DIARIOS ABISINIOS ( Relatos de un viaje inútil)

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DIARIOS ABISINIOS RELATOS DE UN VIAJE INÚTIL

TUBABUS Y FATAFIUS [2012] BELLEZA PRIMIGENIA [2010] EL SUEÑO DE FIDEL [2009] SANTA APOLONIA O LA DESIGUALDAD DE CLAUSIUS [2007] RETRATOS IMPOSIBLES [2003] VIVIR EN FEZ MORIR EN CASABLANCA [2002] TINDUF UNA CÁRCEL SIN BARROTES [1996] CUBA AÑO 35: EL COLOR DE LA REVOLUCIÓN [1995] SENEGAL EL COLOR DE LA DIGNIDAD [1986]

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DIARIOS ABISINIOS [ 2014-2016 ] Rpnunyez

OTROS PROYECTOS

[ 2014 2016 ] Rpnunyez

HACER FOTOGRAFIA: un burdo intento de usurpar a la Vida infinitesimales partes de su Tiempo - ese Dios inmisericorde para recomponerlas en caprichosas combinaciones de blancos y negros, de luces y sombras, creando ilusorias ventanas al mundo exterior e interior. Cuando me pregunto por qué fotografío a personas, por qué casi nunca fotografío objetos o paisajes, siempre obtengo la misma respuesta: sólo es cuestión de suerte, o de tiempo, que yo no sea ese anciano tatuado con las arrugas de la vida que sestea a la solana, o ese niño que corretea sobreviviendo en un mundo incomprensible para él, o ese mendigo que a duras penas es capaz de llegar al día siguiente o, en fin, ese ricachón que mira con desprecio a todos los demás. El valor de una fotografía nunca está en quienes la tomamos sino en sus protagonistas, que toleran y aceptan nuestra presencia, que soportan nuestra insolencia y que a la postre, convertidos en papel y ajenos ya al paso del tiempo, se dejan observar devolviéndonos, como espejos, alguna desconocida parte de nosotros mismos.


D I A R I O S A B I S I N I O S [ 2 0 1 4 -2 0 1 6 ] R p n u n y e z

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DIARIOS ABISINIOS RELATOS DE UN VIAJE INร TIL [ 2014 2016 ] Rpnunyez


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DIARIOS ABISINIOS RELATOS DE UN VIAJE INร TIL [ 2014 2016 ]

Rpnunyez

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Podemos diferenciarnos por la raza, el color, la lengua, la riqueza y la política ; pero considerad lo que tenemos en común: los sueños, la risa, las lágrimas, el orgullo, el consuelo de un hogar y el deseo de amar . Si

consiguiera

fotografiar

esas

verdades

universales ... WAYNE MILLER

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Preámbulo Quise comprobar, cámara en mano - ese magnífico artilugio capaz de congelar el tiempo - , si la Etiopía real es tal y como la describen: un país extraordinario, excitante, exótico; montañas de exuberante vegetación y depresiones volcánicas donde la vida apenas es posible, torres acristaladas de lujo extemporáneo rodeadas de océanos de humildes viviendas de hojalata, iglesias excavadas en roca y legendarias ciudades santas del Islam, ritos ortodoxos de tradición milenaria y ceremonias tribales que apenas han variado desde la edad de bronce. Nada más lejos de la realidad. Nada de exotismo. ¿Son esencialmente distintas sus danzas tribales de nuestras fiestas populares? Nada de ritos extraños. ¿Son más extrañas sus escarificaciones que nuestras cirugías estéticas? ¿Son distintas sus celebraciones a base de sorgo fermentado de nuestros botellones? Nada de gente extraordinariamente buena o excesivamente malvada. ¿Acaso las leyes divinas o humanas, vividas aquí o allá, han impedido que la especie humana deje de ser lo que en esencia es? ¿Acaso sus pillastres, estafadores o maltratadores son peores que los nuestros por no calzar unos Armani? Nada de incomprensibles tragedias, exilios o grandes migraciones ¿No vivimos ya entre ellas sin apenas ser conscientes? Allí, como aquí, lo extraordinario, lo excitante, es la propia vida, vida corriente, vida vulgar incluso anodina, esa misma vida que allá donde aparece – entre oro o entre inmundicias- nos inunda con sueños y esperanzas, con risas y lágrimas, con irrefrenables deseos de amar y ser amado, con la memoria del pasado, con la esperanza en el futuro. Aquí, nosotros, cegados por nuestro pertinaz etnocentrismo, exacerbamos su carencia de libertad - poligamia, religiones ajenas, costumbres ancestrales- mientras asumimos la nuestra como un mal inevitable. Aquí, nosotros, esclavos de nuestros contratos hipotecarios, esclavos de nuestros contratos laborales, esclavos de nuestro consumismo desorbitado ¿somos, acaso, más libres que aquellos que juzgamos, tal vez con razón, como oprimidos? Aquí, nosotros, dueños de casi todo excepto del tiempo, devoramos miles de imágenes de “otros mundos”, pero tenemos la obligación moral de observarlas, de traspasar su dimensión estética, de utilizarlas para comprender quiénes realmente somos. Quizás descubramos que esos “otros mundos” no son tal. Ésta es la historia de un viaje inútil: nada de lo que vi me fue esencialmente extraño pero, parafraseando a Celaya, mantengo la esperanza de que La Fotografía no sea sólo un lujo cultural consumido por neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Rpnunyez Marzo de 2017

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Jornada 1: Addis Abeba, un tranvía para la esperanza. Situada a 2300 m. de altitud en el borde oeste del Gran Valle del Rift, con más de tres millones de habitantes censados, más una indeterminada cantidad de ellos que sobreviven en el limbo administrativo, Addis Abeba es una ciudad de enormes, a veces hirientes, contrastes. El tranvía sobreelevado, recientemente construido por los chinos, atraviesa la ciudad como una enorme espina dorsal convirtiéndose, de paso, en una gran metáfora de la Etiopía de comienzos del siglo XXI: un tenso pulso entre pasado y futuro, entre pobreza y riqueza, entre la afirmación patriótica y el neocolonialismo económico. Un tranvía, quizás, para la esperanza.

