LA CONGREGACION DEL SAGRADO CORAZON EN CHILE Paz Riesco rscj. 2013
PRIMER PERIODO ( 1853-1968) Las características de este período son bastantes definidas en cuanto a los trabajos emprendidos por la Congregación en el país de acuerdo a un contexto de Iglesia bien definido. Estas características se mantienen en forma constante y sostenida; el presente estudio se detendrá más bien en la segunda mitad del siglo XIX por ser más rico en cuanto a modelar la fisonomía de la Congregación para el futuro.
I. EL LLAMADO DEL ARZOBISPO VALDIVIESO Y LA RESPUESTA DE LA CONGREGACION, SU LLEGADA AL PAIS, SUS RELACIONES CON LOS CONVENTOS DE LA EPOCA EN CHILE. El 5 de Julio de 1850, Monseñor Valdivieso envía un oficio al ministro de culto donde le dice entre otras cosas: “Ha llegado a mi noticia que doña M. Teresa Serra y Muñoz, chilena, religiosa del Sagrado Corazón de Jesús, actualmente residente en España, quiere fundar en esta su patria, casas de su instituto, que es distinto del de los Sagrados Corazones que ya poseemos, y aun he visto que una carta suya en que da razón del objeto y sistema de su Congregación para proporcionar educación principalmente a las niñas pobres, y de la facilidad con que podría realizarse su pensamiento, y me ha parecido que no debería malograrse la oportunidad que se presenta”. (“La Provincia Eclesiástica Chilena”, p.421). Como el gobierno le pidiera los estatutos y reglas de la Congregación, el Arzobispo se molestó por lo que consideraba un atropello a la libertad de la Iglesia y desistió de su propósito. Pero en 1852, impulsado por Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas, vuelve a hacer otra petición y el Gobierno de Manuel Montt concede la autorización mediante un decreto del 30 de Abril del mismo año. El Arzobispo escribe a la fundadora quien accede después del primer rechazo. La Madre du Rousier escribe entonces a Monseñor Valdivieso, precisando lo que la Congregación podría aportar a Chile: “Las religiosas Del Sagrado Corazón aceptan con gratitud la proposición que se les hace de ir a trabajar por la gloria de Dios en la República de Chile, por la educación de las jóvenes ricas y pobres, pues una escuela gratuita se abre siempre al mismo tiempo que un pensionado. Solamente el local y las clases son enteramente separadas.
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Bajo su paternal autoridad, Monseñor, enviaremos, pues a San Felipe un número de maestras suficientes para enseñar el francés, inglés, historia, geografía, elementos de literatura e historia natural, física, mineralogía, botánica, astronomía, así como la música, el dibujo y las labores de aguja. La instrucción religiosa y las virtudes domésticas son la base de la educación dada a las alumnas del Sagrado Corazón” (copia de la carta de la Madre du Rousier a Mons. Valdivieso, archivo de la Congregación en Chile). (NOTA: Todas las cartas, diarios y notas que se citan en este período, pertenecen a los archivos de la Congregación en Chile). Como respuesta, Mons. Valdivieso le escribe el 27 de Abril de 1853: “… pensaba convertir un beaterio en San Felipe en casa del Sagrado Corazón, pero posteriormente juzgué que sería mejor que la fundación se hiciera en esta cuidad de Santiago y personas expertas aprobaron mi pensamiento”. De este mismo período, se conservan unas “Notas” cuyo destino fue, con seguridad, proporcionar al Arzobispo más detalles sobre las características de la Congregación y su forma de educar: “Se busca adornar el espíritu por conocimientos útiles, variados, y dar relieve a esta instrucción por las artes de agrado, se dedica sobre todo, a formar el corazón de las jóvenes a las virtudes sólidas, a los sentimientos nobles, elevados, a enderezar su carácter y a despojarlo de lo que la naturaleza o los p4rimeros hábitos hubieran podido introducir en él de defectuoso. En fin, trabaja por darles modales suaves, atrayentes, educados, que sean un día el consuelo y agrado de sus familias. La Sociedad de Damas del Sagrado Corazón de Jesús ha sido aprobada por León XIII. Tiene por jefe a un Cardenal Protector que reside cerca de la Santa Sede. Está gobernada por una superiora general que nombra las superioras particulares y dirige por ellas todas las casas del Instituto. Cada establecimiento tiene también por superior inmediato al Obispo diocesano. Fuera de los ejercicios propios de la vida religiosa, la Sociedad se dedica enteramente, aún por voto, a la educación de los jóvenes, ricas o pobres. Dos clases de personas componen la Sociedad: unas destinadas a la instrucción y por consecuencia deben tener los conocimientos y educación que requieren sus funciones. Las otras son destinadas a los quehaceres domésticos. Todas hacen dos años de noviciado, después de los cuales se comprometen con votos temporales. Hacen sus votos perpetuos sólo después de pasar diez años en el Instituto.
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Las Religiosas del Sagrado Corazón no tienen ni reja ni torno, y los padres de las alumnas pueden visitar el local que ellas ocupan. Sin embargo se observa una clausura que da facilidad de cambiar de casa a los sujetos y de viajar para este objeto según las órdenes de las superioras. El local destinado a las pensionistas debe ser espacioso y contener varias salas grandes bien aireadas. Este local es separado del de las religiosas. Las alumnas deben pagar una pensión que varía según los países. Para los gastos particulares y las lecciones de arte de agrado, se pone de acuerdo con las intenciones de los padres. Se vela con gran solicitud por la salud de las alumnas. En cuanto a las niñas pobres, ellas ocupan un local enteramente separado del de las pensionistas, y reciben una instrucción adaptada a su posición social”. Y de este modo, una vez definidos por ambas partes los términos del contrato, la Madre Ana du Rousier y sus compañeras, Mary Mac Nally, ingelsa, y Antonieta Pissorno, italiana, emprendieron el viaje a Chile desde los Estados Unidos, acompañadas por Monseñor Larraín, un sobrino y un hermano de este. El paso por tierra por el istmo de Panamá significó una odisea agobiante, que casi causa la muerte de la fundadora, ya que en un desfiladero, la mula que montaba dio un mal paso y la arrojó al abismo de casi 30 metros con rocas en el fondo. A este incidente, habría que añadir las tormentas, el peligro frecuente de asaltos y el cansancio de las jornadas después de pésimos alojamientos y ayunos obligados. Llegaron a Chile el 14 de Septiembre de 1953. Una vez que llegaron a Santiago, y después de alojarse unos días en casa de la madre de don Joaquín Larraín, las religiosas vivieron un tiempo con las monjas Clarisas de la Victoria, ya que las Carmelitas no aceptaron alojarlas por su clausura. Las recién llegadas quedaron impresionadas por la extraordinaria caridad, inocencia y sencillez de las Clarisas. “La unión y la caridad que reinan entre ellas y que nunca vimos desmentirse, eran tanto más admirables pues no tenían vida común. Cada una vivía por su cuenta en lo que llamaban su celda, y que en realidad era un pequeño departamento, compuesto por tres piezas con patio, cocina y despensa. Cada una tenía pues, su menaje, su comida, sus sirvientas y, algunas, sus pensionistas” (Détails sur notre venue au Chili, p.51). Este tipo de vida religiosa era el tradicional en Chile y, por eso, el estilo de vida del Sagrado Corazón despertó al comienzo cierto recelo en el Arzobispo, el clero y los católicos que se acercaban a la Congregación. “Sa grandeur” (su excelencia), jamás se imaginó que la Madre du Rousier pudiera habitar la casa que el gobierno puso a su disposición, en el estado que ésta se encontraba, lo que suscitó la extrañeza del clero y de las personas interesadas en la fundación, que solo habían visto hasta entonces, religiosas que vivían en bellos conventos bien encerrados, con encantadores patios llenos de hermosas flores y rodeados de grandes claustros de todas las comodidades y cuyas ocupaciones eran la oración y los ejercicios de mortificación y penitencia establecidos por la Regla. Pero la 3
sorpresa subió de punto cuando la Madre du Rousier manifestó el deseo de estar en el lugar mismo para apresurar el trabajo (Details… p.54). “Había tanta diferencia de costumbres y de espíritu entre todas las comunidades de Santiago y la Sociedad del Sagrado Corazón, que nos miraban con cierta desconfianza hasta el clero y el Arzobispo… Observaban las menores acciones y gestos de las recién llegadas…” (“Vida de la Madre du Rousier”, p.236). Las religiosas trataron de disipar esta confianza y, por ejemplo, comenzaron el rezo del oficio de la Virgen en coro “ con gran edificación de la gente, que no concibe una vida religiosa sin esta piadosa práctica” (Diario I de Maestranza, p.2 de agosto de 1855). Este nuevo estilo de vida provocó al comienzo dificultades con las vocaciones que se presentaban. Al principio, se exigía dote, como en las otras congregaciones; pero también se exigía trabajo además de las contemplación, y eso desanimaba a muchas. La Madre du Rousier escribía en 1854 a la Fundadora: “Transcurrirá algún tiempo antes que las vocaciones el país, generalmente inclinadas a órdenes contemplativas, se decidan a abrazar nuestra vida de abnegación; en efecto, una postulante de coro que entró, se fue al poco tiempo diciendo que en el Sagrado Corazón había que estar siempre combatiendo con las armas en la mano” (“Vida de la Madre du Rousier”, p.252). “…las jóvenes del país se dirigían, tanto por su propio atractivo como por su consejo de los sacerdotes, a las antiguas órdenes contemplativas; la vida de abnegación de nuestro Instituto parecía allí una novedad en materia de virtud… Daremos un ejemplo que caracterizaba la educación que entonces se les daba a las familias, y se verá la repugnancia que tenían al movimiento y al trabajo. Encargaron a una novicia que barriera todos los días las escaleras; esta ocupación y el peso de la escoba le parecían insoportables; sin embargo, como tenían buena voluntad, pidió a su madre un plumero, y al día siguiente, se la encontraron barriendo con él la escalera. Por iguales pruebas habían pasado las religiosas de Picpus (de los Sagrados Corazones) cuando admitieron jóvenes en el país” (Ibid. P.260). El desprecio del criollo por los trabajos manuales aparece muy claro en estas jóvenes que “preferían llevar el cilicio a entregarse a trabajos penosos” (Ibid. P.281-282). A pesar de todas estas dificultades, la Madre du Rousier insiste en que se debe ser exigente para aceptar vocaciones. Nada de rogarles, dice, pues la chilenas tarde o temprano harán sentir que se las presionó para entrar. “Demos gracias a Dios, querida Madre, de la salida de todo sujeto que no tenga el espíritu de nuestra santa vocación, vale más sufrir la escasez que guardar a las que no tienen vocación ni buena voluntad para cumplir con sus deberes” (carta del 2 de Noviembre de 1866 a la Madre de Mobecq). A la misma religiosa le recomienda respecto de una candidata: “Estudie su carácter, sus aptitudes, sus disposiciones. ¿tiene dote?” (carta del 21 de agosto de 1866). Por último, habría que señalar un pequeño aporte que la Congregación contribuyó a prestar a la vida religiosa chilena de aquel tiempo. Monseñor Valdivieso estaba preocupado por las numerosas mitigaciones que se había introducido en los conventos de mujeres. Tenían mucho empeño en reestablecer en ellos la vida común. La estadía de las religiosas 4
del Sagrado Corazón en el convento de la Victoria, animó a las monjas a realizarla. “Así, supimos con alegría, que el monasterio de la Victoria fue el primero en acceder a los deseos del Arzobispo estableciendo en él la vida común. El mismo Arzobispo agregó que por la influencia de las religiosas del Sagrado Corazón, las oposiciones cayeron más fácilmente” (Details… p.55-60).
II
LA PRIMERA ESCUELA NORMAL Y EL TRABAJO CON PROFESORAS
Al poco tiempo de la llegada a Chile, mientras vivían en el Monasterio de las Clarisas, el presidente Manuel Montt pidió a las religiosas establecer una escuela normal “para formar maestras a las que el Gobierno debía confiar la educación y la civilización de las jóvenes en las escuelas públicas…El Gobierno dio la casa, muebles, ropa, libros, etc., para fundar lo más pronto posible la casa del Sagrado Corazón con capellán, capilla y todo lo necesario para el culto divino” (Details… p.51-52). Y en la plazuela de San Isidro, el 2 de febrero de 1854, se instaló la primera Escuela Normal de la República, algunos meses después de la llegada a Chile de las primeras religiosas, el 14 de septiembre de 1853. En el libro “Decretos sueltos”, Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, años 1854 a 1857, se encuentra lo siguiente: “Hallándose dispuestas las religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, recientemente establecidas en Santiago, a hacerse cargo de dirigir la Escuela Normal de Preceptoras Primarias, mandada crear por decreto 5 del actual, y a enseñar la mayor parte de los ramos que en ella deben cursarse, se pone bajo su dirección la mencionada escuela. En consecuencia las expresadas religiosas dispondrán lo conveniente para que se proceda a la instalación del establecimiento, solicitando del Gobierno los fondos necesarios para que se prepare el local en que deben plantearse y se les provea de los muebles y útiles que exija el número de alumnas que se va a admitir en él. El Gobierno se obliga a suministrar a las Directoras de la Escuela Normal de Preceptoras Primarias, los auxilios que necesiten para sus gastos de subsistencia y demás que exija el servicio que van a prestar en el establecimiento, y en lo sucesivo cuando se conozca el monto a que puedan ascender estos gastos, se les señalará para satisfacerlos, la asignación que se considere necesarias. Tómese razón y comuníquese”. (Fdo) Montt – S Ochagavía. Anotado a fs. 302 tomo nº65 de Dts. Conta. Mayo Eno. 11 de 1854. Por el Señor C. Mayor (fdo.) Diego A. Tagle. Se tomó a fs. 55 vts. Del libro nº 13. Tesorería General. Santo enero 12, 1854 (fdo) Reyes – Izquierdo”. En marzo de1854 partió la Escuela Normal con 40 jóvenes de 12 a 14 años, número que se elevó a 50 en los años siguientes. “Los comienzos fueron bastante penosos, pues teníamos que enseñar religión, historia sagrada, geografía y aritmética en castellano, lengua que apenas conocíamos; pero Nuestro Señor nos ayudó, ya que después de ocho meses de 5
penosos trabajos, cuando el Presidente (Montt) vino a visitar su Escuela Normal, ¡encontró que las alumnas habían hecho maravillas! (Details…”p.58-59). En 1861, la Escuela Normal se traslado a el edificio nuevo construido por las religiosas en la calle de Maestranza( hoy Avda. Portugal entre Marín y Santa Victoria) este edificio perteneció a la Congregación hasta 1968. Hoy día se conserva de él, restaurado en su estilo primitivo por la CORMU entre 1971 y 1972. Se le conoce como “Claustro del 900”. Durante 30 años que se mantuvo esta Escuela Normal; pasaron por ellas entre 400 a 500 normalistas de distintas partes de Chile. Cuando murió la Madre du Rousier, en enero de 1880, varios periódicos se refirieron a su labor educativa, y en especial a la escuela Normal. Don Mariano Casanova escribió en “El Mercurio” en Febrero de 1880: “ El supremo Gobierno le confió la dirección de la Escuela Normal de Preceptoras, de suerte que Rvda. Madre du Rousier ha educado hasta aquí a todas las Normalistas del país y ha contribuido de esta manera directa y eficazmente a la instrucción primaria entre nosotros. El que escribe formó más de una vez parte en las comisiones nombradas por la Universidad para el examen de las Normalistas, y aun cuando entre los comisionados fuesen algunos prevenidos contra la educación que se daba por la Rvda.Madre, concluían, en vista del aprovechamiento de las alumnas, por dar brillantes informes. ¿ Quién puede calcular hasta dónde llega el servicio prestado a Chile en este solo ramo?” Los cursos de la escuela Normal se clausuraron el 6 de enero de 1885 por orden del Presidente Domingo santa María, quién entregó la Escuela Normal a un grupo de profesoras alemanas contratadas por el gobierno. Además de esta Escuela Normal, el gobierno había encargado a la Congregación el año 1874, la dirección de la de Chillán. La cosa no era fácil. “ Había que despedir a los profesores y reemplazar a la maestra directora, universalmente estimada, que hacía veinte años dirigía una escuela gratuita de doscientas alumnas, entre las cuales se contaban hijas de las mejores familias. Ocho maestras normales seguían también estudios y había además cierto número de internas” ( “ Vida de la Madre du Rousier, p.317). El 1º de Marzo de 1874 se abren las clases con 5 normalistas y al mismo tiempo con el colegio y la escuela con 60 alumnas. Al año siguiente las normalistas suben a 20. los años posteriores disminuye el número, el gobierno suprime poco a poco las pensiones hasta que en 1878 dando motivos de economía, suprime la Escuela Normal. Esta casa de Chillán se mantiene como colegio y escuela gratuita hasta 1907, preocupándose hasta esa fecha de la formación cristiana y ayuda a las Maestras. En Santiago, una vez que se suprimió la Escuela Normal, surgió el grupo “Institución de Maestras de Chile” con unas 50 personas al comienzo. Congregó a las Maestras fiscales, de Liceos, escuelas Normales, Institutos Comerciales, Escuelas Primarias y Técnicas con un doble fin: la Formación de las maestras en vista de su misión y la ayuda mutua material. 6
Fundada en 1903 por el jesuita Bartolomé Mas ayudado por la Madre Elizabeth Windhorff, obtuvo su personería jurídica y mantuvo 22 centros desde Antofagasta hasta Ancud. En 1947 la Institución tenía 1.575 socias. Esta obra se mantuvo hasta poco después de 1960.
