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Editorial

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Invierno

Invierno

El logro de las metas y objetivos que nos propongamos necesariamente llevan una serie de acciones para tal fin, pero dichas acciones no garantizan lograr lo propuesto sino que solo lo intentamos, pudiendo el resultado depender mucho de ello pero también de nuestra actitud.

Cuando hablo de nuestro andar por la vida y me refiero a los éxitos y fracasos aunados al mismo, señalo que los primeros tienen un costo mientras que los segundos son gratis. Este señalamiento en ocasiones me es refutado al señalar que los fracasos también tienen su costo (tiempo, dinero o esfuerzo perdido), pero sigo sosteniendo que estos son gratis y explicaré ello, aunque primero explicaré lo del éxito y su costo.

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El costo al que me refiero cuando hablo de éxito es aquella inversión, como ya mencioné de tiempo, dinero o esfuerzo, requerida para alcanzar dicho éxito. Es por ello que señalo que el éxito tiene un costo ya que requiere que invirtamos en esos tres elementos para alcanzarlo.

En el caso del fracaso sostengo que por el contrario éste es gratis. Cuando me señalan que no, que también cuesta pues hay mucho en juego invertido (de nuevo tiempo, dinero o esfuerzo) cuando se pierde, sigo sosteniendo que no es así, ¿por qué?, por que cuando hablo de costo, por ejemplo en el caso del éxito, hablo de la inversión no del resultado, en este caso quien se enfoca en las pérdidas aunadas al fracaso está hablando del resultado no de la inversión.

Para mantener la correspondencia entre éxito y fracaso tenemos que mantenernos en el nivel de lo invertido, no de lo invertido para el caso del éxito y de los resultados para el caso del fracaso. Es así como el éxito requiere de un costo que es la inversión requerida para alcanzarlo, mientras que el fracaso no requiere nada, al contrario, generalmente será porque no se le invirtió lo necesario o lo suficiente para alcanzarlo.

¡Éxito!

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