Jornada 2: Addis Abeba, Centro y Piazza Grandes empresas nacionales e internacionales y edificios de envolvente acristalada de última generación, se dejan observar, como enormes islas lejanas, por niños, jóvenes y ancianos que sobreviven entre la cotidianidad de la miseria y la extrañeza de un mundo nuevo inalcanzable. Como en cualquier gran metrópoli, en ninguna otra ciudad de Etiopía puede verse tal cantidad de desheredados. Queda poco espacio para el optimismo ante una historia mil veces repetida. Como en una inmensa cebolla, capas y capas adyacentes extrañamente ajenas entre sí, se suceden cada pocos metros desde las calles repletas de joyerías de lujo hasta núcleos de humildes viviendas de chapa ondulada; y entre ellas, antiguas casonas de la breve época de la incursión italiana que a duras penas mantienen el aire colonial mezcla de miseria y dignidad. Estamos en pleno Piazza, en pleno centro de Addis.

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Jornada 3: Addis Abeba, Merkato Entrar a Merkato, el mercado más grande del continente africano y núcleo socioeconómico de la capital, es hacer un viaje a la Addis de principios del siglo pasado. Internarse en Merkato cámara en mano requiere, a pesar de la conocida hospitalidad etíope, una cierta dosis de sangre fría cuando no de temeridad; se siente la presión de las miradas por todos los costados. En la estación seca, riachuelos de aguas fecales que ya a distancia avisan de su presencia con su inconfundible hedor, se deslizan por improvisados cauces hasta el río Bantyiketu que atraviesa la ciudad de norte a sur. En la lluviosa, agua, mucha agua. El agua condiciona la vida diaria, lo envuelve todo y en su búsqueda del camino más fácil se ve obligada a transformarse en lodo maloliente mientras sortea miles de pisadas de toda condición: pies desnudos o en chancletas, zapatillas de media suela o zapatos de piel apenas ocultos bajo impecables pantalones de tergal, y entre todos ellos otras tantas ruedas salpicando y vaciando los enormes charcos por los que pasan. Tullidos de todo tipo, prostitutas en chabolas que se ofrecen a los transeúntes junto a sus propios hijos, excrementos humanos que han visto la luz hace escasos segundos, basura de olor insoportable, ladrones, carteristas y pillastres de todo linaje que se mueven a sus anchas entre tenderetes y andamiajes imposibles esperando la ocasión para dar el zarpazo. Rebaños de cabras compitiendo con un tráfico invasor de lujosos 4x4 , de autos desvencijados y de carros de tracción humana a partes iguales, parados de infinita duración que dejan pasar el tiempo envueltos en la leve euforia que les proporciona el qat, porteadores de volúmenes excesivos, ejecutivos de trajes iridiscentes y pobres misérrimos cuya vida transcurre literalmente a nivel de suelo. Y entre todos ellos, por doquier, cientos de maniquíes blancos que, aún en su estática manera de vivir, soportan estoicamente, como una gran metáfora, las enormes contradicciones del mundo en el que han sido colocados.

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Jornada 4: Cristianos ortodoxos en Addis Abeba La religión, cristiana ortodoxa o musulmana, está radicalmente presente en la vida pública y privada del pueblo etíope. Mezquitas, iglesias, sacerdotes ortodoxos, mujeres musulmanas con velo integral, genuflexiones y almuédanos de ambas religiones forman parte del paisaje urbano o rural. Ancianos solitarios ayudados de su bastón dormitan a la sombra de enormes árboles centenarios mientras se dejan mecer por los salmos, lanzados al aire por potentes altavoces, que invaden el ambiente. Jóvenes ingenieros impecablemente vestidos con su Apple al hombro, taxistas o camioneros se santiguan devotamente al pasar cerca de cualquier iglesia. Madres y abuelas envueltas en sus túnicas blancas con sus bebés a la espalda o adolescentes solitarias elevan sus plegarias en la intimidad de algún rincón aislado. Aunque no exenta de ciertas tensiones, sorprende y reconforta la convivencia pacífica entre ambas religiones en lo que constituye un hecho digno de ser imitado por el resto del mundo.

