Playlist #16

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Número #16 - Noviembre 2016

TWO DOOR CINEMA CLUB Rompiendo el círculo

ESPECIAL LOLAPALLOZA: JIMMY EAT WORLD + FLUME



E D I T O R I A L Lo que la mayoría de nosotros jamás pensó que ocurriría,

ocurrió. A las 4:21 de la madrugada del miércoles 9 de noviembre, el chiste de mal gusto se transformó en realidad: Donald Trump se convirtió en el nuevo presidente electo de Estados Unidos. El cuadragésimo quinto en la historia de ese país. De nada sirvió el fuerte respaldo que tuvo la derrotada Hillary Clinton por gran parte de la prensa estadounidense (y mundial). Tampoco fue suficiente que la mayoría de las figuras de la música –llámese Katy Perry, Bruce Springsteen, Bon Jovi, Lady Gaga– salieran a apoyar públicamente a la candidata demócrata y además invitando a la gente a votar. Al parecer ninguno de los llamados de las celebridades a votar por Clinton o simplemente a sufragar, tuvo efecto en la población norteamericana. De hecho, la abstención estuvo por sobre el 45%, es decir, casi la mitad de la población estadounidense decidió no ir a las urnas (¿Les suena conocido?). Las razones de la victoria del candidato republicano se las dejaremos a los analistas políticos, pero las implicancias –buenas y malas– al parecer las empezaremos a ver muy pronto. Se dice que cuando hay un presidente republicano en la Casa Blanca, la creatividad de los artistas se dispara. Así por lo menos sucedió

en los periodos de Richard Nixon, Ronald Reagan y George W. Bush. Hay muchas voces que están pidiendo el regreso de una banda emblemática de la canción-protesta estadounidense: Rage Against The Machine. “Know Your Enemy”, cantaba Zach de la Rocha en la incendiaria primera placa del cuarteto californiano y a este “enemigo”, ya le sacamos la película completa. Si antes el retorno del grupo se veía lejano, hoy la contingencia lo podría hacer regresar. Varios músicos cambiaron sus fotos de perfil en redes sociales por un fondo negro y algunas palabras de resignación. Otros, post-elección, pedían mantenerse juntos y llenar ese país con amor. Mientras que el líder de Radiohead, Thom Yorke, tuiteó las letras de una de las canciones que publicó en “A Moon Shaped Pool”: “Avoid all eye contact/ Do not react/ Shoot the messengers/ This is a low flying panic attack/ Sing the song of six pence that goes”. Esas líneas son de “Burn The Witch” y no pueden calzar mejor para el momento que el mundo está viviendo. Este es un ataque de pánico a vuelo bajo. Un ataque de pánico que durará hasta el 2020. Hernán Carrasco C. Director


REVISTA PLAYLIST Director Hernán Carrasco Editor general Fernando Duarte M. Diseñador Christian Vivanco Webmaster Cristian Berrios Fotógrafo Fabián Ortíz Colaboradores Natalia Araya Ignacio Cisternas Diego Huenchur Javier Muñoz Miguel Ortiz Paulina Portal Felipe Vargas Maximiliano Villena Fotos Reuters Shutterstock www.revistaplaylist.com


Í N D I C E 6 Agenda 8

Modo Shuffle

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Mi lista de Spotify: Diego Lorenzini

10 Noticias 12 Banda que escuchar: Palace 16 CAMINO AL LOLLAPALOOZA CHILE En abril del próximo año, el Parque O’Higgins se volverá a repletar de colores para una nueva edición del festival más importante de Chile. Mientras esperamos que llegue abril, entrevistamos en exclusiva a tres números que dirán presente en la próxima versión de Lollapalooza Chile: Two Door Cinema Club, Jimmy Eat World y Flume. Un especial imperdible. 34 BOB DYLAN Uno de los músicos más importantes en la historia de la música obtuvo un inusual reconocimiento semanas atrás: el premio Nobel de Literatura. Enigmático como de costumbre, Dylan no se quiso pronunciar sobre ese reconocimiento en un comienzo, pero ahora sacó el habla. Repasamos algunos momentos de su estelar carrera. 40 SALAS SCD Un nueva sala, la primera en región, espera inaugurar pronto la Sociedad Chilena de Derechos de autor (SCD). Se trata del remodelado Teatro Mauri en La Sebastiana de Valparaíso. Conversamos con su presidente acerca de cómo funciona este tipo de iniciativa. 52 MAGNIFICA 70 La serie brasileña de HBO regresa a la pantalla para su segunda temporada. Antes de su estreno conversamos con la protagonista del drama, Simone Spoladore, que nos cuenta los secretos detrás de la nueva temporada de “Magnífica 70”. 56 Black Mirror 58 Disney Movies CRÍTICAS 64 En vivo: Travis 65 Kings Of Leon 66 Bastille 67 White Lies 68 Angel Olsen


AGENDA

18 de noviembre Mac DeMarco Lugar: Blondie 21:00 Entradas: Puntoticket Valores: Entre $25.000 y $28.000

19 de noviembre Black Sabbath Lugar: Estadio Nacional 21:00 Entradas: Puntoticket Valores: Entre $25.000 y $115.000 6


26 de noviembre Kraftwerk Lugar: Teatro Caupolicรกn 21:00 Entradas: Ticketek Valores: Entre $24.000 y $65.000

28 de noviembre Chris Cornell Lugar: Teatro Municipal 21:00 Entradas: Puntoticket Valores: Entre $32.000 y $75.000

4 de diciembre New Order Lugar: Teatro Caupolicรกn Entradas: Puntoticket Valores: Entre $28.000 y $58.000 7


MODO SHUFFLE Una selección con las mejores canciones nuevas que eligió el equipo de PLAYLIST.

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Japandroids – “Near To The Wild Heart Of Life” Uno de los regresos que más esperábamos era el de este dúo canadiense. Cuatro años después de su último LP, los Japandroids vuelven con esta verdadera granada de mano llamada tal como su futuro nuevo disco. Clap, clap.

Kings Of Leon – “Hands To Myself” Acaban de lanzar un sólido nuevo disco llamado “Walls”, pero se dieron tiempo para apropiarse de una canción de Selena Gomez y convertirla en propia. Nocturna y con esa vibra emotiva, esa es una receta que los de Tenneessee ya tienen incorporado en su ADN.

Summer Moon – “With You Tonight” Nikolai Fraiture, bajista de los Strokes, también sacó cartas en la aventura solista. El músico creó este nuevo grupo que explora su lado pop y el primer single calza perfecto con su identidad sonora: alegre y con una pequeña dosis de verano.

4 Iron And Wine – “Time After Time” Cyndi Lauper debe estar orgullosa. Porque cuando Sam Beam hace un cover de una canción, probablemente será un megahit (¿cierto, The Postal Service?) . Acá tomó ese clásico de los 80 y lo transformó en suaves melodías para una tarde de primavera. 8

5 The Shins – “Dead Alive” (video) Aún no tiene fecha ni nombre, pero el nuevo disco de The Shins ya está listo. El primer single muestra la continuación del sonido que el grupo logró con “Port Of Morrow” y que llegó a través de este noventero video que mezcla ficción, terror y humor, protagonizado por el mismo, James Mercer.


4 9 8 13 Foto por Vicente Brogca

* Cada mes le pedimos a distintos músicos que nos cuenten qué es lo que está sonando con mayor frecuencia en sus audífonos en el último mes.

