Laberinto No. 598 (29/11/2014)

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Laberinto

Hugo Mujica Poesía página 3 Armando González Torres Amenaza el prodigio página 3 Hugo Roca Joglar Creer en los instrumentos página 10 Fernando Zamora Las delicias de Club sándwich página 11

N.o 598

sábado 29 de noviembre de 2014

Juan Goytisolo: cartografía literaria

Mary Carmen Sánchez Ambriz Página 4

ESPECIAL

FIL 2014

Claudio Magris Alberto Manguel Página 5

Panorama de las letras argentinas Marina Porcelli, Claudia Piñeiro

Página 6

MILENIO


02 b sábado 29 de noviembre de 2014

MILENIO

antesala DE CULTO

El gobernador impune TOSCANADAS TOMASZ KIZNY COLLECTION

David Toscana dtoscana@gmail.com

E

n la literatura encontramos criminales que amamos a pesar de sus actos. Quizás el más emblemático sea Rodión Románovich Raskólnikov, que le parte la cabeza a dos mujeres, y sin embargo los lectores nos solidarizamos con él, pues conocemos sus argumentos para delinquir y además vemos que también tiene un buen corazón: ayuda a la familia de un alcohólico y ama a su madre y hermana al punto de volverles la vida imposible. Al final, nos causa pena que le caiga encima todo el peso de la ley. Pensemos ahora en un novelista que quisiera novelar a algún truhán de nuestros días: digamos que a un gobernador. ¿Cómo diablos haría para volverlo querible? La novela comenzaría más o menos así: “En un estado del norte de la república y después de haber rebasado todos los topes de campaña, la cual financió con recursos de dudosa procedencia, el gobernador resultó electo o al menos manoseó los resultados en conjunto con las autoridades electorales locales para dar la apariencia de que ganó la elección”. Ya empezamos mal. No parece muy querible el personaje. ¿Cómo convertirlo en héroe y no en villano? En el capítulo dos vendría la tentación que siente el hombrecito por desviar los recursos y embolsarse una cantidad descomunal. Tanta es su ambición que al notar que las arcas estatales no se pueden exprimir lo suficiente, decide contraer una deuda mayúscula. Raskólnikov se vuelve absolutamente humano luego de matar a la prestamista; se compadece del sufrimiento humano. Se postra delante de una prostituta. “No me inclino ante ti”, le dice, “sino ante todo el dolor humano”. Se une el alma buena de la pecadora con el alma ruin del criminal. El gobernador no se postra ante nadie. Se siente protegido por el partido. Obliga a su tesorero a firmar todos los papeles para no mancharse él las manos. “Tú pagarás los platos rotos”, dice en una

Gulag. El campo en Molotov

frase muy distinta a la de Raskólnikov. Más dinero, quiere más. Qué importa que no se manden los recursos a las escuelas u hospitales o a los ancianos en necesidad. Llegamos al capítulo tres y no hay modo de que el lector se encariñe con el personaje. Así es que el escritor decide presentarlo en su vida familiar. Tal vez eso funcione. Mientras Raskólnikov está obsesionado con el posible matrimonio de su hermana con un viejo de mala reputación, los hijos del gobernador presumen en los medios sociales sus viajes, coches, joyas y casas que compraron en Estados Unidos. El escritor no puede hacer bien su trabajo. Le es imposible provocar empatía entre personaje y lector. Al final, Raskólnikov asimila su culpa. Busca la expiación. Va a Siberia. El título de la novela, Crimen y castigo, le cae como anillo al dedo. El gobernador se esconde. Niega su responsabilidad. Huye al extranjero mientras la prensa se olvida de él. Si hubiese un sentimiento de culpa, regresaría la fortuna que se clavó. Construiría un hospicio. Se entregaría a la autoridad. Pero no, en el último capítulo manda gente a robarse cualquier documento que pueda inculparlo. Se ríe de los ciudadanos muertos de hambre. Los considera unos imbéciles. Demuestra que el crimen paga muy bien. La novela titulada El gobernador impune es un fracaso editorial. Llena de clichés. Nadie la lee. Queda en el olvido. Solo sirve para demostrar que hay pillos que no los quiere ni su propia madre. L

Jorge Vázquez Ángeles b jorgito.vazquez@gmail.com ESPECIAL

Jan Potocki

Los avatares de un romántico

C

omo una estampa romántica, Jan Potocki pule la bala de plata con la que habrá de quitarse la vida. Lo hace con la paciencia flemática del aristócrata, dentro de su despacho, rodeado de libros, detrás del escritorio donde, hasta hace algunos años, puso punto final a Manuscrito encontrado en Zaragoza. Otra versión dice que la bala había sido bendecida previamente por un sacerdote. En cualquier caso, el conde Potocki se pegó un tiro en la cabeza el 23 de diciembre de 1815. Nacido el 8 de marzo de 1761 en Pików, Jan perteneció a una de las más antiguas y poderosas familias de Polonia. Mitad austriaco y educado en la lengua culta europea, el francés, el joven es el ejemplo del estado emocional de los polacos: influidos y seducidos por Francia y Austria; amenazados y acorralados por Prusia y Rusia. En la época en que los Estados nacionales empezaron a cobrar forma después de la Revolución francesa, el joven Jan es un ciudadano del mundo que se siente cómodo en la corte de San Petersburgo o en los salones franceses. Educado en Suiza y en Viena junto con su hermano, se alista en el ejército austrohúngaro y permanece un tiempo en Buda. Las armas no llenan de ninguna manera sus aspiraciones. Lo que más le interesa es estudiar y viajar, le atraen las ciencias y las costumbres de los demás países. Su primer viaje dura dos años: recorre Italia, Sicilia, España, Marruecos y Túnez. La España del rey Carlos III le ofrecerá un mundo pintoresco, rico en personajes y leyendas que aparecerán más tarde en Manuscrito.... Hacia 1783 viaja a Serbia, Hungría y Egipto; escribe su primer libro, Viaje a Turquía y a Egipto. Después de su primer matrimonio regresa a París. Su curiosidad lo lleva a los círculos rosacruces y ocultistas, se interesa en la cábala, los vampiros y fantasmas, aunque también se siente atraído por la Enciclopedia y la Ilustración. En 1787 se convierte en diputado de la Gran Dieta polaca, instala en su castillo una imprenta libre para publicar cualquier libro o documento que hubiera sufrido censura, sin dejar de viajar a Londres, Berlín y Ucrania, y en

EX LIBRIS

1790 realiza el primer vuelo en globo aerostático en Varsovia. De vuelta a España en 1791, recorre Andalucía, Granada, Córdova y Sevilla donde se deja seducir por las historias orientales que le cuenta el embajador de Marruecos. En 1794 comienza a escribir, por diversión, una novela de la que se publicará, en 1805, el primer Decamerón de Manuscrito..., y que no dejará de escribir y corregir hasta 1812, fecha en que pasa en limpio la quinta parte. La sucesión de ediciones del Manuscrito... provocará confusiones, enredos y hasta plagios sobre las distintas encarnaciones del viaje que Alfonso van Worden realiza a través de la Sierra Morena para ponerse al servicio del rey de España. Del mismo modo en que cabalistas, asaltantes, alquimistas, moros y gitanos se cruzan en el camino del protagonista, se sucederán las distintas versiones del libro. Existe la de 1794, 1810 (editada por Acantilado en 2009), 1813 y 1814; otra de 1847, de una traducción al polaco; y la de 1952 de Roger Caillois. Esta matrushka que a lo largo de sesenta y un jornadas agrupadas en seis Decamerones sigue fascinando a los lectores, ha sido la obsesión de muchas personas, como el librero francés Serge Plantureux, quien no dejó de buscar una de las copias originales que, aparentemente, tras el inicio de la Revolución rusa salió de San Petersburgo hacia el puerto de Odesa, de ahí llegó a Marsella y luego a París, cruzó el Atlántico y terminó en la biblioteca de una casa de la pampa argentina.L Cadenus y Vanessa bEKO

MILENIO b LABERINTO b Dirección: José Luis Martínez S. Coedición: Roberto Pliego, Iván Ríos Gascón Arte y diseño: Salvador Vázquez Mejía


sábado 29 de noviembre de 2014 b 03

LABERINTO

antesala

Del crear y lo creado

Amenaza el prodigio

El silencio como prolongación de la palabra o la disolución del yo como un don señalan el derrotero que suele tomar la vida POESÍA

ESCOLIOS Armando González Torres

Hugo Mujica

agonzale79@yahoo.com.mx

Otro inicio, otra música nada responde a nada cuando todo habla. hay que soñar un sueño sin voces, volver a cantar escuchando. dejar correr una lágrima con la cara bajo la lluvia un silencio que sea anuncio, un anuncio que lo nazca, un alba en la palabra alba.

Olvido Hay vidas que viven sin ser miradas, como la lluvia en medio del mar o como se abre una flor al abrigo de un bosque por el que nadie y solo el viento ha pasado. Son vidas que abrazan el don, vidas que respiran desde su propio olvido.

MÓNICA GONZÁLEZ

N

acido en Buenos Aires en 1942, Hugo Mujica estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Filosófica y Teología, ramas del saber que imponen un tono a su obra. Inició su carrera como poeta en 1983 con Brasa blanca; luego vinieron Escrito en un reflejo (1987), Noche abierta (1999), Casi en silencio (2004) y Más hondo (2009). Los poemas que ofrecemos provienen del volumen Del crear y lo creado: 1. Poesía completa (19832011) (Colección Esenciales Poesía de la editorial Vaso Roto). La escritura de Mujica ha sabido despojarse de todo lo accesorio, de toda distracción y ornamento, para interpelar los ejes de la condición humana con una seductora convergencia de lirismo y metafísica, elegancia verbal y lucidez existencial. Sus libros estarán a la venta en la FIL de Guadalajara.

