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CATIVA en Costa Rica

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POLÍTICA EDU

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rector en esta materia.

Es así como la creación de esta ley y el proyecto educativo pretendía llevar a una gran cantidad de personas al mejoramiento de su vida por medio de la educación supervisada por el Estado, mediante objetivos que buscan un desarrollo intelectual más allá de la clase y el lugar; amparados por la estructura organizativa que regula todos los ciclos de la educación, tanto del área pública como privada.

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Para responder a este propósito del Estado se crearon fines especiales; es decir, objetivos por lograr para los estudiantes obtuvieran lo que se proponía el Estado, mismos que se establecieron en el artículo 2.

Para el cumplimiento de los fines de la educación costarricense, la ley indica que la escuela costarricense debe procurar entre otras cosas, el mejoramiento de la saludad mental, moral y física del hombre de la colectividad, el desarrollo intelectual y sus valores, la afirmación de una vida familiar digna, y el desarrollo de aptitudes atendiendo adecuadamente las diferencias individuales. Esto nos invita a reflexionar más que nunca considerando la coyuntura en la que vivimos, esto a raíz de la pérdida de valores a los que nos enfrentamos en la actualidad, situación que se refleja en los salones de clases, interfiriendo directamente en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

El sistema educativo costarricense se encuentra establecido como un proceso integral, es decir cada uno de los niveles forma parte fundamental para cada uno de los ciudadanos, partiendo así desde edades tempranas, incluso en años recientes se ha enfatizado aún más en la formación académica formal durante los primeros años de la infancia, donde el niño se incorpora al sistema para aprender más allá de lo meramente académico, ya que es importante recordar que desde pequeños se debe establecer rutinas y pautas de convivencia que solo que logra cuando se comparte con sus pares.

La brecha se vio más ensanchada durante la pandemia, donde los centros privados contaban con las condiciones de infraestructura y capacitación docente para hacerle frente a la virtualidad impuesta por la crisis sanitaria, dejando en evidencia la realidad.

En la Ley Fundamental de Educación, no solo se establece los lineamientos según los niveles educativos, es decir, va más allá de describir los niveles desde prescolar a la educación diversificada; también se establece, aunque de manera muy escueta, el papel que juega la formación de las personas docentes es aquí uno de los puntos a nivel personal más importante dentro de todo este proceso, ya que a partir de la formación docente donde se construye parte del éxito de la educación del país.

Entre lo que establece el artículo 24 se puede mencionar que la formación docente de profesionales docentes deberá inspirarse en los principios democráticos, asegurar al educador una cultural general y profesional para el buen servicio docente; así como promover en el educador la formación de valores universales; y se podría agregar que dentro de estos valores universales se encuentra la necesidad de capacitar a los docentes en temas fundamentales como el manejo de la diversidad en todas sus dimensiones, considerando como ya se hizo mención, en la coyuntura en la que se vive, por ello se debe proporcionar propuestas educativas acordes a la diversidad de los alumnos, a efectos de que todos ellos alcancen los objetivos considerados necesarios para poder comprender el mundo, juzgarlo y transformarlo.

Otro de los puntos importantes dentro de la ley, es lo referente a los establecimientos privados de educación. En los últimos años se ha dado una proliferación de escuelas y colegios privados, situación que nos ha llevado a una larga discusión sobre las brechas que existen entre ambas.

Los datos nos muestran que el rendimiento observado principalmente al ingresar a las carreras universitarias impartidas en centros de educación superior pública, un porcentaje importante provienen de colegios privados, y en su momento los mejores resultados de las pruebas nacionales también reflejaban esta realidad.

Esta brecha se vio más ensanchada durante la pandemia, donde los centros privados contaban con las condiciones de infraestructura y capacitación docente para hacerle frente a la virtualidad impuesta por la crisis sanitaria, dejando en evidencia la realidad. Sin embargo, no todo está perdido, el sistema de educación costarricense ha logrado que durante generaciones todas las personas que habitan en el territorio nacional, cuento con acceso a una educación gratuita, con sus deficiencias si, pero con la consigna de ser parte de la mejorar de la sociedad.

Es así que, Costa Rica aún tiene mucho que trabajar en temas de educación; mejorar en infraestructura, acceso a las nuevas tecnologías y en la capacitación de los docentes son tan solo algunas de las necesidades más inmediatas por resolver. Estamos en un mundo donde, como bien lo mencionó el informe de la OCDE “las empresas tienen dificultades para llenas las vacantes, en especial en puestos técnicos y científicos, lo que puede poner en riesgo la capacidad de Costa Rica para continuar atrayendo inversión extranjera directa”, se puede revertir esta realidad, siempre y cuando todas las partes involucradas se comprometan por el bien de las nuevas generaciones, por el bien del país.

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