Revista San Teófimo Núm. 114

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s un honor, para cada uno de nosotros que contribuimos en la elaboración de esta revista, poder dedicarla a este tiempo tan especial: La navidad.

Dentro de este marco navideño, ustedes podrán deleitarse con cada uno de los temas seleccionados, que nos ayudan a comprender este tiempo litúrgico que vivimos. Es, además, una oportunidad de llegar a cada uno de ustedes ofreciéndoles lo mejor que podemos hacer, es decir, nuestra reflexión en Áquel que se ha encarnado y ha descendido de los cielos por amor al hombre. Es, sin duda, el más grande acontecimiento dentro de la historia de la humanidad. Cristo, nuestro salvador, se ha encarnado en las entrañas de la Virgen María. Llegó a ser hombre de la misma forma en que nosotros lo somos, menos en el pecado. En el Seminario de Monterrey no podíamos dejar pasar este acontecimiento que es fundamental para nosotros, los creyentes cristianos de todo el mundo. Esperamos que sirva para su comprensión y profundización. ¡Mucho ánimo en el caminar hacia la patria celestial!

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CONTENIDO CONSEJO EDITORIAL Año 29 / No. 114 Diciembre 2013 tiraje: 1,700 ejemplares Impreso: INCSA, S.A. DE C.V. Escobedo #340 Nte. Tel: 01(81) 8340-6160 Monterrey, N.L., México www.icnsa.com

Director General

Pbro. Lic. Hilario González García

Director Editorial

Alan Lorenzo Sánchez Valencia

Edición

Diác. Jaime Jesús Garza Morales

Redacción y estilo

Diác. José Luis Campos Moya

Fotografía

EDITORIAL DESDE RECTORÍA

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DOCTRINA CRISTIANA

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LA NAVIDAD

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LA VOCACIÓN SACERDOTAL

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CUÉNTANOS TU VOCACIÓN: Diác. Pedro Rodolfo Castillo Bernal Diác. Francisco Javier Cantú Garza Sem. Jorge Alberto Rodríguez Urbina Sem. Martín Nicolás Hinojosa Torres

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EL SEMINARIO: SAN TEÓFIMO 2013

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ÚLTIMA PÁGINA: FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2014

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El Verbo encarnado Pautas para leer la Carta Pastoral

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¿Qué es la Navidad? Orígenes de la Navidad Liturgia navideña Tradiciones y costumbres de la Navidad

La Navidad en el Centro Vocacional

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Pedro Mora Oviedo

Diseño

Diác. Jaime Jesús Garza Morales Diác. Darío Fco. Torres Rodríguez Jesús Pablo Saldivar Castillón Francisco Guajardo Garza

Distribución

Francisco Villa Hernández

Seminario Arquidiocesano de Monterrey Carretera a San Mateo Km 3.5, Apdo. postal No. 34, C.P. 67250 Tel: 1161-5757 www.seminariodemonterrey.org

La fiesta de San Teófimo 2013 Convivencia en la fiesta Fotogalería Actividades culturales San Teófimo Espiritualidad en San Teófimo La Navidad en el Curso Introductorio La Navidad en el año jubiar de la Virgen del Roble Platícanos de tu Diócesis: LITTLE ROCK

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La imagen de la Portada es de un nacimiento puesto en el Seminario de Monterrey, frente a la Capilla de Filosofía, del año 2012.


La Navidad es un Misterio que, como los buenos regalos, se disfruta antes, durante y después de recibirlo en nuestra vida.

ANTES. Fue el viernes 22 de noviembre el día en que escuché el primer anuncio comercial invitando a comprar algo para Navidad. El “adviento” comercial se adelantó al Adviento litúrgico y con ello corremos el riesgo de que nuestra preparación a la Navidad quede impregnada de la urgencia por comprar algo, lo que sea, para tener una feliz navidad. El Misterio de la Navidad pide una preparación espiritual pero no por ello desencarnada. Sería un contrasentido el que la celebración del Nacimiento del Verbo humanado no tomara en cuenta nuestra situación histórica concreta. Recibir en nuestro corazón la Buena Noticia del Dios nacido para nuestra salvación pide una purificación de nuestra carne y de nuestros sentidos para poder darle espacio y tiempo a Jesús, el Dios hecho carne, para que lo podamos sentir en nuestra vida. Esta purificación exige despojarnos de obstáculos y prejuicios que no nos dejan acoger al Niño Dios en el momento presente, tal y como somos, con nuestros límites y capacidades, deseando que su llegada transforme nuestra existencia para un bienestar espiritual más centrado en Él y menos en las cosas materiales. DURANTE. El Misterio de la Navidad es una celebración divina y humana. Tiene signos humanos que nos hacen palpar la presencia divina y tiene acciones divinas que nos ayudan a ser mejores humanos. El tinte familiar que solemos darle a esta festividad religiosa nos recuerda cómo el Amor ha querido reflejarse en los amores más sagrados y firmes que tenemos como personas, es decir, los que se dan en nuestra familia. Los regalos y los adornos materiales que procuramos en estas celebraciones tienen sentido si hay una familia que nos recuerda lo valiosos que somos a los ojos de Dios. Somos un regalo de Dios unos para otros y cada uno somos un adorno espiritual del Amor que Dios prodiga en nuestra casa. La Navidad pide tener una fiesta en que intercambiemos palabras y signos de amor que reafirmen la importancia y la bendición que significamos mutuamente. DESPUÉS. El Misterio de la Navidad no puede ser una fiesta que termine en una “cruda”, o en un montón de basura y desechos festivos. La Navidad se sigue celebrando, y abre nuevas maneras de vivir nuestra vocación de hijos de Dios con entusiasmo y esperanza. No puede haber lugar para una “depresión post-navideña”. Al contrario, esta fiesta del Dios con nosotros nos sigue animando y nos procura bendiciones para retomar nuestra vida de cada día con la motivación que nos da Jesucristo, nacido en medio de nuestra familia humana, y que así ha querido poner su habitación en medio de nuestra realidad. Jesús no es un niño incómodo e inoportuno que trastorna nuestra vida, sino precisamente el hijo esperado y amado, el modelo y la razón de nuestra existencia. Acoger al Señor como salvador significa que nos gusta que Él sea nuestro Camino, Verdad y Vida. La Navidad continúa porque la encarnación de Dios se sigue dando cada vez que optamos por amar en vez de odiar, en perdonar en vez de guardar rencor, en compartir en vez de atesorar de modo egoísta. La Navidad permanece porque, efectivamente, Dios está con nosotros y no abandona a su familia. Que la celebración de esta Navidad sea una bendición para todos, una experiencia de felicidad espiritual que perdure, y que en Jesús Niño encontremos la buena noticia del Amor de Dios que no se cansa de darse siempre y en todo lugar. Pbro. Lic. Hilario González García Rector del Seminario de Monterrey Director General de la Revista San Teófimo

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LA ENCARNACIÓN, MISTERIO DE NUESTRA SALVACIÓN

Al acercarnos nuevamente a la celebración del Nacimiento de Jesús en Belén, se nos concede, como cada año, el tiempo adecuado para reflexionar en torno al gran misterio de nuestra redención, la Encarnación del Hijo único de Dios, en el seno virginal de María.

raleza humana en la única Persona del Verbo. En otras palabras, la Iglesia llama Encarnación al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación. Tal como lo expresamos en el Credo: “…por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del ¿Qué es la encarnación? En términos teológicos Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y podríamos decir que es el misterio de la admi- se hizo hombre”. rable unión de la naturaleza divina y de la natu-

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El fin de este misterio no es otro que la salvación de los hombres. Así nos lo recuerda el apóstol Juan en su evangelio: ‘Dios ha enviado a su Hijo para que el mundo se salve por Él’ (cf. Jn 3,17); de igual manera en su primera carta: “el Padre ha enviado a su Hijo, como Salvador del mundo” (1Jn 4,14). ¿Qué significa para nosotros ser salvados? La salvación del hombre comprende dos aspectos unidos: la liberación del pecado y la comunicación de la vida divina. Así nos los recuerda el Apóstol en su carta a los Gálatas: “al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva” (Ga 4,4). El hombre, con sus solas fuerzas, no puede alcanzar la salvación. Después del pecado original, todos los hombres habían quedado privados de la gloria de Dios, de la amistad de Dios, y esclavos del pecado. Nadie puede ser justificado sino por la gracia de Jesucristo. De tal manera que la Encarnación del Hijo de Dios nos libera de los lastres del pecado, así nos lo recuerda el Catecismo de la Iglesia: “El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios” (CEC 457). De igual manera, el Hijo “se encarnó para hacernos partícipes de la naturaleza divina (CEC 460), elevando nuestra naturaleza humana, debilitada por el pecado, a una comunión con El Catecismo nos recuerda, también, que Cristo Dios en su Reino. “se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios” (CEC 458) y “para ser nuestro Pues quienes éramos esclavos de nuestros modelo de santidad (CEC 459), pues quien sino Él pecados, hemos sido vivificados por Cristo, y sabe lo que le es agradable al Padre, Dios “nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús” (Ef 2,6).Así, ahuyentadas las tinieblas La Encarnación es obra del amor y de la misericorde nuestra vida mortal, “os haréis partícipes de dia de Dios. La decisión de Dios de salvarnos es la naturaleza divina” (2Pe 1,3). absolutamente libre y gratuita: “él nos amó y nos envió a su Hijo (1Jn 4,10).

