio 2019).


orgánica y capturar más nitrógeno, mejorar la cantidad y calidad del agua, facilitar el procesamiento de contaminantes y regular la temperatura y luz. En tanto, la vegetación de cabecera de cuenca, cumple un rol esencial en la mantención de la cobertura orgánica del suelo, especialmente a mayores pendientes, lo que permite un control natural del grado de sedimentación y materia orgánica presentes en los cursos de agua. Los resultados del análisis señalan que la mayor pérdida de vegetación natural se da en los ecosistemas ubicados en las zonas bajas (costeras) de las cuencas, con ecosistemas que han perdido más del 20% (Bosque Espinoso costero en la cuenca del río Maipo) y 30% (Bosque Caducifolio costero en la cuenca del río Maule) de su superficie remanente en la cuenca en los últimos 20 años. Siendo el mayor motor de cambio la expansión urbana en la cuenca del Maipo (que se ha expandido sobre suelo agrícola en más de un 15% en 10 comunas urbanas y periurbanas) y las plantaciones forestales en la cuenca del Maule (con una expansión superior al 20% en siete comunas del sector costero de la cuenca). Es así como se identificaron los siguientes porcentajes en relación a las causas de los problemas de brecha y riesgo hídrico: - 44% se relaciona con la gestión del recurso y la gobernanza; entre otras cosas, debido a la falta de transparencia del mercado del agua y descoordinación de las instituciones que son parte de la cuenca. - 17% se debe al aumento de la demanda, por crecimiento de actividades productivas y sobre otorgamiento de derechos de aprovechamiento de aguas. - 14% es por la contaminación del agua debido, por ejemplo, al uso de productos químicos en agroindustria y pasivos ambientales mineros, así como carencia de tratamiento de aguas servidas en zonas rurales. - 12% a causa de la disminución de la oferta, por baja de precipitaciones de agua y nieve, retroceso de glaciares y sobreexplotación de acuíferos. - 6% generado por el daño ambiental, como la degradación de ecosistemas hídricos y el reemplazo de áreas naturales por nuevas zonas agrícolas o urbanas. - 5% debido a desastres naturales, por aumento de frecuencia de eventos extremos y la incapacidad de prevenirlos oportunamente, entre otros. - 2%, otros.  El informe completo se puede descargar en https://escenarioshidricos.cl/publicaciones/


Los cuatro ejes de la transición hídrica Gestión e Institucionalidad del Agua: es el engranaje fundamental para articular la Transición Hídrica, porque moviliza y habilita la implementación de acciones y soluciones en el corto, mediano y largo plazo. Plantea el reconocimiento y la priorización del agua como eje estratégico para el desarrollo del país, donde se defina una Política Hídrica Nacional de largo plazo, construida por el conjunto de los usuarios del agua, que considere planes de acción, con directrices, indicadores y metas claras, que guíen las intervenciones en los territorios. Se constituye, además, una institucionalidad que lidere la implementación y seguimiento del plan de acción a nivel nacional, así como entidades locales descentralizadas, conformadas y representadas adecuadamente por todos los actores de las cuencas. La entidad local es la que lidera la implementación del plan y la gestión integrada del recurso hídrico. Protección y conservación de nuestros ecosistemas hídricos: son la base indispensable para la vida y para sostener cualquier desarrollo posible. Contempla como base de la gestión del agua el desarrollo de políticas, programas y planes que garanticen la protección, recuperación y conservación de ecosistemas hídricos, como: cabeceras de cuenca, glaciares, acuíferos, lagunas, riberas, humedales, turberas, ríos y otros cuerpos de agua relevantes, que son aportantes naturales de agua, reguladores de flujo, depuradores de la calidad del agua, otorgando resiliencia al territorio ante los efectos del cambio climático y por su aporte en la conservación de biodiversidad. Generalmente, se pueden implementar acciones en el corto plazo para obtener beneficios a mediano y largo plazo. Eficiencia y uso estratégico del recurso: se estima que el uso eficiente y responsable del agua, por parte de los sectores productivos intensivos en su consumo, podría reducir considerablemente la brecha actual y futura del vital recurso. Se propone adoptar medidas que apunten a reducir el consumo y a transformar los procesos para que requieran menos agua, buscando un equilibrio entre la demanda y la disponibilidad del recurso. Asimismo, se avanza en la priorización y uso estratégico del recurso, donde se garantice los caudales ecológicos, el derecho humano al agua, la protección de sectores vulnerables y la diversificación productiva en los territorios. Migración e incorporación de nuevas fuentes de agua: que los usuarios intensivos de agua se desacoplen de las fuentes de agua natural en la cuenca, dejándola disponible para otros usos vinculados a la conservación y mantención de procesos vitales. Se introduce nueva agua fresca para mantener los procesos productivos, generando sinergias en los territorios e impulsando proyectos multipropósito.


} EL CICLO DEL AGUA, COMUNIDADES Y TERRITORIOS Francisca Fernández Droguett Extractos de una conversación con el CEA (4.NOV 2020) Muchas gracias por esta invitación a conversar con ustedes. Antes de comenzar creo que es importante entender que, en mi caso y en el de muchas personas, la lucha por el agua está vinculada bajo un ideario de un sentido común, de cariño y de amor a lo que una hace, pero también a la importancia no sólo de preservar la naturaleza sino al desafío de restaurarla. Tengo que partir con un cierto marco desesperanzador, para terminar, justamente, generando marcos de esperanza. Y que tienen que ver con el despojo, y con la desposición histórica que se le ha hecho a las aguas en este territorio llamado Chile. Creo que es fundamental partir con esta radiografía, que es una radiografía del dolor, pero que nos permite identificar cuáles son los cambios necesarios para entender otra forma de relacionarnos con la naturaleza y para poner en el centro de la lucha, la vida. El agua fue privatizada en 1981 con la creación de un Código de Aguas. En 1980, con una Constitución creada en el marco de una dictadura cívico-militar, se genera un Estado Subsidiario que, más que subsidiario, es de frentón privatizador. Privatiza la política pública, y cuando los privados no pueden cubrir ciertas necesidades, recién ahí el Estado se hace presente. Se privatizó el Agua, la Salud, la Educación, además de la formulación de una serie de decretos ley que han favorecido la mercantilización de los bienes comunitarios. Qué ha pasado entonces: el Código de Aguas, si bien dice que el agua es un bien nacional de uso público, el acceso es mediante derechos de aprovechamiento, lo que permite la compra de este bien. Me parece fundamental señalar esto: ha sido el Código de Aguas lo que ha permitido que en Chile el agua se pueda comprar, vender, arrendar y hasta hipotecar. Una cosa bastante horrorosa. Por ejemplo, en Chile, el domingo, en los avisos económicos de los diarios, una puede ver cómo los ríos rematan. Estamos hablando de ese horror. Entonces, no hay duda que hace mucho tiempo que habitamos una sequía, pero quiero ser enfática: la sequía tiene dos razones de ser: por una parte el cambio climático, y por otra parte, el Código de Aguas.


Voy a hacerme cargo de lo primero. El cambio climático es producto de una forma de relacionarnos con la naturaleza, producto del capitalismo, la mercantilización y la sobre-explotación de los ecosistemas. Cuando hablamos de cambio climático, hablamos de una estructura-mundo que ha generado esta dimensión, que por una parte se vincula con los gases de efecto invernadero y por otra el aumento de las temperaturas. A costa de la deforestación, por ejemplo, y tomando en cuenta lo que sucede en la Amazonía -siendo que la Amazonía es el pulmón del mundo, uno de los tantos pulmones que regula clima-; cuando se dice ¿qué importa la defensa de la Amazonía desde el territorio de Chile?...pues bien, importa todo, porque somos parte de un sistema interconectado; la Tierra es un cuerpo viviente, al igual que todo cuerpo. Por otra parte, es importante decir que nuestra sequía se encuentra anclada en el Código de Aguas. En Chile, el Código de Aguas ha permitido usufructuar derechos de agua, pero además, y esto es lo más importante, se han sobre otorgado los derechos de agua más allá de la capacidad de recarga hídrica de una cuenca. Estamos hablando de temas estructurales. El cambio climático por una parte, y por otra un modelo de gestión de las aguas que ha permitido el sobre otorgamiento, viendo además, cómo empresarios y empresarias usurpan agua. Este es el marco desesperanzador, extractivista, y que tiene que ver con la extracción ilimitada e intensiva de los bienes comunitarios para la venta en los mercados internacionales. Entonces tenemos un diagnóstico que da cuenta de una columna vertebral del despojo. En el norte la megaminería; en el centro el modelo del agronegocio; y en el sur las forestales, junto con las obras hidráulicas gigantescas, los embalses, las hidroeléctricas de paso, que generan una estructura de la precarización, y que sin duda van perpetuando ciertas violencias. Entonces, frente a este diagnóstico, qué hemos dicho: debemos recuperar y defender las aguas. Pero para eso tenemos que ver una serie de elementos para poder hablar de esto. Lo primero es resguardar lo que me gusta llamar de manera romántica “las memorias de las aguas”. El agua tiene memoria; el agua es parte de un ciclo; el agua es parte de un flujo; pero además, y para muchos pueblos, el agua es sagrada. Esto me parece absolutamente fundamental. Cuando hablamos de la defensa del agua, una de las primeras defensas es el ciclo completo del agua. Pero además también es la defensa de los distintos cuerpos de agua como son los ríos, las lagunas y los lagos, sin olvidar que los glaciares son agua, que los salares son agua, que las turberas son agua, que las sanitarias y el agua potable también son nuestras aguas, y nosotras y nosotros, somos también cuerpos de agua. Entonces cuando hablamos de recuperar, defender y mantener los ciclos hidrológicos estamos hablando de todos estos elementos: turberas, bofedales, salares, ríos, lagunas, aguas subterráneas. Hay que ampliar el horizonte de lo que entendemos como cuerpos de agua.


Por otra parte hablamos también de las memorias de las aguas porque debemos recuperar los flujos históricos ancestrales que cruzaban nuestras cuencas y subcuencas. Y diagnosticar cómo fueron interrumpidos esos flujos producto de la actividad extractivista, para poder reconstruirlos, recuperando las memorias ancestrales y viendo cómo gestionarlos, de tal forma que podamos planificar nuestros territorios para que esas aguas escurran, para que las aguas generen su ciclo, que vincula la Cordillera de los Andes con el mar. Porque ese es el ciclo completo. De hecho, de manera hermosa, en el contexto andino, los Aymaras y los Quechuas, piensan que el agua emerge desde el subsuelo. Y de hecho, el origen del mundo en el contexto Aymara, es el Lago Titicaca de donde emergen las aguas; es otra forma de entender el ciclo completo. En este sentido, nosotras y nosotros, hemos ido generando propuestas como Movimiento por el Agua y los Territorios. Primero, en la derogación del Código de Aguas. No podemos seguir con este modelo privatizador. Y no nos sirve ningún tipo de reforma, pues tenemos que crear, necesariamente, un nuevo cuerpo normativo, y que pase por pensar en otros horizontes. Reconocer el agua como un derecho humano es vital; plantear la restauración ecológica y el agua como un derecho de la naturaleza. En este sentido, estamos pensando en la gestión comunitaria de las aguas, por cuencas y subcuencas, reconociendo las prácticas ancestrales, de los pueblos originarios, afros y también de los pueblos migrantes, en una lucha en contextos tanto urbanos como rurales. Movimiento por las Aguas y los Territorios (MAT) El movimiento por el Agua y los Territorios surge hace 8 años aproximadamente, al alero de una experiencia maravillosa que se sigue realizando. El observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA, una vez al año desarrolla una actividad denominada “Aguante la Vida”. Ahí se dan cita distintos territorios con conflictos socioambientales, y también con propuestas para ver, justamente, cómo ir entrecruzando, entretejiendo luchas para la derogación del Código de Aguas; para desprivatizar, para desmercantilizar los bienes comunitarios, para dar fin al decreto ley 701, que incentivó desde la dictadura el monocultivo de las forestales, uno de los principales agentes degradadores del territorio y que ha generado el arrase del bosque nativo. En este contexto nos juntamos y dijimos: necesitamos conformar un movimiento social; un movimiento que estuviese basado en la derogación del Código de Aguas pero también en la desprivatización de los distintos instrumentos regulatorios, además de promover una nueva visión respecto de cómo entender la


institucionalidad socioambiental y de los tratados de libre comercio que incentivan y profundizan la mercantilización asumiendo una perspectiva. Somos alrededor de 100 organizaciones desde Arica a Magallanes conformadas por zonales. Zonal norte, zonal centro y zonal sur, y que hemos ido encaminándonos en dos sentidos fundamentales. El primero: somos un movimiento plurinacional, pues entendemos que la articulación de los distintos pueblos, comunidades y territorios (afros, migrantes, originarios, urbanos, populares, campesinos) es muy importante, sumado a una visión anti patriarcal. Porque entendemos que el extractivismo también tiene rostro patriarcal: donde más se ha explotado ha sido en el cuerpo de las mujeres, de las niñas, de la misma forma histórica como opera el extractivismo sobre la naturaleza, de control y despojo, sobre el cuerpo de las mujeres, de las niñas, de las disidencias. Entonces tenemos una perspectiva y somos críticos al extractivismo. Nuestra principal demanda es por una transición socioecológica más allá del extractivismo mediante la agroecología, (tenemos por ejemplo una Escuela de agroecología que se llama Germinar en Petorca), el cuidado de las semillas nativas, las huertas urbanas y comunitarias que ya existen en distintas ciudades y las experiencias de reabastecimiento popular por ejemplo, donde entendemos que la forma de consumir va más allá de la lógica capitalista. El año pasado, de manera maravillosa y justo cuando se estaba dando la revuelta, nosotros y nosotras decidimos hacer Cabildos por el agua. Hicimos más de 70 Cabildos por el Agua, desde Arica a Magallanes, para ver cuál es el tipo de gestión comunitaria que le queremos dar al agua. En el Movimiento del Agua y los Territorios no estamos por la gestión estatal, porque el Estado sigue siendo privatizador, subsidiario, y anclado en una Constitución redactada en uno de los peores momentos de Chile, además de ser colonial y que perpetúa su forma de construcción histórica como una estructura que arrasa con los pueblos. Entonces decimos: Gestión Comunitaria del Agua en los territorios. ¿Y cómo?. Primero: por cuenca y subcuencas, que es otra forma de entender los territorios. Recordemos que el proceso de regionalización de la dictadura, no responde a criterios territoriales o socioambientales sino a criterios absolutamente administrativos ajenos a la realidad territorial. Por eso hablamos de gestión comunitaria pensada desde la planificación, el control territorial y los derechos de la naturaleza. Es decir, no sólo reivindicamos el agua como un derecho humano sino también como un derecho de la propia naturaleza. Entender a la naturaleza como una sujeta política, donde justamente se rompa con el imaginario histórico respecto de cómo entendemos la naturaleza. La naturaleza la hemos entendido más bien como un bien de consumo, como un bien explotable, bajo una lógica absolutamente colonial. Pero también como un bien de consumo. Muchas veces la defensa socioambiental


pasaba más por un criterio de belleza que por la defensa de la naturaleza por sí misma. Cuando hablamos del derecho a la naturaleza hablamos de la defensa a la naturaleza en sí misma, por ser naturaleza. Tenemos que transitar de una posición antropocéntrica, donde el centro no es sólo el humano, sino el hombre que controla la naturaleza a un paradigma biocéntrico donde las vidas espirituales, humanas y no humanas sean el centro del horizonte que queremos construir. ¿Y dónde se da esto? Pues bien, en los pueblos originarios. Para el pueblo Mapuche, por ejemplo, el agua tiene una dimensión de sacralidad. Por su parte, en el contexto Aymara y Quechua el origen del mundo son las “pacarinas”, que son grandes huacas o lugares sagrados que son pura agua. De hecho se les llama “mamacocha”, “mamayacu”, “mamacota” pues tienen una entidad de divinidad porque entienden que el agua es lo vital para mantener el ciclo de todas las vidas. Y eso me parece fundamental. Hablamos también de los “Buenos Vivires”, “suma qamaña” en Aymara, “sumak kawsay” en Quechua, o el “kume mongen” en Mapudungun, donde la lucha no es solamente por una “buena vida” para nosotros y nosotras, lo cual es esencial, sino una “buena vida” para nuestros entornos, para nuestros ecosistemas asumiendo una perspectiva de justicia ecológica restaurativa. Pensemos en territorios como Quintero o Puchuncaví. Ahí no sólo tenemos que defender la naturaleza sino que también tenemos la responsabilidad política y espiritual de restaurar esos territorios absolutamente degradados, que son de gran complejidad. Y hablamos también de los “Derechos de la Naturaleza” (hay experiencias históricas tanto en Bolivia como en Ecuador que han quedado consagradas en la Constitución). Pero nosotros y nosotras hablamos del “derecho de la naturaleza” desde una visión de pluralismo jurídico. Es decir, entender que los distintos pueblos tenemos distintas visiones sobre las normas que regulan y estructuran nuestros marcos jurídicos. En muchos pueblos originarios, un principio fundamental de justicia es la restauración y el equilibrio. Y no sólo con lo humano sino también con la reciprocidad con los bosques, con la reciprocidad con los cerros. Debemos cambiar nuestra visión de mundo, y con carácter de urgencia. Porque la crisis ecológica que habitamos no da para más. Necesitamos un cambio de paradigma respecto del cómo entendemos nuestra relación con la naturaleza y también respecto de cómo producimos, distribuimos y consumimos. Las ciencias Respecto de las ciencias, muchas veces se juega una suerte de sátira como si quienes defendemos los territorios y las aguas estuviéramos contra las ciencias y de los ámbitos tecnológicos. Pues bien, es todo lo contrario. Cuando hablamos de las ciencias hablamos de las ciencias para los pueblos, de las ciencias al alero de los buenos vivires, de las ciencias que contribuyen a la restauración de nuestros ámbitos


ecológicos. Es decir, pensar las ciencias desde otro lugar, que dialoga y acepta haceres y saberes de otros pueblos y culturas. Una ciencia comprometida, una ecociencia y sobre todo, una ciencia cuidadosamente entretejida con los saberes y haceres de las distintas comunidades. En este sentido, no estamos contra la extracción, no estamos por una naturaleza intocada, sino, por el contrario, estamos contra el extractivismo intensivo y mercantil. Todos los pueblos se relacionan y se han relacionado siempre con la naturaleza desde el extraer. Ahí tenemos por ejemplo la pesca artesanal, el ganado ancestral, las prácticas de recolección de los pueblos originarios, pero pensado en relaciones de armonía, de restauración y mantención permanente del ciclo de la vida, cautelando su funcionamiento. Proceso Constituyente Yo no veo la Constitución como la finalidad donde termina la lucha socioambiental, sino lo contrario: lo veo como parte de un camino que nos posibilita una transición socioecológica. En soy enfática. Me parece peligroso cuando se delega en una nueva constitución la posibilidad de cambiar el paradigma de nuestra una relación con la naturaleza. Como Movimiento por las Aguas y los Territorios decimos: la convención constitucional no es lo que queríamos; lo que queremos es una asamblea constituyente plurinacional, feminista y socioambiental para que, desde las asambleas territoriales, puedan emerger quienes puedan dar cuenta de las reflexiones situadas al interior del proceso constituyente, resguardando las formaciones históricas de las distintas culturas ancestrales, de los pueblos originarios y de los afros. Ese es el camino que queremos. Sin embargo, lo que estamos viviendo ya es un hito histórico. Que estemos debatiendo estos temas, que estemos debatiendo la posibilidad de integrar los derechos de la naturaleza en la nueva constitución es un enorme avance que instala en la discusión pública grandes e importantes desafíos. Entre otros, el fin del Estado Subsidiario. Creemos que la única posibilidad de protección real de las aguas en Chile es cambiar la estructura misma respecto de cómo se piensa el Estado. La Constitución señala que Chile se basa en la familia, pero en una familia heteronormativa, nuclear, y que no incorpora otras posibilidades de construcción de familia. Por su parte, la descentralización del Estado de Chile, que en la actualidad es absolutamente centralista. Estos lineamientos son fundamentales para encaminarnos hacia una transición socioecológica donde se pueda permitir por ejemplo el derecho a vivir en un medioambiente libre de contaminación. Pero insisto, la nueva constitución no es una finalidad en sí misma, pero es parte de un engranaje fundamental. Descentralizar, desprivatizar, son horizontes fundamentales en el entendimiento y reconocimiento de que nos configuramos desde una multiplicidad de referentes. Por eso el carácter plurinacional de la defensa socioambiental es fundamental.


Alternativas al desarrollo Existen maravillosas experiencias de soberanía energética, limpias y renovables, administradas por las comunidades. Esto es esencial. La defensa de los derechos de la naturaleza se vincula directamente con la autodeterminación de los pueblos. De qué nos sirve una serie de paneles solares si se siguen integrando a la matriz central de electricidad donde siguen siendo los privados los que están a cargo. Para que realmente haya una soberanía energética en el marco de los derechos de la naturaleza la administración debiese ser de la comunidad ya sea en contextos urbanos como rural. Hay experiencias maravillosas, en Guajaca por ejemplo. Pero hay que tener cuidado con las falsas soluciones o lo que llamamos “ecocapitalismo”. La política de expansión de los embalses por ejemplo, o las carreteras hídricas, donde supuestamente, el agua se pierde. Sebastián Piñera, cuando habla de la carretera hídrica como una solución a la megasequía que afecta al centro y norte de Chile dice, lo que pasa es que en el sur el agua se pierde, cuando escurre de la cordillera al mar. Yo me pregunto, ¿acaso este hombre no tuvo clases en el colegio sobre el ciclo hidrológico?. El agua nunca se pierde; el agua es siempre parte de. Los ríos trasladan los sedimentos que permiten sostener la vida en el mar. La carretera hídrica lo único que hace es despojar, nuevamente, un territorio más no a favor de las comunidades sino de los intereses económicos (el monocultivo de paltas por ejemplo). Otro ejemplo son las desalinizadoras de agua en el norte de Chile, en Tocopilla y otros territorios, que generan grandes contaminaciones en el fondo marino sin dar soluciones sustentables pues a la comunidad se les da una desalinizadora pero el agua dulce natural se le sigue dando a la megaminería. O la ley de protección a los glaciares, que es absolutamente deficiente pues ciñe a una mínima expresión su defensa, dejándolos expuesto a la acción destructora de la megaminería. Chile es uno de los países con mayor reserva de agua dulce bajo sus glaciares. Cuando se arrasan los glaciares lo que se arrasa son los reservorios de agua dulce que nos van a permitir seguir sosteniendo la vida más adelante. Tenemos que tomar medidas reales y efectivas, y no falsas soluciones a largo plazo. Mañana se deberían cerrar las termoeléctricas, no en 20 años más. Seamos claros: estamos en un punto de no retorno.

Cultura Pienso que hay tres elementos que son necesarios de articular y que ustedes como Centro de Estudios del Agua lo están haciendo: Arte, Ciencia y Defensa. Las artes son


fundamentales en la construcción de nuevos imaginarios que vayan más allá de esta subjetividad extractivista y neoliberal. Cecilia Vicuña ha sido clave con su trabajo en el río Mapocho, tratando y visibilizando sensiblemente el agua que viene desde el cerro El Plomo, cruzando nuestra cuenca para llegar al mar, como parte de su ciclo vital. Me parece hermoso como el arte puede lograr ese tipo de visibilidad. Por su parte la importancia de las ciencias desde sus modelos de educación popular, de haceres y saberes, para, por ejemplo, la ruralización de la ciudad. Es una falsa dicotomía la que nos han impuesto de lo urbano versus lo rural. Podemos tener una interrelación; históricamente ha sido así. Los y las campesinas siguen sosteniendo en parte la vida de quienes habitamos en la ciudad. Pero también podemos ruralizar la ciudad a través de las huertas comunitarias, no sólo en nuestras casas, sino en las calles. En muchos países las veredas tienen huertos comunitarios. Producir tu propia comida es el primer momento de lucha anticapitalista. Podemos tener semilleros en las ciudades, podemos aprender de esta interrelación. La memoria geológica de la Antártica Mi visión de la Antártica es como un gran cuerpo y reservorio de agua. Y en segundo grado como memoria geológica. El proceso de efecto invernadero parte del proceso de desertificación y deshielo que están haciendo exponer esa memoria no sólo geológica sino también de virus, hongos y bacterias que pueden tornarse peligrosos para los ecosistemas. Es un espacio que es parte del campo de disputa que tenemos que ir instalando como cuerpo de agua, como ciclo hidrológico y como ciclo completo de nuestro planeta. Así como hemos sido capaces de visibilizar la Amazonía como uno de los pulmones que regula el clima del mundo, nos hace falta dar esa misma condición de importancia a la Antártica. Tecnología La tecnología es el uso de herramientas para solucionar problemas prácticos. Los primates usan tecnología cuando toman un palo y con ello acceden a la comida; o cuando los osos realizan lo mismo para acceder a la miel de un panal. Tenemos que pensar la tecnología desde otros lugares (y no necesariamente desde los dispositivos tecnoindustriales que han ayudado a perpetuar los arrases de la naturaleza), sino como herramientas posibles que nos permitan adaptarnos a la naturaleza de forma armónica. Los cultivos en terrazas de las comunidades Aymaras por ejemplo, donde siembran y cultivan el agua; eso es una maravillosa tecnología, pero una tecnología a sabiendas de una solidaridad, del apoyo mutuo y de los ciclos de la naturaleza. Pienso que es hermoso pensar las tecnologías, las ciencias y las artes en tanto “técnica del estar”. En este sentido, la agroecología es profundamente tecnológica; sabe que hay


períodos de barbecho, de cosecha, de descanso. Volver a comer según los ciclos de las estaciones. Esto es parte de la soberanía alimentaria y sanitaria, y que por cierto tiene mucho que ver con ciertas prácticas de subsistencia de los sectores populares como son la reutilización, el reciclaje y la reducción. Chile Chile es un país monoproductor, exportador de materias primas. En ese sentido estamos absolutamente dentro de las lógicas más coloniales de la teoría de la dependencia de la economía. ¿Por qué? Porque la forma más perversa de perpetuar las ganancias de los núcleos centrales es perpetuando la precarización de los territorios. Somos un país profundamente desigual, racista y clasista. Seguimos perpetuando el monocultivo, la monoproducción y la monoexportación. Pueden haber grandes carreteras, grandes procesos de infraestructura, pero lamentablemente seguimos estando bajo un marco colonial y capitalista. Hay que tener conciencia de esto, y por eso es tan importante romper con nuestra propia subjetividad neoliberal que tenemos tan internalizada. Con la revuelta del 18 de octubre del 2019 nos dimos cuenta que no es necesario comprar todo en el supermercado; por el contrario, que tenemos que potenciar nuestras redes de abastecimiento, de que se puede vivir con menos y que el sobreconsumo ha sido una expectativa que nos han instalado pero que es ajena a nuestras necesidades vitales y reales. Entonces, la lucha es descolonizarnos de esas estructuras y repensarnos, pues podemos vivir con menos, podemos consumir menos, y que la solidaridad y el apoyo mutuo son las claves esenciales para seguir caminando conjuntamente. Quisiera agradecer la posibilidad de esta conversación. Hablar enriquece el alma y ayuda a rememorar condiciones de esperanza, proyectos y tantas cosas bellas que hemos ido construyendo como colectividad. Muchas gracias (4 de noviembre de 2020)

DECÁLOGO POR EL DERECHO DE LAS AGUAS Y SU GESTIÓN COMUNITARIA Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT)

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Reconocer el agua como un derecho humano y un bien común inapropiable, asociado al derecho a la vida y a vivir en un medioambiente libre de contaminación. 2 Que el agua y la naturaleza sean reconocidas como sujetas de derechos. 3 Proteger todos los cuerpos de agua de los ecosistemas: ríos, lagos, lagunas, glaciares, turberas, bofedales, humedales, mares, aguas subterráneas, salares. 4 Garantizar la restauración de los ecosistemas como forma de defensa de las aguas, mediante un cambio de la matriz energética, productiva y de consumo. 5 Derogar el código de aguas y reemplazarlo por un nuevo marco normativo, basado en la gestión comunitaria. 6 Que el uso y gestión de las aguas sea comunitaria, territorial y sustentable, por cuencas y sub-cuencas hidrográficas. 7 Que las prioridades de uso sean para el equilibrio de los ecosistemas y el consumo humano. 8 Que la gestión comunitaria del agua sea plurinacional, basada en la articulación entre pueblos, comunidades y territorios 9 Garantizar su uso ancestral por parte de los pueblos que habitan el país, considerando la importancia de la dimensión espiritual. 10 Que la gestión comunitaria del agua se base en el fomento de la agroecología y las economías territoriales, que permitan garantizar la soberanía alimentaria, y con esto la autodeterminación de los pueblos. Este material fue elaborado en base a los resultados de los más de 60 Cabildos por el Agua realizados desde Arica a Magallanes entre octubre del 2019 y enero del 2020 a cargo del Movimiento por las Aguas y los Territorios MAT.



AGUA PARA CABILDO (Afiche) Hermanos Larrea

Agua para cabildo Trabajo voluntario verano ´72 Construcción de un drén para la captación de napas subterráneas Secretaría juvenil de la Presidencia de la República Oficina Nacional de Servicio Voluntario (ONSEV) Dirección de riego Ministerio de Obras Públicas FECH – FESES – FEITES y Otras Organizaciones juveniles Subdirección de recreación - CUT


AGUA LIBRE


Francisca Robles, Francisca Álvarez y María José Durán

* Una nube es portadora de tus aguas. Río una nube desciende y escurre por tu cuerpo. Montaña y desciendes libre, Agua continúa tu descenso sin prisa y sin pausa que nada y nadie frene tu caudal fúndete con la tierra y suaviza las piedras Río dulce, que siga tu peregrinaje desde lo alto y baja hondo transfórmate en agua salada y expande tu cuerpo que alcance nuestro cuerpo ínfimo, que no es más que una porción de nube y río. * Unidas por el Agua las tres llegamos a reunirnos por primera vez, cruzamos la ciudad y cuestas, en micro, en bus y a pie. Santiago entre el fuego de Noviembre El agua, los gases y la fuerza. pensamos que de coser un paisaje este algo traería para contar del Agua quizás nos enseñaría y de cómo habría que actuar. Agua Libre nuestra residencia de creación y también algo más, una reunión de siete días donde pausamos para aprender con las manos, sobre el ciclo del Agua. Montañas, Lagunas y Río, Nube, Luna y Sol, un paisaje de la Cordillera Andina que es contenedor.


Dibujamos con cuerpos de tela el camino que el Agua podría tomar. con la intuición sumergida en el juego, en urgencia de imaginar su libertad, porque libre es el Agua que queremos pronunciar. Agua textil, amiga de la infancia, y el pequeño paisaje de género que nos lograron acercar, y ver cómo es que los grandes, nos han enredado el caudal. Mientras que en las manos de un niño cauces de agua en movimiento se trasladan sin cesar, se hace serpiente, viento y corriente, abarca los surcos y transforma el lugar. y si transforma el lugar, transforma el hogar. Aguas viajeras por Chile en forma de lluvia envolviendo su tierra o en gélidas rocas sobre la cordillera, también en leves rocíos que recorren mañanas humedeciendo los valles que de secos ya no cantan. El bosque Esclerófilo, los bordes de río y lagunas desiertas nos cuentan que el ciclo ya no puede danzar. El humano ha puesto su mano en ella, coordinando ramales, pensando que el Agua se pierde en el mar administrando cada gota de su caudal.


Recurso natural es como le llaman, con horarios, salidas y turnos por trabajar, hay lugares en que nunca mas la volvieron a divisar. Los adultos olvidan que al Agua no le permiten avanzar con los ritmos del territorio que naturalmente podría alimentar y muy triste que incluso, Agua dulce arrastra el mineral. AGUA LIBRE nació de estas disyuntivas, de nuestras preocupaciones. Nació del amor a las flores, las plantas y los animales y también del amor a quienes heredarán nuestra tierra. Despertar a las aguas, por medio de un paisaje de tela nos ayudó a intercambiar experiencias con niños, niñas, mentes creativas y todas las personas que nos visitaron junto a Centro de Estudios del Agua con quienes recordamos que entre todos también somos el Agua: “seguiremos siendo el río recuperando su caudal”. a las Aguas, siempre resilientes. Noviembre 2019






COSTA SECA Máximo Corvalán-Pincheira

COSTA SECA (2017), acción gráfica donde se traza el área en disputa entre Chile y Perú, con un carro tizador y salitre, en la frontera de ambos países. El problema se produce cuando se llega al mar. En el ir y venir de la marea, la línea se va borrando constantemente, insistiendo una y otra vez en re-dibujar, convirtiendo el gesto en una tarea obsesiva y absurda. Los proyectos e instalaciones de Máximo Corvalán-Pincheira dan cuenta de una profunda reflexión sobre las contradicciones de la sociedad moderna de consumo. A través de su obra busca referir, en forma irónica, la subsistencia de problemas contingentes no solucionados, tales como los procesos históricos del último tiempo, la inmigración o los levantamientos sociales. Esta obra fue parte de la residencia Hawapi y de la Bienalsur.




LOS DURMIENTES Enrique Ramírez

LOS DURMIENTES (2014) toca un episodio particularmente abominable de la dictadura chilena: las víctimas, algunas aún vivas, fueron arrojadas al mar desde helicópteros, atadas a amarres ferroviarios. El título significa durmientes y lazos de ferrocarril. Los durmientes es un tríptico de video que presenta simultáneamente tres actos y tres temporalidades diferentes de esta historia.



EJERCICIO DE GRAVEDAD Claudia Muller

EJERCICIO DE GRAVEDAD (2019), acuario de vidrio que contiene en su interior piedras volcánicas y sedimentarias que flotan y de las que cuelgan caracolas de mar recogidas en las costas de Puerto Yartou. Impulsadas por una bomba de agua, las caracolas giran como trombas, en un juego de equilibrios y dependencias gravitatorias; en un hábitat submarino bombeado por mangueras.


SED Gianfranco Foschino, artista visual Dan Cameron, curador

Con aproximadamente el 60% del cuerpo humano compuesto de agua y más del 70% de la superficie terrestre cubierta por ella, ¿qué dice de nosotros como especie que sea el agua el elemento a través del cual gradualmente convertimos a nuestro planeta en un lugar inadecuado para vivir? Sea el síntoma el aumento del nivel del mar, la desertificación, la contaminación o la sequía, la culpa de poner en riesgo el agua como recurso vital recae directamente en nuestro enfoque imprudente e irresponsable de su uso y administración. El agua potable, hace un tiempo, puede haber sido considerada infinita y auto-reabastecible, pero el consenso científico de los últimos


cincuenta años es que esto es tan ficticio como un cuento de hadas. La difícil e inevitable verdad es que nuestro continuo crecimiento como especie está consumiendo muchos más recursos de los que pueden ser reemplazados, llevando a la extinción de innumerables especies, incluyendo, eventualmente, la nuestra. Sed, el título de esta exposición de once obras recientes de Gianfranco Foschino, fue escogido basado en la arraigada convicción del artista de que el arte puede abordar esta crisis planetaria al ofrecer a los espectadores herramientas de percepción que sirven para construir apreciaciones colectivas sobre las profundas implicaciones del rol del agua en nuestras vidas. Desde sus primeras obras en vídeo, el principal enfoque artístico de Foschino ha sido hacia la observación de la naturaleza, ya sea en forma de amplias panorámicas de glaciares, patios de campo con errantes gallinas, o el comportamiento colectivo humano dentro de las urbes. Aquí, Foschino ha empleado estrategias similares para explorar cómo el agua se manifiesta en forma de vapor, como océano, cascada, sudor y nieve. El espacio expositivo ha sido intencionadamente dejado en penumbra en un esfuerzo por detener la mirada de los visitantes entre una instalación y otra, y también permitir que un hilo común emerja en cada obra individual. Un componente clave de Sed es el Centro de Estudios del Agua, el cual, a pesar de tener una entrada independiente, funciona a lo largo de la exposición como un punto de encuentro para conversatorios, talleres, conciertos y proyecciones, los cuales se relacionan directamente con el tema subyacente de la exposición. Con este espíritu de abrir públicamente la reflexión sobre estos temas críticos, el carácter discursivo del Centro de Estudios del Agua (CEA) se concibe intencionadamente en contraste directo con las sensaciones más impresionistas generadas por las obras, con la esperanza de que los espectadores se muevan libremente entre un espacio y otro. Créditos fotográficos: ¿?



NORWEGIAN SEA (2019)

Esta obra da inicio a un recorrido que explora las últimas investigaciones del artista, dando paso a distintos trabajos que tienen como foco central, el agua. Realizado camino a las Islas Feroe, grupo de dieciocho islas las cuales se encuentran entre Islandia y Noruega en plenas aguas septentrionales, este video condensa una imagen silenciosa y contemplativa que contrapone la frialdad de las aguas a un cielo dramático y cálido. El aumento de la temperatura de los océanos, el aumento del nivel del mar, los desplazamientos de las especies marinas, el derretimiento de los glaciares, la acidificación del océano, aparecen como fenómenos inevitablemente presentes en un paisaje marino, el cual se sobrepone en más de un 70% sobre la masa terrestre. Desde la vastedad del océano, Norwegian Sea (2019) abre múltiples aristas que están presentes en esta muestra desde las cuales Foschino interpela el daño y la crisis medioambiental principalmente desde un ejercicio de contemplación del agua y sus paisajes. Ximena Moreno

Video-instalación / Pantalla LED de 55” con marco de madera negro a muro. HD. 8 min. Color. Sin sonido. Loop.



INSIDE/OUT (2017)

El paso del agua por las hendiduras y grietas de la tierra, a veces, ha planteado un desafío para los sedientos humanos que la interpretan, ineludiblemente, como un recurso explotable que se escapa de nuestras manos. Dentro de una cueva, en medio de una cascada, los cuatro canales de esta video-instalación titulada Inside /Out (2017) fueron grabados mientras Foschino realizaba una residencia en Bosque de Pehuén, al sur de Chile. Haciendo referencia al sitio de registro, dentro de una habitación semi-cerrada, múltiples vistas del mundo exterior son observadas desde el oscuro y confortable interior de la caverna generando un festín sensorial de visión y sonido, recordándonos que la esencia del agua es escapar en todas las direcciones posibles. Dan Cameron

Video-instalación de 4 canales dentro de cuarto oscuro / HD. Duraciones variables. Color. Sin Sonido. Loop.




LA EDAD DE LA TIERRA (2016)

Para la 13va Bienal de Cuenca (Ecuador) del año 2016, el artista expuso el material recogido en una expedición realizada a las islas Galápagos. Su objetivo fue articular un relato en torno al tiempo, el “tiempo de la tierra” interpretado desde una perspectiva bio-morfológica basada en el análisis de la fauna local. La Edad de la Tierra es una video-instalación de múltiples canales que presenta como objetos de estudio –a través de cinco pantallas instaladas sobre una repisa de acero inoxidable- detalles de iguanas y tortugas de tierra, texturas que asimilan tomas aéreas de valles, quebradas o simplemente plantas. Complementada por un paisaje submarino que trasporta a los


espectadores al medio acuático y la riqueza de sus configuraciones de luz, flora y fauna. Haciendo una referencia directa a la labor de viajeros-naturalistas del S.XIX como Alexander Von Humboldt, Charles Darwin y Ernst Haeckel, Foschino logra con su instalación construir un ámbito narrativo-visual en el que la mirada analítica del observador científico y la sensibilidad del artista se complementan en una unidad articulada e indisoluble. Juan Almarza Anwander

Video-instalación de 6 canales / Repisa de acero inoxidable. Pantallas LED de dimensiones variables. Marcos de madera blancos. Soportes acrílicos. Piso cerámico negro. Videos HD. Duraciones variables. Color. Sin Sonido. Loop.



BELLINGHAUSEN (2019)

La cámara, como el ojo, observa y se pregunta. Desde la cubierta del Aquiles, un buque de la Armada chilena, hace un paneo sobre la bahía Fildes de la isla Rey Jorge, en las Shetland del Sur, Antártica. Se mece con el ritmo del mar, parece estar instalada sobre un cuerpo que respira: se hincha en la cima y cuando pasa la ola exhala un aire gris. La luz es granulosa, las aguas de plomo, el hielo, la nieve y la espuma no refulgen. Hay una calma parecida a la derrota. ¿Cuando es que vale la pena dejar huellas? Aparecen las oscuras siluetas de la base científico-militar rusa Bellinghausen, sus containers, hangares, tanques de petróleo, la torre de la iglesia ortodoja con su aguja. El habitar del hombre es disruptivo, el estudio científico marca al paisaje. ¿será posible auscultar sin herir? El viento es incesante, la playa inhóspita, pero en sus aguas ebulle la vida. A la cámara fluyen dos tiempos, más bien la obra se instala en un cruce temporal. Se escucha la voz de los oficiales dando órdenes en la urgencia ruidosa, mientras que el tiempo geológico subsiste en el silbido del viento. Alguna vez pensamos los hielos como eternos, al mismo tiempo la base se planeó como transitoria. Ambos resisten contra las rocas negras, los pedregales que muestra la cámara. Ahora el cruce de tiempos no es más que una delicada negociación: por un lado los científicos con su apetito por el conocimiento y por el otro la industria que posterga su voracidad extractiva. Rodrigo Rojas


Proyección a muro / HD. 14 min. Color. Stereo. Loop.


