El viernes 7 de junio celebraremos la fiesta del Sagrado Corazón, del nombre que llevamos, en pleno corazón del año. Este nombre que Magdalena Sofía nos obtuvo al precio de su oración y de su sufrimiento, nombre que nunca le pareció una fórmula banal, sino que debía significar el alma viva de la Sociedad. Esta celebración forma parte de una rica variedad de festejos que se escalonan a lo largo de este mes, como podemos visualizar en el siguiente esquema:
A principios del mes, en menos de una semana, la celebración nos pone los pies sobre la tierra: con la celebración el 5, del Día del Medio Ambiente. A mediados de Junio el 16, hemos instituido el día del Padre. La Fiesta del Sagrado Corazón se ubica entre la naturaleza celebrada en los primeros días y tres santos clave en nuestra historia religiosa. San Juan Bautista, el 24, y San Pedro y San Pablo, el 29, en la segunda mitad del mes de Junio. En una de sus cartas circulares la M. Ma. Teresa de Lescure deja “que nuestra Santa Madre misma nos diga lo que su alma contemplativa había visto y comprendido cuando bautizó la Sociedad con este nombre: Era ante todo una pertenencia mutua y real entre la Sociedad y Aquél que aceptaba la ofrenda y marcándola con su nombre la hacía suya, le entregaba su corazón. Este nombre era el signo del contrato entre el amor y la misericordia por una parte, la confianza y el abandono total de la otra.