Sabe a escarlata y a egipcia. Predice las canciones silvestres con plumas de garza. Su enemigo es el buitre y su aliado, el colibrí. Jamás retuerce la verdad, porque es ninfa de ninfas y amante del mirlo azul. Desnuda su piel tostada y atisba el futuro, en plenitud (Sandricuentos 406).
Duerme la dormida de alma creyéndose Morticia. Su pelo azabache la entinta de castillo en castillo donde sueña con príncipes celestiales de los que no existen en la tierra. Su campo se viste de rosas con sangre real. Cansada de tanto linaje decide hacer una pausa y se va (Sandricuentos 404).
OCTUBRE 2015 ¡Picotín pinchudos! Revisa sus púas nuevas: una, dos, tres, cuatro, cinco y seis. Sin nada de pelos y bien dispuestos por la teta se movilizan ciegos hacia el olor materno, mientras ella, la partera cierra los ojos y los espera (Sandricuentos 405). 3