AURORA (2019)

La aurora es uno de los fenómenos ópticos más fascinantes del planeta. Causado por el choque de billones de partículas electrificadas, que escapan vía manchas solares de la atmósfera del sol, con billones de partículas de hidrógeno y oxígeno de la atmósfera de la Tierra. Este espectáculo lumínico ha fascinado durante mucho tiempo a los humanos. En un esfuerzo por inducir el estado de atención requerido para observar este fenómeno, Foschino ha suspendido una gran pantalla cristalina en el centro del espacio para exhibir Aurora (2019), una retro-proyección HD que documenta una aurora boreal (nórdica) como lo experimentó durante una residencia, el año 2017, en Islandia. La aurora no es un fenómeno impulsado por el agua, pero ya que los lugares ideales para su observación son aquellos cercanos al polo norte o sur, se asocia a entornos subpolares de esas zonas, las cuales se constituyen como las primeras capas de hielo en derretirse de la Tierra. Dan Cameron

Retro-proyección sobre pantalla de acrílico colgada / HD. 12 min. Color. Sin sonido. Loop.



SELF-MOTION (2013)

Si los videos de Foschino se dedican con frecuencia a la naturaleza observada, aquí es el cuerpo y su materia lo que se vuelve paisaje. Si antes el objeto de la mirada era “el mundo visto”, aquí por primera vez es el propio artista. Self-motion (2013) es un


autorretrato en movimiento y una invitación a mirar allí donde no podemos adentrarnos: bajo la piel. A primera vista, este video se distancia de la muestra que lo aloja y de la aparente inmovilidad de la imagen que caracteriza toda la obra de Foschino. Pero hay algo que permanece, un conjuro. Este conjuro no es otra cosa que el cine. El baile se anuncia aquí como puro goce dispuesto para el aparato que registra. Y es este goce lo que vincula a Self-motion (2013) con los orígenes: el llamado “cine de atracciones”, lleno de trucos y efectos visuales pero a su vez repleto de una estrategia performativa donde los cuerpos se exhiben ante y para el ojo de las cámaras del cine temprano. Self-motion (2013) se ubica en el presente y también a fines del siglo XIX, junto al hombre que estornuda, las parejas que se besan, las flores de loto que se abren y los cuerpos que bailan, llenos de placer exhibicionista desplegado para el ojo de la máquina. José Miguel Palacios

Video-instalación / Pantalla LED de 50” a muro. HD. 4 min. Color. Sin sonido. Loop.


ESPIRITU SANTO #1 y #2 (2013)

Estas proyecciones registran el íntimo encuentro entre nubes del océano Atlántico y las altas cumbres del Parque Rural de Anaga, ubicado en la isla canaria de Tenerife. La mayor parte de los días del año, la cara norte del macizo de Anaga se sumerge en las nubes empujadas por los vientos alisios que viajan hacia las bajas presiones ecuatoriales. La velocidad del viento sumada a la densidad del agua, permiten cambios paulatinos de la luz que penetra en el espacio, formando sutiles destellos de color que parecen ser parte de alguna revelación divina. En Espíritu Santo #1 (2013) se puede percibir una espesa niebla que atraviesa el camino que lleva a uno de los puntos de biodiversidad más ricos de Europa. En Espíritu Santo #2 (2013) los paredones formados por la creación de esta misma ruta, generan una especie de túnel oscurecido por la tupida vegetación. Este tipo de lugares guardan consigo una


energía proveniente del origen del todo, ese todo anterior a nosotros y que se hace presente, precisamente, en aquellos momentos en que nadie está. Carolina Castro Jorquera

Proyecciones enfrentadas dentro de cuarto oscuro / HD. 6 y 5 min. Color. Sin Sonido. Loop.



ALBA, A MONOCHROME LANDSCAPE (2011)

Esta pieza muestra una bandada de patos silvestres que sobrevuela la superficie del agua de la laguna Aculeo, el año 2011, al amanecer. La laguna se ubica en la Comuna de Paine, Provincia del Maipo, y desde hace años ha sido lugar de descanso de familias santiaguinas. Acuelo en mapudungun significa "donde finaliza el río" y el año 2018 terminó de secarse por completo. La desaparición del agua es un símbolo del cambio climático en Chile, producto del calentamiento global y de una legislación que considera el agua como un bien económico, entregado a perpetuidad a privados y que no prioriza el consumo humano, entre otros. La proyección en blanco y negro nos muestra una laguna que fue. En tono melancólico, la escena da cuenta de un hábitat donde la vida animal y vegetal se sostenía en una relación de equilibrio de tierra y agua. Hoy, en cambio, ahí donde volaban una diversidad de aves, se pueden ver espinos, vacas raquíticas y un malezal que se extiende, como desierto, por un suelo agrietado y seco. Sebastián de la Fuente

Proyección de 16mm a muro / HDV traspasado a película de 16mm. 8 min. Blanco y negro. Sin Sonido. Loop.



VILLA LAS ESTRELLAS (2019)


En el continente Antártico se unen todos los usos horarios. El tiempo deja de aspirar a esa metáfora de la fugacidad o del vuelo que representa aquello que se escapa, pero tampoco es que se detenga, más bien gira sobre si mismo, sobre un círculo, el polar. En la Bahía Fildes de la isla Rey Jorge, Archipiélago Shetland del Sur, la base Antártica chilena Eduardo Frei Montalva alberga un núcleo de población civil conocido como Villa Las Estrellas. El número de sus habitantes varía mucho entre invierno y verano. En verano llegan los científicos, mientras que durante los meses fríos se quedan solo quienes dan continuidad al asentamiento en este territorio. En esta obra, organizada como un díptico, el color blanco funciona como un marcador temporal. Solo se ve una lengua de mar, mientras que el horizonte deja tan solo una ceja de cielo. Si bien en el video II de Villa Las Estrellas (2017-2019) se ven las ruinas de la gobernación marítima que se incendió un año antes, es entre las construcciones que se encuentra el elemento predominante: el pedrerío o la nieve. El tiempo, las estaciones, el deterioro del planeta, tienen para esta pieza, ese único vocabulario de silencio: la piedra o la nieve, el marrón o el blanco. En ambas películas, sin importar cómo se retrate la hostilidad circundante, la huella humana no se desvanece. Rodrigo Rojas

video-instalación de 2 canales / hd. 24 min. color. sin sonido. loop.



MOVER EL AGUA I Camila Fadda

MOVER EL AGUA I Con la desnudez mansa y un atado de palabras por decir ondulé sin resistencia en la tensión superficial. Escribí agua en el agua. Ella me devolvió un fracaso líquido. Lo que está en reposo dicen permanece en reposo hasta que algo lo pone en movimiento.


Quería decir algo con mi lenguaje yerto mover algo. Mi gesto movió el agua el agua tradujo el trazo en longitud y frecuencia así en la superficie como en las honduras. MATRIZ Ni luz ni sombra ni ruido ni cosa que se moviera. Quietud y silencio y agua sin arriba sin abajo sin vértigo ni gravedad. Nada que se mantuviera erguido nada que se desmoronara ni frío ni calor ni hambre ni sed sólo líquido y latido.

(poemas de su libro Mover el agua, Edit Los Perros Románticos 2019)

KAI KAI la serpiente de las aguas, es observada por la luna

Ella sabe y lo repite en su oleaje


En sus tórridos abismos sabe y no lo oculta ese poder serpenteando en el círculo y el arcoiris en las nubes / en el llanto /en las caracolas en las cuatro sangres que la habitan en sus cuatro lenguas /en sus cuatro cantos en sus cuatro sueños de los mares todos los torbellinos cuatro veces girando / de izquierda a derecha y de derecha a izquierda/ondeando insomne Juguete de las algas / su destino Vanos los besos /vacías las caricias herida sin milagro / el alba sin horizonte Jardín profundo / su piel sobre sargazos dominándole el alma / vaticinios Olas /peces /arrecifes. Ella sabe de los hombres y mujeres de la tierra Sabe de Treng Treng /en el resonar de su caverna Ella sabe del despertar de las olas /en la roca de Shumpall de los rayos de sol en las hebras de agua de Traitraico /de Tuwin malen /sus sombras De todos los Ñenko sus veleidades


Kai kai. Kai kai donde la Vida repite el movimiento Kai kai Kai kai el mismo movimiento Extasiada muerde la lluvia deteniendo el aliento. Kai Kai Kai Kai Todo lo que sabe es un presagio Espuma su canto /en el que se hunde la noche /Y amanece Gñenko, el dueño de las aguas, huye Olvídame en ese sur donde me hallaste hilando la lluvia tensando la niebla abrazando la espesura de lengas y coigües Libérame que me vuelvo río espuma y torbellino broto de los abismos me pierdo en la ciénaga Metrengko de mi origen Me evaporo


unto mis dedos emergen libélulas /küdemallu raíces llovizna deseos trasnocharé para no ser vista en mi sed días enteros como cuando no te conocía tus aromas tu tibieza mi embeleso tus cascadas murmullos sueños de caracolas Espanta el frío del paisaje canta hasta que se aleje la luna con su racimo de sueños. Soy un río en esta noche Entre guijarros pierdo mi luz. HISTORIAL DEL CUERPO Alejandra del Río

Mi cuerpo nadando a mar abierto Mi cuerpo percibe las corrientes mi cuerpo montado en su propia dulzura


a merced de las pulsaciones buscando tu cuerpo mi cuerpo se frota contra el tuyo mi cuerpo despierta al oleaje mi cuerpo de espuma todo cubierto mi cuerpo se hunde en tu abrazo arde en la sal anhela mucho más se enreda en las mareas mi cuerpo ya no tiene voluntad mi cuerpo es arrebatado por la orilla revolcado por las olas confundido con la arena empujado hacia el continente arrastrado por la resaca mi cuerpo que vara en la playa mi cuerpo inmovilizado por el vacío mojado apenas por las olas esperando tu rescate mi cuerpo que esperó en vano mi cuerpo se desespera mi cuerpo llamando por ayuda solitario en el abandono negando tu traición mi cuerpo que cree en lo que tuvimos mi cuerpo que ya apenas puede respirar mi cuerpo diciendo tu nombre con su corazón aun latiendo


llorando en silencio mi cuerpo inundando el mar de amargura mi cuerpo ahogándose en sus propias lágrimas mi cuerpo que quiso volver al mar y no pudo mi cuerpo expiró sucumbió pereció mi cuerpo que alguien no olvidó mi cuerpo arrastrado por manos oscuras conociendo la dureza de las piedras lejos del mar mi cuerpo auscultado por ojos anhelantes mi cuerpo otra vez entre tus manos recibe muestras de gratitud es honrado por tu pueblo oscuro acariciado por cantos colectivos mi cuerpo muerto es consagrado para la vida mi cuerpo está abierto palmo a palmo mi cuerpo es dos mitades está mostrando lo que es mi cuerpo tibio aún mi cuerpo al que entraste entero desnudo mi cuerpo acogiéndote como a un profeta mi cuerpo es tu lugar es tu canción mi cuerpo con su sangre es tu poder con su aceite es tu vida mi cuerpo que es tuyo ahora


mi cuerpo separado y clasificado mi cuerpo drenado extirpado trozado reducido mi cuerpo como alimento mi cuerpo como vestimenta mi cuerpo como utensilios mi cuerpo como arpones mi cuerpo es sobrevivencia es divinidad es tu fama y tu gloria mi cuerpo que te amó mi cuerpo al que traicionaste mi cuerpo que vivía mi cuerpo desapareció.

(De: Actitud Plateada (inédito) ¿DÓNDE ESTÁN? Margarita Bustos


¿Dónde están? Cuando probé el mar por primera vez su sabor escarlata secó mi boca bebí culpas en vaivén y recogida en recogida y vaivén aún buscamos los nombres y los huiros extienden sus brazos en la tarea Incesante la espuma rumorea cuán cerca estamos siempre a punto del hallazgo cuarenta y seis años en cuenta regresiva recesiva amnésica aletargada aprisionándose en esta orilla bebí culpas mar adentro. Ejercicio de agua El estallido del agua/su sordera entra por el rostro/devora la piel/los ojos/su estallido horadando la vida hasta la médula/el agua vitta como excusa para limpiarnos la libertad extravía(da), el agua separándonos y agitándonos como moléculas a punto de evaporarse/ Y justo en el punto de


ebullición recordamos que el agua sobre nuestra cabezas aún aguarda a que gritemos su nombre/el que hemos perdido/el perenne durmiente bajo el sonido. Marea en luto (A los habitantes de Chiloé) Mientras el mar amargo se arremolina y nos ahoga resistimos. No creer en futuro parece ser la respuesta mirar el corazón resquebrajarse para luego dejarlo secar en el viaje sus latidos se tornan más lentos y mientras los trazos permiten tejer uno nuevo de lana en viaje de óxidos flotantes de silenciosas luces resistimos.

(De: Mujeres y ausencias. Inédito) LAGUNA DE ACULEO Sebastián de la Fuente


Alba por de pronto agua que se pierde Melancolía artificial de lo vivo una hilera de patos una bandada de garzas y el tiempo una máquina donde algo se hace vida y se seca: Aculeo tiempos de tierra y agua ahí donde se mezclan como en nuevo limo piedra paja y malezal


por la sed de sequía y en viceversa sobre un muro casi apenas falso rosado por la luz más allá de la cordillera El blanco parpadeante y el tiempo mismo de los dioses que en su anverso extravían su mirada y nos quedamos huérfanos Alba hija del alba hija del sol naciente agua lo suficientemente agua donde se estrujan aire tierra y oquedad una laguna


que fue cuenca y ojo humedecido aleteo de pájaros migrantes y superficie quieta donde el río agoniza su peregrinaje y se inicia la supervivencia Porque nada en esta tierra nos pertenece escarbe y bocatoma terrón y embarcadero. (De: inédito, 2019) DEFENSA DE LA TIERRA Luís Oyarzún, 1973.

Generación va y generación viene, cantó el Eclesiastes, mas la Tierra siempre permanece... Ojalá pudiera ser siempre así. El hecho es que ahora ni siquiera sabemos


con mucha certeza si durará la tierra como astro. Bien pudiera ser que volara toda por el espacio, insignificante escupitajo sideral, de vuelta al caos. Pero, aun- que esta catástrofe no llegara a ocurrir, está desapareciendo debajo de nuestros pies la tierra que amamos, esta capa sensible de minerales y bacterias, hecha con el sudor humano y con hojas milenarias; este migajón germinativo donde crecen la hierba y los árboles con sus ramas, sus flores y sus frutos, este manto delgado que nutrió a nuestros abuelos, a sus crías y rebaños. Esta piel del planeta, que nos fue dada para administrarla con amor, está esterilizándose. La avidez, la ignorancia, la incuria, todos los males del alma empobrecen la tierra y la destruyen. La tierra está enferma de nuestra alma. La preservación del suelo es un deber sagrado. Ama a la tierra como a ti mismo, debió también decirse. Mas los hombres no acertamos a amamos a nosotros mismos. La tierra que nos rodea es el espejo del alma humana. Mas el hombre quiere romper su espejo. Tala y quema los bosques, suelta cabras de diente ponzoñoso en las quebradas y convierte al humus engendrador de sueños en ceniza muda, en fibras deshilachadas bajo el sol, escarmenador implacable. ¿No tendrán también las plantas un Espartaco que luche por sus derechos? Consuela un poco pensar que $a son muchos, pero siempre pocos frente a la legión de los depredadores deliberados o inconscientes. El hombre violento, el que quiere destruir y destruirse, que no ama sino la vociferación o el goce conminatorio, persigue a los pájaros, no ve ni huele flores, ciega los pozos con basuras. Allí donde cantaban las aves sobrevivientes del paraíso, la lluvia desmenuza los terrones y los arrastra al mar. No sólo las semillas que vuelan por los aires o que caen en los surcos fecundan la tierra. También la empreñan los rituales, las imágenes de los hombres, las hadas y los elfos. Por eso también nuestra tierra se nos empobrece, se nos escurre entre los dedos y se desmorona debajo de nuestros pies. iOh, tierra nuestra sin fuego interior, tierra opaca, espejo nuestro! La nuestra, la tierra chilena, es el triste bien de unos hombres tristes. Las almas pobres empobrecen la tierra. Nuestros suelos no recibieron la adoración pagana y el bautismo cristiano introdujo la melancolía y el treno funerario de las campanas de otro tiempo que recitan los males de la esclavitud del alma en la materia. Nuestras tierras han sido regadas con sangres y sudores de duelo. No tienen el légamo de la alegría colectiva, de la comunidad fundada en el amor y la justicia, capaz de detener con sus exorcismos espirituales la degradación angustiosa de nuestra madre gea. Parece que no hubiéramos aún merecido ser sus señores, pues la manejamos mal, tercamente mal, con urgencias y exigencias cortas de visión. Hasta el vino que ella produce se nos vuelve angustioso. No puede producir sino ceguera y obcecación un vino sin danzas, sin fiestas, sin diálogos, sin conjuros liberadores. Nos falta la distancia


inspiradora, cosa increíble en este país de largos horizontes, que colinda con distancias marinas y alturas montañosas que deberían estar pobladas de deseos, nostalgias y dioses. El pobre costino, que muele sus terrones para sembrar sus lentejas, chícharos o garbanzos, ni siquiera se arruga cuando ve avanzar las dunas que le comen sus pocas fanegas de suelo y las deja que le estrangulen su finca. Es la naturaleza, piensa, y siempre fue así. Siempre ha sido así. El hombre, aplastado por un mundo que le pide socorro, porque la tierra no quiere morirse, y ama por igual sus trigos y sus yuyos, que son vida que cada año renace, se queda sin responder. Ni siquiera recoge las pródigas setas del otoño. La diosa Ceres no visitó nuestros campos, no nos trajo sus danzas festivales entre las colinas doradas de trigo, rojas de viñas. En lugar de los ritos de celebración terrestre, nos entregamos a las grandes ordalías de los bosques en llamas. Desde diciembre sufrimos el calor artificial de unos días sofocantes, de unas noches alumbradas frente a las ciudades y pueblos por la brasa de los cerros ardientes, unos cerros ahora calvos y amarillos, de donde bajaban en otro tiempo, en la zona central de Chile, mujeres y muchachos que vendían cubos de maqui y cóguiles. Esos y otros frutos se daban en profusión en los bosques húmedos de las quebradas y en los faldeos revueltos de lianas, fuentecillas y helechos, que todos igualmente perdimos, ellos, nosotros, nuestros hijos. Los propietarios de la tierra -grandes y pequeños- transformaron los retazos de selva en sacos de carbón. Del mismo modo procedieron con la dura y difícil vegetación arbórea del Norte Chico los ilustres dueños de las minas de cobre de Tamaya y otros innumerables, hasta llevar el desierto a un grado de perfección insuperable en su género. Entre todos ellos, ¿quién amó a la tierra, que es un bien esencialmente común, apenas prestado? ¿Qué importa que se escurra, que se calcine y se parta, si nadie la sostiene y la quiere, si nadie la siente en verdad suya y de todos, como el terrón natal de la patria? Nos habituamos a pensar que la tierra todo lo da, que lo dará siempre todo, que siempre habrá tierra. Es inmortal la tierra que mantiene al hombre y sus obras. Pero no lo es la tierra-instrumento, traje que se tira cuando se pone viejo, la gleba explotada por el avaro, que sólo se aprovecha de ella y la esquilma, como amante clandestino de mujer de mala vida a la cual se puede inferir agravios sin castigo. No, no merecemos todavía a nuestra tierra. Los máximos destructores del suelo acostumbran a pronunciar himnos y discursos patrióticos en alabanza del viejo régimen agrario. El patriotismo, con todo lo que envuelve, comienza por cierto con la tierra y su gente. Pero habría que preguntar, cada vez: ¿has hecho buen uso de esta tierra que dices amar? La respuesta es obvia, y falsa. ¿Canales y obras de riego, tranques? Si, en buena hora, pero casi siempre con fondos del Estado, con el dinero de todos. ¿Y el resto? ¿Ante quién habrá que rendir cuenta de tanto cerro arañado por la erosión con todos sus panes y pájaros menos, de


tantas tierras enrojecidas sin árboles ni cantos, de tanta quebrada seca, de los alerces quemados, de las araucarias abatidas para siempre sin nada que las reemplace? Sólo clama justicia tanta tierra descuidada, perdida, estrujada; tanto bien de todos que se fue derecho al mar, tanta mortandad de peces de agua dulce, tanto puqui cegado. Quién sabe un día presidirá este tribunal supremo, más severo que otros, un juez que se hará eco de la parábola de los talentos: “Te di un pedazo de la tierra bien plantado de árboles y amenizado por aguas y ahora me lo devuelves yermo. Ahora sabes. Te lo di para probarte, para ver quién eras. Te lo di cargado de flores, liviano de cantos. Mira lo que me entregas. No me importa tanto la tierra como lo que hiciste con ella. Y o puedo crear dondequiera otra tierra, otras tierras. No me cuesta reparar lo que destruyes. Pero tu propia destrucción me importa y me cuesta. La tierra es tu retrato. Mírate en estos cerros secos, agrietados, satánicos. Aquí no brotan semillas. Ni siquiera malezas. ¿No es éste tu propio rostro?” (del libro “Defensa de la tierra”, Segunda edición, Ediciones Biblioteca Nacional, Santiago de Chile, 2015.) DE FORMIDABLE DESEQUILIBRIO A MARAVILLA URBANA: UNA CIUDAD IMAGINARIA A LOS PIES DE LA CORDILLERA Catalina Valdés E.

La ideología del progreso se moviliza para alcanzar algunos estados, la estabilidad entre ellos. Como siempre, este principio de la modernidad está fundado en la contradicción: para lograr la estabilidad es necesario emprender cambios. La estabilidad no es entonces otra cosa que un espejismo, la ilusión de un charco de agua que se desplaza, alejándose en la misma medida que nuestro movimiento pretende alcanzarlo. Benjamín Vicuña Mackenna, intendente de Santiago en los primeros años de 1870 ideó una ciudad estable y para ello emprendió una serie de cambios que 150 años después mantiene al espejismo en constante desplazamiento. Su caso interesa por estar investido de un aura fundacional: bajo su gobierno la capital de Chile debía asumir un cariz moderno, desmontando sus cimientos coloniales. Interesa también por la escala expandida de su intervención: en términos espaciales, la ciudad imaginada por Vicuña Mackenna se extendía desde el valle del río Mapocho hasta la cordillera en la que nace el río Maipo; en términos temporales, sus pilares debían tener la antigüedad de la roca andina y acompañar las dinámicas geológicas hasta alcanzar la modernidad del acero importado en gigantes buques transatlánticos. En términos humanos, su intervención debía transformar la vida de todas las capas de la sociedad, unificando identidades y eliminando sustratos de insurgencia.


Entre las obras del intendente que han recibido mayor reconocimiento está el paseo Santa Lucía, transformación de uno de los característicos cerros isla del valle en parque urbano. Por su proximidad al centro de la ciudad, la elevación de granito y basalto tenía ya una historia de intervenciones que la había convertido en cantera, fuerte militar, cementerio, basural, refugio de rufianes y artistas, base de un observatorio astronómico e hito para demarcar el meridiano 0 de referencia para orientar la cartografía de un territorio nacional en plena expansión. Como una capa más de su suelo, se sumaba la infraestructura del notable parque inaugurado en 1874, origen del pulmón verde que actualmente delimita el acceso norte del centro de la ciudad. Otra acción, incluso más trascendente, aunque menos reconocida, fue el impulso que el intendente dio a los proyectos de embalse en las depresiones del Cajón del Maipo. A la historia geológica que da forma a estos pliegues de alta montaña, por donde han fluctuado glaciares, ríos, lagunas, lava, fósiles y piedras, su gesto sumó la maquinaria y el concreto para construir inmensos muros de contención de agua y acueductos de irrigación de campos y ciudades que hasta hoy no cesan su expansión.


Referencia fotográficas: Retratos grupales incluidos en el Álbum del Santa Lucía y Esploración de las Lagunas Negra i del Encañado. Las dos publicaciones son de 1874 y están ilustradas con fotografías sobre cartón pegadas a las páginas del libro. Émile Garreaud, fotógrafo francés,


estuvo a cargo del proyecto general de fotografiar las obras del cerro y el retrato colectivo es obra de su colaborador Adams. El chileno Francisco Luis Rayo retrató la exploración a la Laguna Negra. En ambas imágenes figura el impulsor de las obras Benjamín Vicuña Mackenna.

La estabilidad fue el argumento con que el intendente justificaba estos dos proyectos que son, en realidad un solo e inmenso plan de integración de las formas de la tierra a las infraestructuras concebidas por la ingeniería moderna. Tanto el pequeño cerro isla como las lagunas de alta montaña son parte del mismo sistema geológico que da forma a la actual región metropolitana, continuidad de quebradas talladas en la roca andina por dos torrentes cordilleranos, el Mapocho y el Maipo. Las obras impulsadas allí por Vicuña Mackenna son el resultado del gesto pionero de industrialización de la naturaleza, metamorfosis acelerada de lugares. Los paisajes así concebidos a mediados de la década de 1870 determinan hoy nuestra percepción y nuestros modos de habitar el valle y mantienen en movimiento ese espejismo del charco, pero también del agua verdadera, cada vez más esquiva. I al propio tiempo las lluvias, nodriza común de todas esas obras, han desaparecido casi por encanto de nuestra zona, al punto de que hubiera de creerse que obedecen a una razón inversa de las necesidades de irrigación. Miéntras mayor número de tierra de secano se entrega a la reja del arado, menor provisión de las aguas destinada a fertilizarla nos da el cielo. Miéntras mas canales labra en la roca viva la pujanza del hombre, menor número de nevazones, estas lluvias sordas de las cordilleras, nos propicia el invierno, para alimentar los escasos ríos que aquellos sangran en el estío . “Formidable desequilibrio” es la expresión que le sirvió al intendente para describir la irregular frecuencia hídrica del valle central y la fuerte sequía que azotó al territorio en los últimos años de la década de 1860. La piedra rebelde, el matorral de secano y el agua escasa y torrencial no correspondían a la expectativas de estabilidad -ni mucho menos, de crecimiento- encarnadas en este hombre que fundaba su esperanza de progreso inspirado en la llamada “revolución verde” que aparentemente alimentaba a las potencias mundiales de la época, imponiendo un régimen de productividad inédito al campo. Alcanzar la mentada estabilidad también requería, desde la perspectiva de alguien como Vicuña Mackenna, la generación de fuerzas que encauzaran o contrastaran las potentes fuerzas de la naturaleza, fuera geológica o humana. Según los principios que animaban a la ideología del progreso, el orden social era una condición para lograr estos avances y la ciudad moderna debía funcionar como una suerte de laboratorio en  Benjamín Vicuña Mackenna. “Introducción” Esploración de las Lagunas Negra i del Encañado en las Cordilleras de San José i del Valle del Yeso... (Valparaíso: Imprenta La Patria, 1874), p. I.  Digo “aparentemente”, porque esta exigente dieta estaba convenientemente complementada con bienes y mano de obra extraídos de las tierras y poblaciones sometidas al régimen colonial que marcó los surcos del mundo durante el siglo XIX.


el que se probaran estrategias de aleccionamiento que acogieran al urbanismo como un proceso uniformador de hábitos e identidades: I al decir que se persigue una verdadera propaganda en beneficio del ornato i embellecimiento de las poblaciones, aunque en esto se contrarie una triste si bien arraigada rutina, no hacemos mas que recomendar la ejecución de uno de los principios mas obvios i mas evidentes de la higiene moderna, ciencia casi del todo desconocida en nuestras comunidades subalternas i que se halla apenas en ciernes en la capital misma. El conocimiento experto y la aplicación de soluciones aportadas por la ingeniería eran parte de la fórmula que instalaría al país en la senda del desarrollo global. Es por esto que tanto la expedición al Cajón del Maipo como las intervenciones al cerro Santa Lucía contaron con la participación de notables profesionales de la época, entre ellos, el destacado ingeniero francés Ernesto Ansart, encargado de coordinar todas las obras emprendidas durante la intendencia de Vicuña Mackenna, siendo la canalización del río Mapocho una de las más importantes. Francisco Vidal Gormaz, Víctor Carvallo, Sinforiano Ossa fueron, entre otros, los ingenieros que aportaron con mediciones, planos y obras al traslado de aguas que tanto motivaba al intendente. Desde la cordillera a los valles y a la ciudad, desde la base del cerro convertido en “maravilla urbana”, hasta las lagunas que decoraban su cima, incluyendo un complejo sistema de regadío y una sorprendente cascada.

 Benjamín Vicuña Mackenna. Álbum del Santa Lucía, lo que es i lo que debería ser: segunda memoria de los trabajos ejecutados desde el 10 de septiembre de 1872 al 15 de marzo del presente año (Santiago: Imprenta de la Librería del Mercurio: 1874).



La continuidad de estos dos proyectos se evidencia en las empresas editoriales que sirvieron de propaganda para ambos. Como era habitual, Vicuña Mackenna acompañó sus acciones con libros que también fueron, en el campo editorial, pioneros al incluir tecnologías de impresión e imagen inéditas en Chile. Un número limitado de los ejemplares impresos incluyó fotografías pegadas en cartones, convirtiendo cada volumen en un valioso objeto de colección. En el álbum del Santa Lucía, el texto del intendente se acompaña de las tomas realizadas por el fotógrafo francés Emile Garreaud y miembros de su estudio, en las que se documentan en detalle la transformación del cerro en parque. El libro de la exploración cordillerana incluye el registro visual tomado por el lente del fotógrafo chileno Francisco Luis Rayo, relatos e informes escritos por el propio Vicuña Mackenna y otros miembros de la comitiva exploratoria. Estas inmensas obras de ingeniería contaron así con su soporte de propaganda, libros que pueden ser leídos hoy como documentos de la relación que los agentes de la cultura moderna instauraron con la naturaleza. Para la segunda mitad del siglo XIX, esta relación concebía obras públicas de gran escala guiadas por los principios del higienismo y la industrialización, asumiendo la naturaleza como una fuente de


recursos para alcanzar una estabilidad cifrada en términos de progreso. Conocer estas obras y observar los libros que las inscribieron permite poblar de imágenes al discurso fundacional moderno, basado en la conquista de la naturaleza por la cultura, para repensarlo en los términos que impone nuestra contemporaneidad: crisis de los ciclos hídricos, colapso urbano, privatización de la infraestructura pública… Las imágenes y los textos de estos libros están ahí para reponer la dimensión histórica de los paisajes. Para conocer más sobre estas obras Amarí Peliowski y Catalina Valdés. “Santa Lucía: imágenes de un cerro que mira una ciudad”. URBANA: Revista Eletrônica do Centro Interdisciplinar de Estudos sobre a Cidade, Campinas, SP, v. 10, n. 1, p. 232-249, 2018. Alamiro ÁVILA “Diez libros chilenos del siglo XIX ilustrados con fotografías” en, Biblioteca del Congreso Nacional. Homenaje a Guillermo Feliú Cruz. Santiago: Editorial Andrés Bello, 1973. Hernán RODRÍGUEZ. Fotógrafos en Chile durante el siglo XIX. Santiago: Centro nacional del patrimonio fotográfico, 2001. Rodrigo PÉREZ DE ARCE. La montaña mágica: el cerro Santa Lucia y la ciudad de Santiago. Santiago: Ediciones ARQ, 1993. Sebastián ESCOBAR (ed.) 180 años Sociedad del Canal de Maipo 1827-2007. Santiago: Asociación de canalistas Sociedad del Canal de Maipo, 2007.

Créditos fotográficos: www.memoriachilena.cl “ESTRUJES” DEL RABUCO Gustavo Boldrini P.

El agua siempre fue parte prodigiosa del paisaje chileno. Tan pletórica que hasta se hizo un tema del arte nacional. Imposible es hablar de Chile sin mencionar sus aguas. “¡Ay agüita de mi tierra!” cantaban Los Cuatro Huasos, “Canto de los ríos que se aman” escribió el poeta Raúl Zurita. “Aguas de Limache y del Aconcagua” pintó varias veces Thomas Somerscales. Así, de tan espirituales no vimos sequías, inundaciones, rebalses, filtraciones, fugas, ni derrames. Cosas que tenían que ver con un clima a veces adverso y, también, con el mal manejo que el hombre hacía de las aguas. Entremedio se nos vino encima esta sequía grande. De pausadas, pasaron a ser más frecuentes. A veces duraban 6, 7, 10 años; o sea, determinaron la ausencia del agua.


Es cuando aparece la conciencia de que nuestro Chilito del agua, tan cantado, también es un territorio sin agua. Y para un escritor comienzan a surgir otras palabras. Esas que actúan, se sufren y describen un territorio en sequía. Desde ellas, el agua lírica, cantada y afectuosa, que alguna vez definió la belleza patria, descompone su forma y hoy debe nombrar situaciones críticas. Es que no son bellos la falta de agua para beber, ni la ingeniería hidráulica que valora el liderazgo de un agua privatizada. La paradoja es que el agua que era bella por su abundancia hoy sigue siendo preciada, pero por su ausencia. Es que lo que no se prodiga, siempre es bello. Su falta la hace tan preciada como el oro. Así es como, de lírico, el tema del agua se hace dramático, tragedioso. Si siempre fue sujeto del arte, su lirismo afectuoso cambió para convertirse en realismo dramático. Volviendo a las palabras dichas, ahora conmovedoras, sin arte, nos resuenan los rebalses, filtraciones, fugas, derrames, avenidas, usurpación, robo, calentamiento… En agosto, a la vera del Canal Serrano en Pachacamita, le pregunté a un campesino porqué estaba seco. Me contestó que en esta época, el canal sólo lleva los estrujes del Rabuco. Pero hoy, como el Rabuco no lleva agua, no hay nada que estrujarle. Claro, la palabra estrujar es muy hábil para construir una metáfora. Se estruja una aceituna para sacarle el aceite. El Rabuco sólo podría dar agua desde una apretura telúrica, casi literaria, y eso ya no es lírica, es drama; es decir, es un asunto lastimoso. Tanto, que hasta puede promover terror, como en una tragedia. El Estero Rabuco siempre fluyó desde las lluvias que caían sobre La Campana. Hoy ya no llueve, entonces no fluye, no se puede estrujar.

FOTO DE ACEQUIAS


CONJURANDO RÍOS Y ACEQUIAS Gustavo Boldrini P.

Se medita frente del agua. Sea desde el flujo o reflujo en el que nos sume el encargo de Sebastián, o desde ese discurrir, escurrir, surtir que las aguas han sido en nuestras vidas. Es que desde todas esas fuerzas, se precipitó la esencia de cómo las temimos y de cuánto las amamos. Una correntada que empuja, que mezcla, que disuelve y nos interpela. Se medita ante ríos y lagos. Ante canales y acequias domésticas. Tanto, que ni siquiera sabemos cuántas palabras del agua existen; ni menos, cómo ellas, en una terrible sintaxis, nos hablaron de cosas que mueren o de una vida nutriente. También contaron historias y nos relataron nuestra propia vida acuática. Así fuimos aprendiendo. Cuando aún no las conocíamos, leyendo a Poe comprendimos, en intimidad, la extraña vida de las aguas muertas. Supimos -universitarios-, del complejo de Caronte y de la bella corrupción de Ofelia. Cosas que desde libros hablaron de desapariciones en un horizonte lejano, tan profundo. Con Ofelia sufrimos más: a la profundidad se sumó su infinita belleza en descomposición, flotando. Fue hace tanto tiempo, cuando escribíamos poemas.


Así fueron nuestros juegos con el agua. Desde el terrible Poe a la tan amistosa filosofía de Gastón Bachelard que, aunque pasando por el ahogo, la inundación y la putrefacción de Ofelia, al fin siempre nos llevó a las aguas claras, brillantes, amorosas, ligeras… siempre remansos fáciles de imaginar y de vivir. Nosotros, tan jóvenes, estuvimos en vecindad con los cisnes y la Flor del Pato, en Limache. Éramos tan universitarios y todo trataba del “agua imaginaria” y de la buena “ay agüita de mi tierra que corres limpia y serena”. Tarde entendimos -meditando- de los turbiones sobre la quebrada; los vapores sobre el espejismo, del chivito boquiabierto mirando al cielo, del alfalfal seco y de esos paltos surrealistas tan robustos de agua, allá en Cabildo. Nada de esto, salvo la ensoñación, estaba en Bachelard. La Ligua, Catapilco, Petorca; Aculeo y Salamanca… faltan en una antología sobre la estética del horror que vaya más allá de “L’eau et les rêves. Essai sur l’imagination de la matière”, 1942, de don Gastón. Esperando aguas Nuestras infancias comenzaron al oír el furor manso de una acequia. Allí en Renca, en El Salto, en Macul, en Ñuñoa y Cerro Navia, esa, para todos, fue la misma literaria acequia ciudadana. Todos tuvimos un caballito azul que un día se llevó la corriente y que nadie pudo detener. A más de alguno, el “barquito pirata” de don Oscar Castro también se le fue corriente abajo… hacia “el doble junco del agua”. Todas esas son cosas para rememorar… Por eso, ahora, tan penosos, meditamos frente del agua, por su ausencia. Se medita ante el Encargo de Sebastián. Se medita, con estupefacción, en La Ligua. Sucede que a su alrededor, secos, están Valle Hermoso, Illalolén y Jaururo. Se medita ante el verdor milagroso de paltales en Petorca y de rostros amarillos en El Ingenio, en la casa de Soraya Minay, la niña a la que le faltó agua para lavarse la carita y “las presitas”, dijo. Entonces, sobre penas y fealdades le damos infinitamente vueltas a la llave y ruegos a San Isidro Labrador. Luego, ya no en una escritura, hablaremos sobre el tanto discurrir y la ausencia del agua. Seguro que poco diremos de aquellas tan cargadas de mitología o de literatura. Aunque es imposible, Sebastián, no contarte de aquella vez que los habitantes de


Artificio -en Nogales- vieron que el río Aconcagua era amarillo. Después se dieron cuenta que un camión cargado de limones, al volcar su carga, había teñido las aguas. Se medita frente del agua. Es que ella acogió las antiguas imágenes de la pureza, lo que era un don natural y un derecho. Fue símbolo poderoso y una especie de moral que nos enseñó. Demás que el agua tiene cuerpo y alma y voz. Un lluvioso día de agosto de 2015, unas mil personas en los puentes sobre los ríos Petorca y Putaendo acudieron a presenciar la “reaparición” de los ríos. La mayoría tenía entre 13 y 15 años y nunca los habían visto fluir. Claro, aunque tampoco habían escuchado una acequia nocturna ni leído a Bachelard, esa noche se daban cuenta de otra felicidad; una que era real. Las aguas volvían nuevamente y podrían tenerlas; tantas, que hasta se hacía posible escribir sobre ellas.


