Logicas y estrategias para una arquitectura sostenible lima

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5 5 % SUELO NO UTILIZABLE 2 4 % SUELO URBANO OCUPADO 9 % SUELO URBANIZABLE 1 2 % SUELO NO URBANIZABLE

5 5 % SUELO NO UTILIZABLE

del ciclo hidrológico, la contaminación, erosión y salinización, además del incremento de la vulnerabilidad frente a desastres naturales. Algunas zonas de Lima Metropolitana presentan suelos contaminados debido al impacto de las industrias químicas, centros minero-metalúrgicos y depósitos de minerales. En el Perú, menos del 6% de sus suelos están relativamente libres de deficiencias o limitaciones en cuanto a la producción agrícola, en comparación con el 11% del promedio mundial, lo que nos indica que debemos ser excesivamente cuidadosos con este recurso. En la selva peruana, un 6.1% del suelo es apto para la agricultura, en la sierra el 3.47%, y en la costa el 12%5,6 lo que la califica como la región con mayor potencial agrícola y por lo tanto con la responsabilidad de proteger estos suelos de la desertificación y del impacto de la construcción.

4 0 % SUELO URBANO OCUPADO 5 % SUELO NO URBANIZABLE

La superficie total del suelo de Lima y Callao cubre más de 2,800Km2; en las cifras definidas por la normativa vigente, la mayor parte es suelo no utilizable: 55% de cerros y laderas de alta pendiente. Luego, un 9% está catalogado como ‘suelo urbanizable para fines de expansión urbana y asentamiento agropecuario’, mientras que el 12% es suelo no urbanizable, correspondiente a las áreas agrícolas, de protección ecológica y de recreación extra-urbana. El resto es el suelo ya urbanizado (24%). Esta clasificación oficial no es la real, ya que en la práctica, muchas zonas de ‘suelo no urbanizable’ son invadidas y construidas; ‘áreas agrícolas’ o ‘de protección ecológica’ son ocupadas por industrias o nuevas urbanizaciones, y los límites de expansión urbana no son respetados. Los oasis de los tres valles Chillón, Rímac y Lurín, tuvieron un rol principalmente agrícola, pero en la actualidad gran parte de su extensión se ha perdido al crecimiento de la ciudad. Es sólo el tercero, Lurín, el que mantiene un carácter rural, y que también mantiene casi intacta su capacidad de absorber impactos urbanos, limpiar el aire, recargar la napa freática, sostener la biodiversidad, así como proveer de espacios de recreación y turismo. La urbanización del área metropolitana de Lima se ha basado en un patrón de ocupación desordenado, horizontal e informal. Entre 1949 y el 2003, la superficie urbana ha pasado de 5,630Ha a 68,800Ha (12 veces en 54 años). La expansión urbana se ha realizado sobre los mejores suelos agrícolas en lo que hoy son los distritos de Surco, San Borja, Lince y San Isidro. También se ha ocupado los terrenos eriazos y agrícolas de los valles del Rímac, Chillón y Lurín: el suelo agro-productivo se ha ido convirtiendo paulatinamente en suelo utilizado para usos residenciales, industriales y comerciales. La presión del crecimiento poblacional, la baja rentabilidad del uso agro-productivo en relación al uso urbano, la falta de regulación y control del mercado de tierras han favorecido la venta de terrenos para su urbanización. El otro impacto sobre el suelo, y que no es el directo por el uso como área habitada, es el indirecto por la explotación del suelo para actividades extractivas, producción de energías o de materiales, o para rellenos sanitarios. Este tipo de actividades no sólo impacta en la calidad del suelo, sino en la calidad del ambiente en general (aire, agua, biodiversidad, etc.). En Lima, hay zonas en las que el suelo se encuentra deteriorado por la acción contaminante de industrias y agroquímicos. El suelo del Callao es el más afectado por industrias, centros minerometalúrgicos y depósitos de minerales. Hay una alta contaminación del suelo por plomo, y también por aceites, grasas y demás desechos industriales arrojados directamente al suelo y a las alcantarillas. El suelo agrícola ha sido degradado por fenómenos como erosión, salinización, sequía y compactación, inadecuadas prácticas agropecuarias y la explotación del suelo fértil para su uso como materia prima en la producción de ladrillos. [2] El agua es un recurso especialmente problemático para la región costera peruana. Tratándose de una zona desértica, el uso y la gestión de este recurso es vital para el funcionamiento saludable de las ciudades que en ella se inscriban, sobre todo en el caso de Lima por su dimensión y su consecuente demanda. La ciudad de Lima tiene tres cuencas hidrográficas: la cuenca del río Chillón, la cuenca del río Rímac y la cuenca del río Lurín. Los tres ríos se forman en la Cordillera de los Andes y desembocan al Océano Pacífico. De las tres, es la cuenca central la que sufre una mayor presión en el recurso, por contener la mayor superficie urbanizada y la mayor densidad poblacional. La calidad del agua disponible en Lima es muy baja, ya que los ríos que proveen de este recurso a la ciudad se han utilizado históricamente como receptores de aguas residuales domésticas, industriales y mineras.

14 CAPÍTULO 4 •

El río Rímac tiene un alto grado de contaminación -especialmente por metales pesados, disueltos y en suspensión- que sobrepasa normas nacionales e internacionales. Los ríos Chillón y Lurín tienen menor carga de con-


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