III
COLEGIOS Y ESCUELAS
Más permanentes que las Escuelas Normales fueron los colegios y escuelas que comenzaron desde la casa de la plazuela de San Isidro. Las dos primeras alumnas fueron sobrinas de Mons. Larraín. Al poco tiempo, el número se elevó a quince. La educación en los colegios era una novedad para la época, pues la educación de las jóvenes se daba en las familias de acuerdo a las costumbres patriarcales. Por otra parte, se comenzaban a abrir colegios protestantes. De ahí el interés del arzobispo Valdivieso por la apertura de colegios católicos para la educación de la mujer. Los colegios del Sagrado Corazón seguían el plan de estudios y la disciplina que la Congregación mantenía en todos los países con las adaptaciones necesarias. “Este cuadernito”, decía la M. du Rousier en una carta refiriéndose a un folleto con las conclusiones de un Consejo de Estudios en Europa, “ encierra preciosas directivas sobre lo que debe ser nuestra educación. Este programa no puede tener entera aplicación en Chile: la edad de nuestras alumnas, lo poco extendida que está la instrucción de la mujer, nos obligan a restringirnos. Pero este trabajo nos es útil pues nos muestra que debemos preocuparnos por la solidez y la intensificación de nuestros estudios”. ( carta del 29 de Marzo de 1870 a la Madre Mobecq) Se restringía el número de alumnas para mantener un clima de vida de familia y favorecer la educación personalizada: “No tenemos que fijarnos en el número de las alumnas sino en el bien sólido que se puede hacer, y por ello es necesario alejar a las que lo impiden.” ( Carta de la Madre du Roisier a la M. de Mobecq, 26 de septiembre de 1871). “Estoy casi molesta de que Ud. haya admitido más de 55 alumnas: debe limitarse absolutamente a mantenerse en el número que le he fijado” (Carta M. du Rousier a la M. de Lommerssen, 20 de Marzo de 1866). “El cultivo seguido y maternal de las almas que nos son confiadas es el punto más esencial de nuestra educación.¡ Se lo he recomendado tanto a Margarita!..” (Carta a la M. de Mobecq, 19 de Septiembre de 1873). De acuerdo a este criterio selectivo y dentro del contexto social de la época, se restringía la entrada a los pensionados de quienes se juzgaba entonces entorpecerían los propósitos educadores de una élite que pudiera influir en la sociedad. “La alumna de que le habló la M. Serra, Matilde Riveros, es hija de un cerrajero, recibida en el pensionado por la 7
Madre du Lac. Mons. Prado me ha dicho que ella no debía estar al mismo nivel que nuestras alumnas y por eso la hemos despedido.” (Carta de 1866 a la M. de Mobecq.)” Temo que la joven de que habla sea la hija de un negro Echeverría que insistió otras veces para entrar. Pero yo no la he admitido de ninguna manera, “( Carta del 21 de Agost. 1866 de la M. du Rousier a la M. de Mobecq). Esta posición que hoy nos parece de increíble arbitrariedad, iba unida con una gran sensibilidad por el pobre de acuerdo también a la época: “ Tengo en el corazón su escuela gratuita, querida madre, y deseo mucho su desarrollo.” (Carta de la M. du Rousier a la Madre de Mobecq, 11 de septiembre de 1873). Expresión inusitada en la M. du rousier, más bien parca y seca en la manifestación de sentimientos. Respecto a los textos usados en estos colegios, encontramos algunos datos interesantes, especialmente sobre los catecismos chilenos de la época.” El Catecismo de Saavedra es más teológico y exacto que el de Benítez, pero le falta claridad y sobre todo, aplicaciones prácticas, y nuestras alumnas tienen más necesidad de práctica que de teología. Benítez me parece preferible. La gramática de Arraigada es mejor que la de Guilloux, puede servir a la maestra, pero las alumnas seguirán la de Guilloux, al menos hasta fin de año.” (Carta de la M. du Rousier a la M. de Mobecq, 12 de Julio de 1873). “El catecismo debe enseñarse en castellano, es la indicación del arzobispo. No hay propiamente un catecismo diocesano aquí. Astete, Benítez, Saavedra están aprobados. El Arzobispo prefiere el primero, explicado por Mazo Saavedra no me gusta para ponerlo en manos de las alumnas. A muchas de sus madres les han chocado ciertas definiciones y esto trae consecuencias desagradables.” (Carta de la M. du Rousier a la m. de Mobecq, 26 junio 1869) Otro punto relacionado con los colegios y escuelas es como veían las maestras europeas a sus alumnas chilenas: “Su carácter vivo las dificultaba someterse al reglamento. Acostumbradas a la independencia, no podían soportar la comparación con niñas de otro país…A la altivez de carácter unían el defecto propio de todos los países cálidos: cierta indolencia que era el mayor impedimento para desarrollar sus grandes dotes de inteligencia; además las familias, lejos de ayudar, deshacían a veces la obra de las Madres con los excesivos mimos que les daban los días de salida…Eran niñas muy inocentes e inclinadas a la piedad, los días en que estaba el Santísimo manifiesto se disputaban el favor de ir a adorar a N. Señor” (Vida de la Madre du Rousier”,p. 268). “Al principio, a pesar de los esfuerzos de las maestras para interesar a las niñas en la clase, oían a cada paso frases desconsoladoras como éstas:¿Para qué tanto estudiar? ¿De qué me va a aprovechar, si puedo salvarme sin saber geografía o historia? Mas a esta apatía sucedió tal ardor por el estudio, que fue preciso prohibir llevasen libros al refectorio y dormitorio” (Ibid, p.306). En este sentido, las alumnas, de la Escuela Normal también tuvieron problemas para amoldarse a la disciplina europea. “Dos hijas de unos de los principales caciques fueron a educarse a la Escuela Normal de Santiago; como se comprende, les costó bastante someterse al reglamento; no carecían de inteligencia, sobre todo, Victoria, la menor; pronto pudieron seguir las clases con las demás y terminados los estudios, las 8
nombró el gobierno maestras en una escuela en la Araucanía. En un viaje que hizo su padre a Santiago para verlas, le dieron algunas quejas las madres sobre el carácter altivo de Victoria. El cacique muy indignado le dijo en su idioma: “ Mira Victoria, si no te corriges, te levo y te caso con el hombre más feo de mi tribu” (Vida de la m. du Rousier” p.305). Pronto se hicieron insuficientes las tres religiosas para atender a tantas alumnas que llegaban. En 1854 llegan por vapor, atravesando terribles tormentas en el Cabo de Hornos, los primeros refuerzos: Las Madres du Lac, Echeverría, Lenoir y Plandiura. En 1857 llega una nueva colonia de cuatro religiosas después de 100 días de navegación, 23 de los cuales en horrorosas tormentas a través del Cabo de Hornos. Con estos refuerzos se hace posible la Casa de Talca, primera fundación fuera de Santiago que se inaugura el 22 de Noviembre de 1858. El recibimiento hecho a las religiosas no sólo es un testimonio de la religiosidad de la época sino de sus hábitos increíblemente acogedoras: “Llegadas hacia las seis a las orillas del Lircai, río poco distante de Talca, después de haber hecho detener el carruaje, partió un expreso a prevenir nuestra llegada, al poco rato le vimos volver armado de un enorme plumero con el que comenzó a sacudir el carruaje con una energía bastante perjudicial a nuestra toilette cuyo desorden acabábamos de reparar, A.M.D.G. Desde luego se presentó el venerable Cura Tapia con algunos eclesiásticos y las notabilidades del lugar, quienes manifestaron su satisfacción con la más viva expresión. Diez y ocho a veinte carruajes llenos de señoras seguían esta primera diputación que se ampararon de nuestras personas agobiándonos de caricias. Tomaron el camino de la cuidad a todo galope hasta la Iglesia Parroquial donde esperaba la música militar. El clero regular y secular nos salió al encuentro. El comandante de plaza se esforzaba en vano para contener la multitud que llegó a voltear la guardia: con gran dificultad penetramos la Iglesia hasta adelante el altar mayor donde estaba su divina Majestad expuesto. Allí nos colocaron en medio círculo, entre tanto se entonó el Tedeum. El Señor Cura conmovido nos dirijió una alocución en estos términos: Yo soy el que en otro tiempo anunció la venida del deseado de las naciones, mas vengo a anunciaros que éstas son Ángeles terrestres que han dejado lejanas playas por..etc. Se puede juzgar nuestra posición entre semejantes transportes. Acabado el discurso nos acompañaron a la casa del Sagrado Corazón al toque de campanas y de la música militar entre un inmenso gentío. Las calles estaban con arcos de triunfo y las casa particulares adornadas. Al salir del carruaje casi nos ahogaban para besar nuestros rosarios y medallas. Gran número de señoras nos esperaban en el patio de entrada donde nos cubrieron de flores conduciéndonos a la capilla interina para asistir a la bendición del Santísimo. De vuelta al salón se nos sirvió un refresco y aun fue preciso cenar en público. Finalmente las visitas se retiraron poco a poco: mas para dar una idea de la sencillez patriarcal que brilla aquí con todo su esplendor, uno de los piadosos amigos del Cura, nos introdujo en nuestros cuartos, y creyendo apercibir que las camas no estaban bien arregladas. Las acomodó con gran confusión nuestra” (Diario I de Talca .p.3-5) En marzo de1859 comenzó a funcionar el colegio con 5 pensionistas que luego subieron a 25. también comenzó la escuela gratuita que pronto llegó a 140 alumnas. Este 9
colegio se mantuvo hasta 1929, ya que el terremoto de 1928 los dejó inhabitable y los padres de las alumnas no manifestaron mayor interés por reconstruirlo. La llegada de nuevas colonias de religiosas desde Europa y la maduración de numerosas vocaciones chilenas permiten algunos años más tarde, en 1865, la fundación de la casa de Concepción a pedido de Mons. Hipólito Salas. La Madre Mc.Nally fue su primera superiora y comenzó el trabajo con otras tres religiosas el 1º de Marzo de1865. tenían para comenzar 55 alumnas. El diario “La Tarántula” de Concepción narra el 26 de Marzo, la recepción hecha por la ciudad a las religiosas. Monseñor Salas les hace un discurso de bienvenida donde señala con su gran elocuencia el sentido que él daba a la educación de la mujer: de ella depende el apoyo y la propagación de la religión, ya que modela a su hijo en el plano moral y físico. “La mujer piadosa y bien educada puede reformar las costumbres públicas, rehabilitar y salvar la sociedad del abismo al que se encamina por la indiferencia religiosa y la sed insaciable de placeres” (Diario I de Concepción p.12) En 1878 se inaugura en esta casa una escuela dominical destinada a unas 100 jóvenes y empleadas que aprendían elementos de la cultura, catecismo y doctrina cristiana. El 20 de julio de1883, fecha en que se muere Mons. Salas, el diario de la casa anota:”Una corta enfermedad, quizá atribuida con justicia al dolor que le causaban los vejámenes que sufren en este momento el clero y los católicos de Chile..nuestro tan llorado Pastor ha legado su corazón al seminario que le debe su formación. Nosotros poseemos su cerebro, sede de tan grandes y nobles pensamientos…” (Diario I de Concepción, p.174). El colegio de Concepción se mantiene hasta ahora como colegio gratuito de educación media y básica, después de haber edificado de nuevo después del terremoto de 1939 que lo destruyó por completo. En 1869, Mons. Casanova, gobernador eclesiástico de la diócesis, expresa el deseo de que se funde un colegio en Valparaíso. “ El daño al que se encuentran expuestos los habitantes de esta ciudad, en medio de tantos extranjeros, casi todos protestantes o librepensadores, hacen desear vivamente a este celoso pastor, ver establecerse en esta ciudad estas dos casas de educación” (Diario I de Mestranza, 20 de octubre 1869,p.86). Se refería al Seminario y al Colegio del Sagrado Corazón. En 1870 parte nuevamente la Madre Mac Nally a fundar Valparaíso y su grupo se refuerza con religiosas que llegan desde Estados Unidos y más tarde desde Europa. El inglés, francés, alemán se entregan con más intensidad de acuerdo a las exigencias de una ciudad con muchos extranjeros. Desde esta casa parte el primer grupo de religiosas que sale de Chile. Van a fundar la primera casa del Perú, en Lima. El colegio y escuela de Valparaíso se cerró en 1948, para dejar paso al colegio de Viña del Mar, que comenzó en 1936. En la actualidad, este colegio funciona en Reñaca, pues el terremotote 1965 destruye casi completamente el local de la calle Álvarez en Viña del Mar. 10
Finalmente, en 1885, se abre en Santiago la Casa del Externado, ubicada en Alameda esquina de San Martín. Hasta ese año los colegios sólo admitían niñas internas, pero en vista del surgimiento de externados no católicos, este colegio se proponía contrarrestar “tantos colegios protestantes que bajo el pretexto de enseñar el inglés, hacen perder la fe a las alumnas.” (Diario I del Externado, 24 febrero 1885, p.2) Este mismo diario señala:”Cuando a fines del año 84 por disposición y decisión del gobierno, la obra de la Escuela Normal se quitó a la sociedad, N. Señor, como para consolar el corazón de nuestra Rvda. Madre Vicaria e indemnizar a sus esposas heridas en su celo y abnegación, quiso bendecir nuevos caminos con la apertura del externado proyectado” (Diario, p.1). Este colegio se trasladó en 1957 a su nuevo local de Apoquindo y permaneció bajo la dirección de la Congregación hasta 1973, fecha en que ésta lo entregó a la autoridad eclesiástica, a raíz de las consecuencias que trajo para las religiosas que codirigían el golpe de estado del 11 de septiembre.
