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mor A a r o t c o D por la , o r e p s e o d Fuman
Pillar en tiempos de sequía nadie ha conseguido sacarla de sus casillas, permanece inmutable en su proyecto de no-vida, y sobrevive en parte gracias a los porros y a la comida congelada. En fin, que hace unos meses, en pleno agosto, decidí llamar a Marie-Noire para ver si le apetecía pasear su negrura por el safari del casco antiguo. Ya las dos juntas, nos resituamos en la calle Escudellers. Marie-Noire tiene más rollo del que parece, y la muy hábil ya se conocía la zona como la palma de la mano. Había tenido por allí “Volvimos a casa alteradas por haber visto la cara al animal camellos habituales, que llevamos dentro” que le dieron su número de móvil y todo, de modo que a algunos de los No es de justicia ni de elegancia que habituales de la calle ya los tenía vistos. toda una dama como servidora tenga Así todo es más fácil. Marie-Noire, que que encontrarse buscando chocolate mide metro ochenta y pesa sus quilitos, desesperadamente por los barrios bajos y va vestida con un chándal negro de de la ciudad. Pero ya se sabe lo que capucha de lo más Bronx, se dirige son las ciudades grandes en épocas al primer tipo. Cuando está a sólo un de vacaciones; sólo quedan turistas. Y metro, el tipo mira a ambos lados de cómo se ha puesto el servicio; hasta la calle, y al verse aprisionado entre los camellos habituales se toman la pared y mi amiga decide tomar aire vacaciones. Así que no queda más y pirarse sin decir ni mu. ¡La primera remedio que echarse a la calle y lanzar en la frente! Querida Marie-Noire: miradas furtivas a los individuos con o dulcificas tus andares o aquí no pinta de pasar algo, y arriesgarse a que pillamos ni una miserable china. te den un chasco, un tirón del bolso o, Ella me dice que no pasa nada, que lo peor, una porquería infumable. estos parecen muy duros pero que a la primera de cambio se giñan y corren a Esto en Barcelona funciona así. Te buscar a su mamá. Hago un acto de fe y vas a dar una vuelta por los aledaños seguimos adelante. de la plaza Real, preferentemente por la calle Escudellers. Allí, apostados La siguiente cara conocida fue la de en las paredes, hay una colección de un tipo enjuto, de mirada delirante y personajes inquietantes que entran y esquiva, que lo primero que preguntó salen de los tugurios, de las barras al acercarse Marie-Noire es si era de la donde sirven shawarmas e incluso de poli secreta. ¡Joder, dos a cero! No nos los todo a cien. ¿A quién atacar? En este vamos a comer un rosco, querida Marie. punto se me presenta un problema de Empiezo a impacientarme. Le digo a conciencia; la verdad es que mi primer Marie-Noire que me deje ir delante y impulso es dirigirme a los magrebíes. que se quite esa capucha que intimida Llámame racista... ¿Se le puede llamar hasta a los camellos de la Plaza Real. racismo a eso, o es que realmente son Y con un sutil taconeo me dirijo al los magrebíes –que no digo que todos primero que se me pasa por delante. sean camellos- se han quedado esta “Perdón, ¿tu no conocerás a alguien que porción de mercado en esa parte de pase chocolate, verdad?”, le digo con Barcelona? Todo eso lo pienso antes mis modales más exquisitos.”Yo mismo de salir de casa, mientras me empolvo señora”, me contesta, “síganme”. Y nos la nariz frente al espejo y me pongo conduce a un callejón oscuro y estrecho, dos gotitas de Chanel detrás de las y allí manda a un niño de unos diez orejas. ¡Nunca hay que perder el estilo! años hacia a un portal. Esperamos en Pero entonces me digo: “¿Y por qué ese silencio incómodo de los ascensores, reservarme sólo para mí esta aventura mirando los meados y las botellas de exótica?”. Y llamo a mi amiga Mariecerveza vacías de las esquinas, hasta Noire. Es más blanca que la leche, pero que el chaval aparece de nuevo y la llamamos así porque siempre viste nuestro camello nos enseña una china de negro riguroso, desde las bragas poco más grande que una aceituna. hasta la pinza del pelo. Marie-Noire se Precio: 60 euros. ¡¿Quééééééé´?! Ni volvió depresiva crónica un día porque de coña. Hago amago de darme media sí, fue un acto de voluntad, y decidió vuelta e irme, y entonces el tipo nos que nunca más sonreiría más de lo sigue y nos dice que es material bueno, debido ni daría señal externa alguna que no es de los que le venden a los de que la vida mereciera algún tipo turistas, que vale la pena, que lo acaban de consideración ociosa. Y la tía lo ha de traer de Marruecos etc etc. Miro a respetado. Lleva cinco años de baja en Marie-Noire, que hace cara de “cógelo y baja y de psiquiatra en psiquiatra, y
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de La María: 5 de febrero de 2005
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vámonos de aquí que no nos queda nada que echarnos a los pulmones”. Suspiro, y doy media vuelta. Pero lo que ellos no saben es que yo he sido hija predilecta de Chaouen, un entrañable pueblecito del Rif marroquí donde el hash lo cultivan en las granjas de la montaña, donde todo huele a polen del bueno y en los cafés de la plaza mayor, por la mañana, se desayuna té con menta y un porrito. ¡Y me pongo a regatear como una loca! Pero el tío era más marroquí que yo, claro... y el tenía el hash... Así que me lo llevé por cincuenta (un abuso impresionante de todos modos). La verdad es que el material no estaba mal.
los suburbios y por haber visto cara a cara al animal que las dos llevábamos dentro, cada una en su estilo –el mío un poco más refinado, claro-. Y entonces Marie-Noire tuvo la idea, su primera iniciativa en los últimos cinco años, y decidió instalar un invernadero de marihuana dentro de su casa. No me lo podía creer, era un obra colosal. Desmontar un pequeño lavabo, abrir agujeros en la pared, instalar lámparas, desagües... Pues sí, lo hizo. Y todo va estupendamente. Las plantas crecen bien, no dan demasiada guerra, y ahora tenemos cosecha continua sin tener que ir de safari.
Volvimos a casa con el corazón en un puño, alteradas por esa inmersión en
Así que: ¡Si fumas, planta! Es un consejo de la Doctora Amor.
