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EDITORIAL
Editorial:Poder Constituyente...1 Por qué que cambiar lo constituido...2 Esa cosa de la costituyente....3 ¿Porque quéun unproceso procesode depoder poderconstituyente?...4 onstituyente?...4 - 5 ¿Por La Universidad que tenemos y no queremos...6 Distancias...7 Sabías Sabias qué...7 ASPU:Apoyo nacional y regional a la Constituyente Universitaria ...8
Poder Constituyente H
oy cuando los escenarios de resistencia parecen bullir en el planeta y mientras las viejas ortodoxias se rascan la cabeza tratando de encontrar la fórmula que permita dilucidar el panorama político, muchos entendemos que más allá del resurgimiento de un modelo de antiguas luchas, nos enfrentamos a un momento en que todo debe ser “repensado”. Ya no son suficientes los partidos, ni las escuelas de pensamiento, ni las líneas políticas; deben persistir, pero ya no son el centro. Ahora se hace necesario volver la mirada hacia adentro, porque allí está el afuera. El peor de los escenarios capitalistas deambula por el mundo devorándolo, y los síntomas de que algo marcha muy mal inundan los rincones de un planeta desgastado. El dolor es un sufrimiento del aquí y el ahora, que impele a los seres a descentrasen, a buscar oxigeno, a pelear por conservar lo poco que aún no ha logrado depredar el capital, auspiciado por esa falsa idea de democracia. La educación, como dijera Montessori, tiene la función vital de agitar la vida, pero dejarla libre para
que se desarrolle; pero el planeta guiado por el deseo extremo de la obtención, en donde se exprime al máximo la posibilidad de la ganancia, ha dejado sin posibilidades al hombre, ha coartado su libertad hasta convertirlo en una sombra. La idea de democracia se pervirtió hasta el colmo de llamar democráticas las nuevas tiranías. Y claro, la Universidad no está ajena a ello, por el contrario ha sido funcional a esa lógica, propiciando esquemas en donde el saber es apenas una ridícula mueca en medio de un mar de tecnócratas. Por eso repensar la idea de Universidad es vital en este tiempo, dotarla de un sentido de lo humano, propiciar un curso de sucesos que enfrente la gran embestida del moribundo capital. Ante la nueva reforma de la educación superior colombiana, se proyecta un escalón más en el ascenso del capital como forma de existencia que ya había implantado la Ley 30, se hace necesario “repensarlo todo”. No se puede luchar en los espacios de lo abs-