Frigio. Astrid González

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Firmándolo con el seudónimo El Americano, Simón Bolívar redacta en Jamaica un artículo periodístico en el cual analiza la

situación étnica y social de Hispanoamérica, 1815.

“(…) no es probable que las facciones de razas diversas lleguen a constituirse de tal modo que una de ellas logre anonadar a las otras. la misma extensión, la misma abundancia, la misma variedad de colores da cierta neutralidad a las pretensiones, que vienen a hacerse casi nulas. el indio es de un carácter tan apacible que sólo desea el reposo y la soledad; no aspira ni aun a acaudillar su tribu, mucho menos a dominar las extrañas. Felizmente esta especie de hombres es la que menos reclama la preponderancia; aunque su número excede a la suma de los otros habitantes el indio es el amigo de todos, porque las leyes no lo habían desigualado y porque, para obtener todas las mismas dignidades de fortuna y de honor que conceden los gobiernos, no han menester de recurrir a otros medios que a los servicios y al saber; aspiraciones que ellos odian más que lo que pueden desear las gracias. así, pues, parece que debemos contar con la dulzura de mucho más de la mitad de la población, puesto que los indios y los blancos componen los tres quintos de la populación total, y si añadimos los mestizos que participan de la sangre de ambos, el aumento se hace más sensible y el temor de los colores se disminuye, por consecuencia, el esclavo [esclavizado] en la américa española vegeta abandonado en las haciendas, gozando, por decirlo así, de su inacción, de la hacienda de su señor y de una gran parte de los bienes de la libertad; y como la religión le ha persuadido que es un deber sagrado servir, ha nacido y existido en esta dependencia doméstica, se considera en su estado natural como un miembro de la familia de su amo, a quien ama y respeta”

*Cuando Bolívar habla de colores, se refiere a las personas de ascendencia africana.

1815

“Estamos autorizados, pues, a creer que todos los hijos de la américa española, de cualquier color o condición que sean, se profesan un afecto fraternal recíproco, que ninguna maquinación es capaz de alterar. Nos dirán que las guerras civiles prueban lo contrario. No, señor. las contiendas domésticas de la américa nunca se han originado de la diferencia de castas: ellas han nacido de la divergencia de las opiniones políticas y de la ambición particular de algunos hombres, como todas las que han afligido a las demás naciones. todavía no se ha oído un grito de proscripción contra ningún color, estado o condición; excepto contra los españoles europeos, que tan acreedores son a la detestación universal. hasta el presente se admira la más perfecta armonía entre los que han nacido en este suelo, por lo que respecta a nuestra cuestión y no es de temerse que en lo futuro suceda lo contrario, porque para entonces el orden estará establecido, los gobiernos fortificados con las armas, la opinión, las relaciones extranjeras y la emigración europea y asiática, que necesariamente debe aumentar la población”

1817

Manifiesto de bolívar a los pueblos de Venezuela en el cuartel General de Guayana de 1817, con fuertes críticas a la conducta del general Manuel Piar (general de ascendencia africana).

“(…) calumniar al Gobierno de pretender cambiar la forma republicana en la tiránica; proclamar los principios odiosos de guerra de colores para destruir así la igualdad que desde el día glorioso de nuestra insurrección hasta este momento ha sido nuestra base fundamental; instigar a la guerra civil; convidar a la anarquía; aconsejar el asesinato, el robo y el desorden (…)

¿Qué pretende el general Piar en favor de los hombres de color?

¿la igualdad? No: ellos la tienen y la disfrutan en la más grande latitud que pueden desear. El general Piar mismo es una prueba irrevocable de esta igualdad”

Simón Bolívar escribe en el Cuartel General de Angostura, a 14 de agosto de 1818, al señor Presidente de la República de Haití, Juan Pedro Boyer.

“Señor presidente: He sabido con el mayor sentimiento la muerte del presidente Pétion: su patriotismo, su generosidad y las demás virtudes que lo caracterizaban, han excitado mi veneración y la de todos mis compatriotas; esa veneración será tan inmortal como el nombre de Pétion. La amistad y el desinterés con que el pueblo y las autoridades de la República de Haití le dieron hospitalidad a los emigrados de Tierra Firme, nos llenaron del más vivo reconocimiento; y yo particularmente hice votos por su prosperidad y por la conservación de la vida del digno jefe que lo gobernaba. Esta catástrofe, burlando mis fervientes deseos, arrebata a Haití uno de sus más bravos defensores y le priva de uno de sus más dignos ciudadanos. Sin embargo, en medio de tantas desgracias, los haitianos deben sentirse felices de la nueva elección que acaban de hacer llamando a V. E. a la primera magistratura de la República, y le ruego que me permita, señor presidente, presentar a V. E. mis más sinceras felicitaciones. Tengo el honor de dar a V. E. algunos datos acerca de los asuntos de Venezuela. Sin duda alguna la última campaña hubiera puesto fin al dominio de los españoles, si algunas circunstancias desgraciadas, como la falta de municiones, no me hubiesen obligado a retirarme hasta que esté en aptitud de dar un golpe seguro. Este momento no está lejos. Hemos recibido de Inglaterra gran cantidad de armas de todas clases, y esperamos aún más, según las noticias que he recibido de Londres. El general Mac Gregor, debe llegar en breve con dos mil hombres de tropa y algunos buques de guerra de primer orden que han sido comprados en Inglaterra por cuenta del Estado.

