Revista spes unica nº 45 julio 2014

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Año 5 Nº 45

Spes Unica

Escriben y colaboran en este número:

Ana Riera; Carlos Mollá; Cristian Kocak; Eli Serebrenik; Guillem de Rubenhor; Horacio Otheguy Riveira; María José Prats; Mariano Liébana; Roberto Langella JULIO 2014


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Sumario Editorial

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Si te quieres matar, ¿por qué no te quieres matar?, por Fernando Pessoa

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Hacer el bien (última parte), por Eli Serebrenik

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Yo, tú, él, por Ana Riera

7

Viaje de ida, por Carlos Mollá

8

La muerte es otra cosa, por Horacio Otheguy Riveira

10

En silencio, por María José Prats

13

Otra vez Gricel (7º parte), por Roberto Langella

15

La mujer en llamas (capítulo 9), por Horacio Otheguy Riveira

19

Se me cayeron las alas

22

Un cuerpo que lo expresa todo, por Guillem de Rubenhor

24

Micromachismos: el poder masculino en la pareja “moderna” (6º parte), por Luis Bonino

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¿Quimicontás?, por Mariano Liébana

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Prácticas adivinatorias extrañas: Oniromancia (3º parte)

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Horóscopo

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Romper la palabra “Si te quieres matar, ¿por qué no te quieres matar?” Fernando Pessoa

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qué romper la palabra, me pregunto, si de cualquier manera ya estaba rota de antes. Llegó rota, nació rota. Fragmentos de la palabra, eso es lo que tenemos. Se supone en Babel se confundieron las lenguas— todas—. Me pregunto también si antes, en alguna especie de anti-Babel, una única lengua universal y definitiva no se rompió en mil pedazos y fue allí a reconstruirse, apenas alcanzando el estado de confusión. El mismo estado de confusión en el que nos encontramos ahora. No hay nadie más peligroso—dicen—que quien no tiene nada más que perder. Pienso ahora en quienes ya no tienen más que ganar, porque lo han obtenido todo, y no me refiero a bienes ni a comodidades materiales (―sos un excelente perdedor y un pésimo ganador‖, me dijo ella, y tenía razón, al menos hasta que me di cuenta de que ya no tenía nada más que perder, porque lo había ganado todo). Se gana todo cuando ya nadie te puede quitar lo bailado, perejil. La mueca, eso rompe a la palabra. Y el arte, a veces, quizá.

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na vez un tipo me dijo que se advertía en mis escritos la búsqueda metalingüística. Casi me pongo a llorar, yo siempre solo intenté infructuosamente recomponer la palabra. Hay gente en ese tipo de búsqueda, parece, hay otra gente que propone ruptura del sentido, que de cualquier manera sería pretensioso, porque la palabra ya estaba rota de antes, como dije. Somos monos tratando de hacernos entender con muecas. El penado 14 entendía por señas, parece. Combatir o enfrentar

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la pretensión con más pretensión—la vanidad con más vanidad—es juego del humildes. No quiero sonar críptico, hablo de la humildad de Salvador Dalí, la de Chaplin, Lennon, gente así, que murieron prendidos fuego en la hoguera de las vanidades. Spinetta habló de los ―duendes de lata‖. Yo conozco a uno que se le volaron las chapas, ponele.

N

o todo tiene por qué tener interpretación como sincronicidad de otra cosa, no todo es alegoría. A veces, simplemente es ―las cosas (éstas) que pasan‖. Que se te vuelen las chapas, ponele. Roberto Langella, julio, 2014.


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Si te quieres matar, ¿por qué no te quieres matar?, por Fernando Pessoa Si te quieres matar, ¿por qué no te quieres matar? ¡Ah, aprovecha la ocasión! Que yo, que amo tanto la muerte y la vida, si osara matarme además me mataría... Ah, si osas, ¡osa! ¿De qué te sirve el cuadro sucesivo de las imágenes externas a que llamamos mundo, esa cinematografía de las horas que son representadas por actores de convenciones y poses determinadas, circo polícromo de nuestro dinamismo sin fin? ¿De qué te sirve tu mundo interior, que desconoces? Tal vez al matarte lo conozcas, por fin... Tal vez al acabar comiences... Y de todas formas, si te cansa ser, ah, cánsate noblemente, ¡no cantes, como yo, la vida por borrachera, no saludes, como yo, la muerte en literatura! ¿Que haces falta? ¡Oh fútil sombra llamada gente! Nadie hace falta; tú no haces falta a nadie... Sin ti todo marchará sin ti. Tal vez para otros sea peor tu existir que tu muerte... Tal vez peses más durando que dejando de durar... ¿El dolor de los otros...? ¿Tienes remordimiento anticipado de que te lloren? Tranquilízate: poco te han de llorar... El impulso vital extingue poco a poco las lágrimas cuando no son por cosas propias, cuando son por lo que ocurre a los demás, sobre todo la muerte que es una cosa después de la cual nada ocurre a los demás... Primero es la angustia, la sorpresa de que haya venido el misterio, y la falta de tu vida hablada... Después es el horror del ataúd visible y material, y los hombres de negro que ejercen la profesión de estar allí. Después es la familia velando, inconsolable y contando historietas, lamentando la pena de que tú hayas muerto, y tú, mera causa ocasional de aquel plañir, tú verdaderamente muerto, mucho más muerto de lo que te imaginas..., mucho más muerto aquí de lo que te imaginas aunque estés mucho más vivo más allá. Después, la trágica retirada hacia el panteón o el hoyo, y después el principio del morir de tu recuerdo. Primero hay en todos un alivio de la tragedia un tanto pesada de que te hayas muerto... Después la conversación se aligera cotidianamente y la vida de cada día reanuda su día. Después, lentamente, se te olvida. Sólo en dos fechas se te recordará, aniversariamente: al cumplir años tu nacer, al cumplir años tu morir.

Nada más, nada más, absolutamente nada más. Piensan en ti dos veces cada año. Suspiran por ti dos veces cada año aquellos que te amaron. Y alguna que otra vez suspirarán si por casualidad se habla de ti. Encárate en frío, y encara en frío lo que somos... Si te quieres matar, mátate..., ¡no tengas escrúpulos morales, recelos en la inteligencia! ¿Qué escrúpulos o qué recelos tiene el mecanismo de la vida? ¿Qué escrúpulos químicos tiene el impulso que genera las savias, y la circulación de la sangre, y el amor? ¿Qué memoria de los otros tiene el ritmo alegre de la vida? Ah, pobre vanidad de carne y hueso llamada hombre, ¿no ves que careces absolutamente de importancia? Eres importante para ti porque es a ti a quien tú sientes. Eres todo para ti porque eres para ti el universo, el propio universo y los otros satélites de tu subjetividad objetiva. Eres importante para ti porque sólo tú eres importante para ti. Y si eres así, oh mito, ¿los otros no han de ser así? ¿Tienes, como Hamlet, pavor a lo desconocido? Mas, ¿qué es lo conocido? ¿Qué es lo que conoces tú para que llames desconocida a cualquier cosa en especial? ¿Tienes, como Falstaff, el amor adiposo a la vida? Si la amas tan materialmente, más materialmente ámala aún: ¡tórnate parte carnal de la tierra y las cosas! Dispérsate, sistema físico-químico de células nocturnamente conscientes, en la nocturna consciencia de la inconsciencia de los cuerpos, en el gran embozo que-no-emboza-nada de las apariencias, en la hierba y el césped de la proliferación de los seres, en la niebla atómica de las cosas, en las paredes voraginantes del vacío dinámico del mundo...


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Hacer el bien (última parte), por Eli Serebrenik

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ientras mordía tostadas con dulce y café pensé que Roque y su madre habrían llenado la casa de víveres, Juana tendría zapatillas blandas y amplias para sus pies enfermos y rogué a Dios que la policía no buscara por allí. Por el momento veníamos zafando bien, y con esa plata ellos tenían para comer durante un año. Pensé en mi cuenta bancaria, el alquiler del departamento de Belgrano, los plazos fijos; para mí, comer era una palabra sin angustia, casi tan simple como respirar, nunca me cuestioné de dónde sacaba aire para respirar, comida tampoco. Ellos, con tres mil, comían un año. Me volví a Buenos Aires, todo en orden. Como había sido un robo chico y sin tiros nadie le dio demasiada importancia.

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na tarde tomaba el té en Recoleta con dos amigas supertostadas. Natalia lucía una plástica ajustadita a la mandíbula que le daba un aire a Geraldine Chaplin, Alejandra estaba gorda y lustrosa debido a los montículos de colágeno alojados en sus pómulos. Yo, verde y flaca, no había tomado sol en estas vacaciones y no fui en cana de milagro. Alejandra me dijo preocupada: -Lucía... ¿vos fuiste al médico últimamente?-. Como yo sabía adonde apuntaba, y que decía médico en lugar de psiquiatra, porque sabe que odio que se dude de mi lucidez, con indiferencia dije: -Sí, ¿por? -Estás demacrada pichona-. Me contestó mirando de reojo a

Natalia. Yo asocié pichona con el tiro a la paloma y me acordé, de golpe, que tenía el chumbo en la cartera. -Es que estuve muy ocupada-. susurre. -¿En las vacaciones?-. preguntó Natalia extrañada. -Sí, me surgió una idea de trabajar en el verano en la costa, con un grupo de gente muy piola-. les dije, mientras recordaba los rostros hambrientos del grupo. Ale, muy interesada, quiso saber más. -¿En qué, che? -Comida-. Dije cortante y dispuesta a terminar con el tema, además la lenteja me daba vueltas adentro, lista para salir; me paré tambaleante y rumbeé para el baño. Me equivoqué y entré al de hombres pero sólo me di cuenta cuando entró uno. Me escondí detrás de una puerta, el tipo se puso a orinar y yo, de puro chiflada, aparecí con el revólver y le pedí, amablemente, la billetera. Me la dio, le dije que mirara su reloj y que hasta que no pasaran diez minutos bien contados, no se le ocurriera salir del baño porque lo iba a quemar un colega que estaba afuera. Salí con agilidad, besé a mis amigas atragantadas con torta, que levantaban las manos tratando de detenerme para preguntarme por qué me iba tan apurada, y huí. A la noche, con mi lenteja flotante colocada, después de haber enviado por correo la billetera a Juana, me senté a ver por televisión un documental. Al rato llamó Alejandra para contarme que una mina había asaltado a un tipo en el baño de hombres del bar.

-¡Qué barbaridad! Ya no se puede ni tomar un té tranquila; ¿vos no viste nada, Lucía?, porque fue más o menos cuando vos te fuiste al baño. -No, Ale, no he visto nada. -¿Y por qué te fuiste tan apurada? -Porque al hacer pis me olvidé de bajarme la bombacha, entonces, como estaba empapada, no quise dar explicaciones humillantes. No esperé a escuchar su respuesta, corté. Meses después fui y me instalé en casa de Juana, pensando dedicarme al chumbo, sudor y lágrimas. Me enamoré de esa familia necesitada de una tía gamba. Hago la señal de la cruz y le rezo un Ave María al Negro para que nos ayude, sin matar a nadie en lo posible, a hacer circular la guita por todas partes.