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DOCTRINA


El misterio de la Encarnación se debe entender siempre como acción de la Santísima Trinidad. Se realiza, por voluntad del Padre, por el Espíritu Santo en comunión con el Hijo. Asimismo, en el admirable plan de la donación que Dios hace de sí mismo a la criatura, la Santísima Virgen María ha sido la colaboradora que, con su fe y con su amor, hace posible en su seno la unión de Jesús con la humanidad entera.

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El mismo Catecismo nos señala: “En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad” (CEC 495). Este misterio compartido por la gracia de Dios a María, nos lleva a contemplar la verdadera obra salvadora que se anuncia desde el Antiguo Testamento, y que “al llegar la plenitud de los tiempos” (Ga 4,4,) se nos manifiesta en aquel hermoso niño, a quien su madre recibe, ‘lo envuelve en pañales y lo recuesta en un pesebre’ (cf. Lc 2,7). Así, constituido verdadero Dios y verdadero hombre, trae la plenitud del amor de Dios a cada uno de nosotros, entregando su vida por nuestra salvación (cf. 1Jn 3,16), y llenándonos de la esperanza de vivir junto a Él en el Reino del Padre. Que este tiempo especial, sea para nosotros tiempo de agradecimiento a Dios por su obra, por su salvación, por su amor. Que cada uno sepamos, a ejemplo de María, aceptar la voluntad de Dios en nuestra vida, para llevar a los demás la Buena Nueva y anunciar la gloria de Dios en el mundo entero.

Diác. Luis Enrique Santoyo García

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El hilo conductor para la lectura de esta Carta Pastoral que nos dirige nuestro pastor es el amor, el amor de Dios vivido, experimentado por cada persona, el amor que lo humaniza todo, que lo redime todo, que transforma a las personas.

Ojalá que lo asimilemos y la pongamos en práctica siempre unidos a Cristo y a María en este Adviento-Navidad, juntos con nuestro pastor. Con esta carta podemos y debemos a la luz del Evangelio y como nos pide nuestro pastor trabajar en la misión de la Iglesia (como Iglesia que somos) en unidad de fe, siendo testigos de esperanza, portadores del amor de Dios, siendo el consuelo para los tristes, fortaleza para los débiles, evangelio vivo para los pobres y necesitados que se traduzca en caridad, en perdón y en misericordia.

Es ese el amor que se hace carne, el Verbo de Dios que se humaniza, como amor que nos hace testigos y portadores (discípulos y misioneros) del amor de los amores que es Jesucristo nuestro Salvador y Mesías. Amor que nos lleva a la santidad no sin antes arrepentirnos, no sin antes prepararnos a la venida del Salvador Jesús niño, el Verbo de Dios que se encarna y nace entre El Señor nos está llamando a una misión de conosotros, para nosotros y con nosotros. munión en la que estemos unidos a Cristo y enEsta carta de nuestro pastor, es todo un modelo tre nosotros, junto a nuestros pastores, en la que y programa para toda acción pastoral en las pa- nadie se quede marginado ni se sienta abandorroquias, en las zonas y en los decanatos. Por- nado, para ser todos fortaleza gozosa en la Reque define en sí y desdobla lo que es el kerigma; surrección de Jesucristo. que es anuncio (catequesis), kerigma que es celebrado (liturgia) y kerigma que es vivido (acción social): ahí está la pauta para toda programación IDEAS DE LA CARTA PASTORAL: pastoral en nuestras comunidades, incluso para todo tipo de organización de grupos y movimientos parroquiales, junto con los consejos de pas- “El Espíritu del Señor sigue alentando nuestra vida por los caminos del amor de Jesucristo, su toral de la parroquia. voz resuena con fuerza y llega a la puerta del corazón de todos los que vivimos en nuestra querida Arquidiócesis de Monterrey” (n. 1). “El encuentro con Cristo llena el corazón del hombre, el Espíritu Santo lo lleva a un estado de plenitud. Este encuentro con Cristo no puede contenerse o esconderse, transforma la vida y manifiesta su fecundidad desdoblándose en la misión evangelizadora de la Iglesia: específicamente anunciar el mensaje de Cristo a través de la proclamación de su Palabra y del testimonio de vida a los hombres de todos los tiempos, invitándolos a la conversión y a la libertad de los hijos de Dios” (n. 4).

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“De la unidad del mensaje gozoso del Kerigma brota la unidad de una sola acción pastoral que vierte su riqueza en diversas modalidades; la tarea evangelizadora nunca deberá perder la unidad de su fuente en el único Misterio Pascual de Cristo, ni tampoco podrá perder la unidad de su destino en la construcción de la Jerusalén celestial, tal y como nos lo ha recordado S.S. el Papa Francisco: “¡Cristo ha resucitado! No es sólo una buena noticia, es la Buena Noticia, la Única Buena Noticia” (n. 10). “La tarea de cada cristiano de transformar el mundo es iluminada por el mandamiento del amor y recibe, en unión a la Iglesia, las respuestas adecuadas a cada circunstancia; las respuestas que las exigencias históricas (signos de los tiempos) reclaman, indicando, ante todo, que en el amor recíproco entre los hombres, bajo la mirada de Dios, está el instrumento más potente de cambio, a nivel personal y social, especialmente en orden al fruto de la paz, tan anhelada por nuestra comunidad” (n. 13). “El discípulo vive su santidad con un trabajo paciente, en el cual toma sobre sus hombros los acontecimientos y las circunstancias de la vida cotidiana, con constancia y valentía, no con mediocridad, sino con fecundidad. Sin olvidar que toda Pastoral social, está orientada, primeramente, a la Pastoral de la vida, en todas sus dimensiones” (n.16).

“La misión de la Iglesia en nuestro tiempo nos exige una mejor organicidad y organización pastoral derivadas de la fe, conscientes de que somos el pueblo de Dios cuya responsabilidad es servir a todo ser humano; una conciencia de que no vivimos desde nosotros y sólo para nosotros mismos, sino para darnos a los demás en comunión eclesial. Ningún grupo eclesial a nivel diocesano o parroquial vive sólo para sí, forma parte de la Iglesia como piedra viva, Cristo es quien le transmite la vida y da sentido a su existir. El discípulo misionero debe tener esta conciencia cada vez más clara en su corazón. Sólo de esta manera podemos atender al llamado de renovación pastoral y el diálogo con los contextos humanos actuales con un sentido de amor cristiano, con una acción eclesial profética, caritativa y celebrativa” (n. 25).

“Podemos afirmar que la liturgia se vuelve Kerigma cuando el que preside y la asamblea misma han dejado de ser protagonistas y se mantienen con humildad como servidores del Misterio Pascual de Cristo” (n. 22).

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Pbro. Enrique Medina Zamarripa

Vice-Rector


NAVIDAD


Cated

Ya estamos próximos a celebrar una de las fiestas más esperadas del año: la Navidad. Ella, afortunadamente, nos hace recordar tiempos pasados, convivencias con la familia y reuniones con amigos y conocidos, todo en un “ambiente” de paz y amor. Para poder vivir con mayor intensidad esta fiesta, es importante reflexionar sobre su significado, y qué es lo que realmente debemos celebrar: “La Navidad es, sin duda, la mayor expresión, la más comunicativa de la ternura de Dios. Todo el esfuerzo celebrativo debe encaminarse a facilitar este encuentro con la ternura de Dios, del Dios a quién Jesús dará el tierno nombre de abbá. Una ternura que suele estar ausente de nuestras celebraciones quizá porque la confundimos con una superficial sensiblería” (LLIGADAS, Josep, Adviento y Navidad sugerencias y materiales, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2001, p. 100)

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Son muy ciertas las palabras antes mencionadas. En nuestra vida, como “cristianos”, se nos olvida celebrar el amor que Dios nos tiene, su ternura y su delicadeza hacia nosotros; cada año nos hace revivir y recordar que vino a encarnarse para darnos vida eterna, para salvarnos, para que el hombre sea pleno y feliz. En los medios de comunicación y en la sociedad en general se propicia un ambiente de consumo, la cual invita a comprar para regalar o para poseer y alcanzar algo que no hemos podido tener a lo largo del año.