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Jornada 5: Una reveladora injera en Bahar Dar Cientos de “tuk tuks” se mueven frenéticamente por las avenidas que confluyen en el centro neurálgico de esta moderna ciudad, San George Church y embarcadero. Mientras tanto, decenas de lugareños dejan pasar el tiempo embelesados por el espectáculo único de este mar interior, lago Tana, contenido por riberas de papiro de límites inalcanzables. Al alba, los primeros rayos solares se abren paso entre la bruma mientras los pescadores locales conducen sus “tankwas”, sus canoas de papiro, hacia el nacimiento del Nilo Azul. Cálaos, monos, hipopótamos y multitud de otras especies aportan, como ruido de fondo, un inesperado toque tropical en estas latitudes. Bahar Dar no es sólo una moderna ciudad con calles pavimentadas y resorts de lujo para turistas adinerados; un simple cambio de perspectiva, un mínimo desvío de pocos metros en la dirección adecuada, permite adentrarse en mundos insospechados. El sol dibuja sus últimas sombras sobre las abarrotadas calles del centro; cinco chicas musulmanas entran con su amigo ortodoxo en alguno de los muchos restaurantes de la zona. Acto seguido, desde una altura no superior al medio metro, un hombre mira al frente intentando descubrir la posición exacta de alguna mesa libre. Se mueve balanceando su cuerpo mientras se apoya en sus manos enfundadas en unas katiuskas y, alternativamente, en sus nalgas; las piernas en su conjunto forman una especie de apéndices inservibles. En cualquier restaurante de nuestra idolatrada sociedad occidental, los clientes se sentirían, quiero ser generoso, visiblemente incomodados por su presencia y los camareros en perfecta empatía con ellos no dudarían en impedir que el mendigo alcanzara siquiera el umbral de la puerta. Pero aquí en Bahar Dar, en el núcleo amhara de los cristianos ortodoxos, el comensal se coloca al lado de la única mesa libre mientras el camarero sonriente y servicial lo levanta a pulso, lo coloca sobre la silla, le trae una palangana para que se lave las manos y le sirve al fin una abundante injera, cerveza incluida, que desaparecen en escasos minutos. Sin solución de continuidad, una vez depositado nuevamente en el suelo, se enfunda sus katiuskas y se aleja a balanceo rápido; es necesario seguir trabajando. Ayer recibió algunos birrs de otros comensales, hoy paga la casa.

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Jornada 6: Zége Como cada mañana, la neblina matutina envuelve ligeramente la península de Zége. Cubierta por una espesa vegetación donde abunda el café silvestre; hábitat natural de multitud de especies tropicales es el lugar de asentamiento de uno de los más impresionantes monasterios de los alrededores: Ura Kidane Mehret. En él, monjes ortodoxos, absortos en sus interminables plegarias de tradición centenaria, compiten en estaticidad y colorido con las escenas bíblicas profusamente representadas en su interior. Y a la entrada de la península, en el poblado que le da nombre, decenas de mujeres, hombres y niños celebran su mercado semanal como lo hicieran sus antepasados siglos atrás. Llegan por caminos polvorientos transportando sus variopintas cargas y ofrecen su exigua mercancía mientras esperan con paciencia secular el ocaso del día. Un impresionante “wárka” que se recorta sobre el cielo, protege sus minúsculas siluetas del agresivo sol, remarcando aún más si cabe su carácter de totémico protector.

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Jornada 7: En la trastienda de Bahar Dar No hablan inglés como la gran mayoría de jóvenes etíopes. No saben de España, de Madrid, de BarcelonaMessi. Viven como ascetas de otro tiempo pero utilizan móviles que no dudan en utilizar para robar una foto al tiempo que se sonrojan si son sorprendidos en tan alta traición. Su apartado mundo gira en torno al aprendizaje del Nuevo y Antiguo Testamento escritos en ge´ez, lengua primitiva emparentada con el amhárico pero de uso exclusivamente litúrgico. Aquí, en la trastienda de Bahar Dar, las escuelas religiosas de centenaria tradición acogen a cientos de niños y adolescentes en comunidades tan cohesionadas como aisladas en medio de un entorno natural exuberante. En sus minúsculas chozas de adobe y papiro dispuestas ordenadamente en círculo alrededor de una zona común y con la escasa luz de los rayos solares que se cuelan por las rendijas, pasan horas, días y años recitando y memorizando salmos y cánticos religiosos. Sus miradas curiosas, ingenuas, cristalinas, dejan huella evocando, ya desde el primer instante, el mito Rousseauniano.

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Jornada 8: Lalibela Desde cientos de km y a lo largo de días, semanas y hasta meses, cientos, miles de peregrinos acuden a Lalibela con motivo de la Genna, la Navidad Etíope. Recibidos piadosamente por los lugareños con comida y lavado de pies, se acomodan en las faldas de la montaña junto al conjunto, único en el mundo, de iglesias monolíticas excavadas en roca roja a 2450 mts de altitud. Cientos de túnicas, impecablemente blancas, otorgan un aire de dignidad al ambiente y a quienes acumulan tantísimas jornadas y cansancio sobre sus agrietados pies. Su origen humilde y rural les proporciona una primitiva cercanía e ingenuidad capaz de romper cualquier barrera idiomática; y la enorme intensidad con la que viven sus creencias religiosas hace imposible permanecer emocionalmente indiferente ante ellos.