U

na rata ahogada se pudre en un balde de agua, mientras un perro, amarrado y olvidado por su amo, intenta desesperada e inútilmente alcanzar el balde, hasta que muere de sed. El absurdo del dolor de las especies, el vértigo de la naturaleza y la fragilidad del hombre son el centro de una obra que se ha venido edificando con luminosa discreción. Hugo Mujica (Buenos Aires, 1942) es un narrador de la soledad, un ensayista que explora los lindes entre espiritualidad y creación y, sobre todo, un poeta. (En México la editorial Vaso Roto se ha dado a la tarea de publicar su obra completa Del crear y lo creado en tres tomos, así como la cuidada antología poética Más hondo.) Con una formación omnívora que va de la antropología a la teología y con un pasado que combina la inmersión en la bohemia norteamericana de los años sesenta con la vida de monasterio, la escritura de Mujica (porque su ensayo y su narrativa parten de la misma mirada y entonación poética) es el recuento de un aprendizaje espiritual y de una peculiar relación con el silencio. En general, Mujica practica la brevedad en su poesía y, colocado en el borde interior de la página, un verso de pocas palabras entona el dolor y, al mismo tiempo, trata de aliviarlo: “tengo las manos muertas/ de mendigar perdón por la vida/ de tan culpable ya soy víctima”. Mujica abreva de la escasez y ejercita un misticismo lleno de sorpresas, que oscila entre el abandono y la concentración, entre la claridad y lo sombrío: “no hay noche más oscura/ que la que alumbra un incendio”. Con transparencia y levedad en la mirada, Mujica ilumina el dolor: “a jirones/ voy quedando entero/ ya casi no me hago falta”. Son muchas las voces

dolientes que aparecen en su poesía, pero no forman un coro; emergen aisladas, temerosas, se adivinan lastimadas por la historia, víctimas de quién sabe qué guerra, sujetas a tal y cual afrenta, pero, sobre todo, presas de su conciencia de finitud, pequeñísimas ante el amenazante y abrumador misterio del mundo. Cada ser viviente es una herida y una ausencia anticipada, y el papel de la palabra es nombrar lacónicamente, conmoverse y, eventualmente, nutrir la esperanza. Los poemas de Mujica son escenas de la caída del hombre y de la naturaleza, seres animados e inanimados, arrumbados en un paisaje también desgarrado. Porque Mujica hace una poesía sin anécdota, en un escenario desierto, con personajes desvaídos y balbuceantes que, sin embargo, pronuncian verdades rotundas y oscilan entre lo iniciático y lo terminal, entre la estampa curativa y el vislumbre alucinante. Se trata de una poesía atemporal y escueta que busca indagar en la condición, más que humana, viviente, sin el estorbo de la historia y la moraleja. Tras esta visión sombría, tras esa verosimilitud y concreción con que se retrata el dolor del mundo, se percibe un desbordado amor y gratitud a la vida y un odio consecuente a la muerte, una rebeldía germinal contra el destino de lo vivo. L

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Premio Cervantes 2014 Juan Goytisolo

Cartografía literaria La distinción concedida al autor de Paisajes después de la batalla reconoce no solo la vitalidad estilística y cultural de una obra sino a un pensamiento que se nutre de eso que llamamos “lo otro” Mary Carmen Sánchez Ambriz ALQUIMISTA DE UNA LABORIOSA VOCACIÓN, LA DE PENSAR

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a mirada de Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) escruta sin clemencia, como si alejara las sombras que trae consigo la mediocridad. Su defendido sentido de lo marginal lo ha convertido en una conciencia insobornable. Es evidente que al volcar sus opiniones nada tiene que perder y, por lo tanto, encarna a un espíritu sin ataduras. Es alérgico a la literatura que pretende emplear un tono pedagógico y a la forma de ser de ciertos escritores que se erigen como eruditos ante una sociedad que requiere de ellos para justificarse. Aborrece las poses y las recetas que convierten en hechizo cualquier estrategia para abrevar en el realismo mágico. Frecuentar la narrativa de Juan Goytisolo es adentrarse en las dimensiones de un poliedro, una figura de varios rostros. Estamos frente a un autor al que le agrada establecer juegos narrativos, intercalar historias en una misma, revelar, sorprender y ocultar señas de identidad cuando lo considera eficaz. No le interesa escribir una historia lineal sino grabar imágenes a destiempo. Realiza experimentos en los que cada fragmento embona con otro, como si él fuera una especie de antiguo relojero que con suma delicadeza hace que funcionen las piezas de la maquinaria. Ha demostrado que lo suyo es disponer del lenguaje, de una voz que encuentra y se sustenta bajo una mirada clínica. En cierto modo, el escritor nos guía por un sendero de subidas y bajadas, de múltiples voces, deseos y fantasmas. Lo suyo es ir en contra de lo establecido y va en busca de lectores a quienes también los cautive contagiarse de la transgresión. Para conocer mejor a Goytisolo se ha vuelto necesario recurrir a un escritor que lo acompaña en varios vicios, cualidades y manías: Julián Ríos. En La vida sexual de las palabras, Ríos inserta un apartado vital, humorístico y socarrón que se titula “El apocalipsis según Juan Goytisolo”. La apuesta de Ríos resulta atinada y original: tres diferentes lectores (A, B y C) dan su punto de vista sobre el corpus novelístico de Goytisolo. En menos de diez páginas elabora uno de los más acertados acercamientos al autor “meteco”; logra construir una conversación dinámica, antisolemne y lúdica (y no menos lúcida) al evitar el tono engolado de un ensayo académico. Los aspectos que se abordan son vigorosas fotografías del paisaje enmarcadas por los conflictos existenciales. En ningún momento se trata de un rebelde sin causa, sus reacciones fuera de lo convencional siempre guardan una razón de ser. Goytisolo expone una literatura que parece estar en constante evolución, en ese flujo y reflujo del pensamiento. Construye frases vitales que transpiran y planean más dudas que respuestas. Apela a la conciencia y desmesura de la forma. Desconoce límites y rigores estilísticos. AFP

Jean Genet decía que la dificultad de un texto es la cortesía de un autor con el lector. Goytisolo asimila de Genet esta idea; también sabe que el oficio de escribir es como cualquier otro: no hay halos ni auras sobre sus nucas que los hagan ser venerados por los demás.

SEÑAS DE IDENTIDAD La prosa de Goytisolo explora en los recovecos de la memoria y al hacerlo se mira a sí misma. Sus libros están regidos por una estratagema de espejos: al escribir se describe y al mirar a los demás resulta inevitable que seleccione la mejor butaca para reírse de sus propios defectos. Antes que alguien lo haga, prefiere exorcizar demonios: nadie mejor que Juan Goytisolo para ejercer la crítica, incluso la propia. Si estuviera en sus manos borraría de su trayectoria libros como Juegos de manos (1954), El circo (1957), La resaca (1958), Duelo en el paraíso (1959), Campos de Níjar (1959), La isla (1961), La Chanca (1962), Fin de fiesta (1962) y Señas de identidad (1966). En reiteradas ocasiones ha expresado que su obra comienza con Reivindicación del conde don Julián (1970). El escritor está en su derecho de esbozar un planisferio literario, probablemente similar al mapa de la extinta Unión Soviética, en donde surgen nuevas zonas limítrofes y predominan cambios radicales. Habrá que recordar que se ha negado a la reedición de sus primeras obras. En febrero de 2003, la geografía de su novela contó con un territorio inédito: el autor irrumpió en el escenario de la literatura española contemporánea para anunciar la publicación de su novela Telón de boca, que marcó su despedida de la ficción. SE CIERRA EL TELÓN Al escritor catalán le interesa experimentar con la fragmentación de la imagen, con ese ritmo vertiginoso. Telón de boca, que es el fin del viaje, remite a una lucha contra dos padecimientos: el desencanto por la vida y la culpa de no haber dispuesto de más tiempo para dedicarlo a su relación de pareja. En medio de una depresión que aparentemente carece de remedio, el viudo obtiene en la escritura una salida temporal a un oscuro conflicto.

Goytisolo es (después del Arcipreste de Hita) el primer escritor español que aprendió a hablar árabe dialectal en el norte de Marruecos

No es la primera vez que la vida del autor se refleja en su ficción. En Telón de boca la muerte de la esposa del narrador provoca que se piense en otra pérdida: el fallecimiento de la madre, ocurrido en la Guerra Civil. En los instantes que el enlutado rememora su infancia que transcurrió en una antigua casa en Barcelona, evoca la mansión de Yásnaia Poliana que habitó Tolstoi. La sonata a Kreutzer le recuerda que Tolstoi optó por terminar su relación con Sofía, su mujer, y renunció a una serie de privilegios que su condición de noble le confería, con tal de regresar a las montañas del Cáucaso, en donde fue feliz por algún tiempo. Evocar la muerte de Tolstoi ocasiona que Goytisolo edifique una historia dentro de otra, como una suerte de cajas chinas que se insertan en el oscuro estado de putrefacción de la conciencia. Al contar la vida del novelista ruso, el viudo también cuenta la suya. Ambos, Tolstoi y el viudo, son seres carentes de un futuro promisorio, vidas que tienden a desmoronarse y a mirarse en el espejo del otro, en la imperfección. Telón de boca puede mirarse como un viaje a tres ciudades (La Plaza de Xemaá-El Fna en Marraquech, Barcelona y Yásnaia Poliana). A Goytisolo le fascina descubrir ciudades, sentirse extranjero en cualquier parte; “meteco”, diría él. En su ficción aparecen varias metrópolis significativas. Por ejemplo, Señas de identidad ocurre en Barcelona; Reivindicación del conde don Julián en Tánger; Makbara es Marraquech; Paisajes después de la batalla tiene lugar en París (específicamente en el Sentier, barrio pluricultural que lo acogió durante algún tiempo) y El sitio de los sitios está ubicada en Sarajevo. Aunque es un autor catalán, se considera más cercano a la literatura de linaje musulmán. Uno de sus orgullos es haber aprendido árabe de forma autodidacta. Juan Goytisolo es (después del Arcipreste de Hita) el primer escritor español que aprendió a hablar árabe dialectal en el norte de Marruecos. Goytisolo confiesa que gran parte de sus lecturas y de su actitud ante la vida guarda un vínculo estrecho con Monique Lange, con quien estuvo casado casi 40 años, hasta que ella falleció. Telón de boca es un ajuste de cuentas con el pasado, una revaloración de la mujer ausente y, a la vez, el libro que eligió para despedirse de la ficción. La batalla que se libra en las novelas de Juan Goytisolo es una lucha entre culturas que reclaman su autonomía y, sin embargo, necesitan del diálogo con los otros. Sus paisajes son plurales pero únicos, abiertos pero también le urge marcar fronteras entre ellos para que lo auténtico no se pierda y lo diverso no se difumine. Esto fulgura en los entrecruzamientos narrativos, en ese complejo sistema de ecos que percute en sus novelas: el yo es otro. Con un novelista como Goytisolo no puede afirmarse categóricamente que se le conoce: implicaría correr el riesgo de caer en un desatino. Hay que recordar que su literatura es como un poliedro y que se mueve, posee luz propia. De su narrativa provienen atisbos y habría que esperar a darse por bien servido, pues cualquier determinismo en un close up a Goytisolo sería incurrir en una extravagancia. L