EL PAISAJE DEL AGUA EN SOCOROMA Región de Arica y Parinacota. Rosa Chandía-Jaure

Hablar de Socoroma es hablar de agua y cultura; es hablar de comunidad, de conocimientos, adaptación y resistencia. Socoroma es el nombre del pueblo, y significa en Aymara “agua que corre” (Mamani, 2010). Sus habitantes preservan una forma de vida vinculada íntimamente al sistema ecológico dominante en su territorio, donde el agua es el eje articulador del paisaje que han construido los antepasados, asociado a la producción agrícola de montaña, el cual las distintas generaciones han heredado y mantenido en el tiempo. Representa el dominio de técnicas constructivas asociadas a la disponibilidad local de materiales, junto con el “saber hacer”, enlazado a un conjunto de ciertas reglas sociales y la construcción de imaginarios en torno a lo sagrado, para la reproducción cultural del conocimiento que permite vida en el ambiente (Godelier, 1989). Socoroma se localiza en el territorio alto andino del norte de Chile, a 21º de latitud sur y a 3.300 metros sobre el mar. Sus antecedentes de ocupación humana datan del tiempo de la cultura Tiwanaku; estuvo bajo el dominio de los Señoríos Altiplánicos. Luego llegó el Inca desde el norte y sus evidencias se observan en la presencia del Qhapaq Ñan. La colonización española, dejó huellas en la superposición del damero en la estructura urbana del pueblo y en la presencia de una Iglesia de Adobe del siglo XVI. En épocas mas recientes, el proceso de chilenización posterior a la definición de los límites fronterizos del siglo XIX y la construcción de carreteras para mejorar la conectividad con la ciudad han sido determinantes. En síntesis, su paisaje es el resultante de una superposición de sociedades y culturas que fueron dejando su vestigio en el tiempo para constituir el espacio habitado, donde la comunidad se ha adaptado a las diversas transformaciones ambientales, culturales y sociales para mantenerse vigente hasta nuestros días. Pese a todas las adaptaciones a las cuales se ha sometido, no ha transformado su relación sagrada con el entorno y especialmente con el agua. Actualmente es un paisaje agrícola de terrazas de piedra, con cultivos ancestrales de maíz y papa, al cual se sumó a partir de mediados del siglo XX el orégano como fuente de intercambio económico. Sus habitantes son una comunidad indígena aymara, cuya población permanente se ha ido reduciendo en el tiempo, producto de la migración de la población joven a la ciudad. Pese a esto, los herederos de esta comunidad, mantienen sus vínculos productivos con el pueblo y los abuelos. Se sienten representados con el conjunto de tradiciones y actos simbólicos donde se


sincronizan visiones de la religión católica con la cosmovisión andina, para la reproducción del saber local, asociado a actividades propias del ciclo agrícola. En la década de 1980, la antropóloga Milka Castro observó desde una mirada etnográfica el quehacer de los habitantes de Socoroma. Desde la observación de las prácticas habituales, propuso la existencia de una Cultura Hídrica en el norte de Chile (Castro, 1992) y ejemplificó esto en las observaciones realizadas en torno a la vida cotidiana, evidenciando la importancia del agua en distintos planos o dimensiones donde la sociedad se desenvuelve. Observó, a partir del riego por Chipalla– técnica local para guiar el agua en forma gravitacional a través de trazados en el suelo con una vara, desde un caudal hacia una planta específica-, cómo se podía leer un conjunto de relaciones en distintas escalas de observación, que conectaban todo el territorio con el agua dominante, tanto en el interior de una parcela de cultivo, como también en la cuenca hidrográfica. Además, conectaban al individuo con su presente y sus forma de relacionarse en su comunidad, como también con sus antepasados y sus elementos sagrados existentes en el territorio como el agua, los cerros, las montañas, la flora, la fauna, el suelo y el cielo para situar al hombre en el entorno que coexiste con otras formas de vida presentes en la naturaleza. El paisaje construido persiste en el tiempo, manteniendo las lógicas de ocupación del territorio originarias. El desplazamiento gravitacional del agua, guía en un comienzo, la definición del territorio irrigado, de los espacios hidráulicos (Barceló, 1989), cuya primera acción es la captación del agua que escurre en forma natural por alguna de las quebradas de agua permanente, para definir el trazado inicial de un caudal capturado – un canal matriz-. A partir de este canal matriz, se traza una línea divisoria entre dos paisajes, aquel que se modelará desde el canal hacia abajo, sobre el cual se construirá una red de canales derivados primarios, secundarios y terciarios, que guiarán el movimiento del agua por gravedad, definirán la distribución por parcelas y la ubicación del asentamiento humano. El segundo paisaje será aquel localizado desde el canal matriz hacia arriba, la ladera preexistente de montaña que no será alterada. Los trazados de los canales tienen implícita una profunda carga de conocimiento técnico: sobre el manejo de las pendientes mínimas y máximas posibles para la construcción del suelo productivo; sobre los niveles de rugosidad de los canales según dimensiones y pendiente, y también sobre posibles multifuncionalidades, asociadas al desplazamiento del agua, a la contención de laderas para controlar la erosión laminar, y el eventual drenaje de sus excedentes hacia las capas inferiores del suelo. Cada canal tiene una función jerárquica y un nombre: Jalanta, Contra y Chipalla, son ejemplos de tipos de canales de riego que van creando la estructura principal sobre la cual se compone el paisaje (Chandia-Jaure, 2017).


El trazado de los espacios irrigados es el punto inicial para el posterior modelado del paisaje, donde se modifican las pendientes naturales de las laderas, a través de la construcción de muros de piedra apilada en seco. Apilar piedra sin aglomerante implica una serie de limitaciones, vinculadas tanto a la disponibilidad del material, como a las capacidades humanas de poder levantar muros sin riesgos de desmoronamiento. El saber asociado, se vincula a un extenso proceso que se da a través de generaciones de ensayo de acierto y error, para llegar a definir algunos parámetros que ayudan a conseguir el objetivo deseado. Este modelado permite crear suelo productivo a través del conjunto de terrazas de piedra, por las cuales el agua irrigará cada espacio construido. Se crea un sistema espacial que conecta las laderas, los muros de piedra, los canales de riego, y los cultivos, dando una forma característica al paisaje, que contiene el riesgo de derrumbes y permite el desplazamiento gravitacional del agua y la mantención de la humedad y la temperatura, en un clima de alta radiación solar y baja humedad ambiental. El sistema hidráulico y el sistema espacial-constructivo se perpetúan en tiempo como huellas en el territorio, incluso frente a su eventual abandono por parte del grupo humano. Sin embargo, su funcionamiento depende de prácticas sociales y culturales. Se trata de complejas relaciones que dan cuerpo a una mirada integral sobre el territorio, donde agua se conecta con la comunidad desde lo cotidiano y lo simbólico. Lo cotidiano se vincula al riego, y la distribución comunitaria del agua disponible, lo cual implica un nivel de organización formal, asociada a las Comunidades de Agua y el reparto del caudal anual entre los cuatro espacios irrigados comunitarios. Pero no es suficiente. Se requiere además, una organización del ciclo informal para el riego, para distribuir el agua en el día a día, según las necesidades que van surgiendo. Esta organización informal, es fundamental para la mantención en el tiempo de la productividad local y tiene intrínseca una fuente de conocimientos sobre organización comunitaria para el reparto por turnos del caudal disponible, cuyas reglas no están escritas, sino que son transmitidas por tradición oral, bajo la responsabilidad de las autoridades locales del agua. El patrimonio inmaterial que la comunidad ha construido en siglos de historia constituye un cuerpo de saberes en torno a los distintos planos de la realidad, que se retransmiten o se expresan para la construcción de imaginarios locales, que ayudan de manera intrínseca a describir aquel territorio que no debe ser olvidado por las generaciones futuras. Entre las numerosas expresiones que revalidan los imaginarios en torno al agua y el territorio, se puede observar la Fiesta de la Cruz de Mayo, uno de los actos rituales mas profundos. Se asocia al culto a los cerros sagrados y la reconstrucción permanente del mapa simbólico del territorio. Según el calendario


agrícola, se realiza en tiempo de cosecha, y por lo tanto representa el cierre del ciclo agrícola. El culto a los cerros y el agua son parte esencial de la vida social y cultural de los campesinos locales, expresándose en sus fiestas, calendarios rituales, tradición oral y las principales labores de la tierra (Choque Mariño & Pizarro, 2013). Esta fiesta representa la cosmología local, en un homenaje simultáneo a tres cruces localizadas en cerros sagrados: Cruz del Calvario en el cerro Calvario, Cruz Yapabelina en el cerro Vilasamanani, y Cruz de Milagros en el cerro Tata Jiwata. La peregrinación a las cruces es extenuante, donde el recorrido mas extenso, es hacia la Cruz de Milagros, ubicada a unas 12 horas de recorrido a pie desde el pueblo, a unos 4600 msnm. Pese a las dificultades del camino, los miembros de la comunidad realizan anualmente esta peregrinación, que en su paso permiten validar la propiedad del territorio por parte de la comunidad, reconociendo senderos de peregrinación, cerros protectores y deslindes territoriales demarcados con apachetas y cruces. Habitualmente, el conocimiento espacial del territorio se encuentra sectorizado según grupos familiares, en función de la cruz de la cual cada grupo familiar es devoto. La peregrinación simultánea de cada grupo familiar a cada una de las cruces también implica el recordatorio de otras cruces secundarias dependientes de la cruz principal, las cuales terminan realizando el trazado de los caminos simbólicos que representan el dominio del territorio socoromeño. La representación física del trazado de estos caminos ha podido constatar la correlación directa entre el origen de los cursos de agua que abastecen al pueblo y los límites de la cuenca hidrográfica. El paisaje productivo construye imaginarios territoriales en torno a las prácticas culturales vinculadas a la revalidación del territorio que se habita, donde el riego es un arte que permite configurar un espacio y mantener vigente un territorio en el tiempo. El rito permite además el reconocimiento de una unidad territorial mayor que está presente en forma implícita desde la cosmovisión andina: la cuenca hidrográfica representada por la condición sagrada de las montañas como fuentes proveedoras de los recursos necesarios para la existencia. Referencias bibliográficas. Barceló, M. (1989). El Diseño de Espacios Irrigados en Al Andalus. El Agua En Zonas Áridas. I Coloquio de Historia y Medio Físico, XV–L. Castro, M. (1992). Cultura Hídrica, un caso en Chile. Unesco. Chandia-Jaure, R. (2017). Los espacios hidráulicos en un paisaje andino. Un modelo técnico de adaptación local. Bitácora Urbano Territorial, 27(3), 51–60. https://doi.org/10.15446/bitacora.v27n3.53651


Chandia-Jaure, R., & Godoy, D. (2017). Paisajes Vulnerables. Relecturas colectivas del territorio rural andino (VTTE-UTEM (ed.)). Universidad Tecnológica Metropolitana. Choque Mariño, C., & Pizarro, E. (2013). Identidades, continuidades y rupturas en el culto al agua y a los cerros en Socoroma, una comunidad andina de los Altos de Arica. Estudios Atacameños, 45, 55–74. Godelier, M. (1989). Lo ideal y lo material. Pensamiento, economías, sociedades. In A. Desmont (Ed.), Lo ideal y lo material. Altea, Taurus, Alfaguara. https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/2076923/mod_resource/content/0/Godelier_Mauric e_Lo_ideal_y_lo_material.pdf Mamani, M. (2010). Estudio de la toponimia: Región de Arica y Parinacota y Región de Tarapacá. Origen y significado de nombres de lugares del norte chileno (Vol. 1). Universidad de Tarapacá. Referencias de Imágenes: Mapa cuenca de Socoroma, con cruces y cultivos. (Chandia-Jaure & Godoy, 2017) Vista Cerro Milagros, Putre. Autora: Rosa Chandia-Jaure, mayo 2018. Se observa el paisaje simbólico: el límite mas alto de la cuenca hidrográfica, uno de los cerros sagrados y el origen del Rio Aroma, que abastece al pueblo varios kilómetros aguas abajo. Vista Aérea parcela cultivo orégano. Autor: Mario Villagrán, mayo 2019. Se observa el paisaje cotidiano: se modelan las laderas, se construyen muros de piedra y los canales de riego. Se observan las Chipallas, líneas en el suelo dibujadas para guiar el agua precisa a cada una de las plantas de orégano.




ATRAPANIEBLAS Carolina Castro

Cerro Moreno, uno de los oasis de niebla más densos del Desierto de Atacama, conserva vestigios de una importante ocupación humana, así como también de la cacería del guanaco. ¿De dónde obtendrían entonces el agua para su subsistencia?. El eco-antropólogo Horacio Larraín hizo una exploración a mediados de los años sesenta donde pudo observar a familias de guanacos bebiendo el agua de la camanchaca (la niebla costera del norte de Chile) condensada en su tupido pelaje: se lamian los unos a otros. Años más tarde Larraín conocería al físico Carlos Espinoza, quién lo introdujo en el oficio de atrapar el agua de la camanchaca mediante la tecnología del atrapaniebla. Impresionado por la posibilidad de entregar agua de la mejor calidad, tanto para la vida humana en caletas alejadas y ciudades, como para irrigar ecosistemas desérticos, trastornados por una creciente y pavorosa desertización, Larraín se embarcó a comienzos de los años ochenta, junto a sus colegas del Instituto de Geografía de la Universidad del Norte, en una exploración a la que dedicaría su vida. Buscando mejorar los modelos y productividad de atrapanieblas anteriores, diseñó junto a su alumno Nazareno Carvajal una estructura de madera, soportada en base a dos postes de eucaliptus bien anclados a tierra, entre los que se despliega como una cortina, una malla raschel. Las medidas de un atrapanieblas pueden variar entre 1 y La eco-antropología, término acuñado por Larraín, busca enfatizar el estudio de la relación íntima entre la geografía (paisajes) y las formas culturales que los ocupan, revalorizando el escenario geográfico, los recursos y las características del medio-ambiente natural en que se insertan  Horacio Larraín Barros es Magister en Arqueología por la Universidad Nacional Autónoma de México (1970); Magister (M.A. 1979) y Doctor (Ph.D. 1984) en Antropología Social por la State University of New York (Stony Brook). Posee estudios avanzados en Biología y Geografía (Innsbrucker Universität, Universidad Católica de Valparaíso y Santiago, y Universidad de Chile).


90m2, debe ser instalado de cara al sur este, y a una altura de entre 650 y 950 msnm., pudiendo capturar hasta 5 litros de agua, totalmente potable, por metro cuadrado al día. Inicialmente éstos se instalaron en la zona del Tofo, región de Coquimbo a unos 30km de la costa del Océano Pacífico. Larraín, gracias al apoyo de la geógrafa Pilar Cereceda, creó allí su primer laboratorio de nubes, abasteciendo el lugar con suficiente agua para el consumo diario, y logrando acumular hasta 3,000 litros al día. Dado el éxito de esta investigación, continuaron experiencias en otros oasis de niebla del norte de Chile como Alto Patache, Cerro Moreno y Chañaral. En este último se encuentra actualmente uno de los casos más exitosos, la comunidad de Chañaral creó la Asociación de atrapanieblas logrando instalar más de 20 aparatos, creando depósitos de agua y cultivando hortalizas, plantas medicinales y flores, abasteciendo de agua dulce a una importante comunidad costera, donde el recurso hídrico era escaso o nulo. La camanchaca es una fuente de agua para el futuro, dice Larraín, quien aún espera poder ver el desarrollo industrial de la cosecha de nubes. Bajo el contexto actual de cambio climático los estudios estiman que para el 2030 casi la mitad de la población mundial vivirá en zonas de estrés hídrico, en este escenario las investigaciones lideradas por Larraín en los últimos cuarenta años, nos ofrecen la oportunidad de proveer agua dulce a bajo costo y de una forma creativa. En 2012 la curadora Chus Martínez contactó a Larraín para saber detalles de su experiencia con la camanchaca e invitarlo a ser parte de una de las exposiciones más importantes del mundo: la Documenta de Kassel, que en su edición número 13 ponía el foco investigaciones realizadas en diversos campos científicos y artísticos, así como otros conocimientos, tanto antiguos como contemporáneos. Larraín envió 600 diapositivas de las experiencias ya descritas, las que actualmente forman parte de la colección de esta institución.


Un retorno a la naturaleza generalmente significa un retorno al glosario. Oscar Wilde


BANDADA DE ALAS VERDES Soledad Fariña

Bandada de alas verdes (la lengua) ASFALTADA NO MAS NO MAS melaza negra caliente

-grita

le horada el cerebro la excavadora DONDE PLUMAS DONDE PICOS le habían preguntado DONDE ANILLOS TATUADOS excavando el pelo largo azulado tieso y duro Y EN QUE LENGUA asfaltada ligosa tararea sus últimos gorjeos manto de plumas verde-choroy nadando en la laguna ahí las fauces de los perros lo habían empujado al límite a las orillas a los bordes Y QUE HACER tobillos muslos vientre apretado cuello nadar nadar nadar si se hubiera previsto - piensa y empezar nuevamente sin la membrana adherida cada mañana áspera EL MAÍZ el grano picoteado queda ene l buche cuando el cuchillo arremete abriendo separando de una capa rosada la otra transparente


mapas venosos ciudades enteras ISLAS los granos de maíz picado cuarteado primero al sol por manos hacendosas sube el nivel del agua en esta cámara de cristales

chapoeo

pies tobillos

ya no hay lágrimas agrias agua de alcantarilla rodea la cintura el cinturón urbano (…)

(Poema del libro La vocal de la Tierra, Editorial Cuarto Propio, 1999)

BANCOS DE SEMILLASIODIVERSIDAD URBANA Banco de semillas EN LOTES URBANOS ABANDONADOS Javier A. Figueroa

Actualmente, las áreas urbanas en el mundo se están expandiendo a una tasa no experimentada en el pasado y la preocupación es que muchas ciudades están creciendo de manera descontrolada y con ello afectando la calidad de vida de sus habitantes. Nunca en la historia humana los procesos de urbanización habían alcanzado la tasa e intensidad de la expansión actual. Es así como más de la mitad de


la población mundial vive actualmente en áreas urbanizadas y de acuerdo a predicciones de Naciones Unidas a mediados del siglo XXI la población urbana se incrementará en un 80%. La gran mayoría de las futuras áreas urbanas no han sido diseñadas ni siquiera proyectadas. La urbanización corresponde a uno de los fenómenos globales que ha producido mayor impacto sobre la naturaleza. Este escenario no solo ha tensionado a la sociedad, sino que también ha impactado todos los ecosistemas naturales del globo, tanto al propio territorio que sufre el proceso de urbanización como a aquellos territorios que aportan los recursos, la energía, el agua potable entre otros. El desafío es que las actuales y futuras áreas urbanizadas, pueden ser diseñadas y regeneradas para proteger la biodiversidad y garantizar de servicios ecosistémicos (por ejemplo, agua, suelo, biodiversidad, entre otros.) a los habitantes y por consiguiente, mejorar su calidad de vida. Por el contrario, las investigaciones y evaluaciones en torno a los centros urbanos en el mundo, especialmente en Latinoamérica, señalan que el crecimiento de las ciudades ha provocado, en general, un significativo aumento del deterioro del medio ambiente y una pérdida significativa de la biodiversidad. El ecosistema urbano La ciudad es un sistema diseñado, construido y mantenido por los seres humanos. Similarmente a los sistemas naturales, los ecosistemas urbanos se componen por el conjunto de los factores bióticos que interactúan con las estructuras abióticas y con la energía de un territorio determinado. La mantención de los ecosistemas urbanos modernos tiene un alto costo energético y alto consumo hídrico. Las áreas urbanas son sistemas complejos y heterogéneos que sufren cambios cotidiana y aceleradamente debido a las diversas perturbaciones de origen natural y social que los impactan. Las perturbaciones en áreas urbanas son eventos que causan cambios en la estructura urbana, en la disponibilidad de suelo y de los recursos, modifican las características del ambiente y, por cierto, de acuerdo al tamaño de sus efectos, las perturbaciones pueden modificar la función y composición de uno o de varios parches urbanos. Entre las perturbaciones más comunes, se destaca la obsolescencia de la infraestructura por desgaste de materiales, los incendios por el mal uso de los artefactos, los movimientos de suelos por escurrimiento de aguas lluvias, la erosión en una cuenca debido a la desforestación, eventos climáticos como tormentas y grandes perturbaciones debido a terremotos, guerras, crisis económica y migraciones de capital, que provocan el abandono de suelo o de infraestructura obsoleta.


Una de las consecuencias de las perturbaciones sobre la infraestructura urbana es el abandono de lotes en áreas residencias o en la periferia de las ciudades. Espacialmente, estos lotes se encuentran rodeados o desconectados de la infraestructura urbana y pueden permanecer por muchos años abandonados o en litigio. Estos terrenos no tienen una función urbana planificada, no obstante, una mirada más cuidadosa y con enfoque ecosistémico colocan a estos espacios como potenciales áreas para conservar biodiversidad urbana y por cierto mejorar la calidad de vida de los habitantes. Lotes abandonados El tamaño y la permanencia de los lotes abandonados son variables, aunque los más pequeños corresponden a la superficie predial mínima y los más antiguos pueden permanecer abandonados por décadas, dependiendo de la legislación, variables socio-económicas, usos del espacio y características de la infraestructura urbana circundante. Ahora bien, estos lotes son suelos que debido a su abandonado temporal por la ciudad han quedado expuestos a la colonización de una diversa flora y fauna urbana de especies exóticas y nativas de crecimiento espontáneo. En estos sitios se constituyen nuevas comunidades de plantas y animales urbanos, que podrían tener un importante rol en la mantención y proliferación de especies de plantas y animales para el resto de los hábitats de la ciudad. Los lotes urbanos abandonados no han sido tradicionalmente considerados fuente de biodiversidad urbana en Latinoamérica, aunque son florísticamente muy diversos. Esta propuesta apunta en este sentido. Flora urbana: un componente de la biodiversidad La flora urbana está constituida por elementos de origen muy diverso de plantas muchas de ellas ornamentales que crecen en jardines privados, plazas, parques públicos y áreas verdes. Un segundo grupo de plantas urbanas está constituido por especies nativas o exóticas que se regeneran de manera espontánea en los nuevos hábitats urbanos. Finalmente, en la flora urbana hay un componente que es fragmento de una comunidad florística original de la región que ha quedado en el margen peri-urbano o rodeada y aislada por la infraestructura y por nuevos hábitats urbanos.


Pese a la importancia de la flora urbana para las funciones ecosistémicas de la ciudad y para el bienestar de los seres humanos, su estudio e investigación es solo reciente y está fuertemente concentrado en urbes del hemisferio norte. Incluso, las investigaciones en la flora urbana de Latinoamérica han sido muy escasas. Particularmente en Chile, se han investigado factores que determinan la cobertura vegetal de las áreas verde, factores que contribuyen a la conservación de la flora nativa, su efecto en la salud humana y algunas pocas investigaciones han evaluado la diversidad y la prevalencia de especies nativas o exóticas en las comunidades de plantas urbanas. Las plantas en áreas urbanas entregan servicios a sus habitantes, entre ellos mitigación y adaptación al cambio global, retención del particulado atmosférico, estabilización de suelos, intercepción de la radiación solar, protección de recursos hídricos, refugio y corredores biológicos para otros organismos nativos de la región, promueve la educación ambiental, hermoseamiento, recreación y esparcimiento. Las diversas áreas urbanas son florísticamente heterogéneas. Esta heterogeneidad espacial y temporal está determinada por factores geográficos, por la conformación de nuevos hábitat, y por determinantes socio-económicos y culturales de las ciudades, que hacen propicia la sobrevivencia diferencial de diversas especies de plantas en los diversos entornos urbanos.

Lotes abandonados: hábitats de la flora espontánea Las condiciones ambientales de los hábitats urbanos determinan la composición de especies de plantas en la ciudad. En el ambiente urbano, la polución ha incrementado fuertemente desde el siglo pasado, se registran altas tasas de emisión de Compuestos Orgánicos Volátiles, el agua y el suelo cubiertos por material sólido e impermeable lo convierten en islas de calor, las modificaciones en la composición de los suelos han alterado los ciclos biogeoquímicos. No todas las plantas nativas de los paisajes aledaños de las ciudades son capaces de sobrevivir bajo las condiciones ambientales de estos nuevos hábitats. Los nuevos usos del suelo podrían filtrar formas y rasgos funcionales de las plantas espontáneas. Los estudios han encontrado una asociación en las plantas urbanas con su estrategia de dispersión, forma de vida, rasgo de las hojas y característica estructurales y fisiológicas de las semillas. De tal manera, que las plantas que crecen de manera espontánea en los lotes urbanos abandonados son características de las especies reconocidas como malezas. En los


lotes urbanos predominan las plantas que producen semillas pequeñas. Las semillas pequeñas están correlacionadas con bancos de semillas de vida corta y una estrategia de vida anual. Es importante destacar que las semillas son fuente de alimento a varios grupos de animales. Y las plantas, son fuente de alimento para polinizadores y defoliadores nativos, como también contribuyen a contener el suelo de los lotes y evitar su dispersión en la atmósfera de la ciudad. Otra característica de los hábitats de los lotes abandonados es su discontinuidad espacial y la baja conectividad con las áreas construidas. Los lotes abandonados se encuentran aislados en el espacio, insertos en una matriz de infraestructura urbana, redes viales, edificios y casas. Las actividades humanas cercanas a los lotes podrían constituirse en vectores de flora y fauna que promueven la conectividad espacial entre los hábitats urbanos. La dispersión de flora entre lotes mediado por humanos ha sido demostrado por estudios en plantas de malezas y ornamentales. Asimismo, los hábitats urbanos al estar sometidos a un régimen frecuente de perturbaciones de origen humano, son proclives a mantener comunidades de plantas anuales discontinuas en el tiempo, es decir, crecen, florecen y producen semillas en una misma temporada y las plantas se secan inmediatamente. Para estos ciclos de vida cortos, las semillas almacenadas en el suelo podrían estar jugando un papel fundamental en la continuidad temporal de la vegetación urbana en los lotes o en determinar en parte, el curso de los cambios vegetales en los hábitats urbanos en el tiempo. Bancos de semillas en los lotes urbanos abandonados La vegetación que se desarrolla sobre el suelo es solo una parte de toda la biodiversidad de plantas urbanas. Otro componente a considerar es la diversidad del banco de semillas que está almacenado en el suelo de los lotes urbanos abandonados. El banco de semillas es la concentración de semillas viables almacenadas en el suelo por períodos variables de tiempo. El retraso o impedimento de la germinación en condiciones ambientales adecuadas es provocado por mecanismos de latencia innata o inducida por factores ambientales. Los mecanismos de latencia de las semillas tienen una función adaptativa en las plantas, debido a que se define por la presencia de diversos mecanismos que evitan que las semillas germinen y las plántulas emerjan cuando las condiciones ambientales no son adecuadas para el establecimiento exitoso de las nuevas plántulas. En consecuencia, para que ocurra la germinación, las semillas


que se encuentran en el suelo no deben estar en un estado de latencia y las condiciones ambientales en el hábitat deben ser las apropiadas para la germinación y el establecimiento de los nuevos individuos. La distribución de semillas en los lotes abandonados puede estar afectada por la variación horizontal y vertical de las condiciones del suelo, por ejemplo está asociada a la acumulación de biomasa, a la intensidad de la luz, a la disponibilidad de humedad y variaciones de la temperatura, que afectan tanto a la viabilidad como a la latencia de las semillas. Por otro lado, los bancos de semillas responden a las perturbaciones ambientales y a las condiciones que siguen a la perturbación. El impacto de la urbanización sobre los bancos de semillas en los lotes abandonados ha sido escasamente estudiado en Chile, no obstante podrían ser un importante compartimento de la biodiversidad de plantas urbanas. Por consiguiente, es necesario conocer la composición y dinámica de las semillas almacenadas en el suelo para entender su potencial y efecto sobre las comunidades vegetales establecidas en los diversos hábitats urbanos.

Qué sabemos de las semillas y el agua en los lotes abandonados Durante todo los otoños, en el suelo de los lotes urbanos abandonados localizados en las ciudades del centro de Chile, el aspecto y el color del suelo cambia ya que se inicia la colonización de una comunidad de plantas de crecimiento espontáneo dominados por pastos y hierbas anuales de crecimiento acelerado. La emergencia de las primeras plántulas se inicia pocos días después de la primera precipitación en los meses de abril o mayo. Los lotes abandonados más antiguos pueden presentar en estas áreas unas cuantas plantas leñosas de crecimiento rápido, que también se han dispersado y regenerado de manera espontánea. Incluso, algunos lotes urbanos pueden incluir árboles o arbustos ornamentales, como evidencia de un uso pasado del sitio, que al recibir las cargas de agua más voluminosas del invierno sus tallos y sus hojas se hinchan y reverdecen. Ahora bien, el arribo de plantas espontáneas en los lotes urbanos es debido a la dispersión de semillas en el espacio o es debido a la presencia en el lote de semillas provenientes del propio banco de semillas del suelo del lote abandonado. Por consiguiente, el banco de semillas es un factor de interés para estudios de colonización de estas áreas disponibles ya que los bancos podrían estar controlando la abundancia de especies de plantas adultas establecidas sobre el suelo. En general, los


estudios en las dinámicas de la vegetación ponen especial énfasis en cómo los bancos de semillas del suelo pueden contribuir a formar una reserva que puede ser activada cuando las perturbaciones crean micro-hábitat o condiciones adecuadas para el establecimiento de nuevas plántulas. Las primeras lluvias que precipitan en otoño son las que activan a las semillas que se encuentran enterradas en el suelo de los lotes urbanos. La gran mayoría de las semillas de los lotes se encuentran en el horizonte superficial del suelo, que han permanecido sanas en el suelo desde la temporada anterior, cuando las semillas fueron dispersadas desde las plantas madres. La dispersión de las semillas es dirigida por diversos vectores. El vector más común es el viento, pero también el agua, las aves en sus plumas y mamíferos en sus pelos pueden transportar semillas a varios metros de distancia y eventualmente a otro lote. Cuando las precipitaciones son más intensas, los bancos de semillas de los horizontes más profundos del suelo pueden también ser activados por el agua y las semillas pueden germinar. Incluso, para conocer bien las características funcionales del banco se semillas del suelo en los lotes abandonados es necesario conocer la contribución que hacen los bancos superficiales y los bancos profundos a la vegetación establecida todos los años sobre el suelo de los lotes. En Chile central, la vegetación de herbáceas que se establece todos los años sobre el suelo es producto principalmente del banco de semillas superficial. Pero, las respuestas de las semillas al contacto con agua, no es homogénea. También es posible encontrar hierbas anuales que forman bancos de semillas persistentes en el suelo, es decir semillas que permanecen por varios años enterradas en el suelo aunque reciban suficiente agua para germinar. ¿Por qué no germinan? Estas semillas presentan un mecanismo denominado latencia que debe ser interrumpido por algún factor ambiental o endógeno para iniciar la germinación. Otra particularidad de los bancos de semillas de los lotes urbanos abandonados en las ciudades de Chile central es la fuerte dominancia de semillas de flora exótica, que son plantas que tienen una procedencia principalmente de Europa. Hay pastos de origen euro-asiáticos que son considerados malezas en la producción agrícola. Es también común encontrar semillas de plantas ornamentales y plantas comestibles cosmopolitas que fueron domesticadas por un proceso lento de selección que procura fijar variantes que producen semillas de fácil y rápida germinación. Probablemente, la dinámica del banco de semillas en los lotes urbanos puede explicar en parte la fuerte propagación de especies de plantas exóticas en las ciudades.


Concluyendo Los lotes urbanos abandonados por sus propietarios no son valorados y son subutilizados aunque tienen un potencial inmenso para incrementar la biodiversidad urbana y la calidad de vida de la población. En ciudades donde la infraestructura verde (parques, plazas, áreas verdes, jardines) es deficitaria y deficiente, los lotes pueden a corto plazo transformarse en fragmentos urbanos donde prolifere la biodiversidad urbana. Para cumplir este propósito es necesario que estos lotes urbanos dejen de estar abandonados, obviamente. Existen pequeños proyectos en esta línea de acción tales como transformar los sitios eriazos ubicados en áreas residenciales en plazas de bolsillo para ser utilizadas por los habitantes. Sin embargo, el déficit en biodiversidad urbana en las mega-ciudades Latinoamericanas es de tal magnitud que se requieren proyectos más ambiciosos. Como primera medida es necesario que los gobiernos locales consideren la elaboración de planes de manejo de los lotes urbanos para incorporarlos en la infraestructura verde de las comunas. Una perspectiva ecosistémica es necesaria para conservar y restaurar las funciones de la biodiversidad y mejorar la calidad de vida de los habitantes de las mega-ciudades Latinoamericanas.

Bibliografía en urbanismo sustentable Figueroa JA, I Lazzoni (eds). 2018. Biodiversidad urbana en Chile: Estado del arte y los desafíos futuros. Ediciones Universidad Central de Chile, Santiago. 393 pp. Henríquez C. 2014. Modelando el crecimiento de ciudades medias: Hacia el desarrollo urbano sustentable. Ediciones Universidad Católica, Santiago, Chile 315 pp. López E, Arriagada C, Jirón P, Eliash H (eds). 2014. Chile urbano hacia el siglo XXI: Investigaciones y reflexiones de política urbana desde la Universidad de Chile. Editorial Universitaria. 300 pp.

Créditos fotográficos: Sebastián de la Fuente Eriazo, Comuna de Providencia, Santiago de Chile Imagen 1: 29 agosto 2020 / imagen 2: 14 noviembre 2020





BIODIVERSIDAD, RECIPROCIDAD Elicura Chihuailaf

Sí, ¿quién puede dudarlo? me dicen: El Agua es la Vida ¿Pero qué hace el Agua sin el Aire? ¿Pero qué hacen el aire y el agua sin la Tierra? ¿Pero qué hace la Tierra sin el Fuego? ¿Pero qué hace el fuego sin el Sol? ¿Pero qué hace el Sol sin la ceniza de la Luna? ¿Pero qué hace la Luna sin el canto del Silencio? ¿Pero qué hace el silencio si no sucede la Contemplación? ¿Pero qué hace la contemplación sin la Palabra? ¿Pero qué hace la Palabra sin el aliento de la Naturaleza? ¿Pero qué hace la Naturaleza sin el Agua de la Vida?*

*Por favor, continúe usted este poema:


JARDÍN BIODIVERSO EVOCACIONES AL PAISAJE DE CHILE CENTRAL. METODOLOGÍAS DE SELECCIÓN DE ESPECIES NATIVAS PARA LA CONFORMACIÓN DE ASOCIACIONES VEGETALES Y PRADERAS MULTI ESPECÍFICAS DE VALOR PAISAJÍSTICO. Autores: Francisca Fernández Cano, Javiera Delaunoy Sepúlveda, Luna Chiang Cáceres, Cristóbal Espinosa Urriola, Felipe Escobar Zuleta, Margarita Reyes Pardo.

POR LA DEFENSA DE LAS AGUAS Y LOS TERRITORIOS Extractos de una conversación con Francisca Fernández Droguett


“Es más probable que la tierra proporcione lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, pero no la codicia de cada hombre (...) Máquinas cada vez más grandes, imponiendo cada vez mayores concentraciones de poder económico y ejerciendo una violencia cada vez mayor sobre el medio ambiente no representan progreso, son la negación de la sabiduría. La sabiduría requiriere una nueva orientación de la ciencia y de la tecnología hacia lo orgánico, lo amable, lo no violento y lo hermoso (...) Necesitamos métodos y equipos que sean suficientemente baratos de modo que estén virtualmente al alcance de todos; apropiados para utilizarlos a escala pequeña; y compatibles con la necesidad creativa del hombre.” E. F. Schumacher

Código de Aguas Antes de comenzar esta conversación me parece importante señalar que, en mi caso, la lucha por el agua está vinculada a un ideario de sentido común, de cariño y de amor por lo que una hace, por la preservación de la naturaleza y el desafío de restaurarla.


Parto con un marco desesperanzador (el despojo y deposición histórica de las aguas en Chile) para desde ahí generar un marco de esperanza. El agua fue privatizada en 1981 con la creación del Código de Aguas. En 1980, bajo una Constitución creada por una dictadura cívico-militar, se genera un Estado Subsidiario que, más que subsidiario, es privatizador. Privatiza la política pública, y cuando los privados no pueden cubrir ciertas necesidades, recién ahí el Estado se hace presente. Se privatizó el Agua, la Salud, la Educación, además de la formulación de una serie de decretos ley que han favorecido la mercantilización de los bienes comunitarios. ¿Qué ha pasado entonces?: el Código de Aguas, si bien dice que el agua es un bien nacional de uso público, su acceso es mediante derechos de aprovechamiento, lo cual permite su compra. Me parece fundamental señalar esto: el Código de Aguas ha permitido que en Chile el agua se pueda comprar, vender, arrendar e hipotecar. El domingo, por ejemplo, en los avisos económicos de los diarios, se puede ver cómo los ríos se rematan. Entonces, no hay duda que habitamos una sequía que tiene dos razones: el cambio climático y el Código de Aguas. El cambio climático se debe a una forma de relacionarnos con la naturaleza producto del capitalismo, la mercantilización y la sobreexplotación de los ecosistemas. Cuando hablamos de cambio climático, hablamos de una estructura-mundo que ha generado esta dimensión: por una parte se vincula con los gases de efecto invernadero y por otra con el aumento de las temperaturas. Por ejemplo, cuando se dice ¿qué importa la defensa de la Amazonía desde el territorio chileno?, pues bien, importa todo, porque somos parte de un sistema interconectado. La Tierra es un cuerpo viviente, igual que todo cuerpo. Por su parte, es importante decir que nuestra sequía se encuentra anclada al Código de Aguas. En Chile, el Código de Aguas ha permitido usufructuar derechos de agua, sobreotorgando derechos más allá de la capacidad de recarga hídrica de una cuenca. Este es el marco desesperanzador que tiene que ver con la extracción intensiva e ilimitada de los bienes comunitarios para su venta en los mercados internacionales. En el norte, la megaminería; en el centro, el modelo del agronegocio; en el sur, las forestales y embalses, las hidroeléctricas de paso y las grandes obras hidráulicas. Frente a este diagnóstico, ¿qué hemos dicho?: debemos recuperar y defender las aguas. Lo primero es resguardar “las memorias de las aguas”, porque el agua tiene memoria. El agua es parte de un ciclo; el agua es parte de un flujo; el agua es un elemento sagrado. Esto me parece fundamental. Cuando hablamos de la defensa del agua, una de las primeras defensas es el ciclo completo del agua. Es, además, la defensa de los distintos cuerpos de agua como los ríos, lagunas, lagos, glaciares, salares, turberas, bofedales, manglares y aguas subterráneas; las sanitarias y el agua


potable que también son nuestras aguas, y nosotras y nosotros que somos cuerpos de agua también. Junto con esto, debemos recuperar los flujos históricos ancestrales que cruzaban nuestras cuencas y subcuencas y diagnosticar cómo fueron interrumpidos por la actividad extractivista, de tal forma que podamos planificar nuestros territorios para que esas aguas escurran y completen su ciclo, vinculando la Cordillera de los Andes con el mar. En el contexto andino, por ejemplo, los Aymaras y los Quechuas sostienen que el origen del mundo emerge desde el subsuelo del Lago Titicaca. Como Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT) hemos generado algunas propuestas: la derogación del Código de Aguas es una ellas. No podemos seguir con este modelo privatizador. No sirve una reforma; lo que se necesita es crear un nuevo cuerpo normativo que piense en otros horizontes. Reconocer el agua como un derecho humano es vital, lo mismo la restauración ecológica y el agua como un derecho de la naturaleza. En este sentido, proponemos la gestión comunitaria de las aguas por cuencas y subcuencas, reconociendo las prácticas ancestrales de los pueblos originarios, afros y pueblos migrantes en contextos urbanos y rurales. Movimiento por las Aguas y los Territorios (MAT) El movimiento por el Agua y los Territorios surge hace 8 años aproximadamente, al alero de una experiencia maravillosa que aún continúa: el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA. Todos los años desarrolla una actividad denominada “Aguante la Vida”. Ahí se dan cita distintos territorios con conflictos socioambientales, cuyo objetivo es entrecruzar nuestras luchas por la derogación del Código de Aguas y desprivatizar y desmercantilizar los bienes comunitarios poniendo fin al decreto ley 701 que ha incentivado el monocultivo de las forestales, uno de los principales agentes degradadores del territorio y que ha generado el arrase del bosque nativo, entre otros. En este contexto nos juntamos y dijimos: necesitamos conformar un movimiento social, un movimiento basado en la derogación del Código de Aguas y en la desprivatización de los distintos instrumentos regulatorios, promoviendo una nueva visión de la institucionalidad socioambiental y de los tratados de libre comercio que hoy incentivan y profundizan la mercantilización. Somos alrededor de 100 organizaciones desde Arica a Magallanes conformadas por zonales. Zonal norte, zonal centro y zonal sur, que hemos ido encaminándonos en dos sentidos fundamentales. El primero: somos un movimiento plurinacional, pues entendemos que la articulación de los distintos pueblos, comunidades y territorios (afros, migrantes, pueblos originarios, urbanos, populares y campesinos) es muy


importante, sumado a una visión anti patriarcal. Pues entendemos que el extractivismo tiene rostro patriarcal el cual también ha explotado el cuerpo de las mujeres, las niñas y las disidencias de la misma forma como ha operado, históricamente, el extractivismo sobre la naturaleza. Y el segundo: que nuestra principal demanda es por una transición socioecológica por medio de la agroecología (tenemos una Escuela de agroecología en Petorca que se llama Germinar), el cuidado de las semillas nativas, el reabastecimiento popular y las huertas comunitarias que ya existen en distintas ciudades. El año pasado, durante la revuelta post 18 de octubre, decidimos hacer los Cabildos por el Agua. Hicimos más de 70, desde Arica a Magallanes, con el objetivo de saber qué tipo de gestión comunitaria le queremos dar al agua. Como Movimiento no estamos por una gestión estatal porque el Estado sigue siendo privatizador, subsidiario, colonial y anclado a una Constitución redactada en uno de los peores momentos de Chile, que perpetúa el arrasamiento de los pueblos. Entonces decimos: Gestión Comunitaria del Agua en los territorios. ¿Y cómo? Primero: por cuenca y subcuencas, que es otra forma de entender los territorios. Recordemos que el proceso de regionalización de la dictadura, no responde a criterios territoriales o socioambientales sino a criterios administrativos ajenos a la realidad territorial. Por eso hablamos de gestión comunitaria pensada desde la planificación, el control territorial y los derechos de la naturaleza en tanto sujeto político. Hasta ahora naturaleza la hemos entendido más bien como un bien de consumo explotable. Cuando hablamos del derecho a la naturaleza hablamos de la defensa de la naturaleza en sí misma, por ser naturaleza. Tenemos que transitar de una posición antropocéntrica a un paradigma biocéntrico donde las vidas espirituales, humanas y no humanas sean el centro del horizonte que queremos construir. ¿Y dónde se da esto? Pues bien, en los pueblos originarios. Para el pueblo Mapuche el agua tiene una dimensión de sacralidad; en el contexto Aymara y Quechua el origen del mundo son las “pacarinas” que son grandes huacas o lugares sagrados que son pura agua. De hecho se les llama “mamacocha”, “mamayacu” o “mamacota” pues tienen una entidad de divinidad donde el agua es vital para mantener el ciclo de todas las vidas. Hablamos también de los “Buenos Vivires”, “suma qamaña” en Aymara, “sumak kawsay” en Quechua, o el “kume mongen” en Mapudungun, donde la lucha no es sólo por una “buena vida” para nosotros y nosotras, sino también para nuestros entornos y


ecosistemas desde una perspectiva de justicia ecológica restaurativa. Pensemos en territorios como Quintero o Puchuncaví. Ahí no sólo tenemos que defender la naturaleza sino relevar nuestra responsabilidad política y espiritual de restaurar esos territorios absolutamente degradados. Hablamos de los “derechos de la naturaleza” (hay experiencias históricas tanto en Bolivia como en Ecuador que han quedado consagradas en la Constitución) desde una visión de pluralismo jurídico, entendiendo que los pueblos tenemos visiones distintas sobre las normas que regulan y estructuran nuestros marcos jurídicos. En muchos pueblos originarios un principio fundamental de justicia es la restauración y el equilibrio. Y no sólo con lo humano sino con la reciprocidad de los bosques, los cerros, los lagos, los ríos. Debemos cambiar nuestra visión de mundo porque la crisis ecológica que habitamos no da para más. Necesitamos un cambio de paradigma respecto de cómo entendemos nuestra relación con la naturaleza y de cómo producimos, distribuimos y consumimos. Proceso Constituyente No veo la nueva Constitución como la finalidad donde termina la lucha socioambiental, sino como parte de un camino que nos posibilita hacia una transición socioecológica. Me parece peligroso cuando se delega en una nueva constitución la posibilidad de cambiar el paradigma de nuestra relación con la naturaleza. Como Movimiento por las Aguas y los Territorios decimos: la convención constitucional no es lo que queríamos ,sino, más bien, una asamblea constituyente plurinacional, feminista y socioambiental para que, desde las asambleas territoriales, emerjan quienes puedan dar cuenta de las reflexiones situadas al interior del proceso constituyente, resguardando las formaciones históricas de las distintas culturas (ancestrales, originarias y afros). Ese es el camino que queremos. Sin embargo, lo que estamos viviendo ya es un hito histórico. Que estemos debatiendo la posibilidad de integrar los derechos de la naturaleza en una nueva constitución es un enorme avance que instala grandes e importantes desafíos. Creemos que la única posibilidad de protección real de las aguas en Chile es cambiar la estructura misma respecto de cómo se piensa el Estado. La Constitución señala que Chile se basa en la familia, pero en una familia heteronormativa, nuclear y que no incorpora otras posibilidades de construcción. Por su parte, la descentralización del Estado de Chile. Descentralizar y desprivatizar son horizontes fundamentales para el entendimiento y reconocimiento de que nos configuramos desde una multiplicidad de referentes. Por eso el carácter plurinacional de la defensa socioambiental es fundamental para encaminarnos hacia una transición socioecológica donde se garantice el derecho a vivir en un medioambiente libre de contaminación