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Jornada 9: El sermón de la montaña Amanece en San Giorgis. Mientras las primeras luces ocultan progresivamente la infinidad de estrellas del impoluto firmamento, olivos centenarios se transforman en improvisados retiros donde ancianos solitarios elevan sus salmos o como cobijos naturales donde familias enteras se preparan para la liturgia final. Sin solución de continuidad, el perfil cada vez más visible de la montaña se va poblando de minúsculas siluetas que pugnan por acercarse al mismo cielo al que elevan sus oraciones; pies destrozados, estómagos vacíos, túnicas blancas o del color de la tierra que llevan meses limpiando se funden en una liturgia de salmos y cánticos que se repiten sin cesar. En el fondo del valle, el río Jordán, de insoslayables resonancias bíblicas, da fe del espectáculo cientos de veces repetido. Lalibela no es sólo un extraordinario conjunto de iglesias monolíticas, de túneles, de pasadizos. Lalibela no es sólo una vívida expresión de hospitalidad, de vida en comunidad, de religiosidad. Lalibela, la Jerusalén africana, es una auténtica trasposición a los comienzos de nuestra era.

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Jornada 10: Arba Minch y las porteadoras Circular por las carreteras etíopes puede ser algo tan divertido como acongojante. El concepto de izquierda y derecha debió perderse el mismo día en que apareció el ganado que sorteado de manera tan paciente como temeraria, circula por la carretera sintiéndose, junto a sus pastores, dueño del territorio. Innumerables paradas para comer, para mascar qat (conductor incluido) o para satisfacer todo tipo de necesidades, son las responsables de las diez interminables horas que separan Addis Abeba de Arba Minch. Arba Minch es pura África. Salir de su estación de autobuses es sumergirse en un mundo de caos, bullicio y desorientación. Arba Minch está, como el resto del país, en construcción; edificios, puentes, carreteras, calles, plazas... y en todos ellos chicas jóvenes de todas las etnias acarrean en improvisadas parihuelas materiales de construcción ante la indiferente mirada de decenas de jóvenes –chicos- cuya única ocupación es deambular sin rumbo en busca de algún incauto “faranji” al que ofrecérsele como guía hasta algún remoto lugar del sur del país. Cae la tarde en Arba y una inmensa y global nube de polvo levantada por decenas de motos chinas, "tuk-tuks" indios y camiones de gran tonelaje se apodera del ambiente; pero acaba por desvaneciéndose frente a la interminable, matemática y dolorosa rutina de decenas de mujeres y niñas porteadoras que ascienden desde el amplio cauce del río Kulfo hacia la parte alta de Sikela, completando así un recorrido cercano a la docena de km diarios por un sueldo de 50 miserables birrs (aprox. 2 euros). Sus pasos lentos y de exacta frecuencia, su tronco casi horizontal sobre el que depositan sus pesadas cargas de madera desbrozada, sus brazos colgantes exentos ya de todo resquicio de fuerza, sus gestos de dolorosa resignación y su mirada fija en el sitio exacto donde colocarán su próxima pisada en un suelo irregular y traidor, son imágenes y sensaciones difíciles de borrar. Y cuando parece que lo único que pueden hacer es perpetuar esa monótona rutina, aún sacan fuerzas de sus entrañas para responder educadamente con una reverencia y una sincera sonrisa al “selam” que les dirijo en señal de respeto y admiración. Sin solución de continuidad, con un alumbrado público casi inexistente, la ciudad se vuelve fantasmagórica. Desde la plaza central de Sikela, entre el polvo fugazmente iluminado por algún vehículo, aún se distinguen las últimas siluetas camino de un camastro donde unas escasas horas de descanso serán la ineludible condición necesaria para un mañana de sobra conocido.

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Jornada 11: Mercado en Key Afer Se acercan con parsimonia al tradicional punto de encuentro. Hoy es día de mercado en Key Afer, Tierra Roja en amhárico. Desde el alba, hamer, banna, tsmay y ari acarrean, desde decenas de km, productos de todo tipo: frutas, verduras, abalorios, leña… y ganado, la riqueza fundamental de estas etnias. El mercado es un acto social que vertebra su vida, es lugar de intercambio, es punto de encuentro, es la ocasión ideal para departir con conocidos y familiares que habitan, tal vez, a varios días de distancia. Key Afer, roja y polvorienta, rezuma vida por los cuatro costados; incluso en las horas centrales del día, donde el sol invita a permanecer bajo las acacias, hombres, mujeres y niños deambulan sin rumbo aparente pero con propósitos bien definidos. Con el sol a punto de cerrar su ciclo diario todo se vuelve más festivo. La bebida local, cientos de litros a base de miel y sorgo fermentados, comienza a apoderarse, entre risas, bromas y conatos de peleas, de oscuros y lúgubres locales inundados a partes iguales por el olor dulzón del propio brebaje y del sudor acumulado. En el ocaso, decenas de seres con la sonrisa perdida en el limbo del alcohol zigzaguean por las rojas calles de Key Afer en busca de un tuk tuk que los devuelva a sus chozas de paja o adobe. Es noche cerrada en Key Afer, las últimas siluetas se recortan en el manto estrellado mientras resuenan aún las risas que las transportarán hasta el amanecer siguiente.

