Laberinto No.852 (12/10/19)

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DE PORTADA

12 DE OCTUBRE 2019

Philip Verheyen, que escribía cartas a su pierna amputada y disecada”. La traductora de esta obra al español, Agata Orzeszek Sujak, declaró a Laberinto que la prosa de Tokarczuk “es muy particular y trascendental; es una prosa madura. Tokarczuk es fácilmente reconocible para quien haya leído dos o tres libros suyos. Es una escritora muy popular en Polonia y lo ha sido desde que su libro Un lugar llamado Antaño tuvo un gran recibimiento de la crítica y el público, sobre todo el público joven. Su prosa es también muy psicológica, pues es psicóloga de formación y eso se nota”. Orzeszek afirma que el conjunto de la obra hasta ahora escrita por Tokarczuk “es más bien una indagación continua, y no refleja una evolución hacia la madurez, ya que cada uno de sus libros es muy logrado. Es una escritora que se mueve muy bien tanto en el cuento como en la novela. También es una autora que, aunque a veces hace gala de mala leche, es principalmente optimista, ya que muestra al ser humano y su vinculación con la tierra. Lo que ocurre es que en Los errantes ha ido un poco más allá y viaja al interior del cuerpo humano, pero en ningún momento desde una perspectiva de género, aunque se nota que la narradora es una mujer”. Sobre las preocupaciones que refleja la obra de Tokarczuc, su traductora al castellano indicó que “hay un sesgo ecológico y de refilón toca temas candentes del siglo XXI como la eutanasia. Pero en Los errantes no se trata de un solo tema; es un recorrido por la gente en movimiento, ya que para ella movimiento es vida y detenerse es morir. En ese sentido, el viaje es otro de sus grandes asuntos, aunque no haya hecho lo que formalmente se llama novela de viajes. Pero el viaje es uno de los leitmotiv de su obra; el viaje incluso en el tiempo, pues va del siglo XVII al XXI en una peregrinación en busca del peregrino; es decir, Olga Tokarczuc va detrás de la gente que peregrina de un lado para otro. Y más viajará el lector cuando se publique en español su novelón titulado Los libros de Jacobo, una obra que es una peregrinación a través de la historia de Polonia”. En esa perspectiva se sitúa Sobre los huesos de los muertos, novela publicada en español en 2016 y llevada a la gran pantalla en 2017 por la realizadora Agnieszka Holland, la cual refleja también algunas de las virtudes de la prosa de su autora, al crear una especie de thriller metafísico en el que despliega todas las contradicciones del alma humana para contar la historia de Janina Duszejko, una ingeniera de caminos retirada que enseña inglés en la escuela rural de Kotlina Kłodzka, región montañosa del suroeste de Polonia cuya rutina se ve sacudida por una serie de asesinatos que tienen como víctimas a varios cazadores furtivos. En ese contexto, Janina, apasionada de la astrología,

defensora a ultranza de los animales y obsesionada por la obra del poeta William Blake, intentará resolver por su cuenta los misteriosos crímenes, lo que le permite a la autora utilizar el género policiaco con un original subtexto ecologista, en el que Tokarczuk retrata soberbiamente a la sociedad local, cuestionando sin ambages tanto la falta de respeto por la naturaleza como el radicalismo ambientalista. De otra de sus novelas, Un lugar llamado Antaño, publicada en español por Lumen en el año 2001, la crítica literaria Mercedes Monmany destacó que una de sus grandes capacidades ha sido la de narrar en clave fantástica, como si se tratara de una leyenda, una fábula o un poema épico, la historia de todo un país a lo largo de un siglo entero. “En ese novela”, reseñó Monmany, “Tokarczuk compone una terrible y seductora metáfora de Polonia, dentro del reducto cerrado y mínimo de un pueblo imaginario, de donde las gentes parten a lugares reales como Cracovia, Italia o Brasil; lugares que convivirán con lo que es presentado como centro del universo, Antaño, un país de cuentos, donde se producen cosas inexplicables e insólitas que, sin embargo, guardan un inquietante y siniestro parecido con la historia puntual y oficial que se narra a los niños en las escuelas, sufridas por sus padres y abuelos. Una historia que por su absurdo y su persistencia da la impresión de ser solo un sueño, ya que solo en los sueños todo se repite como un estribillo”. La crítica literaria sostuvo que es precisamente “en ese mundo, en donde el verdadero protagonista es el tiempo, el tiempo interior y autónomo que vive cada uno, en ese mundo continuamente amenazado, donde el poder auténtico lo detenta la imaginación, ese adobe de vida de las cosas a las que se les da siempre una posibilidad más de sobrevivir”. Monmany añadió que Un lugar llamado Antaño, donde conviven temas como vida y muerte, amor y deseo, locura y dolor, religión y trabajo, es, asimismo, una especie de historia oficial y cronológica que va desde el verano de 1914 hasta la década 1960, donde “un simple molinillo de café, con el que comienza la narración del siglo, será el único náufrago, al acabar el libro, que navegue con una mujer joven en un viaje en autobús hacia lo desconocido, hacia un futuro probablemente ya muy lejos de las fronteras de Antaño”. Experta en literaturas europeas contemporáneas, Monmany dijo por último que a lo largo de las dos últimas décadas Polonia, un país de “latinidad eslava”, ha proporcionado al panorama europeo, y mundial por extensión, “una de las literaturas y vanguardias más excepcionales del último siglo”, contando con nombres tan insignes como el de otro Nobel, Czeslaw Milosz, o los de Stanislaw Lem, Witold Gombrowicz y Ryzsard Kapuscinski”.