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fil 2014 ESPECIAL

Con este ensayo que apareció recientemente en Il Corriere della Sera celebramos el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances que hoy sábado recibirá el inmenso escritor italiano en el acto inaugural de la FIL de Guadalajara. Y con otro ensayo, que forma parte del libro Para cada tiempo hay un libro (Sexto piso), con fotografías de Álvaro Alejandro, valoramos el trabajo del escritor, editor y traductor argentino, quien ha explorado las mil y un encarnaciones del acto de la lectura

El búfalo de Rosa Luxemburgo Claudio Magris

E

l dolor del animal que es asesinado, escribió Schopenhauer, es más grande que el placer de quien lo come. El balance de la vida es un déficit, su pecado original que la obliga a vivir de muerte y a crear sufrimiento. Es un pasivo que se puede reducir, pero no eliminar, como lo presuponen los ecologistas y los activistas en defensa de los animales, también porque nuestros recónditos primos, de los que nos hemos proclamado amos y señores, no son solamente el perro o el gato de la casa, las bestias que podemos observar y acariciar, sino también todas aquellas especies que pasan desapercibidas y que no pueden despertar afecto en nosotros. Si el mundo ha sido un matadero de millones de seres humanos, la cifra crece todavía más si hablamos de animales; es un edificio que ha sido amasado con sangre. Las religiones reclaman una redención que no solamente tiene que ver con el hombre sino con la creación entera: “Todo lo creado —dice San Pablo— condenado a no tener sentido, sufre y grita como una mujer que está pariendo”. El judaísmo expresa una conmovedora deferencia hacia el dolor animal: en El esclavo de Isaac Bashevis Singer, Jacob, al mirar las vacas que están destinadas al matadero, piensa que también para ellas debería haber salvación y recita el Kaddish, la oración fúnebre, para la pequeña mariposa blanca que solo vivió un día y sin pecado. Si acaso existe un pecado mortal, éste es la cruel e imbécil añadidura de sufrimientos gratuitos a aquellos que son inevitables. Incluso en lo que respecta a los animales, como el de esa ternera de ojos “grandes y llorosos” que, en un pasaje memorable de La Storia de Elsa Morante, tiene un “oscuro presagio” de su suerte. La carta que Rosa Luxemburgo —pocos meses antes de ser asesinada a causa de su filiación comunista, en 1919, con las culatas de los fusiles de los cuerpos francos parafascistas— le escribe desde la cárcel a la esposa de Karl Liebknecht (líder comunista espartaquista que posteriormente moriría asesinado con ella) es un documento de altísimo valor moral. Karl Kraus, el irónico vengador de la humanidad ultrajada, al publicar la carta en su revista Die Fackel, publicación con la que él solo luchaba contra la guerra y el horror del mundo, escribió que ésta debería ser incluida en los libros escolares. Kraus no era ni comunista ni socialista, era un conservador, un espíritu aristocrático, satírico y religioso que defendía a las víctimas de toda violencia; y tampoco compartía el pensamiento marxista–libertario de Rosa Luxemburgo, una de las más grandes figuras del movimiento internacional, pero sabía que las clases dominantes no eran menos feroces que los tribunales revolucionarios y que los patrones estaban listos para cualquier abyección con tal de seguir siendo los amos. Aborrecía la violencia revolucionaria, pero sabía que a menudo aquellos que, justamente, se escandalizaban de ella, callaron acerca de las damas de la alta sociedad que se deleitaban presenciando los fusilamientos, aun de niños, de la Comuna de París. “Que el Diablo se lleve la praxis del comunismo”,

La teórica marxista de origen judío

escribía, pero que “Dios lo conserve como constante amenaza sobre las cabezas” de esos que para salvar sus dominios, mandan, sin pestañear, a multitudes a la guerra, a la masacre y a la muerte. Aprisionada y encaminada a su fin, pero intacta en su alegría de vivir —precisamente porque está lista para perder su vida y, de esta manera, salvándola, según el proverbio del Evangelio—, Rosa está tan abierta al mundo como para sufrir e indignarse ante el sufrimiento de un búfalo que ve en el patio, golpeado sin razón hasta sangrar, sumiso y estupefacto por esa crueldad que no logra entender. Los ojos del animal moribundo, escribió Rossana Rossanda, poseen un estupor inadmisible. Ajena a todo sentimentalismo de sociedad protectora de animales, Rosa Luxemburgo aferra en el mudo dolor de la bestia ese llanto de otro mal y de toda vida que Umberto Saba (en un poema famoso, “La capra”) aprehende en el balido de la cabra atada. Ese búfalo está más cercano a Dios que la grosera y aristócrata terrateniente húngara que insulta a Rosa Luxemburgo y que Kraus se lamenta de no poder coger a latigazos al igual que a ese búfalo, así como los mugidos de los bueyes que son llevados al matadero son más humanos que los de los bestiales fanáticos de los estadios, que no merecerían un destino mejor. El papel de dueño de lo creado que el hombre se asigna, escribe Marco Rispoli, es “falaz”; querer ser patrones es querer ser siervos y entregarse a la fusta, como ese animal que en un aforismo de Kafka se azota él mismo “para volverse patrón”. Escribía Giacomo Noventa, gran poeta católico y clásico anticonformista: “Mi me credevo —Un ómo libero/ E sento nascer— In mi el parón”. L Traducción: María Teresa Meneses

Algo misterioso, inefable

*

Alberto Manguel

E

l autor del Eclesiastés nos enseña que para todas las cosas “hay sazón” y que todo tiene su tiempo determinado; igualmente, sabemos que cada ocasión tiene su libro. Pero no todo libro, por supuesto, conviene a cualquier momento de nuestra vida. Compadezco al pobre lector que se halla con el libro equivocado en un percance difícil, como le ocurrió al pobre Amundsen, descubridor del Polo Sur, cuyo bolso de libros se hundió en los hielos y se vio obligado a leer, noche tras helada noche, el único volumen que pudo rescatar, un indigesto tratado del Dr. Gaudens titulado Retrato de Su Sagrada Majestad en sus soledades y sufrimientos. Es que hay libros para leer después de hacer el amor y libros para armarse de paciencia en el aeropuerto, libros para la mesa del desayuno y libros para el cuarto de baño, libros para las noches de insomnio en casa y para los días de insomnio en el hospital, y no pueden ser intercambiados. Nadie, ni siquiera su propio lector, puede explicar cabalmente cuáles libros convienen a cierto momento y cuáles no. De manera misteriosa, algo inefable hace que ocasiones y libros se acuerden o se opongan.

La lista de libros que Oscar Wilde pidió para acompañarlo en la cárcel de Reading incluyeron La isla del tesoro y un manual de conversación franco–italiano. Alejandro Magno partía a sus campañas con un ejemplar de la Ilíada de Homero. El asesino de John Lennon consideró que un buen libro para tener en el bolsillo al cometer un crimen es El guardián entre el centeno de J. D. Salinger. No sé si los astronautas se llevan a bordo las Crónicas marcianas de Ray Bradbury o si, por el contrario, prefieren Los alimentos terrestres de André Gide. El risueño Bernard Madoff, condenado a prisión, ¿pedirá acaso La pequeña Dorrit de Dickens para enterarse de cómo el señor Merdle, ese sutil estafador, incapaz de soportar la vergüenza al ser descubierto, acaba cortándose el cuello con una navaja prestada? El papa Benedicto XIII ¿se retirará a su studiolo en el Castel Sant’Angelo con Bubu de Montparnasse de Charles– Louis Philippe, para estudiar cómo la falta de preservativos ocasiona una epidemia de sífilis en el París fin–de–siècle? Prosaico, G. K. Chesterton imaginó que, si estuviese naufragado en una isla desierta, desearía tener consigo un Manual de construcción de embarcaciones. No sé cuáles libros me serán permitidos en mi último viaje. L *Título de la Redacción.

ÁLVARO ALEJANDRO


LABERINTO

ZIG-ZAG

En esta ristra de homenajes a autores clásicos faltan los nombres de los autores del interior

Leopoldo Marechal, autor de Adán Buenosayres

Homenajes y olvidos Los cuatro escritores argentinos a los cuales la FIL dedica charlas, mesas redondas y conferencias no se explican sin su arraigo bonaerense. ¿Por qué no escuchamos también las voces del interior? Marina Porcelli

E

n la edición 2014 de la Feria del Libro de Guadalajara, que tiene a Argentina como invitado de honor, se presentan homenajes a distintos narradores de ese país, entre los que se encuentran los nombres clásicos de Borges y Marechal, además de los de Cortázar y Bioy Casares (por cuentistas). Homenajes, pienso, en el sentido más amplio del término: el que implica una relectura de la obra, que busca situarla en la historia y en la reactualización de nuestra literatura, ya que no hay destino más desafortunado para un libro que su petrificación. Sea por olvido o por halago sin crítica, la obra solo está viva cuando dialogamos con ella, con todas las afinidades y las disidencias que exige cualquier coloquio. Cortázar y Bioy Casares nacieron en 1914, y las dos escrituras suponen modos distintos de concebir el cuento fantástico. De Edgar Allan Poe, Cortázar toma esa tensión maniática que hace que sus cuentos sean siempre “clausurados como esferas” y que le hizo afirmar “con ese perfecto cierre definitivo que para mí deben tener los buenos relatos”. Pero si los cuentos de Poe sucedían en tenebrosas noches de tormenta, lo que Cortázar instala para el cuento fantástico en Argentina y, como ya señaló la crítica varias veces, es que sus fantasmas aparecen al mediodía. No hay espíritus peripatéticos ni griteríos, casi no hay interiores claustrofóbicos

