¿Quién dijo que es fácil ? La maternidad nos atraviesa un día sin pedirnos permiso y descubrimos que aquella sagrada escala de valores y tradiciones, con la que crecimos y juramos respetar, hoy ponemos en duda y, en algunas ocasiones, tememos no poder cumplir tan al píe de la letra. Nosotras nunca retaríamos a un hijo, jamás pensamos en dejar llorar a una criaturita de Dios, mirábamos de costado a aquellas mujeres que en un supermercado no lograban calmar a un bebé, juzgándolas…. Y cuando llegó nuestro turno, descubrimos que la maternidad no era sencilla. Que nuestros hijos iban creciendo y nosotras junto a ellos en el rol de madres. Nos transformamos en sus referentes, aún cuando no siempre estamos convencidas de hacer las cosas bien. Aprendimos a dudar con disimulo si buscamos en nuestras infancias las respuestas a algunas dudas. ¿Será por qué los tiempos han cambiado? o que nunca nos dijeron cuantas horas de TV teníamos que ver porque preferíamos jugar en la vereda o que en aquella época, Internet no estaba al alcance de la mano para escuchar treinta veces seguidas a Pipo Pescador, como hoy al sapo Pepe. Hay respuestas que no se encuentran explorando en nuestra psiquis y cuando no sabemos a quien consultar hacemos lo mejor posible con toda la intención de no perjudicar a los pequeños, lo que no significa que sea lo más adecuado, ni lo psicológicamente correcto. Hacemos lo que podemos, pero con voluntad, con amor y nuestros hijos lo saben, se dan cuenta y tienen piedad de nosotros, nos disculpan los errores porque saben que los amamos, que son lo mejor que nos pasó en la vida y que juntos somos invencibles.
Lic. Ma. Florencia Bianchi Comunicadora Social
septiembre / octubre 2011 I Página 11