CONTINÚA EN EL PRÓXIMO NÚMERO


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Yo, tú. Él Él, por Ana Riera

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aya ojazos, madre

sepa que voy a bajar, por si quiere

mía. Tan verdes y

seguirme. ¡Qué emocionante, se

tan rasgados. Está

ha levantado y viene hacia aquí!

como un queso. Seguro que

Lo tengo justo detrás, puedo oler

huele a mar. Y ese pelo ensorti-

su perfume. Ummm, sí, huele a

Y

jado, tan brillante, tan sedoso.

mar. ¡Qué gusto! Me encanta.

do con él. Hay que ver lo desca-

Dios, casi me pilla mirándole. Qué corte. Es tan atractivo, tan sensual. Con esa boca y esas pestañas larguísimas. No me atrevo a mirar. A ver si puedo verle por el reflejo del cristal. Está mirando en mi dirección, sí, me está mirando a mí. Buf, qué subidón. ¿Qué le habré parecido? ¿Te imaginas que se acerca y me dice algo y le miro, y alarga la mano y se la cojo y salimos corriendo del vagón? ¿Me atrevería? No sé, tendría que decirme algo muy especial, tocarme la fibra, algo así como ―dónde te habías metido, llevaba mucho tiempo esperándote‖. Si dijera las palabras justas, en el momento preciso, creo que sí me atrevería. Espero que no se me note. Ahora vuelve a mirar. Mejor pongo cara de interesante, como si no fuera conmigo. Seguro que tiene una sonrisa preciosa. ¿Y si se apea en la misma parada que yo? Me levantaré con tiempo para que

M

a está aquí el caradura de todos los días, creyéndose el rey del

mambo. De verdad que no puerado que es. Ya está haciéndole

ira que niña tan

una radiografía a esa chica, es

mona se ha senta-

que no se corta un pelo. Y la

do delante de mí.

muy pava capaz es de fijarse en

Si señor, una pija de la cabeza a

él. Pero bueno, si se ha puesto

los pies que me va a alegrar el día.

colorada y todo. Luego pasa lo

Fíjate, con sus Vans y su camiseta

que pasa, pero es que las hay

de Obey y su cazadora de piel

tontas de campeonato. Que al

súper molona. Me juego algo a

chico se le ve venir de lejos, pe-

que se ha pasado media hora

ro de muy lejos. Ya se ha levan-

planchándose el pelo y pintándo-

tado, ay madre. Para qué das

se. No apartes la vista, mujer.

tantas pistas, si todavía queda

Hazme una señal, para que sepa

mucho para llegar a la siguiente

que tú debes ser la elegida. Ahí

estación. Claro, estaba cantado,

está, ya estaba yo echando de

el machote ya se le ha colocado

menos ese movimiento tan estu-

detrás, bien cerquita. Mierda.

diado para echar el pelo hacia un

Gírate chica. Marca tu terreno,

lado con la mano abierta, sin pri-

no le dejes que lleve la delantera.

sas. Ésta es mi chica, sí. Atención

Adelántate. Nada, otra tonta que

que se levanta. No te preocupes

no se atreve ni a moverse. Míra-

que yo te sigo. Qué bien huele,

la, y se va tan contenta con una

seguro que se acaba de dar una

media sonrisa. Seguro que ya le

ducha y que después se ha echa-

ha birlado la cartera, el móvil y

do un poco de perfume, sólo un

hasta el reloj. El día menos pen-

toque, detrás de las orejas y en las

sado me pilla con el pie cambia-

muñecas. Para que luego digan

do y le doy un buen susto al fi-

que no sé apreciar los detalles. Ya

gura ese.

eres mía, bombón.


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Viaje de ida,

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omé la decisión de ir caminando impulsado por la sensación de que al tardar más en llegar a mi destino, habría más posibilidades de que algo pasara y lo que en principio parecía inevitable, al final no se consumara nunca. Cada paso, cada zancada, era un movimiento contra mi propia naturaleza. El casi automático movimiento que el andar necesita, exigía esta vez un esfuerzo agotador para vencer la resistencia de una voluntad incapaz de asumir una realidad inimaginable sólo un tiempo atrás. Esta dificultad en el movimiento, acompañada de una expresión corporal de absoluta derrota, me daban la imagen de un ser acabado. Me levanté forzando la situa-

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por Carlos Mollá

ción para darle un aire de cotidianeidad a la mañana, realizando los gestos habituales que me han acompañado desde hace muchos años, cumpliendo con mis hábitos clásicos de desayuno, retrete y ducha, pero mi empaque se derrumbó demasiado fácilmente al ir a abrir la puerta para marcharme. Durante el paseo, los pensamientos, las imágenes y los recuerdos se sucedían desordenadamente pasando de unos temas a otros. Nada se concretaba en una línea argumental debido a la aparición obsesiva de cómo manipular el pasado para poder rectificarlo y así eludir lo que en estos momentos parecía inevitable. Siempre, cuando caminaba por las calles, iba buscando las

miradas de la gente para encontrar algún tipo de empatía con ellos o para descubrir qué carácter se escondía detrás de esos ojos. Pero en esta ocasión, las personas no tenían identidad, me parecía que sus ojos estaban escondidos detrás de inexpresivas caretas que ocultaban cualquier manifestación de humanidad. Estaba solo en medio de toda esa multitud. La sensación de sentirme completamente diferente de todos los demás esta vez me torturaba, por llevarme a una soledad que nunca habría elegido por voluntad propia. Debía hacer un día espléndido porque la gente mostraba con alegría la piel de sus brazos, (Continúa en la página 9)


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abrían sus camisas y dejaban que el sol iluminara sus caras, pero yo tenía frío, un frío intenso provocado por el miedo, que profundizaba hasta llegar a las entrañas y me encorvaba la espalda. Ni el poderoso sol, ni mis manos abrazando los brazos podían mitigar los escalofríos del miedo y la vergüenza. A pesar de mis dudas, mis pasos me llevaron a mi destino. Alcancé la explanada del aparcamiento y me dispuse a cruzarla. Me escandalizaba la naturalidad con la que se comportaba la gente que por allí circulaba. ¿Nadie se percataba de mi tragedia? ¿Sólo yo me encontraba en esta situación tan lamentable? ¿Serían todos trabajadores de aquel lugar y rechazaban el compromiso afectivo con la gente como yo? Subí cuatro peldaños que me dejaron sin resuello y pasé a un hall clásico de una dependencia administrativa. Un joven de uniforme me indicó, después de escuchar mi pregunta, la puerta a la que debía dirigirme. Era una puerta más grande de lo habitual y era controlada por dos agentes con el mismo uniforme que el que me atendió tan amablemente. Al acercarme, me solicitaron la documentación que esperaban. Uno de ellos la recogió y la leyó con detenimiento. Al terminar, se la pasó a su compañero y con un movimiento de una de sus manos me invitó a pasar mientras se giraba para abrir la pesada puerta, a la vez que el compañero me instó a que lo acompañara. Pasé detrás de él a un salón pequeño donde me pidieron que esperara un momento. De pie, sólo y desvalido en medio de esa habitación poco iluminada, apenas percibí el ruido de los goznes de la puer-

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ta que acababa de cruzar, su gemido mecánico mientras se iba cerrando. Ese tenue llanto terminó con un seco y profundo portazo, que resonó en mi cabeza con una crueldad inhumana y retumbó en el interior de mi pecho, provocando que el corazón se descontrolara y que un vacío en el estómago me produjera un vahído que hizo que se me aflojaran las piernas. Cuando pude recuperarme un poco, tomé conciencia plenamente de que los próximos años de mi vida los iba a pasar en esta cárcel.

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La muerte es otra cosa cosa, por Horacio Otheguy Riveira 4. Caída, resurrección y debate

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e va la luz, se cierran los postigos con estruendo, las contraventanas golpean bajo un viento cuyo silbido es música celestial, los vasos chocan entre sí, como los muebles, pero nada le aflige ni le inquieta, porque son muchas las personas apiñadas para protegerse entre risas nerviosas y arrumacos de novios ardientes, aprovechando la oscuridad. Todo sucede como siempre le gustó: en una mansión que se alimenta de sí misma bien poblada de parloteo, bebidas con potentes licores, y una música de ensueño con la que bailan hasta el amanecer quienes no han caído rendidos en sus aposentos, o en las alcobas de amores repentinos o comprometidos desde el comienzo de la fiesta. Una fiesta tras otra y en todas María Cristina reinando con su despliegue de atributos y licencias: toda ella candor y provocación, unión de contrarios que

solía resultar encantadora a hombres y mujeres, a quienes seducía con la seguridad de quien se sabe poderosamente bella, y la osadía de quien es capaz de abandonar y despreciar con la misma facilidad con que una noche antes prometió amor eterno. María Cristina, MC en todas las sábanas, con el feliz runrún del siglo XIX en pleno siglo XXI, heredera de gran fortuna, lo tiene todo a manos llenas. Dormir sola es la única soledad que disfruta y que siempre impone a sus parejas. Jamás hubo nadie que se atreviera a contradecir ese deseo absoluto. Antes del sueño, todo es posible. En el sueño se obliga a estar exclusivamente consigo misma y los aromas que los otros cuerpos dejaron en su piel. Por eso jamás se acostó con nadie en su mansión, aunque permitía que sucedieran todas las correrías que los demás quisieran. En su mansión, MC bailaba hasta el amanecer y soñaba despierta o cabalgaba desnuda a la orilla del mar en su más fiel alazán, al que sólo le faltaba sonreír, y de cuya

grupa ella cayó rompiéndose la nuca. Por eso ahora que reconstruye sus noches con la apariencia de sus encantos y ninguna satisfacción se siente especialmente trastornada, envejecida como nunca lo estuvo en vida, a ratos se ve de niña, como nunca se ha recordado, ya que sólo se conoció en el papel de joven enamorada de los placeres sin remilgos, generosa con las amistades en crisis, manirrota con sus abundantes dineros que nunca menguaron hasta aquella fatal caída del caballo, después de galopar sintiéndose tan plena que la propia naturaleza le brindó el triunfo de una muerte instantánea, sin siquiera borrar de su cara la sonrisa victoriosa de una amazona bellamente desnuda. Sucedió al alba de un domingo a orillas del mar. La encontraron pescadores cuando su cuerpo ya era festín de insectos. En este momento pasea su muerte entre restos de memoria lisonjera. Recita, baila, canta; cree que está viva en una soledad indeseada que la entrega a los dolorosos brazos del mal de ausencia. a no hay nadie con quien agasajar el batir de alas de su inconsciencia mientras los campesinos de sol a sol mantenían vivos sus campos, y los numerosos criados apenas cobraban, dándose por servidos con cama y escasa comida. Ella sonreía y todos la amaban, más aún quienes asistían a sus bailes o la recibían en sus alcobas, todos representando la comedia antigua que ella adoraba.

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Incluso, durante un carnaval en Madrid se permitió recorrer la calle Príncipe de Vergara en una carroza tirada por cuatro caballos negros, la misma ceremonia que creyó que se producía el día de su entierro, cuando un vulgar coche fúnebre la llevó hasta el panteón familiar sin pompa alguna y muy poca compañía. María Cristina deambula ahora por una mansión desaparecida, sin invitados de ninguna especie. Escucha una música que no existe, y la desolación la alcanza como una serpiente que le ha paralizado las piernas y los brazos, y en su inmovilidad no puede más que experimentar todas las edades de su vida, una existencia que ahora le resulta extraña, vestida de sí misma en tantas etapas y por primera vez completamente sola. Llora y grita por vez primera. Se libera de la serpiente que la atenaza, sale corriendo imaginando que lo hace por jardines y bosques fastuosos, pero en la nada por la que se mueve otros monstruos vuelven a paralizarla y dejarla invadida de gritos y lágrimas con un sabor agridulce

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que le cautiva. Pasa la lengua por sus labios y se agrada a sí misma. Bambolea la cabeza para que caiga su largo cabello sobre la espalda, y ya no hay nada ni nadie que la haga prisionera. Recupera su antigua sonrisa y se introduce en un túnel largo y oscuro en el que, para su sorpresa, no tiene temor alguno. A medida que avanza descalza se siente nuevamente poderosa, encantadoramente altiva repartiendo limosnas y caricias. Mas al final del túnel irrumpe en un paisaje desconocido que frena su libertad recién adquirida: calles sucias, sin árboles, miseria y malos olores a plena luz del día bajo un sol abrasador, y en una litera el grito espeluznante de una parturienta de la que brota una niña que no llora hasta que la curandera que la asiste corta el cordón umbilical, y sin la menor simpatía le da varias nalgadas. Entonces la cría chilla con fuerza y empieza a vivir dejando atrás a su madre muerta. María Cristina ya no existe. Los burócratas dan por cerrado su ciclo y autorizan un ciclo nuevo. Algunos le llaman Reencarnación, otros Renovación del espíritu,

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otros Resurrección del alma y de la carne, pero en todos los expedientes consta una sola etiqueta con dos frases: Fin de ciclo. Comienzo de nueva ruta. Los más sabios del Consejo del Buen Morir aseguran no tener pruebas suficientes para demostrar que cada ―resurrecto‖ carezca de recuerdos de vidas anteriores. Y sobre este tema, los eruditos atizan sus barbas blancas, recogen sus largas túnicas y corren a sentarse en mullido césped rodeados de cascadas de agua transparente para disfrutar de largos debates hasta que suena la alarma y se disponen a pasar revista a las novedades de la jornada… y recibir a los nuevos huéspedes que acaban de morir.