como proyectaba Poe. Los cuentos convulsivos de Cortázar suceden en la realidad más cotidiana de un hombre que va al zoológico y se convierte en axólotl, de una mujer que toma un ómnibus a la Chacarita a mitad de la tarde. Y esta es, quizá, una de las propuestas más valiosas de su obra: su relación con lo lúdico, como quien va forjando un nuevo planeta; su suavidad para deslizarse en universos tan absurdos como cerrados, sus resbaladas en el tiempo, sus músicos que dicen “esto lo estoy tocando mañana” y con esto rompen el estado impuesto para las cosas. En cambio, la mayoría de las historias de Bioy Casares parecen policiales, en el sentido más clásico de la acepción: los cuentos fantásticos (los cuentos donde lo fantástico irrumpe y desordena la realidad) guardan una estructura de suspense que siempre se resuelve al final, y que da una explicación sobre esa irrupción en el desenlace. “La trama celeste”, “Cavar un foso”, “El lado de la sombra”, hasta esa historia simple y bella, “Un león en los bosques de Palermo”, tienen una explicación positiva y loca sobre lo que acaba de suceder. La universalidad de la escritura de Borges es la clave de una de las charlas. Pero afirmar, como se afirma a veces, que Borges puede leerse sin remitir a la nación “periférica” donde escribió su obra es, quizás, un desacierto. Porque la preocupación de Borges por la literatura de Río de la Plata es muy honda. Basta pensar en esas marcas de oralidad, ese

tejido que propone en un cuento como “La trama”. Borges proyecta el alarido patético, “tú también, hijo mío”, en el grito de un gaucho pampeano que dice, cuando lo matan: “¡Pero, che!”. Desde esa geografía existencial Borges articula un español que se universaliza, y cuya piedra de toque es la intertextualidad. En Borges los relatos policiales suceden en Irlanda y resuenan en la voz oscura de un chacarero del sur de Brasil; la agonía de la crucifixión, vivida por una familia alentada por la lectura de los evangelios, termina cruzando maderos en “El evangelio según Marcos”. Borges ancla la obra en el corpus literario universal, lo que es también una manera de sostener que toda obra es en el fondo palimpsesto, diálogo, relectura. Y este es el nicho de convergencia con Leopoldo Marechal (de los cuatro narradores, tal vez el autor menos conocido en México). Marechal nació en Buenos Aires en 1900, escribió poesía y, sobre todo, una novela fundacional, Adán Buenosayres. Borges decía que una de las virtudes de leer la Divina Comedia está en la alegría que produce leer ese libro. Salvando las distancias, creo que lo mismo puede decirse del Adán… La novela, que comenzó a escribirse en 1930 y fue publicada en 1948, acompasándose a las unidades aristotélicas de tiempo y espacio, cuenta los últimos dos días de un poeta, junto a sus amigos, en Buenos Aires, antes de desembocar en ese bellísimo capítulo que es “El cuaderno de tapas azules” (un recorrido lírico sobre el crecimiento espiritual del personaje) y antes del oscuro y magistral “Viaje a la ciudad de Cacodelphia”. Esto es, antes del descenso a los círculos infernales que habitan subterráneamente la ciudad. Entendiendo la poesía como fundamento de la narrativa, Marechal da forma a la novela y la emparienta a la epopeya clásica. Una epopeya, sí, pero porteña: en una payada gauchesca se habla de la Poética de Aristóteles; en una pelea de barrio, frente a la verdulería “La buena fortuna”, en Almagro, se meten los dioses griegos, y tramando una enorme profundidad lingüística y filosófica, este “monumento a la lengua” culmina con una comparación: “solemne como pedo de inglés”. El sentido del humor descomunal que despliega Marechal fusiona el lenguaje coloquial, el lunfa, con un tono terso y subido. La ciudad de Buenos Aires, entonces, se revela por el uso singular del español. El sociólogo Alejandro Grimson afirma que la pregunta fundante de cualquier democracia es ¿quiénes somos?, y yo creo que esto mismo puede proyectarse sobre la literatura. En esta ristra de homenajes a autores clásicos, sin duda de una calidad excepcional, faltan los nombres de los autores del interior: Héctor Tizón, Juan José Saer y Juan José Manauta, Haroldo Conti, Enrique Wernicke, por nombrar algunos. Entiendo, sí, que toda serie implicará siempre un corte y, sin embargo, una amplitud mayor en la propuesta de los autores a homenajear nos hará caer en la cuenta de que la literatura argentina no puede ser concebida, únicamente, como la literatura de Buenos Aires. L

LO IMPERDIBLE

29 de noviembre 30 de noviembre Entrega del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances a Claudio Magris. Auditorio Juan Rulfo, 11 horas.

Apertura del Salón Literario a cargo de Nélida Piñón y Sergio Ramírez. Auditorio Juan Rulfo, 12:30-13:50 horas

Presentación de Octavio Paz en su siglo (Aguilar) de Christopher Domínguez Michael. Participan Juan Villoro y Fabienne Bradu. Salón 2, 15:30-16:50 horas.

1 de diciembre

Galas del Placer de la Lectura. Participan José Manuel Sánchez Ron, Luis Goytisolo, Bernardo Atxaga, Eduardo Lago, Rodrigo Fresán, Alberto Manguel. Salón 3, 17:00-18:50 horas.

Presentación de Réquiem habanero por Fidel (Alfaguara) de J. J. Armas Marcelo. Participan Alonso Cueto y el autor. Salón Agustín Yáñez, 18:00 horas.


sábado 29 de noviembre de 2014 b07

fil 2014

Cinco autores, cinco géneros Pese a las notables ausencias —pensemos en César Aira y Ricardo Piglia—, en la delegación argentina caben las más variadas tendencias y los más ricos intereses. Reúne a poetas y narradores, a ensayistas y periodistas, a novelistas gráficos y a cartonistas. De entre todos ellos, la autora de Las viudas de los jueves ha hecho una apuesta por quienes se mueven con mayor profundidad en su terreno. Son las cartas fuertes elegidas a la luz del gusto Claudia Piñeiro CRÓNICA: HEBE UHART Nació el 2 de diciembre de 1936 en la ciudad de Moreno, a unos 36 kilómetros de Buenos Aires. Durante su infancia, aún no pertenecía al Gran Buenos Aires, manteniendo una mezcla de ciudad y campo donde los límites se desdibujaban. Ese cruce de territorio está presente en la literatura de Uhart. Su prosa es sobria, de emociones contenidas, delicada. El asombro permanente y su curiosidad de cronista la llevan a hacer foco CUENTO: LILIANA HEKER Nació el 9 de febrero de 1943 en Buenos Aires. No solo escribe cuento sino también novela y ensayo. Junto a Abelardo Castillo fundó dos revistas literarias que marcaron época: El escarabajo de oro y El ornitorrinco. Estudió física y perteneció a la generación de jóvenes de la década de 1960 que se sentían movilizados por Sartre, que elegían el compromiso y la palabra como motor para cambiar el mundo. Heker supo ganarse un lugar muy importante en una generación de escritores de fuerte presencia masculina.

NOVELA: GUILLERMO SACCOMANNO Guillermo Saccomanno nació el 9 de junio de 1948 en Buenos Aires, en el barrio de Mataderos. Es hoy, sin duda, uno de los escritores argentinos vivos más importantes. Ha escrito novelas, cuentos, guiones de cine, cómics, ensayos, poesía, y es colaborador habitual de suplementos culturales. Formador de escritores, es un maestro que no da concesiones a sus alumnos, como tampoco se las da a sí mismo. Busca la poesía en la prosa más descarnada y sus textos de ficción son de un gran compromiso político. Desde El buen dolor ( Emecé, 1999) —novela con la que ganó el Premio

2 de diciembre Jorge Luis Borges: conversatorio con María Kodama. Salón 1, 18:30-19:20 horas.

sobre el detalle mínimo que puede expandirse hasta contar un mundo. Uhart se ha destacado también en la novela y en el cuento. Aunque viaja desde muy joven, hace pocos años empezó a relatar esos periplos con un estilo personal y reconocible. Viajera crónica (Adriana Hidalgo, 2011) y Visto y oído (Adriana Hidalgo, 2012) se constituyeron textos ineludibles. Así define Uhart su trabajo en Viajera crónica: “Me gusta prestar atención a las formas orales que representan las distintas culturas, las mezclas con lo rural. Una señora que me hablaba de las estrellas y decía ‘viera cómo loquean’. No me decía ‘cómo titilan’, o ‘cómo brillan’, sino cómo loquean, ese movimiento que le parecía alucinante. [...] El escritor tiene la obligación de tener un oído atento al lenguaje”. Su literatura se aleja siempre de lo políticamente correcto. Por el contrario, busca apoyarse en verdades no consensuadas, en cuestiones para las que no hay una respuesta única. Heker explora lo cotidiano como con bisturí y encuentra allí lo absurdo, la maldad, la locura, pero también la voluntad y el deseo. Heredera de la tradición cuentística norteamericana, sus numerosos cuentos fueron reunidos en distintos libros. Los que vieron la zarza (Jorge Álvarez, 1966), Los bordes de lo real (Aguilar, 1991), Cuentos (Alfaguara , 2004) son solo algunos de ellos. Así comienza Heker su cuento “Cuando todo brille”: “Todo empezó con el viento, cuando Margarita le dijo a su marido aquello del viento. Él ni atinó a cerrar la puerta de su casa. Se quedó como congelado en la actitud de empujar, el brazo extendido hacia el picaporte, los ojos clavados en los ojos de su mujer. Pareció que iba a perpetrarse en esa situación pero al fin aulló”. Nacional de Literatura— a Terrible accidente del alma (Planeta, 2014), su última novela, Saccomanno se hunde en la profundidad de la condición humana. No importa con qué se encuentre allí, todo será materia literaria. La identidad, el otro, el amor, la literatura, la violencia, los procesos históricos, políticos y sociales que marcaron a la Argentina, son los temas que forman la columna vertebral de su obra. Dice Saccomanno en El pibe (Planeta, 2006): “Para mi padre, con su bigote a lo Errol Flynn, la militancia es una película. Si les contara a los pibes las aventuras de mi padre y sus compañeros, no me creerían. Pero a la vez hay momentos en los que desearía haber nacido en otra casa, una en la que no se viva ni con miedo a la policía ni con miedo a la miseria. Porque la miseria está siempre acechando cuando alguien no se afilia al partido del régimen”.

3 de diciembre

Entrega del Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz a Inés Fernández Moreno. Auditorio Juan Rulfo, 19:30-20:50 horas.

