La mujer `renacentista´

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La mujer `renacentista´

Una esperanza fallida

A D. Santiago Arellano Hernández, un maestro de vida

La deconstrucción del ser

Una de las características de la Modernidad es la `falsa´ imagen que ha querido presentar de la mujer como SUJETO de quehaceres domésticos pero ‘sublimados’ a alturas cuasi angelicales q no han sido suficientemente exploradas hasta el día de hoy/ayer en que las disposiciones de un mundo predominantemente masculino -en su favorable disposición de pensamientono hacen sino DESFAVORECER una pretendida medida que no ha sido siempre bien entendida.

Así pues, nos hallamos ante una breve pero sintética imagen que, realmente, concede una distinción siempre precisa de toda contemplación siempre asimétrica que no concede una realidad que no sea la suya.

Ecclesiam suam. Enero 2024. Núm. 9

Domenico Ghirlandaio (Domenico Bigordi)

Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni

1489 - 1490

Técnica mixta sobre tabla. 77 x 49 cm

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid

Nº INV. 158 (1935.6)

Sala 5

©Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid

Esta excepcional obra es un ejemplo espléndido del retrato en el Quattrocento florentino. Los pintores, siguiendo modelos de la Antigüedad clásica, creaban cuerpos de proporciones idealizadas y rostros inexpresivos que a la vez debían reflejar los rasgos personales del individuo. La modelo, de estricto perfil y busto,

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está retratada con los brazos en reposo y las manos juntas. Al fondo, en un sencillo marco arquitectónico, aparecen algunos de sus objetos personales. A la derecha, un cartellinocon un fragmento de un epigrama de Marcial lleva inscrita en números romanos la fecha de su muerte. La modelo se ha identificado como Giovanna Tornabuoni a partir de una medalla con su efigie y su nombre, obra del grabador

Niccolò Fiorentino. Ghirlandaio la representó también de cuerpo entero en el fresco de la Visitaciónde la capilla Tornabuoni de la basílica de Santa María Novella (Florencia).

Según Vasari, Ghirlandaio, que se había iniciado en las artes como orfebre, «con la costumbre de dibujar continuamente, adquirió gran agilidad, destreza y soltura, que muchos dicen que mientras que era lento como joyero, al retratar a los campesinos o a cualquier persona que pasara por el taller, les sacaba inmediatamente el parecido». Y el crítico italiano remata su comentario al decir que «así lo prueban, en efecto, innumerables retratos suyos donde se advierte una extraordinaria fidelidad». Ésta no es la única referencia que Vasari hace en su texto a la habilidad de Ghirlandaio en este género pictórico.

La imagen de Giovanna Tornabuoni es una de las más sugestivas y atractivas de la colección del Museo Thyssen-Bornemisza. El retrato, de una gran belleza, se enmarca con un fondo donde se coloca una hornacina con varios objetos alusivos a sus delicados gustos y a su carácter. La joya, con un dragón a la que se añaden dos perlas y un rubí, que hace juego con el colgante del cordón de seda que adorna su pecho, constituye una alusión a su vida pública. A este broche se contraponen el libro de oraciones y una sarta de bolas de coral que se ha identificado como un rosario, objetos ambos destinados a resaltar la piedad y la vida interior de la joven. Junto a ellos aparece, en un cartellino, un fragmento de un epigrama de Marcial (XXXII)titulado AunretratodeAntonioPrimoy que, junto con la fecha en números romanos, dice: «¡Ojalá pudiera el arte reproducir el carácter y el espíritu! En toda la tierra se encontraría un cuadro más hermoso».

Esta efigie es un ejemplo riguroso del modelo de retrato florentino del Quattrocento, en el que el cliente posa erguido, de estricto perfil y de busto, con los brazos en reposo y las manos juntas. En el rostro y en el cuerpo se idealizan tanto los rasgos como las proporciones. En el caso que nos ocupa, esto se aprecia tanto en las líneas que trazan el esbelto cuello y que dibujan el cuerpo, como en las inexpresivas y perfectas facciones. La belleza ideal con que aparece Giovanna Tornabuoni está basada, por lo demás y al igual que sucede en otros retratos del Quattrocento, en principios teóricos y en ejemplos tomados de la Antigüedad clásica, modelos que, al ser utilizados, debían ser combinados con los rasgos individuales del personaje pintado.

