RockZone 101 - 03/2014

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e ha comentado en algún lugar que han grabado un disco de culto, una obra destinada a ser disfrutada por los pocos valientes que se atrevan a sumergirse en el putrefacto mundo de Barbarian Swords. Con toda la pobredumbre del sludge, la agonía del doom, la mala hostia del punk y la enfermedad del black metal, Hunting Rats, primer largo después de la demo Crusaders Of The Apocalypse, ha sido concebido para recuperar toda la transgresión y violencia perdida en el metal extremo, sin concesiones, sin reglas, sin ningún tipo de atadura. Sólo metal apocalíptico más hiriente que una sierra circular partiéndote por la mitad. Nos reunimos con su perturbado vocalista Von Päx para que nos explique de dónde demonios han salido estos psycho killers del metal. “La idea básicamente viene de tres hermanos que quieren montar una banda de metal extremo”, nos cuenta sobre sus orígenes. “El problema es que el mediano ya estaba involucrado como batería en otro grupo, además de tener otras obligaciones, y no pudo hacer frente a esa idea. Es entonces cuando llega marzo de 2011 y se publica Fallen de Burzum y nos visitan Electric Wizard. En ese concierto mi hermano mayor (Voice of Noise), que quería hacer una banda de doom, y yo, que quería

cantar black metal, decidimos formar un grupo que uniese ambos estilos. Yo la verdad es que nunca había cantado en una banda, en mi puñetera vida (risas), pero probé y me di cuenta que podía hacerlo. A partir de ahí empezamos a trabajar en las primeras canciones en el comedor de su casa”. Desde un principio tienen claro el concepto, la desesperación del doom fusionado con la rabia y urgencia del black, y es que todo tiene una explicación lógica: “El black metal es mi vida, y como fan soy adicto al blast beat, pero si imaginaba la música que quería hacer, no sé por qué, lo hacía pensando en el sonido más agónico y asqueroso posible, y eso tenía que pasar por el doom, y ahí es donde viene la aportación de mi hermano mayor, que se saca riffs desde la punta de la caralla (risas) y se pasa el día escuchando Weedeater, High On Fire, la primera demo de My Dying Bride… lo que estaba claro es que si queríamos hacer algo lo más podrido y blasfemo posible, tenía que pasar por el doom, y al principio era funeral, o sea, todavía más lento que el doom (risas)”. Que en los últimos años se ha desvirtuado el metal extremo es algo obvio, enterrado en producciones impolutas y dando en más de una ocasión mayor importancia a la imagen que a la música en sí. Barbarian Swords quieren recuperar aquel espíritu

perdido. “No es que queramos sonar lo más extremo posible, es que entendemos que eso debería ser el metal extremo. Se ha desvirtuado el término y se ha perdido la violencia, la transgresión y la ofensa hacia el oyente. Se ha perfeccionado tanto todo en busca del sonido perfecto y la producción impecable que se ha perdido la esencia, y nosotros simplemente somos todo lo contrario a eso”. A pesar de esto, el disco suena aplastante, contundente, dañino, pues su filosofía no es una excusa barata para sonar mal. Una cosa es crudeza y metal en estado primitivo, y otra bien distinta es enfrentarte a una grabación inaudible... Nada más lejos de la realidad: “Sonamos así de bien porque nos ha producido Javi Félez, que es un maestro. Yo estaba ya muy contento con el sonido que sacamos en la demo, porque sonaba a Darkthrone, a Hellhammer, mucha gente no podía ni discernir los riffs, y yo con eso estaba cómodo... En el momento de entrar en el estudio a grabar el debut pensé que quizás perderíamos parte del bofetón de sonido que teníamos en la demo, pero enseguida nos dimos cuenta de que Javi es un crack y que nos pilló muy bien el concepto, y lo único que hizo fue profesionalizar nuestro estilo sin perder perversión. Sonaba bien, era audible, pero la hostia sónica perduraba, así que salimos contentos”. En seis días se grabó esa malévola y lacerante rodaja de ultra black doom con una virulencia necesaria como el comer en los tiempos que corren. “No me importa si dicen que el álbum es bueno o es malo, eso me la suda”, asegura Von Päx. “Lo único que me jodería es que la gente tras escucharlo me dijera que no es extremo, eso sí que me preocuparía”. (ANDRÉS MARTÍNEZ)

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