Chile es un país monoproductor y exportador de materias primas, inserto en lógicas coloniales propias de la teoría de la dependencia. ¿Por qué? Porque la forma de perpetuar las ganancias de los núcleos centrales es perpetuando la precarización de los territorios. Somos un país profundamente desigual, racista y clasista; seguimos intensificando el monocultivo, la monoproducción y la monoexportación. Con la revuelta del 18 de octubre de 2019 nos dimos cuenta que no es necesario comprar todo en el supermercado; por el contrario, es posible y necesario potenciar nuestras redes de abastecimiento y que el sobreconsumo ha sido una expectativa ajena a nuestras necesidades vitales y reales. La lucha entonces es descolonizarnos de esas lógicas y estructuras sistémicas, donde la solidaridad y el apoyo mutuo sean las claves para seguir caminando juntos. Desarrollo Existen maravillosas experiencias de soberanía energética, limpias y renovables, administradas por las comunidades. La defensa de los derechos de la naturaleza se vincula directamente con la autodeterminación de los pueblos. Entonces ¿de qué nos sirven los paneles solares si continúan integrándose a la matriz central de la electricidad administrada por privados? Para que haya una soberanía energética en el marco de los derechos de la naturaleza la administración debiese ser de la comunidad. Hay experiencias maravillosas (Guajaca por ejemplo), pero cuidando no caer en falsas soluciones o en lo que llamamos “ecocapitalismo”. La política de expansión de los embalses o de las carreteras hídricas cuyo argumento es que el agua de los ríos se pierde en el mar. El agua nunca se pierde. Los ríos trasladan sedimentos que permiten sostener la vida en el mar. La carretera hídrica lo único que hace es despojar, nuevamente, un territorio no en favor de las comunidades sino de los intereses económicos. Otro ejemplo son las desalinizadoras de agua en el norte y otros territorios de Chile las cuales generan una gran contaminación en el fondo marino sin dar soluciones sustentables, pues a la comunidad se les da una desalinizadora pero el agua dulce natural se le sigue dando a la mega minería. O la ley de protección a los glaciares, que es absolutamente deficiente, pues ciñe a una mínima expresión su defensa, dejándolos expuesto a la acción destructora de la megaminería. Chile es uno de los países con mayor reserva de agua dulce bajo sus glaciares. Cuando se arrasan los glaciares lo que se arrasa son los reservorios de agua dulce que nos permitirán seguir sosteniendo la vida más adelante. Tenemos que tomar medidas reales y efectivas, y no falsas soluciones a largo plazo. Seamos claros: estamos en un punto de no retorno. Ciencias


Respecto de las ciencias, muchas veces se plantea una suerte de sátira como si quienes defendemos las aguas y los territorios estuviéramos contra las ciencias y los ámbitos tecnológicos. Pues bien, todo lo contrario. Cuando hablamos de las ciencias hablamos de las ciencias para los pueblos, al alero de los buenos vivires y que contribuyen a la restauración de nuestros ámbitos ecológicos cuidadosamente comprometidas y entretejidas con los haceres y saberes de las distintas comunidades. No estamos contra la extracción ni por una naturaleza intocada; al contrario, estamos contra el extractivismo intensivo y mercantil. Todos los pueblos se han relacionado con la naturaleza desde el extraer. Ahí tenemos por ejemplo la pesca artesanal, el ganado ancestral, las prácticas de recolección de los pueblos originarios, pero pensados en relaciones de armonía, restauración y mantención permanente del ciclo de la vida. Tecnologías La tecnología es el uso de herramientas para solucionar problemas prácticos. Cuando los primates toman un palo y acceden a la comida, lo mismo los osos, lo que tenemos es una práctica tecnológica. Es importante pensar hoy la tecnología desde otros lugares (no necesariamente desde los dispositivos tecnoindustriales), sino como herramientas sencillas y posibles que nos permitan adaptarnos de forma armónica, a sabiendas de una solidaridad, del apoyo mutuo y de los ciclos de la naturaleza en tanto “técnica del estar”. En este sentido, la agroecología es profundamente tecnológica o los cultivos en terrazas de los Aymaras donde se cosecha agua, respetando los períodos de barbecho, cosecha y descanso. Volver a comer según los ciclos de las estaciones es parte de la soberanía alimentaria y sanitaria, que por cierto tienen mucho que ver con las prácticas de subsistencia de los sectores populares como son la reutilización, reciclaje y reducción. Cultura Pienso que hay tres elementos que son necesarios de articular: Arte, Ciencia y Defensa. Las artes son fundamentales en la construcción de nuevos imaginarios que vayan más allá de esta subjetividad extractivista y neoliberal. La artista Cecilia Vicuña ha contribuido sensiblemente en la visibilización del agua que nace del cerro El Plomo y que cruza nuestra cuenca por el río Mapocho hasta llegar al mar. Me parece hermoso como el arte puede lograr ese tipo de visibilidad. Por su parte, la importancia de las ciencias que consideran en sus modelos educativos los haceres y saberes, para la ruralización de la ciudad desde la cultura popular. Es una falsa dicotomía la que nos han impuesto de lo urbano versus lo rural. Existe una interrelación. Históricamente ha sido así. Los y las campesinas siguen sosteniendo en


parte la vida de quienes habitamos en la ciudad. También podemos ruralizar la ciudad a través de las huertas comunitarias, no sólo en nuestras casas, sino en las calles. En muchos países las veredas tienen huertos comunitarios. Producir nuestra propia comida es el primer momento de lucha anticapitalista. Agradezco esta conversación. Hablar enriquece el alma y ayuda a rememorar condiciones de esperanza y belleza que hemos construido juntos como colectividad. (4 de noviembre de 2020)

DECÁLOGO POR EL DERECHO DE LAS AGUAS Y SU GESTIÓN COMUNITARIA Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT)

1 Reconocer el agua como un derecho humano y un bien común inapropiable, asociado al derecho a la vida y a vivir en un medioambiente libre de contaminación. 2


Que el agua y la naturaleza sean reconocidas como sujetas de derechos. 3 Proteger todos los cuerpos de agua de los ecosistemas: ríos, lagos, lagunas, glaciares, turberas, bofedales, humedales, mares, aguas subterráneas, salares. 4 Garantizar la restauración de los ecosistemas como forma de defensa de las aguas, mediante un cambio de la matriz energética, productiva y de consumo. 5 Derogar el código de aguas y reemplazarlo por un nuevo marco normativo, basado en la gestión comunitaria. 6 Que el uso y gestión de las aguas sea comunitaria, territorial y sustentable, por cuencas y sub-cuencas hidrográficas. 7 Que las prioridades de uso sean para el equilibrio de los ecosistemas y el consumo humano. 8 Que la gestión comunitaria del agua sea plurinacional, basada en la articulación entre pueblos, comunidades y territorios 9 Garantizar su uso ancestral por parte de los pueblos que habitan el país, considerando la importancia de la dimensión espiritual. 10


Que la gestión comunitaria del agua se base en el fomento de la agroecología y las economías territoriales, que permitan garantizar la soberanía alimentaria, y con esto la autodeterminación de los pueblos. Este material fue elaborado en base a los resultados de los más de 60 Cabildos por el Agua realizados desde Arica a Magallanes entre octubre del 2019 y enero del 2020 a cargo del Movimiento por las Aguas y los Territorios MAT. 25/09/2020

ESCENARIOS HÍDRICOS 2030 Fundación Chile

Una de las principales conclusiones del estudio “Transición Hídrica: el Futuro del Agua en Chile” es que, si se continúa con la trayectoria actual en la gestión de los recursos hídricos, el escenario posible para el año 2030 es catastrófico. Para realizar ese cambio de rumbo se propone una estrategia que consta de cuatro ejes fundamentales: Gestión e institucionalidad del agua; Protección y conservación de nuestros ecosistemas hídricos; Eficiencia y uso estratégico del recurso; y Migración e incorporación de nuevas fuentes de agua.  La iniciativa fue creada en 2016 bajo la coordinación de Fundación Chile, Fundación Avina y Fundación Futuro Latinoamericano, y ha publicado tres estudios: Radiografía del Agua: Brecha y Riesgo Hídrico en Chile (junio 2018); Transición Hídrica: El Futuro del Agua en Chile (junio 2019); y MAS Seguridad Hídrica: Medidas, Acciones y Soluciones (junio 2019).


Para el análisis se hizo seguimiento entre los años 1995 y 2016 a la evolución de los ecosistemas terrestres de las cuencas de los ríos Maule y Maipo, principalmente en dos zonas: los ecosistemas boscosos ribereños y los de las cabeceras de las cuencas, por su valor esencial en la regulación del sistema hídrico. Entre otros resultados, se evidencia que el cambio en el uso del suelo ha provocado una importante pérdida de bosque nativo. En el caso de la vegetación ribereña, su presencia produce una serie de impactos positivos en los cursos de agua, los que incluyen: procesar mayor cantidad de materia orgánica y capturar más nitrógeno, mejorar la cantidad y calidad del agua, facilitar el procesamiento de contaminantes y regular la temperatura y luz. En tanto, la vegetación de cabecera de cuenca, cumple un rol esencial en la mantención de la cobertura orgánica del suelo, especialmente a mayores pendientes, lo que permite un control natural del grado de sedimentación y materia orgánica presentes en los cursos de agua. Los resultados del análisis señalan que la mayor pérdida de vegetación natural se da en los ecosistemas ubicados en las zonas bajas (costeras) de las cuencas, con ecosistemas que han perdido más del 20% (Bosque Espinoso costero en la cuenca del río Maipo) y 30% (Bosque Caducifolio costero en la cuenca del río Maule) de su superficie remanente en la cuenca en los últimos 20 años. Siendo el mayor motor de cambio la expansión urbana en la cuenca del Maipo (que se ha expandido sobre suelo agrícola en más de un 15% en 10 comunas urbanas y periurbanas) y las plantaciones forestales en la cuenca del Maule (con una expansión superior al 20% en siete comunas del sector costero de la cuenca). Es así como se identificaron los siguientes porcentajes en relación a las causas de los problemas de brecha y riesgo hídrico: - 44% se relaciona con la gestión del recurso y la gobernanza; entre otras cosas, debido a la falta de transparencia del mercado del agua y descoordinación de las instituciones que son parte de la cuenca. - 17% se debe al aumento de la demanda, por crecimiento de actividades productivas y sobre otorgamiento de derechos de aprovechamiento de aguas. - 14% es por la contaminación del agua debido, por ejemplo, al uso de productos químicos en agroindustria y pasivos ambientales mineros, así como carencia de tratamiento de aguas servidas en zonas rurales.

 El informe completo se puede descargar en https://escenarioshidricos.cl/publicaciones/


- 12% a causa de la disminución de la oferta, por baja de precipitaciones de agua y nieve, retroceso de glaciares y sobreexplotación de acuíferos. - 6% generado por el daño ambiental, como la degradación de ecosistemas hídricos y el reemplazo de áreas naturales por nuevas zonas agrícolas o urbanas. - 5% debido a desastres naturales, por aumento de frecuencia de eventos extremos y la incapacidad de prevenirlos oportunamente, entre otros. - 2%, otros.

LOS CUATRO EJES DE LA TRANSICIÓN HÍDRICA Gestión e Institucionalidad del Agua: es el engranaje fundamental para articular la Transición Hídrica, porque moviliza y habilita la implementación de acciones y soluciones en el corto, mediano y largo plazo. Plantea el reconocimiento y la priorización del agua como eje estratégico para el desarrollo del país, donde se defina una Política Hídrica Nacional de largo plazo, construida por el conjunto de los usuarios del agua, que considere planes de acción, con directrices, indicadores y metas claras, que guíen las intervenciones en los territorios. Se constituye, además, una institucionalidad que lidere la implementación y seguimiento del plan de acción a nivel nacional, así como entidades locales descentralizadas, conformadas y representadas adecuadamente por todos los actores de las cuencas. La entidad local es la que lidera la implementación del plan y la gestión integrada del recurso hídrico. Protección y conservación de nuestros ecosistemas hídricos: son la base indispensable para la vida y para sostener cualquier desarrollo posible. Contempla como base de la gestión del agua el desarrollo de políticas, programas y planes que garanticen la protección, recuperación y conservación de ecosistemas hídricos, como:


cabeceras de cuenca, glaciares, acuíferos, lagunas, riberas, humedales, turberas, ríos y otros cuerpos de agua relevantes, que son aportantes naturales de agua, reguladores de flujo, depuradores de la calidad del agua, otorgando resiliencia al territorio ante los efectos del cambio climático y por su aporte en la conservación de biodiversidad. Generalmente, se pueden implementar acciones en el corto plazo para obtener beneficios a mediano y largo plazo. Eficiencia y uso estratégico del recurso: se estima que el uso eficiente y responsable del agua, por parte de los sectores productivos intensivos en su consumo, podría reducir considerablemente la brecha actual y futura del vital recurso. Se propone adoptar medidas que apunten a reducir el consumo y a transformar los procesos para que requieran menos agua, buscando un equilibrio entre la demanda y la disponibilidad del recurso. Asimismo, se avanza en la priorización y uso estratégico del recurso, donde se garantice los caudales ecológicos, el derecho humano al agua, la protección de sectores vulnerables y la diversificación productiva en los territorios. Migración e incorporación de nuevas fuentes de agua: que los usuarios intensivos de agua se desacoplen de las fuentes de agua natural en la cuenca, dejándola disponible para otros usos vinculados a la conservación y mantención de procesos vitales. Se introduce nueva agua fresca para mantener los procesos productivos, generando sinergias en los territorios e impulsando proyectos multipropósito.


PRECIPITAR Lluvias e inundaciones Sebastián Preece Rioseco

PRECIPITAR, lluvias e inundaciones (2018) es una obra que, por medio de la instalación de un sistema de riego por micro aspersores y mangueras, interviene el interior de un galpón de 300 metros cuadrados, ubicado en la Comuna de Independencia, Santiago de Chile (_Un espacio). El espacio arquitectónico se dibuja a través del cruce del agua, como lluvia, y la luz del día que entra por las ventanas del techo del galpón. Un dibujo en movimiento, un baile suave y constante que va cambiando al pasar de las horas y que refleja en sus aguas al interior del edificio, transformando el lugar en intemperie. _Un espacio es un lugar para la Arquitectura y la Escultura contemporánea, abierto a la investigación y a la práctica crítica de estas disciplinas en la ciudad. Crédito fotográfico: imagen 1 y 3: Pedro Marinello. Imagen 2: Sebastián Preece




VIVIR EL MUNDO Francisca Sofía Hernández Busse

"Hay otros mundos, pero están en éste" Paul Éluard


¿EN QUÉ MUNDO VIVIMOS? ¿Se reduce, acaso, nuestra comprensión de "mundo" al "planeta Tierra"? A medida que profundicemos en este asunto, veremos que la noción de mundo es aún más amplia y que también posee, en realidad, múltiples significados. Esta ambivalencia se vuelve especialmente patente cuando salimos a la naturaleza, cuando nos aventuramos a tener una experiencia al aire libre, porque allí -en esa vivencia de estar contemplando una catarata o compartiendo una puesta de sol junto a los amigoscomparece ante nosotros el mundo natural, por un lado, con toda su diversidad y riqueza (el reino animal, el vegetal, el geológico, el de los componentes atmosféricos y meteorológicos, etc.). Por otro lado, a ese "mundo circundante" (el mundo de las circunstancias envolventes, del entorno, en terminología de Heidegger), se acopla el "mundo del sí mismo", el de la persona que está teniendo su vivencia, la esfera de la intimidad. Y, cuando esa experiencia es compartida con otros sujetos que viven el mundo a la forma mía, aparece el plano del "nosotros", el de la comunidad, el mundo compartido. Estas herramientas conceptuales nos permiten hacer distinciones para aprehender situaciones, para pensar problemas. En efecto, estas identificaciones nos permiten darnos cuenta de que, por ejemplo, la diversidad de mundos es parte de una trama, de un tejido, donde cada elemento está enlazado con el otro. A su vez, advertimos allí un intenso dinamismo: los mundos no son estáticos, sino que fluyen como el agua; están marcados por el acontecer, por la adaptación. Esa es, en terminología de Dilthey, la esencia del "mundo de la vida": hay una estructura, un entramado y mutua imbricación de los diferentes mundos, porque ninguno se da de manera aislada, sino siempre en relación al otro, en combinación y en movimiento con el otro. La interpretación no puede prescindir del contexto, porque ese contexto le es fundamental. Dicho de una forma más simple, "todo está conectado" y "estamos todos conectados". Así, si bien cada persona en sí misma es un mundo, un universo sumamente complejo en el cual podemos ir distinguiendo cada vez más elementos, todos esos mundos están en éste, en el sentido de que somos parte de una gran trama. Y, por eso, cuando se ve afectado uno en particular, también se ve impactado el todo, la unidad completa. En ese sentido, nuestras acciones, por insignificantes y pequeñas que parezcan, nunca son inocuas, no pasan de un modo indiferente. Toda acción siempre tiene un eco, toda embarcación deja estelas en el mar. ¿CÓMO VIVIMOS MUNDANAMENTE?


Según Martín Heidegger, el vivir fáctico es un encontrarse ocupado con significados, por lo que surge necesariamente una experiencia de relación con los contenidos mundanos. En ese sentido, el mundo es aquello de lo que nos preocupamos y ocupamos y aquello a partir de lo que vivimos: mientras que en un objeto no se puede vivir, en un mundo, sí. Según el pensamiento heideggeriano, el existente humano se despliega en el mundo de tal modo que su vida adquiere un carácter de efectuación: se posiciona en el mundo, se relaciona con los contenidos que le aparecen en él y por medio de ese tipo de relación, los modela y determina. La experiencia de vida fáctica revela, entonces, que no aprehendemos el mundo como un mero objeto, sino más bien como un campo de posibilidades y cada una de estas se alza como una opción vital. Lo que me sale al encuentro es, justamente, una forma en la que puedo ser, un modo de ser: yendo, por ejemplo, a la montaña, puedo convertirme en muchas opciones (puedo ser un científico, un minero, un montañista, etc.). La decisión, en última instancia, dependerá de cada cual y de lo que para esta persona resulte importante. Por eso, como observaba Heidegger, tener experiencias no es sino un continuo ejercicio de estar desenvolviéndose-con y enfrentándose-con cosas que resultan significativas y que, a su vez, van moldeando nuestra forma de ser. Y esto es tanto pasivo como activo, porque en el acto de tener una experiencia de algo, yo soy afectado, pero también "afirmo" y "me afirmo" ante las figuras experienciadas. Así, cuando el montañista clava su piolet en el hielo, es él afirmando su existencia como montañista, es él implantando la identidad de su mundo propio. Por eso, la imagen de clavar una bandera sobre una cumbre resulta tan potente: porque allí aparece la determinación de una forma de ser. Es decir, en ese campo que alberga infinitas posibilidades, la persona escogió una y pasó a identificarse con ella. En último término, como vemos, el mundo se alza como una trama para definir, dentro de ella, el derrotero de nuestra voluntad. Que haya algo así como el mundo es lo que nos permite elegir quiénes queremos ser - el mundo nos permite ser libres. CUIDAR EL MUNDO QUE HABITAMOS Si nuestra existencia es la que está caracterizada por esta direccionalidad, por esta referencia al mundo de la vivencia, por este estar-dirigido al mundo de la vida, entonces advertimos que uno de nuestros caracteres fundamentales es el del cuidado: el hecho de estar constantemente (pre)ocupados de las cosas que nos rodean, de las personas y de nosotros mismos, y es esto lo que nos hace inseparables de la noción de mundo y toda su diversidad. Es decir, no podemos interrumpir la


conexión mundana, porque la vida, en ese caso, no sería viable. Quizás, el día que adquiramos una mayor conciencia -una mayor trasparencia- de que en nuestra esencia radica este carácter del cuidado, de que estamos llamados al cuidado, de que nuestra permanencia terrenal, como "mortales de la tierra" que somos, consiste en habitar y no en dañar el mundo que alberga todas nuestras posibilidades vitales, pues quizás entonces todas las causas ambientalistas logren su cometido. Y, para eso, la filosofía puede ser una herramienta poderosa, porque ella nos enseña a pensar problemas, a identificar puntos de vista y a valorar lo que tenemos a disposición. Para preservar la maravillosa trama de mundos en la que habitamos, primero hace falta conocerla, porque sólo se cuida lo que se ama, y solo se ama lo que se conoce, y solo se conoce lo que se entiende. Crédito fotográfico: Francisca Hernández


SABEMOS QUE UNIDOS VALEMOS MÁS David Choquehuanca Primer discurso del Vicepresidente de Bolivia en la ceremonia de posesión presidencial 9 de noviembre de 2020.

Con el permiso de nuestros dioses, de nuestros hermanos mayores y de nuestra Pachamama, de nuestros ancestros, de nuestros achachilas, con el permiso de nuestro Patujú, de nuestro arco iris, de nuestra sagrada hoja de coca. Con el permiso de nuestros pueblos, con el permiso de todos los presentes y no presentes en este hemiciclo. Hoy quiero compartir nuestro PensaSiento en unos minutos. Es obligación de comunicarnos, obligación de dialogar, es un principio del vivir bien.


Los pueblos de las culturas milenarias, de la cultura de la vida mantenemos nuestros orígenes desde el amanecer de los tiempos remotos. Los hijos hemos heredado una cultura milenaria que comprende que todo está interrelacionado, que nada está dividido y que nada está fuera. Por eso nos dicen que todos vayamos juntos, que nadie se quede atrás, que todos tengan todo y que a nadie le falte nada. Y el bienestar de todos es bienestar de uno mismo, que ayudar es motivo de crecer y ser feliz, que renunciar en beneficio del otro nos hace sentir fortalecidos, que unirnos y reconocernos en el todo es el camino del ayer, hoy, mañana y siempre de donde nunca nos hemos alejado. El ayni, la minka, la tumpa, nuestra colka y otros códigos de las culturas milenarias son la esencia de nuestra vida, de nuestro ayllu. Ayllu no solo es una organización de sociedad de seres humanos, ayllu es un sistema de organización de vida de todos los seres, de todo lo que existe, de todo lo que fluye en equilibrio en nuestro planeta o madre tierra. Durante siglos los cánones civilizatorios del Abyayala fueron desestructurados y muchos de ellos exterminados, el pensamiento originario fue sistemáticamente sometido al pensamiento colonial. Más no lograron apagarnos, estamos vivos, somos de Tiwanacu, somos fuertes, somos como la piedra, somos Cholke, somos Sinchi, somos Rumy, somos Jenecherú, fuego que nunca se apagaba, somos de Samaipa, somos jaguar, somos Katari, somos comanches, somos mayas, somos guaraníes, somos mapuches, mojeños, somos aymaras, somos quechuas, somos jokis, y somos todos los pueblos de la cultura de la vida que despertamos larama igual, rebelde con sabiduría. Hoy en Bolivia y el mundo vivimos una transición que se repite cada 2.000 años, en el marco de la ciclidad de los tiempos, pasamos del no tiempo al tiempo, dando inicio al nuevo amanecer, a un nuevo Pachakuti en nuestra historia. Un nuevo sol y una nueva expresión en el lenguaje de la vida donde la empatía por el otro o el bien colectivo sustituye al individualismo egoísta. Donde los bolivianos nos miramos todos iguales y sabemos que unidos valemos más, estamos en tiempos de volver a ser Jiwasa, no soy yo, somos nosotros. Jiwasa es la muerte del egocentrismo, Jiwasa es la muerte del antropocentrismo y es la muerte del teolocentrismo.


Estamos en tiempo de volver a ser Jisambae, es un código que ha protegido a nuestros hermanos guaraníes, y Jambae igual, persona que no tiene dueño, nadie en este mundo tiene que sentirse dueño de nadie y de nada. Desde el año 2006 empezamos en Bolivia un duro trabajo para conectar nuestras raíces individuales y colectivas, para volver a ser nosotros mismos, volver a nuestro centro, al taypi, a la pacha, al equilibrio de donde emergen la sabiduría de las civilizaciones más importantes de nuestro planeta. Estamos en pleno proceso de recuperación de nuestros saberes, de los códigos de la cultura de la vida, de los cánones civilizatorios de una sociedad que vivía en íntima conexión con el cosmos, con el mundo, con la naturaleza y con la vida individual y colectiva de construir nuestro sumak kamaña, de nuestro sumajakalle, que es garantizar el bien individual y el bien colectivo o comunitario. Estamos en tiempos de recuperar nuestra identidad, nuestra raíz cultural, nuestro sake, tenemos raíz cultural, tenemos filosofía, historia, tenemos todo, somos personas, y tenemos derechos. Uno de los cánones inquebrantables de nuestra civilización es la sabiduría heredada en torno a la Pacha, garantizar equilibrios en todo tiempo y espacio es saber administrar todas las energías complementarias, la cósmica que viene del cielo con la tierra que emerge de debajo de la tierra. Estas dos fuerzas cósmicas telúricas interactúan creando lo que llamamos vida como una totalidad visible Pachamama y espiritual Pachakama. Al comprender la vida en términos de energía tenemos la posibilidad de modificar nuestra historia, la materia y la vida como la convergencia de la fuerza chachawarmi cuando nos referimos a la complementariedad de opuestos. El nuevo tiempo que estamos empezando será sostenido por la energía del ayllu, la comunidad, los consensos, la horizontalidad, los equilibrios complementarios y el bien común. Históricamente se comprende la revolución como un acto político para cambiar la estructura social, para así transformar la vida del individuo, ninguna de las revoluciones ha logrado modificar la conservación del poder, para mantener control sobre las personas. No se consiguió cambiar la naturaleza del poder, pero el poder ha logrado distorsionar la mente de los políticos, el poder puede corromper y es muy difícil modificar la fuerza


del poder y de sus instituciones, pero es un desafío que asumiremos desde la sabiduría de nuestros pueblos, nuestra revolución es la revolución de ideas, es la revolución de equilibrios, porque estamos convencidos que para transformar la sociedad, el gobierno, la burocracia, las leyes y el sistema político debemos cambiar como individuos. Vamos a promover las coincidencias opositoras para buscar soluciones entre la derecha y la izquierda, entre la rebeldía de los jóvenes y la sabiduría de los abuelos, entre los límites de la ciencia y la naturaleza inquebrantable, entre las minorías creativas y las mayorías tradicionales, entre los enfermos y los sanos, entre los gobernantes y los gobernados, entre el culto liderazgo y el don de servir a los demás. Nuestra verdad es muy simple, el cóndor levanta vuelo solo cuando su ala derecha está en perfecto equilibrio con su ala izquierda, la tarea de formarnos como individuos equilibrados fue brutalmente interrumpida hace siglos, no la hemos concluido y el tiempo de la era del ayllu, comunidad, ya está con nosotros. Exige que seamos individuos libres y equilibrados para construir relaciones armónicas con los demás y con nuestro entorno, es urgente que seamos seres aptos de sostener equilibrios para si y para la comunidad. Estamos en tiempos de los hermanos de la apanaka pachakuti, hermanos del cambio, donde nuestra lucha no solo era por nosotros sino también por ellos y no en contra de ellos, buscamos el mandato, no buscamos enfrentamiento, buscamos la paz, no somos de la cultura de la guerra ni de la dominación, nuestra lucha es contra todo tipo de sometimiento y contra el pensamiento único colonial, patriarcal, venga de donde venga. La idea del encuentro entre el espíritu y la materia, el cielo y la tierra de la Pachamama y Pachakama nos permite pensar que una mujer y un hombre nuevos podremos sanar a la humanidad, al planeta, y a la hermosa vida que hay en ella y devolver la belleza a nuestra madre tierra. Defenderemos los sagrados tesoros de nuestra cultura de toda injerencia, defenderemos nuestros pueblos, nuestros recursos naturales, nuestras libertades y nuestros derechos. Volveremos a nuestro KapakÑan el camino noble de la integración, el camino de la verdad, el camino de la hermandad, el camino de la unidad, el camino del respeto a nuestras autoridades, a nuestras hermanas, el camino del respeto al fuego, el camino del respeto a la lluvia, el camino del respeto a nuestras montañas, el camino del respeto a nuestros ríos, el camino del respeto a nuestra madre tierra, el camino de respeto a la soberanía de nuestros pueblos.


Hermanos, para terminar los bolivianos debemos superar la división, el odio, el racismo, la discriminación entre compatriotas, ya no más persecución a la libertad de expresión, ya no más judicialización de la política. Ya no más abuso de poder, el poder tiene que ser para ayudar, el poder tiene que circular, el poder, así como la economía se tiene que redistribuir, tiene que circular, tiene que fluir, así como la sangre fluye dentro de nuestro organismo, ya no más impunidad, justicia hermanos. Pero la justicia tiene que ser verdaderamente independiente, pongámosle fin a la intolerancia a la humillación de los derechos humanos y de nuestra madre tierra. El nuevo tiempo significa escuchar el mensaje de nuestros pueblos que viene del fondo de sus corazones, significa sanar heridas, mirarnos con respeto, recuperar la patria, soñar juntos, construir hermandad, armonía, integración, esperanza para garantizar la paz y la felicidad de las nuevas generaciones. Solo así podremos alcanzar el vivir bien y gobernarnos nosotros mismos. Jallalla Bolivia. Fuente: Gobierno de Bolivia


BIODIVERSIDAD, RECIPROCIDAD Elicura Chihuailaf

Sí, ¿quién puede dudarlo? me dicen: El Agua es la Vida ¿Pero qué hace el Agua sin el Aire? ¿Pero qué hacen el aire y el agua sin la Tierra? ¿Pero qué hace la Tierra sin el Fuego? ¿Pero qué hace el fuego sin el Sol? ¿Pero qué hace el Sol sin la ceniza de la Luna? ¿Pero qué hace la Luna sin el canto del Silencio? ¿Pero qué hace el silencio si no sucede la Contemplación? ¿Pero qué hace la contemplación sin la Palabra? ¿Pero qué hace la Palabra sin el aliento de la Naturaleza? ¿Pero qué hace la Naturaleza sin el Agua de la Vida?*


*Por favor, continúe usted este poema:

COLABORADORES


Juan Almarza Anwander Francisca Álvarez Sánchez (1986) Estudia Diseño industrial, se titula de Artes visuales con mención en pintura y realiza un postítulo de Ilustración. Ha participado de residencias en Oaxaca, México, Chiloé, Santiago y Valparaíso y de exposiciones individuales y colectivas en ambos países. Ha trabajado en proyectos artístico-pedagógicos, de diseño teatral, de animación en stop motion y de ilustración editorial. Actualmente vive en México y trabaja como artista e ilustradora independiente y en proyectos colaborativos. Centra su investigación en el campo de la gráfica narrativa comunitaria y la relación entre ser humano-naturaleza en entornos rurales y urbanos. Gustavo Boldrini (1951) Escritor con estudios de bibliotecología e Historia en las Universidades de Chile y Católica de Valparaíso. Ha sido profesor de liceos en Castro y Ancud y en la Escuela Agrícola Cuarto Centenario de Chiloé. Investigador histórico y carpintero restaurador en el Taller de Arquitectura Puertazul de Castro. Ha impartido docencia universitaria en Arquitectura. Como escritor es autor de crónicas sobre arte, viajes e historia, y de una crónica semanal en el Diario La Segunda sobre poblados y localidades rurales cercanas a Santiago. Ha publicado los libros El Tren de Chiloé 1986, Quillota, una relación personal 1988, Chiloé, Andanzas y Palabra Escrita 1990, Rain, el último canoero del 2006, Longotoma, fragmentos de una novela imposible de 2016 y Chuchetas Resistencia y Esplendor de una banda de cuatreros en el Norte Chico, entre otros. Margarita Bustos Profesora de castellano y comunicación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Magíster en género y estudios culturales de la Universidad de Chile. Poeta y Redactora para la revista «La otra Pluma», y Co-directora del ciclo de literatura de mujeres “Versadas”. Ha publicado los siguientes libros: «Maldigo el paraíso de tu abandono» (Editorial Puerto Alegre, Valparaíso, 2011), «Eros en la lengua» (Punto de Luz Ediciones, Rancagua, 2015), y «Existencial(es)» (Primeros Pasos Ediciones, Rancagua, 2016). Actualmente es Coordinadora Área Diversidad Sexual y de Género de la Universidad de Chile. Dan Cameron (1956) Curador de arte estadounidense. Curador en jefe del Orange County Museum del 2012 al 2015. En el 2006 creó la Bienal Prospect New Orleans en la cual trabajó hasta el 2011. De 1995 al 2005 fue Curador en jefe del New Museum de Nueva York. En calidad de curador independiente ha organizado algunas exposiciones que le dieron celebridad internacional como El arte y su doble (Fundación Caja de Pensiones en Madrid, 1987), El Jardín Salvaje (Fundación Caja de Pensiones en Barcelona, 1991), Cocido y Crudo (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 1995) Trienal del pacífico (Orange County Museum, California, 2013) y Bienal de Cuenca (Ecuador, 2016) entre otros. Ramón Castillo Inostroza (1966) Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona. Profesor de Artes Plásticas (Temuco) y Licenciado en Estética por la Pontificia Universidad Católica (Santiago). Fue curador de Arte Contemporáneo en el Museo de Bellas Artes de Chile, asesor de proyectos Fundación CIFO-Fontanals, EEUU y fue presidente de la Corporación Balmaceda Arte Joven (2017). Dentro de las exposiciones recientes, fue curador de la exposición "La revolución de las formas: 60 años de arte abstracto en Chile" (2017) y "Nemesio Antúnez: Manifiesto" (2019). Ha sido Tutor Invitado de la Escuela Flora Ars Natura, Bogotá Colombia (2016, 2017 y 2018). Actualmente es director de la Escuela de Arte de la Universidad Diego Portales en Santiago. Carolina Castro Jorquera (1982)


Curadora e investigadora, vive y trabaja en Chile. Es Doctora en Historia del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha cursado el Master en Arte contemporáneo y Cultura Visual del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en España (2010) y participado en del 4to Curso Internacional de Curadores de la Bienal de Gwangju (GBICC), Corea del Sur (2012). Actualmente es curadora en Fundación CorpArtes en Santiago de Chile y profesora del Magister en creación fotográfica de la Universidad Finis Terrae. Sus escritos han sido publicados en revistas como Artishock, Latinxspaces, The Miami Rail, Terremoto, y la plataforma online de la Colección Cisneros. Corporación Traitraico Asociación Cultural Ambiental, sin fines de lucro, integrada por profesionales de las comunicaciones, las artes, las ciencias sociales, la educación, ingenieras ambientales y en recursos renovables, atentos en la búsqueda de nuevos lenguajes y re interpretaciones del entorno. Máximo Corvalán-Pincheira (1973) Artista Visual de la Universidad Arcis y Master en Artes Visuales de la Universidad de Chile. Su trabajo se ha caracterizado por investigaciones asociadas con otros profesionales de distintos ámbitos, exploraciones a través de las cuales ha construido relatos poéticos y políticos. En los últimos años ha trabajado en dos series: Trazo Mutable y Proyecto ADN. Su obra ha sido expuesta en la Bienal Sur (Lima, Perú y Santiago de Chile, 2017), II Bienal del Sur (Caracas, Venezuela, 2017), entre otras. Recientemente la exposición individual “Padece” (Galería Artespacio. Santiago, Chile, 2019) Ezio Costa Cordella Abogado de la Universidad de Chile (2010). Magíster (Msc) en Regulación de London School of Economics and Political Science (LSE) (2013) y Doctor en Derecho por la Universidad de Chile (2020). Es profesor de Derecho y Regulación Ambiental en la Facultad de Ingeniería y académico del Departamento de Derecho Económico en la Facultad de Derecho de la U. de Chile. Profesor de postgrado en la Universidad del Desarrollo, Universidad Alberto Hurtado y Universidad de Chile. Forma parte del equipo de investigadores de RegCom desde 2011. Director Ejecutivo de la ONG FIMA desde 2012. Rosa Chandia-Jaure Arquitecta de la Universidad Tecnológica Metropolitana (2005), Magíster y candidata a Doctora en Arquitectura, Energía y Medio Ambiente, Universitat Politécnica de Catalunya (2016). Académica del Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial y docente de la Escuela de Arquitectura en áreas de Arquitectura y Sustentabilidad; Autora de numerosas publicaciones en revistas de corriente principal y expositora en congresos nacionales e internacionales en torno al tema. Directora del Proyecto Aguas Barrios de la Universidad Utem. Luna Chiang Cáceres Elicura Chihuailaf Nahuelpán (1952) Poeta, oralitor y traductor mapuche. Premio Nacional de Poesía 2020. Es nieto de caciques y creció en una comunidad mapuche llamada Quechurewe, cerca de Temuco. Su nombre se traduce como Piedra transparente y su apellido como Neblina extendida sobre un lago. Vive en la comunidad mapuche Kechurewe, en la misma casa azul que sus padres construyeron hace setenta años. Entre sus obras figuran los libros Recado confidencial a los chilenos, LOM, Santiago, 1999, A orillas de un sueño azul, Ediciones DIBAM, 2010. La vida es una nube azul, Ediciones Universidad de la Frontera, Temuco, 2015 (LOM ediciones, 2019). Sueños de luna azul y otros cantos, Ediciones de la Fundación Pablo Neruda. Santiago, 2018. El azul del tiempo que nos sueña. Perimontun / Visiones, Virtual Ediciones, Barcelona, España, 2020. Sebastián de la Fuente Cienfuegos (1973)


Arquitecto de la Universidad Central de Chile, Máster en “Historia, Arte, Arquitectura y Ciudad” de la Universidad Politécnica de Cataluña. Académico del Departamento de Planificación y Ordenamiento territorial y docente de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Utem. Museógrafo independiente. Ha sido profesor en las Escuelas de Arquitectura de la Universidad Finis Terrae, Mayor y Central de Chile. Ha desarrollado proyectos en el campo de la museografía. Miembro del Centro de Estudios del Agua. José Alberto de la Fuente Arancibia (1946) Académico de la USACH. Profesor, Magíster en Literaturas Hispánicas (PUC) y Doctor en Estudios Americanos de la Universidad de Santiago de Chile (USACH). Se dedica al pensamiento, la cultura y la literatura latinoamericana. Ha publicado varios libros de poesía, crítica literaria e investigaciones sobre Literatura Latinoamericana y Chilena. Miembro honorario de la Asociación Iberoamericana de Filosofía Práctica. Javiera Delaunoy Sepúlveda Alejandra del Río (1972) Poeta, Licenciada en Lengua y Literatura por la Universidad de Chile y Master of Arts por la Escuela de Trabajo Social Alice Salomon Hochschule de Berlín, Alemania. Es autora de los libros de poesía "Yo Cactus" (1994), "Escrito en Braille" (1999), "Material Mente Diario" (2009), "Dios es el Yotro" (2010) y "Llaves del Pensamiento cautivo" (2015). Delight Lab Estudio de diseño audiovisual y experimentación en torno al video, la luz y el espacio. Establecidos desde el 2009, abarcan una diversidad de proyectos tales como: proyecciones de videomapping a gran escala sobre la arquitectura, instalaciones audiovisuales en museos, diseño escenográfico audiovisual para escénicas, contenido audiovisual para eventos comerciales, y visuales audioreactivas para espectáculos en vivo entre otras cosas. Han realizado intervenciones lumínicas en edificios públicos, lugares en conflicto y zonas de sacrificio entre otros. A partir del Estallido Social en Chile realizan proyecciones sobre el edificio de la Telefónica de la ciudad de Santiago. María José Durán Steinman Artista visual, Profesora, Magíster en Artes Visuales de la School of Visual Art de Nueva York. Ha exhibido en diversas exposiciones individuales y colectivas en galerías y espacios independientes autogestionados. Ha sido asistente personal y archivista de artistas y coleccionistas, entre ellos, Lynda Benglis y Speed Carroll, para quien ha diseñado libros, investigación, catalogación y creado comisiones de arte textil para su colección personal. Luego de una pasantía de mediación en el New Museum (NYC) vuelve a Chile y desarrolla proyectos como “Museo Juguete” en la localidad de Los Andes y participa como guía para la creación de textiles comunitarios de mujeres y de talleres de arte para jóvenes en rehabilitación. Felipe Escobar Zuleta Cristóbal Espinosa Urriola

Francisca Fernández Droguett Antropóloga y Magíster en Psicología Social. Doctorante en Estudios Americanos, mención Pensamiento y Cultura, Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. Docente de la Universidad ARCIS y la Universidad Internacional SEK. Integrante del Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT), del Comité Socioambiental de la Coordinadora Feminista 8M y del Grupo de Trabajo CLACSO Ecologías Políticas del Sur.