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Los jóvenes y niños esperan el momento de los regalos, todas las cosas se ponen en oferta, ropa, zapatos, aparatos y celulares para que todos puedan comprar; basta darse una vuelta por el centro de las ciudades más grandes dos días antes y veremos una gran cantidad de personas que buscan los regalos. Nada de mal tiene regalar o recibir un detalle de alguien que amamos, pero creo que antes de esto debemos reflexionar en el regalo de amor tan grande que Dios nos hace: Darnos a su hijo amado.

En lo personal quiero compartir que el verdadero sentido de la Navidad lo aprendí en el Curso Introductorio, donde viví y experimenté muy de cerca ese amor divino, y comprendí su sentido. Fue una semana de preparación con reflexiones y lecturas que hacen alusión al verdadero nacimiento de Cristo en el corazón, que lo van trasformando y sembrando esperanza en él. Ojalá que ésta Navidad abramos nuestro cora-

Encontramos ese regalo al asistir a misa y escuchar el mensaje de esperanza que la Palabra de Dios nos ofrece siempre, en especial en este tiempo de Navidad; en los evangelios de estas fechas escuchamos con suficiente fuerza, la gracia y ternura de Dios para con nosotros. Y qué decir de los cantos navideños, que nos hacen comulgar con profunda alegría, ya que en ese momento la tierra y el cielo se abrazan. Algo que no debemos pasar por alto es la presencia de María Santísima en esta fecha, pues, si ella no hubiera dado el SÍ a Dios no hubiese sido posible el nacimiento de nuestro Salvador. Por tal motivo, es importante que dediquemos tiempo a reflexionar lo que implica el SÍ de María y el SÍ que nosotros damos en nuestras vidas a Dios, según nuestra particular vocación.

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zón al amor de Dios y a su gracia, para que Cristo, como el Sol que nace de lo Alto, nazca en nuestro corazón.

Edgar Everardo Saldaña Gama

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Los orígenes de esta celebración son desconocidos; el examen de monumentos arqueológicos, solo nos brinda algunas conjeturas más o menos probables. Una antigua tradición coloca en el siglo II, la celebración de diversas teofanías de Cristo; su nacimiento, la manifestación a los magos y la de su bautismo en el Jordán, unos días más tarde del solsticio de invierno. El testimonio más antiguo se encuentra en el calendario filocaliano del 336. Naturalmente, la fiesta hay que situarla antes de esta fiesta. En un principio fue sólo característica de la Iglesia romana la existencia de la fecha de Navidad, más tarde pasó a otras iglesias. pues las actas del censo de Quirino se conservaban en aquella ciudad. Entre los testimonios de la prolongación de la fiesta de navidad a otros lugares, encontramos que San Juan Crisóstomo la introduce en An- Además, un segundo argumento, que tiene por tioquía en el año 375, de ahí pasa a Constan- base la narración del evangelio de San Lucas, en tinopla. la que cuenta el anuncio del nacimiento de Juan Bautista y la concepción de Cristo en el seno de la Virgen María: cuando el sacerdote Zacarías tuvo en el Templo la visión del ángel, a raíz de la cual su esposa Isabel concibió a San Juan Bautista fue En Jerusalén se celebró en tiempos del patriar- en el mes de Septiembre, de donde se sigue que, ca Juvenal, y hacia el año 430 se introduce en habiendo concebido a Cristo en el sexto mes desAlejandría. pués del embarazo de Santa Isabel, es decir en marzo, debía dar a luz en diciembre. Ha sido causa de investigación por parte de los liturgistas determinar con certeza la causa que tuvo la Iglesia para fijar el nacimiento de Cristo Señalan también los liturgistas otro motivo para la el día 25 de Diciembre. institución de la fiesta de Navidad: el de oponer el culto del nacimiento de Cristo, verdadero Sol invicto, al culto del sol que por influencia del paganismo San Juan Crisóstomo, en una de sus homilías gozaba de una popularidad marcada. sobre esta fiesta, sostiene que la Iglesia Ro- mana había tenido todos los medios de conocer el día verdadero del nacimiento de Cristo,

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La Iglesia, al celebrar la fiesta de la Navidad, celebra también el misterio de nuestra redención, único e indivisible. Cristo comenzó a merecernos la Redención desde el primer instante de su vida humana. En Navidad se encuentra el germen de lo que en la pascua adquiere su pleno desarrollo.

GARRIDO B. MANUEL, Curso de liturgia Romana, BAC, Madrid, 1969, pp 444-447.

José Emmanuel Aranda Valdéz

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se ha hecho hombre. Este maravilloso encuentro entre Dios y el hombre, entre lo humano y lo divino, ha tenido lugar en las virginales entrañas de María. Las expresiones utilizadas por los Padres y por la liturgia, especialmente la oriental, intentan resaltar la sublime grandeza y poderío de un Dios, soberano y omnipotente, que asume la condición de hombre y se manifiesta a través de la entrañable pequeñez del niño de Belén, indigente y débil. Esta forma de lenguaje se ha conservado especialmente en fórmulas de oración, en los cantos y en numerosas composiciones hímnicas”. (José Manuel Bernal Llorente, alcance y contenido de la fiesta, Para vivir el año litúrgico, EVD, 1998) Navidad es celebrar la gloria del Hombre-Dios, es celebrar el gozo de encontrarnos enriquecidos con la pobreza de Cristo. ¿Qué tipo de sentimientos suscita la liturgia de navidad en el alma de la comunidad orante que se reúne pare celebrar el nacimiento del Señor? “Por la encarnación ha asumido el Verbo la naturaleza humana, haciéndose realmente hombre, un hombre concreto, entrando en el tiempo e incorporándose a nuestra propia historia. Dicho con otras palabras: el Verbo, el Hijo eterno del Padre, sin dejar de ser Dios,

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La Iglesia mantiene una actitud contemplativa, una actitud de gozo, admiración y de alabanza; en la línea del evangelio del evangelista Juan cuando dice: La Palabra se hizo carne, y puso su tienda entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria

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que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad (Jn 1,14). Hay en la liturgia de navidad una invitación constante a fijar la mirada que contempla y se goza del misterio, esto se hace posible solo mediante la fe; ya que afirman los Padres sólo con la fe es posible adentrarse auténticamente en la profundidad del misterio; sólo con la fe es posible descubrir la excelsitud de Dios manifestada a través de la pequeñez del niño de Belén que viene a enriquecernos con su pobreza. (Cfr. José Manuel Bernal Llorente, alcance y contenido de la fiesta, Para vivir el año litúrgico, EVD, 1998) “La gloria de Dios, que es la manifestación de su presencia y de su cercanía, sólo es detectada y percibida por los creyentes, es decir, por los que saben fijar su mirada no en lo periférico y superficial, en lo que aparece, sino en la hondura del misterio. Son conscientes de que el nacimiento temporal e histórico no es sino la manifestación del nacimiento eterno del Verbo que, desde la eternidad, procede del Padre. Así, se interpretan las palabras del Sal 2: «Tú eres mi Hijo: Yo te he engendrado hoy», y las del Sal 109: «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré como rocío antes de la aurora»”. (José Manuel Bernal Llorente, alcance y contenido de la fiesta, Para vivir el año litúrgico, EVD, 1998) “Al proclamar estos salmos, la Iglesia no piensa sólo en el nacimiento de Belén. Su mirada se adentra en la misma intimidad del misterio eterno de Dios. Así lo piensan diferentes Padres de la Iglesia de oriente y occidente... Todos estos textos revelan la convicción profunda por parte de la Iglesia de que el nacimiento temporal de Cristo de las entrañas de la Virgen María no es sino la prolongación y manifestación de la generación eterna del Verbo. De este modo, la intimidad de Dios se proyecta en el tiempo y se encarna en la historia, en un contexto humano entrañable...” (José Manuel Bernal Llorente, alcance y contenido de la fiesta, Para vivir el año litúrgico, EVD, 1998)

Héctor Daniel Rosales Vázquez

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En el presente artículo haremos un recorrido por una amplia gama de tradiciones, en las cuales se transmite, de forma especial, la alegría por el nacimiento de nuestro Dios y Señor.

Se acerca el tiempo de Navidad; tiempo en el que los cristianos nos vemos invadidos por la publicidad que hay en las calles, los anuncios en los diversos medios de comunicación, y muchos adornos alusivos a esta gran celebración. A pesar de ello, estamos llamados a no quedarnos en el mero aspecto exterior. Al contrario, como cristianos estamos invitados a “rescatar” el verdadero sentido de la celebración de la Navidad, esto es, la llegada de Jesús, nuestro salvador: porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. En su hombro traerá el señorío, y llevará por nombre: «Dios fuerte», «Príncipe de Paz»… (Isaías 9, 5).

