América Latina y el Caribe (LAC) enfrenta niveles muy elevados de violencia hacia niños, niñas y adolescentes. En años recientes ha habido un pico de violencia, en especial entre niños, en homicidios vinculados a actividades de pandillas y la migración de niños y niñas no acompañados. La explotación sexual ligada a menudo a la trata de personas también es una práctica extendida en la región, especialmente entre las niñas. Las consecuencias físicas y psicológicas inmediatas y de largo plazo a causa de dicha violencia son graves y afectan el bienestar de niños, niñas y adolescentes, sus comunidades y, a nivel nacional y regional, impiden oportunidades y desarrollo económico.