R-93 septiembre 2016 "Torres y edificios altos"

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La Torre Real del Reloj de La Meca Una nueva Babel

Torres y Edificios Altos

Desafiando a la tierra: la gran torre Santiago

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Torre Reforma,reflejo de audacia estructural

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El Moro y “la Latino”, símbolos de la modernidad del México postrevolucionario

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Las pirámides mesoamericanas: montañas hechas a mano

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Nº 93 Septiembre 2016 Costo

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A V I S A P N Ó I C C E T PRO O G E U F CONTRA

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Índice

Vector SEPTIEMBRE 2016 En portada AMIVTAC

•Ingeniería Civil del Siglo XXI Una nueva Babel: la Torre Real del Reloj de La Meca/4

Instituto Mexicano de la Construcción en Acero

• Panorama Latinoamericano

—Desafiando a la tierra: la gran torre Santiago/8

• Ingeniería Civil Mexicana

—Un ícono para Monterrey : Torre Koi/12

• Empresas y Empresarios

—CEMEX suministra concreto para el edificio más alto de México/14 —La Torre BBVA Bancomer. Un rascacielos estrella de la Ciudad de México/16

• Suplemento Especial

—GRACE— Torre Reforma,reflejo de audacia estructural/17 —LBR&A—Torre Reforma/20

• Maravillas de la Ingeniería Civil

—El Moro y “la Latino”, símbolos de la modernidad del México postrevolucionario/26 —El diamante del distrito financiero de la Ciudad de México: la Torre Diana/30

•Historia de la Ingeniería Civil

— Las pirámides mesoamericanas: montañas hechas a mano/34

comunicar para servir

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Editorial Cozumel # 63-A • Col. Roma Norte C.P. 06700 México, D.F. Tel. (55) 5256 1978

Carlos Arnulfo López López Leopoldo Espinosa Benavides José Rafael Giorgana Pedrero Roberto Avelar López Manuel Linss Luján Jorge Damián Valencia Ramírez Enrique Dau Flores CONSEJO EDITORIAL Raúl Huerta Martínez DIRECTOR GENERAL Daniel Anaya González DIRECTOR EJECUTIVO Patricia Ruiz Islas DIRECTORA EDITORIAL Daniel Amando Leyva González JEFE DE INFORMACIÓN Ana Silvia Rábago Cordero COLABORACION ESPECIAL Historia de la ingeniería civil

Alfredo Ruiz Islas CORRECCIÓN DE ESTILO Iman Publiarte Nallely Morales Luna DISEÑO

Ernesto Velázquez García DIRECTOR DE DISTRIBUCIÓN Aide Celeste Cruz Martínez WEB MASTER Carlos Hernández Sánchez DIRECTOR DE PROYECTOS ESPECIALES Herminia Piña González DIRECTORA COMERCIAL

Forma y función: un maridaje de altura Por más que parezca que la construcción de estructuras altas es una característica exclusiva de la modernidad, la verdad es que se trata de un impulso constructivo tan viejo como la historia misma. La arqueología, e incluso los mitos –como la bíblica historia de Babel–, muestran que, desde el momento en que su incipiente dominio de la técnica se lo permitió, el hombre se ha dado a la tarea de levantar edificios: simples menhires en un principio, para pasar luego a los enigmáticos dólmenes, hasta llegar a las majestuosas pirámides y más allá. Podríamos decir que hay algo profundamente humano en construir para las alturas. Y, en un momento dado, las lecciones empíricas, primero, y después, la sistemática aplicación de los avances científicos y técnicos, nos llevaron a alcanzar, literalmente, alturas insospechadas hace apenas un puñado de décadas, al grado de que el vocabulario especializado ha tenido que adoptar términos como ‘súper’ y ‘mega’ rascacielos, para referirse a edificios que sobrepasan los 300 y 600 metros de altura, respectivamente. Ahora bien, las ventajas prácticas de poder erigir estructuras altas saltan a la vista fácilmente: a mayor altura, una torre o un faro tienen mayor visibilidad, o rango de cobertura, si se trata de una antena de telecomunicación, y un edificio de oficinas o departamentos puede centuplicar la capacidad de una parcela de terreno. Sin embargo, esto difícilmente explica por qué, siempre que la humanidad se ha sentido confiada para erigir una nueva ‘torre’, tantos recursos y horas de preparación se destinan a darle al edificio una forma particular, a veces asombrosa, siempre significativa. Es como si, además del deseo de satisfacer una serie de necesidades prácticas, parte de esa aspiración inextinguible de elevarse sobre la tierra fuera comunicar algo a los espectadores, y resultara impensable desaprovechar la oportunidad de enviar un mensaje acerca del carácter y las aspiraciones de quienes transformaron el horizonte. Nuestro país, lejos de ser un mero espectador, ha sido un privilegiado protagonista en esta historia. Desde las monumentales pirámides hasta los espectaculares desarrollos del presente, pasando por los palacios y catedrales de nuestro periodo colonial, los arquitectos e ingenieros, mexicanos y de otras naciones, han sorteado toda clase de dificultades, físicas, tecnológicas y económicas para responder a esa aspiración ancestral a la que se le deben tantos avances técnicos.

Myrna Contreras García DIRECTORA DE ADMINISTRACIÓN Dimensiona Artes Gráficas, S.A. de C.V. IMPRESIÓN Algunas imágenes, ilustraciones y fotografías empleadas para ilustrar los artículos, han sido obtenidas a través de diversos medios en la internet. Su uso es meramente ilustrativo, a modo de acompañamiento del texto. Salvo indicación en contrario, estos contenidos pertenecen a sus respectivos autores, no poseyendo esta revista ningún derecho sobre los mismos. Si es usted el autor o el titular de los derechos sobre algunos de estos contenidos y desea que se destaque su autoría o que se retire dicho contenido, por favor, contacto con la Dirección Editorial de Vector de la Ingeniería Civil y será atendido rápidamente. El contenido de los anuncios aquí publicados es responsabilidad del anunciante.

Nosotros hacemos los edificios y luego los edificios nos hacen a nosotros.

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Phi l i p Ke r r E s c r i t o r b r i t á nic o

SUSCRIPCIONES

Búscanos en Facebook: Vectordelaingenieriacivil REVISTA VECTOR, Año 9, Número 93, Septiembre 2016, es una publicación mensual editada, diseñada y distribuida por Comunicaciones La Labor, S. A. de C.V. Cozumel 63 – A, Col. Roma Norte, Delegación Cuauhtémoc, C.P. 06700, Tel. 5256 – 1978, www.revistavector.com.mx, daniel.anaya@revistavector.com.mx •Editor responsable: Daniel Anaya González. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2011- 010512575900-102, ISSN: (En trámite) Licitud de Título y contenido: Certificado No. 15819 Expediente CCPRI/3/TC/13/19755, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso SEPOMEX No. IM09- 0754. Impresa por Dimensiona S. A. de C. V., Francisco Álvarez de Icaza No. 9, Col. Obrera, C.P. 06800, Delegación Cuauhtémoc, México, D. F., Tel. 5761- 5440.. Este número se terminó de imprimir el 5 de Septiembre 2016 con un tiraje de 8,000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Editor.

Índice

(55) 5256.1978 www.revistavector.com.mx


Ingeniería civil del siglo XXI

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Una nueva Babel: la Torre Real del Reloj de La Meca

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n los últimos años, el Occidente, al parecer, se ha visto desplazado del escenario de las grandes construcciones. Si se piensa en los edificios más altos o espectaculares, hay que voltear la mirada hacia el Lejano Oriente. Los puentes de China, pensados para una orografía de contrastes violentos, dejan sin aliento al espectador; los lujosos complejos de edificios en Singapur o Hong Kong hablan de la prosperidad que se ha materializado en acero y vidrio. Sin embargo, a pesar de que en estos lugares se ha puesto gran esfuerzo en traer a la luz obras tan complejas y algunas tan caprichosas que hasta hace apenas unos años hubieran parecido imposibles, es en el Medio Oriente, donde, siguiendo el ejemplo de sus antepasados, buscan tocar el cielo con sus edificios. Lo que llama la atención del tercer edificio más alto del mundo es que no se encuentra, como podría esperarse, en Abu Dhabi o en Dubai, sino en el epicentro mismo de la vida árabe: La Meca.

La Meca siempre ha sido un lugar de importancia religiosa. En el siglo I antes de la era común, Diódoro Sículo hablaba ya del lugar en el que se encontraba el santuario pagano más importante para todos los árabes. Con el correr de los años, la ciudad ya había cobrado importancia a nivel no sólo espiritual, sino también comercial, al opacar a ciudades legendarias, como Petra y Palmira; incorporada al tráfico de especias gracias a las caravanas que buscaban en las rutas terrestres una seguridad que ya no se encontraba en las marítimas, a la ciudad llegaban tanto los mercaderes del Lejano Oriente, en ruta hacia Siria, Irak y África, como los peregrinos de los asentamientos vecinos, situados en la costa del Mar Rojo. Los mercados árabes tenían siempre un muy intenso movimiento de diversos productos, tanto de los que llegaban en las caravanas como de los que llevaban consigo los peregrinos que llegaban al santuario año con año. Esta posición como punto de encuentro y convergencia ayudó a que la ciudad se con-


de ofrecer amnistía a sus habitantes, se procedió a limpiarla de vestigios paganos: es así que la ciudad quedó oficialmente convertida al Islam. Es gracias a esta conversión que nació, por así decirlo, la industria que sostiene hasta la fecha a la economía de La Meca: la provisión de los servicios que requieren los peregrinos que llegan a la ciudad. Porque de acuerdo con uno de los Cinco Pilares del Islam, todo creyente que fuese físicamente apto y cuyas finanzas le permitan dejar cubiertos a sus dependientes durante su ausencia, debía realizar el periplo una vez en su vida para visitar el lugar sagrado. Se estima que durante el mes de Dhu al-Hijjah, el último de su calendario, llegan unos siete millones de peregrinos para totalizar aproximadamente quince millones al año. Esto ha traído no pocas consecuencias, porque si bien la fe es el motor económico de la ciudad, es debido a las crecientes demandas de los peregrinos, que a partir de 1985 fueron demolidos casi el noventa y cinco por ciento de los edificios históricos de La Meca, muchos de los cuales tenían más de mil años de antigüedad, para dar paso a la construcción de estacionamientos, hoteles, departamentos y demás instalaciones para recibirlos. Una de las víctimas de la ola renovadora en la ciudad fue un fuerte otomano, demolido en 2002 entre fuertes protestas por parte de la comunidad internacional, mismas que recibieron una respuesta contundente por parte de las autoridades sauditas, quienes afirmaron que nadie tenía el derecho de interferir en asuntos del Estado, y que se hacía en aras del interés de los musulmanes de todo el mundo. Es en el sitio donde el fuerte fue construido en el siglo XVIII que hoy en día se alzan, las torres que componen el complejo Abraj al Bait, parte del cual es la Torre Real del Reloj, el tercer edificio más alto del mundo.