IV
RELACIONES CON EL PODER POLITICO
Al hacer la reseña de las obras de educación, hemos podido descubrir que sus vicisitudes fueron las de la Iglesia durante la segunda mitad del siglo XIX en lo que se refiere a la educación católica. Si bien es cierto que el propio gobierno encargó a las religiosas de la congregación la importante tarea de formar las profesoras, esto ocurrió en un período conservador. Poco a poco, el avance del liberalismo, hasta llegar al gobierno de Santa María, la confianza del comienzo dio paso a una suspicacia y hostilidad crecientes. Las visitas de los presidentes y ministros de estado, aún de los que tenían prevenciones, fueron siempre amistosas, especialmente en los primeros tiempos. Siempre se mostraron satisfechos del trabajo realizado. El diario de Mestranza consigna una de éstas visitas: “el Señor José Joaquín Pérez nuevamente elegido presidente de la República vino a visitar nuestro establecimiento con el Obispo de la Serena, el Ministro de Instrucción pública, los otros ministros, el Intendente de Santiago y veinte personas. En el pensionado, su Excelencia fue saludado en castellano, francés e inglés. En Escuela Normal se le dirigió un discurso seguido de un canto y algunos couplets. Estos señores recorrieron después la casa y finalmente, al entrar en la capilla se cantó en DOMINE SALVAN FAC REPUBLICAM y el cortejo se retiró. El presidente expresó reiteradamente a la R. M. du Rousier su satisfacción, aseguró a la alumnas de la Escuela Normal su constante protección y pareció contento de sus trabajos, bordados, mapas, cuadernos, etc. (Diario I de Maestranza, 10 noviembre 1861, p. 29).
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Manuel Montt había visitado la casa en 1854. Nuevas y amistosas visitas se repitieron en 1957 del Ministro de Instrucción, en 1871, de Federico Errázuriz quien estaba algo prevenido contra la Congregación, y en 1876 la de Aníbal Pinto, quien donó a la Escuela Normal libros para comenzar una pequeña biblioteca al uso de las jóvenes profesoras. Por su parte, las religiosas daban cuenta al Ministro sobre la Escuela Normal y sus alumnas. Testimonio de ello es una carta de la Madre du Rousier a Silvestre Ochagavía, Ministro de Culto, Justicia e Instrucción Pública fechada el 9 de septiembre de 1854: “Hoy día yo no puedo hablarle de los progresos de las alumnas, ellos sólo pueden ser lentos los primeros meses. Había que comenzar por dar a las alumnas el hábito del trabajo, plegarlas a la disciplina, ejercitar gradualmente su memoria, esforzarse a que su espíritu adquiera el hábito de la atención y de la reflexión: estos dos puntos, bases de todo juicio recto y de toda instrucción sólida son difíciles de obtener, por la ligereza de su edad y la inacción en que se han permanecido sus jóvenes inteligencias. Nuestras alumnas son dóciles y generalmente fáciles de guiar. El sentimiento moral está poco desarrollado en ellas: el amor al deber, a la verdad; el agradecimiento; la benevolencia y la preocupación por el otro son sentimientos que hay que hacer germinar en sus almas. Entre ellas quince o dieciséis prometen aptitudes y felices disposiciones; comprenden y retienen con facilidad. El resultado de muchas será mediocre, y para algunas será aún dudoso. No vacilo en decirle..Señor Ministro, que N.N. y X.X. son incapaces de cumplir con el fin de la Institución.. El número de alumnas de Escuela Normal está completo.. Espero, Señor Ministro, que en uno de sus momentos desocupados, Ud. honrará el establecimiento con su presencia…” En 1871 se produce la primera visita que anunciaba nuevas actitudes en el gobierno. “A fin del año pasado, como se aproximaba el cambio de gobierno, los diferentes partidos comenzaron a agitarse y por mayoría de votos, los de la oposición provocaron un decreto instituyendo una comisión para la visita de las escuelas. De sus cinco miembros, uno sólo es bueno, los otros son rojos avanzados, que a la manera de Duruy, quisieran borrar la religión de la enseñanza, desconocer a Dios y a su Cristo. La Escuela Normal dirigida por religiosas disgustaba singularmente a estos señores, sus propósitos era quitárnosla, pues, como decía uno de ellos, basta que sean monjas para que sean incapaces de educar a las alumnas, y con mayor razón a las maestras…A la 1 ½ la comisión se presentó: Barros Luco, Cuadra, Arteaga Alemparte y Pepe Tocornal; excepto este último todos rojos furiosos…expusieron el motivo de su visita; que debían examinarlo todo:..Todo sucedió a maravillas con las alumnas y normalistas: lectura, gramática , aritmética, geografía, historia, cuadernos de escritura, dibujos, merecieron grandes elogios. Pasaron ala escuela de las niñas pobres donde las normalistas se ejercitaban en su futura misión: ahí la cosa fue menos brillante en cuanto a la ciencia, pero admiraron mucho la confección de cubrecamas hechas con géneros… Recorrieron después todo el local de las normalistas: dormitorios ,etc.;éstos señores entraron al pensionado, visitaron el jardín, etc...no podían dejar de 12
admirar el orden, el lujo de limpieza que resplandecía, repitiendo sin cesar: ¡Es magnífico, qué bello y sólido edificio, no sabíamos que estaba en este pie, verdaderamente es único para la educación de señoritas! En cuanto a la Escuela Normal, la encontraron muy superir a la de Preceptoras” (Diario I de Maestranza, 6 noviembre de 1871. p.99-100). El éxito de esta primera visita no impidió que las suspicacias continuaran. El 6 de Agosto de 1872 se produce “una nueva visita oficial de 2 médicos nombrados por la Intendencia para ver las condiciones higiénicas de todos los establecimientos. A pesar de lo imprevista, todo se encontró arreglado: la cocina, el menú de la comida, todo se examinó; las salas de estudio, los dormitorios del pensionado y los de la Escuela Normal, los patio, todo en fin fue admirado y declararon la casa el primer establecimiento de Santiago”.(Diario I de Maestranza, p.105). El diario de la casa de Valparaíso anota también una inesperada visita de inspectores masones en 1881. Finalmente, como ya dijimos, el gobierno terminó por suprimir las dos escuelas normales de Santiago y Chillán. En las cartas de la M. du Rousier encontramos frecuentes instrucciones respecto a la fiscalización del gobierno. “Usted habrá leído en el Independiente, con fecha el 24 de mayo, un artículo donde se obliga, aún a las escuelas privadas, a llenar cada 6 meses, los informes que se les enviarán: creo que para evitar muchas dificultades, más vale llenarlos con cierta exactitud, pero no ponga ahí los nombres de las religiosas, pues no conviene que ellos sean leídos en público, y por otra parte esto varía mucho, pues dependen enteramente de la voluntad de las superioras. Si este informe es como los que pagan. Hay tanta malevolencia para calcular nuestras entradas, que le ruego tener en cuenta hasta las menores entradas, sin especificarlas, indicándolas solamente.” ( Carta del 28 de mayo de 1869 a la M. de Mobecq). “En las estadísticas del trimestre que los visitadores distribuyen a las escuelas, N.R. Madre aprueba que Ud. responda preguntas insignificantes como ¿Cuántas alumnas tiene el pensionado? ¿Cuántas estudian gramática? ¿Cuántas geografía? ¿Escritura? Pero los nombres de las maestras no pueden darse de ninguna manera, se responde: las maestras no pueden darse de ninguna manera, se responde: las maestras son religiosas del Sagrado Corazón… los nombres no significan nada. Lo mismo respecto de los textos: no tenemos que dar cuenta de ellos. La ley nos impone tal o cual texto.” ( Carta del 9 de agosto 1866 M. Mac Nally a la M. de Lommessen). De paso, hacemos notar la enérgica negativa para dar los nombres de las religiosas. Esto responde a un arraigado principio de solidaridad, que hace ver el trabajo de un colegio o escuela como obra de un grupo antes de que una y otra personalidad destacada. Y este sentido de férrea unidad se consideraba como el secreto de su fuerza. “Debemos hacer todo lo posible por fortalecer nuestros estudios, y en este punto como en todos los demás, nuestra unión hará nuestra fuerza. La digna M. Jenny ha sido nombrada maestra de estudio de la Vicaría. Deseo que no se haga ningún cambio sin consultar. No podemos admitir las proposiciones de cada una. Nuestras jóvenes maestras deben trabajar en un plan uniforme 13
para que su preparación de clase pueda servirle cuando cambien de casa”. ( Carta de la M. du Rousier a la M. de Mobecq. 12 de julio de 1873). La justificación que el gobierno daba de todas estas fiscalizaciones era la gran cantidad de colegios privados que habían surgido sólo para hacer negocio y que se mantenían en pésimas condiciones materiales y de estudio. Pero la Iglesia con Mons. Valdivieso a la cabeza, se mantuvo siempre en pie de guerra, considerando que el Estado le coartaba su derecho a enseñar libremente, no sólo fiscalizando las escuelas católicas, sino creando masónicas, protestantes, cuya enseñanza combatía los principios conservadores y de Iglesia a medida que el liberalismo avanzaba. “No hai un solo colegio católico; en cambio hai protestantes, masones, liberales. ¡Los protestantes educando a niñas católicas!”, escribe desolado Mons. Daniel Fuenzalida desde Iquique cuando sabe que las religiosas del Sagrado Corazón no irían como le habían prometido. “Es preciso colocar en mui buen pie un colegio serio, con maestranzas instruidas que hablen varios idiomas, etc…”. (Carta del 18 de febrero de 1892 a la Madre Isabel Windhorff). En el mismo sentido escribe Mons. Domingo B. Cruz Vicario Capitular de Concepción: ”Una gravísima preocupación me afecta desde largo tiempo, y es el modo como combatiremos aquí un externado de niñas que han formado los masones y que por desgracia es bastante frecuentado por la baratura de su precio. Hay muchos padres de familia que como Judas venden por treinta dineros el alma de sus hijas. Contra este grave mal no hay otro remedio que un externado católico barato y no hay otras personas que puedan realizarlo que las religiosas del Sagrado Corazón de Jesús. A ellas ha confiado la Providencia la misión de salvar la fe de la mujer que se arruinará en esta ciudad si no se pone un pronto remedio al mal que deploramos. Mi proyecto es el de un establecimiento de alumnas que almuercen y coman en sus propias casas y vengan sólo al estudiar o clase en el Colegio del Sagrado Corazón.” (Carta de Don Domingo Cruz a la Madre Alentado.17 julio de1885) La Iglesia consideró este enfrentamiento como un desafío que debía superar con eficacia, creando instituciones de enseñanza que fueran de primer orden en cuanto a educación y solidez d formación cristiana. Para concluir este punto, y en el plano de lo anecdótico, transcribimos el relato del Diario I de la Casa de Talca sobre la participación que tuvieron las religiosas durante la revolución de Cruz. Lo consideramos valioso como testimonio histórico de la época en cuanto a su religiosidad, costumbres y rasgos sociales propios de ese tiempo: “Diez días apenas pasaron desde la muerte de nuestro buen cura cuando estalla la insurrección. Imposible describir el terror de todos, arrestaron desde luego al Intendente y al comandante de plaza, los que fueron reemplazados por los del partido de la independencia que se proclamó a repique general de todas las campañas. Al día siguiente 14
desde las 3 de la mañana recibimos la orden de repicar durante una hora entera, de parte del nuevo intendente por la toma de Talca: no hubo más que someterse pues en aquel momento los opositores eran los dueños: los repiques se repitieron después en varias circunstancias, a las 11 y 12 de la noche, ya entre las 2 y 3 de la madrugada sin dejarnos una noche en reposo; siempre se trataba de nuevas victorias verdaderas o supuestas. Una noche por no haber hallado tan pronto las llaves de la Iglesia para el repique, dispararon un tiro por la ventana que está enfrente de las campanas, por especial protección de la Sma. Virgen escapó nuestra hermana Gaete que al mismo tiempo pasaba por delante de la ventana para ir a repicar…En tan tristes circunstancias, varias de las primeras familias de la ciudad vinieron a refugiarse en el Sagrado Corazón, único asilo que ofrecía alguna seguridad. Sólo dos cuartos quedaron para la comunidad y un pequeño corredor. Las distribuciones de las personas de fuera se tocaban regularmente como en Ejercicios. Por la noche se hacían novenas al Sagrado Corazón, a la Sma. Virgen y a casi todos los santos del cielo. Las angustias de las Señoras refugiadas fácilmente pueden comprenderse, a cada triste noticia se renovaban los estéricos y ataques de nervios, semejantes estados se repetían frecuentemente, mas sería difícil dar una idea de lo que vimos y experimentamos entre tanta gente…La Iglesia parroquial estaba inaccesible lo mismo que las demás de la ciudad; tuvieron, pues, la idea de nombrar nuestra capilla Parroquia Provincial como lugar más seguro y casi el único abordable…Mientras tanto, se permitía a los soldados opositores llamados Crucitas, pedir a las monjitas escapularios; la portería vino a ser como un mercado, las ideas y venidas eran interminables; todos en la casa se emplearon en hacer escapularios. Entre tanto se acercaban las tropas ministeriales. El 7 de febrero hacia las 3 de la tarde, se oye un estruendo espantoso en la Iglesia; la Madre Superiora acude presurosa allá, y la encuentra invadida por los soldados Ministeriales; sorprendida la Madre se empeña e representarles su mal comportamiento en penetrar de aquel modo en una casa religiosa: mas ellos manifiestan a la Madre, como se veían perseguidos por los Crucitas, que desde una trinchera vecina dirigían contra ellos un fuego tan vivo que los obligaron refugiarse en la Iglesia para ponerse al abrigo de sus tiros”. (Diario I de Talca, p.7-12)
V.
