gitales, y iii) facilitando la participación de pequeñas y medianas empresas en el mercado global. En esta nueva dinámica mundial, en la cual cada vez los procesos, agentes, interacciones y decisiones tienden a pertenecer al mundo digital, el alcance de las comunicaciones y, en general, de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) cobran un rol más relevante, que sale del ámbito de la industria tradicional y se involucra en cada una de las actividades sociales y económicas. En ese sentido, el actuar de un regulador empieza a expandirse a otros temas y a otro tipo de actores que es necesario considerar, con el objeto de evaluar el impacto de estas nuevas ofertas de servicios, contenidos y aplicaciones sobre los servicios tradicionales.
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Bajo este contexto, la primera pregunta que se debe hacer un regulador es: 1. ¿Cuál es el enfoque que le debo dar a la regulación a futuro?, con una segunda pregunta que necesariamente surge para complementar la anterior: 2. ¿Es necesaria la regulación de comunicaciones? Dado que la respuesta a estas preguntas aún está en construcción por parte de muchos reguladores, a continuación, planteo cuatro consideraciones en relación con el nuevo rol del regulador que extraigo de la experiencia que he tenido en la CRC, en los dos últimos años. En primer lugar, un regulador de comunicaciones no se puede convertir en un agente que retrase el cambio. Por el contrario, los reguladores de comunicaciones tienen la responsabilidad de promover el desarrollo de nuevas tecnologías, nuevas ofertas y nuevas formas de comunicación.
Revista RCT Vol 74