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La llegada de un ser querido implica en nosotros una preparación previa. En la vivencia de la fe también existe un tiempo litúrgico previo de “preparación”: el Adviento. Tradición, palabra que viene del vocablo latíno “traditio”, y del verbo “tradere”, significa entregar. Entonces, la tradición se podría definir como aquello que nuestros antepasados nos han entregado. Este tiempo previo a la celebración de la Navidad está impregnado de tradiciones que alimentan la fe de los cristianos y, a la vez, son herramientas de evangelización. Una de estas tradiciones es la de “poner” el árbol de Navidad, el cual es un momento de convivencia fraterna (especialmente entre las familias).

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Además contiene un mensaje muy especial: el árbol, con sus ramas verdes, simboliza la vida eterna que trajo Cristo al mundo, la perpetua primavera de esperanza; las velas encendidas –ahora focos de colores- y los objetos brillantes colgados, simbolizan el advenimiento de la luz y la gloria de Dios que se refleja a todas partes; la estrella que se pone en la cúspide, es recuerdo de la Estrella de Belén que atrajo a los hombres desde lejos; los regalos que se colocan debajo de él, simbolizan la cantidad de dones que Dios nos trae con su Encarnación y que hemos de compartir unos con otros. Otra costumbre que podemos resaltar en este tiempo es la de colocar el nacimiento. Esta expresión tan peculiar, la cual tuvo como iniciador a San Francisco de Asís, es para recordar el escenario en el que Dios se hizo hombre en Belén. En los hogares en donde se acostumbra poner adornos navideños, éste debe ser el más importante, el que está al centro de todo, pues lo que celebramos en Navidad es precisamente el Nacimiento de Jesús. Es un medio didáctico visual que difícilmente pasará desapercibido.

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La celebración familiar de la Nochebuena, es un buen momento para llevar a cabo lo que comúnmente conocemos como “acostar” al niño Dios (Cfr. http://www.rosario.org.mx/liturgia/a_liturgico/navidad.htm).

No podemos dejar de abordar una de las costumbres más esperadas por nosotros seminaristas, ¿saben cuál es? ¡Pues nada más y nada menos que las posadas! Además de cantar, caminar, y compartir con las parroquias, la novena previa a la Navidad es un espacio para reflexionar acerca de la preparación para la inminente llegada de Jesús y, meditar en las dificultades que pasaron José y María para que naciera el Salvador del mundo, ya que no tenían sitio en el albergue (Lucas 2, 7). Existen más tradiciones en nuestra celebración de la navidad: las pastorelas, las piñatas, los villancicos, etc., y todas ellas, al vivirlas en un verdadero sentido de preparación, nos ayudan a gozar y a introducirnos en el gran misterio que estamos próximos a celebrar. Que este tiempo nos ayude a crecer en el seguimiento y la entrega diaria, para que reflejemos nuestra convicción de ser discípulos del Señor, y como una sola familia, unida en la fe, cantemos con los ángeles a una voz: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace (Lucas 2, 14). Luis Alonso Chávez López

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LA VOCACIÓN SACERDOTAL


Construye, sobre la base de tu fe filial, un pesebre en lo más íntimo de tu corazón, donde pueda reposar la luz y la esperanza que trae Jesús, el Hijo amado de Dios. No olvides utilizar las manos de tu humildad y de tu amor porque te servirán para construir más pesebres en tus hermanos, con la ayuda de tu santa vocación”.

El adviento es el tiempo de espera a la llegada del hijo de Dios. Es el momento de enderezar nuestros senderos torcidos, allanar nuestros escarpados montes, rebajar nuestras colinas de auto suficiencia, para que el Señor, al llegar, nos encuentre bien dispuestos, listos para que haga morada en nosotros. Y al alcanzar la navidad, vivamos con forme a nuestra vocación, en alegría, paz, concordia y humildad de corazón”.

¡Felicidades! ¡Jesús nació por ti! Sem. Orlando García Duarte

Sem. Jesús Pablo Saldívar

La alegría más grande y a la cual nada se le compara es el saber que Dios quiso ser hombre, como tú y como yo. ¡Jesús nació! Y en esta Navidad quiere repetir lo mismo, pero ahora en tu corazón. Tu corazón será el pesebre en dónde nuestra Madre María lo pondrá… si tú la dejas”. ¡Vive con intensidad y piedad todo este Adviento! Sem. Roberto Van Troi

VOCACIÓN SACERDOTAL

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El Adviento es la preparación amorosa de nuestro corazón a la venida del Mesías en nuestra vida”. Sem. Francisco Guajardo

Les deseo una muy Feliz Navidad y Año Nuevo en compañía de sus seres queridos. Que Jesús Niño nazca en sus corazones y en los de sus familias, trayendo consigo las gracias y bendiciones que más necesiten”. Sem. Darsving Ehrenzweig

“ “

Adviento tiempo de fortalecer el llamado”. Sem. Yosimar

Contemplar el misterio de la Encarnación me ayudó a descubrir que estoy llamado, a dejar que Dios transforme mi vida”. Sem. Luis Fernando Mejia Zaragoza

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VOCACIÓN SACERDOTAL






¡Basta que tú lo digas¡ En tu nombre echaré las redes…(Lc 5,5) ocasión en que conocí el seminario por una kerEstimado lector. Paz y bien parte de Nuestro Se- mese. Algo que recuerdo es el enorme pasillo del ñor Jesucristo seminario menor en San Pedro Garza García, mismo que volví a ver en mi proceso vocacional. Mi vida en el seminario hasta el día de hoy ha Ya más tarde, en mi adolescencia, la voz de Dios sido una aventura de fe, pues he visto en este se iba haciendo presente en la cotidianeidad de caminar la mano de Dios que me conduce hacia la vida; háblese de trabajo, amigos, familia, labor el ideal sacerdotal: El buen pastor que entrega apostólica en mi comunidad en coros juveniles. la vida por las ovejas (Jn 10,11). Ideal que se va Se aclaraba poco a poco que Jesús hablaba. deslumbrando en esta etapa de formación en la que me encuentro. Un gesto significativo de Dios fue el hablarme a través de dos grandes sacerEl preguntarme ¿por qué no dotes: El Padre Benjamín Cáser sacerdote? Fue algo que zares (que ofrecía su vida a surgió después de dejar hasu comunidad en la sencillez) blar a Dios que me decía: y el P. Luis Yepes MG(que ¡sígueme! Una invitación nos acompañaba en nuessencilla y discreta, que fui tros retiros juveniles). Ellos descubriendo en varios aconcon su ejemplo de entrega tecimientos y en mi amistad me motivaron a iniciar mi procon Él. Te comparto alguno ceso vocacional en Octubre de ellos. de 2001. Mis papás, que a mi hermana y un servidor nos formaron en valores religiosos, nos enseñaron a amar a Dios y a María, nuestra madre. Por eso, mi más antiguo recuerdo de experiencia de Dios es la danza a la Virgen de Guadalupe, ensayos y lógicamente las largas jornadas de estar danzándole a nuestra buena madre. Enseguida, viene algo importante en mi vida vocacional: servir en el altar del Señor como monaguillo. Recuerdo bien al Padre Jesús Acevedo, párroco entonces de María Madre de la Iglesia.

Fue algo profundamente emocionante ver la ordenación sacerdotal de Luis Yepes, quien también pertenece a María Madre de la Iglesia (Septiembre 2001). Recuerdo bien que en la conmovedora celebración le pregunte a Jesús ¿qué quieres de mí? Su respuesta me esperaba en ese magnífico año, donde realicé mi proceso vocacional. Y sí, Dios volvió a hablar en las misiones de semana santa, las cuales las realizamos en Cadereyta N.L.

Desde siempre hubo algún contacto con el se- Fue la noche del miércoles Santo, precisamenminario. Ya sea por seminaristas que iban de te en una hora santa en donde le dije al Señor: apostolado a mi comunidad parroquial, o en una ¡Sí tú quieres, yo quiero! Palabras sencillas, con

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algo de temblor, pero confiando en que él me ayudaría en este camino. Por eso desde entonces “En tu palabra echaré las redes” (Lc 5,5) es la promesa de Dios y compromiso de un servidor. Ingresé al seminario el 10 de agosto de 2002, junto con otros 14 hermanos a la preparatoria. Y como comentaba en primeras líneas: verdaderamente estos 11 años han sido una aventura extraordinaria. El paso por el seminario menor, el curso introductorio, el estudio de filosofía y hasta hoy formándome como alumno de 4º año de teología ha sido una experiencia que sin duda alguna se cumple la promesa del Señor: Y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. (Mt 28,20). Por la gracia de Dios fui ordenado Diácono por manos de Monseñor Rogelio López Cabrera, junto con otros 10 hermanos, el 15 de agosto de 2013 en la Basílica del Roble. Actualmente ejerzo mi ministerio en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, Salud de los enfermos en Provileón Escobedo, N,L. Comunidad que, junto con su párroco el P. Alberto López Montiel, caminan en la fe con alegría y sencillez.

