
Catálogo Pos exposición
Primera muestra individual de la artista en el Museo de Arte Moderno de Cartagena
Casa de infancia… Paraíso perdido
La nueva propuesta que presenta Sandra De la Cruz en el Museo de Arte moderno de Cartagena tiene la obsesión de la búsqueda de la Casa como el Paraíso perdido, tema que aborda sin estereotipos, pero sí lo hace a partir de imágenes recuerdos memorias que conectan todo el bagaje de su narrativa, logrando situar al espectador frente a su propia historia.
Dedicada a la práctica de la pintura y además hoy a la investigación en arte, es finalmente en esta propuesta donde logra acercar ambos aspectos en una nueva caracterización y redefinición de sus intereses plásticos, entre los que propone literalmente un retorno, que paradójicamente resulta ser una visión renovada de su propio trabajo. En estas pinturas la artista introduce de una manera sutil y condensada elementos contemporáneos (como el humor, por ejemplo), que se suman a temáticas trabajadas en todas sus épocas anteriores. Asimismo, se percibe una paleta enriquecida que va desde los colores tenues y cálidos de la naturaleza a los colores de su recuerdo exaltado, todo esto resumido en una serie de pinturas de pequeño formato invadida de toda su intimidad y nostalgia por una atmósfera familiar perdida.
La fidelidad a la práctica de la pintura, la lleva de la mano a revisar procesos de memoria desde las artes visuales que logra de construir como un gran collage o como mapas mentales, que recuerdan la visión que tenía Aby Warburg de la Historia, como fragmentos de memoria que nos hablan de su fragilidad y de lo fractal que contienen o, en otras palabras, de la capacidad de representación de esa totalidad que puede estar contenida en un mínimo espacio pictórico.
Esta exposición es también una denuncia apasionada de la perdida de la memoria y de la vida de un barrio que un día fue pensado como una Arcadia y que hoy libra una dura batalla frente la destrucción y el abandono que incitan la ausencia de políticas justas de valoración de nuestro patrimonio histórico.
Eduardo Hernández Fuentes CuradorMuseo de Arte Moderno de Cartagena Septiembre de 2017
La casa de infancia: espacio de memoria, pérdida y reconstrucción
No solamente nuestros recuerdos, sino también nuestros olvidos, están "alojados". Nuestro inconsciente esta "alojado". Nuestra alma es una morada. Y al acordarnos de las "casas", de los "cuartos", aprendemos a "morar" en nosotros mismos. Se ve desde ahora que las imágenes de la casa marchan en dos sentidos: están en nosotros tanto como nosotros estamos en ellas.
Gastón Bachelard1Tuve una infancia colorida rodeada de la calidez y seguridad de mi familia, conformada principalmente por mujeres, en una casona del barrio de Manga de Cartagena La casa tenía cinco habitaciones, techos altos, grandes ventanales, tres patios con gallinero y muchos árboles frutales donde mis hermanas y yo nos divertíamos. También jugábamos a las muñecas, aunque yo siempre tuve una especial inclinación por los lápices de colores y las pinturas. Nunca antes pensé que ese lugar sería motivo o tema de mi obra, pero creo que siempre estuvo allí guardado en mi memoria hasta hoy que encontré la forma para expresarlo.
La casa, además de ser un espacio de interacción y de construcción para los individuos, es también el recinto donde uno crece y el lugar que a la postre se transformará en un espacio de nostalgias y recuerdos. Y como es uno de esos lugares privilegiados que anidan valores y lazos familiares, ante la destrucción física de sus espacios materiales, se reavivan nuestros espacios simbólicos, afectivos y emocionales.
La casa en la vida del hombre suplanta contingencias, multiplica sus consejos de continuidad. Sin ella el hombre sería un ser disperso. Lo sostiene a través de las tormentas del cielo y de las tormentas de la vida. Es cuerpo y alma... Antes de ser "lanzado al mundo" como dicen los metafísicos rápidos, el hombre es depositado en la cuna de la casa. Y siempre, en nuestros sueños, la casa es una gran cuna.2
1 Bachelard, Gastón. La poética del espacio 1957, Edición 2000, p. 23.
2 Ibídem, p. 30.
La casa, esa casa de mi infancia3, contiene un lapso significativo de mi vida. Cuando vivía fuera de Colombia, mencionar o hablar de “mi casa” ―siempre refiriéndome a la casa familiar que creía que era mi mundo― era un aliciente en medio de la incertidumbre del estado de inmigrante. Al mencionar “mi casa” me sentía conectada a mis raíces, a mi país, a mi ciudad a mi barrio “Manga” y a mi familia. Porque “La casa es un cuerpo de imágenes que dan al hombre razones o ilusiones de estabilidad”4; y porque además “la casa de la infancia... es, una morada en que la vida de familia ha encontrado seguridad y dicha.”5 No en vano la imagen de esta casa de mi infancia y de mis primeros años de juventud aparecía nítidamente en mis recuerdos como el tesoro más preciado gracias al cual los mejores tiempos y espacios eran revividos en mi memoria una y otra vez.