RELACIONES CON LA AUTORIDAD ECLESIASTICA Y EL CLERO
La Congregación del Sagrado Corazón, ya lo vimos, llegó a Chile a petición del Arzobispo Valdivieso. El apoyo más firme y cercano que encontró desde el comienzo lo tuvo en Don Joaquín Larraín. Él acompañó en su viaje a las primeras fundadoras, compartiendo con ellas todas las penurias por las que pasaron. Él les proporcionó el primer alojamiento en Santiago en la casa de su madre. Desde el comienzo y hasta la muerte de este sacerdote, no dejó un momento de preocuparse por la Congregación, hasta en los menores detalles. “ Don Joaquín estableció todo lo prescrito por nuestro ceremonial, celebró los oficios de Semana 15
Santa, recibió la renovación de votos el día del Sagrado Corazón y dio la Primera Comunión a tres niñas el día de la Asunción. Viendo que no teníamos ni estatua ni cuadro de la Sma. Virgen, tuvo la bondad de enviarnos la de la parroquia… El 26 de agosto tomó el hábito una postulante coadjutora y el señor Larraín le puso el velo a la novicia…” (Vida de la Madre du Rousier; p. 248). Con frecuencia, Mons. Larraín daba retiros y conferencias no sólo a las religiosas, sino también a las alumnas de los colegios y de la Escuela Normal de Santiago, así como a las personas de fuera”, como se decía poniendo toda su dedicación en formar sólidamente la fe de las religiosas, alumnas y ex –alumnas. Las funciones que la congregación realizó luego en otras ciudades, fueron también hechas a petición de los obispos o administradores de las respectivas diócesis. Siempre contaron con el apoyo de la autoridad eclesiástica, y cabe señalar al respecto a Mons. Hipólito Salas, Obispo de Concepción. La congregación vivió también intensamente las alegrías y sufrimientos de sus Pastores en aquel tiempo. En el diario de la Casa de Maestranza se anota el año 1856: “Octubre 21,22,23y 24: días marcados por el feliz desenlace de la cuestión eclesiástica que amenazaba traer a Chile serios disturbios. Octubre 21:M. Cañas, nuestro capellán, viene a anunciar a las alumnas reunidas en la Capilla el arresto y exilio lanzado contra el Arzobispo; los sollozos de las niñas ahogaron sus voces y el canto de las letanías mayores que se entonó enseguida. Pasamos el día en gran inquietud. Octubre 22: Sabemos que la Corte Suprema ha retirado la sentencia y que Santiago conserva su primer Pastor. Las alumnas y la comunidad participan de la alegría. La R.M. du Rousier concede un asueto extraordinario”.(Diario I de Maestranza, p.4) Otra alegría de la Iglesia, los Congresos Eucarísticos, de Talca y Santiago ya en el siglo XX, son vividos con gran entusiasmo por las comunidades. En 1926, la comunidad de Talca participa en la vibrante recepción del Primer Obispo, Mons. Silva Cotapos. “Esta manifestación católica sólo ha sido sobrepasada por el Congreso Eucarístico de 1922. Ninguna nota discordante ha venido a turbar la fiesta las autoridades civiles y las eclesiásticas, ricos y pobres, grandes y pequeños, todos estaban unidos por un mismo sentimiento de respeto y alegría delirante, al recibir al primer Pastor de esta ciudad. Nuestras externas y nuestras alumnas de la Escuela nos representaron en medio de esa multitud compacta inclinada bajo la mano de Pastor que les bendecía…”(Diario V de Talca, p.120) En un plano más de vida comunitario, existe en la Congregación desde el comienzo una preocupación por guardar la independencia y privacidad de la vida comunitaria.”Por amor a la sociedad, no comunique nada del interior de la comunidad al clero”, recomienda la M. du Rousier a una religiosa (Carta el 21 de Agosto 1866 a la M. de Mobecq) 16
En cuanto a Mons. Valdivieso, el Arzobispo que trajo a Chile la Congregación, junto con serle un constante apoyo, sus relaciones muchas veces estuvieron mareadas por su carácter fuerte y combatido. De un lado la conciencia que tenía el arzobispo de su autoridad, en un período en que reorganizaba con firmeza la disciplina de la Iglesia chilena. De otro lado, una Congregación que por su carácter internacional, tendía a veces a una mayor dependencia de la Santa Sede que las autoridades diocesanas. “Su Ilustrísima el Sr. Valdivieso parece disgustado al ver que no llegan más religiosas; no admite las razones que le doy para justificar esta tardanza y se sorprende con aire de incredulidad cuando digo que sólo vinimos para explorar el terreno”, escribe la M. du Rousier a la fundadora el 29 de Mayo de 1854. (Vida de la M. du Rousier, p.248249). “Otras dificultades surgieron por parte de la autoridad Eclesiástica, quien dicho sea en alabanza suya, sostenía con firmeza los cánones, pero sin hacerse cargo de las modificaciones que había que introducir necesariamente a los usos de las antiguas órdenes, dada la nueva forma de las Congregaciones recientemente establecidas. El recibir religiosas sin dotes, el que las Hermanas Coadjutoras hicieran los votos fuera de la casa del noviciado, nuestra administración temporal, los ejercicios para personas del mundo según nuestras constituciones, y otras varias cosas levantaron no pocas contradicciones, mas la prudente Superiora consiguió que al fin se respetasen todos nuestros usos, cediendo o manteniéndose firmes, según la guiaba el espíritu de Dios, y sin ofender nunca a nadie, aunque más de una vez tuvo que acudir a Roma para vencer los obstáculos que se oponían a la marcha de nuestra obra” (Vida de la M. du Rousier, p.260-261). En los primeros tiempos, hubo un intento de fundar una casa del Sagrado Corazón en Santiago sólo para niñas pobres. Entusiasmada con esta obra vendría a dirigirla desde España la Madre Teresa Serra, religiosa chilena quien aparece siempre con mucha inquietud por la educación de las niñas pobres. Esta nueva fundación la propiciaba desde Chile un influyente y rico caballero. Pero resulto que este “señor X, no estaba muy bien visto por haberse comprometido en asuntos políticos y que el Sr. Arzobispo se había disgustado mucho de que no le hubiesen consultado un proyecto en el cual se ponían condiciones que no creía convenientes” (Vida de la M.du Rousier, p. 262). Mons. Valdivieso escribe a la M. du Rousier: “He visto con sorpresa en su apreciable del 22 que es ya cosa convenida con la Superiora Jenerala de su Congregación, el que Sor Teresa Serra venga a fundar una casa separada de esta ciudad exclusivamente para las clases pobres y religiosas de origen español: digo con sorpresa porque parecía natural, que antes de resolver una nueva fundación, se hubiera por lo menos consultado la opinión y voluntad del obispo del lugar… La unidad de miras es el alma de todo cuerpo religioso. Sin aquella la marcha de éste no es conforme, y faltando a los miembros su unión compacta, se infiltra entre la masa el germen de futura decadencia. Si se fundan dos casas de una congregación de las cuales una se destina a la educación de las ricas y otra a la educación de las pobres, a los ojos del pueblo aparecerían dos cuerpos distintos. Quien mirará a uno como especulación para 17
adquirir dinero y al otro como consagrado a la caridad; otro reputará a las religiosas del uno como gente de proyecto y a las del otro como mujeres sin instrucción y sólo a propósito para la plebe… Ignoro qué clase de subordinación haya entre ambas casas, pero si no fueran bien detalladas, sus mutuas relaciones, podrían surgir conflictos de consecuencias desagradables… No habría querido que tomase en boca las nacionalidades, estableciéndose una casa francesa y otra española. El vulgo es susceptible en estas materias y es mejor no despertar susceptibilidades.” (Carta de Mons. Valdivieso a la M. du Rousier. 26 de junio de 1855). Esta enérgica reacción del Arzobispo hizo arrepentirse a la Madre Barat de haber enviado religiosas a Chile, e insistió con la M. du Rousier para que se fuera a Guatemala, cosa que finalmente no ocurrió por lo dificultoso del viaje. Lo triste del asunto fue que siempre hubo en la Congregación el deseo de consultar al Arzobispo. “Temo que yo no me expliqué o que Ud. no me comprendió bien ayer”, le escribe el Padre Bernardo Parés, Superior Jesuita a la M. Teresa Serra, que ya había llegado a Chile. “Conforme al encargo de Ud. había yo hablado al Ilustrísimo Sr. Arzobispo asegurándole que Ud. deseaba saber claramente su voluntad o para insistir en la idea propuesta de la nueva fundación de una casa de educación para pobres, o para desistir de ello y quedar tranquila con lo que fuese voluntad de Dios manifestada por la de su Ilustrísima. El Ilustrísimo Señor Arzobispo me contestó que mucho deseaba que se estableciese o bien en esta ciudad o en Talca, o donde pareciese más conveniente, una segunda casa tan luego como hubiese un número de religiosas que fuese suficiente para ello, sin perjuicio del buen desempeño de los compromisos que presentemente tiene sobre sí. Que cuanto a la condición de haber de ser españolas las de la segunda casa, aunque no le parecería bien, no se opondría a que la R. M. Generala dispusiese lo que creyese más conveniente. Mas que no consentiría que se le coartasen las facultades o atribuciones que le reconoce la Constitución, pues así como él no quería poner trabas a su gobierno, tampoco permitiría que de otra parte se las pusieran…” Y termina el jesuita con un consejo que encierra una advertencia de defender las prerrogativas de la Congregación: “Que siempre se reserve al juicio de las Preladas el destino de cada una respecto al lugar, oficio o ejercicio en perfecta obediencia, sin mirar más que la gloria de Dios y el bien de las almas. Esta atribución de la Prelada general es el vínculo que mantiene unida la sociedad compuesta de tan diversas naciones. ¡Ay de la Sociedad si se rompe este vinculo!” (Carta del P. Bernardo Parés a la M. Teresa Serra, Santiago 16 de Septiembre de 1855). Las cosas fueron diferentes en la diócesis de Concepción, con Mons. Hipólito Salas. “Muchas cosas no son tan fáciles aquí como en Concepción, y temo que no podamos dirigirnos al R. P. Visitador para confesión, pues no tenemos la libertad de designar ningún confesor extraordinario: hay que aceptar el que mandan”. (Carta de la M. du Rousier a la M. de Mobecq, 20 de junio de 1874).
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VI.
ESPIRITUALIDAD DE LA CONGREGACIÓN Y RELIGIOSIDAD POPULAR
La Congregación se fundó teniendo como eje la devoción al Sagrado Corazón. Esta espiritualidad fue alimentada en Chile por las frecuentes instrucciones y retiros hechos a la comunidad y a las alumnas por sacerdotes del clero regular y secular, todos ellos muy al tanto de la devoción al Sagrado Corazón que en esa época era dominante entre el clero y varias congregaciones. Los diarios de las casas citan frecuentemente a sacerdotes y obispos que iban a entregarles “el pan de la palabra”: Mons. Valdivieso Larraín, Blas Cañas, León Prado, Casanova, Hipólito Salas, Campino, Taforó, Capdevilla; los redentoristas, del Corazón de María y Jesuitas son los más nombrados. Como testimonio del contenido y estilo de estas instrucciones, transcribimos lo que nos cuenta el Diario del Externado, y que es como una síntesis elocuente de los principales signos del culto al Sagrado Corazón que se transmitía a las alumnas. “El R. Padre Capron, superior de los Redentoristas les explica durante tres meses, consecutivos la significación de las espinas, de la llaga y de la cruz reproducida en el cuadro que representa la aparición de Nuestro Señor a la Beata Margarita María que adorna nuestro santuario. El les dice que la llegada del Corazón de Jesús es causada por la indiferencia, el olvido, el aislamiento que padece en el Tabernáculo y que el Ángel destinado por el padre Celestial para consolar a N. Señor durante su agonía, se felicitará durante toda la eternidad de haber podido cumplir tal misión; a la que nosotros podemos tomar parte visitando frecuentemente el Smo. Sacramento. También, durante mucho tiempo, nuestras pequeñas pidieron a sus maestras concederles la gracia de sacrificar su corto recreo de la tarde para visitar al divino prisionero. En la 3ª. Instrucción, el Padre les dijo que por la comunión indigna se renuevan los sufrimientos de Jesús en la cruz y las comprometió a multiplicar las comuniones espirituales. Casi todas han tomado desde entonces este piadoso hábito.” (Diario II, Externado, 8 de Agosto de 1886, p. 15). Si parte del clero y las congregaciones religiosas habían asimilado la devoción al Sagrado Corazón, para el grueso de la población católica del país en ese tiempo esta devoción constituía una novedad que comienza a difundirse. “Vemos con alegría que esta devoción se propaga en Chile” (Diario I Maestranza, 1º de Junio 1864, p.45) “La devoción al Corazón de Jesús se extiende mucho; el Señor se sirve para propagarla en este momento de un verdadero azote que pesa sobre el país: una epidemia de viruela de las más dañosas como peste negra, cobra muchas víctimas, los hospitales no bastan, se los improvisa y la caridad que es notable en Chile, opera prodigios de abnegación. Ninguna persona de la casa ha sido tocada, el escapulario del Sagrado Corazón parece oponerse a que se acerque la peste…se sabe de esta preservación por todos lados…Muchas pobres mujeres sólo se dedican a fabricar estos escapularios y ya han sido distribuidos más de 14.000 para la gloria del Corazón de Jesús.” (Diario I de Maestranza, 7 de Junio de 1872, p. 104). Buscando posibles causas de la facilidad con que esta devoción se enraíza en la religiosidad popular de algunos sectores en Chile, podríamos señalar:
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1º Seguía la línea de realzar el misterio de la Pasión y las actitudes de mortificación y sacrificio, características de la religiosidad de sentido trágico traída por la colonización española; 2º Seguía también la tradición española de una peculiar devoción a la Eucaristía, vista como adoración, a la que se añade la idea de consuelo al “prisionero del Sagrario”, a quien hay que desagraviar por los pecados de los hombres; 3º muestra la persona de Cristo, especialmente en su amor y misericordia, a un pueblo que se hacía notar por sus valores de caridad y abnegación generosa por los sufrimientos del prójimo. La congregación promovió una literatura adecuada para contribuir a la propagación de está devoción. “Nuestra Rvda. Madre Vicaria, deseando que la práctica de honrar al Corazón de Jesús durante el mes de Junio se generalice en Santiago, hace repartir en las diversas comunidades de la ciudad la novena preparatoria a los primeros viernes de mes, recientemente enviada a Chile por nuestras primeras madres”. (Diario I Maestranza, 23 de abril de 1863, p. 38) “Espero poder enviarle, al menos los primeros días de junio, mi pequeño mes del Sagrado Corazón, del que nos servimos en las tres casas.” (Carta de la M. du Rousier a la M. de Mobecq.; 28 de Mayo de 1867) Este librito compuesto por la M du Rousier se imprimió por primera vez en Chile con aprobación del ordinario, el año 1867 y en 1899, se hizo una segunda edición. Hemos dicho la relación entre la adoración eucarística y la devoción al Sagrado Corazón. Transcribimos algunos testimonios de la profunda devoción eucarística en Chile a loa llegada de la Congregación: “En Chile, como en todos los países de origen español, se acostumbra llevar el santo Viático a los enfermos, en coche seguido de varios caballeros; con una campanilla van dando aviso a los transeúntes, y cuando se oye venir a Su Majestad, todo el mundo se arrodilla, así en el interior de las casas, como en las calles. Era grande el asombro y gozo de las religiosas francesas al ver que, estando de visita, suspendían la conversación y se ponían de rodillas; lo mismo hacían las niñas, ya estuvieran en el estudio, en el recreo y hasta en los dormitorios.” (Vida de la M. du Rousier, p.269). “Nos ha llamado la atención el lujo y la riqueza de las iglesias, la pobreza no tiene cabida en los templos, y aquí nos podríamos usar los ornamentos sencillos que se acostumbra en las fundaciones”, escribe la M. du Rousier a la Fundadora en 1854. (Ibid. P. 251). La congregación, por su parte solemniza sus primeras comuniones, que en el Chile de entonces se hacían sin ninguna ceremonia. “Cada niña la recibía aisladamente en cuanto se le juzgaba capaz de comprender lo que iba a recibir; pero siguiendo nuestras costumbres, la quisieron celebrar con extraordinaria pompa el 19 de marzo de 1845… Lo que más llamo la atención de las personas seglares fue el recogimiento y silencio de las niñas, que contrastaba con las ruidosas demostraciones de devoción que se hacían en los otros templos.” (Op. p. 251). Para las religiosas, además de estas manifestaciones externas, la espiritualidad del Sagrado Corazón tenía sus raíces. “La imitación de Jesucristo, medio al que nos comprometió a recurrir con más prontitud meditando cada día sobre el interior y el exterior de Jesús para conformarnos a El lo más fácilmente posible. El interior, comparando los 20
pensamientos juicios y sentimientos de Jesús con los nuestros para reformarlos según ese modelo; el exterior, es decir, la vida siempre oscura y penosa de Nuestro Señor, sus palabras, sus gestos, sus acciones.” Palabras de la M. du Rousier a la comunidad (Diario I de Maestranza, 31 de Noviembre de 1859. P. 16). Son innumerables los relatos que hacen todos los diarios de las casas sobre este tipo de conferencias de la M. du Rousier u otras superioras, donde se desarrolla la idea de conformidad (o de confirmación) con el Corazón de Cristo y la de glorificar este Corazón dándolo a conocer. La madre du Rousier apoyaba sus palabras frecuentes citas bíblicas aplicadas según esta espiritualidad. “Mi padre es glorificado si Uds. dan mucho fruto y son de verdad mis discípulos”. Gloria que la religiosa del Sagrado Corazón debe procurar no por actos aislados sino por una mortificación constante que la ponga en situación de producir frutos de santificación para ella y para las almas que le sean confiadas.” (Diario I de Maestranza, 1862, p.34) “Conferencia de N. Rvda. Madre Vicaria sobre estas palabras de Nuestro Señor a San Juan: “Yo me santifico por ellos, a fin de que ellos sean también santificados por la verdad”, repitiéndonos que los medios de santificación para nosotros estaban encerrados en estas dos palabras: la oración y la renuncia propia: orar siempre, no solamente en la iglesia, con devoción ausente de toda distracción, cosa que no es muy posible, sino también orar por la acción, la unión con Nuestro Señor sin cesar, en medio de sequedades espirituales… Renunciar a sí misma (vencerse) generosamente y siempre de manera que esto se convierta en hábito”. (Diario I de Maestranza, 1868, p. 79). Nuevas Formas de Devoción Mariana. La Congregación contribuyó también desde sus primeros años en Chile, a introducir nuevas formas de devoción a María, ya profundamente arraigada en el país. “La devoción al mes de María está poco divulgada en Chile, nuestras madres resolvieron darle toda la solemnidad posible. Por otra parte, como no se ha hecho ninguna manifestación pública sobre la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, el Ilmo. Arzobispo quiso que no se ahorrara nada para celebrar con pompa esta fiesta tan querida a María”. (Diario I de Maestranza, 1º de noviembre de 1855, p. 79). Algo semejante sucede con la fiesta de Corazón de María: “El Sr. Tapia dirigió a las alumnas en la mañana y en la tarde palabras llenas de unción que prueban cómo se ha penetrado él de esta pequeña ceremonia en Chile se solemniza sólo en nuestras casas”. (Diario I de Concepción, 29 de Agosto de 1869, p. 31). Un incidente pintoresco le ocurrió a la M. du Rousier en uno de sus viajes a Concepción. Estaba repartiendo medallas, escapularios, rosarios y “cuadernitos” a los remeros que la atravesaban en el río Maule, cuando “uno de esos hombres que había recibido medalla de los rayos y que nunca la había visto, pensó que los rayos eran disciplinas y que exigía de él esa práctica, muy fiel a ese conocimiento, preguntó sencillamente si debía darse doscientos o cuatrocientos azotes, pareciendo muy dispuesto a cumplir lo exigido”. (Diario I de Talca, 1867, p. 35).