TEATRO: MAURICIO KARTUN Mauricio Kartun nació el 17 de noviembre de 1946 en San Martín, una localidad del Gran Buenos Aires. Kartun es dramaturgo, director de teatro, ensayista y maestro de dramaturgia. De prestigio internacional, piezas de su autoría han sido representadas en teatros de todo el mundo. Su labor como maestro de autores teatrales es muy valorada y casi tan difundida como su obra. Sus piezas son parte del acerbo cultural argentino y se siguen representando muchos años después de su fecha de estreno. Chau, Misterix (1980), La casita de mis viejos (1982), Sacco y Vanzetti (1991), La Madonita (2003), El niño argentino (2006), Ala de criados (2009) son algunas de ellas. Una de las características de su obra es el trabajo que hace sobre el lenguaje. Su dramaturgia es poética. Cada palabra está meditada, escogida con minuciosidad. En sus textos están presentes la construcción del ser nacional, la desigualdad social, la violencia. Dice Kartun en Escritos, 1975–2005 (Editorial Colihue, 2006): “Así como la sensorialidad le permite al dramaturgo sondear en sus imágenes visuales o auditivas, es su sentido poético—aquel que ‘o se tiene o no se tiene’— el que trabaja sobre ellas en su acepción literaria; el que maneja y procesa, visualiza palabras descubriendo sus formas metafóricas, metonimias, etc. Son aquellas figuras las únicas capaces de dotar a una pieza de esa maravillosa condición de representación cifrada de la realidad, de ‘adivinanza del mundo’, como decía García Márquez. [...] Escribir una obra de teatro es poner un mundo a vivir”.

HISTORIETA Y NOVELA NEGRA: JUAN SASTURAIN Nació el 5 de agosto de 1945 en Antonio González Chávez, provincia de Buenos Aires. Es escritor de cuentos y novelas, guionista de historietas y periodista. Conduce programas de televisión dedicados a la literatura. Lleva adelante una editorial de novela policial (Negro Absoluto) y es un referente en el género. Sasturain es un escritor popular, de los pocos que cuando camina por la calle la gente reconoce y detiene para saludarlo. Pero su popularidad no va en desmedro del peso de su obra. Amante de los cruces de género y estilísticos, Sasturain es capaz de mezclar a Borges con el cómic y el policial. Dudoso Noriega (Sudamericana, 2013), su última novela, da cuenta fidedigna de ello. De la mano de su emblemático detective Echeñique —personaje que lo acompaña desde sus primeros trabajos—, Sasturain se pasea por la novela policial, la historieta, el folletín y, con ellos, por la literatura argentina. En “Perramus” —una de sus historietas más famosas, que realizó junto a Alberto Breccia—, el protagonista se despierta sin recordar nada del día anterior, en medio de la tarea de deshacerse de cuerpos, una metáfora de lo que estaba sucediendo en Argentina y otros países latinoamericanos durante la dictadura militar. Sasturain le hace decir a Echeñique en Pagaría por no verte (Sudamericana, 2008): “La guita y las mujeres o el culo tienen más contraindicaciones que las milanesas. Haga una encuesta acá —y señaló el conjunto—. Hay todo tipo de gente: empresarios, empleados, viejos, pendejos y pendejas, garcas, milicos, algún ratón, los mozos, gatos finos… Si la gente es sincera, borra generalidades como la familia y esas boludeces, las milanesas no bajan del tercer puesto en la general”. L

4 de diciembre

Presentación de Cortázar para chavos. Participan Eduardo Casar y Fernando Rivera Calderón. Auditorio Juan Rulfo, 11 horas.

Foro Internacional de Novela Gráfica: ¿Imagen contra palabra? Participan Nicolás de Crécy, Horacio Altuna, Patricio Beteo, Francisco G. Haghenbeck. Salón 4, 17:00-18-50 horas.


08 b sábado 29 de noviembre de 2014

MILENIO

fil 2014 TRIUNFO ARCINIEGAS

ERNESTINA ANCHORENA

Legión porteña LUISA VALENZUELA (Buenos Aires, 1938) debutó con la novela Hay que sonreír (1958). Tres años después comenzó su carrera periodística en el diario La Nación y la revista Crisis. En 1969 obtuvo la beca Fullbright para la Universidad de Iowa y durante un tiempo vivió en México, París y Barcelona. Entre sus premios y reconocimientos se encuentran el Kraft Award por periodismo (1965), la Beca Guggenheim (1983) y la Medalla Machado de Assis de la Academia Brasileira de Letras (1997). De sus libros destacan Como en la guerra (novela, 1977), Libro que no muerde (cuento, 1980), Novela negra con argentinos (novela, 1990), La travesía (novela, 2001), Peligrosas palabras (ensayo, 2001), Tres por cinco (cuento, 2008), Taller de escritura breve (ensayo, 2007) y El mañana (novela, 2010). Su libro Entrecruzamientos se presenta el sábado 29 de noviembre a las 16:00 horas en el Salón 2 de la Expo Guadalajara. Luisa Valenzuela

Martín Caparrós ESPECIAL

ESPECIAL

MARTÍN CAPARRÓS (Buenos Aires, 1957) comenzó como periodista de la sección policial del diario Noticias, dirigido por Manuel Bonasso, en 1973, bajo las órdenes de Rodolfo Walsh. Al año siguiente colaboró en la revista Goles, y con el tiempo el oficio de la prensa se extendió a las páginas de El País, Tiempo Argentino, la revista El Porteño y el rotativo Página/12. Fundó y dirigió la revista Babel. En medios electrónicos trabajó en Radio Belgrano. Ha sido distinguido con el Premio de Periodismo Rey de España (1992), la Beca Guggenheim (1993), el Premio Konex (2004), el Premio Planeta Latinoamérica 2004 por su novela Valfierno y el Premio Herralde 2011 por su novela Los Living, entre otros reconocimientos. De su obra destacan El tercer cuerpo (novela, 1990), Un día en la vida de Dios (novela, 2001) y Comí (novela, 2013). Su libro El hambre se presenta el jueves 4 de diciembre a las 20:00 horas en el Salón 5. RODRIGO FRESÁN (Buenos Aires, 1963) publicó Historia argentina en 1991 y desde entonces su oficio literario se ha complementado con otras actividades como la colaboración con Andrés Calamaro para el libro Nadie sale vivo de aquí (1989) y los discos La lengua popular y Calamaro on the Rock, y la traducción de obras de John Cheever, Denis Johnson y Carson McCullers. Escribe en el diario argentino Página/12, el rotativo español ABC y la revista Letras libres. Su bibliografía contempla Vidas de santos (1993), Trabajos manuales (1994), Esperanto (1995), La velocidad de las cosas (1998), Mantra (2001), Jardines de Kensington (2003) y El fondo del cielo (2009). Su libro La parte inventada se presenta el domingo 30 de noviembre a las 18:00 horas en el Salón Elías Nandino.

Rodrigo Fresán

Alberto Manguel ESPECIAL

NORA LEZANO

ALBERTO MANGUEL (Buenos Aires, 1948) es escritor, traductor y editor. Entre 1964 y 1968 asistió a Jorge Luis Borges en la lectura de libros debido a su ceguera. Ha colaborado en los periódicos Globe & Mail de Toronto, Canadá; The Times Literary Supplement de Londres, Inglaterra; The New York Times y The Washington Post; The Sidney Morning Herald y Australian Review of Books, de Australia, y el sueco Svenska Dagbladet. Entre sus premios y reconocimientos se encuentran el Premio La Nación (1971), el grado de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia en 1996, el Premio Medicis por Une histoire du la lecture en 1998, el grado de Oficial de las Artes y las Letras de Francia en 2004, el Premio Roger Caillois 2004, la Medalla al Mérito Argentina en 2007. De su obra destacan Guía de lugares imaginarios (2000), En el bosque del espejo (2002), Stevenson bajo las palmeras (2003) y Todos los hombres son mentirosos (2008). Su libro El viajero, la torre y la larva. El lector como metáfora se presenta el martes 2 de diciembre a las 18:30 horas en el Salón 6.

Martín Kohan

MARTÍN KOHAN (Buenos Aires, 1967) se ha desempeñado como profesor de Teoría Literaria en la universidad de Buenos Aires y de La Patagonia. Su más célebre novela, La mirada invisible, fue adaptada al cine por Diego Lehrman. Fue acreedor de los premios Herralde de novela 2004 por Ciencias Morales, y el Premio Konex 2014. Su obra abarca ensayo (Imágenes de vida, relatos de muerte. Eva Perón, cuerpo y política, 1998; Zona urbana. Ensayo de lectura sobre Walter Benjamin, 2004, y Narrar a San Martín, 2005); cuento (Muero contento, 1994; Una pena extraordinaria, 1998) y novela (La pérdida de Laura, 1993; El informe, 1997; Los cautivos, 2000; Dos veces junio, 2002; Museo de la Revolución, 2006; Cuentas pendientes, 2010, y Bahía blanca, 2012, entre otros títulos).

ANDRÉS NEUMAN (Buenos Aires, 1977) es narrador, poeta, traductor y guionista de cómics. En 1998 publicó su primer libro, el poemario Simulacros, y al año siguiente resultó finalista del Premio Herralde de Novela por Bariloche. A partir de entonces obtuvo una serie de reconocimientos como el I Premio de Poesía Joven Antonio Carbajal (1998), el Premio Federico García Lorca (1999), el XVII Premio de Poesía Hiperión (2002) y el Premio Alfaguara de novela 2009 por El viajero del siglo. De su obra destacan Métodos de la noche (poesía), La vida de las ventanas (novela), El que espera (cuento), Hablar solos (novela), Alumbramiento (cuento), Gotas negras (poesía), Hacerse el muerto (cuento), Sonetos del extraño (poesía), Mística abajo (poesía) y Patio de locos (poesía). Sus libros Vendaval de bolsillo y Una vez Argentina se presentan el jueves 4 de diciembre a las 18:00 horas en el Salón Agustín Yáñez. L IRG

5 de diciembre

Diálogo entre dramaturgos de Latinoamérica. Participan Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, LEGOM, Manuela Infante, Alejandro Ricaño, Fabio Rubiano Orjuela. Salón 2, 16:30-17:50 horas.

De Dublín a Culiacán. Diálogo entre Élmer Mendoza y John Connolly. Salón 5, 20:00-20:50 horas.

6 de diciembre

La literatura va al mercado: el escritor frente a las modas literarias. Participan Claudia Piñeiro, Martín Kohan, Sergio Olguín, Hebe Uhart. Pabellón de Argentina, 19:30-20:50 horas.

Andrés Neuman

7 de diciembre

Salón de la Poesía: intervención de Ernesto Cardenal. Salón VIP de tequila Herradura, 19:00-19:50 horas. RPM


sábado 29 de noviembre de 2014 b09

LABERINTO

en librerías fil 2014 El conde y otros relatos Claudio Magris Sexto piso México, 2014 90 pp.

