Revista Cruz de Guía 2013

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Consejo de Hermandades y Cofradías de la Villa de Paradas - CRUZ DE GUÍA, 2013

LA FE…ESTÁ VIVA EN PARADAS. Bien sabe Dios que con este artículo no pretendo dar lecciones a nadie –salvo a mi mismo, quizás – y aún menos de Teología, materia en la que soy un completo neófito. Pero lo cortés no quita lo valiente y, en aras a mi libertad de expresión y a petición del Consejo General de Hermandades deseo colaborar en esta revista e indicar en unas líneas mi particular forma de lo que para mi es la fe, virtud teologal de la cual celebramos su año desde el once de octubre de dos mil doce al veintitrés de noviembre de dos mil trece. Viene bien recordar que Fe, Esperanza y Caridad fueron tres Santas, hijas de Santa Sofía, martirizadas no se sabe bien si en Roma o Nicomedia (según datos geográficos de a. de C., capital de Abitinia en Asia Menor y actual ciudad turca de Izmit). Y ya que este año es el de la fe, debemos asumir que “reflexionar sobre la fe es reflexionar sobre la vida”, tal y como lo ha expresado el Santo Padre de Roma. Igualmente, ya nos indicó el apóstol Santiago (2: 14-16) que “la fe sin obras es fe muerta”. Y por ello es por lo que he titulado este artículo como más arriba se expresa. Efectivamente, no es un tópico, la fe…está viva en Paradas y se manifiesta con obras y actos realizados a través de personas que toman la fe como lo que es, un regalo donado por el Señor, un obsequio que cuidan, que agradecen y corresponden con su entrega al prójimo. ¿Acaso hay mayor manifestación de fe que la entrega al Señor a través de quienes nos rodean? Personas a quienes desde aquí rindo mi particular homenaje. Son vecinas y vecinos sencillos que aceptan lo que Dios les permite en su vida; que dan de sí mismos incluso cuando no tienen tiempo o no pueden, haciendo que ilumine el tesoro de la generosidad al lado de la pobreza y el desamparo; que creen en lugar de caer en la duda que es lo más sencillo; que guían y dirigen sus vidas con el corazón y siempre viste sus labios con una sonrisa que cura y alivia a quienes la ofrecen ; que arriesgan todo a cambio de adquirir lo que pueda mejorar su mundo y el de los demás y que confían en el Dios que obra y actúa a través de las personas. ¿Y qué fe con obras se vive en Paradas? En calle Larga número cuarenta y uno, unas humildes mujeres que escogieron libremente poner sus vidas al servicio de los demás, ayudan, alientan y dan vida a los ancianos que, por avatares de la vida, no tienen una familia que pueda ocuparse de ellos. Las Hermanas Carmelitas, movidas por el Evangelio y viva fe-¡y esta sí que es fe viva!- entregan con alegría sus vidas al prójimo menos aliviado de las cargas de este mundo justo cuando más lo requieren. Los ancianos que allí tiene su morada, siempre reciben el apoyo, caricia, consuelo y sonrisa de esta abnegadas y Santas mujeres. Mujeres que con su ejemplo han atraído no sólo a mujeres seglares que forman el Voluntariado de la Residencia, sino también a las mujeres del personal laboral de la propia casa que ofrecen igualmente su ayuda incondicional. 16


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