MI LISTA DE SPOTIFY Por Diego Lorenzini de Tus Amigos Nuevos

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“Alguna Solución” por Los Valentina “Una Bala en Medio de La Nada” por Medio Hermano “Rollerskate” por Matías Aguayo “El Pimiento” por Víctor Jara “Detén el invierno” por Nutria N.N. “Temporal” por Bronko Yotte “Los Ratones” por Evelyn Cornejo “Amor Naif” por Chini and the Technicians “Supapilapuso” por Javiera Mena “Pintura” por Patio Solar “En mis Genes” por Protistas “Danky” por Tunacola “Ya no veo mis zapatos” por Planeta No “Nonato Coo” por Niños del Cerro “Sparkinson” por Dolorio y los Tunantes

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NOTICIAS SYSTEM OF A DOWN YA TIENE QUINCE CANCIONES LISTAS PARA SU NUEVO DISCO

La banda armenio-norteamericana, System of a Down, acaba de dar una actualización sobre su futuro nuevo

Los Q Awards son los premios que realiza anualmente la revista del mismo nombre y que en su ceremonia de este año en Londres, reconoció a Muse como la “mejor banda en vivo del momento”. El trío del Reino Unido le ganó el reconocimiento a grupos como Coldplay, U2, The 1975 y Biffy Clyro. “Gracias a todos por este premio, somos la mejor banda en vivo hoy día. No lo merecemos, seamos honestos. Un reconocimiento a U2, le debemos mucho a ellos. Fuimos de gira juntos en 2009 y aprendimos mucho de ellos”, afirmó Matt Bellamy, líder de la agrupación, cuando subió a recibir el premio. “Estoy de acuerdo con Matt. Es un título ridículo, pero lo tomaremos de todas maneras. Como todas estas cosas, lo estamos aceptando en nombre 10

disco de estudio que debería llegar en 2017. De hecho, el grupo ya tiene shows agendados para el próximo año en Europa. “Hemos estado trabajando en el nuevo álbum por un buen tiempo y ya tenemos 15 canciones que pueden ser parte del disco. Aún no sabemos cuando será lanzado, todavía tenemos que decidir una fecha”, explicó el baterista, John Dolmayan. “Quiero que todos estén a bordo de esto y que se sientan bien al respecto, eso es lo que estamos tratando de lograr ahora. Hay un montón de presión sobre nosotros porque ya han pasado once años (desde su último LP), y serán doce para cuando salga”, agregó Dolmayan.

de nuestros fanáticos. Muchas gracias”, agregó Dominic Howard, baterista del grupo. MUSE GANA PREMIO COMO LA “MEJOR BANDA EN VIVO DEL MOMENTO” EN LOS Q AWARDS


JOHNNY MARR DICE QUE NO TIENE NINGÚN DESEO DE REUNIR A THE SMITHS

A pesar de que él mismo había contado que hace ocho años estuvieron cerca de reunirse, hoy Johnny Marr le cierra la puerta definitivamente a The Smiths. “La gente no quiere dejar ir a esta fracturada banda de negocios que es The Smiths. ¿Sabes? Nunca íbamos a estar juntos por treinta o cuarenta años. No éramos R.E.M, ni U2, era algo descabellado mantenerse juntos. Tuvimos 70 canciones juntos. Eso fue suficiente”, afirma el músico en su autobiografía llamada “Set The Boy Free”, que se publicó el 3 de noviembre. “Seguiré haciendo discos o películas con otras personas, que es algo que siempre quise hacer. Así que estoy muy contento de como terminó todo”, cuenta Marr en el libro.

OASIS YA TENDRÍA CONFIRMADO A UN TELONERO PARA SU TOUR DE REUNIÓN DEL PRÓXIMO AÑO Siguen surgiendo informaciones sobre una posible reunión de Oasis para el próximo año. El mes pasado una casa de apuestas suspendió ese desafío ya que los pronósticos dicen que es muy probable que los hermanos Gallagher se suban a un escenario juntos de nuevo. Fue en 2009 cuando Oasis se separó y desde ahí los Gallagher se han criticado duramente a través de la prensa. A pesar de eso, la reedición del “Be Here Now” y el estreno del documental “Supersonic”, ha hecho que los rumores sobre una reunión de la banda inglesa suban a niveles insospechados.

Un medio australiano llamado Noise11, afirmó tener información sobre “una banda de los años noventa con una fuerte conexión con los hermanos Gallagher ha sido contratada como telonera para los shows de reunión de Oasis del próximo año”. 11


BANDA

PALACE

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B E R Í A S E S TA R E S C U C H A N D O COMENZARON EN 2013 HACIENDO MÚSICA JUNTOS y un año más tarde entregarían su primer EP como banda: “Lost In The Night”. Ese corto trabajo traía entre sus canciones, la estupenda “Bitter”, que logró que el conjunto de Londres comenzara a ganar momento en el Reino Unido y en algunos otros lugares de Europa. Uno de los que escuchó ese EP, fue Jamie T –figura local en el Reino Unido– quien los invitó a abrir su show de regreso en la capital inglesa ese año y que fue uno de los mejores conciertos de 2014 en Inglaterra. Desde ese momento, el grupo compuesto por Leo Wyndham, Rupert Turner, Will Dorey y Matt Hodges, han sido ese tipo de bandas que se hacen conocida por el

boca a boca. Se tomaron su tiempo para grabar el que es su primer disco de estudio titulado “So Long Forever” y que no hace más que confirmar que todo el hype que el grupo ganó antes estaba totalmente justificado. Es un disco que se desenvuelve con paciencia, casi buscando el momento preciso para cambiar de ritmo y enfoque, sin perder ni una pizca de esa emocionalidad que nos mostraron en sus primeras

composiciones. “Break The Silence”, “Blackheath” y la ya mencionada “Bitter” (que fue reacondicionada para este LP), son los puntos altos de un álbum que sin duda competirá por el mejor debut de la temporada. “Una parte de nosotros pensaba que éramos la peor banda del mundo”, dijo Wyndham en una entrevista reciente. Rápidamente esa sensación se alejó. “En el momento en que empezamos a tocar, vimos las caras de la gente y supimos que les gustaba. Fue un alivio”. Hay bandas que es imposible no quererlas, Palace es una de ellas. “So Long Forever” está disponible a través de Fiction Records.

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special Lollapalooza



JULIO DE 2014. FESTIVAL LATITUDE EN INGLATERRA. Two Door Cinema Club es uno de los headliners de esa edición junto a The Black Keys, Tame Impala y Damon Albarn. Dos días antes de su actuación en el escenario principal del festival, Alex Trimble, vocalista del trío, tiene que ser hospitalizado por fuertes dolores de estómago. El grupo debe cancelar su show en el Latitude. Lily Allen los reemplaza y les rinde tributo con una de las canciones más populares de la banda: “Something Good Can Work”. Esa es la historia oficial de lo ocurrido. Y es lo que pasó

realmente. Lo que no se sabía hasta ahora, es el “backstage” de lo hechos. Fueron seis años continuos de componer, grabar y producir música. Hacer más de doscientos shows por año. Viajar por casi todo el mundo y no despegarse de la compañía del otro prácticamente en ningún momento. El precio que el grupo conformado por Trim-

ble, Kevin Baird y Sam Halliday pagó por años sin detenerse –buscando “aprovechar el momento” – se materializó a través de las úlceras estomacales que sufrió Trimble y que los hizo detener la gigantesca maquinaria que habían estado conduciendo por años. La tensión entre ellos era palpable en el aire, pero ninguno se decía nada. Era como esa agresividad pasiva que de repente aparece en las relaciones. “Creo que hubiera sido mejor si efectivamente hubiéramos peleado