Francisca Fernández Cano (19..) Soledad Fariña (1943) Estudió Ciencias Políticas y Administrativas en la Universidad de Chile, Filosofía y Humanidades en la Universidad de Estocolmo; Ciencias de la Religión y Cultura Árabe en la Universidad de Chile, es Magister en Literatura por la Universidad de Chile. Como poeta ha publicado los siguientes libros: El Primer Libro, Ed. Amaranto 1985; Albricia, Ediciones Archivo, 1988; En Amarillo Oscuro, Editorial Surada, 1994; La Vocal de la Tierra, antología poética. Ed. Cuarto Propio 1999; Narciso y los Arboles, Ed. Cuarto Propio, 2001; Donde comienza el aire, Ed. Cuarto Propio, 2006, entre otros. Javier A. Figueroa Ortíz Doctor en Ciencias con mención en Biología de la Universidad de Chile. Profesor Asociado de la Carrera de Arquitectura del Paisaje de la Universidad Central de Chile desde el 2002 e investigador del Instituto de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la misma Universidad. Su investigación principal está dirigida a entender los patrones, procesos y determinantes de la diversidad de la flora urbana y proponer los fundamentos para su conservación sustentable. Es autor de diversas publicaciones internacionales y nacionales en el área de la ecología, flora urbana y de la educación ambiental. Gianfranco Foschino (1983) Artista visual con estudios de cine en la Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación (UNIACC) y en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Destaca su participación en la Bienal número 54 de Venecia, Between, forever and ever, Latin America Pavillion de 2011; en La Bienal de Cuenca, 2016, Locus, y las muestras individuales Locus en el Museo de Artes Visuales de Santiago, 2016 y Sed en el Centro Cultural Matucana 100, 2019. Miembro del Centro de Estudios del Agua. Fundación Chile Organización público-privada cuyo propósito es impulsar la transformación de Chile hacia el desarrollo sostenible, creando colaborativamente soluciones innovadoras de alto impacto para el país, abordando desafíos locales de alcance global, por más de 40 años. Claudio Galeno-Ibaceta Arquitecto por la Universidad Católica del Norte (UCN), Antofagasta. Master y Doctor en Teoría e Historia de la Arquitectura, ETSAB, Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Profesor asociado en la Escuela de Arquitectura UCN y director del Programa de Magíster Arquitectura en Zonas Áridas, UCN. Francisca Sofía Hernández Busse Licenciada, magister y Doctora en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica. Autora de libros, investigaciones y papers indexados, artículos de difusión general y columnas de opinión. Editora, correctora de estilo y colaboradora de revistas y blogs. Docente universitaria y deportista (artes marciales y actividades al aire libre como montañismo, trekking, ski y escalada). Community Manager del Club Alemán Andino (DAV). Rainer Krause (1942) Artista plástico y sonoro. Magíster en Artes Visuales, Universidad de Chile. Académico de la Universidad de Chile. Entre 2013 y 2019 coordinador del Diploma de Postítulo en Arte Sonoro, Escuela de Posgrado, Facultad de Artes, Universidad de Chile. Desde 2019 Coordinador de Creación, Departamento de Artes Visuales, Facultad de Artes, Universidad de Chile. Desde 1985 exposiciones individuales en Alemania, Chile, España y Canadá. Participación en exposiciones colectivas en Europa y América latina. Desde 2005 curatorias de exposiciones, eventos y proyectos de arte sonoro. Ricardo Loebell (1954)


Ingeniero en cibernética: Universidad Técnica Dortmund. MA y PhD: Universidad Goethe, Frankfurt/M. Ex-becario del DAAD. Psicoterapeuta: Sociedad de Psicoterapia Transpersonal (GTP), Freiburg/Br. Imparte filosofía, teoría de arte, literatura, estética, magister y doctorado en Universidad de Chile, UPLA, USM y Cámara Lúcida, Valparaíso. Profesor invitado en la Universidad Mesoamericana de Oaxaca (2003) y en la Universidad de Konstanz (2004). Maribel Mora Curriao Profesora de Castellano, Licenciada en Educación, Magíster en Literatura de la Universidad de Chile, candidata a Doctora en Estudios Americanos, Poeta e Investigadora mapuche. Ha publicado numerosos libros como autora y co-autora, participando en antologías nacionales e internacionales, así como en Congresos y Festivales de Poesía Latinoamericana. En la Universidad de Chile ha ejercido los cargos de Encargada de Educación Inclusiva y actualmente es la Directora de la Oficina de Equidad e Inclusión. Ximena Moreno Licenciada en artes Visuales, Universidad Finis Terrae, Magíster in Global Arts, Goldsmiths University of London. Ha sido coordinadora del área de Artes Visuales de Centro Cultural Matucana 100 (Santiago de Chile), colaboradora estable de la Revista La Panera entre 2012-2015 y colaboradora estable de la Revista Artishock. Curadora asistente en Cecilia Brunson Projects. Su trabajo se centra en la gestión de proyectos y el levantamiento de contenidos con fines tanto de difusión como curatoriales. Actualmente se desempeña como coordinadora del Área de Fotografía del Departamento de Fomento de la Cultura y las Artes del MINCAP. Claudia Müller (1983) Artista visual, Licenciada en Artes, Universidad Finis Terrae. En el año 2009, obtiene beca Fondart, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, para cursar el Magíster en Artes, en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, periodo 2009-2010. Se ha desempeñado como Docente en el área de Fotografía en la Universidad de Chile y en el Área de Fotografía en la Facultad de Artes Visuales y Facultad de Diseño, Universidad Finis Terrae. Ha participado en diferentes exposiciones, entre otras: “Ejercicio de gravedad” (CNAC, 2019), “El agua volvió a la tierra en meteoritos y a la luna en cometa” (Galería Die Ecke, 2017), “Fall / Winter” (Galería Tajamar, 2013). Alex Muñoz Wilson Abogado de la Universidad de Chile, Director para América Latinan de National Geographic Pristine Seas. Museo de Historia Natural Río Seco (2014) Tiene como misión crear y mantener en el tiempo un espacio de convergencia entre distintas disciplinas, oficios y saberes provenientes de diferentes ámbitos de las artes y las ciencias, con el propósito de divulgar estrategias y formas de producir conocimiento en torno a las relaciones entre cultura y naturaleza, con especial énfasis en el territorio austral y el medio local. José Miguel Palacios Sebastián Preece Rioseco (1972) Artista visual. Su trabajo ha sido exhibido en varias muestras nacionales e internacionales, destacando algunas como la VIII Bienal de la Habana, IV Bienal Museo de Bellas Artes Santiago “Subversiones / Imposturas”, “El espacio del Hombre” en Fundación Merz Turín, I Bienal de New Orleans Prospect1, II Bienal del Fin del Mundo, “Menos tiempo que lugar” Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile, “Entre siempre y jamás” Pabellón del IILA en la 54va Bienal de Venecia “Illuminations”, VI Bienal Vento Sul de Curitiba Brasil, Triennial California –Pacific 2013 Newport Beach USA, “ Housing in Amplitude” Sebastian Preece / Olaf Holzapfel MAC Stgo de Chile, II Bienal Montevideo, “Puertas- Ex Centro Cumplimiento Penitenciario Rancagua” Galería Patricia Ready, 14ª Bienal Artes Mediales Santiago


Chile. Su trabajo ha sido distinguido con la Beca Pollock–Krasner y la Beca nacional Fondart de fomento a las artes del Ministerio de Cultura de Chile. Quince Estudio Estudio de Diseño con foco en la construcción de marcas, sistemas de identidad visual, proyectos digitales, editoriales y más. Enrique Ramírez (1979) Artista Visual. Estudia música popular y cine en Chile antes de unirse al posgrado en arte contemporáneo y nuevos medios de Le Fresnoy – Studio National des Arts Contemporains (Tourcoing, Francia). En 2013 ganó el premio Découverte des Amis du Palais de Tokyo, París, Francia. Desde entonces ha expuesto en París (como Le Palais de Tokyo, Centro Pompidou, Espace Culturel Louis Vuitton o le 104), Francia (le Grand Café, Saint-Nazaire), en América Latina (Museo Amparo, Puebla, México; Museo de la Memoria, Santiago; Centro Cultural MATTA, Embajada de Chile en Argentina, Buenos Aires) y en la Biennale di Venezia de 2017. Margarita Reyes Pardo. Francisca Robles Licenciada en Arte de la Universidad Católica de Chile y creadora de Musgoamigos, línea de artesanía enfocada a la investigación en torno al textil urbano. Desarrolla actividades educativas, residencias creativas y proyectos de difusión en colaboración a instituciones culturales y gubernamentales en Chile y el extranjero. Se desenvuelve de forma activa dentro de la escena del textil nacional con una propuesta centrada en el oficio y su potencial social y narrativo. Rodrigo Rojas (1971) Periodista, Universidad Diego Portales. Poeta y traductor. MFA Creative Writing, New York University. Doctor en Literatura, Pontificia Universidad Católica de Chile. Coordinador general de la Cátedra Abierta en homenaje a Roberto Bolaño de la Universidad Diego Portales. Entre otros, ha publicado los libros de poesía Desembocadura del Cielo (1996) y Sol de Acero (1999) ambos en Editorial Cuarto Propio. Francisca Sánchez (1975) Licenciada en Antropología y Magister en Artes Visuales de la Universidad de Chile. En 2004 participa en la residencia De Ateliers en Amsterdam y dos años después se integra al programa de investigación artística La Seine de l’École Nationale Supérieure des Beaux Arts de Paris. Práctica la escultura como una metodología para entender el mundo. Ha expuesto en Santiago, Ámsterdam, Madrid, Lima, Seúl, París, Nueva York, Praga, Montevideo y Santa Cruz. Es parte del colectivo y editorial vaticanochico y profesora en la Escuela de Arte de la Universidad Diego Portales. Paula Urizar Artista Visual. Su producción surge de la percepción de la vida cotidiana y de una observación crítica de su relación con las estructuras económicas, políticas y sociales existentes. Ha exhibido en exposiciones colectivas e individuales en Chile y el extranjero. Además ha realizado performance e intervenciones en el espacio público y participación en Residencias de Arte colaborativo en diversas Regiones de Chile. Entre los años 2015 y 2019, sus reflexiones y procesos creativos se canalizaron trabajando junto al Colectivo de arte interdisciplinario CHARCO. Catalina Valdés Echenique (1979) Historiadora del arte chilena. Doctora en Historia del Arte por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, Francia, en cotutela con el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad de San Martín, Argentina. Su principal línea de investigación es la historia del arte y de la cultura visual de los siglos XIX y XX en Latinoamérica. Se interesa particularmente en las representaciones visuales de la naturaleza y los cruces entre imagen y ciencias naturales.


AGRADECIMIENTOS

Escuela de Arquitectura de la Universidad Tecnológica Metropolitana UTEM Bienal de Arte Mediales Fundación Maradentro Ladera Sur Revista Endémico Rotunda Magazine Ong Fima Fundación Meri Fundación Somos Agua Coordinadora Ciudadana No Alto Maipo Bosque Panul, Red de defensa por la precordillera La casa espiral Antonia Reyes Sebastián Vidal


Javiera Ide Benjamín Matte Alejandra Burchard-Levine Marcela Mella Ortíz Javiera Barrenechea Felipe Lagomarsino Tomás Dinges Ulrike Broschek Martín del Río Guillermo Saavedra Isol Candia Cristián Rodríguez Michel Yeikel Carlos Mendoza Paula Aguirre Nicole Ellena Erick Vigouroux Cristián Donoso Daniel Casado OTROS

CONJURANDO RÍOS Y ACEQUIAS Gustavo Boldrini P.

Se medita frente del agua. Sea desde el flujo o reflujo en el que nos sume el encargo de Sebastián, o desde ese discurrir, escurrir, surtir que las aguas han sido en nuestras vidas. Es que desde todas esas fuerzas, se precipitó la esencia de cómo las temimos y de cuánto las amamos. Una correntada que empuja, que mezcla, que disuelve y nos interpela. Se medita ante ríos y lagos. Ante canales y acequias domésticas. Tanto, que ni siquiera sabemos cuántas palabras del agua existen; ni menos, cómo ellas, en una terrible sintaxis, nos hablaron de cosas que mueren o de una vida nutriente. También contaron historias y nos relataron nuestra propia vida acuática. Así fuimos aprendiendo. Cuando aún no las conocíamos, leyendo a Poe comprendimos, en intimidad, la extraña vida de las aguas muertas. Supimos -universitarios-, del complejo de Caronte y de la bella corrupción de Ofelia. Cosas que desde libros hablaron de desapariciones en un horizonte lejano, tan profundo. Con Ofelia sufrimos más: a la profundidad se sumó su infinita belleza en descomposición, flotando. Fue hace tanto tiempo, cuando escribíamos poemas. Así fueron nuestros juegos con el agua. Desde el terrible Poe a la tan amistosa filosofía de Gastón Bachelard que, aunque pasando por el ahogo, la inundación y la putrefacción de Ofelia, al fin siempre nos


llevó a las aguas claras, brillantes, amorosas, ligeras… siempre remansos fáciles de imaginar y de vivir. Nosotros, tan jóvenes, estuvimos en vecindad con los cisnes y la Flor del Pato, en Limache. Éramos tan universitarios y todo trataba del “agua imaginaria” y de la buena “ay agüita de mi tierra que corres limpia y serena”. Tarde entendimos -meditando- de los turbiones sobre la quebrada; los vapores sobre el espejismo, del chivito boquiabierto mirando al cielo, del alfalfal seco y de esos paltos surrealistas tan robustos de agua, allá en Cabildo. Nada de esto, salvo la ensoñación, estaba en Bachelard. La Ligua, Catapilco, Petorca; Aculeo y Salamanca… faltan en una antología sobre la estética del horror que vaya más allá de “L’eau et les rêves. Essai sur l’imagination de la matière”, 1942, de don Gastón. Esperando aguas Nuestras infancias comenzaron al oír el furor manso de una acequia. Allí en Renca, en El Salto, en Macul, en Ñuñoa y Cerro Navia, esa, para todos, fue la misma literaria acequia ciudadana. Todos tuvimos un caballito azul que un día se llevó la corriente y que nadie pudo detener. A más de alguno, el “barquito pirata” de don Oscar Castro también se le fue corriente abajo… hacia “el doble junco del agua”. Todas esas son cosas para rememorar… Por eso, ahora, tan penosos, meditamos frente del agua, por su ausencia. Se medita ante el Encargo de Sebastián. Se medita, con estupefacción, en La Ligua. Sucede que a su alrededor, secos, están Valle Hermoso, Illalolén y Jaururo. Se medita ante el verdor milagroso de paltales en Petorca y de rostros amarillos en El Ingenio, en la casa de Soraya Minay, la niña a la que le faltó agua para lavarse la carita y “las presitas”, dijo. Entonces, sobre penas y fealdades le damos infinitamente vueltas a la llave y ruegos a San Isidro Labrador. Luego, ya no en una escritura, hablaremos sobre el tanto discurrir y la ausencia del agua. Seguro que poco diremos de aquellas tan cargadas de mitología o de literatura. Aunque es imposible, Sebastián, no contarte de aquella vez que los habitantes de Artificio -en Nogales- vieron que el río Aconcagua era amarillo. Después se dieron cuenta que un camión cargado de limones, al volcar su carga, había teñido las aguas. Se medita frente del agua. Es que ella acogió las antiguas imágenes de la pureza, lo que era un don natural y un derecho. Fue símbolo poderoso y una especie de moral que nos enseñó. Demás que el agua tiene cuerpo y alma y voz. Un lluvioso día de agosto de 2015, unas mil personas en los puentes sobre los ríos Petorca y Putaendo acudieron a presenciar la “reaparición” de los ríos. La mayoría tenía entre 13 y 15 años y nunca los habían visto fluir. Claro, aunque tampoco habían escuchado una acequia nocturna ni leído a Bachelard, esa noche se daban cuenta de otra felicidad; una que era real. Las aguas volvían nuevamente y podrían tenerlas; tantas, que hasta se hacía posible escribir sobre ellas.


CARTAS DEK RÍO MAPOCHO Estudiantes, Escuela de Arquitectura, UTEM

* Te escribo este mensaje viajero suspendido en el río Mapocho. La línea que trazas con tu caminar define el cauce y su extinta belleza, la negativa natural diseñada por mentes obsoletas que no median existencia y eficiencia. Tú que defines esa negativa con invisibilidad y sordera a metros de un hito urbano, exiges soberanía sobre algo que te has condicionado a negar. A ti te digo, revélate como tal. Un individuo soberano nos recuerda mirar el agua, como quien mira a su amante. Cuídala y respétala, y dale dignidad. Zurce el terreno que los obsoletos hirieron. Esta es tu tarea. * Antes, cuando no existían ni teléfonos ni redes sociales, las personas se escribían cartas. Yo no alcancé a vivir esos tiempos, pero cuando deseo demostrarle mis sentimientos a mis seres queridos, les escribo. Para mí no hay nada más bonito, sincero y real. La palabra es lo único que tenemos y nadie nos la puede quitar. En los muros del río se encuentra plasmada. * CHILE 18 / 10 / 2019 Mi país era un oasis. Pero realmente era un desierto. Un desierto sin equidad, un desierto de indignidad, un desierto de empatía para el que sufre de hambre, por no tener un sueldo una pensión que le permita al “roto de tu población de mierda” vivir dignamente.


Dignamente, acceso a una salud de calidad. Dignamente, acceso a una educación sin deuda infinita. Dignamente, acceso a un horario que permita compartir con la familia. Dignamente, para que los abuelos no tengan que vivir en la pobreza después de jubilar. Un oasis, eso era. Pero realmente era un desierto. * Han pasado dos meses ya del estallido social. ¿Y si nos cortan el agua? * Antes de nada, o después de todo, seguramente dirán, yo lo hubiese dicho de otra forma, pero así soy yo. Léeme y siente lo que quiero comunicar. Chile no es un borde cualquiera, es un borde-continental, un borde-mar, un borde-cordillera, un borde-montaña, un borde-cerro, un borde-río, un borde-lago, un borde-paisaje. Pero hoy hemos despertado. Y soy montaña-forma, naturaleza-hábito, agua-húmeda-lloro, tierra-sistema-proceso, aire-respiro-lleno-y-vacío, soy fuego-expresión, y soy viento-movimiento-músicay-sonido, animal-especie, expresión. Vivamos. Somos cuerpo clamando cuerpo. * Y sangra el río nuevamente (2 oct. 2020)



COSTA SECA Máximo Corvalán-Pincheira

COSTA SECA (2017), acción gráfica donde se traza el área en disputa entre Chile y Perú, con un carro tizador y salitre, en la frontera de ambos países. El problema se produce cuando se llega al mar. En el ir y venir de la marea, la línea se va borrando constantemente, insistiendo una y otra vez en re-dibujar, convirtiendo el gesto en una tarea obsesiva y absurda. Los proyectos e instalaciones de Máximo Corvalán-Pincheira dan cuenta de una profunda reflexión sobre las contradicciones de la sociedad moderna de consumo. A través de su obra busca referir, en forma irónica, la subsistencia de problemas contingentes no solucionados, tales como los procesos históricos del último tiempo, la inmigración o los levantamientos sociales. Esta obra fue parte de la residencia Hawapi y de la Bienalsur.




DEFENSA DE LA TIERRA Luís Oyarzún, 1973.

Generación va y generación viene, cantó el Eclesiastes, mas la Tierra siempre permanece... Ojalá pudiera ser siempre así. El hecho es que ahora ni siquiera sabemos con mucha certeza si durará la tierra como astro. Bien pudiera ser que volara toda por el espacio, insignificante escupitajo sideral, de vuelta al caos. Pero, aun- que esta catástrofe no llegara a ocurrir, está desapareciendo debajo de nuestros pies la tierra que amamos, esta capa sensible de minerales y bacterias, hecha con el sudor humano y con hojas milenarias; este migajón germinativo donde crecen la hierba y los árboles con sus ramas, sus flores y sus frutos, este manto delgado que nutrió a nuestros abuelos, a sus crías y rebaños. Esta piel del planeta, que nos fue dada para administrarla con amor, está esterilizándose. La avidez, la ignorancia, la incuria, todos los males del alma empobrecen la tierra y la destruyen. La tierra está enferma de nuestra alma. La preservación del suelo es un deber sagrado. Ama a la tierra como a ti mismo, debió también decirse. Mas los hombres no acertamos a amamos a nosotros mismos. La tierra que nos rodea es el espejo del alma humana. Mas el hombre quiere romper su espejo. Tala y quema los bosques, suelta cabras de diente ponzoñoso en las quebradas y convierte al humus engendrador de sueños en ceniza muda, en fibras deshilachadas bajo el sol, escarmenador implacable. ¿No tendrán también las plantas un Espartaco que luche por sus derechos? Consuela un poco pensar que $a son muchos, pero siempre pocos frente a la legión de los depredadores deliberados o inconscientes. El hombre violento, el que quiere destruir y destruirse, que no ama sino la vociferación o el goce conminatorio, persigue a los pájaros, no ve ni huele flores, ciega los pozos con basuras. Allí donde cantaban las aves sobrevivientes del paraíso, la lluvia desmenuza los terrones y los arrastra al mar. No sólo las semillas que vuelan por los aires o que caen en los surcos fecundan la tierra. También la empreñan los rituales, las imágenes de los hombres, las hadas y los elfos. Por eso también nuestra tierra se nos empobrece, se nos escurre entre los dedos y se desmorona debajo de nuestros pies. iOh, tierra nuestra sin fuego interior, tierra opaca, espejo nuestro! La nuestra, la tierra chilena, es el triste bien de unos hombres tristes. Las almas pobres empobrecen la tierra. Nuestros suelos no recibieron la adoración pagana y el bautismo cristiano introdujo la melancolía y el treno funerario de las campanas de otro tiempo que recitan los males de la esclavitud del alma en la materia. Nuestras tierras han sido regadas con sangres y sudores de duelo. No tienen el légamo de la alegría colectiva, de la comunidad fundada en el amor y la justicia, capaz de detener con sus exorcismos espirituales la degradación angustiosa de nuestra madre gea. Parece que no hubiéramos aún merecido ser sus señores, pues la manejamos mal, tercamente mal, con urgencias y exigencias cortas de visión. Hasta el vino que ella produce se nos vuelve angustioso. No puede producir sino ceguera y obcecación un vino sin danzas, sin fiestas, sin diálogos, sin conjuros liberadores. Nos falta la distancia inspiradora, cosa increíble en este país de largos horizontes, que colinda con distancias marinas y alturas montañosas que deberían estar pobladas de deseos, nostalgias y dioses. El pobre costino, que muele sus terrones para sembrar sus lentejas, chícharos o garbanzos, ni siquiera se arruga cuando ve avanzar las dunas que le comen sus pocas fanegas de suelo y las deja que le estrangulen su finca. Es la naturaleza, piensa, y siempre fue así. Siempre ha sido así. El hombre, aplastado por un mundo que le pide socorro, porque la


tierra no quiere morirse, y ama por igual sus trigos y sus yuyos, que son vida que cada año renace, se queda sin responder. Ni siquiera recoge las pródigas setas del otoño. La diosa Ceres no visitó nuestros campos, no nos trajo sus danzas festivales entre las colinas doradas de trigo, rojas de viñas. En lugar de los ritos de celebración terrestre, nos entregamos a las grandes ordalías de los bosques en llamas. Desde diciembre sufrimos el calor artificial de unos días sofocantes, de unas noches alumbradas frente a las ciudades y pueblos por la brasa de los cerros ardientes, unos cerros ahora calvos y amarillos, de donde bajaban en otro tiempo, en la zona central de Chile, mujeres y muchachos que vendían cubos de maqui y cóguiles. Esos y otros frutos se daban en profusión en los bosques húmedos de las quebradas y en los faldeos revueltos de lianas, fuentecillas y helechos, que todos igualmente perdimos, ellos, nosotros, nuestros hijos. Los propietarios de la tierra -grandes y pequeños- transformaron los retazos de selva en sacos de carbón. Del mismo modo procedieron con la dura y difícil vegetación arbórea del Norte Chico los ilustres dueños de las minas de cobre de Tamaya y otros innumerables, hasta llevar el desierto a un grado de perfección insuperable en su género. Entre todos ellos, ¿quién amó a la tierra, que es un bien esencialmente común, apenas prestado? ¿Qué importa que se escurra, que se calcine y se parta, si nadie la sostiene y la quiere, si nadie la siente en verdad suya y de todos, como el terrón natal de la patria? Nos habituamos a pensar que la tierra todo lo da, que lo dará siempre todo, que siempre habrá tierra. Es inmortal la tierra que mantiene al hombre y sus obras. Pero no lo es la tierra-instrumento, traje que se tira cuando se pone viejo, la gleba explotada por el avaro, que sólo se aprovecha de ella y la esquilma, como amante clandestino de mujer de mala vida a la cual se puede inferir agravios sin castigo. No, no merecemos todavía a nuestra tierra. Los máximos destructores del suelo acostumbran a pronunciar himnos y discursos patrióticos en alabanza del viejo régimen agrario. El patriotismo, con todo lo que envuelve, comienza por cierto con la tierra y su gente. Pero habría que preguntar, cada vez: ¿has hecho buen uso de esta tierra que dices amar? La respuesta es obvia, y falsa. ¿Canales y obras de riego, tranques? Si, en buena hora, pero casi siempre con fondos del Estado, con el dinero de todos. ¿Y el resto? ¿Ante quién habrá que rendir cuenta de tanto cerro arañado por la erosión con todos sus panes y pájaros menos, de tantas tierras enrojecidas sin árboles ni cantos, de tanta quebrada seca, de los alerces quemados, de las araucarias abatidas para siempre sin nada que las reemplace? Sólo clama justicia tanta tierra descuidada, perdida, estrujada; tanto bien de todos que se fue derecho al mar, tanta mortandad de peces de agua dulce, tanto puqui cegado. Quién sabe un día presidirá este tribunal supremo, más severo que otros, un juez que se hará eco de la parábola de los talentos: “Te di un pedazo de la tierra bien plantado de árboles y amenizado por aguas y ahora me lo devuelves yermo. Ahora sabes. Te lo di para probarte, para ver quién eras. Te lo di cargado de flores, liviano de cantos. Mira lo que me entregas. No me importa tanto la tierra como lo que hiciste con ella. Y o puedo crear dondequiera otra tierra, otras tierras. No me cuesta reparar lo que destruyes. Pero tu propia destrucción me importa y me cuesta. La tierra es tu retrato. Mírate en estos cerros secos, agrietados, satánicos. Aquí no brotan semillas. Ni siquiera malezas. ¿No es éste tu propio rostro?”

(del libro “Defensa de la tierra”, Segunda edición, Ediciones Biblioteca Nacional, Santiago de Chile, 2015.)


DE FORMIDABLE DESEQUILIBRIO A MARAVILLA URBANA: UNA CIUDAD IMAGINARIA A LOS PIES DE LA CORDILLERA Catalina Valdés E.

La ideología del progreso se moviliza para alcanzar algunos estados, la estabilidad entre ellos. Como siempre, este principio de la modernidad está fundado en la contradicción: para lograr la estabilidad es necesario emprender cambios. La estabilidad no es entonces otra cosa que un espejismo, la ilusión de un charco de agua que se desplaza, alejándose en la misma medida que nuestro movimiento pretende alcanzarlo. Benjamín Vicuña Mackenna, intendente de Santiago en los primeros años de 1870 ideó una ciudad estable y para ello emprendió una serie de cambios que 150 años después mantiene al espejismo en constante desplazamiento. Su caso interesa por estar investido de un aura fundacional: bajo su gobierno la capital de Chile debía asumir un cariz moderno, desmontando sus cimientos coloniales. Interesa también por la escala expandida de su intervención: en términos espaciales, la ciudad imaginada por Vicuña Mackenna se extendía desde el valle del río Mapocho hasta la cordillera en la que nace el río Maipo; en términos temporales, sus pilares debían tener la antigüedad de la roca andina y acompañar las dinámicas geológicas hasta alcanzar la modernidad del acero importado en gigantes buques transatlánticos. En términos humanos, su intervención debía transformar la vida de todas las capas de la sociedad, unificando identidades y eliminando sustratos de insurgencia. Entre las obras del intendente que han recibido mayor reconocimiento está el paseo Santa Lucía, transformación de uno de los característicos cerros isla del valle en parque urbano. Por su proximidad al centro de la ciudad, la elevación de granito y basalto tenía ya una historia de intervenciones que la había convertido en cantera, fuerte militar, cementerio, basural, refugio de rufianes y artistas, base de un observatorio astronómico e hito para demarcar el meridiano 0 de referencia para orientar la cartografía de un territorio nacional en plena expansión. Como una capa más de su suelo, se sumaba la infraestructura del notable parque inaugurado en 1874, origen del pulmón verde que actualmente delimita el acceso norte del centro de la ciudad. Otra acción, incluso más trascendente, aunque menos reconocida, fue el impulso que el intendente dio a los proyectos de embalse en las depresiones del Cajón del Maipo. A la historia geológica que da forma a estos pliegues de alta montaña, por donde han fluctuado glaciares, ríos, lagunas, lava, fósiles y piedras, su gesto sumó la maquinaria y el concreto para construir inmensos muros de contención de agua y acueductos de irrigación de campos y ciudades que hasta hoy no cesan su expansión.


Retratos grupales incluidos en el Álbum del Santa Lucía y Esploración de las Lagunas Negra i del Encañado. Las dos publicaciones son de 1874 y están ilustradas con fotografías sobre cartón pegadas a las páginas del libro. Émile Garreaud, fotógrafo francés, estuvo a cargo del proyecto general de fotografiar las


obras del cerro y el retrato colectivo es obra de su colaborador Adams. El chileno Francisco Luis Rayo retrató la exploración a la Laguna Negra. En ambas imágenes figura el impulsor de las obras Benjamín Vicuña Mackenna. La estabilidad fue el argumento con que el intendente justificaba estos dos proyectos que son, en realidad un solo e inmenso plan de integración de las formas de la tierra a las infraestructuras concebidas por la ingeniería moderna. Tanto el pequeño cerro isla como las lagunas de alta montaña son parte del mismo sistema geológico que da forma a la actual región metropolitana, continuidad de quebradas talladas en la roca andina por dos torrentes cordilleranos, el Mapocho y el Maipo. Las obras impulsadas allí por Vicuña Mackenna son el resultado del gesto pionero de industrialización de la naturaleza, metamorfosis acelerada de lugares. Los paisajes así concebidos a mediados de la década de 1870 determinan hoy nuestra percepción y nuestros modos de habitar el valle y mantienen en movimiento ese espejismo del charco, pero también del agua verdadera, cada vez más esquiva. I al propio tiempo las lluvias, nodriza común de todas esas obras, han desaparecido casi por encanto de nuestra zona, al punto de que hubiera de creerse que obedecen a una razón inversa de las necesidades de irrigación. Miéntras mayor número de tierra de secano se entrega a la reja del arado, menor provisión de las aguas destinada a fertilizarla nos da el cielo. Miéntras mas canales labra en la roca viva la pujanza del hombre, menor número de nevazones, estas lluvias sordas de las cordilleras, nos propicia el invierno, para alimentar los escasos ríos que aquellos sangran en el estío. “Formidable desequilibrio” es la expresión que le sirvió al intendente para describir la irregular frecuencia hídrica del valle central y la fuerte sequía que azotó al territorio en los últimos años de la década de 1860. La piedra rebelde, el matorral de secano y el agua escasa y torrencial no correspondían a la expectativas de estabilidad -ni mucho menos, de crecimiento- encarnadas en este hombre que fundaba su esperanza de progreso inspirado en la llamada “revolución verde” que aparentemente alimentaba a las potencias mundiales de la época, imponiendo un régimen de productividad inédito al campo . Alcanzar la mentada estabilidad también requería, desde la perspectiva de alguien como Vicuña Mackenna, la generación de fuerzas que encauzaran o contrastaran las potentes fuerzas de la naturaleza, fuera geológica o humana. Según los principios que animaban a la ideología del progreso, el orden social era una condición para lograr estos avances y la ciudad moderna debía funcionar como una suerte de laboratorio en el que se probaran estrategias de aleccionamiento que acogieran al urbanismo como un proceso uniformador de hábitos e identidades: I al decir que se persigue una verdadera propaganda en beneficio del ornato i embellecimiento de las poblaciones, aunque en esto se contrarie una triste si bien arraigada rutina, no hacemos mas que recomendar la ejecución de uno de los principios mas obvios i mas evidentes de la higiene moderna, ciencia casi del todo desconocida en nuestras comunidades subalternas i que se halla apenas en ciernes en la capital misma.

 Benjamín Vicuña Mackenna. “Introducción” Esploración de las Lagunas Negra i del Encañado en las Cordilleras de San José i del Valle del Yeso... (Valparaíso: Imprenta La Patria, 1874), p. I.  Digo “aparentemente”, porque esta exigente dieta estaba convenientemente complementada con bienes y mano de obra extraídos de las tierras y poblaciones sometidas al régimen colonial que marcó los surcos del mundo durante el siglo XIX.  Benjamín Vicuña Mackenna. Álbum del Santa Lucía, lo que es i lo que debería ser: segunda memoria de los trabajos ejecutados desde el 10 de septiembre de 1872 al 15 de marzo del presente año (Santiago: Imprenta de la Librería del Mercurio: 1874).


El conocimiento experto y la aplicación de soluciones aportadas por la ingeniería eran parte de la fórmula que instalaría al país en la senda del desarrollo global. Es por esto que tanto la expedición al Cajón del Maipo como las intervenciones al cerro Santa Lucía contaron con la participación de notables profesionales de la época, entre ellos, el destacado ingeniero francés Ernesto Ansart, encargado de coordinar todas las obras emprendidas durante la intendencia de Vicuña Mackenna, siendo la canalización del río Mapocho una de las más importantes. Francisco Vidal Gormaz, Víctor Carvallo, Sinforiano Ossa fueron, entre otros, los ingenieros que aportaron con mediciones, planos y obras al traslado de aguas que tanto motivaba al intendente. Desde la cordillera a los valles y a la ciudad, desde la base del cerro convertido en “maravilla urbana”, hasta las lagunas que decoraban su cima, incluyendo un complejo sistema de regadío y una sorprendente cascada.


La continuidad de estos dos proyectos se evidencia en las empresas editoriales que sirvieron de propaganda para ambos. Como era habitual, Vicuña Mackenna acompañó sus acciones con libros que también fueron, en el campo editorial, pioneros al incluir tecnologías de impresión e imagen inéditas en Chile. Un número limitado de los ejemplares impresos incluyó fotografías pegadas en cartones, convirtiendo cada volumen en un valioso objeto de colección. En el álbum del Santa Lucía, el texto del intendente se acompaña de las tomas realizadas por el fotógrafo francés Emile Garreaud y miembros de su estudio, en las que se documentan en detalle la transformación del cerro en parque. El libro de la exploración cordillerana incluye el registro visual tomado por el lente del fotógrafo chileno Francisco Luis Rayo, relatos e informes escritos por el propio Vicuña Mackenna y otros miembros de la comitiva exploratoria. Estas inmensas obras de ingeniería contaron así con su soporte de propaganda, libros que pueden ser leídos hoy como documentos de la relación que los agentes de la cultura moderna instauraron con la naturaleza. Para la segunda mitad del siglo XIX, esta relación concebía obras públicas de gran escala guiadas por los principios del higienismo y la industrialización, asumiendo la naturaleza como una fuente


de recursos para alcanzar una estabilidad cifrada en términos de progreso. Conocer estas obras y observar los libros que las inscribieron permite poblar de imágenes al discurso fundacional moderno, basado en la conquista de la naturaleza por la cultura, para repensarlo en los términos que impone nuestra contemporaneidad: crisis de los ciclos hídricos, colapso urbano, privatización de la infraestructura pública… Las imágenes y los textos de estos libros están ahí para reponer la dimensión histórica de los paisajes. Para conocer más sobre estas obras Amarí Peliowski y Catalina Valdés. “Santa Lucía: imágenes de un cerro que mira una ciudad”. URBANA: Revista Eletrônica do Centro Interdisciplinar de Estudos sobre a Cidade, Campinas, SP, v. 10, n. 1, p. 232249, 2018. Alamiro ÁVILA “Diez libros chilenos del siglo XIX ilustrados con fotografías” en, Biblioteca del Congreso Nacional. Homenaje a Guillermo Feliú Cruz. Santiago: Editorial Andrés Bello, 1973. Hernán RODRÍGUEZ. Fotógrafos en Chile durante el siglo XIX. Santiago: Centro nacional del patrimonio fotográfico, 2001. Rodrigo PÉREZ DE ARCE. La montaña mágica: el cerro Santa Lucia y la ciudad de Santiago. Santiago: Ediciones ARQ, 1993. Sebastián ESCOBAR (ed.) 180 años Sociedad del Canal de Maipo 1827-2007. Santiago: Asociación de canalistas Sociedad del Canal de Maipo, 2007. ¿DÓNDE ESTÁN? Margarita Bustos

¿Dónde están? Cuando probé el mar por primera vez su sabor escarlata secó mi boca bebí culpas en vaivén y recogida en recogida y vaivén aún buscamos los nombres y los huiros extienden sus brazos en la tarea Incesante la espuma rumorea cuán cerca estamos siempre a punto del hallazgo cuarenta y seis años en cuenta regresiva recesiva amnésica aletargada aprisionándose en esta orilla bebí culpas mar adentro. Ejercicio de agua El estallido del agua/su sordera entra por el rostro/devora la piel/los ojos/su estallido horadando la vida hasta la médula/el agua vitta como excusa para limpiarnos la libertad extravía(da), el agua separándonos y agitándonos como moléculas a punto de evaporarse/ Y justo en el punto de ebullición recordamos que el agua sobre nuestra cabezas aún aguarda a que gritemos su nombre/el que hemos perdido/el perenne durmiente bajo el sonido.