Agradezco sinceramente a ustedes lectores, a mi familia, amigos, sacerdotes, parroquias en las que he realizado apostolado, su colaboración en mi formación como futuro pastor. Sigamos viviendo en la esperanza porque “lo mejor está por venir”. Bendiciones

Diác. Pedro Rodolfo Castillo Bernal

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Es muy cierto que, para amar hay que conocer, y que amar es una forma nueva y original de conocimiento que revela cosas que de ninguna otra forma se pueden saber. Me alegra reconocer que me siento amado y conocido por Dios, pues descubro que en Él, el amor y el conocimiento están íntimamente unidos, su forma de conocernos es amándonos, y así se revela como un conocimiento lleno de pasión, ternura, misericordia y Don; su Amor nos llena de dones. Es desde esta mirada amorosa que trato considerarme a mí mismo y mi camino vocacional. Si tratara de definir mi historia vocacional en una sola palabra, escogería la palabra: “don”. Enorme don es mi vida; considero un regalo sin igual el estar vivo, el haber vivido ya 30 años y 5 meses. De manera especial mi espíritu se llena de agradecimiento al pensar en mi familia: una de las bendiciones más grandes que Dios me ha regalado. En mi hogar aprendí a amar, conocí el respeto, la confianza, la amistad, la sinceridad, la bondad y un sin fin de valores; en mi hogar me enseñaron a orar y a amar a Dios; a mi familia le debo gran parte de lo que soy, y siempre estaré agradecido.

tener una vida estable y fecunda; de alguna manera, todo se enfocaba en eso: mis estudios, mi diversión, mis amistades. Dentro de este proyecto pocas veces pensé en el sacerdocio; reconozco que como mi familia siempre ha sido muy religiosa, alguna vez lo pensé, pero nunca llegué a considerarlo fuertemente sino hasta los 21 años. A esta edad, por intercesión de María Santísima, descubrí que Dios me proponía desde su infinito Amor, el proyecto de ser sacerdote. Entonces, me sentí obligado a decirle sí, pero no “obligado” en el sentido de forzado, más bien me sentí a Él ligado, unido, y aunque sé que hubo de por medio mucha libertad, algo me llevó a decir “Sí”. Desde ese día, 2 de julio del 2004, mi vida cambió; un enorme agradecimiento se adueñó de mí y es lo que me hace decir “Sí” a Dios cada día. Definitivamente ese día es un parte-aguas en mi vida; mi proyecto ya no es “mi proyecto” sino el proyecto de Dios en mí, y aunque quisiera que éste resultara tal como Dios lo piensa, muchas veces mi debilidad dificulta su realización, pero lo importante es que me esfuerzo sinceramente por dejar que su Voluntad se cumpla en mí. No sólo a mi familia le debo mucho de lo que soy, un lugar muy especial en mi vida tiene el Seminario, que es mi familia también. El Seminario me ha regalado una mejor forma de ver a Dios, de ver la vida, de ver a las personas, de verme a mí mismo. He aprendido que la oración es lo más necesario en la vida, lo más importante; que los seres humanos, todos, somos valiosos por el simple hecho de ser, y que todos somos dignos de ser amados.

El Seminario me ha regalado grandes y profundas amistades, momentos inolvidables, me ha Durante varios años, a partir de mi adolescen- regalado oración, amistad, conocimiento, estucia, se fue formando en mí un proyecto. Buscaba dio, hábitos, en fin, muchas cosas. entregarme, amar y ser amado, compartir todo,

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Algo muy especial que encuentro en el Seminario, es que, desde aquí, conozco y amo a la Iglesia de una forma especial. Mentiría si dijera que no me he decepcionado, pero desde esta decepción mi conocimiento y amor por Ella han madurado, pues la Iglesia, desde sus miserias, pero sobre todo desde su santidad que emana de quien la guía, es digna de ser amada. El Seminario también ha hecho madurar mi visión del sacerdote. Creo que un sacerdote es un hombre conocido, amado y llamado por Dios, para dedicarse e Él y al servicio de los demás; igualmente es llamado con sus miserias y maravillas, por eso ha de abandonarse completamente a Dios para que sea Él quien obre. El sacerdocio es algo que me apasiona, me llena de entusiasmo, porque creo que es el proyecto de Dios en mí para los demás.

El pasado 15 de Agosto tuve la dicha de ser ordenado Diácono junto con 10 compañeros, por Gracia de Dios y beneplácito del Sr. Arzobispo Rogelio Cabrera. Esta experiencia me ha sobrepasado, ha sido mejor de lo que imaginaba, y en realidad, me esfuerzo por responder lo mejor que puedo. Gran asombro origina en mí el hecho de poder impartir la bendición del Señor con mis manos; desde la primer bendición que di (a mis padres) hasta la última que he dado, he experimentado la Bondad y la Misericordia del Dios que me ama como instrumento, y que a través de mí, bendice a su pueblo. Mi servicio como diácono lo estoy realizando en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la colonia Independencia, donde Dios me sigue sorprendiendo; no sólo por el amor que le tengo a Nuestra Madre, sino porque soy testigo de cómo Dios ama a su pueblo, y como a través de María Santísima, obra maravillas en los humildes. Por último reitero lo feliz que me encuentro en este camino y lo mucho que anhelo ser sacerdote. Un sacerdote santo, según el plan de Dios, un sacerdote que es don para sí mismo y para los demás; que vive de saberse como tal. Sé que no es fácil y que tendré caídas, pero tengo la fe y la confianza de que Él está conmigo y de que éste es su proyecto en mí, su don. Dios los bendice, y Nuestra Madre Santísima María de Guadalupe los cubra con su manto. Diác. Francisco Javier Cantú Garza

4º Teología

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Les doy un cordial saludo a todos los lectores de esta revista del Seminario de Monterrey, esperando que Dios nuestro Señor, los llene de bendiciones a cada uno de ustedes. Sin duda alguna, la vocación es un precioso regalo de Dios en donde nos invita a entregarnos libremente, al servicio y la caridad para con nuestros hermanos; en el cual, cada uno responde con generosidad, aceptando el llamado que Dios nos hace. Así como yo, hay muchos amigos, compañeros La mirada de algunos compañeros se dirigía hay sacerdotes, que han aceptado este regalo que cia mí, pues anteriormente ya me habían mencioDios nos ha dado, un don que desde el momento nado que si quería irme al seminario. que el Señor te lo ofrece jamás olvidas. Ese momento sólo quedo en palabras, pues el Hablar de mi vocación es hablar también de to- optar por una vida distinta y aceptar algo descodas las personas que han dado testimonio en mi nocido no estaba en mis planes. vida para optar por esta opción al sacerdocio; y es que la alegría, la entrega y el servicio que ma- No fue hasta el siguiente año cuando me decidí nifestaron fue motivo para causar inquietud en mi iniciar mi proceso vocacional. El testimonio de mi párroco y del vicario seguía invitándome a optar persona. por el camino hacia el sacerdocio. Veía en ellos Recuerdo un domingo en misa, cuando celebrá- una alegría, lo cual me motivaba a investigar bamos el día del seminario, la reflexión y el testi- acerca de la vida del seminario y del sacerdocio. monio que daba el seminarista, (ahora sacerdote), hizo sentir en mí, por primera vez, el llamado Llegó el momento en que tenía que tomar una decisión. Sería algo difícil en esos momentos, de Dios. pues el trabajo en el que me encontraba tenía Ese mismo día, por la noche, al grupo de jóve- asegurado un puesto importante donde no me nes nos tocaba la venta de cenas, el seminarista iba nada mal, así como también de tomar la decicompartió los alimentos y su alegría vocacional sión de dejar a mi novia, y alejarme de mi familia. con nosotros, cuando de repente una pregunta del seminarista enmudeció a todo el grupo: “En- La opción por Jesús fue tomada, el apoyo, la confusión y la inconformidad se dieron en las persotonces ¿Quién se va al seminario?” nas cercanas, aun así decidí responder al Señor.

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El 7 de agosto del 2010 es un día especial para mí y muchos compañeros, pues ese momento fue el día en el cual, emprendimos un camino juntos hacia la vida sacerdotal dentro del seminario. No me arrepiento de ello y sigo viviendo con alegría esta opción que he elegido, pues como dijo un amigo “la mejor vocación es en la que Dios llama y uno responde con alegría”, una alegría que no debe de terminar nunca. Recordar es vivir; volver al inicio de mi vocación es un gran alimento pues reaviva los momentos en los cuales se toma una decisión importante y más cuando la opción es Jesús. ¡Oremos! Por todos aquellos jóvenes que quieren entregar su vida al sacerdocio para que con valentía, generosidad y alegría sigan el ejemplo de Jesús Buen Pastor en sus vidas ¡Dios los Bendiga!