Reconfigura

TWO DOOR C

Cinco años después del regular “Beacon”, la banda norirlandesa vuelve con un nu repetirse a si mismos en el éxito. “Gameshow” se llama el disco con el que volver versamos en exclusiva con Alex Trimble y Kevin Baird acerca del álbum, de su mo


físicamente. Tal vez lo hubiéramos resuelto más rápido”, dice medio en serio, medio en broma, Baird. En vez de pelear a mano limpia, el grupo decidió tomarse un largo receso de 18 meses para desconectarse del otro y ver, si cuando se juntasen de nuevo, querían seguir haciendo música juntos. “Es realmente difícil hacer esto por diez años. Estamos muy agradeci-

dos y felices del tiempo que llevamos haciendo música. Es difícil mirarlo con distancia cuando no paras de hacerlo. Cuando terminas un ciclo es cuando puedas analizar lo que has vivido. Ahora

estamos como en la mitad de dos procesos, pero estamos muy ansiosos por lo que se viene”, dice Baird sobre lo que han vivido como banda durante una década. Fue en 2010 cuando este joven trío norirlandés publicó “Tourist History”, un contagioso y punzante disco que rápidamente los transformó en una de las bandas nuevas más prometedoras de su generación. “Teníamos 19 años cuando grabamos ese álbum. Es increíble como pasa el tiempo”, dice riendo Baird. “Estamos

ación espiritual

CINEMA CLUB

uevo registro que espantó definitivamente los temores de una separación y de rán a nuestro país el próximo año para presentarse en Lollapalooza Chile. Conomento actual, de su próxima visita a Chile y muchísimo más.


muy orgullosos de ese álbum, y aunque ahora estamos en un lugar diferente a nivel musical, siempre sentiremos un apego especial por ese disco. Cuando tocamos esas canciones, a veces se sienten extrañas, porque recuerdo que escribimos algunas de esas canciones en el garage de la mamá de Alex”, dice entre risas el bajista del grupo, sobre ese álbum debut que en poco tiempo se transformó en favorito de muchos, incluida la gente de esta redacción. “Cuando lo escribimos nunca pensamos que personas en Chile iban a estar escuchando ese álbum seis años después. Para ser honesto, no sabíamos si a la gente de Irlanda del Norte le iba a gustar”, dice en tono animado Baird. EL FACTOR BEACON El segundo disco después de un exitoso debut siempre es materia sensible para las bandas. Puedes repetir la fórmula que te hizo exitoso o sacar un conejo del sombrero y hacer algo totalmente distinto (a lo MGMT), que puede resultar bien o derechamente mal (a lo MGMT). Two Door Cinema Club optó por lo primero y entregaron un segundo disco llamado “Beacon” que desplegaba casi las mismas fortalezas que ese excelente debut, pero sin ninguna pizca de innovación o riesgo. Si esto fuera fútbol, se podría decir que jugaron al empate con su segundo LP. “Creo que ese disco se enfocaba más en las malas cosas que nos estaban sucediendo que en las buenas. Con ‘Beacon’ tratamos de 20

hacer algunas canciones que fueran como himnos y que nos sirvieran para grandes estadios. Creo que no fuimos todo lo originales que podíamos ser cuando compusimos ese disco”, confiesa Baird sobre ese regular disco. Para poner las cosas en contexto, ese LP fue concebido casi completamente en medio de hoteles, vuelos y conciertos, entre comienzos de 2011 y el primer trimestre del año siguiente. Fue grabado en un par de semanas y lanzado en septiembre del 2012. El grupo aún no se tomaba ningún receso desde que habían comenzado por lo que los espacios para ser creativos no abundaban en la apretada agenda de los europeos. Que ese segundo álbum haya sido sólo “regular”, no fue ninguna sorpresa en el momento. El desgaste se hacía presente, pero ellos aún no se daban cuenta de eso.

“Creo que toda la locura que sucedió con ‘Tourist History’, hizo que las cosas se pusieran muy intensas y demandantes por casi dos años. Creo que fue un reflejo tratar de sacar el pie del acelerador y eso se reflejó en algunas canciones de ‘Beacon’, porque algunos de esos temas eran más lentos de lo que acostumbrábamos a hacer”, reflexiona Baird sobre el disco.


ALEJARSE PARA ENCONTRARSE Durante los 18 meses que estuvieron separados, los tres miembros de la banda hicieron cosas muy distintas. Ninguno de ellos vive en Irlanda del Norte, sino que están repartidos por Londres, Los Angeles y Portland. Trimble pasó un tiempo con sus padres en Irlanda, algunos meses en Londres y el resto del tiempo estuvo en Portland, Oregon, donde compró una casa y se recluyó un tiempo para reencontrase a si mismo. “Tuve una adicción a las drogas y al alcohol por un tiempo. Tomaba muchas pastillas porque tenía depresión, por lo que tenía mucha medicación prescrita para tomar: Valium y Xanax, por ejemplo, ese tipo de cosas que te hacen apagarte del mundo por un rato. Además fumaba marihuana y tomaba al mismo tiempo. Necesitaba salvarme de mi mismo”, le contaba Trimble a The Guardian en una entrevista reciente. Parte de esas experiencias vividas por el vocalista pueden encontrarse en las letras del nuevo disco que el grupo acaba de lanzar bajo el nombre de “Gameshow”. “Mucho ha cambiado con mis letras. En nuestros comienzos, nunca consideré que yo tuviera mucho que decir, al menos nada que no se hubiera dicho antes. Mis letras antes, si bien a veces se sentían honestas o emotivas, servían mayormente para el propósito de agregarle algo a la melodía. Ellas llenaban los agujeros. Desde hace un par de años que me he es-

tado cuestionando a mí mismo y al mundo que me rodea de una manera significativa. Y lo sigo haciendo. Eso obviamente ha influido en mi escritura. Hay más sustento en lo que escribo en estos días. Más mensajes, algunos obvios, otros ocultos, algunos directos y otros más oscuros. Algunos para mí mismo, otros para alguien más. Me encantan las palabras. Me encanta jugar con las palabras y con los sentimientos a través de las palabras. Con ellas puedes crear nuevos mundos y realidades. Puedes hacer lo que quieras. Y lo mejor de todo acerca de ellas es que no siempre tienes que entender las palabras para entender el mensaje”, nos cuenta en tono meditativo Trimble al otro lado del teléfono. En canciones como “Are We Ready? (Wreck), tema que abre este sólido nuevo LP, esos temas que Trimble describe se hacen presentes de manera evidente: “Now, now you’re digging a wreck/ What will you write about?/ How did you find that out?”, una clara alusión al estado en que se encontraban en el comienzo del proceso de grabación del nuevo disco. Había rumores por parte de los fanáticos del grupo que Two Door Cinema Club se había separado. Baird lo clarifica diciendo que “nunca hubo algo como una separación, pero si hablamos entre nosotros y decidimos que teníamos que irnos cada uno por su lado y no hablar entre nosotros por un laaargo tiempo”. Cuando se reencontraron, año y medio des21


pués, decidieron que querían seguir haciendo música juntos, pero no al frenético ritmo al que estaban acostumbrados. Así que al principio del proceso de composición, el trío no se dedicó a escribir canciones, sino a que reconectarse entre ellos. Salían a tomar juntos. Se intercambiaban discos y libros, hasta que eventualmente se pusieron a trabajar juntos en Los Angeles, bajo la dirección del legendario Jacknife Lee. ¿Cuáles son las principales diferencias que hay entre “Beacon” y “Gameshow”? Baird: “Gameshow” se siente como un disco positivo a diferencia de lo más oscuro que fue “Beacon”. Este nuevo álbum se siente como una celebración de lo que hemos vivido. Líricamente habla de cosas que no habíamos tocado antes y Alex se enfocó en cosas menos autobiográficas y más universales esta vez. Este es un disco que yo lo sien22

