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MIS NIÑOS SOBRESALIENTES ¿QUÉ CONOCEMOS ACERCA DE LAS APTITUDES SOBRESALIENTES?

Psic. N. Yudith Terrazas, Centro de Estimulación y Orietación para el Desarrollo Infantil.

Hemos hablado anteriormente sobre el apoyo y las necesidades en niños y niñas que presentan alguna discapacidad, dificultades o trastornos en el desarrollo, con frecuencia recibimos información sobre estos temas. Pero poco conocemos sobre las necesidades emocionales y educativas de los niños y niñas con capacidades o inteligencia sobresaliente.

Podemos ver a niños y niñas que destacan en su desenvolvimiento, con un lenguaje y vocabulario claro y extenso, reflexivos, destacados en su desempeño escolar, virtuosos al interpretar arte, practicar deporte, entre otras áreas y actividades. Y ello es parte del concepto de aptitudes sobresalientes, pero lo que implica la integración de la persona, va mucho más allá de lo que podemos ver a simple vista.

Como principio, un diagnóstico es fundamental, permitiéndonos tener una guía para saber de dónde partir y brindar el apoyo adecuado al niño, el cual es brindado por un profesional, a través de la realización de estudios pertinentes.

Dentro de mi labor como psicóloga infantil, me ha tocado recibir niños y niñas con maravillosos talentos y destacadas capacidades en diferentes áreas de su desarrollo, y me he dado cuenta lo complejo que ha sido para ellos su integración escolar, así como para los padres el guiarles y apoyarles dentro del hogar.

Generalmente, al momento en que profesores y padres de familia son notificados de que sus alumnos o hijos presentan aptitudes sobresalientes, tienden a relacionarlo con las calificaciones y desempeño escolar, llenándose de expectativas sobre el desarrollo intelectual y emocional de sus niños.

En ocasiones, esperamos que actúen como adultos o niños mayores, creyendo que no podrían cometer errores simples, pensamos en escuchar solo buena retroalimentación por parte de sus maestros, queremos verlos en el cuadro de honor de la escuela, y creemos que pueden comprender y reaccionar con una madurez impecable.

Nos olvidamos de su esencia y lo primordial, que es su niñez, nos perdemos y dejamos llevar por las expectativas que nos llenan y satisfacen a nosotros, los adultos.

He tenido la fortuna de coincidir con niñas y niños de diversas edades con una madurez cognitiva tan superior que llegan a lograr procesos mentales sorprendentes. Un ejemplo de ello es un pequeño de 2 años que, aunque aún no consolidaba su lenguaje, comenzó a notar que al momento en que hablábamos, él realizaba trazos con sus dedos en el aire. Y ello era porque escribía las palabras, ya que al momento de que comenzó a hablar con mayor claridad, inició su proceso de lectura de manera natural y espontánea, hablando inglés y español, así como el que reconocía cantidades y numeraciones hasta el 900 000. Sorprendente, ¿cierto?

Pero, ¿qué pasa con la parte emocional de muchos de nuestros niños superdotados? Los adultos nos confundimos y no logramos entender por qué, si nuestros niños tienen tanta capacidad, pueden presentar rabietas por situaciones simples. Nos parece increíble que no comprendan situaciones de la vida cotidiana, que se frustren con facilidad, se resistan al cambio o no comprendan las situaciones después de haberles dado una extensa explicación.

En las escuelas, les parece extraño que los alumnos no jueguen con sus pares, se aíslen y los perciban como tímidos, inseguros o inadaptados. Asimismo, en otras ocasiones se presentan actitudes y conductas inadecuadas y los reportan constantemente.

Como adultos tendemos a utilizar etiquetas para clasificar a nuestros niños, y ello, lejos de ayudarnos, limita enormemente el desarrollo de cualquier ser humano, ya sea de quienes presentan dificultades como de quienes muestran avances sobresalientes.

Es tan complejo la guía y apoyo de un niño que presenta algún tipo de discapacidad como la de un niño sobresaliente. Ellos de igual forma se enfrentan a una sociedad y sistema educativo con muchas deficiencias para su desarrollo, empezando por la escasa información sobre el tema.