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Informe de vidas pasadas: Nuevo servicio de Spesunica Los eclipses solares y lunares prenatales nos brindan información acerca del karma de un individuo, las características en conjunto de sus vidas pasadas y el correlato que de ello puede deducirse respecto de su vida actual. Esquemáticamente, podemos decir que por el signo zodiacal de su eclipse solar es que se indica las lecciones que ha venido el individuo a impartir a sus semejantes, mientras que el signo de su eclipse lunar es la guía de lecciones que necesita aprender para una ulterior evolución del karma. Un resumen de esto se agrega en el informe convencional de carta natal que nosotros brindamos desde nuestros inicios. Ahora ofrecemos una versión extendida, con una información realmente profunda, detallada, y lo más importante, de uso práctico, complementaria a la de la carta natal, por lo que, podemos agregar, ni siquiera es necesario para el consultante creer en la reencarnación ni en la teoría del karma. El informe se divide en dos partes: la referida al eclipse solar y la respectiva al eclipse lunar, ambos según el signo en que hubieran ocurrido. Por cada parte se detallan las expresiones consciente, inconscientes y transpersonales de sus influencias, y una valorable información acerca de la integración física, que brinda un pormenorizado detalle de la forma que tenemos de somatizar nuestras cuestiones kármicas, es decir, una valorable información acerca de las causas de nuestros problemas de salud, física y psicológica. Para la adquisición de este servicio no es necesaria la realización de la carta natal, pero insistimos que en absoluto esta información reemplaza a la de la carta astral, sino que la complementa y profundiza. Se trata de un informe de entre 15 y 20 páginas en formato A4, tipo de letra tamaño 11. Para ver un modelo de este informe, hacer click aquí. Para mayor información acerca de este servicio, por favor comunicarse a robertolangella@spesunicastrologia.com.ar.

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EN SILENCIO, por María José Prats Cuando por circunstancias la vida pega un viraje inesperado y todo aquello por lo que se ha vivido, luchado, la felicidad que se ha disfrutado, el bienestar del que se goza… todo eso y más, se acaba, ¿cómo sabe nadie cuál es la reacción?-. Preguntó el hombre situado de pie, en el amplio salón de conferencias. La pregunta sonó con fuerza y durante unos segundos se hizo una pausa, quizás esperando obtener alguna reacción. Tras el silencio continuó hablando. Su amiga le había hablado con insistencia de las charlas que, sobre autogestión emocional, impartía en la Sala Centro el profesor Cristian. Ante su insistencia, aquel día decidió acompañarla. Y allí estaba rodeada de rostros desconocidos que, con suma atención, escuchaban como esperando hallar satisfacción a sus dudas, problemas o angustias. La mujer, sentada en la tercera fila, bajó la cabeza y pensó: ―No es difícil la respuesta‖. Su vida no había sido fácil nunca, ni antes ni ahora. Mientras escuchaba la protesta del desconocido se veía reflejada en todo cuanto estaba escuchando. Ella sí sabía: ―No te lo crees, uno se queda en estado de shock, no reacciona. La vida sigue funcionando y tú ahí, sin saber cómo la mente se vuelve gris, los pasos caminan sin rumbo, y las manos palpan sin sentir; los ojos pierden el brillo alegre y se apagan sin derramar una lágrima y el rostro muestra signos evidentes de tristeza y amargura contenida‖. Y todo sucede en segundos, tras una llamada telefónica.

Se había quedado sola ante un mundo que desconocía, tuvo que seguir al frente de un trabajo que no entendía y por narices y con orgullo, salió adelante. ¿Por qué? Porque se puede, y sobre todo porque tenía personas que la necesitaban. Y así poco a poco fue enfocando otra vida, sin mirar atrás, porque le estaba prohibido hacerlo, no podía, si lo hacía… no sería capaz de seguir. Ahora era ella y sus circunstancias. Según avanzaba el tiempo se tuvo que acostumbrar a ―renacer‖. Entonces descubrió que el poder de la escritura le ayudaba a aliviar su pena, y plasmaba entre líneas sus sentimientos. De esa manera, la mente se le liberaba y escribía sin parar. Así empezó a tomar forma el guión de su nueva vida, sin saber si era la adecuada. Lo verdaderamente importante era sobrevivir.

Una vez que consiguió volver a la normalidad, descubrió que la pequeña luz que empezó a ver al final del túnel se hacía cada vez mayor, más cercana. Era el momento de coger ―el timón‖. Mientras seguía escuchando al viejo profesor, que paseaba de esquina a esquina sobre la tarima, giró la cabeza y observó cómo cientos de ojos se posaban fijos en aquel personaje, cuyas palabras parecían aliviar sus corazones. Ella observaba y sonreía para sí, pensando que de lo que estaba diciendo, nada era nuevo para ella. Su vida empezaba a ―colocarse‖, como cuando se recolocan todos los libros caídos de una gran librería, podía volver a ordenarla. Tuvo que hacer cambios, muchos cambios; metió la pata, se confundió, pero… nada ni nadie la iba a parar. Era una supervi-


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viente. Y de repente, cuando todo parecía estar en su sitio, cuando sintió que ya nada podría abatirla, ahí estaba de nuevo la callada guadaña para cortarle el orden de su vida. ―¡Qué putada! ¡Otra vez, no!‖, había dicho desesperada. Una grave enfermedad llamaba a la ―puerta‖ y se colaba a través del umbral de los corazones de quienes estaban al otro lado. De nuevo la angustia, el dolor y la desesperación. Ahora sí que no sabía por dónde tirar, ni qué hacer. Pero una vez más, no le fallaron las fuerzas. Abandonó la casa, la ciudad, los amigos, parte de su familia y todos sus enseres y salió sin mirar atrás en busca de un avión, porque llevaba una existencia que se le escapaba. El viaje se le había hecho largo, eterno. Entre sus brazos, el cuerpo maltrecho y encogido de uno de sus seres más queridos, se acurrucaba como un ovillo en el asiento. Tenía frío, pero no decía nada y ella lo atraía hacía sí, con el corazón encogido. Sólo un pensamiento se coló en su mente: ―¿Y sí me fallan las fuerzas?‖. Llegaron al sitio que les habían indicado, donde podrían ayudarla, pero esta vez no iba a poder hacer más que esperar. Estuvo días y noches sentada en la butaca de una habitación viendo las horas, minutos y segundos pasar sin saber hasta cuándo: ―Es grave‖. Era lo más ―bonito‖ que le pudieron decir. Había dejado su nueva vida atrás, pero sobre todo había tenido que abandonar el trabajo y eso le dolía, porque había empezado a saber lo que era ganarse la vida, e incluso se sentía feliz. ―Y… ¿Ahora qué?‖, se decía. El día a día fue muy duro, nece-

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sitaba mucho dinero, había que pagar muchas cosas: medicinas, alquiler de un apartamento, comida… Entonces, cuando todo parecía imposible, alguien le tendió su mano de forma desinteresada, alguien que le dijo: —No puedes seguir así, trabajarás conmigo. Y se le abrió el cielo, las cosas podrían ser de otra manera. Y al cabo de un mes—y como quien no merece más que dolor— le llegó más angustia y la mujer se preguntaba: ―¿Por qué? ¿Tanto me merezco?‖. Sufrió el fallecimiento de su madre, pero ella, resignada, seguía adelante, callada. Fueron momentos interminables, y la imagen no podía ser más desalentadora. Un joven cuerpo vestido con un pijama azul, postrado en una cama, mientras en otro lugar, frío y tétrico, la persona que le dio la vida en una caja de madera. Se le partía el alma, pero las lágrimas no se permitían el lujo de salir para ayudarle a desahogar la rabia que tenía dentro. Y el tiempo iba pasando, sentía que a pesar de todo estaba viva. El trabajo le ayudaba a superar la angustia de quien se fue, pero mucho más el dolor de aquella enfermedad que no cesaba, y se decía: ―Soy fuerte, ¡qué carajo!‖. La amistad de quien le había tendido la mano se estaba haciendo más firme, más segura, hasta llegar a una relación más allá de la simple amistad. Eso le hizo sentir que no estaba sola. De nuevo se sentía querida, apoyada y deseada. Los años se sucedían uno tras otro y aquella vida enferma, sufría subidas y peores bajadas, pero la mujer no abandonaba, tenía esperanza y lo mejor: nunca perdió las fuerzas. Y según iba pasando el tiempo, aquella hermosa relación dejó de ser tan bonita, porque las cosas

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sólo son maravillosas al principio. Ya nada era igual, pero seguía contando con lo más valioso en el ser humano: el apoyo y la amistad. Eso era lo más importante, aunque ella seguía echando de menos los bellos momentos donde su mente se liberaba y los cuerpos se cubrían de fantasía. Y después de todo, ¿qué había cambiado? Nada, seguía en el principio, como cuando tuvo que seguir adelante con sus pocas fuerzas después de una llamada. Sus verdes ojos estaban secos de tanto llorar. Y ahí estaba ella ahora en una conferencia, que según su buena amiga, le iba a venir de maravilla, porque según decía: le faltaba autoestima. Y ella la miraba en silencio. Acabada la charla, el ruido de las sillas y las voces de la gente, sonaron en el amplio salón. Unos se acercaban al conferenciante para saludarle y felicitarle, otros hacían corrillos comentando sus propias versiones, y las dos amigas salieron hacia los aseos situados en el pasillo. De pronto ella se sorprendió a sí misma sonriendo mientras se colocaba el pañuelo del cuello y corregía su maquillaje lentamente. En el espejo no se reconoció. Se encontró con una mujer inesperada. Una que tendría que conocer muy bien… ahora que iba a empezar de nuevo.


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Otra vez Gricel (séptima entrega), por Roberto Langella Esta novela está inspirada en la historia real de amor que vivieron José María Contursi (1911—1972) y Susana Gricel Viganó (1920—1994). Contursi fue uno de los poetas de la era de oro del tango, quien entre otras canciones, compuso Gricel, el tema central que le dedicara a su musa. Gricel pertenece al repertorio clásico del tango argentino. Esta historia no pretende ser más que un homenaje a esta historia de amor, por lo que no se deberían buscar precisiones históricas demasiado exactas. Del mismo modo, los nombres de los personajes reales fueron cambiados. También, deseo agradecerle a mi amigo Horacio Otheguy Riveira, por el tiempo dedicado a la corrección de este trabajo, y por sus observaciones siempre oportunas. R. L.

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ricel preparaba su pequeña valija en el dormitorio, cuando entró

Dolly. —¿Quién vino ayer?—. Le preguntó en un tono, en que parecía que más que esperar una respuesta, la exigía. —¿Ayer? Ah, un amigo de mi papá. —Ese cuento está bien para mi vieja. Decime quién vino… ¿Federico, no? Gricel la miró un momento. —Creo que te buscaba a vos, pero… —A mí siempre sabe dónde encontrarme. Te quería ver a vos. ¿Qué te dijo? —Nada… Pasaba por aquí, y se le ocurrió saludarme… Dolly la miró con desconfianza. —Cuidate, es un tipo peligroso. —¿Un sábado?, ¿sos loca?; los sábados va con su novia y su familia a una isla del Tigre, sin ninguna excepción. Por eso me extraña que se haya tomado la mañana para venir a verte. Gricel se encogió de hombros.

