El hecho de que sea la misma Escritura, inspirada por el Santo Espíritu de Dios, la que señale que al Padre nadie le ha visto ni oído plantea un obstáculo literalmente insalvable para sostener que las manifestaciones de Jehová en el Antiguo Testamento se refieren al Padre, ¿cómo mantener sin contradicción ambas aseveraciones cuando se tiene por un lado todas las historias escriturales que presentan a Dios activamente interactuando con la humanidad y por otro lado la aseveración de la Palabra, la cual no puede ser quebrantada (Juan 10:35), de que al Padre nadie le ha visto ni oído?