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Jornada 12: La familia de Jinka Shello Wantó, como el resto de los Banna, desconoce su edad; aislada en la sabana en un lugar con resonancias míticas, Saba, vive apaciblemente con su marido, sus numerosos hijos, su plantación de sorgo y su honda a la que llama “rosso”. A pocos km de distancia, Wado Gaya prepara una inyección para su ganado, víctima de la mortífera mosca tsé tsé, mientras su mujer Jinka Shello, ayudada por alguno de sus seis hijos, prepara una infusión a base de cáscara de café en un rudimentario fuego de campamento. El pueblo Banna se encuentra diseminado por los montañosos alrededores de Key Afer. Aquí, familias aisladas viven en sintonía con un entorno del que obtienen todo lo que necesitan. Ganado, miel, maíz, sorgo, guindillas, café, plantas silvestres, vestidos de piel curtida de su propio ganado, pulseras y brazaletes de cuentas multicolor, calabazas, ollas de barro, “borkotos” (el tradicional asiento/reposacabezas de madera de todo el Este africano), rudimentarios cuchillos a los que llaman alfas, hondas y kalashnikovs dan forma a su apartado mundo. Los Banna, sin embargo, no desprecian nada que les venga del exterior: los muy útiles bidones de plástico o alguna irrelevante caja de “mastika” -chicles- pueden ser objeto de largas, incluso enconadas, negociaciones. Para los Banna, que practican una economía de mera subsistencia, las mujeres, al igual que las cabezas de ganado, son una cuestión de riqueza: cada mujer aporta a la familia su propio trabajo y el de sus hijos. Los Banna no son animistas, se encomiendan individualmente, sin ceremonias, a su único dios “Bar-Yo” y la poligamia es frecuente entre ellos. Pero la poligamia, cuestiones crematísticas aparte, se fundamenta en razones más profundas que, aunque aceptadas socialmente por todos, son fuente de enfrentamientos personales y, paradójicamente, garantizan su perpetuación. La poligamia concede al marido un dominio absoluto sobre la familia, pues cada una de las esposas, en estricta competencia con el resto, procura ganarse el favor de éste, asumiendo y fomentando sus roles de proveedora - cultivando, pastoreando y acarreando- y de procreadora, encadenando un embarazo tras otro a lo largo de su vida fértil. Aquí, en Saba, Jinka ve fluir la vida de manera certera y apacible, sabedora de que su fortaleza no estriba tanto en los bienes materiales que atesora como en sus sólidos vínculos sociales.

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Jornada 13: El clan de Tifa Dabo Hoy es un día especial para Tifa Dabo, jefe de un clan banna; uno de sus hijos adolescentes deberá celebrar su ceremonia de iniciación, su paso a la edad adulta. Tifa es un hombre rico, sus tres mujeres Hailo, Faka y Barki, sus 19 hijos, un considerable número de cabezas de ganado, una pluma ceremonial y un espejo, que guarda como un verdadero tesoro, dan fe de ello. Desde el amanecer, los jóvenes solteros se reúnen en torno a calabazas llenas de sorgo fermentado; ríen, bromean y afilan sus alfas enfundadas en rudimentarias fundas de cuero decoradas con cuentas multicolor. Mientras tanto, mujeres y niños se afanan en acarrear leña y agua o en preparar la comida a base de plantas silvestres como el “kadi” recogidas in situ de los alrededores. Pero las auténticas protagonistas, las que llenan el lugar con su presencia, son las jóvenes casaderas que, ataviadas con sus mejores adornos de cuentas y sus tobilleras de cascabel, cantarán y bailarán al ritmo de rudimentarias sordinas hasta el ocaso. Hacia el mediodía, desde todos los puntos cardinales se van acercando de forma pausada y expectante nuevos grupos familiares que esperarán pacientemente a una distancia prudencial hasta que una numerosa comitiva se les acerque para ofrecerles, en señal de bienvenida, el terráceo brebaje transportado en las omnipresentes calabazas. El clan completo empieza a ser visible. Sin solución de continuidad un nutrido grupo de niños pequeños decorados con pinturas faciales son conducidos, entre temerosos y expectantes, hacia un tenderete provisto de techo y alfombra vegetales recién cortados, allí saborearán el brebaje del clan y quizás por primera vez conocerán los secretos de la doble visión. Mientras tanto, una de las jóvenes hijas de Tifa decorada igualmente con pinturas faciales busca denodadamente un joven provisto de un manojo de mimbres; tiene el privilegio de escoger la mimbre con la que quiere ser fustigada y demostrar con un salto hacia delante, pecho contra pecho, cuán dispuesta está a soportar la durísima carga que le espera si es finalmente aceptada por su pretendiente. Sus cicatrices en la espalda, en no pocas ocasiones sangrantes, dan fe de su valentía y sometimiento a la tradición. Cae la tarde en Yinya, mientras la mayoría de los jóvenes reunidos en un imperfecto semicírculo danzan y saltan en dura competición, Ischo, el hijo adolescente de Tifa, demostrará al clan y a sí mismo su mayoría de edad. Completamente desnudo sorteará en ambos sentidos los catorce inestables y escurridizos lomos de otros tantos toros que él mismo ha pastoreado desde que aprendió a andar. Millones de estrellas se asoman ya a las montañas de Yinya. Los ecos cada vez más lejanos de los monótonos cánticos ponen punto y final a una ceremonia mil veces repetida desde tiempos inmemoriales. 167 Copia de prueba: no optimizada para impresión en alta calidad o distribución digital


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Tร TULOS

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<<1 01 Addis Abeba Etiopía 2015

<<2 13 Zona comercial Addis Abeba Etiopía 2015

>>1 02 Addis Abeba Etiopía 2015

<<2 14 Zona comercial Addis Abeba Etiopía 2015 >>2 12 Zona comercial Addis Abeba Etiopía 2015

págs. 012 013

págs. 026 027

<<1 03 Addis Abeba Etiopía 2015

<<2 11 Vendedor callejero Piazza Addis Abeba _______Etiopía 2015

>>1 04 Addis Abeba Etiopía 2015

págs. 014 014 <<1 05 Addis Abeba Etiopía 2015 >>1 06 Piazza Addis Abeba Etiopía 2015