—Mi tren sale en unas horas. —Si está en sus planes verte, lo va a hacer. —Y vos, ¿cómo sabés tanto de él? —Aquí todas sabemos de él. Él nos enseña. —¿Qué?, ¿es un mujeriego? —Incondicional. Las usa y las tira, salvo a Irene, su novia. Es la hija de un industrial forrado en plata. Irene es el ―búnker‖ de Federico, su cuartel de invierno, después sale de caza. Mirá lo que le hizo a Azucena. —¿A quién? —A la loquita esa que estaba el otro día en El Águila, la que te habló de los signos astrológicos. —¿Qué le hizo? —La dejó que se enamore. —A lo mejor no estaba en él… Dolly se le quedó mirando. —Te picó el bichito, ¿eh? Suerte que te vas pronto; por tu bien, te lo digo. Gricel la miró entonces, entre desafiante y altanera. — ¿Y vos qué? —¿Yo?—. Entonces le hizo un guiño, con suficiencia. —No piba, yo no me enamoro.

También iría Cirilo Gómez a despedir a Gricel, a la terminal de Retiro. El andén y el tren se hallaban ya colmados. A la chica le tocaría viajar en el último vagón del ―Rayo de Sol‖, por lo que enseguida se vería distanciada de Dolly y Cirilo, asomada por la ventanilla, viéndolos quedarse en el principio del andén. Entonces se abocó a buscar entre la muchedumbre, entre las caras, buscó con desesperación. Y cuando ya comenzaba a convencerse de que él no estaba allí, saliendo ya el tren del andén, lo vio ahí parado, en la punta del andén, un poco más atrás de Dolly y Cirilo. A Federico, que se quitó el sombrero y se le quedó mirando. Gricel asomó medio cuerpo entonces por la ventanilla, y la pareja quedó mirándose, separándose, sin gesto alguno, sin mediar palabra.


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En Capilla del Monte, febrero de 1935.

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Isabel le pareció extraño que Gricel trajera tan pocas cosas que contar de Buenos Aires, pero conocía a su hija, y sabía que iba a hablar cuando tuviera ganas. Gricel durmió profundamente, la primera noche de regreso al hogar, luego de semejante viaje, y al otro día se levantó a reanudar sus actividades habituales. Ahora se hallaba sentada al pie del árbol, acariciándole la cabeza a ―Galli‖, que se había echado a su lado, mientras ella mordisqueaba la punta de su crucecita de plata, la que le colgaba del cuello.

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De pronto, un paquete de correspondencia cayó entre sus piernas. Alzó la vista y vio el rostro enojado del chofer que lo había traído. —Hacen dié minuto que le ando meta tocar bocina. No vuelva a ‗cerme esto, Gricel, pensé que andaría enferma. —Disculpe, no lo oí—. Dijo la chica, levantándose. El hombre se sonrió. —―Cabecita de novia‖—. Dijo, y se fue. Y ya Gricel iba a llevar la correspondencia a la hostería, cuando llegó Carlitos Hernández, el nuevo cartero. —Buenas, parece que va a hacer lindo día, hoy—. Dijo, entrando. —No venga tan temprano—. Le reprochó Gricel. —Me gusta seleccionar la correspondencia. El muchacho se quitó la gorra.

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—Si quiere, le ayudo… —No. Hágalo usted, ahora. Si hay algo para nosotros, déjeselo a mi madre. —Bueno… Buenos días, señorita. —Chau. Al mediodía, Gricel dijo no tener apetito, y estar todavía cansada del viaje, por lo que se fue a su cuarto a improvisar una siesta. Pero ya en la cama, no pudo dormir. Dejó pasar las horas, con la mirada fijada al cielo raso, y después volvió a la estación de servicio. Estaba llenando el tanque de nafta de un auto, cuando vio venir a su padre. —Gricel, se te háceno tarde per la clase di piano—. Le dijo. La chica hizo un gesto de fastidio. —E, ¿ma per qué esa cara? Si va a clase di piano e perque tú quiere ire. E, ma, cha sábeno lo que io razona rispecto a la responsabilitate qui uno toma in la vita… ¡E, ma fíjate in lo que hace, pipirola!—. Dijo al ver que la chica derramaba el combustible, ya rebasado el tanque. —Va, va, va. Va vía, décame a mí. Gricel dejó todo, y fue a limpiarse y a buscar su cuaderno pentagramado al cajón del mostrador de la hostería. —Qué raro, Gricel, que no entre corriendo—. Dijo uno de los parroquianos. Isabel miró un momento a su hija. —Me parece que en Buenos Aires alguien te debilitó el corazón a vos—. Le dijo en un tono para que solamente ella escuche. —No, mamá, ¿quién?


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—Eso solamente lo sabrás vos. ¿Qué tiene de malo, después de todo? Gricel chistó fastidiada, y luego salió de allí. Fue a tomar su clase de piano, pero doña Haydée, la profesora, prefirió devolverla a casa antes de tiempo, ya aburrida de oír errar a Gricel en los acordes, cuestión a la que no la tenía acostumbrada, pues hasta ahora había sido una alumna muy aplicada. La chica decidió tomarse todo aquel tiempo caminando por las calles del pueblo. Al cabo fue a sentarse a un banco de plaza, a meditar sus cuitas. Se decidió a olvidarse de Federico Gonzálvez, dado que no tenía sentido seguir dándole vueltas al asunto. Se dijo que había sido una buena experiencia conocerlo, al vivir por primera vez el llamado de las hormonas, con esto —creía— había aprendido el parámetro con que debía elegir a su hombre. Acarició su cruz de plata, y se prometió que ese sería su cinturón de castidad. Cuando encontrara al hombre que le obnubilara la razón, como lo había hecho Federico, entonces se la quitaría. Pensaba en todo esto, cuando vio venir, cruzando la plaza, a la hija del boticario, junto a la hija de la maestra. Al verla, las chicas eligieron, para sentarse, un banco cerca de ella. —Es como te digo—. Le decía la hija del boticario a su compañera. —En el concurso de Punilla se va a hacer justicia. No es posible que el mismo accidente ocurra dos veces.

Lo dicho por la adolescente contribuiría también a que el genio característico de Gricel terminara de retornarle al cuerpo. Ya no iba a desoír al claxon del ómnibus, cuando traía correspondencia, ni perdería otra vez el apetito, ni derramaría más la nafta, ni erraría más los acordes en el piano. Está segura. Se levantó del banco y se fue, sin volver la vista atrás. Ese año Gricel fue también ―Miss Punilla‖, y al año siguiente perseguiría a la hija del boticario hasta la capital de la provincia, donde se iba a ganar el cetro de ―Miss Córdoba‖, y entonces ya sí, satisfecha, se retiró de la vida de los certámenes de belleza, abandonando con gloria la cacería sangrienta.

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as últimas secuelas de la onda expansiva que desató la gran crisis económica del ‘30 terminaron por debilitarse y desaparecer este año, con lo que hubo un desahogo notorio para la población, por lo menos en nuestro país esto fue así, iniciándose una etapa con características propias a su naturaleza. Por decir, los envoltorios de los jabones de tocador regalaban casas, y las marquillas de cigarrillos, automóviles. Todo el mundo daba premio y se estableció la costumbre de la ―yapa‖, obtener algo más por el precio de lo que se compraba. Desde 1936, esta costumbre se extendería por dos años más. El 11 de junio de 1935 terminaba en el Chaco la guerra con el Paraguay, con lo que el canciller argentino, el Dr. Saavedra Lamas, es

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distinguido con el Premio Nobel de la Paz. El día 24 de ese mismo mes se accidenta en Medellín, Colombia, el avión en el que viajaba Carlos Gardel, en el momento del despegue, al chocar contra otra máquina que estaba estacionada, muriendo el cantor junto con sus acompañantes. En el sepelio, la muchedumbre que conformaba el cortejo recorrería la calle Corrientes angosta en toda su extensión, desde el Luna Park hasta el cementerio de la Chacarita. El 23 de julio muere asesinado el Dr. Enzo Bordabehere en un atentado contra el legislador Lisandro de la Torre, en el Senado de la Nación. El 17 de noviembre, en la Plaza de las Mercedes, Córdoba, radicales y conservadores desatan una verdadera batalla campal, tiroteándose con armas largas, resultando muertos tres comisarios, dos agentes y un civil.

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ricel siguió trocando piropos por sonrisas, con los choferes y parroquianos, y sus lecciones de piano sonaron tan afinadas como de costumbre, en los años sucesivos. La chica comenzaba a velar las armas con las que procuraría ser feliz.


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La mujer en llamas (capítulo 9), por Horacio Otheguy Riveira

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adrid sale del invierno y entra en la primavera para homenajear a la insólita pareja del doctor y su secretaria. Una brisa primaveral acaricia sus cuerpos desnudos en pleno mediodía. Marcial duerme profundamente. Rosa le mira. No necesita cerrar los ojos para imaginar el retorno de esa boca que la ha recorrido con sabiduría, intensidad y delicadeza, según las pausas y las ondulaciones sucesivas. Su propia mano reaviva la pasión y le ayuda a recordar todo lo demás; algo extraordinario, para nada parecido a sus pocas y aburridas relaciones; desde luego nunca había sido homenajeada de esta manera, y ahora, a medida que crece en su solitaria excitación intenta aprehender algo de lo experimentado, pero no logra invocar esos labios que una y otra vez se han paseado por su cara, su cuello, sus pechos y su sexo que con tanto esmero lo había preparado; lo aseó cuidadosamente y luego lo rasuró de un modo especial, a base de teñidos de ligeras tonalidades, según las indicaciones de una serie de estilos presentados por la revista Intimity: ―Haz que tu Monte de Venus resulte inolvidable‖, y lo remiró con espejos de diferentes tamaños hasta dejarlo óptimo, como si lo hubiera llevado a la peluquería para noche de gala. Ahora se deleita viendo dormir a su ídolo con su pene en stand by, reposando como un sultán entre dos almohadones, su campeón tantas veces reclamado en vano, mientras ―la eficaz señorita Rosa López‖ resistía como una dignidad a toda prueba, a sabiendas de que

iba por ahí en busca de chicas de alquiler. Incluso llegó a seguirle para esperarle en la calle, sin salir del coche, con su vianda de sándwiches y refrescos, y todo para ―verteee salir del malditooo lupanar sin mí…‖, como dice la ranchera de Mariela Jimenita, y cuánto le tranquilizaba al volver a verle horas después, acabado el miedo a que le diera un infarto en plena faena ―con una de esas salvajes‖. “Qué hermosura de hombre. ¿Cuánto más tardará en conquistarme a mí?‖, se decía entonces, ―y ahora cuánta otra cosa es, en cuánta otra cosa se ha quedado, miren si no es un desafío de la naturaleza, completamente vencido a fuerza de tomarme como si fuéramos los únicos supervivientes de una catástrofe, náufragos de una isla; pues no quiero que cambie la cosa, así que tengo que mantenerle fortachón con otra dosis del té de las montañas de Guangzhou; otra dosis en cuanto despierte; no tiene aroma ni sabor, se adapta a todo, ya me lo habían dicho en el barrio chino de Londres; qué espectáculo maravilloso con santísimas cajas de ese producto para esti-

mular a los hombres; ―quiero el mejor‖, le dije al empleado, y me consiguió el milagroso bebedizo que yo puse a buen resguardo durante dos años, jajaja, pero, bueno, qué dices, ¡qué pregunta! ¿Que si ya entonces lo compré para estrenarlo con Marcial? Deja, Rosa Rosae, deja, ni a ti te puedo decir ese secretísimo, tontorrona, Rosita la tontorrona, hala, que ya mismo me pongo en marcha para prepararle su desayuno preferido de sándwich caliente de pan integral con jamón serrano, rebanadas finas de tomate con orégano y rodajas de huevo duro todo sazonado de pimienta blanca‖. Sólo se viste con la camisa de Marcial, y aspira profundamente el olor reinante en la habitación, igual al tantas veces descrito en algunas novelas, y cierra la ventana para secuestrar el aroma lo mismo que a él. La ansiedad le hace ir deprisa. Ha de prepararlo todo con la mayor rapidez posible. No sabe en qué estado despertará después de todo lo ocurrido, y necesita que tenga deseos de quedarse, ―no sea cosa que