to más fresco. Y a nivel sonoro, ¿Qué es lo que buscaban con “Gameshow”? Baird: Queríamos volver a hacer bailar a la gente con nuestras canciones. Con “Beacon” era más tratar de buscar un sonido que fuera más apropiado para los grandes escenarios. Con este disco queríamos que la gente se volviera a mover y que tuviera un buen momento escuchándolo. Que fuera el tipo de música que pudieras poner en una fiesta. Definitivamente queríamos que fuera un disco más upbeat. Trimble: Últimamente, estaba buscando algo más genuino. Algo que me representara a mí en el mundo en que estoy parado y en dónde estuve. He estado fascinado con el sonido desde que era muy pequeño. Esa fascinación me llevó a tener interés en grabar sonido cuando era adolescente y desde ahí he estudiado y me he obsesionado y he colecciona-

do todo tipo de cosas y objetos relacionados con hacer y grabar sonidos. Sintetizadores, amplificadores, micrófonos, etc. Sin embargo, por un largo tiempo tuve dudas, mejor dicho miedo, de usar todas esas cosas en su máximo potencial. En vez de eso, decidí enfocarme en un estilo más seguro y convencional para grabar mi música. Y esa no es ninguna manera de vivir. Una vez que me di cuenta de eso, decidí disfrutar de mí mismo. No me puse ninguna restricción en lo que podía hacer a nivel sónico. Y mi amigo y productor, Jacknife Lee, me alentó a ir más lejos. Y eso hice, fui más lejos esta vez. ¿Qué tipo de música estaban escuchando cuando comenzaron a hacer el nuevo disco? Baird: Alex estaba escuchando cosas más antiguas de los años setenta como Electric Light Orchestra o los Bee Gees. Yo estaba más metido en


artistas como J. Dilla, Kid Cudi, Miguel y Kanye West. Creo que todas esas influencias pueden verse en “Gameshow”. El nuevo disco de los norirlandeses fue producido una vez más por Jacknife Lee y grabado en Los Angeles, California. Le tomó seis meses al grupo registrar y componer las canciones que dieron vida a este tercer álbum. “Creo que haber grabado en Los Angeles influenció mucho el nuevo disco. El estudio estaba ubicado en una montaña que miraba hacia el océano y sin duda que un ambiente así te hace más creativo y te da más inspiración. Teníamos cerca la ciudad y el mar. No podíamos pedir por algo mejor”, recuerda Baird. ¿Cómo definirían este nuevo álbum? Baird: Yo diría que hay mucho de Two Door Cinema Club en él. Están las guitarras y el ritmo upbeat, además de la melodía

que tratamos de darle a nuestras canciones. Es un disco donde buscamos explorar y descubrir nuevas maneras de escribir música. Tiene una vibra más fiestera que cualquiera de nuestro álbumes anteriores. Trimble: Realmente no sé cómo es un fanático típico de Two Door Cinema Club (risas). O qué esperaran ellos. Lo único que sé es que sin importar quienes sean, cada uno de ellos va a esperar algo distinto. Este es un disco excitante. Es un álbum más expansivo. Hay muchos lugares que recorrer adentro de él. Y te puede llevar a muchas partes también. DE REGRESO A SUDAMÉRICA El grupo fue confirmado, a finales de septiembre, para ser parte de la gira sudamericana de Lollapalooza, concretando así su regreso a nuestro país después de ese recordado show de 2013, cuando se presentaron en uno de los esce-

narios principales del mismo festival. Esa vez tocaron en la mitad de la tarde. No se extrañen de ver a los liderados por Tremble tocando casi al final de la jornada festivalera del próximo año. El nuevo estatus que ha ganado el grupo durante estos últimos años ha cambiado muchas cosas para ellos y en Inglaterra los ven en un futuro cercano, como cabezas de cartel de Glastonbury. ¿Cómo sientes el regreso de Two Door Cinema Club a Chile el próximo año? Baird: Tuvimos un fantástico tiempo cuando estuvimos allá en 2013. Estamos muy contentos de regresar a Chile y Sudamérica el próximo año. Va a ser un show intenso y queremos mostrarles nuestras nuevas canciones sin duda. Espero que todos aquellos que nos vieron la vez pasada, regresen a vernos. Les prometemos que lo pasarán muy bien (risas). Por Hernán Carrasco C. 23


FUE RECIÉN CON SU CUARTO DISCO DE ESTUDIO que la banda de Arizona, Jimmy Eat World, llegó al mainstream. No tuvieron un despegue explosivo como la mayoría de las bandas jóvenes de ahora, que gracias a las nuevas tecnologías y un par de singles exitosos pueden ser figuras casi mundiales en tan sólo un par de años. El grupo liderada por Jim Adkins, lanzó tres álbumes (“Jimmy Eat World”, “Static Prevails” y “Clarity”) antes de alcanzar una rotación radial significativa. Pasaron casi diez años antes que los flashes se posaran sobre ellos. Fue “Bleed American” (2001) el disco que les abrió las puertas a Jimmy Eat World para ser una de las bandas de rock alternativas más importantes de Norteamérica. En ese álbum venía el single más importante que el grupo ha lanzado en su carrera: “The Middle”, una canción urgente que hablaba de no tirar la toalla cuando las cosas estaban difíciles. Claro, el grupo había sido abandonado por su sello antes de grabar “Bleed American” y ese LP tuvo que ser financiado por ellos mismos. “No teníamos ninguna idea de lo que iba a pasar. Nunca imaginamos que 15 años después aún tuviéramos una audiencia que se conectaría con ese álbum. Cuando hicimos ‘Bleed American’, manejábamos una van por Estados Unidos, dormíamos en el suelo y ahorrábamos dinero para poder grabar ese disco. Las cosas pasaron muy 24

JIMMY EAT WO

Salirse de la zona de confor


Llevaban 20 años trabajando de manera casi ininterrumpida: lanzaban un disco y los siguientes años se embarcaban en extensas giras, casi sin descanso. Antes de componer “Integrity Blues”, los liderados por Jim Adkins se tomaron un año sabático y volvieron renovados, para grabar uno de sus trabajos más experimentales a la fecha. Conversamos en exclusiva con Adkins y Zach Lind, sobre el nuevo aire de la banda, el recién estrenado LP, su primera visita a Chile y mucho más.

ORLD

rt

rápido después que lanzamos ese álbum. Nunca lo esperamos. Es de esos momentos que pides que te pellizquen para saber si verdad lo que está sucediendo”, recuerda Adkins sobre lo que vivieron antes de lanzar el que es su disco más importante a la fecha. En 2011, diez años después de ese LP, una improbable ayuda de una de las artistas pop más importantes de ese momento hizo que la popularidad del grupo volviera a despegar. Taylor Swift invitó a Adkins a tocar “The Middle” en el show de la cantante en Arizona, tierra natal del grupo, haciendo que “Bleed American” volviera a los rankings de discos más vendidos. Este año, Swift lo hizo de nuevo, cuando en un comercial de Apple Music, hizo una mímica de la misma canción y logró que las ventas de ese single subieran en un 284%. Jimmy Eat World volvía a estar en el primer plano quince años después de su mejor momento y con un nuevo disco bajo el brazo. UN NUEVO CAPÍTULO “Cuando nos reunimos después de un año sabático, decidimos que queríamos agitar un poco las cosas e intentar cosas nuevas. Intentamos hacer cosas que normalmente no hacíamos y contratamos un productor muy temprano en el proceso, Justin Meldal-Johnsen. Fue increíble tener su influencia desde temprano en el proceso y que ayudara a 25