>>2 15 Addis Abeba centro Etiopía 2015

págs. 028 029 <<3 01 Merkato en construcción Addis Abeba ________Etiopía 2014 >>3 02 Merkato Addis Abeba Etiopía 2014

págs. 016 017 <<2 01 Aeropuerto de Bole Addis Abeba Etiopía ________2015 <<2 17 Aeropuerto de Bole Addis Abeba Etiopía ________2015

págs. 032 033 <<3 03 Vendedor de caña de azúcar Merkato _________Addis Abeba Etiopía 2014 >>3 04 Merkato Addis Abeba Etiopía 2015

>>2 02 Piazza Addis Abeba Etiopía 2015 págs. 018 019

págs. 034 035

>>2 03 Piazza Addis Abeba Etiopía 2015

<<3 07 Merkato en construcción Addis Abeba ________Etiopía 2014

>>2 04 Ultramarinos en Piazza Addis Abeba ________Etiopía 2015

>>3 08 Casa prostíbulo en Merkato Addis Abeba _________Etiopía 2014

págs. 020 021 <<2 05 Neocolonialismo enPiazza Addis Abeba ________Etiopía 2015 >>2 06 Escolar de vuelta a casa Addis Abeba ________centro Etiopía 2015 págs. 022 023

págs. 036 037

<<3 09 Merkato Addis Abeba Etiopía 2015 >>3 11 Merkato en construcción Addis Abeba _______Etiopía 2014

págs. 038 039

<<2 09 Addis Abeba centro Etiopía 2015

<<3 12 Merkato Addis Abeba Etiopía 2015

<<2 10 Addis Abeba centro Etiopía 2015

>>3 13 Merkato Addis Abeba Etiopía 2015

>>2 16 Atardecer en Piazza Addis Abeba Etiopía ________2015. págs. 024 025

204 Copia de prueba: no optimizada para impresión en alta calidad o distribución digital

págs. 040 041


<<3 14 Merkato barrio musulmán Addis Abeba Etiopía 2014

<<5 06 Amanecer en el Lago Tana Ferry Bahar Dar ________Zege Etiopía 2016 >>5 07 Lago Tana , nacimiento del Nilo Azul Etiopía ________2016

págs. 042 <<4 01 Saint Georgis Cathedral Addis Abeba ________Etiopía 2015

págs. 060 061 <<5 08 Amanecer en el Lago Tana Etiopía 2016 _

>>4 02 Be Ale World Church Addis Abeba ________Etiopía 2015 págs. 046 047

págs. 062 063

<<4 03 Plegaria vespertina Addis Abeba Etiopía ________2015

<<6 01 Ura Kidane Mihret Zege Etiopía 2016

>>4 04 Plegaria matutina Addis Abeba Etiopía ________2015

>>6 02 Ura Kidane Mihret Zege Etiopía 2016

págs. 048 049

págs. 066 067

<<4 05 Plegaria del mediodía Addis Abeba Etiopía ________2015

<<6 03 Custodio de Ura Kidane Mihret rezando ________Zege Etiopía 2016

>>4 06 Adolescente ortodoxa orando Abeba ________Etiopía 2015

>>6 04 Monje ortodoxo rezando Ura Kidane ________Mihret Zege Etiopía 2016

págs. 050 051

págs. 068 069

<<4 07 Sacerdote ortodoxo y feligresas Addis ________Abeba Etiopía 2015

<<6 05 Dia de mercado en Zege Etiopía 2016 >>6 06 Pastores amhara acudiendo al mercado en ________Zege Etiopía 2016

págs. 052

págs. 070 071

<<5 01 Gran mezquita de Bahar Dar Etiopía 2016

<<6 07 El ultramarinos de Zege Etiopía 2016

>>5 03 Bahar Dar centro Etiopía 2016

>>6 08 Pastorcillo en Zege Etiopía 2016

págs. 056 057

págs. 072 073

<<5 05 Tankwas típicas de papiro Lago Tana ________Etiopía 2016

<<6 09 El gran Warka de Zege Etiopía 2016

>>5 04 Bahar Dar centro Etiopia 2016

págs. 058 059

págs. 074 075

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<<7 01 Sacerdote director de una escuela religiosa _______Bahar Dar Etiopía 2016 >>7 02 Niños seminaristas junto tankwas de papiro ________Bahar Dar Etiopía 2016

<<8 03 Lalibela Etiopía 2016 >>8 04 Casas tradicionales de Lalibela Etiopía 2016

págs. 078 079

págs. 094 095

<<7 03 Seminarista Bahar Dar Etiopía 2016

<<8 05 Niño en peregrinacion Lalibela Etiopía 2016

>>7 04 Escuela religiosa Bahar Dar Etiopía 2016

>>8 09 Diácono ortodoxo peregrino en Lalibela ________Etiopía 2016

págs. 080 081

págs. 096 097

<<7 05 Niño seminarista en su choza comunitaria ________Escuela religiosa Bahar Dar Etiopía 2016

<<8 06 Pastor de Lalibela Etiopía 2016

>>7 06 Niño seminarista en su choza comunitaria ________Escuela religiosa Bahar Dar Etiopía 2016