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aproveche una distracción y se haga humo; no sé, una torpeza mía y me entretengo con la cafetera y los panes, o en el cuarto de baño mientras me ducho, no, de eso nada, he desistido de ducharme, quiero continuar impregnada del muy bandido‖. Orina con la puerta abierta, pendiente de sus movimientos de la cama, de sus encantadores ronquidos, y corre a prepararlo todo y continuar soñando con este encuentro fantástico en el que se considera ―la mujer más deseada del mundo, la reina del planeta, déjate de chorradas, no seas estúpida, quita del dormitorio toda su ropa, escóndela, y así no habrá peligro de que intente escaparse, no sé cómo no se te ocurrió antes, y ahora sí, ponte el delantal, esmérate en la cocina, no hagas caso de que el doctorcito murmure el nombre de su esposa entre sueños, ya se le pasará, y pon en práctica lo que leíste en los libros de autoayuda: Vive el momento y deja de pensar en las averías de tu vida‖. Legaré ronca más fuerte, tose, habla raro entre sueños, y ella vuelve corriendo al dormitorio, de puntillas con los pies desnudos que su doctor besó a las 4,45 de la madrugada, antes de emprender una nueva caravana de besos cortos. Después del

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ronquido cambia de posición y sigue durmiendo. Suena el móvil de Rosa. Llaman de la oficina y lo suelta sobre el sillón como si le hubiese mordido. Palidece. Se sienta a punto de desmayo. Había olvidado por completo esa responsabilidad. Se dice que se ha vuelto loca, que cómo se le ha ocurrido hacer desaparecer al médico tan pronto, por afán de aprovechar la gran oportunidad, claro, y ahora resulta que vaya a saberse por qué los directivos que le echaron lo quieren contactar, ―Señorita López, el doctor Legaré no responde ninguna llamada de sus cuatro teléfonos, y su abogado Lamartín Luna dice no saber nada, y tampoco sabemos nada de usted que nunca ha faltado sin previo aviso. Llámenos. Es urgente‖. Tendrá que responder la llamada cuanto antes, porque lo mismo son capaces de avisar a la Policía. Pero de momento es otra la emergencia, la ansiedad corre por su piel como por su mente a igual velocidad, dejando en el camino cualquier

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otra cosa diferente a este placer inmenso de ir y venir pensando en él, sin poder evitar volver a mirarle, confirmar que está allí, que no puede dejarle escapar, y qué bueno sería aprovechar sus conocimientos de enfermería y darle una inyección con una buena dosis del té de las montañas de Guangzhou; le besa delicadamente en la frente y en los labios, él se mueve, y en su movimiento cambia de posición, y con él también se mueve el sultán que tiende a despertar en toda su grandeza, y un olor a quemado lo invade todo: ―Cielos, se está quemando el pan tostado y los huevos se han roto, por Dios qué haces, Rosita, te miro y no te reconozco, estás hecha una Mata Hari, una odalisca en estado de palpitación constante… Ahora es un plato incomible, tíralo todo y empieza de nuevo. Cálmate, cuenta hasta cien y evita una catástrofe, Rosita, y no atiendas ese maldito móvil, no lo atiendas hasta que sepas qué vas a decir‖.

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penas hay movimiento en el parking del Gran Hotel Las Rozas. Continúan dentro del coche. Eloísa permanece extasiada escuchando al chico que habla nervioso, atropellado como un adolescente en su primera cita.


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— Nunca me canso de oír La Traviata y tengo dieciocho versiones en audio y siete versiones en vídeo. Es como una enfermedad a ratos malsana, y es que Alfredo Guermont es un desgraciado dominado por su padre, que es como decir por la burguesía en la que vive, la de aquella época de 1853, y aunque al final se arrepientan padre e hijo a los pies de Violeta moribunda, fueron ellos quienes la fueron matando, despreciando a la cortesana que los hipócritas burgueses disfrutan, y acabó enfermando de soledad y desesperación. Alfredo es un tipo infame, un blandengue, por mucho que esté justificado por su clase social y su época. Y para mí es una obsesión volver a escucharle y a verle, como si pudiera cambiar el curso de la trama con mi presencia, transformándome en él y convirtiéndole en un héroe que traiciona a su clase y salva a su desdichado amor. Cada vez que la escucho guardo la esperanza de cambiar el rumbo de la tragedia. Sueño con sus arias y me emociono con Violeta, tan hermosa, tan libre y luego tan desgraciada. Siempre como si fuera la primera vez. ¿Usted cree que tengo un karma terrible, un karma alucinado porque entro en éxtasis con esta ópera? Sus manos están en el respaldo del asiento sin atreverse a hacer el menor movimiento. Pero son las manos de ella las que se adelantan y se las coge como si fueran novios ante un raro altar. El rostro deformado por el llanto y la calidez de sus manos hacen que Alfredo se obligue a cerrar los ojos y sentirse pleno como si recibiera el cuerpo desnudo de la extraña pasajera. Y además le fascina escucharla hablar en voz baja, como en un susurro. — ¿Un karma? ¿Como los de Verdi? Dicen que es el

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más maravilloso retratista del fracaso y de la muerte. La belleza de lo terrible. Tienen anónimos espectadores entre los que vienen a buscar sus coches, y los que dejan sus autos aparcados. Les llama la atención la combinación de esa pareja, imaginan que se trata de una dama que llora por culpa de un cruel muchacho que besa sus manos como si fuera su boca. Los labios ardientes de quien nunca ha estado con una mujer porque la estuvo esperando a ella sin saberlo. — ¿Has puesto un concierto de piano? — No. No hay música ahora. — ¿No escuchas un piano? — No. — Un piano, así como a lo lejos, un piano dolce luego un pianoforte, y un olor a playa de pescadores y un ambiente extraño de serenidad con amenaza de tormenta. Discúlpame, no puedo dejar de llorar. Y en el beso lento y suave que recorre sus labios ligeramente abiertos, levemente húmedos, Eloísa libera sus manos y le toma la cabeza, y el mundo desaparece alrededor, se siente volar y en el vuelo se deja besar con la torpeza

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de un amante ciego de deseo. Hace el esfuerzo de detener su ímpetu. -Aquí corremos peligro, necesito que me lleves a un lugar seguro. Contra la pared, un abrazo largo en el que el miedo y el placer se unen para renovarles la energía antes de volver al coche y entrar en una carretera secundaria y hacer suya la noche en que Alfredo Guzmán hará lo imposible para ser el héroe que su Violeta reclama, mientras Eloísa le aprieta suavemente la rodilla derecha: tocándole consigue borrar imágenes angustiosas en un extraño cabaret con mar al fondo. Continuará


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Se me cayeron las alas (parte 30) A la memoria de Eduardo Daniel Melgar

#532 08-dic-2010 1:17 Edith Sztychmasjter No se si corresponde pero a pedido de Roberto le contesto desde este Foro: ME ENCANTA verlo como "el simpaticón de la semana", está muy bueno...llegará el momento de conocerlo personalmente, ¿si? También me emocionan sus artículos favoritos, ¡adelante! Un cariño grande. #533 08-dic-2010 1:54 Roberto Langella Gracias, amigo; y sí, hubo que pegarme una retocada con el potochop, sobre todo les costó hacerme sonreír, siendo que creo que las cámaras fotográficas nos roban el alma. #534 08-dic-2010 2:22 Orlando Ampuero Sí, se nota que tuvo el chiste guardado, porque ya lo usó dos veces en cinco minutos. Hablando de eso, ¡Cómo nos traiciona la contemporaneidad! Eso del robo del alma, yo también lo sé del D'Artagnan o de El Tony, no estoy seguro. #535 08-dic-2010 3:37 Alma Delia Chávez Rojas ¡¡¡Furiosoooooooo!!! Qué alegría verlo de nuevo, yo pensé que andaba con las teutonas goce que goce, pero

qué bueno que nos acompaña... todavía quedan lugares VIP. Yo diría que empezáramos -cual cofradía- a recibir a los nuevos y pasarlos por una adecuada iniciación. Al salir en la tarde alcancé a ver que estaba en los cuernos de la luna el Señor Capitán Don Beto y me dije: en la nochecilla cuando entre le daré las felicitaciones y le diré que en la foto salió re bien. ¿¿¿Cómo se siente cap??? ¿¿¿nos va a dar un discurso???, díganos unas palabras... Yo ya estuve en portada por ahí por agosto, dígame que me vio, dígame que me vio. Edith, qué bueno que te pasas a incluir en este foro, bienvenida, espero que nos visites más seguido. #536 08-dic-2010 4:53 Orlando Ampuero Hola, Almita. Bueno, yo me he visto reflejado (2 veces) en la publicación del capi, durante mi ausencia, y también fui retado por la patrona, junto con Melgar, por estar perdiendo el tiempo, en la última página. He sido nombrado varias veces en este hilo, así que me siento extrañado, y eso me pone bien. Las teutonas son terribles: les gustan los morochos. El problema es que a las morochas también les gustan los morochos. En cualquier momento me tiro un rato en el campo, justo bajo el agujero del ozono,

que es argentino y aún no está privatizado, a ver qué pasa. Lo de la foto del capitán Beto no vale: es todo química, no es real. Aparte se nota que se maquilló y todo, así cualquiera. #537 08-dic-2010 10:23 Simón Domínguez Barahona ¡¡¡Aaah, no, pues!!! ¡Mister semana!, mírenlo pues... felicitaciones don mister capitérico... Qué bien que regresa don furioso (que hace bien refrescarse) y si pues así nos han salido las europeas, mi esposa que es de las frías noches de Moscú, es igualita, y que no me oiga que me ha de lanzar una perestroika y eso duele. Yo creo que el maese debería dar un discurso de felicitación al capi, aunque capaz que se hace otro debate por eso (¡¡¡excelente!!!). Y lo de las faltas de ortografía, pues no lo sé, eso es algo tan mío que hasta me da penita deshacerme de él... Quizás sea bueno seguir los pasos de un gran escritor que dijo "el día en el que tenga buena ortografía dejaré de ser escritor". Cortázar, creo que era, pero no me acuerdo bien así que no me crean.... El humbertista debe conducir su energía gástrica por los siete chacras de los entretenimientos entre los que se diluyen clarcs kenes y gli (que,


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que será, nunca he visto). El humbertista como rito de iniciación deberá saltar la rayuela con los ojos vendados y sosteniendo firme y con gracia un tazón de arvejas felices, y en la otra mano un Tarot con la primera carta vuelta hacia el cielo, ¡y debe ser la del loco!

gos, con el chambergo ladeado y las nazarenas recién afiladas, para no dar ventaja. En una mano el smartfon, y en la otra la guacha sobada en grasa de chancho. Las riendas no las uso, porque le puse un gps al pingo, y se maneja solo, que por eso vivimos en democracia.

#538 08-dic-2010 12:58 Eduardo Daniel Melgar Don furioso... Se lo extrañó y ahora regresa invicto. Los ratones de campo ya se habían ido porque creían que venía la inundación, ¿qué me dice del capitán Beto, amigo, con su foto simpática? Ha completado el curso "Cómo ser simpaticón en tres clases", a mí me preocupan estas transformaciones, ese halo oscuro es en realidad de color rojizo y el bigote canoso, ¿o es el rebote del flash? Le brillan los ojitos con una libinosidad azteca, creo. Mire, Don furioso, lo que se pierde. Pero siga por acá, se lo necesita y extraña. Usté vio que don druida tiene siete chacras, es terrateniente también, como vosé. Gente de campo que no abunda, y se dice que Siberia es parecida a la Pampa. En fin, bienvenido al foro otra vez.

#540 08-dic-2010 13:29 Orlando Ampuero Si me dice que el capi de Spinetta es "simpaticón", me vienen reminiscencias del viejito Blotta (capo total), que era especialista en palabras terminadas así. Y sí, ya lo estoy diciendo, hay manoseo tecnológico en esa foto, para mí que es el brillo del alma que se le está escapando en ese momento (por los ojos). Lo increíble de todo esto es la reacción del mujeraje: están todas arreboladas alrededor de la fama de este muchacho. Después te dicen "yo te quiero como sos", ¡qué mentirosas! Vamos a ver si lo siguen en su desbarranque, una vez que la vida, como siempre, le arrebate la efímera gloria, como siempre nos hace la muy traicionera. Ahí se va a dar cuenta, como dijo uno de nuestros campeones morales, que cuando toca la campana ni el banquito te dejan. Sólo le quedaremos usted y yo, como siempre, como corresponde, como lo indica el código. No importa, hay que seguir viviendo, y escupir en la raya, para que acepten la revancha, y volverán las alegres golondrinas.

