…si las hicieres -Un camino de vida de la mano de las otras bienaventuranzas-

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Salmos 84:4 Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán. Salmos 84:4 tiene una promesa de gozo por habitar en la casa de Dios, no en cualquier lugar, ni en cualquier casa, incluso aunque se diga casa de Dios, sino por estar en la verdadera casa de Dios, después de todo claramente se nos dice que hay solamente “un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” (Efesios 4:5-6). Esto genera alabanzas espontaneas, gritos de júbilo y gozo ya que solo en Dios hay salvación a través del sacrificio redentor de Su Hijo (Hechos 4:12). Esta fe se vive en la iglesia de Dios, de la cual Cristo es la Roca (Salmos 118:22; Mateo 21:42; Hechos 4:11), Cristo es el fundamento (1 Corintios 3:11), pero requiere precisamente como dice la bienaventuranza que estemos en ella, tanto de manera doctrinal como actitudinal, lo doctrinal pasa por someterse a las autoridades puestas en la iglesia como dice Pedro cuando señala “sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas” (Romanos 13:1). Lo actitudinal pasa por vivir nuestra fe, como dice Pablo cuando aconseja a Timoteo, “huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido” (2 Timoteo 2:22-24), siguiendo a Cristo (Mateo 4:19, 8:22, 9:9; Juan 21:19), lo cual quiere decir e implica imitarle (1 Corintios 11:1). 49


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