The13th Nº 9

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segundos de haber comenzado: el punk, nos dice una placa con tipografía de comic, nació en el cuarto de John Holmtrom, mentor del fanzine Punk, que acuñó la dichosa palabrita relacionándola con un tipo de música y estética underground. Es una lástima que sea el único mito derrumbado, y que luego nos quieran hacer creer que la historia de Hilly Kristal es tan interesante como la de aquellos que noche tras noche se subían al escenario de su bar. Teniendo entre esa fauna a gente como Television, los Ramones, Talking Heads, Iggy Pop y Patti Smith, entre muchísimos otros que dieron allí sus primeros pasos... ¿vale la pena centrar una película en el tipo que estaba detrás de la barra? Veamos. Hilly Kristal (un correcto Alan Rickman, que siempre cumple) es un desastre de persona y un ejemplo de constancia a la vez. Agobiado por deudas, con un matrimonio frustrado y una hija que apenas lo respeta, insiste una y otra vez - como empujado por un mandato divino- en el que parece ser el mayor propósito de su vida: tener un club. Tras pedirle un préstamo a su madre, encuentra un bar que parece responder a sus expectativas. Aunque este lleno de motoqueros, borrachos, junkies y de vez en cuando aparezca algún cadáver por sus alrededores. Decide bautizarlo CBGB, siglas que anuncian la orientación musical que quiere darle: Country, Bluegrass y Blues. Pero los tiempos modernos se imponen, y la primera banda en audicionar resulta ser Television: Hilly parece ver algo en ellos y decide darles una oportunidad, una decisión que lo transformará, eventualmente y casi sin querer, en el padrino del punk. A diferencia de los protagonistas de su hermana británica, “24hs Party People”, 72 .THE 13TH

Hilly Kristal está en el centro de un movimiento pero no participa plenamente en el, o al menos no lo hace desde un punto de vista artístico. Es innegable su importancia como difusor del punk y la new wave neoyorkina dentro de los márgenes de su bar, pero no parece haber una identificación musical o ideológica a excepción de una breve escena en la cual vemos que posee un ejemplar de “Lo pequeño es hermoso: economía como si la gente importara” de E.F. Schumacher. Sin embargo, la película no parece conformarse con lo pequeño y aspira a dar una imagen épica e idealizada de su protagonista, no tanto desde la forma de retratarlo como de el modo de mostrar ese retrato: en resumidas cuentas, se trata de punkear a Kristal, con abundantes escenas de el paseando con su perro...musicalizadas con temas como “Blank Generation” de Richard Hell and the Voidoids. El montaje es y se ve forzado, al igual que la estética de comic que convierte en viñetas muchos tramos del film y que, en su intento de darle un look fanzinero, solo logra distracción. En la recomendada “Walk hard: la historia de Dewey Cox”, burla entre despiadada y afectuosa a los biopics, las celebridades eran interpretadas por actores que no tenían ninguna semejanza física y que mencionaban todo el tiempo el nombre de sus personajes para que el espectador supiera a quienes interpretaban. Esa parodia al didactismo que profesan muchos biopics toma otro cariz en CBGB, en donde la aparición de cada figura célebre del punk está resaltada por un texto con el nombre en cuestión. Llámenlo didactismo (o falta de confianza: el Lou Reed que aparece en el film justificaría esta segunda opción), pero es un recurso que pone en evidencia uno de los fallos del film: ¿a quién está


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