Esta casa hizo parte de la arquitectura doméstica republicana6 (1850 1930) cuyo modelo de vivienda de la “casa republicana en el barrio de Manga en Cartagena” nos remite y nos muestra la importancia de la arquitectura de ese momento como vestigio y testigo del despertar económico de una ciudad que se encontraba a punto de desaparecer a causa del rezago.
Después de dos décadas de auto exilio, a mi regreso a Cartagena comencé a recordar y escribir detalles de todo lo que la casa significaba para mí. Dibujé el plano, realicé inventarios de objetos y de cosas que recordaba que había en ella y que mi madre había mantenido a través de los años. Sin embargo, a pesar de mis pesquisas, la historia de la casa en el discurrir de la ciudad se me escapaba aferrada a mis recuerdos que seguían aún vivos. Pero como lo recuerda Gastón Bachelard, “… podemos dibujar esas casas antiguas, dar de ellas una representación que tiene todos los caracteres de una copia de la realidad. Ese dibujo objetivo, separado de todo ensueño,
3 La casa de mi infancia y juventud estaba ubicada en el barrio de Manga en la ciudad de Cartagena, la dirección era #22 36 de la Calle Real. Este barrio a mediados del siglo XX fue reconocido y apreciado por su arquitectura Republicana, caracterizada por casonas familiares.
4 Bachelard, Gastón. La poética del espacio 1957, Edición 2000, p. 37
5 Ibídem, p.47.
6 “… es de vital importancia hacer mención del impacto político que la Arquitectura Republicana trajo para la ciudad, la cual es considerada como aquella cuyas manifestaciones coinciden con la etapa en que se consolidaba la República de Colombia después de la guerra de independencia, y fue la expresión plástica de los ideales políticos y sociales de la República que nacía.”(Puello Suarez, Senén. La arquitectura republicana como patrimonio histórico de Cartagena de indias: rescate y valoración de las edificaciones de 1850 1940 Cartagena, 2014)
es un documento duro y estable que señala una biografía”7; pero que difícilmente da cuenta del hogar afectivo que allí se construye y alberga.
Por eso este proyecto estético que hoy presento, se inicia con la idea de reconfigurar en esas huellas y vestigios, las memorias afectivas de la casa de mi infancia, como imperiosa necesidad de dar vida y de evocar parte de esta infancia a través de esta especie de arqueología personal desplegada ahora como experiencia artística. Por lo cual la obra fue pensada a manera de instalación artística cuya ejecución debía proponer ineludiblemente para su realización un auténtico diálogo entre diversas esferas y técnicas de las artes visuales. El interés en la instalación como soporte de su puesta en obra, deriva del dispositivo de visualización que esta permite, de las secciones de la obra, vale decir de las microhistorias que la componen y se integran al espacio expositivo y que terminan por complementarse
Algunos antecedentes personales de los que se nutre esta propuesta, y en los que he venido trabajando en estos últimos años son la serie de pinturas Espacios y tiempos (2010), resultado de mi proyecto de pregrado en Artes Plásticas La creación artística plástica y su relación con la migración. Relato de vida de una artista cartagenera (2010) . En este trabajo doy cuenta de la influencia que ejerce el espacio y el tiempo en mi producción artística y de la manera como en esos espacios y tiempos realizo una indagación de las percepciones efímeras del paisaje: una apuesta por la interpretación que hago de la naturaleza, acompañada al mismo tiempo de reflexiones, sensaciones, emociones, ritmos, calma y contemplación que surgen de mi relación con un lugar.
Asimismo, mi trabajo de grado de Maestría en Historia del arte Cecilia Porras y su obra en el Museo de Arte Moderno de Cartagena , me permitió afinar desde otra perspectiva esta preocupación por la configuración de “lugares hospitalarios” que frecuentemente caen en el olvido. Sólo que ahora, desde la historia del arte quería rescatar la visión del paisaje urbano en la pintura de la artista estudiada como uno de los aportes esenciales de su trabajo plástico a la modernidad en el arte colombiano. Estos antecedentes confirman que el desarrollo de mi carrera