#539 08-dic-2010 13:06 Orlando Ampuero Gracias, don Melgar. Ahí me encuentro, a la espera del grito de ¡¡¡laaargaronnn!!!, con mi zaino parejero, completamente enjaezado con toda la platería de fiesta patria, y la ropa de los domin-

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#541 08-dic-2010 13:39 Orlando Ampuero El druida se hace el druida, pero estoy seguro que tiene una cabaña de cría de toros de lidia, y este año no pudo ganar las licitaciones. Por eso está enojado. Y bueno, el Kapitalismo es así. Por otro lado, debe estar enloquecido de la ansiedad, porque Almita no le dio mejor idea que la de hacer videos-nota. Ya debe estar en la etapa post-producción y editado, el hombre. Alma, no deberías jugar así con las esperanzas y sueños de la gente. Duele.


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Un cuerpo que lo expresa todo, por Guillem de Rubenhor

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a gran escuela británica de interpretación dramática encuentra en Tilda Swinton una personalidad atípica con un cuerpo y un rostro fuera de lo normal, con el que es capaz de expresar un impresionante abanico de sugerencias en todos los campos, el erótico, el policiaco, el drama desgarrador o la comedia dramática elegante en ambientes burgueses. Una actriz excepcional que además se las ingenia para trabajar la mayoría de las veces en películas independientes o de la gran industria, pero al margen de todo convencionalismo, como por ejemplo, la ejecutiva feroz que

entra en una gran crisis neurótica, en Michael Clayton, de Tony Gilroy, 2007, junto a George Clooney; o en Julia, de Erick Zonca, 2008, donde con aparente facilidad pasa de encarar borracheras espantosas, alegrías exorbitantes, dramas lacerantes, ternura a raudales, candorosa sensualidad y de pronto una sexualidad desbordante; o la más reciente, Sólo los amantes sobreviven, en la que con su pareja —Tom Hiddleston— decide ser una eterna vampiro aislada de la sociedad, disfrutando del conocimiento de los fenómenos culturales más importantes de la historia…

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pasionantes y paradójicos personajes, que, como en el de The Deep End, 2001, de Scout McGehee y David Siegel (en España: En lo más profundo; en Argentina, El precio del silencio), se construyen en su mayor parte desde el interior de un rostro y un cuerpo que no responde a ningún canon, a ninguna fórmula estereotipada, con una capacidad inusual para el desarrollo gestual de sus encontradas emociones.


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Una madre aislada, una mujer sola

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na casa junto a un lago es el inquietante ambiente en el que transcurre la mayor parte de la acción de la película. Un lugar común del cine de suspenso y de terror para acosar a una protagonista femenina. Pero aquí se terminan los tópicos. Ya desde la primera imagen percibo un ciclo vital diferente: una calle, un coche plateado que avanza hasta pasar a mi lado y dejarme ver a Tilda Swinton de espaldas llamando a una puerta. Le abre un muchacho con el torso desnudo. Está nerviosa, asustada: emociones contenidas en su rostro pétreo, mientras recorre un bar extraño, club privado de hombres donde se sospecha el problema que la trae hasta allí. En cuanto aparece el tipo por el que pregunta, salta el tema principal de la película: ―Vengo a pedirle que se aleje de mi hijo, que deje de verlo‖.

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partir de esa frase, todo el circuito de la historia gira en torno a la necesidad de proteger a su familia con un marido ausente la mayor parte del tiempo, ingeniero en un portaaviones, llamadas telefónicas insatisfactorias, y el adolescente atraído por un hombre mayor, canallesco, seductor profesional que no sólo no le hace caso a la mujer sino que visita la casa, intenta volver a seducir al chico en la madrugada, pelean, el pibe comprende que su madre tiene razón, quiere desembarazarse del amante, y éste muere por accidente.

Angustias en el paraíso

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n cadáver al que ella se ocupará de enviar a lo más profundo del lago.

Un cadáver sobre el que no habla con su hijo, el silencio es presa de toda la relación, como el miedo de la madre de que la policía, el pueblo, y su marido vean el vídeo que pronto le trae un atractivo muchacho. Un vídeo donde se reproduce con todo detalle la relación sexual del chico con su amante. Le piden dinero. Chantaje crudo y duro. Las palabras sobran. Los gestos abundan. Buscar esa cantidad es entrar en un laberinto burocrático. El chantajista se apiada. Todo crece y se desarrolla a través de gestos contundentes, miradas, cuerpos que se desafían y se buscan, la víctima y su chantajista podrían conformar una pareja apasionada, capaz de hacerse el amor entre gritos de satisfacción y lágrimas liberadoras después de muchos años de soledad y angustia, pero no irán más allá de unos labios a punto de tocarse… Aunque, eso sí, la fortaleza de los supervivientes será absoluta. Como absoluta la confianza en que esta película se quedará en mi memoria como un retrato perfecto de emociones tan silenciadas porque es en el silencio donde mejor se consolidan las acciones definitivas, el aroma fantástico de la piel de Tilda Swinton interpretando a una mujer desolada que no juzga el comportamiento de su hijo, sino que ansía protegerlo ―de un padre que no sería capaz de comprenderle‖, y protegerse a sí

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misma de la imperiosa necesidad de ser amada en ese paraíso donde aparentemente nunca pasa nada, con su espléndido bosque, su maravilloso lago…


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Micromachismos: El poder masculino en la pareja “moderna” (6º parte), por Luis Bonino

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ste artículo está dedicado especialmente a los varones que están intentando revisar, rebelarse y denunciar los códigos machistas en los que fueron entrenados y que se están esforzando para lograr igualdad con las mujeres. Pretende ser un llamado a seguir profundizando en la reflexión y autocrítica sobre los propios comportamientos, aplaudiendo los propios logros en el camino hacia la igualdad, pero sin olvidar que queda aún mucho por recorrer. Es un aporte realizado desde la convicción que los varones no debemos anclarnos en lo ya conseguido ni sobrevalorarlo, que junto a nuestros deseos de cambio también hay resistencias, que la autocomplacencia es mala consejera, que es necesario ver los nocambios que existen dentro del proceso de cambio. Y que la igualdad real solo es posible si los varones detectamos y desactivamos todos los obstáculos y resistencias—grandes y pequeños, propios y sociales, cotidianos o no—que se oponen a ella. Luis Bonino. Psicoterapeuta y Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina, de Madrid. www.luisbonino.com luisbonino@luisbonino.com (Tomado de Voces de Hombres por la Igualdad, compilado por José Ángel Lozoya y José María Bedoya. Editado por Chema Espada).

De la defensa del statu quo a las coacciones

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a tercera categoría de mM es la de los mM en crisis, que se utilizan en períodos en los que el estable desbalance de poder en las relaciones de pareja entra en crisis y se desequilibra en dirección a una mayor igualdad, tanto debido a un aumento de la autonomía femenina como por una disminución de la sensación de control y dominio del varón debido por ejemplo a razones de pérdida laboral o de limitación física. Generalmente estas situaciones de cambio se acompañan de reclamos por parte de la mujer de mayor igualdad en la relación. El empleo de estos comportamientos tiene por objetivo evitar el cambio de statu quo, retener o recuperar poder de dominio, eludir

el propio cambio o sosegar los propios temores a sentirse impotente, inferiorizado, subordinado o abandonado (que, son algunos de los típicos temores con los que los varones, desde la socialización genérica, suelen reaccionar ante las relaciones igualitarias con las mujeres). Estos mM son eficaces no solo para impedir que la mujer sea más autónoma o para evitar sentirse dependiente de ella, sino también para impedir los reclamos de ella respecto de la necesidad que él también cambie modificando sus hábitos. El varón, al sentir que pierde poder de dominio (y por tanto seguridad), puede utilizar específicamente estos mM u otros de otras categorías, aumentando su cantidad o su intensidad. Suelen utilizarse frecuentemente en una secuencia determinada, según la capacidad de resistencia de la mujer frente a la presión masculina hacia el no

cambio. Ejemplos de uno de los primeros y uno de los últimos utilizados en dicha secuencia son los dos siguientes: 1)

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Resistencia pasiva y distanciamiento. Ante mujeres que están acrecentando su autonomía, estos mM son de gran efectividad. Su característica es utilizar diversas formas de oposición pasiva y abandono con el fin de debilitar las fuerzas que la mujer está utilizando para realizar la experiencia de aumento de su autonomía. La frase: “tú sabrás qué hacer” (con tus tareas domésticas si vas a trabajar) es una buena síntesis de estos comportamientos. Darse tiempo. Este mM se realiza cuando


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en el momento de reacomodo del vínculo el varón percibe que la mujer ya no se deja manipular y exige inflexiblemente un cambio de su parte. Ante dicha exigencia él formalmente reconoce la validez de dicha exigencia, pero postergando y alargando el tiempo de comienzo de dicho cambio hasta que haya algo que lo obligue (en general, el hartazgo femenino o un ultimátum de separación). Con esta maniobra se manipula el tiempo de la respuesta al pedido de cambio intentando dilatar la situación de injusticia en la pareja. En un claro ejercicio de imposición y dominio en tanto obliga a la mujer a aguantar y a someterse a los tiempos y deseos del varón, que es quien conserva el poder de decisión del momento de comenzar un cambio (o de reconocer que no quiere o no puede hacerlo). Si la mujer no tiene claridad y firmeza en sus propuestas, con este comportamiento puede sucumbir a ser ganada por cansancio, restableciéndose el statu quo. Los modos de dilatar la decisión de cambio o simplemente el diálogo, pueden ser variados pero suelen girar alrededor de las siguientes frases: Necesito tiempo, ¡ya hablaremos!, ¡ya veremos!, ¡lo pensaré! Otro modo frecuente de hacerlo es a través de la negativa a acceder a una ayuda terapéutica para el

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cambio, y si se lo hace, postergar frecuentemente la consulta antes de decidirse realmente a hacerla. De los otros varios mM de crisis se pueden nombrar también: 3) Aguantar el envite. Comportamiento ante el reclamo femenino en el que el varón no se piensa mover de su posición y aguanta “lo que haya que aguantar” hasta que ella se canse.

de un modo “directo”, para intentar doblegar a la mujer, limitar su libertad, expoliar su pensamiento, su tiempo o su espacio y restringir su capacidad de decisión. Estos comportamientos intentar hacer sentir a la mujer con menos autonomía, sin la razón de su parte, sin tiempo, espacio o libertad. Su efectividad se constata por la percepción femenina de la pérdida, ineficacia o falta de fuerza y capacidad para defender los propios derechos, decisiones o razones, lo que provoca en ella un acrecentado sentimiento de derrota. Entre ellos podemos nombrar a dos bastante frecuentes: 1)

4) Refugio en el estilo. Maniobra muy eficaz de paralizar un reclamo apelando a que no fue dicho de la “manera correcta” (según él y según lo que se espera socialmente de una “buena” mujer). ¡Si me lo pidieses de otra manera!, ¡no sabes más que chillar!, son algunas de las frases utilizadas. La última categoría con la que nos encontramos es la de los mM coercitivos. Su característica particular es que en ellos el varón usa la fuerza moral, psíquica, económica o de la propia personalidad (no la física)

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Uso expansivo del espacio físico y del tiempo para sí. Este grupo de mM se apoya en la idea de que el espacio y el tiempo son elementos que los varones pueden utilizar prioritariamente sin consultar cómo afecta a los demás este uso, haciéndolo de este modo de una forma expansivoabusiva a costa del tiempo y espacios ajenos, teniendo la mujer poco derecho a hacer lo mismo. En cuando al uso del espacio, son mM aparente banales en el ámbito hogareño, la invasión de la ropa masculina por toda la casa, la utilización del sillón del salón para su siesta impidiendo el uso de ese espacio común, la monopolización del televisor a través del adueñamiento del mando o la ocupación con las