que las cosas tomaran forma de una manera en que no estábamos acostumbrados. Queríamos desafiarnos otra vez como banda”, cuenta Zach Lind, baterista del grupo, sobre cómo empezó a tomar forma “Integrity Blues”, el noveno álbum de Jimmy Eat World, publicado vía RCA Records. “Hemos sido una banda por tanto tiempo, somos los mismos integrantes y como que a estas alturas sabemos que es lo que hará el otro a nivel musical. Y si bien eso es genial, a veces haces algo y funciona, pero no te preguntas si eso es lo mejor que puedes hacer o si estás descansando en tus fortalezas. Entonces te enfrentas a un problema, por ejemplo, a una canción que quieres que sea de una manera determinada. Lo que haces es resolver ese problema haciendo lo que siempre has hecho. Sabes como hacerlo y lo haces. Es casi algo automático. Entonces no te preguntas si eso es lo mejor que puedes hacer o si es lo que te hace sentir cómodo. Queríamos salirnos de ese círculo e intentar la opción menos fácil. Salirnos de nuestra zona de confort”, explica Adkins sobre ese mismo punto. Escrito entre comienzos de 2015 y el primer trimestre de este año, el nuevo álbum de la banda fue dirigido por Justin Meldal-Johansen, productor de bandas como Nine Inch Nails, M83, Air y Beck, y fue grabado en la soleada Los Angeles. La apuesta por un “disco distinto” le dio resultados a Jimmy Eat World porque “Integrity Blues” 26

trae algunas de las canciones más osadas que los norteamericanos han escrito en su carrera, entre las que contamos a “Pass The Baby”, “Pol Roger” y aquella que le da el título al álbum. ¿Qué buscaban a nivel sónico con este nuevo disco? Lind: Queríamos que este disco sonara como un “álbum de estudio”. Le pusimos mucho atención a los detalles y nos preocupamos mucho del sonido que iba a tener. Por ejemplo, nuestro anterior disco “Damage”, suena casi como un álbum garage porque tiene un sonido más crudo y no tan pulido. En cambio para este, queríamos algo más pulcro y bien ejecutado. Adkins: No somos una banda que experimenta por experimentar. Los riesgos y las

direcciones que tomamos en las canciones tienen una lógica para nosotros y tienen que hacerlas funcionar. Es muy importante que cada tema sea todo lo que puede ser y que alcance su potencial. A veces hacemos algo que puede ser chocante para el resto como por ejemplo, en “Pass The Baby”, pero ese quiebre que tiene la canción está ahí por un motivo. Lo mismo en un tema como “Integrity Blues”. En una época como esta, puedes grabar y grabar una canción, pero al final no le agrega nada de valor a tu idea. Es importante que lo que tú pensaste originalmente para la canción se mantenga hasta el final. Lind: Siempre que grabamos un disco queremos que sea distinto al anterior. No nos interesa hacer algo que ya hicimos antes sólo por el hecho que sa-


bemos que eso funciona. Cada disco que hemos hecho desde “Bleed American” lo hemos grabado con un productor distinto. Queremos hacer cosas distintas siempre y ese es parte del espíritu de esta banda, ¿sabes? ¿Cómo fue trabajar con Justin Meldal-Johansen para este álbum? Él ha hecho muchos discos de bandas que nos gustan. Lind: Creíamos que Justin era la persona ideal para trabajar con nosotros esta vez, por su pasada musical y por las habilidades que tiene como productor. Y no estábamos equivocados. Él es un talentoso músico y con habilidades para comunicarse musicalmente. No todos los productores tienen eso. Nos presionó mucho para salirnos de lo que estábamos acostumbrados a hacer y logró que “Integrity Blues” sea el disco que es.

ROCK EN LA ÉPOCA DE NIRVANA Ustedes comenzaron haciendo música cuando Nirvana aún existía. ¿Cómo se sienten ahora, veinte años después? Adkins: Es salvaje (risas). Cuando comenzamos la banda éramos adolescentes y nuestra meta más loca, era tocar algún show fuera de nuestra ciudad. Más descabellado era pensar en hacer una gira. Ahora cuando miro hacia atrás y veo lo afortunados que hemos sido por poder tocar música por tanto tiempo, es alucinante. Creo que hicimos un buen trabajo como banda poniéndonos metas realistas. De corto plazo como ¡Grabemos un disco! O ¡Salgamos de gira! Y las cosas fueron creciendo y creciendo de un momento a otro. Aunque nos seguimos divirtiendo como al principio.

Lind: Estamos muy agradecidos de que aún podamos lanzar discos y hacer shows, y que aún haya un nivel de interés suficiente en lo que hacemos que nos permite seguir teniendo una carrera. Eso es algo de lo que siempre estaremos agradecidos y felices. Este es un trabajo divertido y amamos hacerlo. El grupo lleva a la fecha nueve discos, pero tal como dijimos al comienzo de la entrevista, fue su cuarto disco “Bleed American”—editado en 2001—, el que los llevó a un lugar mediático que nunca imaginaron. Luego de ese registro publicarían “Futures” (2004) y “Chase This Light” (2007), discos que continuarían la racha tanto a nivel comercial como de crítica. “Todavía no siento que seamos una banda más mainstream. En el sentido que después de nueve discos seguimos haciendo cada uno de esos álbumes de una manera de la que podamos sentirnos orgullosos y no siguiendo ninguna corriente musical que esté de moda. Seguimos haciendo discos que a nosotros nos gustaría escuchar. Seguimos siendo honestos acerca de eso y creo que nuestros fanáticos siente eso. Tal vez no será para todos, pero aún si eres fanático de Jimmy Eat World y no te gustan nuestros últimos discos, nosotros te seguiremos queriendo”, afirma entre risas Adkins, sobre cómo percibe a la banda en la industria musical actual. “Para ti como oyente, hay una competencia muy dura con 27


tu tiempo. Ahora más aún que cuando lanzamos ‘Bleed American’ o ‘Futures’. Con todas las facilidades que hay, que alguien se dé el tiempo de escuchar algo que nosotros hayamos hecho, es un verdadero halago. Sobre todo ahora que tenemos casi veinte años como banda. Es algo que no damos por garantizado”, reflexiona el vocalista de Jimmy Eat World. ¿Cuánto ha cambiado para ti la manera en que escribes las letras? Adkins: Nuestros discos son documentos de tiempo. Tú no eres la misma persona que eras hace tres años. A veces no era la misma que eras tres meses atrás. La vida siempre está cambiando y no importa donde miras, vas a encontrarte a ti mismo evolucionando con el tiempo. Cuando eres joven, la mayor parte de la inspiración para escribir letras viene de cosas que vas descubriendo y experimentando. Ahora para mí, las cosas que me hacen escri28

bir canciones son situaciones cotidianas como problemas, resoluciones, dolor emocional y donde tu tratas de resolver esos tópicos a través de las canciones. Es algo terapéutico para mí. LA CONEXIÓN CHILENA “Alain es un músico increíble. Grabamos ‘Damage’ en su casa, donde tiene un estudio de grabación y su casa parece realmente un museo de instrumentos. Tiene una colección de los más diversos instrumentos y los puede tocar todos”, dice entre risas Adkins contando sobre su experiencia trabajando con Alain Johannes, músico y productor nacido en Santiago y frecuente colaborador de los Queens Of The Stone Age. “Él es un músico increíble, pero a la vez tiene un sentido musical fabuloso. Hay veces que necesitas el input externo para saber dónde va la canción y Al hacía exactamente eso. Elegimos a Al porque queríamos acercarnos a ese disco de una manera orgánica

y trabajar como equipo. Eso fue lo que hicimos y él nos ayudó mucho en ese proceso”. “Al siempre nos hablaba de Chile y nos decía que debíamos ir a tocar pronto allá. Finalmente le hicimos caso”, afirma entre risas Adkins, apuntando al debut del grupo planificado para abril del próximo año, en el Lollapalooza Chile. “Era cosa de tiempo para que por fin pudiéramos ir a Chile. Era algo que estaba en nuestra lista de deseos desde hace mucho tiempo”, comenta Lind sobre el que será el primer show de Jimmy Eat World en Chile. “Es increíble que nunca hayamos podido ir a Chile o Sudamérica con nuestros discos anteriores. Estoy feliz de acabar con esa racha negativa”, dice riendo Adkins para luego dejar una invitación abierta a sus fanáticos y no tan fanáticos: “Ustedes van a pasar un gran momento viendo a Jimmy Eat World Eat. Se los puedo garantizar”. Por Hernán Carrasco C.