Marea en luto (A los habitantes de Chiloé)


Mientras el mar amargo se arremolina y nos ahoga resistimos. No creer en futuro parece ser la respuesta mirar el corazón resquebrajarse para luego dejarlo secar en el viaje sus latidos se tornan más lentos y mientras los trazos permiten tejer uno nuevo de lana en viaje de óxidos flotantes de silenciosas luces resistimos.

(De: Mujeres y ausencias. Inédito)

ECOMUNITARISMO, NATURALEZA Y AZUL José Alberto de la Fuente

He aquí las tres dimensiones que justifican el sentido de la humanidad sobre la tierra: el Buen vivir en la utopía de una comunidad liberada, dueña de su voluntad, en armonía con todo lo que la rodea y la alimenta; no dudar u olvidar que los seres humanos pertenecemos a la naturaleza y no ella a seguir


encarcelada por el egoísmo y la codicia del acumular para dominar y someter; el Azul, lo que está dentro y fuera de la gravedad, lo que llamamos mar y en lontananza se nos fusiona con el cielo. Las Aguas hechas de nieves, deshielos, aguaceros, cauces y esteros que forman los ríos; en esta coordenada, los océanos que caen como lágrimas de piedras cuando lloramos por una pena y un dolor profundo, las gotas de lluvia que le otorgan a los pastos su lozanía perfecta. ¿Por qué y para referirnos a algo aparentemente tan obvio y recurrente, en medio de la ansiedad que nos envuelve el incierto viaje hacia el cambio civilizatorio? ¿Cuál es la alternativa que puede conducir a la humanidad a recuperar su territorio, sus lenguajes para volver a humanarse, desasnarse de sus errores históricos y volver a encontrarse en la identidad de todo lo viviente? He aquí estas dimensiones que se agolpan en nuestras expectativas y que nuevamente ponen en nuestras manos “Las llaves que nadie ha perdido”, como nos canta Elicura Chihuailaf, tal vez solo olvidado en algún rincón de nuestras casas o de nuestros bolsillos. Vicente Huidobro definía a la poesía como “La llave que abre mil puertas…” lo que pasa volando y mirado por nuestros ojos creado sea, decía. Los árboles que se deshojan en otoño son algo más que centinelas del tiempo ceniciento, cumplen la función de conectarnos con el aire, el infinito y el Azul. Son las antenas de la tierra con el universo, los telescopios del ojo vegetal, el alerce y la araucaria. El ecomunitarismo es una utopía que nos interroga desde la filosofía de la liberación para construir una sociedad democrática, participativa directa, inclusiva, pedagógica y socio-ambiental que debe emerger de la evolución histórico-cultural de la humanidad. Basado en las normas éticas no dogmáticas de la Libertad (individual y social), el Consenso y la Naturaleza, define la liberación como “un proceso histórico de construcción de la libertad consensual de decisión acerca de nuestras vidas a través de la lucha contra las instancias de dominación intersubjetiva y de auto-represión alienada, salvaguardando las relaciones productivas y estéticas de carácter preservador-regenerador entre los seres humanos y la naturaleza”. Sirio López, su pensador, nos reporta en su concepto un orden utópico poscapitalista, capaz de articularse en la tradición y concepción pedagógica problematizadora de Paulo Freire. Se pregunta: “¿Debemos hacer todo aquello que nos permite hacer la ciencia y la tecnología?”. Esta utopía se despliega en los siguientes estadios: “Una ecología económica y sin patrones (orientada por el principio que reza “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad”, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad); una política de todos (basada en la democracia directa, y subordinando a ella las instancias participativas y representativas); una educación ambiental socialmente generalizada (en las esferas formales e informales, y que va de la infancia hasta el fin de la vida), que incluye una educación sexual libertaria orientada al placer libremente compartido (y que rechaza el machismo y la homofobia) y también una educación física, que integra el deporte formativo (no competitivo ni crematístico); una comunicación horizontal y simétrica (que pone en mano de las comunidades organizadas, los actuales monopolios u oligopólicos mediáticos); una estética de la liberación que recupere los atributos de la belleza y de la funcionalidad de las artes y de la literatura.


Cuidar la naturaleza, comenzando por nuestro cuerpo, es un obligativo ético que no permite relativizar las relaciones y usufructo que hacemos de los territorios y de todo lo que nos rodea. Para las culturas ancestrales (trescientos millones de seres originarios presentes en setenta y tres países del mundo, de los cuales el 25% está en territorio de América Latina), el ecomunitarismo emerge en la actualidad como la respuesta a un cambio consensuado para establecer una nueva mirada respecto al destino de la humanidad en la sustentabilidad medioambiental. Los hermanos americanos del Abya Yala Wangeykuna, desde la centralidad de la Pacha-Mama, nos llaman a la unidad y respeto de todo lo existente; es la Madre Tierra quien nos ofrece, a través del símbolo de la Wiphala, un sistema ordenador de la vida social, portador de la sabiduría ancestral en las esferas de lo espiritual, el conocimiento, la producción y la organización política comunitaria. La nacionalidad chilena tiene parte de su identidad mestiza en los pueblos de las nacionalidades que la precedieron, en particular, la mapuche que significa “gente de la tierra”, cuya identidad comprende un territorio común, la riqueza de la diversidad de lenguas para acceder al conocimiento, una historia que nos sitúa en promisorios imaginarios y en una manera de ser que se cultiva en la conversación hasta realizarse en la ternura. En septiembre de 2020, los chilenos tuvieron el beneplácito de recibir la noticia del otorgamiento del Premio Nacional de Literatura a Elicura Chihuailaf Nahuelpán, oralitor, werkén de la sensibilidad poética de su pueblo y traductor, nacido en Quechurewe,1952; su nombre es una metáfora que impulsa al regocijo, significa “piedra transparente, neblina esparcida sobre un lago, tigre-puma”, neblina que permite descubrir el silencio dentro de nosotros, escucharnos para oír y saber que cada cual es único, imprescindible y configuración en presencias colectivas para dinamizar el diálogo en comunidad. Elicura Chihualaf ha escrito más de quince libros. Entre uno de los más accesibles que circulan en el medio editorial, son Recado confidencial a los chilenos (1999). En la tercera edición de 2015, se incluye el poema Kallfv pewma mew (sueño azul), la casa donde nació, escuchando los relatos de su abuelo, convenciéndose de que la “poesía es un respirar en paz”, según lo recuerda en boca de Jorge Tellier. Y los sueños “una rendija de luz para el ejercicio del poder del espíritu… El hombre que vive y no sueña es un hombre muerto en vida”. Este libro tiene muchas páginas coincidentes con el sueño (la utopía) y la conciencia crítica ecomunitarista, opuesta a la usurpación de las tierras, a la tala indiscriminada, a las plantas exóticas que consumen exceso de agua (desertización) y destruyen el ecosistema por afán mercantil, a la desaparición de la fauna silvestre, a la contaminación de las aguas por químicos agroindustriales, al latifundio forestal, etc. En la tercera parte del libro Werkv (mensaje, recado), entre las páginas 217 a 242, hay varios capítulos que incluyen la “Visión de la chilenidad” hasta referirse al problema cultural que aqueja al país. Para Elicura hay dos Chile, el huérfano-profundo y el del poder superficial, globalizado, enajenado, ambos mezclados con los pueblos ancestrales, pero excluidos. Ninguno de los dos aún ha asumido la morenidad. En “El agua, la vida”, se refiere a la acción irracional de las forestales. Los grandes agresores de la Mapu Ñuke (Madre Tierra) son los eucaliptos y pinos; los árboles plantados no son bosques porque carecen de un ecosistema, consumen toda el agua del subsuelo. La referencia que viene a continuación es un poco escalofriante: “un eucalipto “bebé” (3 años)


consume 20 litros de agua al día, es decir, una hectárea aproximadamente mil cien de ellos) requieren de ¡22.000 litros de agua al día!; la producción de una tonelada de celulosa blanqueada al día necesita de 120.000 litros de agua; la producción de un kilo de madera de eucalipto requiere de 300.000 a 350.000 litros de agua…Y en Chile las estadísticas dicen que ¡actualmente hay más de dos millones quinientas mil hectáreas de monocultivo de pinos y eucaliptos!”. Sin agua todo verdor perecerá, el Azul será percibido como un sol abrazador cuya luz-calor convertirá todo en costra de un cosmos errabundo en la oscuridad de una noche eterna para siempre, con ojos llorando sin lágrimas. El terremoto permanente de Chile es producido por la codicia, el saqueo de unas pocas familias vinculadas a los apellidos Luksic, Matte, Paulmann, Piñera, Angelini. La Ley de pesca ha privilegiado la explotación de los recursos “a siete familias, entre ellas Angelini, Sarkis, Stengel, Cifuentes, Jiménez, Izquierdo y Cruz (que ya controlan el setenta y seis por ciento de la capacidad industrial del país)”. Una cultura sin armonía con la naturaleza es una caricatura de si misma, una burla al Az Mapu, “las costumbres del ser que es la madre tierra”. María Isabel Lara Millapán, dice: “Habrá que dar pasos más grandes/ pasos altos, poderosos/ para alcanzar la puerta de los sueños”. En el libro autobiográfico La vida es una nube Azul (2019), Elicura nos habla de la filosofía en la cultura mapuche a través de la epistemología y práctica del Guillatun (ceremonial de ternura y agradecimiento), del Rewe (centro espiritual de la totalidad, ternura, encuentro, esperanza), del Purun (la danza que imita el movimiento de las nubes), del Arte de la Conversación, etc. Se nombra al peñi filósofo y líder mapuche Manuel Aburto Panguilef, entre cuyas interrogantes está la de cómo descifrar el pensamiento chileno, el dilema de la interculturalidad y multiculturalidad. “La vida es lo visible (lo nombrado) e invisible (lo innombrado). La vida es espíritu, energía que se dispersa y se extingue doliéndose en el presente de la vigilia cotidiana, pero que se reconstituye y se solaza en el futuro y en el pasado que habita en el infinito de los Sueños, en aquellos Sueños premonitorios, los soñados en el instante fronterizo que reúne el final de la noche con el principio del amanecer…Los occidentales han olvidado preguntarse cada mañana ¿Sonaste? ¿Qué soñaste?”. Al concluir el capítulo 23, Elicura nos dice en el Relato de mi Sueño Azul: “La Palabra, agua que fluye pulimentando la dura roca que es nuestro corazón. La Palabra, el único instrumento con el que podemos tocar aquello insondable que es el espíritu de otro/otra con quien conversamos. La palabra, esa penumbra en la que podemos acercarnos al conocimiento (a la comprensión) del espíritu de los demás seres vivos y también al de aquellos aparentemente inanimados”. Para concluir, os invito al segundo párrafo de este texto ¿Rozamos siquiera alguna respuesta a las preguntas formuladas? ¿El ingreso al cambio civilizatorio tiene algún destino si continuamos agrediendo a la naturaleza sin revisar el sentido de la economía regulada por el concepto de crecimiento incesante de la producción capitalista? ¿Cuál es el obligativo ético, qué debemos hacer?


EJERCICIO DE GRAVEDAD Claudia Muller

EJERCICIO DE GRAVEDAD (2019), acuario de vidrio que contiene en su interior piedras volcánicas y sedimentarias que flotan y de las que cuelgan caracolas de mar recogidas en las costas de Puerto Yartou. Impulsadas por una bomba de agua, las caracolas giran como trombas, en un juego de equilibrios y dependencias gravitatorias; en un hábitat submarino bombeado por mangueras.


EL PAISAJE DEL AGUA EN SOCOROMA Región de Arica y Parinacota. Rosa Chandía-Jaure

Hablar de Socoroma es hablar de agua y cultura; es hablar de comunidad, de conocimientos, adaptación y resistencia. Socoroma es el nombre del pueblo, y significa en Aymara “agua que corre” (Mamani, 2010). Sus habitantes preservan una forma de vida vinculada íntimamente al sistema ecológico dominante en su territorio, donde el agua es el eje articulador del paisaje que han construido los antepasados, asociado a la producción agrícola de montaña, el cual las distintas generaciones han heredado y mantenido en el tiempo. Representa el dominio de técnicas constructivas asociadas a la disponibilidad local de materiales, junto con el “saber hacer”, enlazado a un conjunto de ciertas reglas sociales y la construcción de imaginarios en torno a lo sagrado, para la reproducción cultural del conocimiento que permite vida en el ambiente (Godelier, 1989). Socoroma se localiza en el territorio alto andino del norte de Chile, a 21º de latitud sur y a 3.300 metros sobre el mar. Sus antecedentes de ocupación humana datan del tiempo de la cultura Tiwanaku; estuvo bajo el dominio de los Señoríos Altiplánicos. Luego llegó el Inca desde el norte y sus evidencias se observan en la presencia del Qhapaq Ñan. La colonización española, dejó huellas en la superposición del damero en la estructura urbana del pueblo y en la presencia de una Iglesia de Adobe del siglo XVI. En épocas mas recientes, el proceso de chilenización posterior a la definición de los límites fronterizos del siglo XIX y la construcción de carreteras para mejorar la conectividad con la ciudad han sido determinantes. En síntesis, su paisaje es el resultante de una superposición de sociedades y culturas que fueron dejando su vestigio en el tiempo para constituir el espacio habitado, donde la comunidad se ha adaptado a las diversas transformaciones ambientales, culturales y sociales para mantenerse vigente hasta nuestros días. Pese a todas las adaptaciones a las cuales se ha sometido, no ha transformado su relación sagrada con el entorno y especialmente con el agua. Actualmente es un paisaje agrícola de terrazas de piedra, con cultivos ancestrales de maíz y papa, al cual se sumó a partir de mediados del siglo


XX el orégano como fuente de intercambio económico. Sus habitantes son una comunidad indígena aymara, cuya población permanente se ha ido reduciendo en el tiempo, producto de la migración de la población joven a la ciudad. Pese a esto, los herederos de esta comunidad, mantienen sus vínculos productivos con el pueblo y los abuelos. Se sienten representados con el conjunto de tradiciones y actos simbólicos donde se sincronizan visiones de la religión católica con la cosmovisión andina, para la reproducción del saber local, asociado a actividades propias del ciclo agrícola. En la década de 1980, la antropóloga Milka Castro observó desde una mirada etnográfica el quehacer de los habitantes de Socoroma. Desde la observación de las prácticas habituales, propuso la existencia de una Cultura Hídrica en el norte de Chile (Castro, 1992) y ejemplificó esto en las observaciones realizadas en torno a la vida cotidiana, evidenciando la importancia del agua en distintos planos o dimensiones donde la sociedad se desenvuelve. Observó, a partir del riego por Chipalla– técnica local para guiar el agua en forma gravitacional a través de trazados en el suelo con una vara, desde un caudal hacia una planta específica-, cómo se podía leer un conjunto de relaciones en distintas escalas de observación, que conectaban todo el territorio con el agua dominante, tanto en el interior de una parcela de cultivo, como también en la cuenca hidrográfica. Además, conectaban al individuo con su presente y sus forma de relacionarse en su comunidad, como también con sus antepasados y sus elementos sagrados existentes en el territorio como el agua, los cerros, las montañas, la flora, la fauna, el suelo y el cielo para situar al hombre en el entorno que coexiste con otras formas de vida presentes en la naturaleza. El paisaje construido persiste en el tiempo, manteniendo las lógicas de ocupación del territorio originarias. El desplazamiento gravitacional del agua, guía en un comienzo, la definición del territorio irrigado, de los espacios hidráulicos (Barceló, 1989), cuya primera acción es la captación del agua que escurre en forma natural por alguna de las quebradas de agua permanente, para definir el trazado inicial de un caudal capturado – un canal matriz-. A partir de este canal matriz, se traza una línea divisoria entre dos paisajes, aquel que se modelará desde el canal hacia abajo, sobre el cual se construirá una red de canales derivados primarios, secundarios y terciarios, que guiarán el movimiento del agua por gravedad, definirán la distribución por parcelas y la ubicación del asentamiento humano. El segundo paisaje será aquel localizado desde el canal matriz hacia arriba, la ladera preexistente de montaña que no será alterada. Los trazados de los canales tienen implícita una profunda carga de conocimiento técnico: sobre el manejo de las pendientes mínimas y máximas posibles para la construcción del suelo productivo; sobre los niveles de rugosidad de los canales según dimensiones y pendiente, y también sobre posibles multifuncionalidades, asociadas al desplazamiento del agua, a la contención de laderas para controlar la erosión laminar, y el eventual drenaje de sus excedentes hacia las capas inferiores del suelo. Cada canal tiene una función jerárquica y un nombre: Jalanta, Contra y Chipalla, son ejemplos de tipos de canales de riego que van creando la estructura principal sobre la cual se compone el paisaje (Chandia-Jaure, 2017). El trazado de los espacios irrigados es el punto inicial para el posterior modelado del paisaje, donde se modifican las pendientes naturales de las laderas, a través de la construcción de muros de piedra apilada en seco. Apilar piedra sin aglomerante implica una serie de limitaciones, vinculadas tanto a la disponibilidad del material, como a las capacidades humanas de poder levantar muros sin riesgos de desmoronamiento. El saber asociado, se vincula a un extenso proceso que se da a través de generaciones de ensayo de acierto y error, para llegar a definir algunos parámetros que ayudan a conseguir el objetivo deseado. Este modelado permite crear suelo productivo a través del conjunto de terrazas de piedra, por las cuales el agua irrigará cada espacio construido. Se crea un sistema espacial que conecta las laderas, los muros de piedra, los canales de riego, y los cultivos, dando una forma característica al paisaje, que contiene el riesgo de derrumbes y permite el desplazamiento gravitacional del agua y la mantención de la humedad y la temperatura, en un clima de alta radiación solar y baja humedad ambiental.


El sistema hidráulico y el sistema espacial-constructivo se perpetúan en tiempo como huellas en el territorio, incluso frente a su eventual abandono por parte del grupo humano. Sin embargo, su funcionamiento depende de prácticas sociales y culturales. Se trata de complejas relaciones que dan cuerpo a una mirada integral sobre el territorio, donde agua se conecta con la comunidad desde lo cotidiano y lo simbólico. Lo cotidiano se vincula al riego, y la distribución comunitaria del agua disponible, lo cual implica un nivel de organización formal, asociada a las Comunidades de Agua y el reparto del caudal anual entre los cuatro espacios irrigados comunitarios. Pero no es suficiente. Se requiere además, una organización del ciclo informal para el riego, para distribuir el agua en el día a día, según las necesidades que van surgiendo. Esta organización informal, es fundamental para la mantención en el tiempo de la productividad local y tiene intrínseca una fuente de conocimientos sobre organización comunitaria para el reparto por turnos del caudal disponible, cuyas reglas no están escritas, sino que son transmitidas por tradición oral, bajo la responsabilidad de las autoridades locales del agua. El patrimonio inmaterial que la comunidad ha construido en siglos de historia constituye un cuerpo de saberes en torno a los distintos planos de la realidad, que se retransmiten o se expresan para la construcción de imaginarios locales, que ayudan de manera intrínseca a describir aquel territorio que no debe ser olvidado por las generaciones futuras. Entre las numerosas expresiones que revalidan los imaginarios en torno al agua y el territorio, se puede observar la Fiesta de la Cruz de Mayo, uno de los actos rituales mas profundos. Se asocia al culto a los cerros sagrados y la reconstrucción permanente del mapa simbólico del territorio. Según el calendario agrícola, se realiza en tiempo de cosecha, y por lo tanto representa el cierre del ciclo agrícola. El culto a los cerros y el agua son parte esencial de la vida social y cultural de los campesinos locales, expresándose en sus fiestas, calendarios rituales, tradición oral y las principales labores de la tierra (Choque Mariño & Pizarro, 2013). Esta fiesta representa la cosmología local, en un homenaje simultáneo a tres cruces localizadas en cerros sagrados: Cruz del Calvario en el cerro Calvario, Cruz Yapabelina en el cerro Vilasamanani, y Cruz de Milagros en el cerro Tata Jiwata. La peregrinación a las cruces es extenuante, donde el recorrido mas extenso, es hacia la Cruz de Milagros, ubicada a unas 12 horas de recorrido a pie desde el pueblo, a unos 4600 msnm. Pese a las dificultades del camino, los miembros de la comunidad realizan anualmente esta peregrinación, que en su paso permiten validar la propiedad del territorio por parte de la comunidad, reconociendo senderos de peregrinación, cerros protectores y deslindes territoriales demarcados con apachetas y cruces. Habitualmente, el conocimiento espacial del territorio se encuentra sectorizado según grupos familiares, en función de la cruz de la cual cada grupo familiar es devoto. La peregrinación simultánea de cada grupo familiar a cada una de las cruces también implica el recordatorio de otras cruces secundarias dependientes de la cruz principal, las cuales terminan realizando el trazado de los caminos simbólicos que representan el dominio del territorio socoromeño. La representación física del trazado de estos caminos ha podido constatar la correlación directa entre el origen de los cursos de agua que abastecen al pueblo y los límites de la cuenca hidrográfica. El paisaje productivo construye imaginarios territoriales en torno a las prácticas culturales vinculadas a la revalidación del territorio que se habita, donde el riego es un arte que permite configurar un espacio y mantener vigente un territorio en el tiempo. El rito permite además el reconocimiento de una unidad territorial mayor que está presente en forma implícita desde la cosmovisión andina: la cuenca hidrográfica representada por la condición sagrada de las montañas como fuentes proveedoras de los recursos necesarios para la existencia. Referencias bibliográficas.


Barceló, M. (1989). El Diseño de Espacios Irrigados en Al Andalus. El Agua En Zonas Áridas. I Coloquio de Historia y Medio Físico, XV–L. Castro, M. (1992). Cultura Hídrica, un caso en Chile. Unesco. Chandia-Jaure, R. (2017). Los espacios hidráulicos en un paisaje andino. Un modelo técnico de adaptación local. Bitácora Urbano Territorial, 27(3), 51–60. https://doi.org/10.15446/bitacora.v27n3.53651 Chandia-Jaure, R., & Godoy, D. (2017). Paisajes Vulnerables. Relecturas colectivas del territorio rural andino (VTTE-UTEM (ed.)). Universidad Tecnológica Metropolitana. Choque Mariño, C., & Pizarro, E. (2013). Identidades, continuidades y rupturas en el culto al agua y a los cerros en Socoroma, una comunidad andina de los Altos de Arica. Estudios Atacameños, 45, 55–74. Godelier, M. (1989). Lo ideal y lo material. Pensamiento, economías, sociedades. In A. Desmont (Ed.), Lo ideal y lo material. Altea, Taurus, Alfaguara. https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/2076923/mod_resource/content/0/Godelier_Maurice_Lo_ideal _y_lo_material.pdf Mamani, M. (2010). Estudio de la toponimia: Región de Arica y Parinacota y Región de Tarapacá. Origen y significado de nombres de lugares del norte chileno (Vol. 1). Universidad de Tarapacá. Referencias de Imágenes: Mapa cuenca de Socoroma, con cruces y cultivos. (Chandia-Jaure & Godoy, 2017) Vista Cerro Milagros, Putre. Autora: Rosa Chandia-Jaure, mayo 2018. Se observa el paisaje simbólico: el límite mas alto de la cuenca hidrográfica, uno de los cerros sagrados y el origen del Rio Aroma, que abastece al pueblo varios kilómetros aguas abajo. Vista Aérea parcela cultivo orégano. Autor: Mario Villagrán, mayo 2019. Se observa el paisaje cotidiano: se modelan las laderas, se construyen muros de piedra y los canales de riego. Se observan las Chipallas, líneas en el suelo dibujadas para guiar el agua precisa a cada una de las plantas de orégano.



“ESTRUJES” DEL RABUCO Gustavo Boldrini P.


El agua siempre fue parte prodigiosa del paisaje chileno. Tan pletórica que hasta se hizo un tema del arte nacional. Imposible es hablar de Chile sin mencionar sus aguas. “¡Ay agüita de mi tierra!” cantaban Los Cuatro Huasos, “Canto de los ríos que se aman” escribió el poeta Raúl Zurita. “Aguas de Limache y del Aconcagua” pintó varias veces Thomas Somerscales. Así, de tan espirituales no vimos sequías, inundaciones, rebalses, filtraciones, fugas, ni derrames. Cosas que tenían que ver con un clima a veces adverso y, también, con el mal manejo que el hombre hacía de las aguas. Entremedio se nos vino encima esta sequía grande. De pausadas, pasaron a ser más frecuentes. A veces duraban 6, 7, 10 años; o sea, determinaron la ausencia del agua. Es cuando aparece la conciencia de que nuestro Chilito del agua, tan cantado, también es un territorio sin agua. Y para un escritor comienzan a surgir otras palabras. Esas que actúan, se sufren y describen un territorio en sequía. Desde ellas, el agua lírica, cantada y afectuosa, que alguna vez definió la belleza patria, descompone su forma y hoy debe nombrar situaciones críticas. Es que no son bellos la falta de agua para beber, ni la ingeniería hidráulica que valora el liderazgo de un agua privatizada. La paradoja es que el agua que era bella por su abundancia hoy sigue siendo preciada, pero por su ausencia. Es que lo que no se prodiga, siempre es bello. Su falta la hace tan preciada como el oro. Así es como, de lírico, el tema del agua se hace dramático, tragedioso. Si siempre fue sujeto del arte, su lirismo afectuoso cambió para convertirse en realismo dramático. Volviendo a las palabras dichas, ahora conmovedoras, sin arte, nos resuenan los rebalses, filtraciones, fugas, derrames, avenidas, usurpación, robo, calentamiento… En agosto, a la vera del Canal Serrano en Pachacamita, le pregunté a un campesino porqué estaba seco. Me contestó que en esta época, el canal sólo lleva los estrujes del Rabuco. Pero hoy, como el Rabuco no lleva agua, no hay nada que estrujarle. Claro, la palabra estrujar es muy hábil para construir una metáfora. Se estruja una aceituna para sacarle el aceite. El Rabuco sólo podría dar agua desde una apretura telúrica, casi literaria, y eso ya no es lírica, es drama; es decir, es un asunto lastimoso. Tanto, que hasta puede promover terror, como en una tragedia. El Estero Rabuco siempre fluyó desde las lluvias que caían sobre La Campana. Hoy ya no llueve, entonces no fluye, no se puede estrujar.


ESQUELETO DE BALLENA SEI Museo de Historia Natural Río Seco, Punta Arenas 2019

Esta instalación en el antiguo galpón lanero del ex frigorífico de Río Seco (1903-1964), es el resultado de un proceso de trabajo que se inicia con el hallazgo de un varamiento de ballena sei (Balaenoptera borealis) sobre la costa de bahía Inútil en la isla grande de Tierra del Fuego durante diciembre del 2012. En el mes de mayo del 2015, el grupo nuclear del MHNRS (Aymara Zegers, Gabriela Garrido, Benjamín y Miguel Cáceres) más un grupo de diez voluntarios, lograron levantar los restos de la ballena y trasladarlos a las dependencias del museo. Durante los años 2017 y 2018, gracias a dos instancias consecutivas de adquisición de recursos ante el Fondo del Patrimonio Cultural del actual Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, tuvo lugar la limpieza, catalogación y conservación de todas las piezas del esqueleto. Este trabajo estuvo a cargo de los mismos integrantes del equipo nuclear del MHNRS, los biólogos marinos Benjamín Cáceres y Gabriela Garrido y los artistas visuales Aymara Zegers y Miguel Cáceres. Finalmente, durante el 2019 se inició el proceso de montaje del esqueleto junto a los técnicos e ingenieros Sebastián Aspée, Luis Chard, Sebastián y Luís Oyarzún, el que finalizó a fines de agosto del mismo año con una gran fiesta popular abierta a la comunidad y con el esqueleto de ballena como protagonista. La “ballena boba”, rorcual norteño, boreal o de Rudolphi, conocido también como ballena sei, es un cetáceo de gran tamaño que puede alcanzar entre 15 y 22 metros de longitud y pesar entre 20 y 40 toneladas. Luego de ser cazado a gran escala en los mares del sur durante más de la mitad del siglo XX, en 1976 se lo declaró especie protegida por la Comisión Ballenera Internacional, siendo su caza prohibida para la gran mayoría de países que suscribieron la moratoria, vigente en Chile desde 1983. El Museo de Historia Natural Río Seco (fundado oficialmente en el 2014) tiene como misión crear y mantener en el tiempo un espacio de convergencia entre distintas disciplinas, oficios y saberes provenientes de diferentes ámbitos de las artes y las ciencias, con el propósito de divulgar estrategias y


formas de producir conocimiento en torno a las relaciones entre cultura y naturaleza, con especial énfasis en el territorio austral y el medio local.


HISTORIAL DEL CUERPO Alejandra del Río

Mi cuerpo nadando a mar abierto Mi cuerpo percibe las corrientes mi cuerpo montado en su propia dulzura a merced de las pulsaciones buscando tu cuerpo mi cuerpo se frota contra el tuyo mi cuerpo despierta al oleaje mi cuerpo de espuma todo cubierto mi cuerpo se hunde en tu abrazo arde en la sal anhela mucho más se enreda en las mareas mi cuerpo ya no tiene voluntad mi cuerpo es arrebatado por la orilla revolcado por las olas confundido con la arena empujado hacia el continente arrastrado por la resaca mi cuerpo que vara en la playa mi cuerpo inmovilizado por el vacío mojado apenas por las olas esperando tu rescate


mi cuerpo que esperó en vano mi cuerpo se desespera mi cuerpo llamando por ayuda solitario en el abandono negando tu traición mi cuerpo que cree en lo que tuvimos mi cuerpo que ya apenas puede respirar mi cuerpo diciendo tu nombre con su corazón aun latiendo llorando en silencio mi cuerpo inundando el mar de amargura mi cuerpo ahogándose en sus propias lágrimas mi cuerpo que quiso volver al mar y no pudo mi cuerpo expiró sucumbió pereció mi cuerpo que alguien no olvidó mi cuerpo arrastrado por manos oscuras conociendo la dureza de las piedras lejos del mar mi cuerpo auscultado por ojos anhelantes mi cuerpo otra vez entre tus manos recibe muestras de gratitud es honrado por tu pueblo oscuro acariciado por cantos colectivos mi cuerpo muerto es consagrado para la vida mi cuerpo está abierto palmo a palmo mi cuerpo es dos mitades está mostrando lo que es mi cuerpo tibio aún mi cuerpo al que entraste entero desnudo mi cuerpo acogiéndote como a un profeta mi cuerpo es tu lugar es tu canción mi cuerpo con su sangre es tu poder con su aceite es tu vida mi cuerpo que es tuyo ahora mi cuerpo separado y clasificado mi cuerpo drenado extirpado trozado reducido mi cuerpo como alimento mi cuerpo como vestimenta mi cuerpo como utensilios mi cuerpo como arpones mi cuerpo es sobrevivencia es divinidad es tu fama y tu gloria mi cuerpo que te amó mi cuerpo al que traicionaste mi cuerpo que vivía mi cuerpo desapareció.


(De: Actitud Plateada (inédito)


KAI KAI la serpiente de las aguas, es observada por la luna

Ella sabe y lo repite en su oleaje En sus tórridos abismos sabe y no lo oculta ese poder serpenteando en el círculo y el arcoiris en las nubes / en el llanto /en las caracolas en las cuatro sangres que la habitan en sus cuatro lenguas /en sus cuatro cantos en sus cuatro sueños de los mares todos los torbellinos cuatro veces girando / de izquierda a derecha y de derecha a izquierda/ondeando insomne Juguete de las algas / su destino Vanos los besos /vacías las caricias herida sin milagro / el alba sin horizonte Jardín profundo / su piel sobre sargazos dominándole el alma / vaticinios Olas /peces /arrecifes. Ella sabe de los hombres y mujeres de la tierra Sabe de Treng Treng /en el resonar de su caverna Ella sabe del despertar de las olas /en la roca de Shumpall de los rayos de sol en las hebras de agua de Traitraico /de Tuwin malen /sus sombras De todos los Ñenko sus veleidades


Kai kai. Kai kai donde la Vida repite el movimiento Kai kai Kai kai el mismo movimiento Extasiada muerde la lluvia deteniendo el aliento. Kai Kai Kai Kai Todo lo que sabe es un presagio Espuma su canto /en el que se hunde la noche /Y amanece Gñenko, el dueño de las aguas, huye Olvídame en ese sur donde me hallaste hilando la lluvia tensando la niebla abrazando la espesura de lengas y coigües Libérame que me vuelvo río espuma y torbellino broto de los abismos me pierdo en la ciénaga Metrengko de mi origen Me evaporo unto mis dedos emergen libélulas /küdemallu raíces llovizna deseos trasnocharé para no ser vista en mi sed días enteros como cuando no te conocía tus aromas tu tibieza mi embeleso tus cascadas murmullos sueños de caracolas Espanta el frío del paisaje canta hasta que se aleje la luna con su racimo de sueños. Soy un río en esta noche Entre guijarros pierdo mi luz.


LA CAÍDA DEL AGUA Ejercicio Integrado año 2014: EARQ_UCN Claudio Galeno-Ibaceta

“La caída del agua” fue la acción final de un “Ejercicio Integrado” realizado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, en las canteras al sur de las Ruinas de Huanchaca, en Antofagasta en octubre del 2014. Los “integrados” han sido una actividad pedagógica, que ha tenido por objetivo congregar disciplinas, profesores y estudiantes en torno a la construcción de una obra y en ciertos casos liderados por profesores invitados. En este caso, la elaboración de la obra reunió por cinco días a los alumnos de los talleres 3, 4, 5 y 6, coordinados por los profesores: Claudio Galeno y Sergio Alfaro, y por los invitados, el artista Sebastián Preece y el arquitecto Sebastián de la Fuente. El tema central sería el agua. El agua ha sido un tema central para la vida en el desierto de Atacama, y fundamental para Antofagasta, que se fundó en la segunda mitad del siglo XIX en un desierto costero sin las necesarias fuentes de agua dulce, contraviniendo toda lógica de fundación de asentamientos, por lo que se le ha denominado como la ciudad adversa. Por un lado, la forma de llegar a estos paisajes desérticos era casi únicamente mediante la navegación marítima. En ese sentido, antes de que se iniciase el poblamiento de estos adversos parajes, se sabe (gracias a bitácoras de viaje) que el área era transitada por piratas, como Drake, y naturalistas, como Darwin, entre muchos otros.


Pero desde el momento de que se encuentran yacimientos, de salitre y plata, fue necesario formar y establecer un puerto, y para abastecerse de agua dulce fue necesario trasladarla en barriles desde las escasas vertientes por la costa, pero principalmente utilizar la tecnología de las máquinas destiladoras de agua de mar, conocidas como resacadoras. No obstante, el agua de las destiladoras, era costosa y de sabor desagradable. El agua canalizada llegó en 1892, gracias a la Compañía Huanchaca, la cual mediante tuberías la transportó desde los ríos precordilleranos para surtir de agua el ferrocarril y su nueva y monumental fundición de plata de Playa Blanca (ruinas al costado norte del sitio del ejercicio) con la company town que la acompañaba. Además, gracias a estas canalizaciones también se pudo surtir a la incipiente ciudad. En el desierto, la presencia del agua es un acontecimiento, una anomalía que reúne y marca hitos en el territorio. Por ejemplo, la aguada de Cerro Moreno, de la cual se abastecían los changos (pueblo originario nativo de la costa) era conocida y visitada por los navegantes para abastecerse de agua dulce. El río Loa, es el único cauce que cruza el desierto de Atacama desde la precordillera hasta el mar. En su trayecto permitió que se formaran algunos fundamentales oasis, como Chiu-Chiu, Calama y Quillagua Otro espacio reconocido como un acontecimiento en el desierto, ha sido Ojo de Opache, al oeste de Calama, una vertiente en una quebrada que incluye caídas de agua, y que congrega flora y fauna endémica, así como vestigios paleontológicos. En ese sentido, son muchos lo estímulos, y significados que le otorgan sentido a realizar un ejercicio y acción con el agua teniendo como escenario la geología desnuda del desierto. Los profesores de los talleres acordaron realizar un ejercicio que fuese en Antofagasta, en las antiguas canteras hacia el sur del monumento industrial conocido como Ruinas de Huanchaca, donde la extracción de piedras para el puerto en la década del veinte, dejó un extenso acantilado pétreo muy fracturado. Bajo esas premisas, se reflexionó sobre el traslado del agua y de su presencia/ausencia en el paisaje del desierto. El ejercicio debería experimentar en sus sistemas de desplazamiento, y finalmente los profesores en colaboración con Preece y de la Fuente lo enfocaron en la exploración de la forma de eyección y caída del agua desde lo alto de una pared rocosa de alrededor de 23 metros de altura. La reflexión sobre sistemas del agua, podría abarcar desde acueductos a canaletas, canales y bocatomas, sin embargo, debido a la elección del sitio se decidió realizar una intervención efímera que no dejase huella, a no ser la producida por el escurrimiento del agua. El acantilado-cantera sería la escena de la experimentación con el agua y de observación de sus efectos sobre las rocas a partir de la acción de cascadas. En los patios y Taller de Modelos de la Escuela de Arquitectura, se diseñaron y construyeron prototipos, para luego realizar testeos sobre las formas de caída del agua. El producto de ese proceso fueron unos aplanados cucharones de maderas recubiertas de plástico. Una vez ajustados los diseños, fueron construidos tres cucharones de madera escala 1:1. Por otro lado y en paralelo, el área en torno a la muralla elegida para la acción, fue limpiada y adecuada para la culminación de la obra. La acción se efectuó al final de la tarde del martes 21 de octubre de 2014. Durante el día, los cucharones fueron posicionados y asegurados en la parte superior del acantilado. Habría que mencionar, que, por seguridad, el equipo a cargo de instalar las piezas y de cargar el agua se protegió mediante cables y arneses.


Un camión cisterna llegó cargado de agua de mar y el líquido fue vertido a través de los cucharones para formar las cascadas. Las rocas fueron bañadas, cambiando de color. El agua se infiltró por sus fracturas, lo que provocó que algunas rocas se desprendieran, sumando al acontecimiento de la caída del agua, el tronar de grandes rocas, lo que provocó un espectáculo sonoro inesperado y exultante. Por último agregar que los talleres y profesores participantes fueron: Taller 3 Cobijo: Claudio GalenoIbaceta y Elda Vásquez; Taller 4 Recurso: Sergio Alfaro Malatesta y Mónica Serrano; Taller 5 Lenguaje: José Luis Santelices y Juan Alday; y Taller 6 Contexto: Claudio Ostria González y Estelí Slachevsky.

