“No me importaría perder todos los partidos, siempre y cuando ganemos la Liga” (Mark Viduka, futbolista australiano)
ba Hernán Travagliante, de Rosario. “Nos falta mejorar ron un baile de los que no abundan. Uno de nosotros un poco en el físico, pero se puede”, agregaba. se comió un túnel como el de Riquelme a Yepes. Y al –¿Y qué creés que te va a pasar al escuchar el himno? instante, llegaron las chicanas: “Che, ¿cómo se llama la –No sé. Ni quiero pensarlo. Debe ser algo emocio- revista de ustedes?”. El resultado dejó de importar en el nante. Se me va a poner la piel de gallina... momento en que ya no valía la pena seguir contando los El domingo previo goles. Acostumbrados al a la partida vivimos la picado en la plaza con experiencia más fuerlos amigos, de repente Acaso asentada en el desconocimiento sobre este te. Veinticinco grados, tuvimos que enfrentardeporte, era enorme nuestra sorpresa por la fuerza mosquitos por todos lanos a una Selección. Y con la cual los amputados le pegan a la pelota. dos y el grito de Marcela diferencia física fue lo Hereñú, entrenador: notoria. Regreso a Buenos Ai“Muchachos, vengan a jugar con nosotros”. Todavía estábamos con un poco de res. Y el comentario entre los tres integrantes del equipo sueño y con el gusto del café con leche en la boca, pero la perdedor, acaso asentado en el lógico desconocimiento propuesta era tentadora. Nos miramos, entonces, el cro- previo que teníamos sobre este deporte, era la sorpresa nista, el fotógrafo y otro amigo. Y decidimos abandonar por la fuerza con la cual los amputados le pegan a la la impunidad de la cámara y la libreta. “Bueno, vamos, pelota y la velocidad a la que corren con sus muletas. dale”, dijimos. “Seis contra seis, entonces; ustedes en el Regresamos de Entre Ríos con una derrota. Y con un reequipo que está en cuero y nosotros con camiseta”, nos sultado que no figurará en ningún libro de estadísticas: Selección de Fútbol de Amputados, mucho-Un caño, contestaron. La crónica minuto a minuto del partido dejaría muy 2. Y encima, los únicos dos goles nuestros los hizo “el mal parada a esta revista. Lisa y llanamente, nos die- otro amigo”.
52 UN CAÑO OCTUBRE 2012