En el siglo VII, la ciudad sufre la que sería su transformación más importante. El siglo anterior había visto el nacimiento de Mahoma, y en una gruta cercana a la ciudad recibió, de acuerdo con lo que dice su tradición, las primeras revelaciones del Corán. La ciudad aún era pagana: Mahoma había conseguido llegar a un acuerdo para que se le permitiera a él y a sus seguidores, hacer su peregrinación desde Medina. Sin embargo, alrededor del año 630, un grupo de seguidores del profeta fue asesinado, lo que llevó a que este, junto con una fuerza de diez mil hombres, entraran en la ciudad que, sorpresivamente, se rindió. Después

El complejo, compuesto por cinco torres, de las que la más alta es la que aloja al reloj, se sitúa justo enfrente de la Gran Mezquita; los fieles que puedan pagar su estadía en una de las ochocientas cincuenta y ocho habitaciones que opera la cadena Fairmont pueden trasladarse con toda comodidad a su sitio de oración prácticamente atravesando la calle. Los noventa

5 Ingeniería civil del siglo XXI

virtiera en la más próspera de los tres grandes asentamientos de la región; pero la importancia de la ciudad no se medía solamente en monedas, ya que, al ser el sitio en el cual la fe compartida llevaba a las distintas tribus de la región, se convirtió, gradualmente, en el sitio en el que se afincó un sentido de identidad común.

La controversia ha acompañado al proyecto prácticamente desde el principio, y no sólo por parte de la comunidad internacional, preocupada por la preservación de edificaciones históricas, sino por parte de la misma comunidad musulmana. Muchos argumentaron en su momento en contra de una torre que se elevaría por encima de la Gran Mezquita de La Meca, el lugar más sagrado del Islam, donde se encuentra la Kaaba. La mezquita más grande del mundo, que cubre una superficie de trescientos cincuenta y seis mil ochocientos metros cuadrados y que está, a su vez, en proceso de ampliación, no debe dejar de ser el centro de la atención indivisa del creyente, y la imponente torre, que se alza a seiscientos y un metros, cuyo reloj puede fácilmente verse a veinte kilómetros a la redonda, ofendió a más de uno. Esto no fue impedimento para que la obra comenzara a prestar sus servicios en 2012, año en que se terminó.


Ingeniería civil del siglo XXI

6 y seis elevadores que funcionan en su interior, trasladan a los huéspedes a una velocidad de seis metros por segundo desde cualquiera de sus ciento veinte pisos, cinco de los cuales alojan lujosas tiendas. Debido a las necesidades espirituales de los posibles visitantes, la torre cuenta con una sala de oración con una capacidad para diez mil personas. En los interiores se emplearon materiales como el mármol y el oro, y en sus instalaciones pueden estar alojadas simultáneamente hasta un total de cien mil personas. Con todo, lo que más ha despertado el interés y la curiosidad es el reloj que corona la torre. Diseñado por la firma suiza de ingeniería Straintec, cuenta con cuatro caras: la frontal y la trasera miden ochenta y tres metros por sesenta y siete, mientras que las laterales, setenta y siete por cuarenta y siete. Están decoradas con un total de noventa y ocho millones de piezas de mosaico de cristal y cerámica. La estructura que aloja al reloj tiene doscientos cincuenta y un metros de altura, y la estructura en que se asienta, de acero, es semejante a la de la Torre Eiffel. Esta estructura, con un total de doce mil toneladas de peso, consiste en catorce mil piezas, cada una de dieciséis toneladas, soldadas en el sitio de la construcción, a seiscientos metros de altura. El peso total de la torre es de ochenta y tres mil toneladas y fue construida en estilo islámico; debajo de cada una de las caras del reloj se encuentra una plataforma para visitantes, que podrán tener acceso previo pago de un boleto. Los retos que presentó el colocar un reloj a semejante altura y en un clima como el de Arabia Saudita fueron importantes, sin embargo, se apeló a materiales de la era espacial para recubrir la estructura para salvaguardar el mecanismo; igualmente, el diseño de las carátulas de los relojes sufrió varias modificaciones hasta que se optó por uno cóncavo como el más idóneo. Dos millones de luces LED fueron integrados a los páneles para iluminar los relojes y veintiséis reflectores lanzan sus luces hasta a diez kilómetros de distancia. Coronando el reloj, una media luna, que funciona como estación de monitoreo de los meses—cabe recordar que el calendario musulmán es lunar—, remata una antena de noventa y tres metros de altura, donde se encuentra una plataforma de observación. Con todo y ostentar ser la marca de ser la tercera construcción más alta del mundo, superada solamente por el Burj Khalifa de Dubai y el New Century Global Center de Chengdu, en China, el complejo ha sido objeto de acres cuestionamientos. Miles de personas que habían vivido en contigüidad con la mezquita se han visto desplazadas a arrabales en las afueras de La Meca y muchas de ellas aún no han recibido compensación, a pesar de que las obras comenzaron en 2004 y concluyeron en 2012; y no sólo se ha procedido a la demolición de edificaciones históricas, como ya se mencionó que sucedió con el fuerte otomano donde hoy se asienta el complejo Abraj al Bait, construido por el Saudi Binladin Group, sino que, igualmente, el entorno natural, para el que la dinamita y los trascabos no ha


del terreno a más del triple, por metro cuadrado, de lo que se paga en Mónaco. El afán renovador, que ha continuado con lo que muchos consideran la destrucción de los sitios históricos de La Meca, ha dado como resultado, a decires de los pesimistas, una ciudad sin personalidad y sin identidad, y no faltan quienes no dejan de señalar, con un dejo de cinismo, que una experiencia puramente espiritual como la peregrinación a la Gran Mezquita, que representaba el crecimiento personal del creyente, al grado que, antes de realizarla debía cuestionarse si sus motivos para realizarla eran los correctos o si simplemente lo hacía para elevar su estatus entre los demás creyentes, se ha convertido en un viaje de esparcimiento a una versión oriental de Las Vegas. Si algo no se puede negar es que, por los métodos que fueren, la proverbial hospital oriental se ve encarnada en esta nueva Babel en la que los visitantes, en su plataforma de observación, se expresan, ya sin confusión, en las más diversas lenguas, en lo que contemplan el centro de la vida religiosa musulmana: la Kaaba.

7 Ingeniería civil del siglo XXI

presentado mayores dificultades, se ha visto modificado, aunque a la vista de algunos, ha sido destruido sin misericordia. Una colina, situada junto al fuerte, fue arrasada y el terreno, aplanado. A pesar de ser prácticamente la única industria en La Meca y lo que sostiene económicamente a la ciudad, hay quienes cuestionan si de verdad es económicamente inteligente demoler la parte histórica de la ciudad para construir hoteles de siete estrellas que, se dice, en su mayoría apenas alcanzan una ocupación de cincuenta por ciento, a pesar de que las proyecciones indican que para el año 2025, el número de peregrinos que recibirá la ciudad alcanzará los diecisiete millones; igualmente, se cuestionan la construcción de plazas comerciales de lujo, cuyos alquileres quedan por completo fuera del alcance de las bolsas de los vendedores de socos. La expansión de la mezquita igualmente ha propiciado un desmedido desarrollo inmobiliario en cuanto a la construcción de hoteles de lujo en sus inmediaciones, y la Torre Real del Reloj ha atraído una poco usual oleada de turismo secular; esto ha elevado el valor


Panorama Latinoamericano

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Desafiando a la tierra:

gran torre Santiago la

Silvia Rábago

C

hile es conocido por su alto nivel de sismicidad, pese a ello, en la capital de este país se encuentra el que se considera el edificio más alto no solo de Sudamérica, sino de toda América Latina. Este proyecto es conocido como la Gran Torre Santiago, o Torre Gran Costanera, y forma parte de un complejo comercial que ha sido planeado como un gran centro de negocios, cuyo dueño es el empresario Host Paulmann. A lo largo del siglo XX han ocurrido varios sismos de gran magnitud en Chile, lo que ha obligado a establecer normas de construcción muy estrictas, las cuales son revisadas constantemente y mejoradas después de cada terremoto; esto explica por qué en el país que ha registrado los sismos de mayor intensidad se sufre la menor cantidad de daños estructurales. Uno de los principios de la construcción en Chile es el uso del hormigón armado,


el cual permite disipar la energía que se acumula durante un temblor. El objetivo de las ya mencionadas normas no es evitar los daños en las edificaciones, sino que tengan ciertas condiciones que les permitan mantenerse en pie el tiempo necesario para salvar el mayor número de vidas posible, lo cual se consigue evitando que se colapsen ante un terremoto severo. El complejo de la Torre Gran Costanera se encuentra en Santiago de Chile, dentro del Costanera Center que contiene un centro comercial, dos hoteles y otras torres de oficinas. La gran torre Santiago tiene 300 metros de altura y 64 pisos en su interior que alojan oficinas y salas de juntas; fue diseñada por el arquitecto César Pelli en colaboración con el despacho Alemparte Barreda y Asociados, así como la compañía canadiense Watt International. El ingeniero encargado de la obra fue René Lagos. Es el primer edificio en Chile que tiene elevadores capaces de recorrer 60 metros en 7 segundos. La construcción de la Gran Torre Santiago comenzó en 2006 y se esperaba que fuese terminada en 2009; sin embargo, a causa de la crisis económica la obra tuvo que suspenderse en enero de 2009 y se retomó en diciembre del mismo año. Finalmente la torre fue terminada a mediados de 2014. Se había proyectado que su costo sería de 400 millones de dólares, sin embargo esta cifra se incrementó hasta 1000 millones a causa de la mejora en los materiales

de construcción y el diseño del rascacielos. Una vez terminada la torre, el Costanera Center debía convertirse una especie de ciudad dentro de Santiago, un centro de negocios dotado de la más alta tecnología, pero casi un año después, la torre seguía vacía ya que no se habían obtenido los permisos necesarios del gobierno para comenzar a rentar y vender los espacios de la misma, dado que se exigió una mejora en las vialidades cercanas al complejo. La Gran Torre Santiago fue diseñada para resistir sismos de gran magnitud, la parte que ya se encontraba en pie soportó el temblor de 8.8, en la escala de magnitud del momento (MW ) de intensidad que ocurrió en el año 2010. La torre está construida con una estructura de acero y un corazón de hormigón armado; fue revestida casi por completo con vidrio que permite el paso de luz natural. Además de ello, se le considera un edificio amigable con el medio ambiente por la elección de sus materiales y por la instalación de paneles solares para su funcionamiento. Los cimientos de este rascacielos son de hormigón armado, tienen 20 m de profundidad y pesan cerca de 20 000 t, su base tiene 50 m por lado y 3 m de grosor. Para poder agilizar la construcción fue necesario instalar una planta de hormigón que cubriera las necesidades de este material; también se hizo la solicitud de las placas