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Congregaciones y Cofradías. Expresión de religiosidad popular muy extendida en Chile desde la colonia, iba adquiriendo nuevas características de acuerdo a los grupos que las introducían. La Congregación aportó también lo suyo imprimiendo su sello propio de acuerdo a su carisma y abarcando los sectores más diversos de la población femenina. Señalamos la principales: 1. Hijas de María. Agrupaba a las alumnas del último curso de los pensionados y a las exalumnas de éstos, buscaba continuar y profundizar la formación cristiana recibida durante el colegio para actuar cristianamente en el , medio donde les tocara vivir. 2. Congregaciones de los Santos Ángeles. San Luis Gonzaga, el Niño Jesús, dirigidas a las alumnas de las diferentes edades que en los colegios manifestaban mayores inquietudes religiosas. 3. Congregación de Santa Ana por lo visto, en un campo nuevo para las “piadosas obras” de ese tiempo, merece estos curiosos comentarios: “La Congregación de Santa Ana se componía de la última clase del pueblo; seres desgraciados que aún no habían entrado, por decirlo así, en lo que forma la población de las ciudades. El terreno era nuevo y se podía esperar que, después de un laborioso cultivo, el grano de mostaza, arrojado en tierra, produciría abundante fruto. No se tiene idea en Europa del atraso y pobreza en que vivían estas desgraciadas mujeres; a pesar de las industrias de las Madres, constataba gran trabajo reunirlas por su desidia y abandono, careciendo de recursos materiales y de socorros espirituales. Los estatutos de la congregación únicos en su género, contenían artículos como éste: “La obligación de peinarse y lavarse todos los días; barrer la habitación, no tener aguas sucias; cuidar a los niños; no dejar que se acostasen en el suelo húmedo; evitar la ociosidad; soportar con paciencia el mal humor del marido, etc., etc. Cada uno de estos artículos se tomaba según la necesidad como punto de examen particular… Muy extraños eran los casos que tenía que resolver la directora. Una congregante le pregunto seriamente cierto día: “Madre, ¿puedo pegar a mi marido cuando está borracho? Porque maltrataba a sus hijos rompe cuanto le viene a la mano y hasta se atreve a blasfemar (en chile apenas es conocida la blasfemia). Si me pegase a mí, lo sufriría por amor a Dios; pero no puedo soportar que le ofenda con tales juramentos; tres o cuatro veces he cogido un palo y le he pegado de firme, en seguida se calló y se fue a esconder y desde entonces ya no ha recaído tanto, porque en cuanto vuelve a empezar le enseño el palo y se calma”. La Directora le aconsejó que continuase con su sistema tan eficaz…” (Vida de la M. du Rousier, p. 290-292). 4. La institución de las Maestranzas de Chile, de la que se habló antes, agrupaba a las exalumnas de las escuelas Normales del Sagrado Corazón y a otras maestras. 5. Asociación de la Martas, fundada en 1905, agrupaba a las empleadas domésticas. Los fines descritos son significativos para ese tiempo: “Hacer de las empleadas, mujeres fieles a dios, obedientes y sumisas a sus patrones, y enseñarles a sobrenaturalizar su trabajo, llevando su tarea con gozo y fidelidad”. (Origen de la Asociación de las Martas, p. 1).
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6. La Obra de los Tabernáculos. De acuerdo al sentido de la adoración eucarística de la época aspiraba a que ninguna capilla, por pobre que fuera, careciera de ornamentos dignos del S. Sacramento. Para ello, se reunían periódicamente grupos de señoras a coser y bordar ornamentos que luego se distribuían a las Iglesias pobres del país. Los Retiros. Las Constituciones de la Congregación señalan cuatro medios “para glorificar al Corazón de Jesús, trabajando a la santificación del prójimo: 1º La educación de las alumnas internas. 2º la enseñanza gratuita de las niñas pobres externas. 3º Los ejercicios espirituales que se facilitan a las personas seglares. 4º El trato necesario con las personas de fuera” (Plan Compendiado del Instituto, V) Cuando la Congregación llego a Chile, los ejercicios no se practicaban del modo como ella los introdujo, con internado, entre otras cosas. “Por primera vez se da un poco de extensión a esta obra invitando entre las exalumnas algunas jóvenes de fuera, 24 fueron fieles al llamado. M. Larraín aceptó hacerse cargo de las instrucciones.” (Diario I de la Maestranza, 20 de Agosto de 1861, o. 27). Desde entonces, todos los años se continuaron dando los ejercicios a las alumnas de los colegios, escuelas gratuitas y Escuela Normal, así como a las exalumnas de todos ellos y a otras señoras y jóvenes, en todas las casas de Chile. En 1864, “durante el mes de octubre, la Hijas de María se preocupaban mucho por organizar un retiro a las niñas pobres y abandonadas de la ciudad: 200 siguen, los santos ejercicios dados por un R. P. Franciscano” (Diario I Maestranza, p. 46). La casa de Talca organiza en 1879, un retiro para los obreros que construían la capilla. Su relato muestra como la congregación aprovecha también los elementos criollos de los retiros que se acostumbraban en Chile; participaron en este retiro 140 obreros, ya que los que trabajaban en la casa invitaron también a sus amigos y conocidos. “El R. Padre les daba tres instrucciones por día y en los intervalos cada uno volvía a su trabajo en silencio y recogimiento… Desde las 5:30 de la mañana el padre les hacía una instrucción sobre los dogmas de la fe, seguida de misa, durante la cual esa multitud repetía en voz baja las oraciones de la Iglesia que Nuestra Digna Madre Superiora les recitaba… Al mediodía, una segunda instrucción en la que el Rvdo. Padre les hablaba de los sacramentos de la penitencia y la Eucaristía. A las 7 de la tarde, sermón sobre las verdades eternas, procedido de la recitación del rosario. En seguida se apagaban todas las luces, el R. Padre entonaba el Miserere, durante el cual los hombres ejercían sobre ellos todos los rigores de la penitencia. Un piadoso canto antes y después de cada distribución estimulaba la devoción del auditorio que crecía de día en día”. (Diario I de Talca, 15. XI. P. 134-145).
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VII
VIAJES POR LOS CAMINOS DE CHILE (1954-1974)
Y LAS ACUARELAS DE LA M. KATHERINE NICHOLL
La Madre Katherine Nicholl tenía talento artístico, que plasmó en una serie de acuarelas (que la provincia conserva), las que son un valioso testimonio histórico de Chile en la segunda mitad el siglo XIX. Vemos en ellas paisajes, personajes, costumbres de entonces. Respecto a la congregación, desde que comienzan las peticiones para fundar nuevas casas, se inician también los viajes que dieron motivo de inspiración a la Madre Nicholl para muchas de sus acuarelas. Estos viajes constituían una verdadera odisea en la mayoría de los casos. La religiosa que escribió la vida de la Madre du Rousier en 1904 nos dice: “Uno de los mayores peligros de estos viajes estaba en el paso de los ríos, verdaderos torrentes más o menos anchos, según la estación; por lo regular uno de los guías, ya acostumbrado a vadearlo, ataba su caballo con una cuerda muy larga a uno de los del coche, y según las sinuosidades del río indicaba la dirección que se debía llevar; el agua llegaba a veces hasta el pecho de los caballos, animales indómitos acabados de coger en la llanura, que apenas entraban en el agua partían al galope, y cuanto peor era el camino, más ganas tenían de correr, sin duda, par vencer mejor las dificultades de los baches, hoyos y enormes piedras, que en Europa se considerarían como obstáculos insuperables. Desde Santiago a Concepción había algunos ríos, entre ellos el Lontué, de cuatro millas de ancho que no podía vadearse y se atravesaba por puentes colgantes de quinientos pies de largo y por donde sólo tres personas podían pasar de frente.” (Vida de la Reverenda Madre Ana du Rousier, Friburgo 1904, Ed. Herder, pp. 302-303). En el año 1858 se funda la casa de Talca, en 1865 la de Concepción, en 1870 la de Valparaíso y en 1874 la Escuela Normal d Chillán. Una de las religiosa que viajó a la fundación de Talca cuenta en el Diario de esa casa: “Salimos de Santiago el 22 de noviembre de 1858 a las 8 de la mañana i cruzamos los siete ríos que atraviesan el camino los que estaban mui crecidos por el deshielo de las nieves, en cuyas circunstancias para facilitar el paso de los ríos organizaban puentes probablemente únicos en su especie: doce orcones plantados sostienen gruesas cadenas en cuya cima se ponen varillas de mimbre entretejidas con sogas, lo que llaman puente de simbra por la mucha que tiene, desde donde se apercibe el agua por las endijas. Los carruajes se tiran a fuerza de brazos, los bagajes se pasan sobre las espaldas mientras los viajeros avanzan con pasos mal seguros”. El 24 de marzo de 1865 la Madre Mac Nally parte a fundar la casa de Concepción con cuatro religiosas más. El Diario de la casa de Maestranza, en Santiago cuenta como hicieron el viaje en diligencias, el tramo en que aún no había ferrocarril, “sin puentes, atravesando ríos de enormes piedras”. 24
En 1866 ocurrió un pintoresco percance. Chile estaba en guerra con España. La Madre Mac Nally debía viajar en vapor “Valparaíso hasta el puerto de ese nombre. El Cónsul de Inglaterra en Talcahuano le dio una recomendación para el almirante inglés Harvey que comandaba la fragata “Leader”, estacionada en Valparaíso. El debía mediar ante el almirante español que bloqueaba el puerto para que dejara pasar a las religiosas libremente. El español acogió muy bien la petición, pero, según cuenta el Diario de Maestranza, la “Vencedora”, de la escuadra española “fue al encuentro de la pequeña embarcación inglesa en la que viajaba la Madre Mac Nally y le disparó un cañonazo, no precisamente para saludarla, sino para advertirle que no se acercara. Inmediatamente, un barco español que llevaba tres oficiales y algunos marineros armados hasta los dientes, acompañó a las viajeras hasta la chalupa inglesa de la fragata “Leader”. Uno de esos dignos parlamentarios les dijo: “ Ved que somos buenos amigos y también buenos enemigos” El Diario de la casa de Talca relata un viaje a Concepción el año 1867. “Los campos de Talca extensos y cubiertos de espinos, no ofrecían ninguna vista agradable y no recordaban más que pensamientos tristes. A las seis llegamos al Maule, las barcas estaban prontas, una tabla servía de puente y dos hombres, uno a cada lado acompañaban a la que subía…A las siete ya estábamos en Loncomilla, paramos un rato para que cambiasen los caballos y en el interior pasó por ahí un acompañamiento fúnebre: cuatro hombres de a pie llevaban una angarilla en la que estaba atado el difunto amortajado con un hábito recoleto muy viejo. Seguían otros cuatro hombres a caballo, en desorden. Más atrás iban otros a reunírseles, uno de ellos llevaba por delante un cuero lleno de bebida, vino o aguardiente, no lo sé…A los ocho y media llegamos a Ñuble, las lanchas ya no pasaban a nadie, fue preciso resolverse a pasarlo a vado. El cochero se encargó de todo y pasmos, como el agua entraba al coche, debimos levantar los pies. Estaba oscuro y la luz de nuestro farol incomodaba, fue menester apagarla, cada una rezaba para no volcar”. En 1870, la Madre Mac Nally emprende un nuevo viaje. Parte con otras dos religiosas a fundar la casa de Valparaíso. Durante 1854, una de las que viajaron por primera vez desde Valparaíso hasta Santiago, anotó la siguiente descripción del camino de entonces: “nuestro coche era seguido por una docena de caballos sin bridas ni cabestro por un postillón de diez a doce años. Cuando había que revelar el tiro, atrapaban algunos caballos mediante un lazo, y los que iban tirando el coche, descansaban trotando a su alrededor. Levantaban así nubes de polvo, y como no había vidrios, lo respirábamos, literalmente. El camino de Valparaíso a Santiago es de lo más pintorescos, hay una serie de montañas, algunas muy escarpadas; algunos lugares nos recordaban el paso de los Alpes y del Monte Cenis. Hay que pasar varios torrentes; nos extraña ver a los caballos meterse en el agua, hundiéndose hasta la mitad de las patas. Numerosas carretas de bueyes recorrían sin cesar el camino. Al caer la noche, los carreteros se detenían en cualquier lugar encendiendo grandes fogatas y se acostaban entremedio de sus animales. Diseminadas por el campo se encuentran miserables cabañas de barro o de paja, sus habitantes parecen en la última de las miserias. Nos detuvimos en Casa Blanca, hospedaje mediocre, donde hubo que esperar una hora una modesta comida, ya que no se usa preparar nada de antemano para los viajeros. 25
Hacia las nueve entramos en el pueblo para pasar una parte de la noche. Sólo a las once, nuestro hotelero, “soi-disant” francés, llegó a servirnos la cena: dos platos exactamente iguales donde la gallina dura, el arroz y los fideos nadaban en un poco de agua. Esta “casuela” es el plato favorito de los chilenos”… La Madre Mac Nally permanece hasta el año 1874 como superiora de Valparaíso. Ese año se va a los Estados Unidos. Además de las acuarelas de la madre Katherine Nicholl sobre los caminos a través de los campos chilenos, se conservan otras que retratan rincones de la Maestranza, considerada la primera casa del Sagrado Corazón en América Latina, fundada en 1858. esta casa, ubicada en la calle Portugal, entre Marín y Santa Victoria, perteneció a la Congregación hasta 1968. Actualmente se conserva con el nombre de “Claustro del 900”, el patio central y toda la edificación adyacente a él, que ha sido muy bien restaurada en su estilo primitivo. En el patio se conservan también el cedro más que centenario y tres palmas chilenas. Una acuarela nos muestra el huerto de la casa y el ala del edificio que daba a ese huerto, y que forma parte de la edificación que se ha restaurado. Desde allí probablemente, la Madre Mac Nally pintó su acuarela del Cerro Santa Lucía, recién inaugurado. No había entonces ningún edificio que impidiera la visión entre el cerro y la casa. El 18 de septiembre de 1872, se anotaba en el Diario de Maestranza: “Las fiestas nacionales han sido para nuestras alumnas verdaderas fiestas de familia: están tan felices aquí que ha sido muy fácil entretenerlas. Desde lo alto de la galería hemos podido asistir a la inauguración del Cerro Santa Lucía y ver los Fuegos artificiales”.