Jorge Alberto Rodríguez Urbina

2º Filosofía

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¡Qué tal amigos lectores de esta revista San Teófimo! Les saludo deseando que la alegría del Señor Jesús les renueve totalmente. He sido invitado a recorrer a través de mis recuerdos para contar el proceso de mi vocación al sacerdocio.

Estudié la secundaria técnica y, terminada ésta ingreso a ITACE, una escuela de formación técnica terminal que te incorporaba de inmediato al campo laboral. Ahí concluí la carrera de técnico en Electrónica, estudio que me valió para ingresar a una empresa maquiladora al oriente de la Puedo comentarles que, como muchos de mis ciudad de Matamoros, diócesis a la que pertehermanos seminaristas, tuve una primera luz de nezco y, en la cual permanecí laborando por diez vocación en mi niñez, donde la figura sacerdotal años (de los 18 a los 28 de edad). llamaba mi atención; al no tener a mi padre conmigo desde muy pequeño, creo haber buscado un Durante mi estancia allí, realicé la carrera de Limodelo a seguir, a imitar, como sucede normal- cenciatura en Intervención Educativa y concluida mente en los niños de temprana edad. ésta, obtuve la coordinación del Departamento de Capacitación de dicha maquiladora. Empecé por jugar a oficiar la misa; con una pequeña primera biblia con dibujos animados que Mi vida transcurría entre el trabajo, el apostolado me gané en el catecismo, refresco de uva y unas en mi capilla María Auxiliadora, los estudios y el pequeñitas tortillas de harina que mi abuelita Emi- cuidado y manutención de mi mamá, siendo éste lia preparaba ante mi insistente petición. último, el principal motivo de postergación de la toma de decisiones importantes en mi vida perEl proceso pareció haber muerto con la llegada sonal. de mi pubertad y las necesidades extremas de la familia, por las cuales tuve que emprender la vida Sin embargo, la mañana del 11 de septiembre de laboral y estudiantil alternadamente desde muy 2008, preparándome para mi día de trabajo, abrí temprana edad. el misal mensual, y al leer la antífona de entrada de ese día, encontré el pasaje que cambio el

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rumbo de mi vida: “El Señor lo ha jurado, y el Señor no se retracta, Tú eres sacerdote para siempre, como Melquisedec” (Sal. 109,4). Estas palabras resonaron en mi mente y en mi corazón por varias semanas, hasta que, discerniendo con la ayuda de Dios, de mi ex-párroco, el Pbro. Rafael Hernández Perea, la de mi familia y amigos, tomé la decisión más importante de toda mi vida: Ingresar a la formación en el seminario, mi Seminario de Matamoros. Les sigo invitando a “orar sin desfallecer”, ya que mi persona y mi vocación es sin duda fruto de sus incesantes súplicas al dueño de la mies, para que envíe operarios a sus campos.

Que en esta Navidad ya próxima, el divino niño Jesús traiga consigo copiosas gracias y bendiciones para cada uno de ustedes y su apreciable familia y que el año venidero sea un año que lleno de esperanzas y un serio proyecto de vida, nos ayuden a santificar nuestras vidas. ¡Felíz Navidad!

Martín Nicolás Hinojosa Torres

3º Filosofía

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EL SEMINARIO: SAN TEÓFIMO 2013


Un mes antes de regresar al Seminario, por parte de los ceremonieros que organizaban la liturgia de la ordenación diaconal, pidieron les escribiéramos algún santo al cual, en la ordenación diaconal, se imploraría su intercesión durante las letanías. Yo mandé mi ingenua petición: San Teófimo Mártir. Tres días antes de ser ordenado Diácono, San Teófimo regresaba la petición. Recibí la inesperada y sorprendente noticia de que sería el coordinador general de la fiesta en su honor; y con ello, recibía un mensaje de Dios: El diaconado es testimonio, martirio, donación. La fiesta de San Teófimo es un momento formativo idóneo, ya que en ella se encuentra lo necesario para cultivar la vida espiritual, la fraternidad, el deporte, la cultura, así como para reflexionar en torno al valor que el Seminario propone meditar durante el año. Esta vez tocó el tema del valor de la Austeridad, cuyo lema fue: “San Teófimo: hombre libre y siervo de Dios”. Ese fue nuestro objetivo principal: promover entre los seminaristas, por medio de las actividades a realizar, el valor de la austeridad en la misión de todo sacerdote diocesano. En lo que a mí me tocó, puedo decir que fue coordinar la parte creativa del proyecto, así como la organización del mismo y su ejecución, respaldado por el valioso equipo de coordinadores de la fiesta, (que en las páginas siguientes compartirán su testimonio); así como de los 58 teólogos que somos en el Instituto de Teología y de los seis padres del equipo formador de nuestro Instituto, que con su disposición y asesoría nos ayudaron al buen trabajo realizado. Creo que celebrar es todo un arte, y más en el Seminario.

LA FIESTA DE SAN TEÓFIMO 2013 Este año nuestro objetivo particular fue ese: celebrar y vivir la fraternidad en cada una de las actividades realizadas, dejando a un lado la “parafernalia” de una fiesta, para encontrarnos tal cual somos. Creo que esa es la clave de la austeridad. Y en esta fiesta lo hemos logrado, compartiendo la vida en los deportes, las celebraciones litúrgicas, la convivencia fraterna y la reflexión cultural, en medio de globos, antorchas, colores, música, magos, competencia, oración, testimonios y fraternidad. En lo personal, quisiera agradecer a Dios y al equipo formador, esta experiencia formativa; pesada, difícil, pero llena de gozos espirituales, de alegrías y de aprendizajes. Entre lo que aprendí fue que una fiesta patronal no es sólo organizar la kermese y vender boletos, es muchísimo más que eso. Es ser Pastor, llevando al pueblo de Dios a celebrar a Jesús, pues Él mismo es una fiesta, la fiesta de la misericordia del Padre que se nos da a todos gratuitamente. San Teófimo me ha regalado esta buena lección, celebrar es más que todo lo que se pueda organizar, pero lo incluye. Es enseñar desde la experiencia personal a los demás a caminar juntos, a vivir mano con mano el desprendimiento, la generosidad en el trabajo, a pedir ayuda, a solicitar consejo y pedir perdón; a trabajar, más que en equipo, como hermanos y buscar en todo: “ir sin lastres y sin ataduras, buscando sólo la voluntad del Maestro” (PDV 30).

Diác. Darío Francisco Torres Rodríguez

4º Teología

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SEMINARIO


CONVIVENCIA EN LA FIESTA

rreras deportivas y fiestas, nos dimos la tarea de traerlo al Seminario, creando Normalmente cada parroquia tiene sus fiestas un gran momento de diverpatronales y el Seminario de Monterrey no es la sión y fraternidad. excepción. Cada año celebramos a nuestro santo patrono San Teofimo mártir, el cual hace que Además de las inauguranos reunamos las cuatro casas del seminario de ciones, dispusimos una Monterey: el seminario menor, el Curso Introduczona de juegos estilo feria o kermés para que torio, el Instituto de Filosofía y Teologia. Nuestra los seminaristas convivieran durante las fiestas, celebración consiste en un novenario lleno de además de unos skydancer con los cuatro coloactividades culturales, deportivas, espirituales y res de las casas (telas volando sujetas a un abade convivencia. nico) que representaban un pebetero o signo de la unidad que queríamos enfatizar en la fiesta. En este año tuve la oportunidad de pertenecer al Una cosa nueva en esta fiesta fue la conferencia equipo de coordinadores de la fiesta, encomendeportiva en la cual invitamos a Sergio García y dándome la tarea de organizar todas las activiun equipo de “gorditos” que forman parte del prodades deportivas y las inauguraciones. Normalyecto “Bájate Gordo” provocando en los seminamente se hacían las mismas actividades cada ristas una motivación por ejercitarse y bajar esos año, pero en esta ocasión la indicación era darle kilitos de más. un toque distinto a las fiestas. Nos propusimos resaltar más a San Teófimo y crear un ambiente Por último también organizamos las competende fiesta patronal parroquial. Debo confesar que cias deportivas las cuales, como ya es tradición, en un principio no tenía ni idea de lo que haríason muy competitivas, jugamos softbol, volibol, mos, pero al final Dios me iluminó el panorama y domino, ajedrez, pingpong, carreras de atleme dio un gran equipo de hermanos con el cual tismo, basquetbol y futbol que es muy peleada trabajar. como buenos mexicanos que somos. Y terminamos con el momento de la premiación entreganDecidimos darle un toque más olímpico a la indo regalos y medallas. auguración del novenario, haciendo un performance sobre la historia de San Teófimo y de sus En pocas palabras, ha sido una gran experiencia fiestas en el Seminario, además de un sorteo participar en estas fiestas. Me siento muy satisfeestilo FIFA para asignar los roles de juego y tercho por el trabajo que realizamos, pero aún más minamos con un momento de oración en la cual me siento agradecido con Dios por la oportunino podían faltar los fuegos artificiales, todo esto dad de dejar una huella en estas fiestas que seresaltando la unidad y fraternidad de las cuatro gún las evaluaciones, fueron distintas y creativas casas del Seminario. La segunda inauguración pero con el mismo sentimiento de hermandad del triduo, que es cuando comienza la fiesta en que tienen todas, y eso para mí basta y sobra sí, quisimos darle un toque de colores, dado que para que todas las preocupaciones, trabajos y está muy de moda los polvos de colores en capresiones hayan valido la pena. Gracias también a San Teófimo que, siguiendo su ejemplo, nos enseña y motiva a dar la vida por Cristo en cada momento. José Juan Montalvo Valdes

1º Teología

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ACTIVIDADES CULTURALES SAN TEÓFIMO ¡¡Alégrese el corazón de los que buscan al Señor!

mado al sacerdocio.