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Panorama Latinoamericano

10 rectangulares de vidrio que recubren el edificio a una empresa china, ya que no existe ninguna compañía en Sudamérica que tuviera la capacidad de surtir la cantidad requerida. La instalación de la planta evitó el transporte de hormigón en camiones, lo que habría provocado caos vial en la zona, así que se construyó una tubería de 25 cm de diámetro por la que se bombeó el material hasta los 300 m de altura del rascacielos. Se emplearon 15 grúas para poder levantar la torre y se colocó una estructura de acero de 5 t que corona la construcción. Gracias a esta estructura, dicha torre es resistente a fuertes ráfagas de viento, además que cuenta con sistemas de ahorro de energía, gestión del agua, renovación de aire y reciclaje de residuos. Fue hasta agosto de 2015 que se inauguró el mirador más alto de América Latina, denominado Sky Costanera. Éste se ha ubicado entre los pisos 61 y 62 de la torre, está abierto al público que puede entrar comprando un boleto en el lobby del rascacielos. Desde él puede verse la ciudad de Santiago de extremo a extremo. A pesar de la alta tecnología y la cantidad de empleos que se crearon a partir de la edificación de este megaproyecto, su edificación perdió parte del apoyo que le brindaba el gobierno a causa de

los problemas viales que ocasionaría, así que fue obligación de Paulmann mejorar las vías de acceso y la movilidad alrededor del Costanera Center. Esta región de la ciudad, en Providencia se ha convertido en el centro financiero de la capital chilena y alberga a cientos de personas que transitan y laboran en su interior, por ello, es imposible permitirse errores de construcción, pues si ocurriera un sismo de gran magnitud se perderían miles de vidas. La ingeniería chilena es un ejemplo con respecto a las normas de construcción en países con alta sismicidad, al descubrir nuevas técnicas y materiales. Los ingenieros desafían a la naturaleza cotidianamente, al realizar edificios capaces de sostenerse ante terremotos de gran magnitud. El Costanera Center al igual que la mayoría de los edificios construidos en Chile después de 1985 están preparados para resistir casi cualquier sismo hasta de 9 grados en la escala de Richter, prueba que se espera no tenga que ser superada por el país sudamericano.



Ingeniería Civil Mexicana

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Un ícono para Monterrey

Torre Koi Patricia Ruiz Islas

M

éxico es el segundo país en Latinoamérica con más edificios que cuentan con certificación LEED o que están en proceso de obtenerla. ¿Por qué es relevante esta certificación? Porque apunta hacia las especificaciones con que una edificación cuenta, no sólo en cuanto a tecnología empleada en su diseño y ejecución del mismo, sino en tanto un concepto del que se escucha cada vez con más frecuencia: la sustentabilidad. Un edificio que cuente con esta certificación, entonces, no solamente dirige la atención hacia lo moderno de su diseño o lo avanzado de los materiales empleados en su construcción, sino que habla de un diseño pensado de manera orgánica, en el que los recursos necesarios para su funcionamiento, como el agua o la luz, se empleen de manera óptima, cosa muy necesaria en estos tiempos de cambio climático y escasez de agua en los que se estima que los edificios consumen diecisiete por ciento del agua potable y cuarenta por ciento de la energía eléctrica que se produce en el mundo. Como parte culminante del proyecto VAO, en la ciudad de Monterrey, se alza la Torre Koi, dominando el paisaje de la ciudad desde sus doscientos setenta y nueve metros y medio de altura, lo que la convierte en el edificio más alto de México y el tercero en América Latina, tan solo detrás del Costanera Center, de Santiago de Chile (trescientos metros) y el Trump Ocean Club International Hotel & Tower de Panamá (doscientos ochenta y

Rick González

cuatro metros). La joya de la corona del proyecto, con su estructura que fácilmente recuerdan los característicos cortes de roca de la Sierra Madre y con el Cerro de la Silla de fondo, diseñada por la firma mexicana de arquitectos VFO, y que se espera quede concluida en diciembre del año en curso para entrar en operación en 2017, es propiedad de la firma regiomontana Internacional de Inversiones (IDEI); en el proyecto participaron la firma estadounidense Thornton Tomasetti, encargada de la ingeniería estructural, la canadiense Rowan, Williams, Davies and Irwin Inc. (RWDI), a cargo de la ingeniería de viento y Turner, firma estadounidense que se ocupó de la logística de la administración de la construcción. La construcción comenzó en abril de 2012, con una plataforma de mil ochocientos cincuenta metros cuadrados de concreto y cuatro metros de altura a nivel de calle, sostenida por setenta y dos pilas de siete metros de profundidad. De esta losa se siguieron los muros, de un metro con diez centímetros de espesor, y veintidós columnas perimetrales. Thornton Tomasetti y RWDI buscaron que tanto la cimentación como el peso de las losas de cada piso, de veinticinco centímetros cada una, se compensaran con vientos de hasta trescientos cincuenta kilómetros por hora; la edificación, una estructura unitaria construida en concreto armado y acero R42 postensado, es de una rigidez pensada para minimizar la oscilación debida a los vientos. Para la cimentación se emplearon siete mil setenta metros cúbicos de concre-


Para la construcción de los niveles inferiores Cemex diseñó y desarrolló concretos de alta resistencia que posibilitaron la ejecución de la obra según el diseño; asimismo, se emplearon otros concretos especiales, como un autosellante de fisuras y resistente a ambientes agresivos y otro que permitió la disminución tanto del tiempo como de la mano de obra en la colocación. En los pisos vigésimo primero y sexagésimo segundo, se construyen dos anillos de concreto que servirán al propósito de anclar las columnas; el centro del edificio funciona para el aire y las columnas se encargan de cargar el edificio. La seguridad de los trabajadores en la obra, así como la eficiencia para la ejecución de la misma, no se dejaron descuidados: para subir tanto al personal como los materiales se emplea el sistema Jump Lift, que sustituye a los elevadores permanentes tradicionalmente empleados en construcción de altura: el elevador, que opera en el foso destinado a los elevadores que se instalarán posteriormente para uso de los ocupantes del edificio, va, como su nombre lo indica, brincando de nivel en nivel conforme avanza la obra. Y a partir de la construcción del piso veinticinco, se empleó el sistema Power Shield, que consiste en un muro de un metro setenta centímetros, que sirve como protección para los trabajadores que laboran en las alturas.

treinta por ciento y también contará con una planta de tratamiento de agua para reutilizarla en los jardines y en la torre de enfriamiento. Es gracias a esta búsqueda de la optimización de los recursos a emplearse, amén de la implementación del sistema de luz B3, semejante al que ya se utiliza en otras edificaciones de gran calado como Torre Mayor, Torre Reforma o el World Trade Center México, entre otros, que fue posible buscar la certificación LEED para la Torre Koi, amén de su armonía con su entorno y el no desconocer el elemento humano en el diseño, lo que se pone de manifiesto en las escalas y proporciones de las instalaciones alojadas, no sólo en la torre sino en todo el conjunto, que comprende un total de trescientos treinta y tres mil setecientos sesenta y nueve metros cuadrados de construcción. La torre de usos múltiples, de sesenta y siete pisos, tendrá en funcionamiento veinte elevadores de alta velocidad, que transportarán a los ocupantes a una velocidad de seis punto tres metros por segundo. Sesenta mil metros cuadrados están destinados a espacio de oficinas, de los cuales, del piso cuarto al vigésimo se encuentran ocupados por Banorte, que invirtió ochocientos millones de pesos de un total de dos mil seiscientos, que fue la inversión final; de los doscientos dieciocho departamentos y dieciocho penthouses, que van de los noventa a los trescientos cincuenta metros cuadrados, cuyo precio va de los cinco a los veinticinco millones de pesos, aunque el promedio ronda en siete millones y medio de pesos, y que se entregarán semiequipados, se estima que sesenta por ciento ya está vendido. En el proyecto participaron ochenta proveedores, entre los que se encuentran compañías como Deacero, Cemex, Mitsubishi, Hebel, GE y Prolec, entre otras, y se emplearon un total de ochenta y ocho mil metros cúbicos de concreto, diez millones trescientas mil toneladas de acero y cuarenta y cuatro mil ciento ochenta y dos metros cuadrados de cristal.

Construir un edificio que se convierta en símbolo de una ciudad, en parte fácilmente identificable de la misma y que se vuelva uno con su identidad no es cosa fácil; la Torre Koi busca, con su tecnología de punta, su diseño de avanzada y, sobre todo, con su intención de fundirse, pero no confundirse, con el paisaje, convertirse en la materialización de una ciudad que siempre ha buscado relacionarse con el avance y el progreso.

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En el recubrimiento de la fachada se emplearán un total de cuarenta y cuatro mil ciento ochenta y dos metros cuadrados de vidrio de alta eficiencia, doble cristal de doce milímetros y seis milímetros de capa low-e, con el fin de obtener coeficientes óptimos de sombra y ganancia de calor y de ahorro de energía: esto conducirá a un ahorro de electricidad de veinte por ciento. De igual modo, se tiene contemplado un ahorro de agua de

Rick González

Ingeniería Civil Mexicana

to, suministrados durante veintiséis horas continuas a razón de doscientos setenta metros cúbicos por hora; hicieron falta mil doscientos camiones y toda la capacidad de las plantas de Cemex para el colado de la losa.


Empresas y Empresarios

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CEMEX suministra concreto para el edificio más alto de México

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na gran historia se escribe en el norte de México y CEMEX es orgulloso protagonista. KOI, obra desarrollada por Internacional de Inversiones ( IDEI ) y diseñada por los despachos HOK y V&FO, será el edificio más alto del país con 279.5 metros de altura, cuando se completen sus 64 pisos de uso residencial y oficinas. Para este proyecto, CEMEX contribuye con cerca de 80 000 m3 de concretos especiales.

El rascacielos está en proceso de obtener la certificación LEED Plata por su vocación sostenible y forma parte del complejo VAO, ubicado en San Pedro Garza García, Nuevo León. Con las montañas locales como inspiración, KOI fusiona elementos estéticos y funcionales para lograr una atractiva armonía entre innovación, diseño, proporción y sostenibilidad. Hacer realidad un proyecto de esta magnitud requirió de un detallado análisis estructural para identificar el material idóneo de construcción. Sin comprometer su diseño vanguardista y teniendo como objetivo la viabilidad económica y constructiva, la respuesta fue contundente: una estructura unitaria -muros centrales, losas y columnas- hecha con concreto. Mediante una oferta integral de productos, servicios y soluciones a la medida, CEMEX contribuye a hacer realidad la construcción de esta extraordinaria “escultura urbana”, como la denomina Alberto de la Garza Evia, Presidente de IDEI.