1818

La España se encuentra en un estado muy crítico, y la guerra entre ella y los Estados Unidos de América es inevitable; creo que el Gobierno americano será el primero en reconocer la independencia de Venezuela. Espero, incluso, que nos proporcione algunos recursos, pues acabamos de recibir al señor Irvine, agente de aquel Gobierno, quien reside en esta capital. Me complacería mucho esta alianza, puesto que sería ventajosa para los dos países, y porque es indispensable que los gobiernos americanos libres se reúnan con el fin de consolidar su independencia y estar así en aptitud de rechazar los esfuerzos de la tiranía. Tenemos noticias positivas de haber sido tomadas Quito y Lima por los ejércitos de Buenos Aires, y acabo de enviar armas y municiones a los patriotas de la Nueva Granada para terminar la pacificación de esas provincias. Todos los llanos de Caracas están en nuestro poder; tenemos divisiones en todos los puntos esenciales y el ejército principal se hallará en condiciones de luchar, y destruir los últimos esfuerzos del despotismo español. Lo que prueba la debilidad de nuestros enemigos, es que abandonan todo el interior para concentrarse en Puerto Cabello y estar en posición de evacuar el país en caso de derrota. En fin, señor presidente, considerando el estado de las cosas desde el punto de vista más imparcial, la República jamás se ha encontrado en posición tan ventajosa, y creo poder asegurar que el fin de este año verá el término de la guerra en Venezuela. Deseo ardientemente que Venezuela sea libre, con el fin de poder establecer relaciones más frecuentes con los valientes haitianos, y poder manifestarles los sentimientos fraternales y amistosos de los venezolanos hacia ellos, y los míos en particular; le ruego, señor presidente, reciba la seguridad de mi más distinguida consideración, con que tengo el honor de ser de V. E. humilde y obediente servidor”.

1821

Simón Bolívar en comunicación oficial dirigida el 14 de julio de 1821 desde Valencia al presidente del congreso de la Gran Colombia.

“Señor Presidente del Soberano congreso de Colombia. La sabiduría del congreso General de Colombia está perfectamente de acuerdo con las leyes existentes en favor de la manumisión de los esclavos; pero ella pudo haber extendido el imperio de su beneficencia sobre los futuros colombianos que, recibidos en una cuna cruel y salvaje, llegan a la vida para someter su cerviz al yugo. Los hijos de los esclavos [esclavizados] que en adelante hayan de nacer en Colombia deben ser libres, porque estos seres no pertenecen más que a Dios y a sus padres, y ni Dios ni sus padres los quieren infelices. El congreso General, autorizado por sus propias leyes, y aún más, por la naturaleza, puede decretar la libertad absoluta de todos los colombianos al acto de nacer en el territorio de la República. De este modo se concilian los derechos posesivos, los derechos políticos y los derechos naturales. Sírvase V.e. elevar esta solicitud de mi parte al congreso General de Colombia para que se digne concedérmela en recompensa de la batalla”.

*Las leyes de manumisión preveían la liberación paulatina de los esclavos [esclavizados], en números limitados, durante un largo período al final del cual habría de quedar extinguida la esclavitud. era un proceso lento y complicado.

LEY 21 DE JULIO DE 1821. SObrE LIbErtaD DE LOS partOS, manUmISIón Y abOLIcIón DEL tráfIcO DE EScLavOS [EScLavIzaDOS].

EL cOngrESO gEnEraL DE cOLOmbIa

3º. En fin, que un objeto de tan grande trascendencia para la República se debe realizar extinguiendo gradualmente la esclavitud; de modo que sin comprometer la tranquilidad pública, ni vulnerar los derechos que verdaderamente tengan los propietarios, se consiga el que dentro de un corto número de años sean libres todos los habitantes de Colombia.

Artículo 1º. Serán libres los hijos de las esclavas [esclavizadas] que nazcan desde el día de la publicación de esta ley en las capitales de provincia, y como tales se inscribirán sus nombres en los registros cívicos de las municipalidades y en los libros parroquiales.