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SEGUNDO PERIODO
( 1968 en adelante)
Hacer un análisis sobre hechos muy recientes no es tarea fácil. Se carece de una perspectiva suficiente como para dar una mirada al conjunto, de manera que podamos percibir las fuerzas orientadoras de los acontecimientos y la exacta relación entre ellos. Por otra parte, el haber protagonizado de uno u otro modo los hechos y situaciones que se relatan, resta objetividad necesaria a todo análisis. Con estas limitaciones, se presentará el siguiente período de la historia de la Congregación del Sagrado Corazón en Chile. Se ha tomado como fecha límite 1968 porque ese año está señalado por acontecimientos significativos que marcan el punto de partida de una nueva época de la Congregación en Chile. Primeramente nos limitaremos a narrar los principales hechos sucedidos estos diez años y enseguida señalaremos algunos puntos de reflexión sobre ellos y las causas que los originaron, modelando el nuevo rostro de las comunidades de la congregación en el país.
I
LOS HECHOS MAS SIGNICATIVOS A PARTIR DE 1968
Un día de noviembre de ese año, la “casona” de Maestranza ve partir por última vez a sus alumnas. El 19 de Marzo siguiente, las religiosa dejarían vacíos sus patios, sus galerias, el huerto.. El órgano francés, embalado en 30 enormes cajas de madera, es todo un símbolo de una vida que se va con el cierre de la Maestranza.” ¡109 años en que el Señor ha sido amado y glorificado en esta casa que El se escogió, la primera en América del Sur de “ su” Sociedad para irradiar enseguida en todo este vasto continente: Perú, Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia; Venezuela!” Con estas emocionadas palabras se cierra el último tomo del Diario de la Maestranza que había comenzado a escribirse en la casa de la Plazuela de San Isidro en 1853.
LAS NUEVAS FUNDACIONES ( 1968-1978) Hasta el año 1968, el número de casas de la congregación en Chile se había mantenido por largo tiempo casi sin variaciones: cuatro a cinco colegios, algunos con escuela gratuita al lado, agrupaban a las comunidades, muy numerosas, entre 30 y 60 religiosas, a veces más.
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Desde ese año, comienzan a multiplicarse las nuevas fundaciones cuyas características principales son: - nacidas por iniciativa de la autoridad Eclesiástica - pequeño número de religiosas, entre 17 y 3 - excepto Clara Estrella y Puerto Montt, fuera de instituciones de enseñanza. Se deja el trabajo en grandes instituciones propias, donde se insertaba la comunidad, para iniciar un trabajo de colaboración en la pastoral de las Iglesias locales, conjuntamente con otros agentes pastorales: laicos, otros religiosos(as), sacerdotes. - insertas en medios pobres - con un nuevo estilo de vida comunitaria
NUEVAS COMUNIDADES QUE COMIENZAN EN 1968 1. TALCA. La Congregación vuelve a esta ciudad el 23 de Marzo de 1968 llamada por su obispo, Mons. Carlos González, quien pide a las religiosas que se ocupen de las actividades parroquiales en la población Independencia. Diez religiosas formaban el primer grupo. Algunas de ellas hacían clases en liceos fiscales.
2. PENCO. Se inaugura a pedido de Mons. Carlos Oviedo el 21 de Agosto en la Parroquia de los Redentoristas. Comienzan seis religiosas dedicadas a trabajos parroquiales y clases en las escuelas.
3. CLARA ESTRELLA. Fundada el 24 de febrero de 1969 con 17 religiosas. Responde al llamado de la Iglesia a través del Cardenal Raúl Silva. Ubicada en una población obrera de la zona sur de Santiago. Esta casa mantiene una Escuela Básica gratuita y un jardín infantil semi-gratuito. Cuenta además con una Biblioteca que en la actualidad sobrepasa los 8.000 volúmenes. A ella acude un promedio de 500 estudiantes diarios de todos los niveles que no tienen en todo ese vasto sector un servicio como éste. 4. PUERTO MONTT. Fundación pedida por el sacerdote español José Fernández, organizador de la cooperativa de vivienda – “Techo para todos” destinada a las familias damnificadas – con el terremoto de 1960. Se inaugura el 15 de enero de 1969 como escuela Técnica y Básica de la Cooperativa. Después de dos años, se clausura la Escuela Técnica. Además, las religiosas trabajan en catequesis familiar, grupos juveniles y salud. 5. COQUIMBO. El obispo de la Serena Mons. Juan Fco. Fresno – pide esta fundación que se realiza el 12 de marzo de 1969 – en la población San Juan con siete religiosas. Se ha trabajado en las obras parroquiales: catequesis, comunidades de base, etc. y en clases en liceos y escuelas. En 1987 se traslada a Hurtado, localidad rural al interior de Ovalle. 28
6. COPIAPO. A petición de Mons. Carlos Camus, quien desea - que un grupo de religiosas atiendan las poblaciones más abandonadas. El 27 de Marzo de 1969 se inaugura la Comunidad de Cateador Almeyda con ocho religiosas que se dedican a obras parroquiales, sociales, clases en el liceo y escuelas. A los pocos años las hermanas se dividen en dos comunidades para estar insertas en la población Pedro León Gallo. En el año 1991 las religiosas se trasladan al sector más pobre de la ciudad, en la misma parroquia, la población Juan Pablo II.
7. PUNTA DE TRALCA. Esta casa de ejercicios del Arzobispado de Santiago, es administrada por la Congregación a pedido – del Cardenal Raúl Silva desde 1970 cuando llegan sus cinco – fundadoras. Con las ampliaciones que se han realizado en ella, su capacidad actual permite atender un promedio de 700 personas al día.
8. OSORNO: Fundada el 22 de febrero de 1970, comenzó con cuatro religiosas En la Población Las Vegas con el fin de colaborar en la catequesis familiar, formación de comunidades cristianas y otros trabajos pastorales.
9. TALCA: Una nueva casa para atender obras parroquiales se funda en esta ciudad en la población Vicente Van Gogh, con tres religiosas en 1971. En 1990 se traslada a Villa Norte.
10. PEDRO LEON GALLO: En la población de este nombre, en Copiapó comienza el 2 de Enero de 1971 con tres religiosas de Cateador Almeyda, para cooperar con el sacerdote en el trabajo pastoral.
11. VILLA ALEMANA. El nuevo estilo de vida y las nuevas actividades emprendidas por la comunidades, hacen necesarias las fundaciones de casas para las religiosas que por su edad avanzada o sus enfermedades se ven imposibilitadas para vivir en las casas de poblaciones. Para este fin, la Congrega ción adquiere una casa en Villa Alemana que agrupa a algunas de estas religiosas ancianas. Es una casa de oración y también de pequeños trabajos apostólicos para algunas de ellas. Fue fundado el 17 de mayo de 1971.
12. RANCAGUA. En Santiago, en la calle Rancagua, por su ubicación central se fundó en Enero de 1971 como acogida para las religiosas de la Congregación que deben viajar a Santiago desde las provincias. En la actualidad su misión se amplía también a aquellas personas de provincia que carecen de medios. La acogida supone no solamente proporcionarles alojamiento y comida sino también orientar y acompañar a estas personas que muchas veces se sienten perdidas y disminuidas en la capital. 29
13. SANTA OLGA. En Santiago, muy cerca de la población Clara Estrella, comenzó con tres de las religiosas que vivían allí, el 27 de febrero de 1973. Su objetivo era trabajar en la pastoral de La población Santa Olga, al mismo tiempo que una religiosa trabajaba en la dirección de la Escuela Básica de Clara Estrella. Termina en 1985.
14. HERMINDA DE LA VICTORIA. En la zona oeste de Santiago, comenzó el 12 de mayo de 1973 con cuatro religiosas a petición del Obispo Auxiliar de Santiago y Vicario de esa zona en ese tiempo, Mons. Fernando Aristía. Trabajos pastorales en esa población marginal y también en la escuela y policlínico del sector. Trabajos en la pastoral zonal. Termina en 1984.
15. SANTA ADRIANA. Población al lado de Clara Estrella, en Santiago. Se inicia en 1973 con dos hermanas que colaboraron en la pastoral del sector. Se cierra en 1976.
16. HUERTA DE MATAQUITO. Por primera vez la Congregación incursiona en el mundo rural, a petición del Obispo de Talca, Mons. Carlos González. Cuatro religiosas llegan en 1974 a este pueblo situado al interior de la cordillera de la costa, en Curicó. Se ocupan de las catequesis y comunidades cristianas en diversos lugares alejados, sin ninguna otra atención religiosa. Termina en 1984, pro la disminución de religiosas en la Provincia.
17. EL BOSQUE. Fundada en 1974 para acoger a la Comunidad de Ancianas que vivía en Apoquindo, luego del cierre de esta casa a raíz del golpe militar. Con características algo similares a Villa Alemana, reside en parte del edificio cedido a las religiosas por la Parroquia del Sagrado Corazón de Avda. El Bosque, en Santiago.
18. PELARCO. El cierre de Apoquindo permitió también la apertura de tres comunidades insertas en medios pobres y rurales: Pelarlo, Entrelagos y El Cortijo. Pelarlo se fundó en 1974 con características semejantes a la Huerta de Mataquito, en un pueblo ubicado a algunos kilómetros al norte de Talca, hacia la Cordillera de los Andes. A los trabajos de animación de comunidades y catequesis se añade la pastoral juvenil y la creación de comunidades de trabajo con las jóvenes.
19. ENTRELAGOS. También comunidad rural, se inicia en 1974 con tres religiosas. Desgraciadamente, los problemas que suscitó el párroco obligaron a cerrarla en 1976, a pesar de tratarse de una inserción muy en línea de nuestras opciones.
20. EL CORTIJO. En 1974, también como fruto del cierre de Apoquindo, los Padres Columbanos nos ceden una casa para que una comunidad de RSCJ de 5 religiosas inicien la colaboración pastoral en la Parroquia que ellos dirigen, ubicada en un sector pobre en el norte de Santiago. Termina en 1978 por dificultades con el Obispo Auxiliar de ese sector. 30
21. CUATRO DE OCTUBRE. En 1975, dos religiosas de la Herminia de la Victoria se instalan en una mediagua en este campamento cercano a esa población. Su trabajo parte de una pastoral de promoción solidaria encaminada a la formación de la comunidad cristiana. En 1984 se traslada un poco más hacia el oeste de Santiago, a la Población La Alianza.
22. LO CHACÓN. Otra casa en medio rural, fundada en 1976 a petición del Vicario de la Zona Rural Costa de Santiago, Mons. René Vío. Comienza con dos religiosas en trabajos pastorales y clase en escuelas de los pueblos cercanos.
23. PODUCO ALTO. Fundación muy peculiar en la Diócesis de Concepción, a media hora de carretera después del camino más cercano. Ubicada en el sector de la Cordillera de Nahuelbuta. Se trata de una pequeña escuela rural fiscal dirigida por una de las tres religiosas que comenzó su trabajo allí, antes de fundarse la comunidad en 1976. La casa más cercana queda a 15 minutos del camino. El aislamiento se ve aumentado por la carencia de luz y de agua y por intensas lluvias que hacen intransitables los caminos. Termina en 1987, al jubilar la religiosa directora, y no contar la Provincia con posibilidad de sustituirla.
24. LAS ROSAS. Fundad en 1977 a pedido del Cardenal Raúl Silva, esta Casa de Ejercicios del Arzobispado de Santiago, fue administrada por la Congregación hasta 1984 porque el Arzobispado volvió a instalar en ella parte del Seminario Pontificio.
25. CASA DE NOVICIADO. La Casa de Noviciado estuvo en Las Rozas en Avenida Ossa desde 1942, por ella pasaron 60 novicias peruanas y chilenas y en 1954 se trasladó el Noviciado a Maestranza. Hubo un período de gran escasez y aún de carencia total de vocaciones, situación que comienza a variar. En 1978 se abre en la zona oeste de Santiago una casa de noviciado con tres novicias adaptado a las nuevas directivas de formación de la Congregación. En 1983 se traslada a Guillermo Franke y en 1985 a Clara Estrella donde está en la actualidad.