Conquistar las alturas requiere de bases sólidas y duraderas. La cimentación de un edificio como KOI es un ejemplo claro. Su colado masivo suministrado durante 26 horas continuas es el segundo más grande realizado por CEMEX en una zona urbana de México: 7 070 m3 de concreto a un ritmo de 270 m3 por hora fueron vertidos para lograr la cimentación de esta gran obra. Con la experiencia y capacidad operativa que caracteriza a CEMEX, se realizó un gran esfuerzo logístico que implicó 340 empleados; siete plantas de concreto; 98 camiones revolvedores realizando 1 010 viajes; siete bombas pluma y 5 000 barras de hielo para controlar el calor de hidratación del concreto. “Definitivamente, ahora en KOI más que en cualquier otro edificio, nos dimos cuenta de la capacidad técnica y del talento humano que tienen en CEMEX”, comparte De la Garza Evia. Tras sentar las bases, inició el reto de tocar el cielo. Para edificar esta gran estructura, CEMEX en coordinación con la constructora DOCSA , emplea el equipo de bombeo ‘placing boom’ para colocar el concreto de losas, columnas y otros elementos constructivos, de manera uniforme y continua. Con esta versátil tecnología, alimentada por una tubería que recorre el núcleo de KOI, CEMEX hace del colado en las alturas un proceso ágil, eficiente, seguro y flexible. Construir una estructura eficiente, viable y ligera, que soporte las cargas del edificio y los desplazamientos del viento, es la principal misión del equipo de expertos de KOI. Para lograrlo, se emplea el concreto Fortis Alta Resistencia que brinda mayor durabilidad a la estructura, al mismo tiempo que genera ahorros en el proceso de construcción. Gracias a la experiencia del Centro de Tecnología del Cemento y Concreto de CEMEX, y con el apoyo de asesores internacionales, CEMEX diseñó por primera vez un concreto a la medida de resistencia 700 kgf/cm2, el cual fue utilizado en los muros de los niveles inferiores de la estructura.

Igualmente, otros concretos especiales como Duramax Autosellante, que incrementa la resistencia en ambientes agresivos y permite el autosellado de fisuras, y Promptis Sin Mano de Obra, que disminuye el tiempo y la mano obra durante la colocación, han sido empleados para cumplir con las diversas necesidades del proceso constructivo de KOI. El último capítulo de esta historia terminará de escribirse en 2016. Por ahora, los más de cincuenta pisos de avance son prueba del ambicioso proyecto que representa KOI : una obra que reconfigurará el paisaje urbano, al mismo tiempo que sentará un precedente arquitectónico en México y América Latina.

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Empresas y Empresarios

“Si no hubiera acceso a estos concretos de alta resistencia, como los desarrollados por CEMEX, la torre KOI como se tiene concebida actualmente, no hubiera sido posible”, comenta Luis Fernández de Ortega, arquitecto responsable de V&FO.


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Empresas y Empresarios

La Torre

Un rascacielos estrella de la Ciudad de México

L

a Torre BBVA Bancomer, nueva sede corporativa de la institución bancaria, fue inaugurada por el presidente de México, Enrique Peña Nieto y el jefe de gobierno de la Ciudad de México. cuenta con 234 metros, 50 pisos, y requirió de una inversión de 650 millones de dólares. La edificación, ubicada en avenida Paseo de la Reforma 510, en la colonia Juárez de la Ciudad de México, tiene capacidad para cuatro mil 500 empleados, así como 40 elevadores, un auditorio para 250 personas y un comedor de atención simultánea para mil comensales. La sede de la firma financiera, que se espera acompañe a proyectos del negocio de banca digital e impulse la innovación tecnológica, cuenta con siete pisos de estacionamiento en sótano y nueve pisos superiores para dos mil 792 autos, 234 lugares para bicicletas y un helipuerto. Además, posee la certificación internacional Leed Oro amigable con el

medio ambiente, debido a que ahorra 40 por ciento de agua y 25 por ciento de energía, aunado a que durante su construcción generó alrededor de dos mil empleos. De acuerdo con información de la institución financiera, la edificación cuenta con circuito cerrado de agua reutilizada, lo que reduce el consumo de la misma. De acuerdo con información de la institución financiera, la edificación cuenta con circuito cerrado de agua reutilizada, lo que reduce el consumo de la misma. La torre, según BBVA Bancomer, logra la transformación tradicional del espacio laboral del grupo financiero en un entorno moderno, sano y eficiente, con lo que se convierte en uno de los edificios emblemáticos de la Ciudad de México. El proyecto se anunció en 2008, comenzó a edificarse en 2009 y finalizó en 2015, aunque no fue hasta este 2016 cuando concluyó la mudanza al rascacielos, considerado “el cambio de sede

corporativa más importante en la historia de la Ciudad de México y de América Latina”, informó la entidad. El proyecto “se enmarca dentro de un plan de inversiones de 3.500 millones de dólares” para el período 2013-2017, que es “un reflejo del compromiso” y “la apuesta de largo plazo” del grupo y de su filial mexicana por el país. Además de la torre inaugurada hoy, que mide 234 metros y es la segunda más alta de la capital, el dinero se ha invertido en la edificación de otra sede en el exclusivo barrio capitalino de Polanco y de un centro de procesamiento de datos en el municipio de Atizapán de Zaragoza, en el central Estado de México. El presidente del grupo español BBVA, Francisco González, afirmó hoy que México es “un ancla de estabilidad” para la economía mundial en medio de los actuales problemas globales y puede transformarse “en una de las economías más importantes y dinámicas” del planeta.


TORRE REFORMA

Torre Reforma

reflejo de audacia estructural Ana González

Hablar de rascacielos nos refiere inmediatamente a una infinidad de retos, entre ellos los más evidentes; estructurales. Pero hablar de rascacielos en la Ciudad de México, significa dos retos mayores; el factor de riesgo por sismo y el nivel de manto freático (si el proyecto se ejecuta en el centro de la ciudad; incluido el paseo de la Reforma).

Esta lucha por llegar cada vez más alto, comenzó desde principios del siglo XX, con el primer rascacielos de la Ciudad, el Edificio La Nacional, que en 1932 rebasó los 50 metros de altura. Esta evolución tuvo un boom de edificaciones más altas de 120 metros, en la década de los 40. Entre los Edificios más significativos que aún se encuentran de pie, está el Edificio El Moro, ubicado en paseo de la Reforma; mejor conocido como el edificio de La Lotería. Con 70 metros de altura, 20 niveles y dos sótanos, para 1946, era considerado uno de los edificios más altos y modernos de América Latina, pues fue el pionero en cuanto a tecnología sísmica y a flotación elástica; debido a los dos factores que previamente refiero sobre la Ciudad de México.

En 1956, con 204 metros de altura, se convirtió en el rascacielos más alto de América Latina. Fue a nivel mundial el primer rascacielos construido en una zona sísmica. Además de ser inaugurado como el edificio de cristalería más alto del planeta. Posteriormente rebasado, en México, por el World Trade Center, la Torre de Pemex y en la última década la Torre Mayor, finalizada en 2003 y la que con sus 225.6 metros de altura es la más alta de México. Podemos considerar que a partir de Torre Mayor, se desata un boom por alcanzar cada vez mayor altura. A partir del 2008 aparece en el panorama de esta competencia Torre Reforma.

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Suplemento Especial

Un poco de Historia.


Suplemento Especial

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Torre Reforma Este edificio, como su nombre lo indica, estará ubicado en el Paseo de la Reforma, su diseño y desarrollo se encuentra a cargo del despacho LBR Arquitectos. Encabezados por el Arquitecto Benjamín Romano, su visión de proyecto va mas allá de la altura y de las competencias; busca ser una referencia visual, urbanotecnológica en el país. Además de que será un edificio de 244 m. de alto, cuenta ya con la pre certificación Nivel Platino, en el proceso de Certificación de edificios sustentables LEED.

El proyecto arquitectónico Crear Ciudad A pesar de ser un rascacielos, el Arquitecto Benjamín Romano no concibe la Torre sólo como una repetición de plantas con áreas libres para la renta de espacios de oficinas. Desde su planteamiento a nivel de calle, el proyecto decide replegarse del límite de banqueta para ofrecer una plaza de acceso al público que permita al peatón una continuidad espacial, un sitio de esparcimiento y de transición hacia el acceso del edificio; con la intención de "Crear ciudad".

La arquitectura está bien cuando se vive bien dentro de ella En el desarrollo de la Torre se busca un confort que no esté únicamente a los cálculos que LEED requiere para la certificación Platino que busca el edificio. Este concepto lo perfeccionan con el confort que da la relación con el entorno, con el exterior, y que comúnmente un rascacielos únicamente ofrece de forma visual (permite a quien lo habita disfrutar de las mejores vistas de la ciudad). Torre Reforma mezcla el confort del aire acondicionado con ventilación natural. Por lo que el edificio está concebido en clúster de 4 pisos. Cada clúster tiene un jardín de triple altura que permite "abrir una ventana".

Audacia Estructural No conforme con buscar ser el edificio más alto de la Ciudad, Torre Reforma asume el reto que la misma historia le plantea: Compartir ubicación con una casa catalogada por el INBA como Patrimonio Artístico de la Ciudad de México. Es decir, esta casa no puede ser afectada por el proyecto ¿Y los sótanos cómo se podían solucionar? No abarcar el área de la casa catalogada representaría una pérdida de espacio para el proyecto. La solución fue todo un logro estructural para la restauración de edificios históricos: La reestructuración de la casa. Moverla 18 metros hacia el norte; hacer la cimentación de la Torre, a base de muros Milán; y regresarla a su posición original (18 metros hacia el sur) logrando que sus cimientos queden en cantilever para permitir el acceso a la zona comercial que habrá en su sótano. Torre Reforma incorporó ingeniería y tecnología de punta para llevar a cabo este movimiento que estuvo a cargo del Ingeniero Meli; especialista en análisis y soluciones estructurales de monumentos históricos como la Catedral Metropolitana.


Ante grandes retos, buscar a los especialistas. El diseño estructural del proyecto corrió a cargo del despacho Arup en su oficina en Nueva York, con una supervisión local de los despachos estructurales DITEC y Vamisa. Desarrollaron esta estructura triangular de 57 niveles y 9 niveles de sótano destinado al estacionamiento. Diseñado para resistir un sismo de 8.5 grados Richter de intensidad, haciéndolo uno de los edificios más seguros de la región.

