A6 MUNDO
17 al 23 de Mayo de 2018 | Atlanta | Mundo Hispánico
NOTICIAS
→ COBERTURA ESPECIAL: Nervios, adrenalina, alegría y tristeza, todas las sensaciones estaban a flor de piel
‘Milagro’ en la frontera ●
Samantha Díaz Roberts
Samantha.diaz@mundohispanico.com
No hubo muro, desierto o calor que los detuviera. Acaso el potente sol importó. Allí, en la misma mitad del Río Bravo, entre Estados Unidos y Ciudad Juárez, el tiempo desapareció. Se hizo eterno el momento y se olvidó de que se migró, de que “se vino a este otro lado”, de que “lo deportaron“o de que “la frontera nos cruzó”. No existieron dos países. Solo un espacio para el amor. Cerca de 300 familias de inmigrantes -de un lado y del otro- abrieron sus brazos, y pudieron estrechar a los suyos tras décadas sin verse. Un acto de paz, pero sobre todo un acto de protesta en contra de las políticas migratorias de la actual administración. La jornada comenzó cerca de las 8:30 de la mañana
FOTOS: MIGUEL MARTÍNEZ | MH
Emotivo reencuentro de cientos de familias en el Río Bravo.
Grandes y chicos.
Abuelos que nunca habían abrazado a sus nietos tuvieron la oportunidad de hacerlo gracias a la iniciativa de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos.
del sábado cuando las familias comenzaron a desfilar hacia el canal del río Bravo -seco en esta temporada-
desde el lado de Juárez y desde la zona de El Paso. El objetivo era que se reencontraran en ese punto y pudie-
ran abrazarse por tan solo cinco minutos. Las familias iban en grupos de 15, y había seis miembros por cada una de ellas.
Los nervios, la adrenalina, la alegría, la tristeza, todas las sensaciones estaban a flor de piel. Las lágrimas iba ganando su lugar conforme se acercaba el turno de cada familia participante. Para la familia de Iván Castañeda, la sensación era inexplicable. El hombre fue deportado hace un mes y este sábado, por fin, pudo abrazar a sus cuatros hijos y a su esposa, que viajó cerca de 15 horas para que pudieran reunificarse. “Gracias por haber viajado tanto para estar conmigo y te agradezco que estén aquí conmigo. Los quiero y yo también los extraño. No sé cómo vamos a salir de esto pero vamos a estar bien. Confío en Dios. Ustedes lo son todo en mi vida”, decía Castañeda a su esposa, con sus niños en brazos, lágrimas en los ojos y la voz quebrada.
Pero quizá uno de los encuentros más dolorosos fue para Vidal Rodríguez, quien no conocía en persona a su hija Itzel de nueve años. El hombre no la soltó de su abrazo durante los cinco minutos que tuvieron para reencontrarse. Apenas hablaron. Itzel se quitó sus pequeños lentes y dejó las lágrimas correr sobre los hombros de su padre. “Desde que nació no había conocido a su papá. Hoy fue la primera vez que lo conoció en persona. Se siente bien bonito que haya tenido tan siquiera la oportunidad de conocerlo”, contó con algo de alegría la mamá de la niña, Claudia Hernández. Para la familia de Juana Romo, el amor fue más fuerte que cualquier impedimento. La mujer de 80 años, que quedó en Juárez, estaba en silla de ruedas y apenas