C

uatro son los relatos que conforman este volumen, y cuatro son sus señas de identidad, igualmente tatuadas en sus protagonistas: el amor a los muertos en detrimento del desprecio a los vivos, la aspiración a seguir en el mundo aunque sin ser visto, la impersonalidad del nuevo orden amoroso y la noble batalla por alcanzar al fin ese estado en el que ya todo se ha ido. Se diría que más que relatos parecen ideas en movimiento, sombras platónicas, pero hay que señalar que en Magris las ideas no pueden concebirse sin ese sobresalto que es la existencia humana. (Se presenta el 29 de noviembre, en el Salón 1, a las 19:00 horas.)

Autorretrato de familia con perro

Another Planet Christophe von Hohenberg Trilce Ediciones México, 2014 320 pp.

R

etratista de famosos y reyes del espectáculo, colaborador de Vogue, Vanity Fair, Marie Claire y Rolling Stone, durante las décadas de 1970 y 1980 Von Hohenberg asistió a cocteles y fiestas, a exposiciones, conciertos y rodajes. No iba solo: traía siempre consigo una cámara fotográfica. Este libro recoge lo mejor de aquellos años: imágenes de los señores de la moda y los multimillonarios que se reunían en el legendario Studio 54; de adictos a la fama, estrellas fugaces de la televisión y hasta reinas de la droga y el sexo sin condón. (Se presenta el 30 de noviembre, a las 17:00 horas, en el Salón Agustín Yáñez.)

¡Crear o morir!

Álvaro Uribe Tusquets México, 2014 242 pp.

U

Andrés Oppenheimer Debate México, 2014 336 pp.

n autorretrato, sí, pero también un retrato materno con pinceladas de ironía y falta de complacencia. Uribe ha dado con una voz, o, mejor dicho, con un coro, que se resiste a la nostalgia pese a que evoca un tiempo en que la colonia Condesa era habitada por una clase media ilustrada y no por empresarios de la noche. Ha dado asimismo con un estilo a modo para desenmascarar a esa clase media cuyos sueños de grandeza quedaron hechos jirones. He aquí a uno de los grandes novelistas de estos días, ya universal porque se sabe local.

E

(Se presenta el 2 de diciembre, en el Salón E, Área internacional, a las 19:00 horas.)

(Se presenta el 2 de diciembre, a las 19:00 horas, en el Salón 5.)

El Apocalipsis (todo incluido) Juan Villoro Almadía México, 2014 220 pp.

l impulso de este nuevo libro de Andrés Oppenheimer surgió a propósito de la muerte de Steve Jobs. Todo se resume en una pregunta: ¿por qué no aparece gente como él, Bill Gates o Mark Zuckerberg en América Latina? Oppenheimer propone seguir cinco secretos que pueden ayudar a lograr que nuestros países accedan al “primer mundo de la innovación”, aunque ya sabemos que los supuestos secretos no siempre ofrecen las respuestas que se esperan. Apoya sus puntos de vista entrevistando o estudiando a personalidades de varios campos.

Antología personal Ricardo Piglia Fondo de Cultura Económica México, 2014 298 pp.

L

os ocho cuentos que ofrece este volumen deben leerse con la simpatía que exige la anormalidad. ¿O no es anormal que una desconocida, luego de una jornada de sexo, confiese un secreto atroz; o que un futbolista juegue un trascendental partido “bajo arresto”? Las cortas distancias le sientan de maravilla a Juan Villoro: narra con la gracia del humorista y la pasión por lo justo del aforista. No hay exageración alguna al decir que al menos dos de estos cuentos (el que da título al libro y “La jaula del mundo”) merecen estar en una antología que reúna lo mejor de los primeros quince años del siglo XXI. (Se presenta el 3 de

H

diciembre, en el Salón 5, a las 17:00 horas.)

el 3 de diciembre, a las 20:00 horas, en el Salón 2.)

La doble vida de Jesús

eterogéneos, sin registro unánime, con estilos variopintos: así son los textos aquí reunidos, publicados entre 1968 y 2014. Se trata de ficciones, ensayos, estampas autobiográficas, conferencias, que podrían figurar como piezas de un rompecabezas. Es posible suponer que Piglia ha querido concederle un orden a su experiencia como escritor o, cuando menos, darle sentido. ¿Hace falta decir que lo consigue? Al final del recorrido, adopta la imagen de ese lector ideal que encima de todo ha creado algunos libros imprescindibles. (Se presenta, en ausencia del autor,

Las fauces del abismo

Enrique Serna Alfaguara México, 2014 320 pp.

Ignacio Padilla Océano México, 2014 139 pp.

S

olo un novelista con el talento de Enrique Serna puede transformar la materia bruta en una impecable ficción. Esa materia es el México de la corrupción política, la impunidad, los videoescándalos, las autodefensas, las instituciones en manos del crimen organizado. Solo Enrique Serna puede sortear los escollos que siembra la realidad para entregar no una novela que a cada página llama a darse golpes de pecho sino una novela que abreva en la picaresca, la farsa, la sátira, el guiñol. Pudo haber nacido en el Siglo de Oro español, que transmutó la crítica en experiencia artística. (Se presenta el 4 de

E

diciembre, en el Salón 5, a las 19:00 horas.)

a las 20:00 horas, en el Salón Elías Nandino).

l Talmud, la alquimia, el sufismo, el budismo, los gabinetes de quimeras y los informes de los viajeros del siglo XVII confluyen en este bestiario de lo fantástico y lo indecible, porque el hilo conductor de los nueve relatos en los que los arácnidos reptan en el cuerpo y la conciencia de herejes y creyentes mientras los mundos se vuelcan en pesadillas larvarias o pestes que aniquilan ciudades enteras concibe una radiografía del desasosiego, el horror y el malestar en la cultura. El título lo explica perfectamente: a lo largo de la historia, el hombre siempre ha intentado postrarse ante el abismo. (Se presenta el 4 de diciembre,

Desde un árbol LOS PAISAJES INVISIBLES ESPECIAL

Iván Ríos Gascón ivanriosgascon.wordpress.com

S

i como el barón rampante Cosimo Piovasco, de Italo Calvino, algún mexicano hubiera decidido trepar a un árbol y no bajarse nunca, ese compatriota podría explicar cómo es que llegamos a este punto, en dónde se jodió todo para que el México del siglo XXI permanezca en la innoble condición de república bananera o por qué es imposible un cambio verdadero, cuál fue el truco político que estafó a toda una sociedad como al paleto que desvalijan en las ferias o a santo de qué los mexicanos reinciden contra sí mismos con sus votos por el partido más infame, pues no es lo mismo ver las cosas desde arriba que vivir a ras de tierra. Imaginemos que ese mexicano, émulo de Piovasco, subió a su árbol a la edad de 12, al inicio de la presidencia de Miguel Alemán (1946), y que ahora, a los 80, todavía tiene frescos algunos episodios: el progreso de la corrupción y el apogeo de la impunidad, la prosperidad del charrismo sindical y otros conspicuos métodos de control masivo, el permanente fraude electoral, los cacicazgos, el contubernio paulatino —y hoy inexorable— del crimen organizado con el poder político en todos sus niveles, Tlatelolco, el Halconazo, “Echeverría o el fascismo”, el error de diciembre, el EZLN, la defenestración del PRI y la patraña monumental del cambio y la alternancia con el PAN más la otra estafa, ésta sangrienta, criminal, de la “guerra contra el narco”, el “retorno triunfal” del PRI con sus mismos usos y costumbres y, por supuesto, ciertas engañifas protagonizadas por personajes mitológicos de la historia mexicana de la infamia: el trompudo sanguinario que afirmó que estaba orgullosísimo del 68; el calvo aquél que juró defender al peso como un perro; el otro calvo que hizo una huelga de hambre de cinco minutos; el ranchero que juró acabar con las víboras prietas y las tepocatas y cuya familia resultó más transa que las mentadas tepocatas; el autodenominado presidente del empleo que, haiga sido como haiga sido, elevó la ocupación pero en las filas del crimen organizado, niños la mayoría de

los sicarios, víctimas todos del sistema indolente y delictivo en el que la legalidad y la justicia solo son fórmulas verbales, sin dimensión ni contenido. El Piovasco azteca ya no vería una revolución, o tal vez sí, una sin armas porque se fue fraguando en las conciencias, esas que atestiguaron monstruosidades como Acteal, Aguas Blancas, Atenco, la guardería ABC, y que marcharon por la paz con justicia y dignidad hace unos años porque hoy se movilizan por los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, desaparecidos, adjetivo impensable en una democracia, doctrina que sigue aplazándose en esta tierra de alcaldes criminales, partidos que a nadie representan, gobiernos que defraudan a sus ciudadanos sin importar sus siglas o colores, generaciones de políticos parasitarios que se ceban con el erario y aprovechan hasta el último agujero del Estado fallido para roer aún más la estructura de un sistema que se pudre desde sus instituciones. Nuestro barón rampante podría tomar un cuaderno y trazar la ruta que nos lleva cada vez más bajo, mientras mira cómo los granaderos tunden a quienes se manifiestan pacíficamente —mujeres y niños incluidos—, gracias a los infiltrados que una mano negra esparce para legalizar la violencia del Estado, y desde su pino, su atalaya, también observa las detenciones arbitrarias, lee pancartas y escucha el clamor que exige que aparezcan los 43 normalistas vivos. Y sin embargo, estoy seguro que el Cosimo Piovasco mexicano podría decirnos que no, por desgracia aún no tocamos fondo. L


10 b sábado 29 de noviembre de 2014

MILENIO

varia ESPECIAL

Creer en los instrumentos Alexis Aranda cumple 40 y en enero comienza las celebraciones por sus dos décadas como compositor. Nos sumamos a los festejos con este pequeño perfil sobre su producción músical VIBRACIONES Hugo Roca Joglar hrjoglar@gmail.com

L

a música, dice Alexis Aranda, “surge como las ideas, como ideas sonoras. Me llegan muchas; la mayoría son desechadas y guardo las que me gustan. Las desarrollo; les voy dando forma y vestido de acuerdo a las reglas de la armonía, del contrapunto, de la orquestación y de la forma musical. Así que la primera parte del proceso es inexplicable y la segunda es lógica y planeada”. Alexis lo tiene claro: “la idea de componer con una computadora me parece muy fría”. Le disgusta que la música se convierta en materia. No quiere grabar sonidos y manipular las características con tecnología. Que la dinámica, el tono, el volumen o la altura sean cuestión de moldear le parece aburrido. Desconfía del compositor cuya posición estética es escultórica. Le han dicho tradicional, lo han acusado de anacrónico. Pero él cree en los instrumentos, en escribir notas a mano en un pentagrama. Y que los sonidos de su imaginación (y trabajo) necesiten de un intérprete para existir le sigue pareciendo un diálogo mágico y muy hermoso. “Beethoven decía que la música supera a cualquier filosofía. Esto es verdad; cuando la música suena, no importan la diferencia de idiomas, edades, gustos, géneros, religiones. La música nos une. Los griegos pensaban que con las matemáticas uno podía ejercitar su mente, con el ejercicio físico su cuerpo y con la música su alma. Así que considero a la música como parte de la salud espiritual de una persona”.