La cimentación; combatiendo el manto freático Uno de los elementos fundamentales en la estructura del edificio que permite su sano desarrollo, sin duda es la cimentación. Como mencionamos previamente la ubicación del edificio; al estar en Zona de Lago, expone su cimentación a contacto permanente con el manto freático. La ejecución de la cimentación corrió a cargo de CIMESA; empresa especializada en cimentaciones y con un método patentado de Muro Milán que garantiza la estabilidad estructural e impermeabilidad, por lo que el riesgo de filtraciones queda eliminado en los muros. Sin embargo, la losa de fondo corría el riesgo de quedar expuesta a las presiones hidrostáticas del terreno y presentar filtraciones. Es por ello, que por recomendación de Arup y con el fin de dar la mejor solución posible (la que garantizará estar activa durante todo el tiempo de vida de la estructura) se aplicó un sistema de impermeabilización por el lado ciego de la estructura denominado Preprufe 300R de la marca Grace. El Preprufe 300R es una membrana Pre Aplicada, completamente en frío, de polietileno de alta densidad (HDP), desarrollada para proteger las zonas inaccesibles de las cimentaciones, como en este caso lo es, la losa de fondo. Esta membrana ofrece la ventaja de poder trabajar sobre ella los armados de la losa, con una gran resistencia a rasgaduras y un proceso de reparación muy sencillo. Al recibir el colado de concreto sobre ella, activa su adhesivo debido a la presión que recibe en un lapso de tiempo determinado y genera una adherencia al 100% de la losa, que reduce los riesgos de filtraciones al máximo al evitar que exista migración entre la membrana y la losa. Se genera un elemento casi monolítico. Al ser un HDP, y tener 300% de elongación, Preprufe 300R garantiza que se mantendrá sin degradación ni rupturas durante el tiempo de vida de la estructura, resistiendo los movimientos a los que esta misma esté diseñada a resistir.

El Tiempo El proceso de cimentación, y reestructuración y movimiento de la casa catalogada, ha tomado desde 2008 hasta finales de 2012 para su ejecución. A partir del 2013 hemos podido ver sobre Reforma los primeros indicios de la superestructura, la cual se finalizó en 2014. Torre reforma se ha logrado como uno de los edificios más vanguardistas de la ciudad, por todos los fundamentos que desde su origen se han planteado y se han seguido a cabalidad sin ser traicionados. Hoy Torre Reforma es, sin duda, un ícono del perfil arquitectónico de la CDMX

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Suplemento Especial

Debido al espesor de la losa, 2.5 m, y a que los muros fueron previamente colados, la membrana no se pudo prolongar por las caras verticales, por lo cual resulta indispensable garantizar el sello de la junta fría que existirá entre los elementos. Esto se logra sellando la membrana hacia el muro con el uretano bicomponente Bituthene Liquid Membrane, dos líneas de banda hidroexpansiva Swellseal 2010 y una última barrera preventiva de Injecto Tube para la inyección de poliuretano a futuro en caso de que se presentara una filtración. Los dos últimos productos de la línea de poliuretanos de reparación de Grace, Dennef.


Suplemento Especial

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Diseño arquitectónico LBR y Arquitectos.- Arq. Benjamín Romero.- Diseño inteligente y ecológico.- Polígono alargado en dos vértices.- Edificio de clase mundial.- alta sustentabilidad.- soluciones innovadoras.casa del siglo XIX.- superficie de 73,490 m2.- 57 niveles.246 metros de altura.- proyecto mexicano con asesoría internacional.- giro de 45º. El Partido Arquitectónico de la Torre está resuelto a partir de dos grandes muros de concreto expuesto, desplantados en forma de libro abierto y con una clara direccionalidad hacia el Bosque de Chapultepec. Estos muros dan forma a la volumetría del edificio; contienen el espacio; soportan la estructura y se empotran 60 metros bajo el nivel de banqueta, para dar cimiento a la Torre. Del volumen generado por los muros, cuelgan atirantados 14 clústeres de cuatro niveles cada uno, con programas e instalaciones independientes, generando espacios diáfanos para la libre adaptabilidad de las oficinas, de los espacios deportivos, de servicios y de los distintos espacios públicos del programa. En total la Torre cuenta con nueve sótanos y 57 niveles superiores, divididos en 14 clústeres. En el primer clúster se encuentran los vestíbulos principales y áreas de servicios, telecomunicaciones y control del edificio (BMS). El segundo clúster está destinado a los niveles del Espacio Deportivo donde habrá una alberca semi olímpica. Los tres clústeres siguientes serán para Oficinas en renta del Low Rise, En el clúster 6, se encuentra el Sky Lobby, un Auditorio para 80 personas y Salas de Juntas para servicio de usuarios del edificio. Los siguientes 4 clústeres serán para Oficinas en renta del Mid Rise, Los últimos 4 clústeres serán para Oficinas en renta del High Rise,

El edificio de oficinas más alto deMéxico

En el volumen posterior de la Torre, estarán los dos edificios de estacionamiento robotizado, con una capacidad de 400 automóviles. Los niveles subterráneos incluyen una Planta Comercial (S-1) y ocho niveles de estacionamiento con capacidad de 600 automóviles de auto servicio.


Diseño estructural

Cimentaciones antisísmicas sin pilas.- 75,000 toneladas de estructura de acero y concreto.- no tiene columnas. A pesar de su de gran altura, la torre no contempla pilas en su cimentación profunda. Al tener 9 sótanos para el estacionamiento, se propuso muros pila (muros Milán) que fueran capaz de contener los sótanos, soportar la torre y poder realizar el sistema de construcción Top-Down. Los muros milan tienen 60 metros de profundidad. Este sistema permite excavar los sótanos bajo la losa de planta baja lo cual reduce el impacto acústico hacia los vecinos y las losas de los sótanos funcionan como diafragmas horizontales, eliminando el troquelamiento provisional. Con una combinación de concreto y acero, la estructura de Torre Reforma consiste de dos muros conocidos como “el libro”. Estos dos muros son continuación de los muros Milán de la cimentación. La losa de fondo tiene 2.25 m de altura. La fachada de cristal, con vista a Reforma, tiene diagonales metálicas que cargan las losas cada cuatro pisos y transmiten la carga a los muros de concreto. La última diagonal metálica no trabaja a tensión como el resto si no que amortigua los movimientos sísmicos. Ese ensamble transmite las cargas de manera lateral a los muros Milán.

Certificación

El edificio certificado más alto de América Latina.- certificación LEED platinum.- Green Building Council. La certificación LEED es una certificación de edificios sostenibles, desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (US Green Building Council) que toma en cuenta la eficiencia y consumo energético, la calidad de vida del usuario y del medio ambiente. Existen 1,215 proyectos certificados en Core and Shell, de ellos solo 97 han logrado categoría platino lo que equivale al 7.91% del total de proyectos. Torre Reforma tiene contemplado alcanzar este nivel de certificación. Algunas características del edificio incluyen: planta de tratamiento para tratar aguas negras, parasoles en la fachada sur para disminuir la incidencia solar, azoteas verdes, etc.

Energía

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Suplemento Especial

Ahorro de energía. En Torre Reforma sus inquilinos gozarán de aire limpio en el interior, iluminación y ventilación natural, así como magníficas vistas hacia el Bosque y al Castillo de Chapultepec el exterior en el 90% de sus espacios ocupados. Estas características promueven un aumento de hasta 18 por ciento en la productividad y contribuyen a reducir el estrés, de acuerdo al Consejo para Edificios Verdes de los Estados Unidos (United States Green Building Council). Torre Reforma ahorrará alrededor de 13 millones 600 mil litros de agua al año, evitando el consumo de energía por su traslado y bombeo; además dejará de producir 700 toneladas de CO2 al año gracias al uso eficiente de la energía. Algunos de sus logros más relevantes en términos de sustentabilidad son: el ahorro de 25% en consumo energético y 30% en consumo de agua potable, así como en el tratamiento al 100% de aguas residuales, lo que se traduce en una descarga cero al drenaje de la ciudad.


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Sustentabilidad

Suplemento Especial

Jardines cada 4 pisos.- ahorro de agua y energía.- vidrios que ayudan a minimizar el ruido y el paso del calor.- 90% vista al exterior.- disminución de emisión de CO2.- disposición de residuos sólidos. Cada cluster cuenta con un patio interior de triple altura con jardineras donde se colocara distinta vegetación, estos patios que rematan en ambos lados con dos grandes ventanales de triple altura, permiten la entrada de luz a los espacios del fondo, consiguiendo el 90% de los espacios interiores con luz natural. Los dos muros de concreto permiten que la tercera fachada de cristal con orientación sur tenga la vista al Bosque de Chapultepec.

Iluminación

Aprovechamiento de luz natural.- cristales inteligentes.- paneles de doble vidrio.- parteluces Tecnología de punta para ahorrar energía a través de una arquitectura diseñada para minimizar pasivamente el efecto calorífico del sol hacia el interior, logrando un ahorro del 25.4% en el consumo de energía. El ahorro se cuantifico en función de la media en los edificios similares de la Ciudad de México.

Agua

Seguridad

Aprovechamiento de agua de lluvia para riego.- reciclamiento.- Ahorro de 13 600,000 de litros de agua potable al año.- reciclamiento de aguas grises al 100 %.

El diseño soporta un sismo de 9.0 en la escala de Richter y todos los esfuerzos por viento.- sistema único de evacuación.- protección contra incendio.- 2 escaleras de emergencia.

Existe descarga cero a la red municipal, el 100% de aguas residuales es tratado en la planta de tratamiento. El agua tratada será reutilizada en excusados y en las torres de enfriamiento para el sistema de aire acondicionado.

En caso de emergencia, el edificio puede evacuar por las dos escaleras de emergencia y por los elevadores. Los elevadores están presurizados para prevenir que entre humo al ducto en caso de incendio. En la zona de elevadores existe una puerta contra incendio que se cierra y permite la evacuación segura por elevadores o escaleras. También cuenta con una planta de energía propia para responder cuando todo el edificio se quede sin energía eléctrica.



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Estacionamiento

9 niveles subterráneos de estacionamiento.- 1161 cajones.- sistema robotizado.

Suplemento Especial

Torre Reforma cuenta como espacio para 1000 cajones de estacionamiento, 9 sótanos de estacionamiento con 600 coches y 400 cajones en dos edificios de 14 niveles de estacionamiento con sistema robotizado. Algunas ventajas del estacionamiento robotizado: cero emisiones de C02 al no tener los coches circulando, al no ser habitado por personas, no es necesario alumbrarlo, ventilarlo o recubrir con acabados, ahorro de 30% de espacio al no necesitar espacio de circulación. El tiempo de espera del vehículo es de 90 segundos.

Instalaciones.

Eléctricas. - hidrosanitarias.- comunicaciones. El proyecto arquitectónico y concepción estructural del edificio es de LBR&A, mientras que el cálculo estructural estuvo a cargo de ARUP (Nueva York). Las instalaciones fueron concebidas por ARUP (Los Ángeles) y la tropicalización de las ingenierías en México son de DITEC (Estructura), Garza Maldonado, CYVSA y Uribe Ingenieros (Instalaciones MEP).