La identidad de la retratada se ha podido establecer a través de medallas como la atribuida al grabador Niccolò Fiorentino, conservada en la National Gallery of Art de

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Washington, en la que Giovanna Tornabuoni, representada de perfil con una joya adornando su cuello, lleva incorporada una inscripción con su nombre. Esta medalla posiblemente se encargó con motivo de sus esponsales. Ghirlandaio retrató además a Giovanna en uno de los frescos del conjunto de la capilla mayor de Santa Maria Novella, encargados por el suegro de esta hermosa mujer y ejecutados por nuestro artista entre 1486 y 1490. En estos frescos, Giovanna ocupa un lugar relevante dentro de la escena en la que se representa LaVisitación. Colocada a la derecha de la composición, encabeza un cortejo con dos figuras más y, aunque de cuerpo entero, repite la postura, el traje y los adornos que muestra en esta tabla del Museo.

Giovanna degli Albizzi contrajo matrimonio con Lorenzo Tornabuoni el 15 de junio de 1486. Nacida el 18 de diciembre de 1468, murió a los dos años de su matrimonio, el 7 de octubre de 1488, durante un parto. Para Jan Lauts, este retrato del Museo Thyssen-Bornemisza es anterior a la figura del fresco de Santa Maria Novella y pudo servir de modelo para la pintura de la iglesia. Sin embargo, para John PopeHennessy es posterior al fresco, y lo considera un retrato póstumo en el que la fecha que se señala en el cartellinodel epigrama es precisamente la de su fallecimiento. La obra, que estuvo entre los bienes de la familia Tornabuoni en su palacio de Florencia, pasó a ser propiedad, durante el siglo XVII, de la familia Pandolfini. Más tarde formó parte de la colección del barón Achille Seillière y de la princesa Sagan. En 1878 se registró en Brighton, en la colección de Henry Willet, de donde pasó a la de Rodolphe Kann. Adquirida por J. Pierpont Morgan, en 1907, se integró a la colección ThyssenBornemisza, procedente de la Morgan Library de Nueva York, en 1935.De su paso por la Pierpont Morgan Library existe una antigua fotografía del West Room, tomada antes de 1913, donde la tabla, con el marco que actualmente presenta, aparece expuesta a un lado del salón, en un caballete, rodeada de otras piezas de la colección.

Obras relacionadas

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¿Quién soy/es?

Una mera observación de una obra artística sublime no deja lugar a una disposición que no sea una `fantástica´ realidad no siempre bien entendida. Así, las cualidades naturales de Giovanna Tornabuoni no dejan lugar a malentendidos: una mujer, en plenitud física y mental, siempre deseosa de adquirir conocimiento no siempre bien ordenado, hacen de un proyecto cristiano un saber estar que no debería ser sino infecundo ya que las malas influencias de terceras personas no son siempre bien vigiladas y, menos aún, corregidas en sus palabras y gestos que denotan un cuidado poco `observante´ y, menos aún, previsor de futuras contingencias no siempre bien cristalizadas en un SERVICIO como clave de existencia fecunda al servicio del Reino de Cristo en sus infinitas posibilidades de vida.

Las bien entendidas proclamas de la Modernidad, pretendidamente autosatisfactoria, y digo ‘pretendidamente’, porque, en su fuero interno se sabía poseedora de un espíritu maligno — reconocido como verdadero y sutil — que, a fuer de negar su pernicioso influjo en el pensamiento humano, sólo es viable en una consideración ficticia de ámbito religioso a prueba de tecnicismos y caracterizaciones siempre bien favorecidas por los poderes `fácticos´ de ámbito nacional.

El Renacimiento, como última aproximación al catarismo de la Alta Edad Media, es, siempre y en todas partes, la culminación de un proyecto -intrínsecamente diabólico- de la manifestación de los últimos tiempos del espíritu del Anticristo que, no ha sido siempre bien entendido y menos aún `descubierto´ en múltiples documentos pontificios de los Papas de los últimos tres siglos que han querido ADVERTIR al pueblo fiel de la influencia siempre nociva de una espiritualidad de clave cristocéntrica pero ‘simpáticamente’ desconocedora de una terminología riquísima de tiempos `antiguos´ [Edad Media] en que las cosas, de falsa terminología platónica, no siempre SON lo que parecen !!!

Estimado Santiago, el reconocimiento de un maestro, a quien el joven discípulo no quiere sino admirar su extraordinaria afición a la belleza de la realidad corporal de las `cosas´ sensibles, ofrece esta disertación como prenda de la futura resurrección a la Vida que, tan amablemente, nos enseñaste en tus lecciones y, sobre todo, en la enfermedad que, si bien lo ‘entendiste’ como dádiva divina, no siempre fue bien entendida por tus coetáneos.

En la hora de la muerte, todos sabemos decir: “Amén” pero tú lo estás viviendo desde unas claves de interpretación reales y auténticamente proféticas pues lo vivido no deja de ser una prefiguración de lo visual: El Amor de Dios. Gracias.

Ecclesiam suam. Enero 2024. Núm. 9 5

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