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piernas de todo el espacio inferior de la mesa cuando se sientan alrededor de ella. En cuanto al uso del tiempo: la creación de tiempo de descanso o diversión a costa de la sobrecarga laboral de la mujer que le quita tiempo a ella (por ejemplo, utilizar el varón el fin de semana para “sus” aficiones, o postergar su llegada a casa luego del trabajo), la negación a donar tiempo para otros, o la definición como “algo impostergable” de ciertas actividades que en realidad no lo son y que lo alejan del hogar. De la eficacia de estos mM dan muestra diversos estudios sociológicos sobre la distribución del tiempo, que muestran que, en promedio, los varones tienen más tiempo libre que las mujeres (y a costa de ellas) y menos tiempo para lo doméstico (también a costa de ellas). 2) Apelación a la “superioridad” de la “lógica” varonil. Este tipo de mM es muy eficaz con mujeres que tienen un modo perceptivo o intuitivo de abordaje de la realidad. Lo característico de ellos es que se recurre a la “razón”, la “lógica” y los argumentos “válidos” para imponer ideas, conductas o elecciones desfavorables a la mujer. Son utilizados por varones que se creen con derecho a monopolizar la definición de la realidad, suponien-

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do que tienen la “única” razón o que la suya es la mejor. Quienes las realizan no tienen en cuenta los sentimientos y deseos ajenos ni las alternativas, y suponen que exponer su argumento les da derecho a salirse con la suya. Se utilizan hasta que la mujer dé lógicas razones (aunque a juicio de él ella nunca las tendrá). La obligan a tener muy en claro su propia posición y sus propias razones si no quieren someterse. Un mM frecuente de este grupo es la monopolización de la definición de la “seriedad” o no de los temas de discusión por parte del varón: ¡lo que dices son tonterías!, es la frase que la sintetiza. Existen también otros mM de este tipo: las coacciones a la comunicación, la insistencia abusiva para lograr fines (el ganar por cansancio) o la imposición de intimidad o de sexo. Cuando comencé a escribir sobre los mM coercitivos había incluido en esta categoría algunos (el control del dinero o la intimidación, por ejemplo) que ya no lo están. El trabajo social de estos últimos años en la visibilización de las formas no físicas del maltrato hacia las mujeres, ha logrado que ya puedan ser incluidos en la lista de los maltratos psicológicos.

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Efectos de los micromachismos

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unque uno a uno los mM pueden parecer intrascendentes y banales, su importancia deriva de su uso combinado y reiterativo, que crea un clima más o menos “tóxico” de agobio y mortificación, que sutilmente va encerrando, coartando o desestabilizando en diferentes grados a la mujer, atentando así contra su autonomía personal y su integridad psicológica si ella no lo descubre antes (a veces pueden pasar años hasta que lo haga), o no sabe contramaniobrar eficazmente. Los mM van creando así las condiciones para perpetuar la disponibilidad de la mujer hacia el varón, y evitar lo inverso. Una de las razones de la gran eficacia de los mM es que, dada su casi invisibilidad van produciendo un daño sordo y sostenido a la autonomía femenina que se agrava en el tiempo. Al no ser coacciones o abusos evidentes es difícil percibirlos y por tanto oponer resistencia y adjudicarle efectos, por lo que cuando estos se perciben, no suelen reconocerse como producidos por estas trampas manipulativas.

CONTINÚA EN EL NÚMERO QUE VIENE


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¿ Característica: volumen

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l sólido: el volumen propio es una de nuestras más sagradas tradiciones. Es lo que caracteriza al individuo en tanto que tal, como nos enseñó la Dra. Carrió, que sabe mucho de filosofía. El líquido: mirá, si tengo un volumen propio no es porque quiera. Si no porque todas mis moléculas hacen la misma jodita de querer irse para abajo, al subsuelo del boliche. El gas: aire, muchachos, que el mundo es ancho y ajeno, como dijo Ciro Alegría. Hasta donde

dé la atmósfera. Y si tengo mucha suerte – o muy baja densidad, como el Hidrógeno - más lejos aún.

Característica: fuerzas de cohesión

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l sólido: Moléculas de mi Patria: estamos unidas en la prosperidad como en la adversidad. En el frío como en el calor. Nuestras uniones intermoleculares son firmes y alta nuestra moral y nuestra resistencia a las deformaciones y presiones externas. El líquido: No nos une el amor sino el espanto a quedar arriba de todas, como un pavo. Nosotros somos justicialistas, señor. Juntos, sí; pegoteados, ¡nunca! El gas: Si no me meten presión no me junto con nadie.

Característica: cambio de las fuerzas de cohesión con la temperatura

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l sólido: el aquelarre vil de afuera, allende nuestro sagrado cuerpo social, no turbará nuestro bailecito limitado y casto. Hasta un

cierto límite que no deberás traspasar si no quieres traicionar a tu esencia. El líquido: yo tengo que estar con las demás, pero si siguen aumentando la música me las tomo. El gas: Soy como Pava ‗e lata. Cualquier fueguito me calienta, como a don Inodoro Pereyra.

Característica: fluidez

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l sólido: De acá nadie se va para ningún lado, tagarnas. El cuerpo, soldado, digo, el corpúsculo sólido, es así. Siempre soldado a los demás. ¡¡¡FIRRR-MESSS!!! El líquido: Soldado que huye sirve para otra guerra. Si encuentro algún agujerito -y ni te digo si es un caño-para mandarme para abajo me pido la baja por D.A.F. El gas: Yo me mando para arriba, para abajo o para donde pinte. Pero, lo que es, con mi velocidad y mi asco por los semejantes, a mí no me ves más el pelo rapado, don Sargento Espizuocco.

Característica: transmisión de las presiones

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l sólido: Así como me pasaron la presión te la paso. Verticalidad ascendente y sobre todo, descendente, je je, como decía el General. Si viene la petisa esa y me pega un pisotón con sus


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taquitos aguja te paso la presión para abajo. Si me tira una patada a lo karateka, porque le dije algo tal vez inconveniente, te la paso para el costado. El líquido: Ojalá yo tuviera la Ley del Gallinero que tenés vos. A mí me presionan de todos lados, cual técnico de la selección. Y yo, qué querés que haga, la paso para todos lados. (¡Que vuelva Diego!). Sabella, no existís. Sabella, artista, a vos te va a pasar lo que le pasó a Checho Batista. No, Sabella, era una joda. Quedate. De ayudante del Pelusa. El gas: mi destino es la libertad, pero la libertad no se logra si no se vence la resistencia de los muros que nos oprimen. Que nos impiden crecer, como decían en la película The Wall. Yo no me lavo los dientes. ¿Y quién tiene la culpa?: La Sociedad.

Característica: difusión dentro del cuerpo

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l sólido: Joven molécula sólida: no dejaremos entrar esa mancha de tinta roja que atenta contra nuestras propiedades intensivas más reconocidas. El líquido: Ma sí, mandate por los huecos y teñinos del color que se te ocurra. Pero de a poco, ¿eh? El gas: Pasá de largo, nomás. Óoolee. ¡¡¡Que sarga el torooo!!!

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Característica: evacuabilidad

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l sólido: Reconozco no ser tan fácilmente evacuable. Sobre todo cuando tengo ciertas, ejem, dimensiones. Pero vengo en varios colores. El líquido: Soy más fácil que echarse una mirada. Más fácil que decir: ¡agua va! Y quién sabe si no tengo oro en el orín, como dicen afamados alquimistas. El gas: Vengo. Y recuerda que vengo como un ladrón. Y tronará el escarmiento. Mi voz se alzará contra toda injusticia y sobrepresión para con mi sufrido pueblo de células intestinales. ¡Basta ya de luchas intestinas!

Característica: apropiabilidad

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Característica: semiótica (y versótica) económica

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l sólido: Soy la imagen que los Economistas eligen para decir que tienen capital. JUA. No por nada Capital viene de los sólidos kapiteles con que engalanamos nuestros Bancos. Y bien caros que nos salen alquilarlos. El líquido: Tendrás mucho capital y kapitel alquilados, que si no tenés líquido no existís, fierita. Y líquido es el que puede hacer el voy-vengo, vengo-voy. No esos kapiteles que no se los encajás a nadie. El gas: me condenan al triste papel de ser una simple burbuja financiera. No es justo, Señor. Yo también tengo un peso. O un dólar. Digamos, 1,3 gramos por litro (a T.P.N.)

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l sólido: Soy reapropiable. Si te comprás un mate y le hacés grabar ―María Julia‖ nadie va a tratar de quitártelo. Salvo que te hagan juicio. El líquido: JA. El otro día me vinieron con que esta parte del mar era de ellos. Les dije: anótalo en el agua, boy. El gas: No hay manera de venderme. Seguro que es falta de marketing, como dijeron los de ―La Oxígena‖. Pero yo tengo mi venganza: nadie me puede comprar, pero cualquiera me puede ensuciar. Y ojo a lo que dijo Carlitos Marx: no es lo mismo precio que valor.

PARA COMUNICARSE CON EL AUTOR ESCRIBIR A maria-

noliebanabiog@hotmail.com.


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ñ ( T o m a d o d e “ A s t r o l o g í a y C i e n c i a s A d i v i n a t o r i a s ” . B i b l i o t e c a B á s i c a M u l t i m e d i a . F . G . E d i t o r e s . M a d r i d , 1 9 9 8 ) .

TABLAS DE SIGNIFICACIÓN ONÍRICA (segunda parte) ARAÑA: Soñar con arañas es un claro indicio de que las dificultades de la vida apenas serán notadas por el soñante. También es señal de éxitos inesperados, especialmente en el terreno profesional y afectivo. No obstante, y desde una perspectiva universal, los estudiosos del mundo onírico interpretan las imágenes de las arañas en los sueños dentro del apartado genérico de los insectos y, en tal sentido, las asocian con los malos presagios. ÁRBOL: Cuando en los sueños aparecen, de forma persistente, imágenes de árboles o arbustos, es señal de que algo favorable va a ocurrir en la vida del soñante. Ese algo favorable puede referirse tanto a los aspectos relativos al campo de lo afectivo, como asuntos ligados al campo de lo económico. ARMAS: Soñar con armas de cualquier tipo es señal de celos y envidias. También son vistos como sueños tenidos por personas a las que les falta seguridad en sí mismas.