TRES ETAPAS Atonal (1995–2000). Interés por Shostakovich y Bartók. Leer a Babbit y a Forte. Protagonismo del piano. Éxito temprano con su debutante Dos piezas (1995). Matemáticas de conjuntos. Series. Pocos instrumentos. Estructuras de alturas desordenadas. Conclusión tenebrosa en Thanatos (2000), su primera obra para orquesta; sobre las dulces maneras que utiliza el hijo de la noche para (con su siniestra tea encendida en la mano) esparcir la muerte por el mundo. Ecléctica (2002–2004). Atonalidad y tonalidad a un mismo tiempo, como en Mnemósine (2002) para flauta y piano. Series junto a melodías, y en la mezcla una necesidad de erradicar

El autor del ciclo Zodiaco

fronteras. Guiños impresionistas. Contrastes. Ambigüedad y concreción; tempestades y sosiego. Final en el Concierto para piano y orquesta (2004), de virtuosismo expresivo, no acrobático. El ritmo es lo más importante; de espíritu incontenible. Y en la expresión un poco de juego; algo de misterio. Contrapuntística (2006 ). Interés por la claridad y por la forma concierto. Diáfanas texturas; vigoroso ritmo. Un concierto democrático a la Bartók (para orquesta): el Da Vinci (2007), donde completa (y extiende lleno de imaginación renacentista) los apuntes musicales del legendario italiano. Luego jerarquías románticas: atrás la orquesta; adelante un instrumento. El ciclo Zodiaco de cinco con-

ciertos. Tres ya están hechos: Fuego, para chelo (estrenado por Carlos Prieto, 2010); El signo secreto para piano (estrenado por Jorge Federico Osorio, 2013) y Acqua para flauta (estrenado por Marisa Canales, 2013). Muchos lenguajes (modal, tonal, atonal, dodecafónico o aleatorio) en torno a una constante: el contrapunto como pilar de orden, expresión y movimiento. “Los siglos XX y XXI han dado un sinnúmero de estéticas, corrientes y modas en la composición pero creo que siguen existiendo dos tipos de artistas, dos tipos de compositores: los realistas, que reflejan el mundo en el que vivimos, y los idealistas, que muestran cómo les gustaría que fuera su mundo”, concluye Alexis Aranda. L

DANZA ESPECIAL

Definiciones y contrapuntos Argelia Guerrero makarova81@yahoo.com.mx

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n entregas anteriores me he referido a diferentes eventos dancísticos de distinto género, creador (a) y estilo. Para ello he utilizado conceptos y términos como “técnica”, “dramatismo”, “expresión”, “forma”, “lo clásico” frente a “lo contemporáneo”, entre otros. Considero importante poner en contexto algunos conceptos y el rol que tienen en el quehacer de la danza. Me refiero, por ejemplo, al concepto “técnica” ya que es el más relevante para todos los tipos de danza que se deseen ejecutar o admirar, pero que al mismo tiempo traen consigo un debate sobre su necesidad y utilidad en el arte en general. El debate se centra sobre todo en dos posiciones supuestamente antagónicas y que a su vez generan un mayor número de posiciones matizadas sobre una u otra postura: una se refiere a la necesidad irrenunciable de la “técnica”, ya que sin ella no puede hablarse propiamente de arte; se considera que determina la frontera entre lo que es arte y lo que no lo es y desde esta base se construye estilo, tema y sensibilidad. La otra postura considera que la técnica, por muy

El grupo Subterráneo Danza Contemporánea

depurada y espectacular que sea, no aterriza en arte si se instala en la mera preocupación por una ejecución correcta de pasos y trazos coreográficos, pero carente de sensibilidad y mensaje. Por supuesto que lo deseable es un equilibrio que permita disfrutar de un mensaje sensible transmitido a través de las herramientas y posibilidades de un cuerpo técnicamente capacitado para hacerlo. Hoy en día podemos ver en la danza ejemplos de ejecuciones perfectas pero sin contenido, con una preocupación en el ejecutante por lograr evoluciones plausibles dejando las emociones al mero estado anímico del espectador: se reduce entonces a la “forma”. Pero también vemos algunas ejecuciones sucias y descuidadas que pretenden compensar las carencias técnicas

con “expresividad”, que en muchos casos se reduce a gesticulación y mímica, y aunque en otros casos sí reconocemos una expresión dramática genuina, se adeuda una buena “forma” y una ejecución técnica que lleven al goce estético de la plástica escénica. A final de cuentas, la búsqueda de ese equilibrio será siempre reconocible y meritorio; se hará presente en escena y cautivará por ser un proceso de búsqueda legítimo, pues ya lo decía el bailarín y coreógrafo José Limón: “lo esencial de un artista es la sinceridad”. Otro debate que supone opuestos que en realidad no lo son, es el que se centra en el antagonismo entre la danza clásica (ballet) y la contemporánea. Por un lado, al ser considerada la clásica como fundamental para la correcta ejecución del resto, suele entenderse por algunos como un estilo “superior”. Por otro lado, quienes se han acercado a la diversidad de estilos considerados contemporáneos ven en la técnica clásica una sistematización de pasos y trayectorias en el espacio que limitan en mucho las intenciones interpretativas del mundo moderno. Es decir, el ballet funciona para contar historias lineales relacionadas con periodos de la humanidad anclados en el pasado, pero resulta insuficiente para los temas y emociones de la modernidad. Considero que también aquí el debate es estéril, pues muchos creadores de danza han derribado esas fronteras y echan mano de ambos estilos para poder expresar sus diversas pulsiones con lo que mejor sirva a sus necesidades creativas. A final de cuentas, al artista le atañe la humanidad y su condición, más allá de determinar fronteras para dividir su creación estética y su preocupación filosófica. L


sábado 29 de noviembre de 2014 b 11

LABERINTO

cine CORTESÍA PRODUCCIÓN

En este sentido, la película mantiene cierta ambigüedad. Sugiere una relación edípica, nunca sabemos del padre del niño. Más que ambigüedad, me gusta definirlo como el efecto iceberg. Solo ves una parte y el resto se mantiene velado; creo que es un recurso que tiende un puente con los personajes. No es necesario decirlo todo, así cada quien lo acopla a su vida. ¿Podría pensar que ésta es una película de tránsito, ya que es la primera vez que se centra en un adulto? Quién sabe. Si surge la necesidad de hacer otra película sobre adolescentes, la haré. Uno debe hacer lo que necesita, siempre y cuando sea honesto. Atrás de su reflexión sobre la adolescencia está el tema de la pérdida. Mis personajes son tradicionales en términos dramáticos. Todo el tiempo están tratando de completarse. Al principio de la historia son incompletos y al final entienden que su vida puede cambiar un poco. Creo que si tengo un tema, es el amor. Mis personajes buscan amor de una u otra manera. Ese es el gran tema, incluso en las películas de superhéroes, los villanos buscan amor.

María Renée Prudencio, Lucio Giménez Cacho, Danae Reynaud

Fernando Eimbcke

“Me costaba entender a los adultos” Club sándwich es una película sobre el desprendimiento y el temor al abandono ENTREVISTA Carlos Jordán gonzalezjordan@gmail.com

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l crecimiento de un hijo y el inminente desprendimiento de su madre es el tema principal de Club sándwich, la nueva película del realizador mexicano Fernando Eimbcke con la cual obtuvo el Premio al Mejor Director en el Festival de Cine de San Sebastián. Paloma (María Renée Prudencio) y su hijo Héctor (Lucio Giménez Cacho) mantienen una relación especial. Las cosas cambian a partir de que el joven conoce a Jazmín (Danae Reynaud Romero) durante unas vacaciones de verano. ¿Qué detona Club sándwich? La semilla de la historia es un adolescente que, luego de dormir con su madre, despierta y se da cuenta que ha tenido un sueño húmedo. Quería explorar el conflicto edípico y cuando andaba en esas des-

cubrí que la madre era un personaje más fuerte e interesante. Lleva catorce años con su hijo, lo ha visto crecer y ha sacrificado muchas cosas, pero de pronto descubre que tiene que dejarlo ir. ¿Por qué sus películas parten de universos adolescentes? Es un momento en que te cuestionas quién eres y buscas respuestas. Es una etapa formativa y nunca la dejas del todo. Incluso el personaje de Paloma tiene rasgos adolescentes. Pienso en una especie de egoísmo que termina por hacer de su hijo el centro de su vida. Paloma representa la primera vez que centra la tensión en un personaje adulto. Hasta ahora había caricaturizado a los adultos porque me costaba entenderlos. Paula Markovitch me dijo una vez que tratara de verlos como yo y descubrí que tenía razón. Ya soy un adulto y este ejercicio me ayudó a comprenderlos. Es un personaje que teme al abandono. Es fácil adivinar que es un personaje con un vacío, aunque bien a bien nunca descubrimos qué sucedió con sus relaciones anteriores.

