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CULTIVO AVANZADO
DESCUBRE CÓMO CON EL CULTIVO IN VITRO SE PUEDEN INDUCIR RAÍCES EN CUALQUIER PARTE DE UNA PLANTA
Mr. Sandman Artículo esponsorizado por Buddha Seeds
El cultivo in vitro, el Cannabis y la producción de raíces Con el cultivo in vitro se pueden estudiar fenómenos muy curiosos. Uno de ellos es la inducción radicular. Al exponer diferentes partes de una planta a un medio de cultivo con auxinas o con una mayor proporción de auxinas que de citoquininas, se puede conseguir que estos órganos modifiquen su crecimiento y produzcan raíces. Es un claro ejemplo de la importancia que tienen las hormonas en el crecimiento y desarrollo vegetal. En el último artículo se vio la capacidad que tienen las células vegetales para cambiar su forma y su función y transformarse en células madre o, como se conocen en fisiologíal vegetal, células totipotentes. Cuando a una parte de un tejido de la planta conservada in vitro se le añaden las hormonas auxina y citoquinina, se obtienen callos capaces de formar un órgano nuevo. Para conseguirlo es muy importante añadir ambas hormonas en la
misma proporción. Hay que recordar que las hormonas realizan muchas funciones en las plantas, dependiendo de su concentración y del tejido en el que esté. En este artículo vamos a estudiar qué pasa cuando cambiamos el equilibrio hormonal, es decir, cuando añadimos auxinas y citoquininas pero modificando su proporción. Será otro factor a tener en cuenta en el desarrollo vegetal.
Exceptuando los nudos, seleccionamos todas las partes de la planta para el cultivo in vitro. Ya se ha comentado alguna vez en esta serie de artículos dedicados al cultivo in vitro que las plantas, pese a que no tienen movilidad, pueden interpretar muy bien el ambiente en el que están y responder de la manera más adecuada en cada momento. Esta gran adaptabilidad viene determinada, en gran medida, por las fitohormonas y todas las interacciones que se establecen entre ellas. La mejor forma de explicarlo es mediante algún ejemplo.
Fenómenos naturales Hay que recordar que las auxinas se encargan de hacer crecer a las células en una dirección determinada (elongación) y que se producen en el ápice central de las plantas, para ir bajando hasta las raíces, estableciendo un gradiente de concentración. Las citoquininas no producen el crecimiento celular, sino que provocan que las células se dividan y se especialicen para formar nuevos
órganos, como las hojas o las flores. Al contrario que las auxinas, las citoquininas se sintetizan mayoritariamente en las raíces, pero las podemos encontrar en cualquier órgano de la planta, como en los tallos o en las hojas. Conociendo esto, es fácil explicar por qué la rama central de la mayoría de las plantas crece más rápido que las ramas laterales. Cuando germina una planta empieza a producir auxinas en la yema central y, por lo tanto, sus células se van alargando. Como el tallo es tan pequeño, la concentración de hormona es muy alta y esto impide o inhibe el crecimiento de las nuevas yemas laterales que se van formando (inhibe la función de las citoquininas). A medida que la planta va creciendo y alargándose hacia la luz, la concentración de auxinas será alta en la parte superior pero irá descendiendo a lo largo del tallo, lo que permite ver el
Esquema general del proceso de formación de órganos nuevos.