Revista Run For Life Nº 9

Page 26

· testimonios MDS de 10K seguían pasando por el pórtico de salida y yo, por ponerme tan adelante, sólo tarde 21 segundos en hacerlo. Sabía que debía tener un ritmo suave en el comienzo para reservar fuerzas. Sin molestias, todo parecía fácil, fruto del trabajo de los entrenamientos. A la altura de los 5K era uno de los pocos que respetaba completamente el trayecto, recibiendo algunas felicitaciones por eso. Al llegar al metro Rondizonni, el olor a anticuchos de los vendedores ambulantes desagradaba a los atletas que tenían el estómago vacío. Lo peor estaba por venir: la subida de Av. Matta, casi 4 kilómetros interminables y con el sol pegando de frente. Me fui por el lado con más sombra y muy concentrado. Fue el tramo más difícil, por lo monótono del trayecto y el ascenso permanente. Aún así, logré llegar a los 10K en 55 minutos, dos menos que el año anterior. Terminado el paso por Av. Grecia, un plano Antonio Varas no presenta dificultad. Pero venía Pocuro, con otros dos kilómetros en subida. Sin embargo, ésta es una de mis rutas de entrenamiento, había un apoyo masivo y me esperaban mi hermana y mi nana, por lo que no tuve problemas. En Pocuro con Lyon me encuentro con mi hermana, quien siguió conmigo por dos cuadras. Esto, sumado a las más de 500 personas en Roberto del Río, hizo que no me diera por vencido. Hasta que llegó la bajada. En 2011 me confié y apuré el tranco, sufriendo dolores estomacales. Este año debía mantener el ritmo o aumentarlo sólo un poco. En los 18K la gente seguía con su apoyo y tenía 25 minutos para superar mi marca anterior. Sabía que lo conseguiría, pero me propuse bajar las dos horas, por lo que debía recorrer 3 km. en 20 minutos. No lo veía difícil. Estaba muy concentrado. No me acuerdo de ruidos, personas o lugares, sólo veía la señalética que indicaba que quedaba menos. Antes de llegar al encajonamiento de los 21K, la gente en masa apoyaba a los que iban llegando y buscaban a sus familiares para tomarles una foto. Recién allí vi la meta y mi reloj. Ya había bajado las 2 horas. A 50 metros del final levanté los brazos al cielo, agradecí por llegar bien y cruzando el arco detuve mi cronómetro. Había hecho 1h, 56m y 58s. O sea, 9m y 28s menos que el año pasado. Lo había logrado. Tras recibir la medalla de finalista ya me puse a pensar en mis terceros 21K, en el MDS 2013.

10k Rafael Donoso: Objetivo Superado

3, 2, 1… largamos. No podía creer que volvía a correr luego de 3 meses sin entrenamiento constante. Lo único que me alentaba en ese momento era la adrenalina de sentirme junto con 11 mil personas en mi distancia. Empecé a correr a fines del 2007 en pruebas callejeras, para luego integrarme a las pistas para competir por mi colegio, donde egresé el año pasado. Al concluir el 2011 tuve una pequeña lesión que me dejo sin correr por un mes (enero), y en febrero y marzo sólo corrí de vez en cuando por falta de motivación. Así llegué al MDS 2012. Las ganas habían vuelto pero el estado físico no era el óptimo. Los primeros metros me entreveré con el grupo de largada a un ritmo fuerte. En un momento me sentí desesperado porque no llevaba ni siquiera 500 metros e iba muy cansado. Seguí moviendo las piernas y saqué la garra propia, distintiva, de cada runner. 24

Estos 10K eran para mí todo un desafío. Por un lado, era el mayor de mi categoría (juvenil). Por el otro, sin estar entrenando, quería bajar los 35 minutos. Esta meta la veía muy lejana, ya que sacando los cálculos era correr a 3:40 el km. Ya en el kilómetro 3 me fui quedando solo. Veía como un grupo se escapaba, mientras que otros quedaban atrás. Iba poco a poco acercándome a lo más difícil de la carrera, cuando te quedas sin una “liebre” de referencia. Pensaba en la banda de música que me esperaba a los 5K y en la vuelta a partir de los 7K, cuando parte la bajada. En definitiva, pensaba en la meta. Kilómetro 5 y sigo. Después de escuchar una canción de Ricardo Arjona me doy cuenta que queda menos de la mitad. Estoy cada vez mas cerca. A esas alturas el cansancio me agobia, pero las palabras de aliento me ayudan a seguir. Como las del caballero del kilómetro 8 que me animó con un “vamos que queda poco”. Esa fría mañana del 1 de abril me había despertado pasada las 7 AM. Como era tarde, ya no alcanzaba a desayunar, por lo que sólo tome agua. Tenía todo listo desde el día anterior: zapatillas, short, bloqueador y, lo más importante, la polera. Usé, como es tradicional en todas mis carreras, la camiseta del SIEB, que es mi única cábala. Ya quedaban menos de 2K. Admito que iba muy cansado, me veía descoordinado al correr y me sentía pesado. Pero cuando te queda poco lo único que quieres es terminar, más aún cuando ves que el tiempo esta a tu favor. En la recta final, como me ha sucedido todos los años, corrí con el corazón y la cabeza. No me quedaba nada de fuerza, pero aún así seguí y llegué a la alfombra. Terminé la carrera en 34m y 4s. Muy realizado y contento con la marca, fui trastrabillando hacia la zona de reposo para someterme a masajes y una elongación post carrera, para luego comer y quedar listo para empezar una nueva semana. Ya tengo expectativas para la próxima MDS y entrenaré para volver a ser parte de esta fiesta en 2013. Ese día lo veo cerca y lo espero con más ansias que nunca.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.