Mercedes Monmany destaca que una de sus capacidades ha sido la de narrar en clave fantástica

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Vuelos OLGA TOKARCZUK FOTOGRAFÍA AGENCJA GAZETA

El tiempo y lugar correctos

Mucha gente cree que en el coordinado sistema del mundo existe un punto perfecto en el que tiempo y espacio logran un acuerdo. Esto incluso es lo que lleva a esta gente a viajar, a dejar sus hogares atrás, con la esperanza de que moviéndose alrededor de esta superficie caótica acrecientan las posibilidades de que ocurra este punto de acuerdo. Aterrizando en el momento correcto en el lugar correcto —aprovechando la oportunidad, atesorando el momento sin dejarlo escapar— significaría que se ha descubierto la clave de la caja fuerte, se ha revelado la combinación, se ha expuesto la verdad. No más pasar de largo, no más navegar entre las coincidencias, los accidentes y las vueltas del destino. No tienes que hacer nada; tan solo hacerte presente, acceder a esa sola configuración de tiempo y espacio. Entonces encontrarás a tu gran amor, felicidad, un billete de lotería ganador, o la revelación de ese misterio que en vano nos ha estado atormentando por años a cada uno de nosotros, o la muerte. Muchas veces por la mañana uno incluso tiene la impresión de que ese momento está cerca, y de que el día de hoy tiene que ser el día en que llegará.

Expediciones al Polo Norte

Recuerdo algo que alguna vez Borges recordaba haber leído en alguna parte: aparentemente, en la época en que los holandeses estaban construyendo su impero, los ministros anunciaron en las iglesias danesas que aquellos que tomaran parte en las expediciones al Polo Norte prácticamente garantizaban la salvación de sus almas. Cuando a pesar de eso se reunió a un grupo reducido de voluntarios, los ministros

admitieron que se trataba de una expedición muy larga y ardua, ciertamente no para cualquiera; tan solo, de hecho, para los más valientes. Pero continuaban siendo pocos los interesados. Para no quedar en ridículo, los ministros simplificaron su proclamación: de hecho, cada viaje podría ser considerado una Expedición al Polo Norte. Incluso un breve traslado. Hasta un paseo en un carruaje de pasajeros. Supongo que en estos días hasta un trasbordo en el metro podría contar.

La psicología de una isla

De acuerdo con la psicología del viaje, la isla representa nuestro más remoto y primordial estado de sociabilización, cuando el ego está de hecho individualizado al grado de haber alcanzado cierto nivel de autoconsciencia, pero sin tenerlo del todo, estableciendo relaciones con el entorno. El estado de isla es aquel que nos hace permanecer dentro de nuestras propias fronteras, que no pueden ser perturbadas por una influencia externa; se asemeja a un estado de narcisismo o incluso de autismo. Uno satisface todas sus propias necesidades por sí mismo. Tan solo el yo es real; el otro no es sino un vago espectro, un Holandés Errante atravesando fugaz el horizonte lejano. De hecho, uno no puede estar completamente seguro de que el otro no sea producto de la propia imaginación, un ornamento que un ojo acostumbrado a la línea recta ha desdoblado en el campo de visión limpiamente hacia arriba y hacia abajo.

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Versiones de Juan Manuel Gómez. Tomado de Flights (traducción por Jennifer Croft del polaco al inglés). Fitzcarraldo Editions, London, 2017.


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