Unas de las virtudes del cristiano es la alegría y más para aquellos que seguimos a Jesús en un llamado a una vocación extraordinaria, como lo es el sacerdocio.

Se iniciaban los juegos de futbol, básquetbol y voleibol y, por la noche, una Kermés amenizada por la Sonora “Bembe”; para la cena algunos platillos como hamburguesas, enchiladas, tortas y tostadas.

Así con esa alegría que caracteriza a los seminaristas empezábamos las Fiestas Patronales de San Teófimo Mártir. Al inicio del novenario nos reunimos las tres casas de formación de nuestro Seminario; hubo una inauguración muy atractiva, nos dieron a conocer

cómo llegaron las reliquias de nuestro patrono a este Seminario Arquidiocesano de Monterrey; y el momento de las competencias deportivas, que a la vez es un momento de convivencia entre cada uno de nosotros. Durante el novenario, la reflexión iba en torno a la austeridad, virtud que el sacerdote de hoy debe vivir según las exigencias del Evangelio, para poder cumplir con generosidad la voluntad de Dios.

Entre los alumnos de cuarto de teología había comentarios como: “ya es nuestra última fiesta, como parte del semanario”; por eso se aprovechó al máximo cada unas de las actividades realizadas. Llegaba a su culmen la fiesta; El Sr. Arzobispo

Don Rogelio Cabrera López estaba emocionado con la respuesta del clero de nuestra Arquidiócesis. Les decía en la homilía de la misa: “gracias padres por volver a la Alma Mater, la que ha formado y seguirá formando a los futuros pastores del pueblo de Dios”.

Y llegaba el momento fuerte de nuestra fiesta. Los días 3, 4 y 5 de Noviembre comenzaron con una alegría vocacional de los que el Señor ha lla-

Gerardo Saldaña González

4º Teología

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SEMINARIO


ESPIRITUALIDAD EN SAN TEÓFIMO

por su “primera fiesta de san Teófimo”. Veo a los filósofos y teólogos y esto me llena de gozo. Jóvenes que queremos ser libres y siervos de Dios, alegres, hermanos. Cerca de 300 seminaristas, 20 sacerdotes formadores, más de 150 sacerdotes en la Eucaristía del 5 de noviembre y muchos invitados más. Llena de alegría el ver una celebración tan concurrida, además de la expresión de los sacerdotes: “nos vamos gratamente sorprendidos”. Como instituto organizador nos hace exclamar según aquella palabras de Jesús: “Somos solamente siervos, no hemos hecho, sino lo que debíamos hacer” (cfr. Lc 17, 10). No cabe otra respuesta, sino la de estar gratamente satisfechos. Es fruto del trabajo de estos meses: organización, planeación, proyección, ejecución y deleite, claro está, que ofrecemos a Dios y a nuestros hermanos.

¡Gratamente satisfechos! “Hemos celebrado a Cristo en sus mártires, hemos celebrado la vida entregada en una acción de gracias. A aquel piadosísimo Señor de todo, al que suplicamos que en el día del triunfo de su mártir, perdone los pecados de sus siervos” (Him-

Creo que lo que más gustó de esta fiesta, fueron las procesiones con las antorchas que daba un clima de honda espiritualidad. Cada uno de los mensajes que nos dirigieron los sacerdotes invitados; el recordarnos que estamos bendecidos porque Cristo vive en nosotros y la invitación a no de las II Vísperas de un mártir). trabajar por la Justicia, por la que lucharon inHemos celebrado, como hermanos en un mismo numerables mártires y también san Teófimo (Cfr. caminar y respuesta vocacional, este año bajo la Homilía del Sr. Arzobispo en la Eucaristía principal. Martes 5 de noviembre de 2013). invitación a reflexionar sobre la austeridad y el lema: Hombre libre y siervo de Dios. Qué mejor Fraternidad compartida, amistad, competencia que el martirio como camino de pedagogía hacia leal, compañerismo, espiritualidad. Esto y más la verdadera libertad en un sublime servicio. Mehemos vivido estos días de fiesta. Y damos gradiante la vida testimonial llegaremos a ser homcias a Dios porque nos concede estos espacios bres libres y siervos de Dios, como nos invitaba donde nos hacemos más cada día a semejanza esta fiesta de nuestro santo patrono, en este cadel Maestro. Todo esto nos llama a que nuestra mino de formación hacia el sacerdocio ministevida sea Palabra del Señor ya rubricada, que sea rial. martirio en Cristo y, fuego lento de amor que en la alegría de servir al Señor es consumada (Cfr. Al sentarnos a evaluar cada uno de los eventos, Himno de Laudes del común de un mártir). al ver los resultados, lejos de quedarnos en evaluaciones frías hacemos el salto de la fe. Esa fe San Teófimo, Mártir: Ruega por nosotros. que nos dice que esta fiesta, como cada una de las vividas durante la estancia en el seminario, va dejando huella en nuestra vivencia en esta casa de formación. Veo a mis hermanos del Curso Introductorio ganando el torneo de volibol, veo Joaquín Gustavo a uno de ellos con una sonrisa que me llena por Montoya Rico dentro. Veo a mis hermanos del Menor con un 3º Teología “buen sabor de boca” y un gesto de aprobación

SN. TEÓFIMO

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LA NAVIDAD CURSO ¿Quién no se acuerda de la Navidad en el CI? ¿Cómo olvidar ese momento tan especial en la formación? ¡Qué tal hermanos! Les saludo desde Paso Hondo, mi casa… Se me ha pedido que comparta con ustedes cuál fue mi experiencia de la Navidad en el Curso Introductorio. Y la verdad es que el sólo hecho de recordar este momento me llena de alegría. Recuerdo los ejercicios espirituales con sus respectivas posadas, los jardines llenos de luces, los grandes regalos y el misterio del nacimiento; el comedor con bellos adornos; la sala de televisión con ese agradable toque navideño; y el comedor con los colores de la navidad. No sé cómo haya sido en el año en el que estuvieron ustedes, pero en nuestros ejercicios espirituales hicimos un recorrido por “la experiencia” de los personajes del nacimiento. Fue grandioso considerar este bello acontecimiento desde las diferentes perspectivas: la de María, la de José, la de los pastores, etc. Cada experiencia que conocía ayudaban a prepara mejor la experiencia que estaba por vivir. A la par de los ejercicios iniciamos las posadas y éstas venían a ponerle el rico sabor a cada día. Por la mañana reflexionaba en la Encarnación y por la noche celebrábamos el tiempo del Ad-

viento con cantos, risas, juegos, velas, luces de bengala y comida, mucha comida. El tiempo fue pasando y el gran día 24 se llegó. Se han de imaginar que después de todos los preparativos navideños mi corazón se fue disponiendo y sensibilizando para este gran día. Así que el tan esperado día empezó a transcurrir. Por la mañana, el Coordinador del Instituto tuvo un pequeño gran detalle para con nosotros:

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SEMINARIO


EN EL INTRODUCTORIO Fuimos a Allende a desear feliz navidad a las personas con las que nos encontrábamos en la calle. Posteriormente visitamos el asilo de ancianos y junto con ellos todos quedábamos maravillados por lo que nuestro Dios encarnado nos permitía vivir. Platicamos con los ancianos, cenamos con ellos, compartimos algunos regalos y no podían faltar los villancicos. Regresamos al Seminario y tuvimos la celebración litúrgica. Cada detalle de la Liturgia iba cumpliendo su objetivo, me adentraba más y más en este gran misterio de Amor de Dios. No se me olvida ese momento en el que la hermana Elsa pasó cargando al niño Dios y lo puso frente al altar. La piel se me puso chinita y como que a mis ojos les entró una “basurita”.

nos regaló una imagen del niño Jesús. Este detalle fue pieza clave para la meditación del día. Tuve toda la mañana para platicar con Jesús, que me acompañó sacramentalmente. Caminé hacia un lugar en especial cerca del río (que me traía muy buenos recuerdos familiares) me senté sobre las rocas, puse mi morral a un lado, saqué la biblia y, escuchando el correr del agua, me dispuse a leer el pasaje del nacimiento de Jesús. Estaba teniendo mi propia experiencia de la Palabra encarnada y nada podía distraerme de ese momento. Las horas pasaron, me llené de gran entusiasmo y después de haber contemplado al niño en el pesebre, era momento de contar lo que había experimentado con el niño Jesús y dar a conocer mi alegría.