>>8 08 Acogida de peregrinos en Lalibela Etiopía ________2016

págs. 082 083

págs. 098 099

<<7 07 Joven seminarista en su choza comunitaria ________Escuela religiosa Bahar Dar Etiopía 2016

<<8 12 Familia de peregrinos Lalibela Etiopía 2016

>>7 08 Seminarista con su biblia en geez Escuela ________religiosa Bahar Dar Etiopía 2016

>>8 13 Peregrino con su típica chera amhara _______Lalibela Etiopía 2016

págs. 084 085

págs. 100 101

<<7 09 Joven seminarista Bahar Dar Etiopía 2016

<<8 14 Peregrinas en Lalibela Etiopía 2016

>>7 10 Joven seminarista Bahar Dar Etiopía 2016

>>8 15 Familia de peregrinos Lalibela Etiopía 2016

págs. 086 087

págs. 102 103

<<7 11 Joven seminarista Bahar Dar Etiopía 2016

<<8 16 Familia de peregrinos en Lalibela Etiopía _______2016 >>8 17 Joven peregrino entrando en los pasadizos _______subterráneos de Lalibela Etiopía 2016

págs. 088

págs. 104 105

<<8 01 Amanecer en Lalibela Etiopía 2016

<<8 18 Mujer ortodoxa rezando durante la Genna _______Lalibela Etiopía 2016

>>8 02 Niño en peregrinacion Lalibela Etiopía 2016

>>8 19 Peregrinos en los laberintos de Lalibela _______Etiopía 2016 págs. 092 093

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págs. 106 107


<<8 20 Laberintos de Lalibela Etiopía 2016 >>8 21 Peregrinos descansansando junto a una _______iglesia monolítica Lalibela Etiopía 2016

<<9 10 Familia de peregrinos en los laberintos de _______Lalibela Etiopía 2016 >>9 11 Familia de peregrinos descansando junto a _______una iglesia monolítica Lalibela Etiopía 2016

págs. 108 109

págs. 124 125

<<8 24 Peregrinas preprándose para entrar en los ________laberintos de Lalibela Etiopía

<<9 13 Familia de peregrinos en los laberintos de _______Lalibela Etiopía 2016

>>8 23 Oración en el interior de una iglesia ________monolítica Lalibela Etiopía 2016

>>9 14 Peregrinos en Lalibela Etiopía 2016

págs. 110 111

págs. 126 127

<<8 25 Familia de peregrinos en Lalibela Etiopía ________2016

<<9 12 Peregrina saliendo de un iglesia monolítica _______Lalibela Etiopía 2016

págs. 112 113

págs. 128 129

<<9 01 Oracion matutina en las montañas de ________Lalibela Etiopía 2016

<<10 01 Lago Abaya desde Arba MInch Etiopía 2014

págs. 116 117

págs. 132 133

<<9 02 Bete Giorgis durante la Genna Lalibela ________Etiopía 2016

<<10 02 Avenida en Secha Arba Minch Etiopía 2014 >>10 03 Clinica dental Arba Minch Etiopía 2014

>>9 04 Amanecer en Bete Giorgis durante la ________Genna Lalibela Etiopía 2016 págs. 118 119

págs. 134 135

<<9 05 Oracion matutina alrededores de Lalibela ________Etiopía 2016

<<10 04 Estudiantes cuidando su ganado Arba _________Minch Etiopía 2014

>>9 06 Peregrinas celebrando la Genna Lalibela ________Etiopía 2016

>>10 05 Porteadoras Rio Kulfo Arba Minch Etiopía _________2014

págs. 120 121

págs. 136 137

<<9 09 El huerto de los olivos Lalibela Etiopía 2016

<<10 06 Joven porteadora Sikela Arba Minch _________Etiopía 2014

>>9 08 Oracion matutina en Lalibela Etiopía 2016 >>9 03 Peregrinos cantando salmos en geez ________Lalibela Etiopía 2016 págs. 122 123

>>10 07 Porteadora Sikela Arba Minch Etiopía 2014

págs. 138 139

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<<10 08 Sikela centro Arba Minch Etiopía 2014

<<12 05 Familia Banna Saba Etiopía 2014

>>10 09 Albañil en Secha Arba Minch Etiopía 2014

>>12 06 Jinka Shello protegiendo su sorgo Saba _________Etiopía 20014

págs. 140 141

págs. 158 159

<<11 01 Calle central de Key Afer Etiopía 2014

<<12 07 Jovenes agricultores Banna Saba Etiopía ________2014

>>11 02 Los Banna llegan a Key Afer Etiopía 2014

>>12 08 Amanecer en Saba Etiopía 2014

págs. 144 145

págs. 160 161

<<11 03 Joven Banna Key Afer Etiopía 2014

<<12 09 La despensa familiar Saba Etiopía 2014

>>11 04 Joven hammer Key Afer Etiopía 2014

>>12 10 Wado Gaya y sus hijos preparando una ________vacuna para sus cabras Saba Etiopía 2014

págs. 146 147

págs. 162 163

<<11 05 Mujer hammer Key Afer Etiopía 2014

<<12 11 Hora del cafe en Saba Etiopía 2014

>>11 06 Mercado en Key Afer Etiopía 2014

>>12 12 Atardecer en Saba Etiopía 2014

págs. 148 149

págs. 164 165

<<11 07 Imagineria Hammer Key Afer Etiopía 2014

<<13 02 Tifa Dabo jefe de un clan Banna Yinya _________Etiopía 2014

pág. 150

>>13 03 Joven Banna en el día de su ceremonia de _________iniciación Yinya Etiopía 2014 págs. 168 169

