SDQ Magazine Edición 06

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cuevas Nuestro país cuenta con uno de los mayores sistemas de cuevas de la región del Caribe, quizá el más extenso. Si bien algunas de estas cuevas son intrincadas y necesitan un conocimiento especializado en espeleología, muchas, al encontrarse insertas en varios de los Parques Naturales del país, cuentan con un sistema de guías especializados, que permiten a los neófitos poder adentrarse a las entrañas de la Tierra sin mayores precauciones. Cueva Fun Fun en Hato Mayor

Reserva Antropológica Cuevas del Pomier. Cuenta con más de 4,000 pictografías y grabados realizados por las poblaciones indígenas, consideradas como “Capital Prehistórica de las Antillas”. Posiblemente era un lugar de ceremonias rituales de los pobladores originarios de la isla. Este complejo de cuevas, 55 en menos de cinco kilómetros cuadrados, está en el paraje El Pomier, en la provincia de San Cristóbal, y es considerado uno de los patrimonios antropológicos más importante de América y el mundo. Además, tienen un gran interés geológico. En 1992 fue declarado Patrimonio Cultural Dominicano.

Cueva de Fun Fun. Ubicada en Hato Mayor, dentro del Parque Nacional de Los Haitises. Esta es una cueva de gran magnitud, que implica necesariamente material de espeleología profesional, aunque no se sea un experto en cavernas, ya que la aventura es controlada por guías. Una de las opciones para realizar esta aventura, que puede hacerse en un solo día, es a través de Rancho Capote, especializado en turismo ecológico y de aventura. Tel. 809-553-2812 / Email: reservas@cuevafunfun.com.

¡A bucear! ¡Un genuino barco pirata en las profundidades! Se trata del “Quedag Merchant”, barco de fines del siglo XVII, capturado por el corsario escocés William “Captain” Kidd, en enero de 1698. Kidd intentó regresar a Nueva York y luego a Inglaterra. Acusado de pirata, fue luego capturado y ejecutado. La posesión del barco fue producto de grandes contratiempos, hasta que los comerciantes que habían contratado al “pirata” desaparecieron la nave. Nunca se supo que ocurrió con ella, hasta diciembre de 2007: estaba en las aguas de la Isla Catalina. Tras el descubrimiento arqueólogos de la Universidad de Indiana, Estados Unidos, investigaron el suceso, apunta el submarinista Miguel Benassar, sorprendidos que durante tres siglos no se hubiese encontrado un barco que estaba a solo 21 metros bajo el océano. En el futuro el lugar donde está ubicado el barco se convertirá en una reserva submarina. 66 Junio-Julio 2011


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