“CREO QUE FUE A LOS NUEVE AÑOS CUANDO SUPE QUE QUERÍA SER MÚSICO. Me acuerdo cuando era adolescente de haber visto en el periódico que llegaba a la casa, noticias sobre bandas y música en el mundo, y recuerdo haber pensado que eso sería un trabajo soñado para mí”, recuerda Harley Edward Streten, más conocido como Flume, al otro lado del teléfono desde Londres. Con tan sólo 25 años, Flume se ha hecho un nombre afuera de su natal Australia y es una carta permanente de los más importantes festivales musicales en el mundo. Electrónicos y tradicionales, como Coachella, Lollapalooza y Bonnaroo. Hace seis meses lanzó su muy bien recibido segundo álbum llamado “Skin”, trabajo con el cual regresará a nuestro país para tocar en Lollapaloza Chile 2017. Será su segunda visita a suelo nacional, después de su debut en el mismo festival hace dos años. “Crecí cerca del océano por lo que el surf era uno de mis pasamientos favoritos. En el colegio además jugaba mucho fútbol. Amo el fútbol, hecho de menos jugarlo de hecho”, cuenta Flume sobre sus aficiones fuera de la música. ¿Qué tipo de música te gustaba cuando estabas creciendo? - Solía descargar mucha música en Napster y cosas así. No podía pagar por tanta música, así que la descargaba. Pasaba mucho tiempo online buscando música y artistas que me gustaran. Recuerdo haberle 30

regalado a un muy buen amigo el “Homework” de Daft Punk, pero moría de ganas por escucharlo. Escuchaba mucha música, alguna muy mala de hecho (risas). The Prodigy fue una gran influencia para mí. Lo mismo que Gorillaz, que es una banda fantástica. Tomaste tu nombre de una canción de Bon Iver. ¿Qué significa su música para ti? - Es un compositor poco convencional, pero con una gran habilidad musical. Me gusta como en cada disco va un paso más allá de lo que ya estaba haciendo. Además eso de encerrarse en una cabaña en el bosque para componer y alejarse, es algo que me gusta hacer a mí también. Tu primer disco salió hace cuatro años y desde ahí has estado recorriendo casi todo el mundo. ¿Esperabas que las cosas se dieran tan rápido para ti? - Creo que las cosas han pasado rápido, es verdad, pero no las siento tan tan rápidas, ¿sabes? A veces veo fotos del comienzo y me doy cuenta que las cosas han ido creciendo y creciendo. Mi meta primordial al comienzo era poder ganarme la vida haciendo música. Y estoy feliz de que hasta ahora sea así. ¿Haber nacido en Australia fue una ventaja o una desventaja para hacer una carrera? - Creo que es un buen lugar para empezar una carrera. Sobre todo porque la radio principal de Australia, Triple J, que es una emisora patrocinada por fondos estatales, hace mucho

E


Estrella en nacimiento

FLUME

Tomó su nombre de una canción de Bon Iver y se lanzó a componer música. Luego de un par de años se transformaría en una de las nuevas figuras de la música australiana y tiempo después, en uno de los exponentes destacados de la electrónica mundial. Con un nuevo disco bajo el brazo –que incluye una colaboración con Beck– y una próxima vista al Lollapalooza Chile, el joven artista está viviendo el sueño. Conversamos en exclusiva con él.

por ayudar a los artistas locales. Por lo que si haces bien tu trabajo y tus canciones son buenas, probablemente tus canciones sonarán constantemente en la radio. Lo bueno es que no es una radio comercial, por lo que su línea editorial es muy flexible y eso ayuda a todo tipo de músicos. En tu nuevo disco trabajaste con varios artistas destacados, entre ellos Beck. ¿Cómo fue esa experiencia? - Fue increíble. Fui hasta su casa en Venice (Los Angeles) y conversamos un rato. Fuimos hasta al estudio que tiene en su casa y le mostré algunos demos en los que había estado trabajando. Probamos algunas ideas más y al final nos mantuvimos en una que le gustó, y así como fue nació “Tiny Cities”. Él fue muy cool. Para mí fue casi una experiencia surreal, estaba bastante nervioso para ser honesto. Volverás a Chile para tocar en Lollapalooza. ¿Qué recuerdas de tu anterior visita a nuestro país? - Recuerdo haber comido uno de los mejores trozos de carne que he comido en mi vida (risas). Fuimos a un restaurante con Axwell y tuvimos la mejor comida del mundo. ¡Quiero volver a ese lugar! (risas). ¿Qué artista no te quieres perder en el festival? - Realmente quiero ver a The Strokes. Estuvieron hace algunos años en Australia y fue un concierto alucinante. Espero verlos allá de nuevo. Por Ignacio Cisternas 31


#RETROFOTO

Jimi Hendrix tocando en vivo con su guitarra elĂŠctrica, Fender Stratocaster, en el Civic Auditorium de Bakersfield, California, el 26 de octubre de 1968. FotĂłgrafo: Michael Ochs



BOB DYLAN El llamado a la academia

Durante dos semanas mantuvo en vilo a los miembros de la academia sueca. Sobre el escenario se remitiรณ a cantar, una y otra vez las mismas canciones pero versio que provocan los monumentos. Eso hasta que la semana pasada llamรณ y di

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Bob Dylan no quiso hablar en público del tema. onándose a sí mismo, quizás resistiéndose a la tentación ijo: “¿Que si acepto el premio? Por supuesto”.

EL NOBEL, ESE PREMIO QUE NO RECIBIÓ TOLSTOI –ESTABA VIVO CUANDO SE INICIÓ LA ENTREGA–, ni Borges, ni Proust, ni Joyce. Los mismos que forman parte del canon del siglo XX, pero que vieron a otros subir al podio para recibirlo. Hace dos semanas se lo dieron a uno de los mayores músicos de ese siglo, el mismo que ha asistido a los Grammys casi cada vez que ha ganado, el que recibió en 2012 la medalla Presidencial de la Libertad de parte de Barack Obama; el que durante dos semanas se mantuvo en silencio. Entre 1964 y 1966 publicó tres discos que cambiaron el desarrollo de la música –todos dentro de los 10 mejores de la historia, según el ranking de la revista Rolling Stone–, “Bringing It All Back Home”, “Highway 61 Revisited” y “Blonde on Blonde”, mostraban un cambio en Dylan casi mes a mes. Esa transformación de cantante folk de letras simbolistas a algo más parecido el movimiento beat en el que participaba su amigo Allen Ginsberg, pero esta vez con guitarra eléctrica. La diferencia es enorme desde “Blowin’ In The Wind” donde dice “¿Cuántos caminos tiene que andar un hombre/ antes de que lo llamen hom35