Servicios Salas de juntas y Auditorio para uso de inquilinos, terraza al aire libre para eventos, restaurantes y zona de comida denominado Cocina Abierta

Elevadores Torre Reforma cuenta con 28 elevadores. El primer control se ubica en planta baja donde llegan los elevadores de sótanos. Aquí inician los elevadores de low rise que se encuentran en el core del edificio. Para tomar los elevadores internos de mid y high rise, hay que tomar los elevadores exteriores en el volumen del shuttle los cuales llegan al piso 23. El montacargas va de sótano 1 hasta el nivel 56 para poder facilitar sacar la basura.

Tecnología Control de accesos.- Building Management System

Bienestar Promoción de la productividad.- disminución de stress.-gimnasio.- alberca semiolímpica.- vapor y sauna.-



Maravillas de la Ingeniería

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El Moro y “la Latino” símbolos de la modernidad del México postrevolucionario

Diego Elías García Torres

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stos edificios son símbolos estéticos y técnicos inequívocos de la capital de la República Mexicana tanto nacional como internacionalmente. Su génesis no es casualidad, ya que van de la mano de la consolidación del Estado revolucionario que ya alejado de purgas y descontentos entre la “familia revolucionaria”, a pesar de crisis exteriores como la Segunda Guerra Mundial, y posteriormente, los albores de la Guerra Fría, se consolidará política y socialmente. En esas épocas de auge cinematográfico nacional, llenos totales en la naciente Plaza México, Packards y Cadillacs en las calles, nuevas instituciones y empresas como el IMSS, ICA, Telesistema Mexicano (hoy Televisa), entre otras, la infraestructura construida tenía que reflejar que había paz, tranquilidad y sobretodo, modernidad.


¡Premio mayor, premio mayor! El primero de estos edificios que se reseñarán a continuación, es la sede de la Lotería Nacional, mejor conocido como el edificio “El Moro”. Debe su nombre al Kiosko Morisco (hoy localizado en la Alameda de Santa María la Ribera) que se ubicaba en la Alameda Central y donde durante algún tiempo en el siglo XIX se celebraron los sorteos de la misma. Dicha institución –Lotería Nacional– data del año 1770. Peregrinó por distintos lugares del centro de la ciudad hasta que dado su éxito y necesidad de contar con un local fijo, se asentó en el año 1924 en los terrenos y casona propiedad de Ignacio de la Torre y Mier, yerno de Porfirio Díaz. Dado el lugar importante donde estaba asentada la casona –la confluencia del Paseo de la Reforma, la Avenida Juárez, Bucareli y la vía a la plaza de la República, con el abandonado Palacio Legislativo pero (también) con el naciente monumento a la Revolución–, que ya resultaba un sitio singular por su anuncio de gas neón (el primero en América Latina) se buscó construir una sede acorde a la institución y al lugar donde se encontraba. Para dicho proyecto hubo dos corrientes: la primera estaba a favor de que el nuevo inmueble continuase el estilo de casona porfiriana pero con mayores dimensiones (propuesto por el ingeniero José Antonio Covarrubias), mientras que la segunda propuesta, emitida por el arquitecto Carlos Obregón Santacilia, pugnaba por un edificio Art Decó, e influenciado en el edificio La Nacional (para mayor referencia, es el ubicado frente a Bellas Artes con una tienda Sears en su parte baja).

La construcción transcurrió de manera lenta debido a que la mayoría de los materiales (principalmente el acero) eran importados, además de que ello ocurrió casi a la par de la Segunda Guerra Mundial, por lo que era más difícil conseguirlos dadas las prioridades del momento histórico. Debido a dichos factores, la construcción que estaba programada para terminarse en un año y nueve meses, se prolongó doce años, hasta que por fin, los 22 000 m2 de construcción (con sus 5 elevadores, 2 sótanos, 1 planta baja, 17 pisos, y sus 107 metros de altura), fueron finalmente inaugurados el 12 de noviembre de 1946. Durante un

año, fue el edificio más alto de la ciudad (antes de que llegara la Torre Anáhuac). El Moro también tiene la distinción de haber hecho mediante su antena (hoy inexistente), la primera transmisión televisiva en México con el IV informe de gobierno de Miguel Alemán, a través del canal 4 de Telesistema Mexicano. Si bien ha resistido los sismos que ocurrieron desde su apertura, ha sufrido algunas modificaciones que se reseñan brevemente a continuación: 1955. Retiro de Telesistema Mexicano de sus instalaciones por lo que se quitó la antena del techo. 1978. Se colocan en la entrada las estelas de bronce del escultor Federico Cantú que representan a la diosa de la fortuna. 1986. Pasado el sismo del año anterior, se emprendió un programa de reforzamiento estructural y cambios en la fachada bajo el argumento de “aligerarlo” con aluminio y cristalería, así como acabados rugosos con tirol. 2010. Se retiraron los cambios implementados en 1986 (la cristalería y el aluminio) en la fachada, regresando las líneas clásicas y molduras originales Art Decó y al aplanado color blanco.

27 Maravillas de la Ingeniería

La que finalmente triunfó, fue el proyecto de Obregón Santacilia pero modificado por el ingeniero José Antonio Cuevas. Las obras dieron comienzo oficialmente en 1933, con el inicio de la cimentación con el logro más célebre que es su cimentación. Y es que el ingeniero Cuevas es precursor del concepto de la aplicación de las cimentaciones compensadas, lo cual ocurre cuando el peso de la estructura compensa el del material excavado. Este edificio también fue el primero en el mundo que tuvo el llamado sistema de flotación elástica, debido al fangoso subsuelo de esta zona de la ciudad para que pudiese contar con un aislamiento sísmico de calidad, por lo cual se incluyó una cimentación de 180 pilas de concreto y acero que penetran a una profundidad de 55 m, que llegaría hasta el subsuelo más estable y sólido.


28 Maravillas de la Ingeniería

“La Latino” Este edificio propiedad de La Latinoamericana Seguros S.A. Gracias a sus 27 727.17 m² de construcción, se convirtió, junto con el Ángel de la Independencia y la Plaza de la Constitución, en un referente y orgullo de la Ciudad de México para el mundo en el ámbito de diseño y seguridad. Ubicada donde se cree en el México precolombino solían asentarse “Los Jardines de Moctezuma”, posteriormente el cuadrante del convento de San Francisco y hoy tal vez, la esquina más famosa de la ciudad en el cruce de la calle Madero con el Eje Central Lázaro Cárdenas, nació el ambicioso proyecto concebido por el Arquitecto Augusto H. Álvarez (en la parte del diseño) en conjunto con Alfonso González Paullada. En cuanto a los detalles de estructura y obra, los encargados fueron los ingenieros Adolfo y Leonardo Zeevaert Wiechers, así como el especialista en sísmica, Nathan Mortimore. Su construcción comenzó en febrero de 1948, y poco a poco, comenzó a tomar forma con su estilo característico del movimiento moderno que hacía referencia a los rascacielos estadounidenses de la época. No obstante, su mayor logro y fama no se debe sólo a su icónico diseño, sino también a sus cimientos desarrollados por Adolfo y Leonardo Zeevert, además del consultor Nathan Mortimore, que vencieron la idea que no se podía edificar un rascacielos sobre el antiguo lecho de un lago y con alto riesgo sísmico. Primeramente, se excavó para hundir 361 pilotes a una profundidad de 33 metros hasta tocar con el sustrato sólido. La teoría que puso en práctica fue bautizada como “Interacción suelo- estructura”, que consiste en una cimentación que permite que la carga que transmite el edificio sea equivalente al volumen de suelo excavado. Dicho sistema mitiga el impacto de las ondas sísmicas, ,lo que, literalmente, hace que “flote” en el subsuelo. Aunado al soporte que le proporcionan los pilotes, está la estructura de acero de 3 200 toneladas, sobre las que descansan y se da forma a los 3 sótanos y 43 pisos que

se elevan a 139 metros sobre la banqueta (más la antena de 42 metros, que dan lugar a la estructura de ), dan un total de 181 metros. Esto convirtió a “la latino” desde su inauguración el 30 de abril de 1956, en el edificio más alto de la ciudad, marca que ostentó 27 años, cuando fue opacada por la torre de Petróleos Mexicanos. También se le consideró como el más grande del mundo con fachada de vidrio y aluminio, que además fue también el primer edificio en México con tubería de cobre para abastecimiento de agua. Gracias a sus 27 700m2 de cristal y al revestimiento doble, distribuido a lo largo de 3 200 m, de lámina acanalada, cuenta con un gran aislante térmico-acústico que evita complicaciones debido a lo caótico de la zona en la que se encuentra. Su resistencia a los sismos quedó patente primeramente en 1957, soportando los 7.7 Ritcher en el célebre “sismo del Ángel”, que destruyó el homónimo. Su prueba máxima ocurrió en 1985, cuando resistió, imperturbable, a los 8.1 Ritcher (más las replicas posteriores). Fue de las pocas edificaciones que se mantuvo en pie en la zona. Ahora, ya no es el edificio más alto de la ciudad, pero su presencia en el paisaje e imaginario cotidiano del capitalino es imborrable desde el celuloide –inmortalizada en “Dos mundos y un amor” (1954) y “Sólo con tu pareja” (1991)– hasta en el simple recuerdo por su imponente presencia entre edificios coloniales y palacios porfirianos.



30 Maravillas de la Ingeniería

El diamante del distrito financiero de la Ciudad de México: la

Torre Diana

E

n la glorieta de Paseo de la Reforma sita entre las calles de Río Ródano y Lieja, se desveló, en 1942, una escultura que generó gran polémica, pero que, con el tiempo, se ha convertido en uno de muchos emblemas de la ciudad: la Diana Cazadora. “La flechadora de las estrellas del Norte”, obra de Juan Fernando Olaguíbel, se colocó en una fuente diseñada por el arquitecto Vicente Mendiola Quezada para disgusto de muchos, que incluso, propugnaron el que se cubriera a la escultura con al menos una suerte de falda, tras una serie de protestas en las que se llegó a cubrirla con ropa interior. Años más