Fotografías: Francisco Díaz Inostroza



LAGUNA DE ACULEO Sebastián de la Fuente

Alba por de pronto agua que se pierde Melancolía artificial de lo vivo una hilera de patos una bandada de garzas


y el tiempo una máquina donde algo se hace vida y se seca: Aculeo tiempos de tierra y agua ahí donde se mezclan como en nuevo limo piedra paja y malezal por la sed de sequía y en viceversa sobre un muro casi apenas falso rosado por la luz más allá de la cordillera El blanco parpadeante y el tiempo mismo de los dioses que en su anverso extravían su mirada y nos quedamos huérfanos Alba hija del alba hija del sol naciente agua lo suficientemente agua donde se estrujan aire tierra y oquedad una laguna que fue cuenca y ojo humedecido aleteo de pájaros migrantes y superficie quieta donde el río agoniza su peregrinaje y se inicia la supervivencia


Porque nada en esta tierra nos pertenece escarbe y bocatoma terrón y embarcadero. (De: inédito, 2019)

LA ISLA (RECONOCIMIENTO) Rainer Krause

El proyecto surgió como tal en 2016, cuando formulé una solicitud de financiamiento al Fondo de las Culturas y las Artes, FONDART, del Consejo de la Cultura del Gobierno de Chile. No obstante, desde que llegué a Chile en 1987 me fascinó el sonido constante y omnipresente de las costas marítimas. Las


primeras grabaciones en las orillas del mar, y más tarde en las de los múltiples lagos del sur de Chile, las realicé con una casetera china barata, con micrófono incorporado. Obviamente, se escuchó más el funcionamiento de la casetera misma que las olas. Idear un proyecto a través de estos registros tardó más de 25 años, en los cuales la situación económica del país cambió drásticamente. Los múltiples tratados de libre comercio pos dictatoriales con el resto del mundo permitieron el acceso cada vez más conveniente a equipos de audio de un cierto estándar tecnológico. Además, la estabilización de mi propia situación financiera me permitió más frecuentemente viajar a las costas, en partes a miles de kilómetros de distancia. Pero la formulación del proyecto no se basó exclusivamente en mi "gusto" por este tipo de sonidos. De formación como pintor, mi manera de desarrollar un proyecto implica hacer conexiones nuevas (para mi por lo menos), y tener una base de reflexión con potencial de ampliar el proyecto más allá de mis propias intenciones. No me recuerdo exactamente como surgió el hecho de entender Sudamérica como una isla. La experiencia vivida de casi 30 años en este continente, me hizo familiar hace tiempo una cierta identificación de lo latinoamericano. Pero eso no es exactamente lo mismo que el subcontinente Sudamericano, con sus culturas no latinas y con las culturas latinas fuera del subcontinente. Sea como sea, en un momento se me cruzaron las ideas de la isla continental con los sonidos que la rodea. Entender Sudamérica como isla significa desprenderse de su “contenido”, dialécticamente anclado al “continente”. La isla, al contrario, y como menciona Michel Serres, se define por su orilla, por la delgada franja entre la tierra firme y el agua en movimiento. Y en sentido estricto, no es un paisaje, es una línea (dinámica), un dibujo. El proyecto “La isla [reconocimiento]” resultó ser un proyecto de arte medial, basado en la contribución y colaboración de los habitantes (y visitantes) de Sudamérica y consiste en tres instancias de experiencia, interacción y construcción estética: [1] el uso de una aplicación para celulares en zonas geográficas específicas de Sudamérica, [2] la navegación en una página web en desarrollo constante y [3] la relación corporal con una instalación visual-sonora en el contexto del arte contemporáneo. Como cuarta instancia, más bien de reflexión crítica en ves de experiencia, se publicó [4] el libro-catálogo del proyecto. [1] app La aplicación para celulares es descargable gratuitamente desde internet. A través de los stores de Apple y Android, se llega a un público interesado en nuevas funciones de su teléfono móvil. La app “La isla reconocimiento” propone un leve cambio en el uso del dispositivo técnico. Con una sola operación, el usuario puede grabar tres minutos de audio con el micrófono interno, generar coordenadas geolocalizadas de esta grabación y enviar los sonidos registrados y datos a la página web del proyecto. Para participar en el proyecto, el usuario debe grabar los sonidos costeros (olas del mar o de un lago, susurro de la corriente de agua, chapoteo entre rocas, etc.), acercándose lo mejor posible a la fuente, protegiendo el micrófono de su móvil del viento (p. ej., tapándolo con una prenda de lana) y sin cambiar su posición mientras graba. En caso de que en el lugar de la grabación no haya redes disponibles, la aplicación permite guardar los sonidos y datos en el celular hasta cuando se restablezca la conexión. Con esta aplicación se utiliza la tecnología comunicacional cotidiana como herramienta para proporcionar experiencia: tres minutos de registro sonoro también son tres minutos de escucha. Con la percepción consciente del agua en su entorno, este entorno costero se transforma en objeto de percepción estética. El autor del registro es parte de este paisaje, su posición frente a la fuente sonora define como el acontecimiento acústico se lo presenta. La experiencia auditiva puede -ojalá- gatillar un proceso de sensibilización hacia la dimensión sonora del mundo.

 Michel Serres. El parásito (2013)


El dispositivo técnico (el teléfono móvil más la aplicación) construye un documento “archivable” de esta experiencia, relacionando los datos “sonido”, “lugar”, “fecha” y “sujeto de la experiencia”. Al enviar este documento a la página web, se separa la experiencia de la situación singular y permite relacionarla con experiencias de otros. Por lo tanto, el objeto de escucha (el mar en la costa, el lago) cobra relevancia reflexiva: ¿qué distingue a estos lugares geográficos respecto de otros? [2] web La página web http://la-islareconocimiento.cl/ con el dibujo del subcontinente sudamericano en permanente actualización es de libre acceso desde cualquier computador. Un clic del usuario encima de los puntos geolocalizados permite escuchar los sonidos y acceder a los datos de grabación proporcionados por sus autores. En la página web se establecen relaciones geográfico-temporales entre las múltiples experiencias de escucha gracias a un software que construye un mapa a partir de los puntos de grabación sonora georreferencializados y las conexiones lineales que se producen entre ellos. Mientras más sonidos marítimo-costeros hay, más precisa es la configuración del mapa del subcontinente sudamericano. Sin experiencia sonora no hay documento, no hay ubicación en el mapa. Este aspecto construye una diferencia con otros mapas sonoros en internet, donde el sonido está inserto en un mapa preexistente, relacionando el sonido con un lugar geográfico, social, cultural o político. “La isla [reconocimiento]” relaciona primariamente un sonido con otros sonidos, del mismo tipo, pero singularmente diferente. Recién una cierta cantidad de sonidos vecinos permite identificar un lugar geográfico, extrasonoro, significante. Este mapa visualiza entonces las situaciones de percepción sonora descentralizadas en las cuales una cantidad creciente de co-actores generan y precisan la forma singular del mapa. Funciona también como metáfora de construcción identitaria: “La isla” requiere el “reconocimiento” desde múltiples puntos de escucha para que se parezca a sí misma. Hasta ahora (octubre 2020) hay 480 registro de las costas sudamericanas de más de 60 autores en el mapa. Una segunda función de la página web consiste en la construcción de un an-archivo  del proyecto, con sus actividades, su desarrollo y sus alcances a través de links a textos y documentos que rodean, amplían, especifican y relativizan la propuesta estético-conceptual de “La isla”, http://la-islareconocimiento.cl/blog/. “La isla [an_archivo]” es parte íntegra del proyecto, como un espacio en permanente movimiento (en este sentido similar como el mapa mismo) y contiene material de reflexión respecto de la singular formación geográfica -la isla– y sus componentes constitutivos: costas, habitantes, las olas, acontecimientos, historia(s), cartografía, etc. Los visitantes del an_archivo pueden contribuir a su contenido mediante el envío de material textual y (audio-)visual. [3] instalación La tercera instancia del proyecto tiene formato de instalación visual-sonora en salas de exposiciones . Esta instancia de exhibición “física”, como un “objeto de arte” en una sala, es otra operación de

 “An_archivos entiendo como una actividad alternativa al archivo. Solamente existen como modi operandi […]. An_archivos se desarrollan en la perspectiva de una lógica de pluralidad y de la riqueza de variedades. Son especialmente aptos de manejar acontecimientos y movimientos, entonces sensaciones basadas en el tiempo. An_archivos no reclaman un liderazgo. No reclaman el conocimiento sobre la verdad, de donde vienen y a donde van las cosas. […] An_archivos son prácticas lúdicas.” Siegfried Zielinsky: “AnArchive”, en Claudia Giannetti, ed. AnArchive(s) (Oldenburg: Edith-Russ-Haus für Medienkunst, 2014), p. 17 (traducción: Rainer Krause).  Hasta ahora se ha presentado tres veces el proyecto en salas: en Valparaíso, Santiago y Antofagasta.


socialización. El uso de un video wall (multipantalla) como dispositivo de visualización desplaza el mapa generado en internet al ámbito de la producción artística reconocida: el gran formato de la pantalla múltiple requiere un distanciamiento físico y reflexivo, permite contemplación y experiencia estética corporal en relación con la imagen, condición que una pantalla única de un computador no cumple. Del modo casi contrario, la instalación de audio envolvente a través de cuatro canales que reproducen aleatoriamente los sonidos costeros recibidos de los celulares, relaciona el sonido con el cuerpo en movimiento del oyente, eliminando la distancia y lo posiciona “en relación al” sonido (de los otros). La exposición es la instancia que visibiliza y audibiliza el rol del autor bajo un concepto de creación colaborativa, desplazando el proyecto desde el contexto cotidiano (celular, turismo, internet) al contexto “especial” del arte. De esta manera, la construcción de sentido por parte del espectador/oyente requiere conocimiento o por lo menos interés previo respecto de la producción artística contemporánea. Por su parte, los dispositivos técnicos adquieren carácter de signo: no es lo mismo interactuar en tiempo real con un mapa cambiante que se muestra en una pantalla, ver un estado off-line de ese mismo mapa o ser espectador de una documentación en formato video. Cada uno de esos soportes origina experiencias estéticas diferentes. [4] libro Por último, el catálogo-libro profundiza la posibilidad de reflexión. La publicación del libro con descripción y reflexión crítica de algunos de sus aspectos, y su circulación en lugares no abarcados por la exhibición constituyen la segunda operación de desplazamiento, esta vez desde lo transitorio/puntual (exhibición) pero potencialmente omnipresente (internet), a lo estable y en circulación (objeto físico del libro). El libro informa sobre la base del proyecto, pero no sobre el estado actual, documenta su estructura, pero no su forma singular.




LOS DURMIENTES Enrique Ramírez

LOS DURMIENTES (2014) toca un episodio particularmente abominable de la dictadura chilena: las víctimas, algunas aún vivas, fueron arrojadas al mar desde helicópteros, atadas a amarres ferroviarios. El título significa durmientes y lazos de ferrocarril. Los durmientes es un tríptico de video que presenta simultáneamente tres actos y tres temporalidades diferentes de esta historia.




MARMA Ricardo Loebell

Las palabras se tropiezan los hechos te abandonan todo se despide de ti como en un juego de manos.

¿Qué ves cuando miras a lo lejos? Son los caprichos de la luz ante el sol que te distraen.

El sol penetra por los vitrales de Chartres y el coro sostiene a la mujer que nada recostada sobre el altar, anegada y confundida entre chirridos de sierras.

Ella se despide nuevamente de ti. Sus manos blancas llenas de sal aprietan tus labios.

Calado amaneces en Halle: negra ciudad submarina, hundida en el Saale. Tu tarea, es enseñarle a los peces a nadar en la oscuridad.

 Marma: Los antiguos de este pueblo homónimo, basados en su fe sostenían que al hombre le era imposible reconocer su verdadera individualidad si no abandonaba su lugar natal. Ellos no conocían la tinta. Ante sus ojos el agua les parecía ser siempre incolora. Así teñían sus ropas con su propia sangre. Se les adjudicó inicialmente una cultura oral, hasta hallar parcos escritos con amplios márgenes. Algunos científicos sostienen que, por razones atmosféricas, debió producirse a través de los siglos, una paulatina disolución de la sangría en los bordes. Los habitantes de Marma no conocían la guerra y los pueblos vecinos les tenían gran respeto. Les envidiaban, eso sí, por sus aguas claras. Un día fueron sorprendidos y avasallados sin quedar restos humanos, fuera de las aguas que desde aquel tiempo se convirtieron en tinta... Vertiente de nuestra escritura.


Despréndete de tu marma. Desmármate de tus espigas antes de que te canses en el fuego. Sin marma tienes la fe necesaria para desembocar en las nieves del mar.

Tus palabras se enredan los hechos se disipan se despiden en ti tus fuerzas raras. Así buscas la ronda para prescindir de tu único rostro.



MARMA Ricardo Loebell

Verhaspeln sich die Worte entfliehen dir die Taten alles von dir verabschiedet sich wie bei einem Taschenspielertrick. Was siehst du, wenn Du in die Ferne blickst? Das verspielte Licht gegen die Sonne, das sich zerstreut. Das Sonnenlicht dringt durch die Vitraux von Chartres und der Chor hält die Frau, liegend über dem Altar in der Schwebe benetzt und verwirrt zwischen kreischenden Sägen. Von Neuem verabschiedet sie sich von dir. Ihre weißen Hände voller Salz verschließen deine Lippen. Klamm erwachst du in Halle, Stadt unter Wasser, in der Saale versunken. Es ist dein Gebot den Fischen im Dunkeln das Schwimmen zu lehren. Löse dich von deinem Marma. Entmarme dich von deinen Ähren bevor du im Feuer ermattest. Ohne Marma hast du den nötigen Glauben in das Weiße des Meeres zu münden.

Deine Worte verwirren sich deine Taten entschwinden in dir verabschieden sich deine seltenen Kräfte. So suchst du den Reigen und entbehrst dein einziges Antlitz.

 Marma: Die Alten dieses gleichnamigen Volkes, auf ihren Glauben begründet, hielten daran fest, dass es einem Menschen für immer verwehrt sein würde, seine wahre Individualität zu erkennen, solange er seinen Geburtsort nicht verliesse. Sie kannten keine Tinte. Vor ihren Augen schien das Wasser immer farblos. Sie färbten ihre Kleider mit ihrem eigenen Blut. Man rechnete sie anfangs einer mündlichen Kulturtradition zu bis man spärliche Schriften mit breiten Rändern fand. Einige Wissenschaftler behaupten, dass aus klimatischen Gründen, eine durch Jahrhunderte hindurch allmähliche Auflösung der roten Schreibflüssigkeit der Ränder entstand. Die Bewohner von Marma kannten keinen Krieg und die benachbarten Völker hatten großen Respekt vor ihnen. Sie beneideten sie jedoch wegen ihres reinen Wassers. Eines Tages wurden sie überraschend überwältigt ohne dass menschliche Überreste blieben, bis auf das Wasser, das es seit jener Zeit sich in Tinte verwandelte... Quelle unserer Schrift. *


MOVER EL AGUA I Camila Fadda

MOVER EL AGUA I Con la desnudez mansa y un atado de palabras por decir ondulé sin resistencia en la tensión superficial. Escribí agua en el agua. Ella me devolvió un fracaso líquido. Lo que está en reposo dicen permanece en reposo hasta que algo lo pone en movimiento. Quería decir algo con mi lenguaje yerto mover algo.


Mi gesto movió el agua el agua tradujo el trazo en longitud y frecuencia así en la superficie como en las honduras. MATRIZ Ni luz ni sombra ni ruido ni cosa que se moviera. Quietud y silencio y agua sin arriba sin abajo sin vértigo ni gravedad. Nada que se mantuviera erguido nada que se desmoronara ni frío ni calor ni hambre ni sed sólo líquido y latido.

(poemas de su libro Mover el agua, Edit Los Perros Románticos 2019)


NGEN KINTUANTÜ, FUERZA ESPIRITUAL QUE BUSCA EL SOL Intervención Lumínica: Delight Lab Gestión y mediación: Corporación Traitraico

NGEN KINTUANTÜ, FUERZA ESPIRITUAL QUE BUSCA EL SOL (2020) corresponde a un trabajo de intervención lumínica en las laderas naturales del centro ceremonial Ngen Kintuantü, ubicado a un costado del el Río Pilmaiken, Comuna de Río Bueno, XIV Región de Chile. El objetivo de la intervención es “sensibilizar y generar conciencia sobre el significado del agua en este Territorio Sagrado, a partir de su espiritualidad y ancestralidad”, ocupando “la luz y la expresión artística para iluminar lo que se pretende oscurecer” ante la amenaza de construcción de dos nuevas centrales hidroeléctricas por parte de la empresa noruega Statkraft. Ngen Kintuantü (fuerza espiritual que busca el sol) se emplaza en el territorio de Maiwe (lugar de lluvia) a orillas del río Pilmaiken (golondrina), que rige el puel willimapu (territorio sur este) y que representa el inicio y término de la vida del Mapuche. A través de un srenü (portal entre lo tangible y lo intangible), se logra que las comunidades del territorio Mapuche Williche se conecten con los kuifikecheyem (ancestros), con el wenumapu (el territorio o espacio de arriba) y con los otros Ngen mapu (fuerza espiritual protector de la tierra que habitan). Este Ngen es muy valorado por los habitantes de la comunidad al cual, desde tiempos inmemoriales, se le pide permiso para iniciar ceremonias como el Ngillatun o Lepun (ceremonias anuales de agradecimiento). Pilmaiken es conocido como el río de las almas. Cada vez que se realiza una ceremonia de sepultación, el espíritu del difunto viaja por las aguas subterráneas del cementerio Maiwe Carimallin cayendo por una vertiente al río Pilmaiken. Cada vez que las vertientes se renuevan (We txipantü) las almas recorren el río en dirección al mar, donde son recibidas por Taita Wentellao. Con la venida de Chao txokin los espíritus ascienden al Wenü leufu (Río sagrado o Río del cielo / Vía láctea) cumpliendo su ciclo. De esta manera los espíritus pueden volver a la ñuke tue cada vez que sea necesario. La proyección, que cuenta con el permiso de los lof en resistencia, incluye la figura de la Machi Millaray Huichalaf (líder espiritual de la comunidad) junto a algunos elementos propios de la cultura mapuche, como el puma, el chucao, el monito del monte y el kultrun. En palabras de la Machi: “Siempre hemos permanecido en el territorio con nuestro kuifi kimun ancestral, que viene a desaparecer con estas inversiones extranjeras, que viene a ser asesinado por las represas, que al momento de cortar el río, cortan nuestra vía espiritual para acceder a otros espacios. Porque nosotros, los mapuche, somos gente de la tierra, somos gente que estamos ligados a los ríos, a los esteros, a las vertientes, a los árboles, a todo lo que está sobre la tierra”.

 Francisco Polla, actor y director de la Corporación Traitraico  Octavio Gana, cofundador y miembro de Delight Lab





OBSERBATORIO DE HUMEDALES KÜLA KURA Allison Silva /Andrés Robles


El 23 de noviembre del 2019 se realiza el Cabildo Acciones Colaborativas por el Agua en Chile, encuentro abierto y ciudadano que invitó a compartir ideas, generar redes y proponer proyectos. La actividad fue coorganizada por la Fundación Somos Agua (nota al pie) y el Centro de Estudios del Agua, en el contexto de la exposición SED, del artista visual Gianfranco Foschino. Al interior de la muestra, se reunieron más de 40 personas, organizadas en tres grupos de trabajo: Redes, Nueva Ley de Aguas y Comunidades del Agua, del cual nace el “Observatorio de Humedales Küla Kura”, cuya base de trabajo es el humedal O´Higgins, ubicado en la Comuna de Quilicura, Región Metropolitana. La primera etapa consideró la definición de un polígono para el humedal O¨Higgins en colaboración con el Departamento de Ecosistemas Acuáticos del MMA, cuyo objetivo es la elaboración y validación a nivel nacional de una propuesta técnica con criterios mínimos de sustentabilidad para estos ecosistemas, liderado por el Centro de Humedales Río Cruces junto a GeoAdaptive y al Centro de Derecho y Gestión del Agua de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Un segundo objetivo de esta iniciativa es generar las bases que orienten la redacción del Reglamento de la nueva Ley 21.202 de Protección de los Humedales Urbanos, además de crear vínculos con la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile ROC, entre otros. A niveles meso y micro, el Observatorio crea “La Ruta de los Humedales y el Agua” como jornadas de reconocimiento y comprensión integral del paisaje en el borde urbano, trabajando en la declaratoria de Humedales Urbanos y su gravamen en la actualización del Plan Regulador Comunal, cuyo fin es brindar protección jurídica y política al territorio, habilitando una vía para regenerar el ecosistema y detener la pérdida de biodiversidad.

 Fundación Somos Agua …


PRECIPITAR Lluvias e inundaciones Sebastián Preece Rioseco

PRECIPITAR, lluvias e inundaciones (2018) es una obra que, por medio de la instalación de un sistema de riego por micro aspersores y mangueras, interviene el interior de un galpón de 300 metros cuadrados, ubicado en la Comuna de Independencia, Santiago de Chile (Un_espacio). El espacio arquitectónico se dibuja a través del cruce del agua, como lluvia, y la luz del día que entra por las ventanas del techo del galpón. Un dibujo en movimiento, un baile suave y constante que va cambiando al pasar de las horas y que refleja en sus aguas al interior del edificio, transformando el lugar en intemperie. _Un espacio es un lugar para la Arquitectura y la Escultura contemporánea, abierto a la investigación y a la práctica crítica de estas disciplinas en la ciudad.




SED Gianfranco Foschino, artista visual Dan Cameron, curador

Con aproximadamente el 60% del cuerpo humano compuesto de agua y más del 70% de la superficie terrestre cubierta por ella, ¿qué dice de nosotros como especie que sea el agua el elemento a través del cual gradualmente convertimos a nuestro planeta en un lugar inadecuado para vivir? Sea el síntoma el aumento del nivel del mar, la desertificación, la contaminación o la sequía, la culpa de poner en riesgo el agua como recurso vital recae directamente en nuestro enfoque imprudente e irresponsable de su uso y administración. El agua potable, hace un tiempo, puede haber sido considerada infinita y autoreabastecible pero el consenso científico de los últimos cincuenta años es que esto es tan ficticio como un cuento de hadas. La difícil e inevitable verdad es que nuestro continuo crecimiento como especie está consumiendo muchos más recursos de los que pueden ser reemplazados, llevando a la extinción de innumerables especies, incluyendo, eventualmente, la nuestra. Sed, el título de esta exposición de once obras recientes de Gianfranco Foschino, fue escogido basado en la arraigada convicción del artista de que el arte puede abordar esta crisis planetaria al ofrecer a los espectadores herramientas de percepción que sirven para construir apreciaciones colectivas sobre las profundas implicaciones del rol del agua en nuestras vidas. Desde sus primeras obras en vídeo, el principal enfoque artístico de Foschino ha sido hacia la observación de la naturaleza, ya sea en forma de amplias panorámicas de glaciares, patios de campo con errantes gallinas, o el comportamiento colectivo humano dentro de las urbes. Aquí, Foschino ha empleado estrategias similares para explorar cómo el agua se manifiesta en forma de vapor, como océano, cascada, sudor y nieve. El espacio expositivo ha sido intencionadamente dejado en penumbra en un esfuerzo por detener la mirada de los visitantes entre una instalación y otra, y también permitir que un hilo común emerja en cada obra individual. Un componente clave de Sed es el Centro de Estudios del Agua, el cual, a pesar de tener una entrada independiente, funciona a lo largo de la exposición como un punto de encuentro para conversatorios, talleres, conciertos y proyecciones, los cuales se relacionan directamente con el tema subyacente de la exposición. Con este espíritu de abrir públicamente la reflexión sobre estos temas críticos, el carácter discursivo del Centro de Estudios del Agua (CEA) se concibe intencionadamente en contraste directo con las sensaciones más impresionistas generadas por las obras, con la esperanza de que los espectadores se muevan libremente entre un espacio y otro.


NORWEGIAN SEA (2019)

Esta obra da inicio a un recorrido que explora las últimas investigaciones del artista, dando paso a distintos trabajos que tienen como foco central, el agua. Realizado camino a las Islas Feroe, grupo de dieciocho islas las cuales se encuentran entre Islandia y Noruega en plenas aguas septentrionales, este video condensa una imagen silenciosa y contemplativa que contrapone la frialdad de las aguas a un cielo dramático y cálido. El aumento de la temperatura de los océanos, el aumento del nivel del mar, los desplazamientos de las especies marinas, el derretimiento de los glaciares, la acidificación del océano, aparecen como fenómenos inevitablemente presentes en un paisaje marino, el cual se sobrepone en más de un 70% sobre la masa terrestre. Desde la vastedad del océano, Norwegian Sea (2019) abre múltiples aristas que están presentes en esta muestra desde las cuales Foschino interpela el daño y la crisis medioambiental principalmente desde un ejercicio de contemplación del agua y sus paisajes. Ximena Moreno

Video-instalación / Pantalla LED de 55” con marco de madera negro a muro. HD. 8 min. Color. Sin sonido. Loop.


INSIDE/OUT (2017)

El paso del agua por las hendiduras y grietas de la tierra, a veces, ha planteado un desafío para los sedientos humanos que la interpretan, ineludiblemente, como un recurso explotable que se escapa de nuestras manos. Dentro de una cueva, en medio de una cascada, los cuatro canales de esta videoinstalación titulada Inside /Out (2017) fueron grabados mientras Foschino realizaba una residencia en Bosque de Pehuén, al sur de Chile. Haciendo referencia al sitio de registro, dentro de una habitación semi-cerrada, múltiples vistas del mundo exterior son observadas desde el oscuro y confortable interior de la caverna generando un festín sensorial de visión y sonido, recordándonos que la esencia del agua es escapar en todas las direcciones posibles. Dan Cameron

Video-instalación de 4 canales dentro de cuarto oscuro / HD. Duraciones variables. Color. Sin Sonido. Loop.

LA EDAD DE LA TIERRA (2016)


Para la 13va Bienal de Cuenca (Ecuador) del año 2016, el artista expuso el material recogido en una expedición realizada a las islas Galápagos. Su objetivo fue articular un relato en torno al tiempo, el “tiempo de la tierra” interpretado desde una perspectiva bio-morfológica basada en el análisis de la fauna local. La Edad de la Tierra es una video-instalación de múltiples canales que presenta como objetos de estudio –a través de cinco pantallas instaladas sobre una repisa de acero inoxidable- detalles de iguanas y tortugas de tierra, texturas que asimilan tomas aéreas de valles, quebradas o simplemente plantas. Complementada por un paisaje submarino que trasporta a los espectadores al medio acuático y la riqueza de sus configuraciones de luz, flora y fauna. Haciendo una referencia directa a la labor de viajeros-naturalistas del S.XIX como Alexander Von Humboldt, Charles Darwin y Ernst Haeckel, Foschino logra con su instalación construir un ámbito narrativo-visual en el que la mirada analítica del observador científico y la sensibilidad del artista se complementan en una unidad articulada e indisoluble. Juan Almarza Anwander

Video-instalación de 6 canales / Repisa de acero inoxidable. Pantallas LED de dimensiones variables. Marcos de madera blancos. Soportes acrílicos. Piso cerámico negro. Videos HD. Duraciones variables. Color. Sin Sonido. Loop.

BELLINGHAUSEN (2019)

La cámara, como el ojo, observa y se pregunta. Desde la cubierta del Aquiles, un buque de la Armada chilena, hace un paneo sobre la bahía Fildes de la isla Rey Jorge, en las Shetland del Sur, Antártica. Se mece con el ritmo del mar, parece estar instalada sobre un cuerpo que respira: se hincha en la cima y cuando pasa la ola exhala un aire gris. La luz es granulosa, las aguas de plomo, el hielo, la nieve y la espuma no refulgen. Hay una calma parecida a la derrota. ¿Cuando es que vale la pena dejar huellas? Aparecen las oscuras siluetas de la base científico-militar rusa Bellinghausen, sus containers, hangares, tanques de petróleo, la torre de la iglesia ortodoja con su aguja. El habitar del hombre es disruptivo, el estudio científico marca al paisaje. ¿será posible auscultar sin herir? El viento es incesante, la playa inhóspita, pero en sus aguas ebulle la vida. A la cámara fluyen dos tiempos, más bien la obra se instala en un cruce temporal. Se escucha la voz de los oficiales dando órdenes en la urgencia ruidosa, mientras que el tiempo geológico subsiste en el silbido del viento. Alguna vez pensamos los hielos como eternos, al mismo tiempo la base se planeó como transitoria. Ambos


resisten contra las rocas negras, los pedregales que muestra la cámara. Ahora el cruce de tiempos no es más que una delicada negociación: por un lado los científicos con su apetito por el conocimiento y por el otro la industria que posterga su voracidad extractiva. Rodrigo Rojas

Proyección a muro / HD. 14 min. Color. Stereo. Loop.

AURORA (2019)

La aurora es uno de los fenómenos ópticos más fascinantes del planeta. Causado por el choque de billones de partículas electrificadas, que escapan vía manchas solares de la atmósfera del sol, con billones de partículas de hidrógeno y oxígeno de la atmósfera de la Tierra. Este espectáculo lumínico ha fascinado durante mucho tiempo a los humanos. En un esfuerzo por inducir el estado de atención requerido para observar este fenómeno, Foschino ha suspendido una gran pantalla cristalina en el centro del espacio para exhibir Aurora (2019), una retro-proyección HD que documenta una aurora boreal (nórdica) como lo experimentó durante una residencia, el año 2017, en Islandia. La aurora no es un fenómeno impulsado por el agua, pero ya que los lugares ideales para su observación son aquellos cercanos al polo norte o sur, se asocia a entornos subpolares de esas zonas, las cuales se constituyen como las primeras capas de hielo en derretirse de la Tierra. Dan Cameron

Retro-proyección sobre pantalla de acrílico colgada / HD. 12 min. Color. Sin sonido. Loop.


SELF-MOTION (2013)

Si los videos de Foschino se dedican con frecuencia a la naturaleza observada, aquí es el cuerpo y su materia lo que se vuelve paisaje. Si antes el objeto de la mirada era “el mundo visto”, aquí por primera vez es el propio artista. Self-motion (2013) es un autorretrato en movimiento y una invitación a mirar allí donde no podemos adentrarnos: bajo la piel. A primera vista, este video se distancia de la muestra que lo aloja y de la aparente inmovilidad de la imagen que caracteriza toda la obra de Foschino. Pero hay algo que permanece, un conjuro. Este conjuro no es otra cosa que el cine. El baile se anuncia aquí como puro goce dispuesto para el aparato que registra. Y es este goce lo que vincula a Self-motion (2013) con los orígenes: el llamado “cine de atracciones”, lleno de trucos y efectos visuales pero a su vez repleto de una estrategia performativa donde los cuerpos se exhiben ante y para el ojo de las cámaras del cine temprano. Self-motion (2013) se ubica en el presente y también a fines del siglo XIX, junto al hombre que estornuda, las parejas que se besan, las flores de loto que se abren y los cuerpos que bailan, llenos de placer exhibicionista desplegado para el ojo de la máquina. José Miguel Palacios

Video-instalación / Pantalla LED de 50” a muro. HD. 4 min. Color. Sin sonido. Loop.

ESPIRITU SANTO #1 y #2 (2013)

Estas proyecciones registran el íntimo encuentro entre nubes del océano Atlántico y las altas cumbres del Parque Rural de Anaga, ubicado en la isla canaria de Tenerife. La mayor parte de los días del año, la cara norte del macizo de Anaga se sumerge en las nubes empujadas por los vientos alisios que viajan hacia las bajas presiones ecuatoriales. La velocidad del viento sumada a la densidad del agua, permiten cambios paulatinos de la luz que penetra en el espacio, formando sutiles destellos de color que parecen ser parte de alguna revelación divina. En Espíritu Santo #1 (2013) se puede percibir una espesa niebla que atraviesa el camino que lleva a uno de los puntos de biodiversidad más ricos de Europa. En Espíritu Santo #2 (2013) los paredones formados por la creación de esta misma ruta, generan una especie de túnel oscurecido por


la tupida vegetación. Este tipo de lugares guardan consigo una energía proveniente del origen del todo, ese todo anterior a nosotros y que se hace presente, precisamente, en aquellos momentos en que nadie está. Carolina Castro Jorquera

Proyecciones enfrentadas dentro de cuarto oscuro / HD. 6 y 5 min. Color. Sin Sonido. Loop.

ALBA, A MONOCHROME LANDSCAPE (2011)

Esta pieza muestra una bandada de patos silvestres que sobrevuela la superficie del agua de la laguna Aculeo, el año 2011, al amanecer. La laguna se ubica en la Comuna de Paine, Provincia del Maipo, y desde hace años ha sido lugar de descanso de familias santiaguinas. Acuelo en mapudungun significa "donde finaliza el río" y el año 2018 terminó de secarse por completo. La desaparición del agua es un símbolo del cambio climático en Chile, producto del calentamiento global y de una legislación que considera el agua como un bien económico, entregado a perpetuidad a privados y que no prioriza el consumo humano, entre otros. La proyección en blanco y negro nos muestra una laguna que fue. En tono melancólico, la escena da cuenta de un hábitat donde la vida animal y vegetal se sostenía en una relación de equilibrio de tierra y agua. Hoy, en cambio, ahí donde volaban una diversidad de aves, se pueden ver espinos, vacas raquíticas y un malezal que se extiende, como desierto, por un suelo agrietado y seco. Sebastián de la Fuente

Proyección de 16mm a muro / HDV traspasado a película de 16mm. 8 min. Blanco y negro. Sin Sonido. Loop.


VILLA LAS ESTRELLAS (2019)

En el continente Antártico se unen todos los usos horarios. El tiempo deja de aspirar a esa metáfora de la fugacidad o del vuelo que representa aquello que se escapa, pero tampoco es que se detenga, más bien gira sobre si mismo, sobre un círculo, el polar. En la Bahía Fildes de la isla Rey Jorge, Archipiélago Shetland del Sur, la base Antártica chilena Eduardo Frei Montalva alberga un núcleo de población civil conocido como Villa Las Estrellas. El número de sus habitantes varía mucho entre invierno y verano. En verano llegan los científicos, mientras que durante los meses fríos se quedan solo quienes dan continuidad al asentamiento en este territorio. En esta obra, organizada como un díptico, el color blanco funciona como un marcador temporal. Solo se ve una lengua de mar, mientras que el horizonte deja tan solo una ceja de cielo. Si bien en el video II de Villa Las Estrellas (2017-2019) se ven las ruinas de la gobernación marítima que se incendió un año antes, es entre las construcciones que se encuentra el elemento predominante: el pedrerío o la nieve. El tiempo, las estaciones, el deterioro del planeta, tienen para esta pieza, ese único vocabulario de silencio: la piedra o la nieve, el marrón o el blanco. En ambas películas, sin importar cómo se retrate la hostilidad circundante, la huella humana no se desvanece. Rodrigo Rojas

video-instalación de 2 canales / hd. 24 min. color. sin sonido. loop.

VIVIR EL MUNDO Francisca Sofía Hernández Busse

"Hay otros mundos, pero están en éste" Paul Éluard


¿EN QUÉ MUNDO VIVIMOS? ¿Se reduce, acaso, nuestra comprensión de "mundo" al "planeta Tierra"? A medida que profundicemos en este asunto, veremos que la noción de mundo es aún más amplia y que también posee, en realidad, múltiples significados. Esta ambivalencia se vuelve especialmente patente cuando salimos a la naturaleza, cuando nos aventuramos a tener una experiencia al aire libre, porque allí -en esa vivencia de estar contemplando una catarata o compartiendo una puesta de sol junto a los amigos- comparece ante nosotros el mundo natural, por un lado, con toda su diversidad y riqueza (el reino animal, el vegetal, el geológico, el de los componentes atmosféricos y meteorológicos, etc.). Por otro lado, a ese "mundo circundante" (el mundo de las circunstancias envolventes, del entorno, en terminología de Heidegger), se acopla el "mundo del sí mismo", el de la persona que está teniendo su vivencia, la esfera de la intimidad. Y, cuando esa experiencia es compartida con otros sujetos que viven el mundo a la forma mía, aparece el plano del "nosotros", el de la comunidad, el mundo compartido. Estas herramientas conceptuales nos permiten hacer distinciones para aprehender situaciones, para pensar problemas. En efecto, estas identificaciones nos permiten darnos cuenta de que, por ejemplo, la diversidad de mundos es parte de una trama, de un tejido, donde cada elemento está enlazado con el otro. A su vez, advertimos allí un intenso dinamismo: los mundos no son estáticos, sino que fluyen como el agua; están marcados por el acontecer, por la adaptación. Esa es, en terminología de Dilthey, la esencia del "mundo de la vida": hay una estructura, un entramado y mutua imbricación de los diferentes mundos, porque ninguno se da de manera aislada, sino siempre en relación al otro, en combinación y en movimiento con el otro. La interpretación no puede prescindir del contexto, porque ese contexto le es fundamental. Dicho de una forma más simple, "todo está conectado" y "estamos todos conectados". Así, si bien cada persona en sí misma es un mundo, un universo sumamente complejo en el cual podemos ir distinguiendo cada vez más elementos, todos esos mundos están en éste, en el sentido de que somos parte de una gran trama. Y, por eso, cuando se ve afectado uno en particular, también se ve impactado el todo, la unidad completa. En ese sentido, nuestras acciones, por insignificantes y pequeñas que parezcan, nunca son inocuas, no pasan de un modo indiferente. Toda acción siempre tiene un eco, toda embarcación deja estelas en el mar. ¿CÓMO VIVIMOS MUNDANAMENTE? Según Martín Heidegger, el vivir fáctico es un encontrarse ocupado con significados, por lo que surge necesariamente una experiencia de relación con los contenidos mundanos. En ese sentido, el mundo es aquello de lo que nos preocupamos y ocupamos y aquello a partir de lo que vivimos: mientras que en un objeto no se puede vivir, en un mundo, sí. Según el pensamiento heideggeriano, el existente humano se despliega en el mundo de tal modo que su vida adquiere un carácter de efectuación: se posiciona en el mundo, se relaciona con los contenidos que le aparecen en él y por medio de ese tipo de relación, los modela y determina. La experiencia de vida fáctica revela, entonces, que no aprehendemos el mundo como un mero objeto, sino más bien como un campo de posibilidades y cada una de estas se alza como una opción vital. Lo que me sale al encuentro es, justamente, una forma en la que puedo ser, un modo de ser: yendo, por ejemplo, a la montaña, puedo convertirme en muchas opciones (puedo ser un científico, un minero, un montañista, etc.). La decisión, en última instancia, dependerá de cada cual y de lo que para esta persona resulte importante.


Por eso, como observaba Heidegger, tener experiencias no es sino un continuo ejercicio de estar desenvolviéndose-con y enfrentándose-con cosas que resultan significativas y que, a su vez, van moldeando nuestra forma de ser. Y esto es tanto pasivo como activo, porque en el acto de tener una experiencia de algo, yo soy afectado, pero también "afirmo" y "me afirmo" ante las figuras experienciadas. Así, cuando el montañista clava su piolet en el hielo, es él afirmando su existencia como montañista, es él implantando la identidad de su mundo propio. Por eso, la imagen de clavar una bandera sobre una cumbre resulta tan potente: porque allí aparece la determinación de una forma de ser. Es decir, en ese campo que alberga infinitas posibilidades, la persona escogió una y pasó a identificarse con ella. En último término, como vemos, el mundo se alza como una trama para definir, dentro de ella, el derrotero de nuestra voluntad. Que haya algo así como el mundo es lo que nos permite elegir quiénes queremos ser - el mundo nos permite ser libres. CUIDAR EL MUNDO QUE HABITAMOS Si nuestra existencia es la que está caracterizada por esta direccionalidad, por esta referencia al mundo de la vivencia, por este estar-dirigido al mundo de la vida, entonces advertimos que uno de nuestros caracteres fundamentales es el del cuidado: el hecho de estar constantemente (pre)ocupados de las cosas que nos rodean, de las personas y de nosotros mismos, y es esto lo que nos hace inseparables de la noción de mundo y toda su diversidad. Es decir, no podemos interrumpir la conexión mundana, porque la vida, en ese caso, no sería viable. Quizás, el día que adquiramos una mayor conciencia -una mayor trasparencia- de que en nuestra esencia radica este carácter del cuidado, de que estamos llamados al cuidado, de que nuestra permanencia terrenal, como "mortales de la tierra" que somos, consiste en habitar y no en dañar el mundo que alberga todas nuestras posibilidades vitales, pues quizás entonces todas las causas ambientalistas logren su cometido. Y, para eso, la filosofía puede ser una herramienta poderosa, porque ella nos enseña a pensar problemas, a identificar puntos de vista y a valorar lo que tenemos a disposición. Para preservar la maravillosa trama de mundos en la que habitamos, primero hace falta conocerla, porque sólo se cuida lo que se ama, y solo se ama lo que se conoce, y solo se conoce lo que se entiende.


“Es más probable que la tierra proporcione lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, pero no la codicia de cada hombre (...) máquinas cada vez más grandes, imponiendo cada vez mayores concentraciones de poder económico y ejerciendo una violencia cada vez mayor sobre el medio ambiente no representan progreso, son la negación de la sabiduría. La sabiduría requiriere una nueva orientación de la ciencia y de la tecnología hacia lo orgánico, lo amable, lo no violento y lo hermoso (...) necesitamos métodos y equipos que sean suficientemente baratos de modo que estén virtualmente al alcance de todos; apropiados para utilizarlos a escala pequeña; y compatibles con la necesidad creativa del hombre.”