Su trabajo con los actores se apoya en el lenguaje corporal más que en la palabra. Creo en el lenguaje corporal porque los actores saben manejarlo. Cine y teatro son muy diferentes. Mientras que frente a la cámara un guiño o un movimiento de brazo es muy expresivo, sobre un escenario la palabra debe tener más peso. Trabajo con los actores en términos cinematográficos y eso me lleva a cerrar las palabras como medio de expresión. ¿Cuánta libertad da a sus personajes? Leemos el guión completo una vez y platicamos mucho antes de correr una escena. Ya que lo tenemos claro, ellos se arrancan. Como director, debo cuidar un tono pero los dejo trabajar con libertad. ¿Cree que ya tiene un estilo cinematográfico? Puedes hablar de un estilo después de diez películas. Bergman tenía una obsesión pero hizo películas muy diferentes. Dicen que los directores acaban haciendo una sola película en su vida. Por ejemplo, no es parte de mi estilo filmar con cámara fija y si lo hago es porque así me sale. Pero sí hay una forma narrativa. Pero no es algo premeditado. Quería mover la cámara, creía que era una película más fragmentada y sensual pero de pronto encontré que no. L

HOMBRE DE CELULOIDE CORTESÍA PRODUCCIÓN

Otra de adolescentes Fernando Zamora @fernandovzamora

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ernando Eimbcke dejó de hacer videoclips para entrarle al cine apenas hace diez años cuando Temporada de patos se hizo famosa por mostrar a los adolescentes como lo que son. En un mundo en que los medios venden la adolescencia como una edad más bien enferma, los protagonistas de Eimbcke sobresalían entre otras cosas por el candor de quien lleno de angustias se encuentra invadido de hormonas que matan a un niño que apenas ayer gozaba de buena salud. Después de Temporada de patos vino Lake Tahoe. Parecía una segunda parte de la misma historia: un adolescente tenía que buscar la pieza de un coche descompuesto. Vista la cosa en plan hermenéutico uno podía ver que el muchacho traía adentro la pieza rota. Hoy está en cartelera Club sándwich, una comedia en la que Eimbcke retoma los temas que le preocupan. Hace bien. En la historia del cine hay dos clases de directores: quienes como Kubrick o Coppola son capaces de tocar cualquier tema desde cualquier género y quienes, como Almodóvar o Woody Allen, siempre giran, de una u otra forma, en torno al mismo lugar. La semana pasada terminaba yo mi texto en este espacio con una pregunta triste: ¿por qué será

que el mejor cine de México se está haciendo en Estados Unidos? Club sándwich parece responder a la pregunta en forma sorprendente: “también en México se hace hoy por hoy muy buen cine”. Con el presupuesto del catering de Birdman de González Iñárritu, Eimbcke ha producido en nuestro país una extraordinaria película que pareciera la tercera (y culminante) emisión de aquella misma historia sobre la que el artista vuelve cada vez. Club sándwich retrata de nuevo las aventuras y desventuras de la compleja relación madre-hijo, la irrupción de la sexualidad y esa angustia disfrazada de desinterés que producen los incipientes cambios en el cuerpo. La película está contada (y éste es solo uno de sus grandes logros) en forma absolutamente visual. Lo que se dice es lo de menos, lo que se calla es lo de más. Si un personaje pide que le traigan unas papas, lo que está pidiendo en realidad es que lo dejen solo y eso es algo que solo se logra cuando se tiene una magnífica dirección y buenos actores. Club sándwich es la culminación de una sola historia en la que el protagonista es el director; un director cuya historia personal vamos descubriendo película a película, un poco como Tarkovski, quien también estaba obsesionado por los mismos temas: el pasado, la influencia de los padres, la inutilidad del amor. Con diferentes recursos, Eimbcke es un artista que no necesita de decenas

Club sándwich. Dirección: Fernando Eimbcke. Guión: Fernando Eimbcke. Fotografía: María Secco. Con Lucio Giménez Cacho, Carolina Politi, María Renée Prudencio, Danae Reynaud. México, 2014. de películas para conseguir esa pieza rota que el personaje de Lake Tahoe está buscando toda la película. Eimbcke, tengo la impresión, la está buscando en el arte. El adolescente de todas estas películas es él mismo: un hombre interesado en el paso del tiempo y en el fin de la infancia. Una vez en una comida con Vicente Leñero le pregunté: “¿estás consciente de que eres el mejor director de cine de este país?” Él me espetó una sonrisa de niño y cambió el tema. Nos pusimos a hablar de bicicletas. L


12 b sábado 29 de noviembre de 2014

MILENIO

varia ESPECIAL

CARLOS RANGEL

Palabra “patria”, Casa Blanca

Se solicitan bienales y concursos

ARCHIVO HACHE

CASTA DIVA

Heriberto Yépez hyepez.blogspot.com

S

i analizamos el lenguaje verbal de las protestas por Ayotzinapa, ¿qué nos dicen de la relación de la sociedad mexicana con las palabras? Estas son palabras clave del 2014 mexicano: “Fuera Peña”, “Ayotzinapa”, “Todos Somos Ayotzinapa”, “Fue el Estado”, “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Todas estas palabras tienen algo en común: son palabras para volver Adentro. Son palabras que desean recuperar un límite. Un sistema de vida que en realidad es transnacional se oculta por un nombre altamente local: “Ayotzinapa”. La fuerza de esta palabra reside en producir la ilusión de que el problema es local. “Fuera Peña” nos dice que pensamos nuestra realidad como algo cerrado, auto– contenido y por eso se imagina la salida del presidente como la solución. Igual sucede al pedir “Estado de derecho”, otro anhelo doméstico. “Fue el Estado” (mexicano) no solo es una acusación a un gobierno que se deslinda de responsabilidades sino el sueño de que la globalización nunca llegó aquí, de que PAN y PRI mantienen la soberanía. Si la sociedad aceptara que lo ocurrido rebasa con mucho lo nacional, quizá no sabría cómo luchar, contra quién; por ende, imagina que el enemigo es principalmente interno. ¿Podrían las protestas aceptar que fue el capitalismo (es el capitalismo)? ¿Que Ayotzinapa es Ayotzi–Nafta? Como es Nafta–Narco todo lo que ocurre aquí y allá. Las protestas están funcionando con palabras

falsas pero útiles, es decir, ideológicas, que las protegen del shock de lo real. Palabras para formar un caparazón (en un momento global). Nótese la insistencia de los números en los últimos descontentos; de YoSoy132 a Los 43, como si los números a la vez que rebasan el poder contenedor de las palabras de auxilio, asimismo, acuden para darnos la certeza de que el límite puede ser contado. Hay una ilusión nacionalista, una nostalgia de lo local, coloreando las protestas y al hacerlo se aíslan de su contexto mundial: las explosiones globales de los últimos tiempos, desde la primavera árabe hasta Occupy, desde Chile hasta Grecia. Son batallas semi–populares contra una misma guerra neoliberal. ¿Pero sabe la sociedad mexicana cuál es la guerra o quiere meter la cabeza en una fosa para no ver nada más? En Ayotzinapa los exterminaron; en California, por ahora, les suben colegiaturas. Pero es la misma macro–economía, las mismas compañías arreglando negocios con políticos (intercambiables). En las mismas fechas que Ayotzinapa sucedió algo similar en Saweto–Ucayali (en la Amazonia peruana). Y en Palestina. Las palabras de la protesta en Nafta del Sur nos dicen que las palabras están siendo usadas para creer en una Vida Nacional. Esta ideología, por cierto, es el punto de acuerdo entre el gobierno y las protestas: la familiar palabra patria. El lenguaje como nuestra propia Casa Blanca. L

Avelina Lésper www.avelinalesper.com

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a gestión artística está obstruida en un embudo. No entienden cómo trabajar con el estilo contemporáneo VIP ni cómo encausarlo dentro de las bienales y concursos. El ejemplo de ese gran escaparate de la estulticia que es la Bienal de Venecia, con una logística mutante, flexible y discrecional, simplemente no existe al momento de llevarlo a la versión mínima de una ciudad o un país como el nuestro en perpetuo desarrollo fallido. Desvirtúan las bienales y concursos de artes plásticas y los convierten en certámenes de artes visuales para incorporar videos, objetitos, performances y todo lo que el estilo contemporáneo VIP llama arte. Declaran los premios de pintura desiertos para sentenciar que lo único que merece ganar es un video, un objeto encontrado o nada. En los concursos de grabado aceptan c– print, instalación en los de escultura, y en los de pintura cualquier cosa aunque no tenga ni un brochazo encima. Dejan a la pintura, al dibujo, el grabado y la escultura fuera de sus propios certámenes y no consiguen un campo de competencia para el estilo contemporáneo VIP. Nadie está contento porque deterioran aún más la situación de las artes plásticas y no solucionan la del estilo VIP. Ante este grave problema, sugiero que se integre un comité curatorial interdisciplinario para que diseñe los concursos del estilo contemporáneo VIP, sus bienales y actividades de lanzamiento. Es una oportunidad de negocio porque engordarían a la burocracia cultural, que para muchos es su principal y única posibilidad de subsistencia, ejercicio de poder, intereses gremiales y tráfico de influencias. Como el estilo VIP se divide en infinitas multiformas, este comité debe organizar gran variedad de concursos, categorías y convocatorias. Por ejemplo, bienal de objeto encontrado, certamen de apropiación, olimpiada de performance, torneo de instalación, operación triunfo de video, duelo de significados de obra y triatlón de archivo, papeles personales y memorabilia. Los podrían subdividir en más categorías, porque para cada obra hay una teoría diferente y no es lo mismo

hacer una obra con sangre de animal que con sangre del mismo artista. Con esta gestión tendrían el año saturado con sus distintos concursos. Los artistas VIP, que tienen muchas horas libres porque sus obras se hacen en minutos, le darían sentido a sus carreras artísticas llenando formularios y enviando solicitudes. Como todo el mundo es artista no deben pedir requisitos académicos, ni currículos o semblanzas. Tampoco es necesario que exista la obra en sí misma, recordemos que en muchos trabajos lo importante es el proceso y el significado, así que basta con un texto teórico explicativo de lo que se supone que esa obra debería ser o será en un futuro. En el caso del site specific, la obra cambia según el lugar donde se exponga y no tiene sentido que el artista la fotografíe en su estudio porque se verá diferente en el museo. El premio de adquisición debe considerar que muchas obras se pudren, entonces es prioritario establecer una comisión de restitución y re–fabricación de obra caducada. En las inscripciones deben establecer los niveles: emergente de casi 30 años, emergente de más de 30 años, emergente de 40 años o emergente de edad indefinida. Cada participante recibirá una mención honorífica por ser artista. Se hará un premio distinto para cada obra y todas serán merecedoras del primer lugar porque carecen de jerarquías de valores, son infalibles y todas son arte en sus términos inclusivos. El jurado trabajaría con nula transparencia imitando a los pervertidos certámenes literarios, y mantendrá los premios pactados, favoritismo, amiguismo, enchufismo y el criterio fashionista. Con esta mega avalancha de concursos, los museos podrán hacer decenas de exposiciones y por fin todos los artistas VIP serán reconocidos, premiados y saldrán del anonimato. El beneficio de esta propuesta es que dejarían en paz a los certámenes de artes plásticas, les darían trabajo a los mafiosos comités curatoriales y jurados sin ética que sacan las pinturas y los dibujos de concurso para premiar libros viejos o botes de pintura, que admiten obras de forma extemporánea y, además, cobran del erario público. L


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