Maravillas de la Ingeniería

32 tarde, en 1967, en el marco de los Juegos Olímpicos a celebrarse en la ciudad, se consiguió del entonces regente Alfonso Corona del Rosal que se le retirara el faldón, que el escultor había, ingeniosamente, fijado únicamente con tres puntos de soldadura. Tras sufrir algunos daños, se fundió una réplica; en 1974, debido a las obras del Circuito Interior, se llevó al Jardín Ródano, en la colonia Cuauhtémoc y ahí permaneció hasta 1992, año en que se llevó al cruce de Paseo de la Reforma, Sevilla y Río Misisipi, lugar que antes alojaba la fuente conocida como Las Regaderas y que ha sido hogar de la singular dama desde entonces. Tan singular como la escultura de quien toma su nombre es la Torre Diana, sita en las calles de Río Lerma, a unos pasos de su célebre vecina y del Paseo de la Reforma. La torre, de ciento cincuenta y ocho metros de altura, forma parte de un proyecto más o menos estructurado en torno a la apertura del edificio del Centro Bursátil Mexicano en 1990, para conformar el distrito financiero de la ciudad en la antedicha avenida. Con una inversión de más de ciento ochenta y tres millones de dólares, de los cuales veinte se destinaron a la sola compra del terreno, hecha de manera conjunta entre Reichmann International, Fibra Uno y Grupo Farca, la torre, el quinceavo edificio más alto de la ciudad y el séptimo sobre Paseo de la Reforma, alcanza los ciento sesenta y ocho metros de altura. Edificada en acero, concreto y vidrio, la torre tiene treinta y tres pisos, destinados tanto a uso de oficinas como comercial. Los cristales que cubren la fachada y que le dan apariencia de diamantes, son, en realidad, un revestimiento conocido como “rainscreen cavity wall”, que constituyen dos líneas de defensa contra la infiltración de agua y aire e igualmente está diseñado para resistir sismos de hasta 8.5 grados Richter, cosa muy necesaria si se toma en cuenta que se encuentra en una zona que a partir de los sismos de 1985, se catalogó como “de desastre”. Esta cubierta de cristal, igualmente, contribuye a un uso más eficiente de la energía eléctrica, propor-

cionando una mejor iluminación natural al interior de la torre y reduciendo el uso de electricidad en aire acondicionado. También cuenta, como ya parece ser la norma en edificaciones de este tipo, con una planta de tratamiento de aguas residuales y con tres subestaciones eléctricas y planta de emergencia. El funcionamiento del edificio se controla mediante un sistema conocido como Building Management System, consistente en hardware y software para gestionar los equipos relacionados, tanto con la seguridad del edificio como con los servicios, tales como el sistema de aire acondicionado o los elevadores, de los cuales

cuenta con dieciséis de alta velocidad. La tecnología con que opera coloca a la torre en la clasificación de “edificaciones de clase mundial” y se está buscando una Certificación LEED oro para la misma. Sus dos mil quinientos lugares de estacionamiento son, sin duda, de suma utilidad en una zona en donde las congestiones de tránsito y la carencia de sitios para aparcar son cosa corriente. Y es así que, con la más alta tecnología y un diseño pensado para durar y sorprender a pesar del paso del tiempo, la Torre Diana brilla en el Corredor Reforma, si bien con no muchas posibilidades de opacarla, junto a su muy famosa vecina.


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16 de noviembre

Programa de Acompañantes

Curso de Viento

El Diseño por Viento

Jueves 17, Sotuta de Peón Hacienda Henequenera, Viaje en Truck, Cenotes

Impartido por: Dr. Alberto López López, Instituto de Investigaciones Eléctricas

Viernes 18, Una experiencia Maya en Chichen Itzá Vive un día como los antiguos Mayas

Dr. Adrián Pozos Estrada, Instituto de Ingeniería de la UNAM

Dr. Jorge Sánchez Sesma,

Asesor especialista en Efectos de Variabilidad Climática y del viento en estructuras

Sábado 19, Tour Gastronómico por Mérida

Conferencias Magistrales

Actividades

XX

Congreso Nacional de Ingeniería Estructural

LOS EFECTOS DEL VIENTO Del 16 al 19 de Noviembre de 2016

Mérida, Yucatán Hotel Fiesta Americana

· Curso: El Diseño por Viento

· Riesgo Estructural ante Fenómenos Naturales Dr. Mario Ordaz Schroeder Instituto de Ingeniería, UNAM

· 5 Conferencias magistrales · Ponentes internacionales

· Modern and Unique Architecture: A Perspective from the Wind Tunnel Ph.D. Thomas G. Mara Western Ontario University

· 5º Concurso Nacional de puentes de madera · Premios SMIE: docencia, investigación,

· El Túnel de Viento como una Herramienta Eficaz en el Diseño de Estructuras Dr. Acir Mércio Loredo Souza Universidad Federal de Río Grande del Sul, Porto Alegre, Brasil

· Exposición técnica comercial · Reunión de delegaciones y representaciones SMIE

· New Frontiers in Structural Engineering: Wind Action and Response by Large Structures Claudio Borri. Full Professor & Chair of Structural Mechanics Dept. of Civil and Environmental Engineering Univ. of Florence, Italy

· Más de 160 presentaciones orales

· Concurso Nacional de tesis: licenciatura, maestría y doctorado

práctica profesional y miembro honorario

· Asamblea de socios

· Programa de acompañantes · Cena de gala y premiación

· Cena de miembros institucionales

· Multihazard Design of Concrete Structures for Earthquake, Blast, Impact or Fire Michael N. Fardis: Full Professor (emeritus) University of Patras, Greece Habrá traducción simultánea

Informes e Inscripción Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural, A.C. / Sra. Ana María Nasser Farías / Camino a Santa Teresa No. 187 Col. Parques del Pedregal / Delegación Tlalpan 14010 / México D.F. Tel: (55) 5665-9784 y (55) 5528-5975 Correo-e: ana.nasser@smie.com.mx

www.smie.org.mx


34 Historia de la Ingeniería Civil

Las pirámides mesoamericanas:

montañas hechas a mano Alfredo Ruiz Islas

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urante siglos, las pirámides ubicadas en los distintos confines de lo que una vez fuera Mesoamérica han maravillado a quienes, con distintos fines, las observan, las estudian y terminan por admirarlas. La historia arranca quizá con los propios aztecas que, en su largo peregrinar —antes de establecerse en Tenochtitlan y convertirse en mexicas—, no pudieron escapar al influjo que ejercían las monumentales construcciones levantadas por un grupo de origen desconocido en el Altiplano Central. Esta ciudad, dijeron, no puede proceder de mano humana. Es claro que, para una tribu famélica y vagabunda, resultaba imposible imaginar siquiera cómo podría accederse a los conocimientos necesarios para levantar semejantes moles, por no hablar de la cantidad de individuos bien alimentados y mejor organizados que se requerirían para llevar la tarea a buen puerto. Es la ciudad de los dioses, concluyeron los sabios de la tribu. La ciudad, más bien, donde se hacen los dioses. Donde alguna vez, en un pasado en el que el tiempo divino se entrelaza con el humano, se hicieron los dioses. Con el paso del tiempo, la nómina de los que han transitado por las ciudades prehispánicas y se han maravillado con sus construcciones se ha enriquecido con los conquistadores —que, antes de desmontar los edificios para reutilizar en sus propias construcciones los materiales que los componían, tuvieron tiempo de admirarlos— y los misioneros españoles; exploradores y viajeros como Lorenzo Borutini Benaduci, Frances Calderón de la Barca, William Bullock o Desiré Charnay; arqueólogos como Leopoldo Batres; músicos y artistas como Marilyn Monroe o Jim Morrison. Y, por supuesto, con el auge del turismo experimentado en las últimas cuatro o cinco décadas, cientos de miles de paseantes, abocados solo a llegar, mirar, tomar la fotografía del recuerdo y partir con rumbo al siguiente lugar que marca la guía de viaje. O, si la fecha es propicia de acuerdo con sus creencias o sus costumbres, ascender hasta la cima —o hasta donde lo permita el número de personas ahí presentes— y recibir los rayos del sol.


Para sus constructores, sin embargo, las pirámides tenían una cantidad importante de significados que iban más allá de lo estructural y lo decorativo, aunque estos mismos no eran desdeñables en lo absoluto. Así, las principales razones de ser de las pirámides se localizaban en el plano de lo simbólico, donde se relacionaban con la creación misma. Con el momento en el que las deidades primigenias decidieron poner fin al caos e hicieron emerger la tierra desde el fondo de las aguas. Una tierra que, en principio, tomó la forma de una montaña. Una montaña sagrada. El lugar en el que aparecerían las distintas especies vegetales y animales que no solo se encargarían de poblar la tierra, sino que también proporcionarían el debido sustento a los seres humanos y que, además, terminarían por convertirse en representaciones de las divinidades que regían la marcha del cosmos.

La pirámide, entonces, era una alegoría de esa montaña original. Para redondear el abanico de significados rituales que debían tomarse en cuenta al efectuar la lectura simbólica de los edificios, su construcción se llevaba a cabo sobre una cueva o un manantial, que no carecían en absoluto de significados de corte místico: la primera, como punto de entrada al inframundo, a las profundidades de la Tierra, al espacio donde la vida se destruye y se recrea. El segundo, como símbolo de vida y, también, como medio para recrear la idea que los mesoamericanos tenían acerca del aspecto que guardaba el mundo en el que vivían, donde la tierra flotaba sobre las aguas. Al final, los contenidos religiosos del sitio terminaban por cobrar un sentido integral.

Además de lo mencionado, el cerro hecho a mano, la pirámide, accedía por su misma condición de representación de monte sagrado a, cuando menos, un par más de significados simbólicos. Por una parte, como cualquier cerro, era un sitio pleno de vida, que lo mismo se abocaba a la producción de agua que a brindar refugio a los animales y que incluso, luego de ser modificado en la medida de lo necesario, permitía la realización de prácticas agrícolas mediante el muy extendido sistema de terrazas. En la cosmovisión mesoamericana, los cerros aseguraban la subsistencia de quienes se acogieran a ellos, fueran animales o personas. La presencia de incontables caseríos indígenas en las laderas de los cerros —de donde serían bajados por los españoles a golpe de tambor antes de ser congregados y puestos a trabajar en valles y mesetas— ejemplifica de buena manera las propiedades atribuidas a los cerros por parte de los pueblos prehispánicos.

35 Historia de la Ingeniería Civil

Las pirámides son el símbolo que más rápidamente llama la atención de quien arriba a una zona arqueológica con fines de estudio o, simplemente, de contemplación. En este sentido, quizá no sea habitual preguntar por el área que cubría el núcleo urbano al que se ha arribado, la cantidad de personas que habitaban en él o incluso las principales actividades sociales y económicas que tenían lugar en el sitio: tanto para el lego como para el iniciado, lo que de verdad interesa es conocer la altura de la pirámide, el tamaño de la base, el número de cuerpos que la integran o incluso el volumen que se le calcula. En caso de que el sitio no cuente con una pirámide, sea esta chica o grande, el visitante no puede dejar de sentirse un poco decepcionado. Es como si el sitio valiera menos o fuera de segunda. La pirámide, súmmum de la arquitectura prehispánica, le confiere a cualquier conjunto de ruinas una dignidad sin igual y que quizá no se corresponde con la que le habría acompañado en cualquier etapa de su desarrollo.