Artículo 2º. Los dueños de esclavas [esclavizadas] tendrán la obligación precisa de educar, vestir y alimentar a los hijos de éstas, que nazcan desde el día de la publicación de la ley; pero ellos, en recompensa, deberán indemnizar a los amos de sus madres los gastos impendidos en su crianza con sus obras y servicios, que les prestarán hasta la edad diez y ocho años cumplidos.

Artículo 7º. Se prohíbe la introducción de esclavos [esclavizados] de cualquiera manera que se haga;

prohibiciones asimismo que ninguno pueda traer como sirviente doméstico más de un esclavo (esclavizado], el cual no podrá enajenarse en el país, y a su arribo a los puertos de Colombia se hará entender al introductor la obligación de reexportarlo en que queda constituido, dando para ello las seguridades convenientes. Los esclavos introducidos contra la prohibición de esta ley, serán por el mismo hecho libres.

Artículo 9º. Para colectar estos fondos se establecerá en cada cabeza de cantón una junta llamada de manumisión, compuesta del primer juez del lugar, del vicario foráneo eclesiástico, si lo hubiere, y por su falta, del cura, de dos vecinos y un tesorero de responsabilidad, los que nombrará el gobernador de la provincia.

Artículo 12º. Anualmente en los días 25, 26 y 27 de diciembre, destinados a las fiestas nacionales, la junta de manumisión de cada distrito libertará los esclavos [esclavizados] que pueda con los fondos existentes. Su valor se satisfará a los amos a justa tasación de peritos, escogiéndose para la manumisión los más honrados e industriosos.

1824

Simón Bolívar le escribe al perfecto del departamento de Trujillo.

“Todos los esclavos [esclavizados] –ordena– que quieran cambiar de señor, tengan o no tengan razón, y aun cuando sea por capricho, deben ser protegidos y debe obligarse a los amos a que les permitan cambiar de señor concediéndoles el tiempo necesario para que lo soliciten. Previene a V.s. dispense a los pobres esclavos [esclavizados] toda la protección imaginable del Gobierno, pues es el colmo de la tiranía privar a estos miserables del triste consuelo de cambiar de dominador. Por esta razón se suspende todas las leyes que los perjudiquen sobre la libertad de escoger amo a su arbitrio y por su sola voluntad. Comunique V.s. esta orden al síndico Procurador General para que esté entendido de ella y dispense toda protección a los esclavos [esclavizados]”.

1825

Bolívar desde Lima en 1825, advertía a Santander sobre:

“el espíritu que [Padilla] tiene con respecto al gobierno y al sistema […] Yo creo que este negocio merece muy bien la atención del gobierno, no para dar palos, sino para tomar medidas que eviten en lo futuro los desastres horrorosos que el mismo Padilla prevé. La igualdad legal no es bastante para el espíritu que tiene el pueblo, que quiere que haya igualdad absoluta, tanto en lo público como en lo doméstico; y después querrá la pardocracia, que es la inclinación natural y única, para exterminio después de la clase privilegiada. Esto requiere, digo, grandes medidas, que no me cansaré de recomendar”.

*El marino José Prudencio Padilla fue fusilado por orden de Simón Bolívar el 02 de octubre de 1828. Bajo la denuncia de incitar a los territorios negros contra el gobierno del Libertador.

1842

“Es esclarecedor el caso de los hijos de esclavas [esclavizadas] que supuestamente eran libres, pues de conformidad con la ley, era deber del alcalde en relación con el liberto ‘destinarlo hasta que cumpla veinticinco años a oficio, arte, profesión y ocupación útil, concertándolo a servir con su antiguo amo o con otra persona de respeto que pueda educarlo e instruirlo…’ (Ley de 29 de mayo de 1842)”.

1851

“LA LEY DECISIVA DE LA MANUMISIÓN DE LOS ESCLAVOS [esclavizados] neogranadinos fue aprobada por la Cámara de Representantes, regida en ese momento por José Caicedo Rojas, y luego por el Senado, presidido por el clérigo Juan N. Azuero. Así, se expidió la excerta legal sobre la libertad de los esclavos [esclavizados], la cual, promulgada el 21 de mayo de 1851 por el presidente López, decretó en su artículo 1° que, desde el 1° de enero de 1852, serían libres todos los esclavos [esclavizados] que existían en el territorio de la República de la Nueva Granada. En consecuencia, desde esta fecha comenzaban a gozar de los mismos derechos y cumplir las mismas obligaciones que la Constitución Política y las leyes garantizaban e imponían a los demás granadinos”.

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