Desde el momento mismo en que Dios creó a nuestros primeros padres, Él inicio con la humanidad una relación cargada de significado, tanto en amplitud como en profundidad, con un alcance que excede la temporalidad y llega hasta la eternidad; más que el de un Creador con su creación, el de un Padre con sus hijos.
Las Fiestas de Dios nos dicen lo anterior y de manera clara y específica nos van descubriendo Su plan para con la humanidad entendiendo en ese sentido lo que dijo en Isaías 55:11, cuando señaló que “así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié”.