<<12 01 Wanto con su honda Saba Etiopía 2014

<<13 04 Primogénito de tifa con su madre , _________asentamiento Banna de Yinya Etiopía 2014

>>12 02 Atardecer en Saba Etiopía 2014

>>13 05 Dos de las esposas de Tifa Dabo _________asentamiento Banna de Yinya Etiopía 2014

págs. 154 155 <<12 03 La cocina de Wanto Saba Etiopía 2014 >>12 04 Adolescente Banna con sus hijos Saba _________Etiopía 2014

págs. 170 171 <<13 06 Mediodía en el asentamiento Banna de _________Yinya Etiopía 2014 <<13 07 La cocina de los Banna de Yinya Etiopía ________2014 >>13 08 Asentamiento Banna de Yinya Etiopía 2014

págs. 156 157

208 Copia de prueba: no optimizada para impresión en alta calidad o distribución digital

págs. 172 173


<<13 09 Asentamiento Banna de Yinya Etiopía 2014 >>13 10 Joven Banna de Yinya Etiopía 2014

págs. 174 175 <<13 11 Los hombres de Tifa Dabo Yinya Etiopía _______2014

<<13 23 Pinturas ceremoniales en Yinya Etiopía ________2014 >>13 24 Pinturas ceremoniales en Yinya Etiopía ________2014

págs. 188 189 <<13 25 Peinados ceremoniales en Yinya Etiopía _________2014

>>13 12 Reencuentro familiar Yinya Etiopía 2014

>>13 26 Peinados ceremoniales en Yinya Etiopía _________2014

págs. 176 177

págs. 190 191

<<13 13 Danza ceremonial Yinya Etiopía 2014

<<13 27 Peinados ceremoniales en Yinya Etiopía _________2014

>>13 14 Adolescente Banna con pinturas faciales ________con ocasión de rito iniciatico en Yinya ________Etiopía 2014

>>13 28 Pinturas ceremoniales en Yinya Etiopía _________2014

págs. 178 179

págs. 192 193

<<13 15 Cerveza de sorgo y ritos iniciaticos en ________Yinya Etiopía 2014

<<13 34 Danza de clausura de los ritos iniciáticos ________Yinya Etiopía 2014 >>13 29 Fustigado ritual a jóvenes casaderas Yinya _________Etiopía 2014 >>13 30 Fustigado ritual a jóvenes casaderas Yinya _________Etiopía 2014

>>13 15 Cerveza de sorgo y ritos iniciaticos en ________Yinya Etiopía 2014 págs. 180 181

págs. 194 195

<<13 16 Joven Banna con siu kalasnikov Yinya ________Etiopía 2014

>>13 31 Fustigado ritual a jóvenes casaderas Yinya ________Etiopía 2014

>>13 17 Joven de la etnnia Banna con su vestido _______tradicional y su cabello arcillado Yinya _______Etiopía 2014 págs. 182 183

págs. 196 197

<<13 19 Hailo Ischo mujer de Tifa Dabo con sus ________plumas distintivas de rango Yinya Etiopía ________2014

<<13 32 Fustigado ritual a jóvenes casaderas Yinya ________Etiopía 2014

>>13 20 Jovenes Banna acicalandose Yinya Etiopía ________2014

>>13 33 El precio de una eleccion Yinya Etiopía ________2014

págs. 184 185

págs. 198 199

<<13 21 Danza de cortejo ceremonial Yinya Etiopía ________2014

<<13 35 Danza de clausura de los ritos iniciáticos ________Yinya Etiopía 2014

>>13 22 Danza ceremonial Yinya Etiopía 2014

págs. 186 187

págs. 200 201

209 Copia de prueba: no optimizada para impresión en alta calidad o distribución digital


210 Copia de prueba: no optimizada para impresiรณn en alta calidad o distribuciรณn digital


EPÍLOGO He llegado a sospechar con cierta incomodidad, que seguir positivando en Blanco y Negro era, sin más, producto de la inercia de un reciente pasado analógico ( ¡aquellos tiempos de la Tri X 400!). Color o Blanco y Negro resulta ser siempre una elección dolorosa pero el tiempo acaba poniendo todo en su sitio. Mientras la fotografía en color, como la prosa, inunda mi cerebro con ingentes cantidades de información multicolor, la fotografía en Blanco y Negro, como la poesía, desprovista ya de su amable máscara, muestra la quintaesencia del momento, dirigiéndose, cuando la contemplo, directamente al corazón. No pretendo ser veraz porque la verdad sólo existe como quimera necesaria, no puedo ser fiel a la realidad que observé porque pasado el tiempo, se desdibuja y se funde con mis recuerdos que a su manera la reinventan. Cotidianeidad es un concepto difuso que cambia de significado en el espacio y en el tiempo. A pesar de ello, es la belleza de lo cotidiano, es la dignidad de personas anónimas con nombre pero sin voz, es, en fin, la grandeza de lo insignificante lo que reivindico, porque es en la cotidianeidad donde la vida nos permite entender lo que verdaderamente somos. Rpnunyez Abril del 2017

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