Historia de la Ingeniería Civil

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Además de ser sitios vivos, los cerros son espacios que se acercan a las esferas en las que habitan las divinidades, en primer lugar, debido a su altura, lo que los pone en contacto con los planos superiores de la existencia, en los que viven una cantidad importante de dioses. En segundo lugar, por la presencia en ellos de cuevas y oquedades que, como se ha indicado párrafos atrás, se consideraban puertas de entrada al inframundo. Por ende, los cerros se convertían en escenarios idóneos para los actos del culto, de lo que dan cuenta una buena cantidad de relatos de misioneros y de conquistadores en los que se narran las peripecias sufridas por quienes, de diferentes maneras, intentaron acceder a los adoratorios instalados por los indígenas en sus laderas con el fin de tomar las figuras de culto que en ellos se resguardaban, destruirlas y facilitar así la cristianización de una etnia en particular, en una lucha simbólica que tenía su contraparte en los amplios procesos sincréticos puestos en práctica por los naturales desde los primeros instantes de la evangelización y que se llevaba a cabo, como cabría esperar, en el campo del enemigo: el templo cristiano.

De regreso al ámbito prehispánico, la pirámide replica las condiciones asociadas a los cerros y se convierte en el sitio idóneo para el culto a lo divino a través de rituales que reproducen los relatos míticos y que, de tal forma, aseguran la subsistencia del conjunto. Rituales que lo mismo se desarrollan en los templos ubicados en la parte superior de la pirámide que en los distintos nichos o espacios rituales ubicados en diversos puntos de los cuerpos que la integran, y que dependiendo de su naturaleza, de los materiales que involucren y de la divinidad a la que estén dirigidos, cumplen con la función de recrear el orden en el que se desenvuelve el cosmos.

Además de las funciones religiosas a las que se ha hecho referencia, las pirámides cumplían también con objetivos de corte pragmático, lo que de cualquier manera involucraba más de un componente simbólico. El más importante de ellos era el de fungir como punto a partir del cual se organizaba el espacio circundante, la traza de la ciudad. Una pirámide, o un conjunto de ellas, dotaba de significado al terreno y originaba un sistema urbanístico que bien podía desplegarse con base en un eje longitudinal al que, perpendicularmente, se sumaban espacios de importancia decreciente —lo que es visible, por ejemplo, en Teotihuacan—, o que actuaba como punto en el que intersecaban dos ejes longitudinales, de los que a su vez se desprendían los círculos concéntricos que regulaban el levantamiento de los demás edificios que integraban a la ciudad —lógica que guiaba la traza de Tenochtitlan.


Curso Básico de Pavimentos de Concreto Hidráulico

17 y 18 de noviembre Horarios:

17 noviembre

09:00 am a 14:00 pm 16:00 pm a 19:00 pm

18 noviembre

09:00 am a 14:00 pm 16:00 pm a 19:00 pm

Costo:

General 1800.00 + IVA Estudiantes 800.00 + IVA

Sede:

Aula CENEVAL de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí

Inscripciones:

TEMARIO: Capítulo 1. INTRODUCCIÓN.

•Características básicas del sistema vial •Estudio de tráfico •Diseño geométrico • Estudio de carreteras •Control de tráfico Seguridad vial Capítulo 2. GEOTECNIA EN CARRETERAS

•Estudios de reconocimientos topográficos geológicos, hidrológicos y geotécnicos • Clasificación de suelos y rocas •Capacidad de soporte de suelos •Construcción de terraplenes •Construcción de estructura de pavimentos •Desagüe superficial y subterráneo Capítulo 3. TIPOS DE PAVIMENTOS

•Pavimentos rígidos •Pavimentos flexibles

BANORTE Cuente No. 0865153042 Transferencia Electrónica 07270000865153042 4

Capítulo 4. ESTRUCTURA DE UN PAVIMENTO DE CONCRETO HIDRÁULICO

Informes:

•Normas S.C.T.

Tel. 01 444 254 0242 Cel. (444) 859 2063

Fecha Limite de Inscripción: 05 de noviembre 2016

•Capas granulares •Capas tratadas •Tratamientos perficiales •Mezclas asfálticas

Capítulo 5. ESPECIFICACIONES PARA ESTRUCTURAS DE PAVIMENTO HIDRÁULICO.

Capítulo 6. CONSTRUCCIÓN DE PAVIMENTOS DE CONCRETO HIDRÁULICO.

•Infraestructura •Superestructura •Firmes y pavimentos •Señalética •Conservación Capítulo 7. FALLAS EN PAVIMENTOS Capítulo 8. REHABILITACIÓN DE CONCRETO HIDRÁULICO


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Con alguna que otra excepción notable —la pirámide del Adivino en Uxmal, por ejemplo—, todas las pirámides mesoamericanas partían del mismo principio constructivo: la combinación de tablero y talud. Es decir, de una superficie plana —el tablero— y otra vertical, dotada de cierta inclinación —el talud—. El estilo adoptado por cada una de estas dependía, en principio, de los materiales propios del lugar en el que se levantaba la pirámide, a lo que hay que agregar el estilo particular adoptado por sus constructores e, incluso, las asociaciones de tipo religioso que debieran imprimirse a la edificación. Más allá del aspecto final que cobrara cada pirámide, y que dependía por entero de las formas y los decorados que satisfacían las necesidades y los gustos de las diferentes etnias mesoamericanas, casi todas ellas terminaban por alcanzar su altura final no con base en una sola estructura, sino mediante la superposición de edificios. En un primer momento, los arquitectos mesoamericanos diseñaban un edificio acorde a sus necesidades y, sobre todo, a sus capacidades técnicas y humanas. Erigido este, se consideraba una obra terminada y definitiva a la que se proveía de todos los decorados que prescribían las normas. En cuanto era posible —o incluso necesario—, se ponían manos a la obra y, sobre la pirámide existente, se levantaba una nueva, ya fuera solo en su parte superior, en alguno de sus extremos o sobre todo el conjunto, lo que implicaba forrar completamente la estructura primitiva. El procedimiento se repetía tantas veces como los recursos del grupo en cuestión lo permitieran, lo

que por lo general se asociaba a la importancia que adquiría, de forma gradual, en relación con sus vecinos y rivales. Así, por citar solo un ejemplo, el Templo Mayor de Tenochtitlan que observaron los españoles a su arribo a la ciudad en 1519 era producto de siete procesos constructivos previos, además de cuatro ampliaciones.

Visto lo anterior, parece sencillo comprender por qué algunas pirámides son más altas que otras. Un elemento a considerar es el lugar mismo en el que se construían, lo que determina una serie concreta de posibilidades relacionadas con el suelo y los materiales. Más allá del aspecto técnico, es indudable que resultaban de mayor importancia los recursos con los que se contaba para financiar los proyectos y, asimismo, la cantidad de trabajo de que se disponía para llevar a cabo la obra. A este respecto, debe tenerse en cuenta que cada una de las piedras que integran una pirámide fue cortada y acarreada a mano desde una cantera que, por lo regular, se ubicaba a varios kilómetros del lugar, en ocasiones a centenares de ellos. Ya en el sitio era tallada, colocada en su posición y, después, labrada una vez más hasta adquirir la forma deseada o presentar los ornamentos necesarios para hacer referencia a tal o cual divinidad, lo que implicaba nuevos trabajos de tallado, de ensamblado de las piezas talladas y de pintado, dado que todas las pirámides estaban decoradas con imágenes de colores vivos. Todo ello con el único auxilio de cinceles y mazos también de piedra, así como de piezas de cuero revestidas de piedras troceadas que hacían las veces de lijas. Es claro que levantar bajo estas condiciones las colosales pirámides del Sol o de la Luna requirió de ingentes cantidades de trabajadores, tanto generales como especializados, lo que a su vez hacía obligatorio disponer de los medios institucionales para organizar el trabajo e introducir a las personas en cierto tipo de disciplina laboral.



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¿Y cuál es, a todo esto, la pirámide más grande de Mesoamérica? La respuesta a este cuestionamiento no es sencilla. Durante largo tiempo se pensó que, con sesenta y seis metros, la pirámide del Sol en Teotihuacan era la más alta de la región, superando por poco —por muy poco, de hecho, apenas un par de metros— a la de Cholula que, a cambio, tenía la distinción de ser la pirámide de mayor volumen, no solo en Mesoamérica, sino en el mundo entero, con cerca de cuatro y medio millones de metros cúbicos. No obstante, las exploraciones llevadas a cabo en épocas recientes encontraron que la pirámide maya conocida como La Danta, en Guatemala, tenía una altura mayor que la del Sol —setenta y dos metros—, lo mismo que la llamada Acrópolis de Toniná —setenta y cinco metros—, lo que haría a esta última ser, hasta el momento, el edificio más alto levantado por un pueblo mesoamericano. Un listado con las construcciones más altas incluiría también a la pirámide del Tigre, en Guatemala, y la estructura II de Calakmul —ambas con cincuenta y cinco metros—, el templo del Gran Jaguar de Tikal, Guatemala —cuarenta y cinco metros—, la pirámide de la Luna, en Teotihuacan, y la de Nohoch Mul, en Cobá —ambas con cuarenta y dos metros—, la del Adivino en Uxmal —treinta y cinco metros— y la de Kukulkán en Chichén Itzá —treinta metros—. Un caso aparte lo constituye el Templo Mayor de Tenochtitlan, del que por haber sido destruido luego de la conquista española de la ciudad no se cuenta con datos fidedignos sobre sus dimensiones. Sin embargo, los vestigios encontrados permiten suponer que su altura se encontraba entre los cuarenta y cinco y los sesenta metros, lo que definitivamente lo ubicaría en algún lugar de este listado. Las pirámides, lo mismo que las grandes ciudades de Mesoamérica en las que habían sido levantadas, corrieron con distintas suertes a lo largo de los siglos. En algunos casos, fueron testigos de motines, ataques e incendios, seguidos de la huida de sus constructores. En otros, la población dejó de encontrar lo

que necesitaba en el sitio en el que estaba y, simplemente, las abandonó a su suerte, al avance inexorable de la naturaleza y a la eventual aparición de otros seres humanos, que se limitaron a hacer uso de los lugares sin tener noción alguna de sus significados más profundos. En algunos más, la llegada del conquistador español puso fin abruptamente a los procesos históricos que ocurrían en el sitio y dio comienzo a otros nuevos, diferentes. El español, heredero de una cultura que veía como algo normal el reciclaje arquitectónico —desarrollado a partes iguales en el mundo musulmán y en la propia península ibérica durante la Reconquista—, no tuvo el menor empacho en desmantelar las construcciones indígenas piedra por piedra y, después de darles la forma que le parecía adecuada, utilizarlas en sus propios edificios. Las ciudades indígenas sobre las que se decidió levantar algún emplazamiento urbano de corte europeo vieron cómo las mismas manos que las habían erigido se encargaban de desmontarlas, no sin hondo pesar. Después, con arte y paciencia, le dieron forma a un nuevo asentamiento. Bajo las calles, los templos y los palacios de este, al abrigo de las miradas curiosas, se esconderían durante centurias los restos de las civilizaciones que, de un modo o de otro, les dieron origen.



Moctezuma presente en las grandes obras de MĂŠxico Torre Diana Ciudad de MĂŠxico


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