bre?”, hasta “Desolation Row”: “Orgulloso de ser el Neptuno de Nerón/ el Titanic zarpa al amanecer / todo el mundo está gritando/ “¿De qué lado estás tú?”/ Y Ezra Pound y T. S. Elliot/ luchan en el puesto de mando”. Historias en torno a una sucesión de imágenes, enumerativas a veces –que el mismo Ginsberg pidió prestado a Whitman–, y que Pound llevó al extremo al agruparlo por su carga simbólica, no histórica, por supuesto queriendo imitar a la Divina Comedia. ¿Qué se premia cuando se premia? Algo que merece reconocimiento que al menos no podemos comprar en una multitienda. O con una polera con su cara estampada. En 1964, Sartre –quien no sabía que el premio se otorga sin consentimiento del premiado– señaló en su carta de rechazo que “si firmo Jean-Paul Sartre no es lo mismo que si firmo Jean-Paul Sartre, ganador del Premio Nobel de Literatura”, tratando de explicar que no quería ser convertido en una institución, y que tampoco compartía el sesgo políticamente correcto de la academia sueca. Armónica colgada al cuello, pero con las guitarras a todo volumen, “Maggie’s Farm” sonó más dura en el Newport Folk Festival de 1965 que en la versión del disco. De Judas a símbolo fue un paso, y de ahí a convertirse en la mayor influencia en la historia de la música del siglo XX, es algo 36

que sólo tardaría hasta el próximo disco. Hasta esto: “Has ido al mejor colegio, muy bien/ Señorita Solitaria/ pero sabes que sólo lo usaste/ para aprovecharte/ nunca nadie te enseñó /cómo vivir en la calle y ahora te das cuenta/ que vas a tener que acostumbrarte…/ ¿Qué se siente/ qué se siente/ al estar contigo misma/ al estar sin un hogar/como una completa desconocida/ como una piedra rodante?”. Rabia debió sentir, igual que cuando tocó aquella versión el 65. Después de “Blonde on Blonde” del 66, vino el accidente en moto y el ostracismo, pero lue-

go su regreso casi una década después, cuando en 1975 publicó “Blood On The Tracks”, y recuperamos a Dylan. Y volvió el mito, y esas canciones, y esas letras, esas que dolían, no tan simbólicas ni beat sino coloquiales, eso que sigue hasta ahora. Y vino “Idiot Wind”, una de las mejores canciones sobre rupturas, la de él mismo: “la gente me ve todo el tiempo/ y ni siquiera pueden recordar cómo comportarse/ sus mentes están llenas de grandes ideas/ imágenes y hechos distorsionados/ hasta tú ayer, tú tuviste que preguntarme/ en qué estábamos/


de alfabetización. Digamos que la academia se atrasó a una realidad que surgió con la invención de la imprenta. Pero qué suerte que llegaron con Dylan, dicen varios. No el de la izquierda partidaria, el que hace la revolución desde su escritorio, el de los derechos humanos, el de la inmigración, el que está contra Trump. Sólo canciones. Buenas canciones. Alguien con algo que decir.

no pude creer que después de todos estos años/ no me conocieras algo mejor”. Tendríamos que esperar hasta que en 1997 publicara “Time Out of Mind” para volver a escuchar algo tan duro. “Hablé como un niño/ Y me destruiste con una sonrisa/ Mientras dormía”, cantaba en “Love Sick”. ¿Qué se premia cuando se premia? Dylan se demoró dos semanas en emitir palabra, y sabemos que Vargas Llosa dice que no es un gran escritor. Pero es el Vargas Llosa del Nobel, no el del libro “Con-

versaciones en la Catedral”. Nicanor Parra, que nunca lo ha ganado, pero es más grande que el peruano, dijo en el 2000 a El Mercurio que sólo por escribir “Tombstone Blues” Dylan se lo merecía: “My father is in the factory and he has no shoes/ my mother is in the alley looking for food/ and I’m in the kitchen with the thumb stone blues”. Lo del contenido por sobre su soporte es una discusión lógica, pero predecible. La poesía siempre ha sido música. El libro como formato de difusión es relativamente nuevo y su alcance dependía del grado

“Nací aquí y aquí moriré en contra de mi voluntad/ Ya sé que parece que me marcho/ pero estoy quieto/ Cada nervio de mi cuerpo está ausente/ e insensible/ Ni siquiera recuerdo/ de qué vine huyendo/ Ni siquiera oigo el murmullo de una oración/ Aún no ha oscurecido, pero no va a tardar”, dice Dylan en “Not Dark Yet”. Que no respondiera el teléfono, que no hablara en sus conciertos, ni mencionara el premio, parecen ser parte de una anécdota. Entre el silencio y el monumento pasaron dos semanas. Las periferias siempre terminan siendo parte de la ciudad. Tarde o temprano la contracultura pasa a formar parte del canon. Que siga escuchando a Woody Guthrie y leyendo a Dylan Thomas, ese escritor que según el mito murió tras beber 18 vasos de whiskey y de quien habría tomado su nombre, es parte de eso mismo. ¿Quién es Dylan? Parte del discurso oficial. Por Maximiliano Villena 37


LA FOTO DEL MES “La foto del día”, es un espacio de difusión para fotógrafos amateurs y profesionales. Una imagen diaria, que muestra el trabajo y la forma de mirar de distintas personas, con diversos estilos y motivaciones. Si quieres mostrar tus fotos escríbenos a fotodeldia@ molecula.cl. Pedimos entre 6 y 8 fotos por autor. Estas deben ser horizontales y estar dimensionadas en 800 x 600 a 72 dpi. Cada imagen debe tener título y reseña. También necesitamos una breve biografía del autor. ¡Esperamos tu material! 38

“Amazonas”

Por Maritza Villalobos “Comencé a interesarme en la fotografía hace más de 10 años, y en particular en la fotografía análoga hace 2, experimentando con distintos tipos de revelado. Creo que mi amor por este estilo radica en la sorpresa de nunca saber con precisión con lo que te vas a encontrar. A veces guardo rollos que no revelo hasta meses después y eso es más bonito todavía. Mis primeras fotos son todas digitales, principalmente de antiguos viajes. Y es que no prefiero ninguna técnica sobre otra, creo que todo estilo es maravilloso de aprender”. Instagram: https://www.instagram.com/maritza_vm/ Twitter: @maritza_arq



TEATRO MAURI

En qué está la apuesta d nuevo escenario A 23 AÑOS DE LA INAUGURACIÓN DE LA EMBLEMÁTICA SALA BELLAVISTA EN RECOLETA, la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) está avanzando con firmeza en el que a todas luces es uno de los proyectos más ambiciosos que ha desarrollado en su historia: la apertura de la cuarta Sala SCD en Valparaíso y la primera de la entidad en regiones. Se trata de un viejo anhelo del organismo que agrupa a los músicos chilenos, el cual comenzó a concretarse a mediados de 2015 cuando adquirió por 400 millones de pesos el Teatro Mauri, tradicional escenario porteño enclavado al lado de La Sebastiana, la residencia de Pablo Neruda que año a año atrae a miles de turistas a la ciudad. Desde ese momento, en la SCD 40

En entrevista con Playlist, el líder de la agrupación que reúne a los músicos chilenos, Álvaro Scaramelli, detalló que los planos y la arquitectura del proyecto ya están listos y que las obras debieran comenzar en 2017, cuyo costo total será de 1.500 millones de pesos.

