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HABLEMOS DE LA ADOLESCENCIA
Por Gladys Bonifaz.
La adolescencia inicia después de la pubertad y es una de las etapas en la que el desarrollo biológico, psicológico, sexual y social juegan un papel fundamental para la vida adulta. El período varía según cada persona, dependiendo los factores que ocurren en sus círculos familiares, en pareja, entre amigos, etc. No podemos hablar de un tiempo determinado, cada individuo es único e irrepetible, sin embargo, podríamos marcar períodos más comunes entre los 12 a los 18 años de edad.
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Durante estos últimos 25 años, he venido trabajando con adolescentes y jóvenes, acompañándolos en su proceso de cambios, donde a través de la mirada y la escucha atenta, van manifestando lo que sienten, como lo están viviendo y el grado de comunicación con sus padres. Con respeto y empatía los voy guiando para lograr sus primeros destellos de autoconocimiento, orientando sus sueños, trabajando con sus frustraciones y, sobre todo, enseñándoles a eliminar eso que más les lastima, siendo más frecuente, la falta de credibilidad que tienen en ellos y ellas, ya que suelen ser comparados con frases que comienzan con: “a tu edad…” o “en mi tiempo…”, las cuales no solo impiden una comunicación, sino que también provocan un alto grado de frustración, ya que al ver que sus padres no logran entender la brecha generacional que existe, ellos no tenían la tecnología con la que las y los adolescentes y jóvenes viven, la velocidad de aprendizaje que tienen, la presión social que ejercen los medios, el mundo de información que tienen con un solo clic, la facilidad en que les puede llevar el alcohol o cualquier tipo de droga.
Les provocan frustraciones que los lleva a la ansiedad y a la depresión, y por supuesto también a escapes peligrosos como son el alcohol y las drogas, y aún más delicado a tener ideas suicidas.
Los trastornos que viven los y las adolescentes y jóvenes, puede ser un verdadero reto y de igual manera para sus padres o personas que están frente de su cuidado, y no son casos raros, ya que según el Instituto Nacional de Salud Mental, uno de cada cinco adolescentes sufre un trastorno de salud mental cada año.

Es importante que los padres, madres o quien este al frete del cuidado, sepa tocar puertas adecuadas para el apoyo a su hijo o hija, además que ellos como adultos también obtendrán herramientas para poder guiarlos. He visto durante estos años en terapia, que las y los adolescentes llegan a sentir un ligero alivio desde la primera sesión de terapia, se sienten liberados además de darse cuenta de que los conflictos que están viviendo son parte de su desarrollo, que la brecha generacional es muy amplia, y es por ello que los adultos no los entienden y les cuesta comprender, pero también es importante hacerles ver que los padres están dando su mayor esfuerzo, con las herramientas que disponen y sobre todo con el nivel de consciencia en el que se encuentran.
La adolescencia, siendo una etapa de cambios y evolución constante, es muy compleja, y es por eso que ellas y ellos comienzan a buscar fuera del núcleo de su familia definir su identidad y demostrarse su propia independencia. En ocasiones se separan tanto de la familia al no encontrar pertenencia, que se refugian en sus pares, o en el peor de los casos son acogidos por la delincuencia organizada que les prometen poder y riqueza a corto plazo.
GLADYS ELENA
BONIFAZ CORDERO
Sexóloga Humanista
Terapeuta de Contención
Consteladora Familiar Cuántica formada por el Instituto Brigette Champetier de Ribes
Tel: 961 242 4872
Tienen además poca tolerancia, y están viviendo con un alto nivel de anhelo por ser mayores de edad, un nivel de pereza alto, por el número de horas que le dedican al celular, y la alta frustración al no poder entender que les esta tocando vivir en un mundo que les exige mucho, les exige una sexualidad temprana, de alto riesgo por el poco o nulo uso del condón, un fácil acceso a las drogas y, sobre todo, al alcohol.
Definitivamente, el acompañamiento a las y los adolescentes y a las juventudes tiene como único objetivo poner en el centro a la persona y ayudar a lograr un mejor nivel de bienestar y plenitud y cuando llegue el mañana y les corresponda ser adultos y adultas sean personas con objetivos claros, pero sobre todo, con un concepto alto de sí mismas como personas.