AUTOMÓVIL : La aparición de imágenes que representan automóviles es interpretada, por la mayoría de los estudiosos del mundo onírico en un sentido favorable al soñante. Es vista como indicio de buena marcha económica y nuevas posibilidades que hace tiempo se estaban esperando. AVIÓN: Si en los sueños aparecen imágenes de aviones, es señal de que el soñante realizará un viaje provechoso, en un futuro próximo, a lejanos y exóticos países. También puede interpretarse como señal de negocios prósperos y buena liquidez monetaria. BAILE: Cuando en el sueño aparecen imágenes relacionadas con el baile es señal de que el soñante se verá sometido a injurias por parte de personas en quienes había depositado su confianza. Si las imágenes del baile aparecen representadas al aire libre, entonces anuncian que el soñante gozará, durante mucho tiempo, de buena salud. BARCO: Si una persona sueña con barcos es señal de que pronto realizará un viaje planificado hace tiempo. En sentido desfavorable,

puede hacer alusión a fracasos y esfuerzos vanos. Si las imágenes muestran que el barco naufraga, es señal de que el soñante no logrará hacer realidad sus proyectos más ambiciosos en la vida real. BIBLIOTECA: Si una persona ve en sus sueños imágenes de recintos cerrados, que identifica con una biblioteca, es señal de que verá recompensados los esfuerzos que realice por salir de situaciones anodinas, o por abandonar ambientes cotidianos que están frenando sus proyectos y aminorando la fuerza de su mundo creativo. BOSQUE: Cuando en las imágenes de los sueños aparecen bosques o frondosidad por doquier, entonces es señal de que al soñante le sucederá un gran número de aventuras que sabrá solucionar acertadamente Si la persona que sueña se ve a sí misma paseando por un bosque, o entre árboles tupidos y frondosos, es porque sus deseos no van a tardar en verse realizados. Cuando el soñante recuerda únicamente su propia imagen prendiendo lumbre en un bosque, deberá siempre estar alerta y prepararse a


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conciencia si quiere sacar adelante sus proyectos más queridos. CAIDA: En un sentido amplio, los sueños de caídas hacen alusión a desgracias propias o ajenas. Y así, se dice que los sueños de caídas anuncian fracasos, miseria y dificultades sin cuento. Para los psicólogos los sueños de caídas representan estados anímicos relacionados con complejos de inferioridad y con debilidades mentales. Desde una perspectiva social, son identificados como referencia al mérito y demérito profesionales. CASTILLO: En ocasiones, los sueños tienen como imágenes más destacadas edificaciones, caserones o castillos, que aparecen unas veces en ruinas y deshabitados, y otras veces en perfecto estado de conservación. El primer caso, es decir, cuando el soñante distingue en sus sueños imágenes de castillos ruinosos y deshabitados, es que se le anuncia la posibilidad de una desarmonía en su estado de ánimo, lo cual puede ser debido a que no ha sabido superar conflictos pasados. En el segundo caso, es decir, cuando el soñante observa cómo aparecen en sus sueños imágenes de castillos bien conservados y cuidados e, incluso, se ve a sí mismo visitando su interior, se le predice a aquél su buena suerte en todo aquello que se proponga llevar a cabo.

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CRIMEN: En un sentido universal, las imágenes oníricas que representan crímenes son asociadas con el talante violento, el deseo de venganza o el espíritu justiciero del soñante. También se ven como reflejo de temores relacionados con la infancia, los cuales se pueden identificar por medio de la desconfianza en sus progenitores. CUCHILLO: Las imágenes oníricas de cuchillos o puñales relucientes, anuncian que la mala suerte durante un tiempo considerable. Estos sueños advierten al consultante que, en un futuro no muy lejano, se verá inmerso en controversias debidas a malentendidos domésticos o traiciones de sus amistades más cercanas. CUERDA: Los sueños en los que aparecen como imágenes dominantes cordones, cuerdas, maromas o hilos simbolizan la buena fortuna del soñante. En general, estos sueños dan cuenta de lo beneficioso que puede resultar un cambio de ambiente o de entorno. CHIMENEA: Si las imágenes de los sueños representan chimeneas que echan humo anuncian una gran ambición del consultante, especialmente en el campo de lo político y de lo social. Tales sueños, también pueden revelar que el soñante tiene buenas condiciones para triunfar y salir adelante, aunque tenga que vencer obstáculos de difícil

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catalogación. DADO: Soñar con dados es indicio de la esperanza que se tiene en la suerte, y de la importancia que se concede al azar. En un sentido universal, cuando las imágenes dominantes de los sueños representan dados, es señal de buena suerte en el pasado y el futuro. DESNUDEZ: En un sentido universal, cuando la imagen dominante de un sueño representa a personas desnudas es un claro indicio de que el soñante va a recibir favores de parte de sus colaboradores y allegados o que, por el contrario, será él mismo quien preste su ayuda a quienes están a su alrededor. Si las imágenes del sueño tienen como protagonista al propio soñante, y éste se ve a sí mismo cómo lo desnudan, es señal de que, en la vida real, puede ser víctima de una estafa por parte de personas con mucho poder. En general, las imágenes en las que el protagonista de un sueño aparece desnudo, se relacionan con estados de miseria y pobreza. DINERO: Los sueños en los que las imágenes dominantes representan monedas o dinero, son indicativos de poder. También revelan la entereza del carácter y la fuerza de la personalidad. Los estudiosos del mundo onírico, no obstante, consideran la aparición de imágenes que representan dinero


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como un dato significativo de los delirios de grandeza del soñante o de la necesidad que éste tiene de alardear de sus cualidades y su valía. EJÉRCITO: Soñar a menudo con soldados o con ejércitos, es un síntoma cierto de que se teme alguna represalia por parte de aquellos que más aprecio demuestran tener. En un sentido universal, los sueños en los que las imágenes dominantes son ejércitos o soldados, predicen dificultades y obstáculos. ESCARABAJOS: Desde un punto de vista universal, los sueños en los que aparecen imágenes que representan escarabajos anuncian desdicha y daño. Avisan al soñante sobre la posibilidad de que algunas personas de su entorno se propongan engañarle, por ejemplo sus propios colaboradores o sus socios en una empresa común. ESPEJO: Interpretar los sueños en los que aparecen espejos resulta bastante dificultoso, puesto que los estudiosos del mundo onírico no coinciden en sus apreciaciones al respecto. Por una parte, se ha dicho que las imágenes oníricas de los espejos revelan la más intima personalidad del soñador y que, por consiguiente, son una clara señal de la riqueza anímica del mundo psíquico de aquél.

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FUEGO: Desde un punto de vista universal, aquellos sueños en los que aparecen imágenes que representan al fuego son un claro indicio de que algo va a cambiar, próximamente, de modo sustancial. Desde una perspectiva concreta, si el escenario de los sueños de una persona se puebla de imágenes alusivas al fuego correrá serio peligro si continúa comportándose y actuando como hasta ahora. En consecuencia, estos sueños son premoniciones que advierten al consultante sobre la conveniencia de cambiar de ambiente. FUENTE: Cuando en el escenario de los sueños cobra un protagonismo especial la imagen de una fuente, o de un manantial, que vierte sus aguas incansablemente, entonces es señal de que el futuro inmediato del soñador aparecerá cargado de felicidad y dicha. GATOS: Si en el escenario de los sueños aparecen por doquier imágenes de animales que representan gatos u otros felinos, es señal de que la traición se cierne sobre el soñante y sus colaboradores. En todo caso, se trata de un aviso para que, en lo sucesivo, a la hora de iniciar determinados proyectos, se sopesen con mayor detenimiento los pros y los contras que pudieran surgir. HORMIGAS : Cuando el escenario de los sueños se puebla de hormigas, es señal

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de que el sonador estará expuesto, durante un tiempo, a muchas dificultades. Algunas de sus expectativas se abortarán y no podrán llevarse a cabo por el momento: habrá que esperar a que se presente la ocasión propicia. JAULA: Un escenario onírico en el que aparezcan por doquier imágenes que representan jaulas o lugares cerrados, es una clara señal de la poca receptividad que tendrán las ideas del soñador, especialmente cuando las exponga ante sus colaboradores y amigos. También puede ser premonición de encontrar a un antiguo amor que creía perdido y que, en otro tiempo, desapareció de su vida sin explicación alguna. JOYAS: Desde una perspectiva universal, soñar con joyas se interpreta como algo provechoso para el soñador. Por ejemplo, puede indicar que, en breve plazo, el protagonista de estos sueños recibirá una sorpresa agradable. LUZ: Los sueños en los que aparece un fuerte resplandor que todo lo llena con su luz blanca y potente, hacen alusión a la fuerza imaginativa del soñante. Desde una perspectiva universal, los sueños en los que aparece la luz como principal protagonista del escenario onírico, simbolizan el deseo del soñador por superarse a sí mismo.


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Consultorio Astrológico Spesunica Curso Práctico de Tarot a distancia Inauguramos nuestro Curso Práctico de Tarot a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica. Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de tiradas y lecturas y sobre todas las nociones relativas a nuestra materia. La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó. Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como tarotista. Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como: Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella. Mazo de cartas de Tarot Marsellés, de Botta (para imprimir). Mazo de cartas Zenner (para imprimir). Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4 Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes Fuentes tipográficas para la computadora Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía e-mail. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada, para toda la vida. Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, manual de Tarot. La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina). Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas. www.spesunicastrologia.com.ar


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Horóscopo de julio julio, por Roberto Langella

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Aries Problemas en el hogar, discusiones con aquellos con quienes se convive, o con los padres, pero habrá armonía con los hermanos. Posibilidades de establecer una relación romántica significativa.

b

Tauro Mucha comunicación con el entorno más inmediato, parientes, hermanos y vecinos. Cuidados con excederse en gastos relacionados con la estética. Peligro de accidentes o discusiones fuertes en el lugar de trabajo.

c

Géminis La atención puesta en lo interrelacional, hallándose muy románticos y emocionales. Se les recomienda realizar deportes. Posible relación apasionada, pero pasajera.

d

Cáncer Mes de cumpleaños para la mayoría de estos nativos. Se hallarán un tanto ensimismados emocionalmente, un poco fríos. Posibles discusiones con quienes se convive, o peligro de accidentes domésticos.

e

Leo Mes de cumpleaños para los del primer decanato. Para el resto, se sentirán un tanto abstraídos, ensimismados, introvertidos, ―desconectados‖ de sí mismos. No obstante, tendrán mucha vida social. Posibles peleas y discusiones con hermanos, parientes o

la autoridad; cuídense de no verse comprometidos en situaciones de violencia social.

vecinos.

f

Virgo Las amistades y los proyectos cobran mayor significancia. Cultura, pensamientos y sentimientos elevados, refinados. Posibilidad de grandes ingresos, pero también de muchos gastos.

g

Libra Cuidado con la irritabilidad y la propensión a tener accidentes, especialmente golpes en la cabeza. Posibles discusiones con quienes representan autoridad.

h

Escorpio Excelente mes para los estudios superiores, la mente abstracta y todo lo relacionado con lo extranjero. Sexualidad romántica. Cuidado con estar reprimiendo cierto grado de agresividad, se recomienda practicar ejercicio físico.

i

Sagitario Atiendan a sus intuiciones. Podrán tener sueños reveladores. Un mes también con mucho romance. Posibles discusiones con amigos, se activarán los proyectos.

j

Capricornio La atención puesta en la pareja, mucho diálogo en esta relación. Cuiden los riñones, intestinos y vías urinarias; las mujeres, los órganos genitales. Problemas con

Acuario

k

La atención puesta en el trabajo o en la salud, sin embargo, habrá mucho lugar para el esparcimiento. Excelente mes para los estudios superiores.

Piscis

l

Un mes muy placentero, de juegos más bien intelectuales, pasándola muy bien en el hogar, que podrá ser redecorado o embellecido. Un mes también de encendida sexualidad.


Pá gin a

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S pe s

Un ica

Consultorio Astrológico Spesunica Curso Integral de Astrología a distancia Inauguramos nuestro curso de astrología a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica. Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de la confección e interpretación de la carta natal astrológica, Revoluciones Solares, cartas combinadas y sinastrías, y todas las técnicas complementarias que hacen al quehacer del oficio de astrólogo. La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó. Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como astrólogo. Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como: Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella Tablas de Efemérides Planetarias para los siglos XX y XXI Tablas de Casas Otras diferentes tablas Plantilla para la confección de mapas astrales Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4 Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes Fuentes tipográficas de astrología para la computadora Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía email. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada, para toda la vida. Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, tratado de Astrología. La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina). Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas.

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A la memoria de María de la Paz Reyes Peña (1962-2012) co-fundadora de esta revista y del consultorio astrológico Spesunica. Por siempre.

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Spes Unica. Año 5 nº 45. Julio de 2014 Editada por el Consultorio Astrológico Spesunica Dirección: Roberto Langella Registro de Propiedad Intelectual: En trámite. Impreso por Peecho B. V., Amsterdam, Netherlands Diseño de tapa: Cristian Kocak Colaboran en este número: Horacio Otheguy Riveira; Ana Riera; Eli Serebrenik; Mariano Liébana; María José Prats; Carlos Molla; Guillem de Rubenhor. Las afirmaciones y opiniones vertidas en los artículos y textos son de exclusiva responsabilidad de quienes los escriben. Se prohíbe la reproducción total o parcial por cualquier medio de esta publicación, sin previa autorización de la editorial. Contenidos registrados en www.safecreative.org Los números atrasados pueden ser obtenidos siguiendo este vínculo: http://issuu.com/robertolangella

¡Esperamos sus colaboraciones!


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