SN. TEÓFIMO

Definitivamente que esa Navidad fue diferente aunque especial. Fue la primera navidad que no pasé con mi familia. Ni cómo negarles que esa era una de mis principales preocupaciones, mi familia reunida y yo en el Seminario. Sin embargo, todo lo acontecido me llevó a la conclusión que ahora estaba viviendo esta navidad con otra parte de mi familia, con aquellos con los que iba empezando a caminar hacia el sacerdocio. Sentí alegría, gozo y paz. Di gracias a Dios por tan hermoso momento, pedí por mi familia y todo me llevó a expresar con mi corazón: “Gloria a Dios en las alturas” (Lc 2,14).

Erick Adrián Leal Ibarra

Experiencia Eclesial

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LA NAVIDAD EN DE LA VIRGEN Dentro de la festividad del nacimiento del Señor, tiempo en el cual todos los hombres de buena voluntad, celebran con gozo el nacimiento del Salvador, también recordamos, con verdadero honor a la que llaman bendita entre las mujeres (San Lucas 1,42).

“La Navidad es una luz en la noche, esta luz no se extinguirá jamás. Todo el que mire hacia Belén podrá contemplar a Jesús Niño, acompañado de María y de José; todo el que mire con corazón puro, porque Dios sólo se manifiesta a los limpios de corazón.” Francisco Fernández Carvajal

La celebración del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, se encuentra enmarcada en un cuadro de alegría y esperanza, todo el orbe cristiano, hace repercusión de esa inmensa alegría que nos trae el Niño de Belén. En esta fiesta, estamos obligados a pensar en la encarnación del Hijo de Dios y en el gran acto de humildad al hacerse carne entre nosotros. Por otro lado, la arquidiócesis de Monterrey, se encuentra celebrando el año jubilar de la solemne coronación pontificia de la Santísima Virgen del Roble, y por este motivo, el seminario de Monterrey, rinde un afectuoso homenaje a la Madre de Dios. Con esta alegría, y con verdadero sentimiento, me dispongo a compartirles un artículo que en realidad es una reflexión que encuentra su fuste en estas dos grandes celebraciones y que son una motivación para una vivencia cercana y piadosa de dichas fiestas.

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María, la madre de Dios, se eleva como un verdadero signo de confianza que nos invita a poner nuestra mirada en su Hijo Jesús. Ella, nos invita a contemplar el misterio de la encarnación como un signo de esperanza en los tiempos difíciles que vivimos. “Si Pedro ha sido proclamado bienaventurado, ¿no llamaremos bienaventurada entre todos a la Virgen que ha dado a luz a Aquel a quién Pedro ha confesado? Si San Pablo es llamado vaso de elección porque ha llevado el nombre de Cristo por toda la tierra, ¿qué vaso es, pues, la Madre de Dios, que lo llevó en su seno?” San Basilio

Celebrar la navidad sin una mirada puesta en la Madre de Dios resulta ser incompleta. Los cristianos católicos, estamos llamados a vivir esta navidad de manera especial unidos a la Santísima Virgen María, pues al darnos a Cristo nuestro Salvador, también nos ayuda a recibirlo con verdadero gozo. Debemos vivir la navidad en compañía de Santa María, pues en su trato, encontraremos un puente seguro que nos lleve a su Hijo y así po-

SEMINARIO


EL AÑO JUBILAR DEL ROBLE damos, tener un encuentro vivo con nuestro Salvador. La navidad, es una invitación a contemplar el misterio de la salvación en tiempos un tanto violentos. El cristiano católico de hoy, tiene que darse cuenta de la llegada de esta fiesta y no permanecer insensible ante semejante misterio, sino que, a ejemplo de aquella turba angélica que proclamaba “Gloria a Dios en el cielo” (San Lucas 2,14), así también nosotros tendríamos que hacer eco de estas bellas palabras.

ñanos a vivir la navidad tomados de tu mano. Te pedimos, oh Madre Nuestra, que nos des tus ojos para contemplar al niño Jesús con fe, danos tus manos para recibirlo con esperanza y danos tu corazón para amarlo y se pueda encender nuestra caridad.

Finalmente, apoyados en la figura de María la madre de Dios, en la advocación de nuestra Señora del Roble, le pedimos que nos ayude a preparar el corazón para cuando venga el Salvador, el Niño Jesús, le suplicamos, que prepare los hogares de las familias de la arquidiócesis, para que, el Niño Dios, pueda traernos esa paz que necesitamos construir. Que la Virgen Madre, nos haga contemplativos al amor de Dios, y roguémosle que, así como ella nos ha traído a la tierra a Jesús el Salvador del Mundo, también nosotros lo podamos llevar a todos aquellos hombres y mujeres que viven entre nosotros y que todavía no lo conocen. Oh Virgen Santa, Madre de Dios y madre nuestra, ayúdanos a no barnizar la navidad con aspectos superficiales, ensé-

SN. TEÓFIMO

Andrés Figueroa Santos

2º Teología

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Por mi parte, yo participaba atendiendo a los grupos de los jóvenes y el coro de la misa con niños. Una de las cosas que más me llamaba la atención era la fiesta de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre, donde la misa es bilingüe: Las lecturas, el evangelio y la homilía son en español y en inglés. Es muy interesante ver personas de numerosas partes del mundo (Argentina, El Salvador, Guatemala, Alemania, Francia, México y de otros países más) participando de la celebración. La fe nos unía y nos ayudaba a entender la celebración a pesar de nuestras costumbres e influencias religiosas. A continuación algunos datos generales sobre la Diócesis de Arkansas: Después de la adquisición del territorio de Arkansas por parte de los Estados Unidos en 1803, se establecieron en la región gente de Europa, la Durante el tiempo que estuve en el estado de mayoría protestantes. Arkansas en los Estados Unidos, tuve la oportunidad de vivir y experimentar formas diferentes El Padre Ennemond Dupuy construyó la primera de ser Iglesia a comparación de mi tierra natal: parroquia cerca de Pine Bluff en 1834, era el úniSan Felipe, Guanajuato. co sacerdote católico en Arkansas. En 1838 las hermanas de Loretto abrieron la primera escuela Mis papás y la mayoría de mis familiares parti- católica, por esta razón Roma empezó a poner el cipan como ministros de la Eucaristía, mientras ojo en Arkansas. que otros lo hacen en el coro de la parroquia a la que pertenezco: San Eduardo. El papa Gregorio XVI estableció la Diócesis de Little Rock, Arkansas, el 28 de noviembre de 1848. Al obispo Mons. Andrew J. Byrne le fue

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encomendada la tarea de guiar la nueva diócesis. Así que desde Nueva York se trasladó a Little Rock en caballo; al llegar encontró una populación posiblemente de 700 católicos. La primera catedral fue construida en las calles de Little Rock en 1846 y fue consagrada al apóstol San Andrés. La diócesis fue después encomendada al obispo Mons. Fitzgerald de 1866 a 1907. La población de católicos aproximaba 10,000 fieles y 32 sacerdotes. El Obispo Morris continuó el trabajo de 1907 a 1946; estableció parroquias para gente de origen africana en la parte central de Arkansas. El Obispo Fletcher (1947-1972) fue el primer obispo originario de Arkansas. El obispo McDonald (1972-2000) fue el quinto obispo de la diócesis. En esos tiempos las parroquias comenzaron a atender la población de hispanos que crecía rápidamente, también a refugiados de Vietnam, Cuba y Sudamérica.

La diócesis ya era casa de más de 55,000 católicos. Posteriormente el obispo Sartain (20002006) fue el obispo que estuvo en la sede. Monseñor J. Gaston Hebert (2006-2008) fue administrador de la diócesis sin la presencia de un obispo. En este tiempo la diócesis experimentó un aumento de seminaristas, particularmente de otros países. La diócesis tenía 22 seminaristas; la mitad de otras culturas incluyendo México, Argentina, El Salvador, República Dominicana, Nigeria y Vietnam. El Papa Benedicto XVI nombró al Padre Anthony B. Taylor, de la Arquidiócesis de Oklahoma, el séptimo obispo de la diócesis el 10 de abril, 2008. Actualmente la diócesis tiene 137 sacerdotes, 131 parroquias, y 41 seminaristas.

Martín Alejandro Amaro Rodríguez

2º Filosofía

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FELIZ NAVIDAD !!! Pr贸spero a帽o 2014

Son los deseos de todos los que colaboramos en la Revista San Te贸fimo.

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