26. LA CASA PROVINCIAL. Por motivos muchas veces ajenos al deseo de las religiosas, esta casa desde 1970 ha variado muchas veces de domicilio: Vitacura, (calle Luis Pasteur). Rancagua Alonso Ovalle, Estados Unidos, Las Rosas y finalmente la casa comprada para el Noviciado en el barrio Estación Central Guillermo. Allí funciona desde 1985. Otras fundaciones se realizaron también durante este período de gran “efervescencia” vivida entre 1968 y 1979, pero que fueron de corta duración. Podemos mencionar a PINARES (1971- 1974) casa de ejercicios cerca de Concepción; CHILLANCITO (1971) comunidad inserta cerca de Concepción, así como ACHUPALLAS (1969) en Viña del Mar y JUPITER (1972) en la zona oeste de Santiago, que luego se trasladó a Herminia de la Victoria en la misma zona. 31
LA EVOLUCIÓN DE LOS COLEGIOS. En forma paralela a la creatividad de estas numerosas fundaciones, los colegios de fundación mucho más antigua, buscaban nuevas formas de realizar su misión específica adaptada a las nuevas circunstancias. Veamos como lo hicieron. EL COLEGIO DE CONCEPCIÓN. “A fines de 1969, por iniciativa de la Congregación se planteó el problema de la coexistencia de un colegio pagado y una escuela gratuita a cargo de la misma congregación. Después de estudiarlo... se acordó ir traspasando gradualmente las alumnas de las escuelas mediante el pago de una colegiatura escalonada de acuerdo a los ingresos del grupo familiar y detener la matrícula a las alumnas nuevas. A mediados de 1971, se reunió la asamblea provincial y en ella se discutió la existencia del colegio de Concepción. Por no estar madura la decisión se dio el plazo de un año para estudiarla. El 12 de julio de 1972 el Capítulo Provincial volvió a tratar este tema. El Colegio y la Escuela presentaron sus respectivos informes. Hubo acuerdo en relación a la fusión de los básicos. Una mayoría se inclinaba al cierre de la educación media. Accediendo a una petición del profesorado de ser escuchados como participantes de la Comunidad Escolar, antes de tomar una determinación, el 25 de julio se efectuó una reunión con representantes de profesores, padres y apoderados y alumnas... Se acordó estudiar la factibilidad de la proposición hecha por los padres de trasladar la escuela gratuita a un barrio periférico donde fuere más necesario... se palpó la imposibilidad de la construcción de una nueva escuela en barrio. Se estudió también la imposibilidad de una fusión con el Colegio masculino de los Sagrados Corazones formando un colegio mixto. Los profesores dieron otra solución en el sentido de que una corporación se podría hacer cargo del colegio en lo administrativo, que funcionaría de acuerdo ala línea del colegio y en que las religiosas podrían dedicarse exclusivamente a la pastoral. La situación de inseguridad del colegio, en un momento de inestabilidad política dentro del país provocó inquietud en muchos apoderados que retiraron a sus niñas y cuyo número bajó a 348. En mayo de 1973 se acordó la entrega del colegio a la comunidad escolar en una reunión conjunta con el equipo provincial de gobierno con las religiosas que trabajan en el Colegio. Algunas religiosas permanecerán en él dedicadas a la pastoral”. (Cartas anuales desde 1969 a 1973, Evolución del Colegio de Concepción). En 1976 se realizó la fusión del colegio con la Escuela Santa Magdalena Sofía haciendo un solo Colegio subvencionado. Para dar este paso se contó con ayuda financiera de la Casa Madre 32
y el apoyo de toda la Provincia. Con ello se dio estabilidad al Colegio y permitió un mejor desarrollo de una misión educadora. En la actualidad cuenta con educación Pre- Básica, Básica y Media Subvencionada. La directora es una religiosa del Sagrado Corazón quien es ayudada por un grupo de religiosas y profesores laicos en el trabajo pastoral, clases y administración del Colegio.
SAGRADO CORAZÓN DE REÑACA. Este colegio, el único pagado que mantiene la Congregación en Chile, mantuvo sus características desde su fundación en Valparaíso hasta el año 1976, fecha en que la Congregación dejó los cargos directivos y de la administración para conservar sólo los de pastoral y orientación. La directora laica ha asumido con gran eficiencia su cargo, manteniendo al colegio en un buen nivel de estudios y disciplina, secundada por un buen profesorado también laico. En la actualidad enfrenta el problema de no contar con más religiosas que puedan o deseen asumir un trabajo de este tipo de Colegio. Como los otros colegios también y desde varias décadas se plantea la cuestión de adaptar la educación peculiar de la Congregación que como vimos, iba dirigida a un pequeño grupo tal como sucedía el siglo pasado en Chile, a grandes cantidades de alumnas que en cada colegio sobrepasan desde varios años, las seiscientas, y que hacen imposible una educación personalizada talo como se ejercía en los primeros tiempos.
SAGRADO CORAZÓN DE APOQUINDO. La intención de la Congregación era dar con este colegio los mismos pasos que se irían dando más tarde con el Colegio de Reñaca. Pero los acontecimientos obligaron a otra cosa. En 1968, la dirección del colegio escribió una carta dirigida a los padres y apoderados donde les planteaba algunas consecuencias que la renovación de la Iglesia desde el Vaticano II traía para la Educación Católica. Entre otras cosas, proponía comenzar con una apertura del colegio a otros sectores de bajos ingresos, a través del otorgamiento de becas. Los términos de la carta fueron recibidos con mucho desagrado por un importante sector de los padres, quienes vieron en ella intenciones de orientación política. Desde entonces comenzaron las dificultades con las religiosas y hubo un proceso gradual de pérdida de la confianza que hacía muy dificultosa la tarea educativa con las alumnas, de acuerdo a las nuevas orientaciones de la Iglesia y de la Congregación. Se hicieron muchos intentos por lograr un acuerdo básico, tanto por parte de un grupo de padres como de las religiosas y el profesorado: creación de la comunidad escolar, redacción de estatutos que aclaraban los objetivos y métodos del colegio, frecuentes reuniones con padres y 33
apoderados para definir la “línea del Colegio”, trabajo con el profesorado, organización de la catequesis incorporando a las mamás, etc. Es posible que actitudes poco pedagógicas de las religiosas para ayudar a asimilar la renovación, hayan dificultado este proceso. Hubo un hecho totalmente ajeno a la vida del colegio que contribuyó a entorpecer todos estos esfuerzos y a provocar la ruptura final: en 1970 el presidente Salvador Allende se trasladó a vivir a Tomás Moro, casa contigua al colegio. Esta cercanía dio pie para que durante tres años se agudizaran los problemas en tal forma, que cualquier suposición lanzada contra las religiosas, aun las más descabelladas en materia política o moral, era creída y difundida como cierta, haciendo ahora imposible toda acción educativa con las alumnas. Cuando se dio el golpe de Estado, los ánimos ya bastante caldeados, iniciaron una campaña de denuncias que motivaron allanamientos al colegio y a la casa de las religiosas, junto con todo tipo de hostilidades y molestias a ellas. Estando así las cosas, y de acuerdo con el consejo dado por el Cardenal Raúl Silva, las religiosas resolvieron retirarse del colegio, dejándolo en manos de la autoridad eclesiástica el 15 de octubre de 1973. Una carta, dejada ese día a una de las religiosas, es un hermoso testimonio de la reacción de la alumna de 4° año de educación media que la escribió: “Querida madre: Acabo de saber algo de la decisión de Uds. Y aunque no entiendo mucho, me basta para darme cuenta de la importancia que tiene. No se puede imaginar como me impresionó, salí a buscarla pero en vista de que no la encontré, le escribo. Mil cosas quisiera preguntarle, pero que ya estaría de más. Lo único que le puedo decir, si de algo les sirve, es que las comprendo mucho, que les agradezco todo lo que del colegio me llevo, todo lo que me dieron. Todos los años que han dedicado a nosotras y muy en especial, estos tres últimos en que han sumado a la paciencia y abnegación de siempre, el sacrificio y la humillación. Sólo Dios se los va a devolver. De nada hubiera valido la comprensión de la gente si ello hubiera implicado el alejamiento de los principios cristianos que ustedes han mantenido. Gracias, y si de algo le sirve, reciba toda la comprensión y el cariño de... “
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VIDA INTERNA DE LAS COMUNIDADES En este período no sólo se dan cambios radicales en los trabajos apostólicos, sino también se producen profundas modificaciones en cuanto al estilo de vida de las comunidades. Enumeremos los principales hechos al respecto: 1. Se elimina la diferencia entre religiosas de coro y hermanas coadjutoras, y se prepara a estas últimas para asumir trabajos profesionales y pastorales. 2. La vida comunitaria simplifica sus estructuras: ejercicios de piedad, horario, silencio, clausura, hábito, tipo de gobierno. 3. Las comunidades deben autofinanciarse por el trabajo de sus miembros, siempre que ellos puedan hacerlo: edad, salud, trabajos pastorales que supongan tiempo completo. 4. Paso de grandes comunidades en grandes edificios a comunidades pequeñas en casas sencillas y pequeñas. 5. La oración y los votos religiosos comienzan a vivirse desde una nueva perspectiva. 6. Proceso de planificación de la provincia que comienza en 1977. Cabe señalar también en este período una disminución progresiva del número de religiosas ocasionada por: Falta de vocaciones Defunciones Disminución de religiosas extranjeras que desde la fundación en Chile contribuyeron a consolidar la misión, primero las francesas, luego las españolas. A esta disminución de religiosas se suma el aumento en el promedio de edad: En 1970 había 175 religiosas, el 36% de ellas entre 51 y 65 años. En 1979 hay 131 religiosas, el 37% de ellas entre 70 y 95 años. En 1990 la edad promedio es de 65 años.
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LA TRANQUILA DECADA DE 1980 – 1990. Como hemos visto, desde 1968 a 1979 la Provincia Chilena experimentó profundas transformaciones que se expresaron concretamente en la creatividad de numerosas comunidades nuevas que inauguraban un estilo de vida absolutamente transformado en relación a los 114 años anteriores. En la década siguiente se ha vivido que vio detenerse esta ebullición. Muchas pueden ser las causas:
Continúa la progresiva disminución de religiosas, y el aumento en el promedio de edad. En 1990 hay 117 religiosas, el 44% entre 60 y 95 años. Es verdad que también ha habido un aumento en las vocaciones, y en este mismo año hay un 16% de religiosas jóvenes;
El punto anterior señala un “vacío generacional” entre los 35 y 60 años, período en que normalmente se da la mayor posibilidad de entrega a la misión,
La dura realidad política del país contribuyó sin duda a inhibir muchas iniciativas que en circunstancias más normales se habrían podido concretar;
Se experimentaba la necesidad de detenerse un poco a reflexionar, a discernir lo vivido hasta ahí tan vertiginosamente, para poder reafirmarlo y darle profundidad y sentido de futuro.
Respecto a lo señalado en el último punto, tres hechos son los más significativos en cuanto han involucrado a todo el cuerpo provincial en una seria búsqueda de reflexión, planificación y discernimiento:
1.
EL PROCESO DE PLANIFICACIÓN
Como ya lo señalamos, se inició en 1977 con la valiosa ayuda del P. Miguel Cabello, SSCC, quien nos asesoró durante los primeros años. Transcribimos aquí el “Plan Global” elaborado al comienzo de este proceso que representa no sólo el esfuerzo de las religiosas por descubrir el sentido de lo que se ha vivido y realizado hasta aquí, sino la manera como la provincia debe orientar su ser y su quehacer, proyectados al futuro.
Plan global de la provincia de Chile Justificación : Constatamos la existencia de una fuerza que nos une: nuestro Carisma de “unión y conformidad en el corazón de Jesucristo”. Pero como Provincia de Chile vemos la necesidad de clarificar nuestra misión y dar coherencia a nuestro quehacer hoy.
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Hemos profundizado en las grandes líneas de la Sociedad y constatamos que nuestra vida no ha respondido plenamente: - Los cambios realizados no han llegado ha transformar nuestra vida por falta de asimilación. - Se amplió el enfoque de la educación sin estar preparadas para las nuevas tareas que supuso. Es por ello que vemos la necesidad de un PLAN GLOBAL que, conociendo nuestras fuerzas, recursos humanos (edad de la provincia, etc) y financiero, integre los servicios provinciales, comunidades, actividades apostólicas y carismas personales y nos comprometa en una contemplación y educación liberadoras, insertas en el hoy de Chile y de su Iglesia. Objetivo general : “Urgidas por el Evangelio y la Realidad, la provincia de Chile se adecuará al Nuevo Rostro que hoy toma nuestra Misión y Carisma según las orientaciones de la iglesia y la Congregación”. Objetivos específicos - Coordinar los diversos servicios de la Provincia para que las políticas y las estrategias se hagan vida. - Educar en la justicia colaborando en el crecimiento integral del hombre y su liberación, con preferencia por los pobres y los marginados, para realizar la dimensión educadora de nuestra misión. - Adoptar los medios para que nuestra contemplación y discernimiento nos lleve como Provincia a dar una respuesta adecuada al Evangelio y la realidad de hoy. - Orientar nuestros recursos hacia las necesidades más urgentes de la Iglesia y de Chile para hacer más efectiva nuestra misión. - Revitalizar nuestra vida comunitaria, local, provincial e internacional para fortalecer el impulso de la Misión. - Hacer un plan de pastoral vocacional para que la Congregación pueda dar respuesta a las jóvenes que sientan el llamado de Dios a la vida religiosa. - Adecuar todas las etapas de formación para que vivamos de acuerdo al nuevo rostro que hoy toma nuestra misión. - Integrar nuestras comunidades en la pastoral nacional para ser células vivas en la Iglesia Chilena.
Desde 1977 hasta la fecha, la Provincia ha ido realizando sus actividades de acuerdo a este Plan, readecuándolas de acuerdo a la evaluación y teniendo muy en cuenta el análisis de la realidad del momento, inspirándose en las Orientaciones Pastorales del Episcopado. Así, la última etapa de la Planificación, de 1986-1989, se propuso como objetivo general: “VIVIR LAS ORIENTACIONES PASTORALES EL EPISCOPADO desde el Carisma de nuestra Congregación” : Fortaleciendo la vida y misión de nuestras comunidades apostólicas; Educando y educándonos en una auténtica relación fraterna; Asumiendo el hoy de Chile y de nuestra Congregación. 37
Las nuevas Constituciones de la Congregación, elaboradas en el Capítulo General de 1982 han sido base del marco de referencia doctrinal de esta acción planificada de la Provincia, junto con las Orientaciones de la Iglesia Chilena.
2.
LA REFLEXIÓN PROVINCIAL REALIZADA EN 1984
No en forma paralela sino integrada a la planificación, y como fruto de ella, se hace este trabajo que se llamó “readecuación de la Provincia”. La progresiva disminución del número y fuerzas de la religiosas hacían necesario discernir que prioridades atender, de acuerdo a nuestra realidad. Este trabajo se inició con una consulta a quienes estaban en contacto con nosotras: Obispos, sacerdotes, laicos y otros religiosos (as). Respondieron 109 personas de Copiapó a Puerto Montt. En esta consulta se constató que lo más valorado de las religiosas era su actitud de servicio a la comunidad, la abnegación, generosidad y entrega apostólica, la opción por los pobres, inserción, buena integración entre el modo de ser y trabajar, actitud educadora de hacer crecer. Lo negativo: falta de comunicación, no aceptar críticas, mostrar cierta “infalibilidad” recargo de trabajo o activismo, poca unidad comunitaria, pocas religiosas para la tarea que se tiene. Resultado de esta reflexión fue el cierre de algunas casas para poder reagrupar las fuerzas en beneficio de una mejor calidad de la misión. Pero no sólo hubo cierres en esta década. En 1985 se abre una comunidad en la calle Lord Cochrane que a fines de ese año se traslada a Madre Selvas, cerca de la facultad de teología de la Universidad Católica donde estudian los jóvenes profesas. Cumplida su misión se cerró en 1989. Y el 25 de marzo de 1990 se inaugura SANTA MARIA DE LA ENCINA, en santiago (La Florida) edificada con la ayuda de la Casa Madre, para las religiosas enfermas y ancianas de la provincia. La idea era proporcionar a estas religiosas un lugar acogedor y adecuado a sus necesidades.
3.