E. F. Schumacher “Lo pequeño es hermoso”, 1973


CONSTITUCIÓN ECOLÓGICA Ezio Costa

dice compañero léase ecompañero .." ..compromiso ..".... ecompromiso " ..constitución. “ hay que luchar x una econstitución Nicanor Parra Con el horizonte de una nueva Constitución para Chile, la lucha enunciada por Parra hace varias décadas, aparece no sólo renovada sino como un imperativo de nuestros tiempos. Independiente de lo aparentemente inocua que nuestras existencias individuales puedan parecer, lo cierto es que colectiva e intergeneracionalmente, hemos hecho un uso intensivo de los bienes naturales, y eso nos trajo a un estado de crisis climática y ecológica. Un problema global, de una urgencia extrema y que en Chile podemos sentir con fuerza, en la prolongada sequía, la reiteración de eventos climáticos extremos (olas de calor y los consecuentes incendios forestales, tormentas que producen aludes, etc) y la pérdida de hábitats y especies, entre otros. Quienes habitamos hoy en el planeta tenemos que hacernos cargo de esta crisis y procurar que el medio ambiente se encuentre en un estado adecuado para las generaciones futuras. Quienes habitamos hoy en Chile, tenemos la oportunidad única de transitar hacia ese cambio, pues la posible reconfiguración de nuestro pacto social nos pone a la expectativa de ser capaces de integrar esta esperanza a dicho pacto. De eso precisamente se trata el concepto de Constitución Ecológica. Es la idea de construir una Constitución que contenga como uno de sus objetivos centrales la protección del medio ambiente como base de la vida y la armonización de la relación entre sociedad y medio ambiente. Si toda organización social democrática, pactada en una Constitución, supone acuerdos basales que nos permitan convivir en paz y superar de manera comunitaria las dificultades que nos impone la vida, aparece entonces la protección de nuestro entorno como una de las cuestiones centrales a considerar. Más todavía si creemos y deseamos que la comunidad político-jurídica que constituye a Chile continúe en el tiempo, pues la

 Nicanor Parra, en “el sielo se está cayendo a pedazos. ECOPOEMAS”, Vegueta Ediciones, 2016, p.53


existencia de nuestra comunidad depende de la calidad de nuestro medio ambiente de proveernos de lo necesario para la vida y para un buen vivir. Cuando Parra sentenciaba “creemos ser país/ y la verdad es que somos apenas paisaje.” , no sólo se refería a la escasa unidad identitaria, sino que también a que parte importante de la unidad existente está mediada por un paisaje que nos identifica como chilenos/as. Somos un campo de flores bordadas, una copia feliz del edén, un cielo azulado cruzado por brisas y bañado por un mar tranquilo. No estamos allí, sino que somos eso, una comunidad de cordillera a mar y del desierto a los hielos. Las normas de protección del medio ambiente deben cruzar una nueva Constitución para generar una Constitución Ecológica, apelando además a un consenso que debería estar dado no solo por la necesidad ineludible de proteger el medio ambiente, sino también por la conciencia de habitar en la Tierra. Ese habitar se expresa en los versos de Gabriela Mistral, “con cada soplo y aliento; / ella muda, crea, alumbra, / nosotros anochecemos. / Ella se queda; nosotros ‘pasamos como los sueños’. / Llegamos un día, al otro / ni ‘somos ni parecemos`” Entre los principios y objetivos de una Constitución Ecológica deberíamos encontrar la justicia ambiental  e intergeneracional, la acción climática, el deber de protección del medio ambiente y la búsqueda del buen vivir. En la organización del Estado, debiese expresarse una distribución de poderes sobre el medio ambiente que le de efectiva gestión a los gobiernos locales, agencias independientes que se hagan cargo de las cuestiones técnicas (evaluación, fiscalización). Entre los derechos, el reconocimiento de los derechos de la naturaleza, además de nuestro derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente

 "buen vivir": Es una visión de los pueblos originarios (Sumak Kawsay en quechua, Kume Mongen en mapudungun), que pone a la vida en el centro del desarrollo y contiene la idea de que una vida buena es aquella que logra un bienestar que se encuentra en equilibrio con la comunidad, las demás vidas y el medio ambiente. Como principio constitucional se encuentra reconocido en las constituciones de Ecuador y Bolivia.  Nicarnor Parra, extracto del poema “Chile”, en “Obra Gruesa”, Ediciones Universidad Diego Portales, 2012, p. 259  Gabriela Mistral, extracto del poema “mariposas”, “Poema de Chile”, Editorial Pomaire, 1967, p. 146  "Justicia Ambiental": Es un principio del derecho ambiental, que busca la adecuada y justa distribución de las cargas y los beneficios del medio ambiente entre todos y todas. Su formulación proviene de los movimientos afroamericanos en USA, al darse cuenta que la mayoría de los proyectos contaminantes se instalaban en sus territorios, lo que es denunciado como una forma de discriminación, que se evidencia de diferentes maneras en distintos países, como en Chile sucede con las zonas de sacrificio, íconos de la injusticia ambiental.  "Justicia Intergeneracional": Principio del derecho ambiental que busca la preservación de los bienes naturales para las generaciones futuras, imponiendo un aprovechamiento racional a las generaciones presentes para evitar su agotamiento y/o destrucción.  "Derechos de la naturaleza": El reconocimiento de la naturaleza como un sujeto de derechos implica un cambio desde la mirada antropocéntrica del derecho, a una mirada ecocéntrica, donde la propia naturaleza tiene el derecho a ser respetada, a poder mantener y regenerar sus procesos, estructuras, ciclos, funciones y procesos. Es un reconocimiento del valor intrínseco de la naturaleza, no necesariamente unido a su aprovechamiento humano. La visión de la naturaleza como sujeto de derechos proviene de los pueblos originarios de diversas partes del


equilibrado. Imposible lograr una efectiva protección del medio ambiente, ni una efectiva democracia, sin los derechos de acceso a la información pública, a la participación ciudadana y a la justicia en materia ambiental. Por último, el diálogo que se produce entre la propiedad y la libertad económica, por una parte, y la protección del medio ambiente y los bienes comunes, por otra, debe estar regulado de manera de que marcadamente se prefiera lo segundo por sobre lo primero. El agua, por su parte, debiera jugar un papel central en esta Constitución Ecológica. Así frente a la pregunta de Daniela Catrileo: ¿El río nos podrá salvar?, quizás la respuesta sea que sí. Pues los ríos no sólo transportan el agua, los sedimentos y la vida, sino que además son los arquitectos de este paisaje y se ordenaron a sí mismo, antes que nosotros creyéramos que había que ordenarse para algo. Se organizaron en cuencas mientras atravesaban de cordillera a mar y en esas cuencas reprodujeron sus ciclos y modelaron la vida, con bosques y humedales que crecen por el río y para él, crearon ciudades, aves, peces, nos han dado de beber, regado nuestros campos y alimentado la vida marina. Las cuencas se erigen como sistemas en sí mismos, donde la interdependencia entre sus partes se hace más evidente y cercana, haciendo más posible la creación de mecanismos de gobernanza que se basen territorialmente en las cuencas. Si el territorio es un elemento esencial del Estado y su gestión sustentable una urgencia, pensar en una organización administrativa del país que se elabore desde la noción de ecosistemas y particularmente desde los límites naturales de las cuencas, aparece como una idea posible de realizar y potencialmente muy favorable para la protección de los ecosistemas y particularmente del agua, puesta en el centro de dicha gobernanza. Poner a la cuenca como ecosistema central para la protección de la continuidad de la vida humana y de la naturaleza, importa también entender que lo que se está protegiendo son bienes comunes. Principalmente las aguas de los ríos, pero también otros elementos como glaciares, altas montañas, bosques y humedales, tienen esa característica de ser bienes comunes y una Constitución Ecológica debe reconocerlo así, haciendo suya una noción de estos elementos que proviene desde muy antiguo y que es trazable en el pensamiento occidental hasta nuestros días, así como también en el pensamiento de los pueblos originarios de Chile y América. Que el agua y otros bienes sean comunes, quiere decir que no son ni apropiables privadamente ni tampoco por parte del Estado, sino que pertenecen a la comunidad toda, de manera irrenunciable y permanente. Es una noción que se acerca bastante a la de “bienes nacionales de uso público” que usan nuestras leyes hasta el día de hoy para referirse al agua. La diferencia está dada por la preponderancia de la mirada de los estatal como lo público, en el caso del concepto actual, mientras que en los bienes comunes se resalta lo comunitario por sobre lo estatal. La Constitución de 1980 hizo un intrincado arreglo para intentar generar propiedad sobre las aguas, a pesar de ser intrínsecamente inapropiables. Garantizó la propiedad sobre los derechos de aprovechamiento, los que a su vez son concesiones para que un particular pueda aprovechar el bien

mundo y se le ha reconocido esta calidad en normas y fallos judiciales en Bolivia, Colombia, Ecuador, India y Nueva Zelanda.  Daniela Catrileo, extracto del poema “no tengo más que un río”, “Río Herido”, editorial Edícola, 2016, p.61  "Cuenca": La cuenca hídrica o hidrológica es un territorio en el que las aguas fluyen o drenan todas hacia un mismo cuerpo de agua. En las cuencas se forman, por lo tanto, ecosistemas complejos en que sus elementos son altamente interdependientes. Las cuencas son base del desarrollo de la vida en todas sus formas y también de las diversas actividades humanas.


común, en un determinado número de litros por segundo de un determinado cause. Para reforzar la noción, el Código de Aguas hizo lo posible por mantener al Estado lejos de la gestión de las aguas, que se le entregaron a quienes tienen derechos de aprovechamiento. Pero un bien común no puede ser gestionado solamente por quienes tienen derechos para aprovecharlo, pues existen evidentes contradicciones entre el interés de esas personas y el de los demás habitantes der una cuenca, cuyas vidas dependen igualmente de la posibilidad de esa agua. El acceso a mínimos vitales con en el reconocimiento del derecho humano al agua, la mantención de los ecosistemas que permiten el ciclo del agua y la gestión comunitaria, son las consecuencias principales de la consideración del agua como un bien común. Satisfechas esos mínimos, la repartición de derechos para los demás usos debe procurar eficiencia y buen uso para la creación de valor. El Estado queda puesto en una posición de garante de que dichas condiciones se cumplan y debe participar también de la gobernanza, probablemente con los mismos gobiernos locales creados en cada una de las cuencas. Como dice Lienlaf: “voy como agua/ por este río de vida/ hacia el gran mar de lo que/ no tiene nombre.”  La centralidad del agua en una Constitución Ecológica es la centralidad del agua para la vida y para la posibilidad de determinar modos de vida. El agua restada de la discusión democrática impide que la gestión de nuestro destino común pase por una deliberación entre nosotros y nosotras, quedando constreñida e impotente frente a una realidad donde la degradación ambiental dificulta mucho la idea del futuro. Recuperar entonces la visión del bien común del agua y la posibilidad de gestión comunitaria y democrática de la misma es esencial para permitir la existencia de una Constitución Ecológica.

TRANSICIÓN HÍDRICA Escenarios Hídricos 2030 Fundación Chile

 Leonel Lienlaf, extracto del poema “Estoy”, en “La luz cae en vertical”, Lumen 2018, p.89


Una de las principales conclusiones del estudio “Transición Hídrica: el Futuro del Agua en Chile” es que, si se continúa con la trayectoria actual en la gestión de los recursos hídricos, el escenario posible para el año 2030 es catastrófico. Para realizar ese cambio de rumbo se propone una estrategia que consta de cuatro ejes fundamentales: Gestión e institucionalidad del agua; Protección y conservación de nuestros ecosistemas hídricos; Eficiencia y uso estratégico del recurso; y Migración e incorporación de nuevas fuentes de agua. Para el análisis se hizo seguimiento entre los años 1995 y 2016 a la evolución de los ecosistemas terrestres de las cuencas de los ríos Maule y Maipo, principalmente en dos zonas: los ecosistemas boscosos ribereños y los de las cabeceras de las cuencas, por su valor esencial en la regulación del sistema hídrico. Entre otros resultados, se evidencia que el cambio en el uso del suelo ha provocado una importante pérdida de bosque nativo. En el caso de la vegetación ribereña, su presencia produce una serie de impactos positivos en los cursos de agua, los que incluyen: procesar mayor cantidad de materia orgánica y capturar más nitrógeno, mejorar la cantidad y calidad del agua, facilitar el procesamiento de contaminantes y regular la temperatura y luz. En tanto, la vegetación de cabecera de cuenca, cumple un rol esencial en la mantención de la cobertura orgánica del suelo, especialmente a mayores pendientes, lo que permite un control natural del grado de sedimentación y materia orgánica presentes en los cursos de agua. Los resultados del análisis señalan que la mayor pérdida de vegetación natural se da en los ecosistemas ubicados en las zonas bajas (costeras) de las cuencas, con ecosistemas que han perdido más del 20% (Bosque Espinoso costero en la cuenca del río Maipo) y 30% (Bosque Caducifolio costero en la cuenca del río Maule) de su superficie remanente en la cuenca en los últimos 20 años. Siendo el mayor motor de cambio la expansión urbana en la cuenca del Maipo (que se ha expandido sobre suelo agrícola en más de un 15% en 10 comunas urbanas y periurbanas) y las plantaciones forestales en la cuenca del Maule (con una expansión superior al 20% en siete comunas del sector costero de la cuenca) . Es así como se identificaron los siguientes porcentajes en relación a las causas de los problemas de brecha y riesgo hídrico: - 44% se relaciona con la gestión del recurso y la gobernanza; entre otras cosas, debido a la falta de transparencia del mercado del agua y descoordinación de las instituciones que son parte de la cuenca. - 17% se debe al aumento de la demanda, por crecimiento de actividades productivas y sobre otorgamiento de derechos de aprovechamiento de aguas. - 14% es por la contaminación del agua debido, por ejemplo, al uso de productos químicos en agroindustria y pasivos ambientales mineros, así como carencia de tratamiento de aguas servidas en zonas rurales.

 La iniciativa fue creada en 2016 bajo la coordinación de Fundación Chile, Fundación Avina y Fundación Futuro Latinoamericano, y ha publicado tres estudios: Radiografía del Agua: Brecha y Riesgo Hídrico en Chile (junio 2018); Transición Hídrica: El Futuro del Agua en Chile (junio 2019); y MAS Seguridad Hídrica: Medidas, Acciones y Soluciones (junio 2019).  El informe completo se puede descargar en https://escenarioshidricos.cl/publicaciones/


- 12% a causa de la disminución de la oferta, por baja de precipitaciones de agua y nieve, retroceso de glaciares y sobreexplotación de acuíferos. - 6% generado por el daño ambiental, como la degradación de ecosistemas hídricos y el reemplazo de áreas naturales por nuevas zonas agrícolas o urbanas. - 5% debido a desastres naturales, por aumento de frecuencia de eventos extremos y la incapacidad de prevenirlos oportunamente, entre otros. - 2%, otros. Los cuatro ejes de la transición hídrica Gestión e Institucionalidad del Agua: es el engranaje fundamental para articular la Transición Hídrica, porque moviliza y habilita la implementación de acciones y soluciones en el corto, mediano y largo plazo. Plantea el reconocimiento y la priorización del agua como eje estratégico para el desarrollo del país, donde se defina una Política Hídrica Nacional de largo plazo, construida por el conjunto de los usuarios del agua, que considere planes de acción, con directrices, indicadores y metas claras, que guíen las intervenciones en los territorios. Se constituye, además, una institucionalidad que lidere la implementación y seguimiento del plan de acción a nivel nacional, así como entidades locales descentralizadas, conformadas y representadas adecuadamente por todos los actores de las cuencas. La entidad local es la que lidera la implementación del plan y la gestión integrada del recurso hídrico. Protección y conservación de nuestros ecosistemas hídricos: son la base indispensable para la vida y para sostener cualquier desarrollo posible. Contempla como base de la gestión del agua el desarrollo de políticas, programas y planes que garanticen la protección, recuperación y conservación de ecosistemas hídricos, como: cabeceras de cuenca, glaciares, acuíferos, lagunas, riberas, humedales, turberas, ríos y otros cuerpos de agua relevantes, que son aportantes naturales de agua, reguladores de flujo, depuradores de la calidad del agua, otorgando resiliencia al territorio ante los efectos del cambio climático y por su aporte en la conservación de biodiversidad. Generalmente, se pueden implementar acciones en el corto plazo para obtener beneficios a mediano y largo plazo. Eficiencia y uso estratégico del recurso: se estima que el uso eficiente y responsable del agua, por parte de los sectores productivos intensivos en su consumo, podría reducir considerablemente la brecha actual y futura del vital recurso. Se propone adoptar medidas que apunten a reducir el consumo y a transformar los procesos para que requieran menos agua, buscando un equilibrio entre la demanda y la disponibilidad del recurso. Asimismo, se avanza en la priorización y uso estratégico del recurso, donde se garantice los caudales ecológicos, el derecho humano al agua, la protección de sectores vulnerables y la diversificación productiva en los territorios. Migración e incorporación de nuevas fuentes de agua: que los usuarios intensivos de agua se desacoplen de las fuentes de agua natural en la cuenca, dejándola disponible para otros usos vinculados a la conservación y mantención de procesos vitales. Se introduce nueva agua fresca para mantener los procesos productivos, generando sinergias en los territorios e impulsando proyectos multipropósito.

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EL CICLO DEL AGUA, COMUNIDADES Y TERRITORIOS Francisca Fernández Droguett Extractos de una conversación con el CEA (4.NOV 2020) Muchas gracias por esta invitación a conversar con ustedes. Antes de comenzar creo que es importante entender que, en mi caso y en el de muchas personas, la lucha por el agua está vinculada bajo un ideario de un sentido común, de cariño y de amor a lo que una hace, pero también a la importancia no sólo de preservar la naturaleza sino al desafío de restaurarla. Tengo que partir con un cierto marco desesperanzador, para terminar, justamente, generando marcos de esperanza. Y que tienen que ver con el despojo, y con la desposición histórica que se le ha hecho a las aguas en este territorio llamado Chile. Creo que es fundamental partir con esta radiografía, que es una radiografía del dolor, pero que nos permite identificar cuáles son los cambios necesarios para entender otra forma de relacionarnos con la naturaleza y para poner en el centro de la lucha, la vida. El agua fue privatizada en 1981 con la creación de un Código de Aguas. En 1980, con una Constitución creada en el marco de una dictadura cívico-militar, se genera un Estado Subsidiario que, más que subsidiario, es de frentón privatizador. Privatiza la política pública, y cuando los privados no pueden cubrir ciertas necesidades, recién ahí el Estado se hace presente. Se privatizó el Agua, la Salud, la Educación, además de la formulación de una serie de decretos ley que han favorecido la mercantilización de los bienes comunitarios. Qué ha pasado entonces: el Código de Aguas, si bien dice que el agua es un bien nacional de uso público, el acceso es mediante derechos de aprovechamiento, lo que permite la compra de este bien. Me parece fundamental señalar esto: ha sido el Código de Aguas lo que ha permitido que en Chile el agua se pueda comprar, vender, arrendar y hasta hipotecar. Una cosa bastante horrorosa. Por ejemplo, en Chile, el domingo, en los avisos económicos de los diarios, una puede ver cómo los ríos rematan. Estamos hablando de ese horror. Entonces, no hay duda que hace mucho tiempo que habitamos una sequía, pero quiero ser enfática: la sequía tiene dos razones de ser: por una parte el cambio climático, y por otra parte, el Código de Aguas. Voy a hacerme cargo de lo primero. El cambio climático es producto de una forma de relacionarnos con la naturaleza, producto del capitalismo, la mercantilización y la sobre-explotación de los ecosistemas. Cuando hablamos de cambio climático, hablamos de una estructura-mundo que ha generado esta dimensión, que por una parte se vincula con los gases de efecto invernadero y por otra el aumento de las temperaturas. A costa de la deforestación, por ejemplo, y tomando en cuenta lo que sucede en la Amazonía -siendo que la Amazonía es el pulmón del mundo, uno de los tantos pulmones que regula clima-; cuando se dice ¿qué importa la defensa de la Amazonía desde el territorio de Chile?...pues bien, importa todo, porque somos parte de un sistema interconectado; la Tierra es un cuerpo viviente, al igual que todo cuerpo. Por otra parte, es importante decir que nuestra sequía se encuentra anclada en el Código de Aguas. En Chile, el Código de Aguas ha permitido usufructuar derechos de agua, pero además, y esto es lo más importante, se han sobre otorgado los derechos de agua más allá de la capacidad de recarga hídrica de una cuenca. Estamos hablando de temas estructurales. El cambio climático por una parte, y por otra un modelo de gestión de las aguas que ha permitido el sobre otorgamiento, viendo además, cómo empresarios y empresarias usurpan agua. Este es el marco desesperanzador, extractivista, y que tiene que ver con la extracción ilimitada e intensiva de los bienes comunitarios para la venta en los mercados internacionales. Entonces tenemos un diagnóstico que da cuenta de una columna vertebral del despojo. En el norte la megaminería; en el centro el modelo del agronegocio; y en el sur las forestales, junto con las obras hidráulicas gigantescas, los embalses, las hidroeléctricas de paso, que generan una estructura


de la precarización, y que sin duda van perpetuando ciertas violencias. Entonces, frente a este diagnóstico, qué hemos dicho: debemos recuperar y defender las aguas. Pero para eso tenemos que ver una serie de elementos para poder hablar de esto. Lo primero es resguardar lo que me gusta llamar de manera romántica “las memorias de las aguas”. El agua tiene memoria; el agua es parte de un ciclo; el agua es parte de un flujo; pero además, y para muchos pueblos, el agua es sagrada. Esto me parece absolutamente fundamental. Cuando hablamos de la defensa del agua, una de las primeras defensas es el ciclo completo del agua. Pero además también es la defensa de los distintos cuerpos de agua como son los ríos, las lagunas y los lagos, sin olvidar que los glaciares son agua, que los salares son agua, que las turberas son agua, que las sanitarias y el agua potable también son nuestras aguas, y nosotras y nosotros, somos también cuerpos de agua. Entonces cuando hablamos de recuperar, defender y mantener los ciclos hidrológicos estamos hablando de todos estos elementos: turberas, bofedales, salares, ríos, lagunas, aguas subterráneas. Hay que ampliar el horizonte de lo que entendemos como cuerpos de agua. Por otra parte hablamos también de las memorias de las aguas porque debemos recuperar los flujos históricos ancestrales que cruzaban nuestras cuencas y subcuencas. Y diagnosticar cómo fueron interrumpidos esos flujos producto de la actividad extractivista, para poder reconstruirlos, recuperando las memorias ancestrales y viendo cómo gestionarlos, de tal forma que podamos planificar nuestros territorios para que esas aguas escurran, para que las aguas generen su ciclo, que vincula la Cordillera de los Andes con el mar. Porque ese es el ciclo completo. De hecho, de manera hermosa, en el contexto andino, los Aymaras y los Quechuas, piensan que el agua emerge desde el subsuelo. Y de hecho, el origen del mundo en el contexto Aymara, es el Lago Titicaca de donde emergen las aguas; es otra forma de entender el ciclo completo. En este sentido, nosotras y nosotros, hemos ido generando propuestas como Movimiento por el Agua y los Territorios. Primero, en la derogación del Código de Aguas. No podemos seguir con este modelo privatizador. Y no nos sirve ningún tipo de reforma, pues tenemos que crear, necesariamente, un nuevo cuerpo normativo, y que pase por pensar en otros horizontes. Reconocer el agua como un derecho humano es vital; plantear la restauración ecológica y el agua como un derecho de la naturaleza. En este sentido, estamos pensando en la gestión comunitaria de las aguas, por cuencas y subcuencas, reconociendo las prácticas ancestrales, de los pueblos originarios, afros y también de los pueblos migrantes, en una lucha en contextos tanto urbanos como rurales. Movimiento por las Aguas y los Territorios (MAT) El movimiento por el Agua y los Territorios surge hace 8 años aproximadamente, al alero de una experiencia maravillosa que se sigue realizando. El observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA, una vez al año desarrolla una actividad denominada “Aguante la Vida”. Ahí se dan cita distintos territorios con conflictos socioambientales, y también con propuestas para ver, justamente, cómo ir entrecruzando, entretejiendo luchas para la derogación del Código de Aguas; para desprivatizar, para desmercantilizar los bienes comunitarios, para dar fin al decreto ley 701, que incentivó desde la dictadura el monocultivo de las forestales, uno de los principales agentes degradadores del territorio y que ha generado el arrase del bosque nativo. En este contexto nos juntamos y dijimos: necesitamos conformar un movimiento social; un movimiento que estuviese basado en la derogación del Código de Aguas pero también en la desprivatización de los distintos instrumentos regulatorios, además de promover una nueva visión respecto de cómo entender la institucionalidad socioambiental y de los tratados de libre comercio que incentivan y profundizan la mercantilización asumiendo una perspectiva. Somos alrededor de 100 organizaciones desde Arica a Magallanes conformadas por zonales. Zonal norte, zonal centro y zonal sur, y que hemos ido encaminándonos en dos sentidos fundamentales. El primero:


somos un movimiento plurinacional, pues entendemos que la articulación de los distintos pueblos, comunidades y territorios (afros, migrantes, originarios, urbanos, populares, campesinos) es muy importante, sumado a una visión anti patriarcal. Porque entendemos que el extractivismo también tiene rostro patriarcal: donde más se ha explotado ha sido en el cuerpo de las mujeres, de las niñas, de la misma forma histórica como opera el extractivismo sobre la naturaleza, de control y despojo, sobre el cuerpo de las mujeres, de las niñas, de las disidencias. Entonces tenemos una perspectiva y somos críticos al extractivismo. Nuestra principal demanda es por una transición socioecológica más allá del extractivismo mediante la agroecología, (tenemos por ejemplo una Escuela de agroecología que se llama Germinar en Petorca), el cuidado de las semillas nativas, las huertas urbanas y comunitarias que ya existen en distintas ciudades y las experiencias de reabastecimiento popular por ejemplo, donde entendemos que la forma de consumir va más allá de la lógica capitalista. El año pasado, de manera maravillosa y justo cuando se estaba dando la revuelta, nosotros y nosotras decidimos hacer Cabildos por el agua. Hicimos más de 70 Cabildos por el Agua, desde Arica a Magallanes, para ver cuál es el tipo de gestión comunitaria que le queremos dar al agua. En el Movimiento del Agua y los Territorios no estamos por la gestión estatal, porque el Estado sigue siendo privatizador, subsidiario, y anclado en una Constitución redactada en uno de los peores momentos de Chile, además de ser colonial y que perpetúa su forma de construcción histórica como una estructura que arrasa con los pueblos. Entonces decimos: Gestión Comunitaria del Agua en los territorios. ¿Y cómo?. Primero: por cuenca y subcuencas, que es otra forma de entender los territorios. Recordemos que el proceso de regionalización de la dictadura, no responde a criterios territoriales o socioambientales sino a criterios absolutamente administrativos ajenos a la realidad territorial. Por eso hablamos de gestión comunitaria pensada desde la planificación, el control territorial y los derechos de la naturaleza. Es decir, no sólo reivindicamos el agua como un derecho humano sino también como un derecho de la propia naturaleza. Entender a la naturaleza como una sujeta política, donde justamente se rompa con el imaginario histórico respecto de cómo entendemos la naturaleza. La naturaleza la hemos entendido más bien como un bien de consumo, como un bien explotable, bajo una lógica absolutamente colonial. Pero también como un bien de consumo. Muchas veces la defensa socioambiental pasaba más por un criterio de belleza que por la defensa de la naturaleza por sí misma. Cuando hablamos del derecho a la naturaleza hablamos de la defensa a la naturaleza en sí misma, por ser naturaleza. Tenemos que transitar de una posición antropocéntrica, donde el centro no es sólo el humano, sino el hombre que controla la naturaleza a un paradigma biocéntrico donde las vidas espirituales, humanas y no humanas sean el centro del horizonte que queremos construir. ¿Y dónde se da esto? Pues bien, en los pueblos originarios. Para el pueblo Mapuche, por ejemplo, el agua tiene una dimensión de sacralidad. Por su parte, en el contexto Aymara y Quechua el origen del mundo son las “pacarinas”, que son grandes huacas o lugares sagrados que son pura agua. De hecho se les llama “mamacocha”, “mamayacu”, “mamacota” pues tienen una entidad de divinidad porque entienden que el agua es lo vital para mantener el ciclo de todas las vidas. Y eso me parece fundamental. Hablamos también de los “Buenos Vivires”, “suma qamaña” en Aymara, “sumak kawsay” en Quechua, o el “kume mongen” en Mapudungun, donde la lucha no es solamente por una “buena vida” para nosotros y nosotras, lo cual es esencial, sino una “buena vida” para nuestros entornos, para nuestros ecosistemas asumiendo una perspectiva de justicia ecológica restaurativa. Pensemos en territorios como Quintero o Puchuncaví. Ahí no sólo tenemos que defender la naturaleza sino que también tenemos la responsabilidad política y espiritual de restaurar esos territorios absolutamente degradados, que son de gran complejidad. Y hablamos también de los “Derechos de la Naturaleza” (hay experiencias históricas tanto en Bolivia como en Ecuador que han quedado consagradas en la Constitución). Pero nosotros y nosotras hablamos del “derecho de la naturaleza” desde una visión de pluralismo jurídico. Es decir, entender que los distintos pueblos tenemos distintas visiones sobre las normas que regulan y estructuran


nuestros marcos jurídicos. En muchos pueblos originarios, un principio fundamental de justicia es la restauración y el equilibrio. Y no sólo con lo humano sino también con la reciprocidad con los bosques, con la reciprocidad con los cerros. Debemos cambiar nuestra visión de mundo, y con carácter de urgencia. Porque la crisis ecológica que habitamos no da para más. Necesitamos un cambio de paradigma respecto del cómo entendemos nuestra relación con la naturaleza y también respecto de cómo producimos, distribuimos y consumimos. Las ciencias Respecto de las ciencias, muchas veces se juega una suerte de sátira como si quienes defendemos los territorios y las aguas estuviéramos contra las ciencias y de los ámbitos tecnológicos. Pues bien, es todo lo contrario. Cuando hablamos de las ciencias hablamos de las ciencias para los pueblos, de las ciencias al alero de los buenos vivires, de las ciencias que contribuyen a la restauración de nuestros ámbitos ecológicos. Es decir, pensar las ciencias desde otro lugar, que dialoga y acepta haceres y saberes de otros pueblos y culturas. Una ciencia comprometida, una ecociencia y sobre todo, una ciencia cuidadosamente entretejida con los saberes y haceres de las distintas comunidades. En este sentido, no estamos contra la extracción, no estamos por una naturaleza intocada, sino, por el contrario, estamos contra el extractivismo intensivo y mercantil. Todos los pueblos se relacionan y se han relacionado siempre con la naturaleza desde el extraer. Ahí tenemos por ejemplo la pesca artesanal, el ganado ancestral, las prácticas de recolección de los pueblos originarios, pero pensado en relaciones de armonía, de restauración y mantención permanente del ciclo de la vida, cautelando su funcionamiento. Proceso Constituyente Yo no veo la Constitución como la finalidad donde termina la lucha socioambiental, sino lo contrario: lo veo como parte de un camino que nos posibilita una transición socioecológica. En soy enfática. Me parece peligroso cuando se delega en una nueva constitución la posibilidad de cambiar el paradigma de nuestra una relación con la naturaleza. Como Movimiento por las Aguas y los Territorios decimos: la convención constitucional no es lo que queríamos; lo que queremos es una asamblea constituyente plurinacional, feminista y socioambiental para que, desde las asambleas territoriales, puedan emerger quienes puedan dar cuenta de las reflexiones situadas al interior del proceso constituyente, resguardando las formaciones históricas de las distintas culturas ancestrales, de los pueblos originarios y de los afros. Ese es el camino que queremos. Sin embargo, lo que estamos viviendo ya es un hito histórico. Que estemos debatiendo estos temas, que estemos debatiendo la posibilidad de integrar los derechos de la naturaleza en la nueva constitución es un enorme avance que instala en la discusión pública grandes e importantes desafíos. Entre otros, el fin del Estado Subsidiario. Creemos que la única posibilidad de protección real de las aguas en Chile es cambiar la estructura misma respecto de cómo se piensa el Estado. La Constitución señala que Chile se basa en la familia, pero en una familia heteronormativa, nuclear, y que no incorpora otras posibilidades de construcción de familia. Por su parte, la descentralización del Estado de Chile, que en la actualidad es absolutamente centralista. Estos lineamientos son fundamentales para encaminarnos hacia una transición socioecológica donde se pueda permitir por ejemplo el derecho a vivir en un medioambiente libre de contaminación. Pero insisto, la nueva constitución no es una finalidad en sí misma, pero es parte de un engranaje fundamental. Descentralizar, desprivatizar, son horizontes fundamentales en el entendimiento y reconocimiento de que nos configuramos desde una multiplicidad de referentes. Por eso el carácter plurinacional de la defensa socioambiental es fundamental.


Alternativas al desarrollo Existen maravillosas experiencias de soberanía energética, limpias y renovables, administradas por las comunidades. Esto es esencial. La defensa de los derechos de la naturaleza se vincula directamente con la autodeterminación de los pueblos. De qué nos sirve una serie de paneles solares si se siguen integrando a la matriz central de electricidad donde siguen siendo los privados los que están a cargo. Para que realmente haya una soberanía energética en el marco de los derechos de la naturaleza la administración debiese ser de la comunidad ya sea en contextos urbanos como rural. Hay experiencias maravillosas, en Guajaca por ejemplo. Pero hay que tener cuidado con las falsas soluciones o lo que llamamos “ecocapitalismo”. La política de expansión de los embalses por ejemplo, o las carreteras hídricas, donde supuestamente, el agua se pierde. Sebastián Piñera, cuando habla de la carretera hídrica como una solución a la megasequía que afecta al centro y norte de Chile dice, lo que pasa es que en el sur el agua se pierde, cuando escurre de la cordillera al mar. Yo me pregunto, ¿acaso este hombre no tuvo clases en el colegio sobre el ciclo hidrológico?. El agua nunca se pierde; el agua es siempre parte de. Los ríos trasladan los sedimentos que permiten sostener la vida en el mar. La carretera hídrica lo único que hace es despojar, nuevamente, un territorio más no a favor de las comunidades sino de los intereses económicos (el monocultivo de paltas por ejemplo). Otro ejemplo son las desalinizadoras de agua en el norte de Chile, en Tocopilla y otros territorios, que generan grandes contaminaciones en el fondo marino sin dar soluciones sustentables pues a la comunidad se les da una desalinizadora pero el agua dulce natural se le sigue dando a la megaminería. O la ley de protección a los glaciares, que es absolutamente deficiente pues ciñe a una mínima expresión su defensa, dejándolos expuesto a la acción destructora de la megaminería. Chile es uno de los países con mayor reserva de agua dulce bajo sus glaciares. Cuando se arrasan los glaciares lo que se arrasa son los reservorios de agua dulce que nos van a permitir seguir sosteniendo la vida más adelante. Tenemos que tomar medidas reales y efectivas, y no falsas soluciones a largo plazo. Mañana se deberían cerrar las termoeléctricas, no en 20 años más. Seamos claros: estamos en un punto de no retorno.

Cultura Pienso que hay tres elementos que son necesarios de articular y que ustedes como Centro de Estudios del Agua lo están haciendo: Arte, Ciencia y Defensa. Las artes son fundamentales en la construcción de nuevos imaginarios que vayan más allá de esta subjetividad extractivista y neoliberal. Cecilia Vicuña ha sido clave con su trabajo en el río Mapocho, tratando y visibilizando sensiblemente el agua que viene desde el cerro El Plomo, cruzando nuestra cuenca para llegar al mar, como parte de su ciclo vital. Me parece hermoso como el arte puede lograr ese tipo de visibilidad. Por su parte la importancia de las ciencias desde sus modelos de educación popular, de haceres y saberes, para, por ejemplo, la ruralización de la ciudad. Es una falsa dicotomía la que nos han impuesto de lo urbano versus lo rural. Podemos tener una interrelación; históricamente ha sido así. Los y las campesinas siguen sosteniendo en parte la vida de quienes habitamos en la ciudad. Pero también podemos ruralizar la ciudad a través de las huertas comunitarias, no sólo en nuestras casas, sino en las calles. En muchos países las veredas tienen huertos comunitarios. Producir tu propia comida es el primer momento de lucha anticapitalista. Podemos tener semilleros en las ciudades, podemos aprender de esta interrelación. La memoria geológica de la Antártica


Mi visión de la Antártica es como un gran cuerpo y reservorio de agua. Y en segundo grado como memoria geológica. El proceso de efecto invernadero parte del proceso de desertificación y deshielo que están haciendo exponer esa memoria no sólo geológica sino también de virus, hongos y bacterias que pueden tornarse peligrosos para los ecosistemas. Es un espacio que es parte del campo de disputa que tenemos que ir instalando como cuerpo de agua, como ciclo hidrológico y como ciclo completo de nuestro planeta. Así como hemos sido capaces de visibilizar la Amazonía como uno de los pulmones que regula el clima del mundo, nos hace falta dar esa misma condición de importancia a la Antártica. Tecnología La tecnología es el uso de herramientas para solucionar problemas prácticos. Los primates usan tecnología cuando toman un palo y con ello acceden a la comida; o cuando los osos realizan lo mismo para acceder a la miel de un panal. Tenemos que pensar la tecnología desde otros lugares (y no necesariamente desde los dispositivos tecnoindustriales que han ayudado a perpetuar los arrases de la naturaleza), sino como herramientas posibles que nos permitan adaptarnos a la naturaleza de forma armónica. Los cultivos en terrazas de las comunidades Aymaras por ejemplo, donde siembran y cultivan el agua; eso es una maravillosa tecnología, pero una tecnología a sabiendas de una solidaridad, del apoyo mutuo y de los ciclos de la naturaleza. Pienso que es hermoso pensar las tecnologías, las ciencias y las artes en tanto “técnica del estar”. En este sentido, la agroecología es profundamente tecnológica; sabe que hay períodos de barbecho, de cosecha, de descanso. Volver a comer según los ciclos de las estaciones. Esto es parte de la soberanía alimentaria y sanitaria, y que por cierto tiene mucho que ver con ciertas prácticas de subsistencia de los sectores populares como son la reutilización, el reciclaje y la reducción. Chile Chile es un país monoproductor, exportador de materias primas. En ese sentido estamos absolutamente dentro de las lógicas más coloniales de la teoría de la dependencia de la economía. ¿Por qué? Porque la forma más perversa de perpetuar las ganancias de los núcleos centrales es perpetuando la precarización de los territorios. Somos un país profundamente desigual, racista y clasista. Seguimos perpetuando el monocultivo, la monoproducción y la monoexportación. Pueden haber grandes carreteras, grandes procesos de infraestructura, pero lamentablemente seguimos estando bajo un marco colonial y capitalista. Hay que tener conciencia de esto, y por eso es tan importante romper con nuestra propia subjetividad neoliberal que tenemos tan internalizada. Con la revuelta del 18 de octubre del 2019 nos dimos cuenta que no es necesario comprar todo en el supermercado; por el contrario, que tenemos que potenciar nuestras redes de abastecimiento, de que se puede vivir con menos y que el sobreconsumo ha sido una expectativa que nos han instalado pero que es ajena a nuestras necesidades vitales y reales. Entonces, la lucha es descolonizarnos de esas estructuras y repensarnos, pues podemos vivir con menos, podemos consumir menos, y que la solidaridad y el apoyo mutuo son las claves esenciales para seguir caminando conjuntamente. Quisiera agradecer la posibilidad de esta conversación. Hablar enriquece el alma y ayuda a rememorar condiciones de esperanza, proyectos y tantas cosas bellas que hemos ido construyendo como colectividad. Muchas gracias (4 de noviembre de 2020)


DECÁLOGO POR EL DERECHO DE LAS AGUAS Y SU GESTIÓN COMUNITARIA Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT)

1 Reconocer el agua como un derecho humano y un bien común inapropiable, asociado al derecho a la vida y a vivir en un medioambiente libre de contaminación. 2 Que el agua y la naturaleza sean reconocidas como sujetas de derechos. 3 Proteger todos los cuerpos de agua de los ecosistemas: ríos, lagos, lagunas, glaciares, turberas, bofedales, humedales, mares, aguas subterráneas, salares. 4 Garantizar la restauración de los ecosistemas como forma de defensa de las aguas, mediante un cambio de la matriz energética, productiva y de consumo. 5 Derogar el código de aguas y reemplazarlo por un nuevo marco normativo, basado en la gestión comunitaria. 6 Que el uso y gestión de las aguas sea comunitaria, territorial y sustentable, por cuencas y sub-cuencas hidrográficas. 7 Que las prioridades de uso sean para el equilibrio de los ecosistemas y el consumo humano. 8 Que la gestión comunitaria del agua sea plurinacional, basada en la articulación entre pueblos, comunidades y territorios 9 Garantizar su uso ancestral por parte de los pueblos que habitan el país, considerando la importancia de la dimensión espiritual. 10 Que la gestión comunitaria del agua se base en el fomento de la agroecología y las economías territoriales, que permitan garantizar la soberanía alimentaria, y con esto la autodeterminación de los pueblos. Este material fue elaborado en base a los resultados de los más de 60 Cabildos por el Agua realizados desde Arica a Magallanes entre octubre del 2019 y enero del 2020 a cargo del Movimiento por las Aguas y los Territorios MAT.



"Vivimos tal vez el último momento en que sea posible hacer algo, entre las urgencias paralelas y complementarias de la lucha contra la miseria y el subdesarrollo y en favor de una tierra habitable". Luís Oyarzún La destrucción del medio, 1973






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