7 Bachelard, Gastón. La poética del espacio 1957, Edición 2000, p.61.artística del pregrado y de la Maestría ha permitido transformar los límites del espacio exterior del paisaje y la ciudad, para dejar aparecer en este proyecto sobre el espacio interior subjetivo e íntimo de la casa de mi infancia, otra propuesta plástica más cercana a la afección singular de estos espacios existenciales que hoy se presentan.
Esta propuesta intenta analizar, re presentar (es decir volver a presentar) y reconstruir el espacio de la casa donde transcurrió mi infancia a través de la experiencia estética y de la memoria individual, evocando la memoria colectiva e histórica del barrio evidenciada a través de registros artísticos que muestran el estilo de vida de una época (décadas 70 y 80) en la ciudad, proponiendo una reflexión sobre las tensiones y representaciones modernas, subjetivas y sociales, de los cambios y contrastes que se han producido en los espacios habitacionales, de la ciudad debido a que la venta de estas casonas de Manga se dio como fenómeno social a finales de la década de los 80 antes de la declaración de algunas casas como Patrimonio Arquitectónico.
Pero ante todo esta propuesta es la realización de una especie de cumplimiento de una “deuda” estética, que tenemos tanto individual como colectivamente, con esos entornos amables que desplegaron unas valuaciones estéticas, formales, pero sobre todo afectivas que sólo una experiencia artística puede ex poner, antes de que perezcan irremediablemente por los avatares de un supuesto progreso devorador por su amnesia.
La casa de la infancia es a fin de cuentas el espacio primigenio de nuestra condición humana.
Sandra De la Cruz Bonfante
Cartagena de Indias, agosto de 2017
La casa de Infancia: espacio de memoria, pérdida y reconstrucción.
El proyecto artístico o exposición consta de 3 secciones (salas) que se adaptan al espacio disponible del Museo de Arte Moderno de Cartagena.
La sala 1
En esta sala a manera de instalación encontramos en una de las paredes seis dibujos de planos arquitectónicos intervenidos, en el centro de la sala una vitrina o gabinete de recuerdos, en otro panel encontramos una serie de pinturas y en otro panel una serie de impresiones en papel bond y el texto curatorial.
En el primer panel se muestra el proceso de reconstrucción de la memoria espacial arquitectónica de la casa. El proceso inicia a partir de dos bocetos a mano alzada en papel bond de la vista en planta de la casa realizados por la artista que servirán al arquitecto para el desarrollo de los planos finales. Este proceso se evidencia por medio de dieciséis impresiones de los planos tamaño carta que constituyen interpretaciones realizadas en colaboración con un arquitecto y una ingeniera, con las anotaciones y correcciones de la artista.
En el segundo panel (Sala 1) de la exposición encontramos una serie de seis planos de la casa resultados del proceso de reconstrucción arquitectónica. Estos planos de las vistas en planta y cortes, están dibujados con marcadores sobre papel pergamino. Uno de estos planos es el mapa del barrio Manga en el cual se indica la localización de la casa de infancia de la artista Los planos son colgados con pinzas en el panel.
En el tercer panel se presentan una serie de dieciséis pinturas al óleo de pequeño formato organizadas a manera de atlas visual. Estas obras hacen alusión los espacios habitados y eventos recordados vividos en la casa de infancia de la artista, algunos de ellos incluyen integrantes de la familia, a la artista, enfatizando en el color como elemento primordial para recrear la atmósfera familiar en la intimidad de la casa como un espacio cotidiano lleno de simbolismo. Los formatos oscilan entre 20 y 40 cm.
Serie de dibujos de planos arquitectónicos
Plano del barrio de Manga en Cartagena. Señala casas nominadas Patrimonio arquitectónico existentes, abajo a la derecha indicación de la localización de casa de la artista. Técnica: Marcadores sobre papel pergamino. 70 x 100 cm.

Fachada Escala: 1:50

Plano vista en planta, intervenido con textos que evocan las emociones, recorridos, juegos, actividades y ambiente cotidiano dentro de los espacios de la casa.

Corte transversal A A Escala: 1:50

Corte Transversal B B´ Escala: 1:50

Serie de 16 impresiones en papel bond que muestran el proceso de reconstrucción de la memoria arquitectónica de la casa. Diálogo artista arquitecto, vía correo electrónico evidencia recepción y corrección de detalles al interior de la casa que la artista propone como máximo acercamiento a su memoria visual, espacial.




Segundo boceto: Vista en planta de mi casa de infancia realizado a mano alzada desde la memoria en conversación con mis hermanas