EL DISCERNIMIENTO PROVINCIAL EN 1990
Iniciado en 1990 con el objetivo de “buscar como responder en mayor fidelidad a la voluntad de Dios en el hoy y mañana de Chile, la Iglesia y la Provincia”. Se consideran tres etapas con las siguientes metas cada una: Disponernos al discernimiento por la oración y reflexión personal y comunitaria; Aportar elementos que nos ayude en este proceso y nos mantengan en actitud de apertura y disponibilidad; Discernir si nuestros deseos para la provincia expresan realmente la voluntad de Dios para nosotras hoy.
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Se ha implementado una metodología que permita la participación a nivel personal, comunitario y provincial con un trabajo ágil, no demasiado largo, con el aporte de las Ciencias Sociales. A partir de escuchar sentimientos, intercambiar, llegar a consensos, queremos adherirnos a la acción del espíritu para realizar sus inspiraciones.
II. LA RENOVACION DE LA CONGREGACION EN CHILE A esta altura del presente trabajo cabe preguntarse: ¿qué elementos permitieron llegar a la congregación a la situación en que se encuentra hoy? La respuesta, aunque compleja, sólo tiene una raíz: la visión renovada de la Iglesia que planteo el Concilio Vaticano II y que la Congregación ha tratado, con sus limitaciones propias, de ir asimilando desde su capítulo general especial en 1967. Interesa ahora que nos detengamos en algunos elementos de esta visión renovada de la Iglesia, aquellos que se relacionan con las características de la evolución de la Congregación en Chile a partir de 1968:
A. UNA IGLESIA QUE NO SE SITUA EN UN MISMO PLANO CON LAS ESTRUCTURAS DE PODER Y DOMINIO, SINO QUE SIRVE AL MUNDO DESDE EL INTERIOR DEL MUNDO, SIENDO SU SAL Y SU LEVADURA. 1º Desde esta perspectiva, parte toda una revisión del papel de los colegios. Entre otras cosas, cae por su base la lucha planteada el siglo pasado entre Iglesia y Estado por la educación Católica y que fue analizada anteriormente en este trabajo. Lucha en que el Gobierno vio a la Iglesia como el otro polo del poder. Es lo que trataba de expresar el Presidente Santa María cuando escribió: “He combatido a la Iglesia, y más que a la Iglesia, a la secta conservadora… han lanzado a la Iglesia a la batalla para convertir una cuestión de orden administrativo, una cuestión de poder político, en una cuestión de orden religioso, en un combate religioso, de lesión a las creencias de vulneración a la dignidad de la Iglesia. Esto no es exacto y los resultados están a la vista” (Francisco Encina, “Historia de Chile”, tomo XVIII cap. 58). Podrán discutirse sus razones, pero se mantiene el hecho de ubicarse frente a la Iglesia como a otro polo de poder que busca controlar y dirigir, tentación siempre presente. 2º En lo positivo, esta nueva perspectiva lleva a la inserción dentro del mundo al que no se mira desde fuera sino que se ve como el gran campo de misión. Muchas religiosas ya no trabajan en instituciones propias, sino que procura estar como levadura en escuelas y liceos Fiscales, parvularios, policlínicos, hospitales, etc.
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Inserción que exige definir claramente cual es la identidad de la religiosa del Sagrado Corazón y seleccionar los criterios para que esta inserción se base efectivamente en la líneas de la Encarnación de Cristo. 3º La inserción supone, en el plano de la vida comunitaria, una serie de cambios: casa de acuerdo al medio en que se vive, dejar estructuras (horario, silencio) para permitir como comunidad un servicio auténtico al medio donde se esta. En estas comunidades se redescubre el sentido de la vida fraterna, de la amistad verdadera y madura. Este paso es difícil por el carácter impersonal y poco profundo que hasta aquí habían tenido las relaciones mutuas en las comunidades muy numerosas. 4º Comienza un progresivo proceso de secularización, que en lo positivo, no separa lo sagrado de lo profano, viendo toda la realidad como “sagrada”, por así decirlo, puesto que es la obra del Padre. Terminan entonces de considerarse ciertos espacios sagrados o separados, y cae la clausura; ciertas formas de vestir “sagradas”, y termina el hábito, etc.
B. UNA IGLESIA QUE ASUME UNA OPCION PREFERENCIAL POR LOS POBRES COMO SIGNO DE ESPERANZA EN LA LIBERACION DE CRISTO. Vimos al relatar el periodo anterior de la Congregación en Chile, que ella siempre mantuvo de un modo u otro, junto a los colegios pagados, escuelas gratuitas. O bien, se preocupó de la formación y promoción de la mujer en medios pobres, de acuerdo a la mentalidad de su época. Incluso vimos al comienzo, el intento de fundación de una casa exclusivamente dedicada a la educación de niñas pobres. El Concilio Vaticano amplia la óptica de estas inquietudes en germen y permite que se desarrollen plenamente, en la medida que lo han permitido la preparación y las limitaciones: 1º Se toma conciencia de la realidad del país, con un enorme porcentaje de pobres en lo social, político, económico y cultural y se ve al mismo tiempo que casi la totalidad de las fuerzas de la Congregación en Chile terminaron, en la primera mitad del siglo XX, para dedicarse solo a un pequeño sector que poseía bienes económicos, sociales, culturales, etc. Surgen entonces más de 20 fundaciones nuevas en barrios obreros o en campo, casi todas en provincia. 2º La variedad de necesidades que presentó a la Congregación este mundo de los pobres al que recién se abría, planteó el desafío de una creatividad en su misión educadora y al mismo tiempo un riego de dispersión. Se hacía necesario volver a las fuentes del propio carisma y descubrir sus elementos esenciales, a la vez permanentes y dinamizadores. Si la esclerosis de la institución arriesgó ensombrecer el carisma, la variedad de las respuestas que exigía la realidad aplastante del país, amenazaba dispersarlo. 40
Se plantea entonces cual es la peculiaridad de la Congregación como instituto educador, dentro de la pluralidad de tareas que se presentan. Una respuesta comienza a esbozarse desde la asamblea de provinciales en México, enero de 1979, donde se define la línea educativa como “Educación para la justicia desde la fe” y se proponen criterios de discernimiento para asumir tareas apostólicas. 3º El voto de pobreza adquiere una nueva dimensión vivido desde el mundo de los pobres. No se ve sólo como desprendimiento, dependencia en el uso de los bienes y austeridad comunitaria, sino también significa solidarizarse, compartir, convivir con el pobre, arriesgando con ellos, dentro de lo que permite la seguridad de una institución, en todo lo que conlleva la pobreza hoy en día. 4º Entrar en el mundo de los pobres ha supuesto un lento y trabajoso proceso de aprendizaje para muchas religiosas. Había que comenzar a descubrir los valores propios de su cultura, tan lejana para ellas hasta entonces. “Esta invitación hecha por la Iglesia a compartir la vida de los pobres, ciertamente que no nos ha traído facilidades… Estos descubrimientos, tienen algo de la crueldad de la luz para los ojos que vienen saliendo del túnel. En primer lugar nos hace ver que la paciencia es tan necesaria como el fervor de la buena voluntad. No basta que estemos presente en el mundo pobre con toda nuestra sensibilidad de “buenas gentes”, es preciso que estemos presentes como religiosas- los que aman tiernamente y son de Jesús sobre todo- muy lentamente, miles de pequeños hechos, gestos, ángulos de visión, juicios de valor nos van mascando nuestras rigideces culturales y las durezas de nuestros hábitos… Por ejemplo: desde niños en cierta manera se nos enseñó a mangonear a la gente. La gente se acostumbró a ser mandoneada… Madrecita ¿cómo lo vamos a hacer para tal o cual cosa? Y como es más efectivo y más rápido, nos ponemos a manejar. Y como muchos hemos sido profesores que enseñan a los niños, nos hacemos maestros y la gente se hace niño. Pero nuestra consagración al Señoríos hará encontrar caminos para ser Servidores… Muchas veces me he preguntado a qué distancia estarán mis palabras de estas almas sencillas, elementales, endurecidas por el sufrimiento y el abandono… Porque en verdad, la distancia con mi mundo de nacimiento y de subcultura y este país de los pobres es casi tan grande como la de Australia, California o Paris. Tengo que aprender la lengua más difícil que es la del corazón. Descubrir el corazón del pueblo pobre para poder domesticarnos mutuamente”. Estas palabras del Padre Esteban Gumucio dichas en la jornada para religiosas del Sagrado Corazón que trabajaban en poblaciones (enero de 1979), describen muy gráficamente lo que para muchas de ellas han significado estos 20 años de “aterrizaje”y aprendizaje en el mundo de los pobres.
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C. UNA IGLESIA QUE MARCHA COMO PEREGRINA HACIA LA PLENITUD DEL REINO, LIBERANDOSE DE ESTRUCTURAS QUE LA INMOVILIZAN Esta nueva visión se proyecta en la congregación, especialmente en sus estructuras de Gobierno… Este se enfoca desde entonces a partir de los principios de subsidiaridad, descentralización y participación (Capítulo Especial General, 1967, “normas de Gobierno”). 1º El gobierno provincial puede actuar con más agilidad para hacer frente al llamado de las necesidades del país y readecuar a ellas la organización de la provincia.
2º La provincia como tal y las comunidades locales, van descubriendo el sentido de corresponsabilidad, que “esta en el corazón mismo de la comunidad y se expresa en la autoridad y obediencia religiosa. Exige que todas en espíritu evangélico participen en el Gobierno ejerciendo cada una su función” (Capítulo General, 1970, “Gobierno”). El voto de obediencia adquiere entonces una nueva dimensión. También en algunas comunidades, los principios enunciados llevan a distribuir entre las hermanas que las componen los roles de la responsable.
3º Se descubre el sentido de la unidad en la pluriformidad. La uniformidad que lleva al anquilosamiento de las estructuras deja paso a una pluriformidad que beneficia la unidad esencial nacida de la fuerza del carisma. Las comunidades de Chile son pluriformes en su estilo de vida y la provincia quiere avanzar cada vez más en aceptar y asimilar la pluriformidad de su tarea educadora hoy día, manteniendo la comunión.
4 º Las comunidades adquieren una mayor movilidad. Generalmente las casas en que viven no pertenecen a la Congregación, sino al Obispado del lugar u otras entidades. No poseen, casi en ningún lugar, edificios u otros elementos que las aten a él. Existe la conciencia de estar libres para una disponibilidad constante a los llamados de la Iglesia jerárquica y de la realidad. “Parece llegado el momento en que la comunidad cristiana asuma la evangelización y catequesis de la población, lo que permitiría a nuestra comunidad trasladarse a otro lugar para poner la semillas de nuevos grupos vivos en la Iglesia del Señor”, escriben las religiosas de la comunidad de Talca, Independencia, el año 1973 (Cartas Anuales, 1969-1973 Talca).
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D. UNA IGLESIA ATENTA AL ESPIRITU PARA DISCERNIR SUS LLAMADOS Y DEFINIR DESDE ELLOS SU SERVICIO EVANGÉLICO EN EL MUNDO El carisma de la Congregación, ya lo vimos, está basado en la contemplación. Desde el comienzo, Santa Magdalena Sofía insistió en la oración y la fidelidad al Espíritu que ella llamaba “espíritu interior”. La vida de oración y discernimiento adquieren en este periodo caracteres nuevos: 1º Las comunidades descubren y desarrollan formas nuevas de oración comunitaria que vitalizan la oración personal. Las antiguas estructuras de oración van siendo reemplazadas por otras: días de desierto, métodos de oración a partir de la vida y de la misión, etc. 2º La antigua “adoración eucarística” es reemplazadas según las orientaciones litúrgicas del concilio, por la Celebración de la Eucaristía en la comunidad, como expresión y fuente de su misión educadora. 3º Se terminan las prácticas externas de devoción al Sagrado Corazón y se buscan las raíces bíblicas y teológicas de esta espiritualidad. 4º Se introduce el discernimiento como compromiso común de la Congregación a nivel local, provincial e internacional, “para vivir atentas al espíritu” (Capítulo General, 1976).
E. UNA IGLESIA EN PROCESO DE CONVRSION CONTINUA, SIEMPRE DISPUESTA A RRECONOCER SUS ERRORES Y DEBILIDADES.
El camino hacia la renovación recorrido por la Provincia de Chile ha estado también sembrando de estos errores y debilidades. Las evaluaciones que de si misma ha hecho señalan la conciencia que se tiene de ellos y la voluntad de reconocer, especialmente sus:
Tensiones internas que debilitan la comunión Superficialidad en la inserción con los pobres Falta de creatividad en la misión Falta de formación y reflexión Testimonios a veces deficientes y actitudes poco evangélicas Falta de integración entre oración y vida
Estas y otras fallas en el plano personal y colectivo, marcan de una u otra manera cada uno de los puntos señalados en el presente estudio y hacen tomar conciencia a la Provincia de su realidad de pecado que excluye toda autosuficiencia y triunfalismo.
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CONCLUSIÓN Al terminar estas líneas es posible percibir que hay vacíos en ellas. Por señalar sólo dos de ellos: se ha omitido el perfil biográfico de las religiosas que durante todo este camino han hecho un aporte significativo por su manera de vivir el carisma encarnado en la realidad de Chile. Tampoco se dice casi nada de las relaciones de la Provincia Chilena con el resto de la Congregación en el mundo. Es tarea pendiente y sugerida para quien quiera emprenderla… Al terminar estas líneas, también, nos podemos dar cuenta de que el camino recorrido por la Congregación en Chile, con sus luces y sombras, ha seguido las huellas del camino de la Iglesia chilena. Llamada al país por ella, desde entonces se ha sentido parte suya muy viva, insertándose en su trabajo, en sus triunfos y fracasos, en sus oscuridades y descubrimientos. Confiamos que, en esta Iglesia “Santa y pecadora” y siempre joven, sigamos renovándonos al servicio de Jesús y su Evangelio para el Chile de cada día.
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BIBLIOGRAFÍA Para el período 1853 – 1968: Sociedad bibliográfica de Santiago “La Provincia Eclesiástica Chilena, erección de sus obispados y división en parroquias” Editorial Herder. Friburgo, 1895 Religiosa de Sagrado Corazón. “Vida de la Reverenda Madre Ana du Rousier” Editorial Herder. Friburgo, 1904 Del archivo de la Congregación en Chile: Los siguientes documentos y cartas son autógrafas y se conservan sus manuscritos. 1. “Details sur notre venue au Chili” 2. Journal de la Maison, Maestranza 3. Journal de la Maison, Talca. 4. Journal de la Maison, Chillán 5. Journal de la Maison, Concepción 6. Journal de la Maison, Valparaíso 7. Journal de la Maison,Externado de Santiago 8. Demandes de fondations 9. Papiers relatifs a la fondation de Santiago 10. Origen de la Asociación de las Martas, de las Maestras y de la Escuela Normal. 11. Cartas de : Mons. Valdivieso - Silvestre Ochagavía, Ministro de Instrucción - Ana du Rousier - Diversos sacerdotes chilenos y extranjeros 12. Notes sur l´Institut
PERIODO 1968—1990 : - Capítulo General Especial del Sagrado Corazón, 1967 - Capítulo General de la Sociedad del Sagrado Corazón, 1970 - Capítulo General de la Sociedad del Sagrado Corazón, 1976 - Self-survey de la Sociedad del Sagrado Corazón, 1970 - Diario de la casa de la Maestranza, último tomo - Cartas anuales de la Sociedad del Sagrado Corazón, Provincia de Chile, 19691973 - Documentos de la Planificación de la Provincia de Chile - Documentos del trabajo de readecuación provincial de 1984 - Documentos del Discernimiento Provincial, 1990
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