Como padres, es indispensable anteponer las necesidades de sus niños conforme a su EDAD CRONOLÓGICA, hacia su PERSONALIDAD, sus habilidades y dificultades, hacia su esencia, ya que los intereses y capacidad de los niños para percibir y comprender, así como para cuestionar y reflexionar, es mayor a lo esperado para su edad, pero les es difícil de procesar debido a este mismo factor, su edad y etapa del desarrollo. Los niños deben recibir la información concreta y clara, acorde a su edad cronológica.

Demasiadas explicaciones e información pueden abrumarles y llegar a generar otras situaciones relacionadas con la ansiedad, angustia y estrés. Es entonces que no entendemos por qué llegan a llorar por cosas tan simples, por qué hacen rabietas tan intensas o por qué no comprenden el porqué les genera tanto temor los cambios o situaciones que para cualquier niño son simples de procesar.

Con respecto a las dinámicas escolares, muchas veces los niños comienzan a presentar conductas inadecuadas, pues terminan sus actividades antes que el resto del grupo, dominan los temas con facilidad y se aburren de ver temas repetidos o de tener tiempos “muertos”. Entonces, comienzan a presentar conductas inadecuadas, pero ello solo es el que gritan la necesidad de algo más. Por ello, es importante evitar las etiquetas y enfrascarnos en intervenir con estrategias cuadradas dentro de la educación, lo que nos limita las opciones de apoyar a nuestros infantes. Otro aspecto muy importante es la parte social, como lo mencioné anteriormente.

En ocasiones, no muestran interés por socializar con sus compañeros, o les cuesta trabajo, y claro está, sus intereses difieren de los del resto, ya que tienden a tener temas de interés de juegos y conversaciones diferentes a los de los niños de su edad.

Como padres, es indispensable buscar y recibir orientación tanto para ustedes como para sus hijos, en donde reciban las herramientas adecuadas para brindar un mejor apoyo a sus niños, y logren comprenderles de una forma empática y amorosa. Así, nuestros niños irán comprendiendo qué es lo que sucede con ellos mismos, se reconocerán y lograrán integrarse con un desarrollo lo más óptimo posible.

Recuerdo con cariño a una paciente de 6 años con quien tuve la fortuna de trabajar. Me decía que no entendía por qué, al llegar a la escuela, sentía tanto miedo, que ella quería controlarlo pero le era imposible. A mí personalmente me sorprendía la manera en que me explicaba su sentir, pues parecía que estaba trabajando con una joven por la manera en que explicaba sus dudas, inquietudes y sentir, así como lo centrada que permanecía en la sesión.

En una ocasión le expliqué lo que pasaba en su cerebro, cómo es que funcionaba, y por qué pasaban diversas situaciones y reacciones en ella, con sus padres y en la escuela. Su reacción entonces fue tan sorpresiva, pues comenzó a comprenderse a sí misma, se reconoció e inició un proceso de aceptación tan increíble, que a partir de ese momento sus reacciones fueron otras. Admirable la resiliencia que logró desarrollar.

Claro está que el trabajo no solo fue con la niña, sus PADRES formaron parte FUNDAMENTAL, la integración de ellos en el proceso de su hija ha sido la base para que esta niña, quien ahora cursa la preparatoria, se sienta plena y feliz, así como el que su destreza cognitiva continúe dando frutos maravillosos.

Con este ejemplo, quiero transmitir la importancia de brindar a nuestros niños el apoyo y guía que ellos necesitan, en base a su edad, personalidad e intereses.

Siempre lo he dicho, ser padres es la labor más maravillosa y compleja que se presenta en la vida.

Como sugerencias generales para los padres:

• Antepón la esencia de tu hijo/a sobre cualquier diagnóstico.

• Toma en cuenta su edad, etapa del desarrollo, personalidad y esencia.

• Que la prioridad sea que tu hijo/a viva feliz y disfrute de su niñez.

• Valora la capacidad y habilidades de tus hijos, impúlsalos pero no los presiones.

• Intégrate en su proceso.

• Acompáñalos en todo proceso, en sus miedos y dificultades, eres su mayor apoyo.

• Ámalos y acéptalos incondicionalmente por lo que son.

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