han estado trabajando arduamente en la habilitación del espacio que fue abierto en 1951 y que forma parte del patrimonio del puerto. En entrevista con Playlist, el presidente de la organización, Álvaro Scaramelli, reveló en qué está la iniciativa que promete ser una ventana clave para difundir los sonidos nacionales. “El proyecto de arquitectura y planos ya lo terminamos y ahora estamos en el proceso de tramitación para los permisos con la Municipalidad de Valparaíso. Estamos viendo la factibilidad de todo lo que corresponde, porque antes de iniciar las obras tiene que estar todo eso claro”, cuenta Scaramelli. El músico agrega que “el proyecto ya está, va a ser una sala moldeable, que puede recibir desde 200 personas hasta 1000


de la SCD para abrir un o en Valparaíso

personas. Se puede ir modulando, las butacas son retráctiles, entonces va a ser una sala versátil: Va a poder funcionar como cancha, es decir, se pueden mover todas las butacas y quedar como rockódromo”. El músico destaca que el plan contempla una terraza en el techo del teatro con vista a la Bahía de Valparaíso, el cual contará con un lounge y un café. “Ahí pretendemos generar un punto de encuentro de músicos y artistas, una cosa más entretenida, asociado un poco también a los extranjeros que vienen a la casa

de Pablo Neruda”, agrega. En cuanto al costo que tendrá el proyecto, Scaramelli asegura que bordeará los 1.500 millones de pesos. “Estamos pretendiendo financiar la mayoría con fondos concursables y de patrimonio. El Teatro Mauri representa toda una historia para la comunidad de Valparaíso, ahí sucedieron muchas cosas y es un lugar emblemático”, explica. Ya han tenido conversaciones

para financiarlo con el Gobierno Regional, el cual entregaría buena parte de los fondos. Con eso resuelto, el cantante añade que “creemos que para el segundo semestre de 2017 podríamos estar abriendo algunas de las instalaciones, por ejemplo la terraza, y para el 2018 la sala completa va a estar operativa”. EL CARÁCTER SOCIAL DE LAS SALAS SCD El origen de estos espacios creados por la SCD, recuerda Scaramelli, tiene que ver “con la realidad que teníamos los músicos chilenos hace 30 años, cuando no existían formatos de salas con condiciones técnicas apropiadas para que los músicos pudieran presentar sus discos, hacer sus conciertos y autogestión, que en esos tiempos no se hablaba”. Y agrega: “En el fondo era facili41


tar un espacio para que los músicos pudieran tocar en buenas condiciones. Ese era el principio de la creación de la primera sala y ese mismo principio lo hemos mantenido hasta hoy, a pesar de que ahora hay muchos lugares que tienen buena técnica hoy día”. Además, el dirigente de los músicos comenta que “para los músicos es fundamental el acceso económico a la sala. Nosotros lo damos a precio de costo, subvencionamos a los músicos cada vez que usan la sala. Para nosotros, es un proyecto social y cultural, la idea es facilitar un espacio digno para que el músico presente su música”. Consultado sobre cómo se financia la operación de las salas, explica que “el aporte que hace la SCD para que funcione la sala proviene de los gastos de administración de los derechos de autor, pero la mayor parte, el 80%,

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proviene de los gastos de administración que nosotros hacemos de los autores extranjeros”. Actualmente, existen tres Salas SCD. Aparte de la ubicada en el Barrio Bellavista, está la del Mall Plaza Vespucio, inaugurada en 2002, y la recientemente abierta en el Mall Plaza Egaña, en agosto de este año. Todas ellas cuentan con sistemas multipistas para grabar los conciertos y en la de La Florida hay sistema de grabación de video en HD y streaming. ¿CÓMO SE CONFIGURA LA PARRILLA? Anualmente cerca de 30 mil personas asisten a los más de 400 recitales que se realizan en Bellavista y Vespucio, entre los cuales se cuentan presentaciones de artistas consagrados y emergentes. Para tocar en ellas, los músicos deben estar afiliados a la SCD y presentar un proyecto que fundamente el éxito de la

presentación. En ese sentido, Scaramelli destaca que “hemos ido aprendiendo con el tiempo a ir interactuando con las bandas. Por ejemplo, a los músicos emergentes les estamos proponiendo que se junten de a dos, de manera que puedan convocar la cantidad de gente requerida, para que las salas ojalá estén llenas y no se subutilicen”. Cada seis meses se abren las convocatorias para que los músicos postulen. De hecho, este 1 de noviembre se comenzará a llenar la cartelera de enero a abril de 2017. “Hay cola de músicos para el próximo año, nosotros medimos el éxito de las salas en base a su uso y hoy las tres salas están completas”, asegura Scaramelli, lo que da cuenta del buen momento que vive la música chilena Por Felipe Vargas


Recuerda esa motivación que te impulsó en la niñez. Ahora es cuando puedes realizar tu sueño como profesional. Postula como voluntario/a en www.americasolidaria.org


FUE CON CRISTIAN CASTRO. SÍ, TODO LO CURSI Y CEBOLLA QUE QUIERAN. Decir Two Door Cinema Club o The XX sería cool, pero también sería mentir. En mi caso fue durante un concierto de Cristian Castro, en Santiago de Chile, a mis 34 años. Hay personas que tienen el privilegio de que les suceda antes, cuando aún no cumplen la mayoría de edad… A mí me sucedió recién en octubre pasado. ¿A qué me refiero?, ¿Qué me ocurrió?, ¿Por qué recordaré siempre esa noche en el teatro Caupolicán? Antes de responder necesito contarles tres cosas. Primero: siempre he sido un enemigo de los recitales masivos, prefiero huir de las aglomeraciones. Nunca entendía por qué tanta gente pagaba varios miles de pesos por ir a ver a un cantante. Mucho mejor, decía yo, quedarse en casa y escucharlo en Spotify con una copa de vino en la mano, tranquilo… Y así evitar el caos, el frío y el riesgo de que te roben el auto. Fui a Lollapalooza en 2015 y sólo conocía a Molotov. Segundo: no soy fan de ningún cantante en particular, me gusta de todo, desde Kygo hasta Los del Río. A veces, cuando voy manejando, pongo la Rock & Pop, o la Infinita, o la Tiempo… También la radio Disney. Me gusta la música, básicamente, porque acompaña. Y tercero: canto mal, muy mal. Dicho esto, les cuento lo que me pasó aquel 7 de octubre de 2016, fecha que quedó marcada a fuego en mi calendario. Manu, un buen amigo que trabaja en televisión, me invitó a ver al mexicano Cristian Castro. Bien sabía él que yo, por cuestiones que no puedo explicar, me sé de memoria la can44

Nietzsc y una ción “Nunca voy a olvidarte”. Su letra, convengamos, es un poema: “Si no tienes amor para mí, no me importa. Yo te quiero a morir, sobre todas las cosas”. Claro, no es Bob Dylan, último premio Nobel de Literatura, pero tan lejos no está. Acepté el convite, me puse colonia y partí. Llegué, cosa rara en mí, casi 15 minutos atrasado… y el concierto ya había comenzado. Al abrir la puerta de ingreso al teatro, Castro estaba en silencio, agradeciendo los aplausos de un público mayoritariamente femenino. Justo había terminado de cantar “Dicen”, su último éxito. Y fue en ese mo-

mento en que se produjo la magia, una suerte de conexión inexplicable, natural, orgánica: la música, sentí, me entraba por la piel, y experimenté algo parecido a la fe. No tengo palabras para explicarlo con claridad. Fui parte como de un ritual, de una misa pagana, las canciones ocupaban el lugar de los rezos, y todos repetíamos sus letras, como mantras, como un exorcismo grupal. Lo que me pasó con Cristian Castro fue, sin duda, una experiencia religiosa. ¿Les ha pasado? No quiero que se queden en el detalle. Castro, para efectos


che, Cristian Castro a epifanía musical de esta columna, da lo mismo. Bien pudo ser St. Vincent, Adele, Maroon 5 o Justin Bieber. Lo que busco transmitirles es que viví, por vez primera, aquella experiencia musical que sólo quienes las hemos vivido entienden de qué se trata. Hay un antes y un después. Es la explicación más obvia de la melomanía, una experimentación musical del placer, de lo sobrenatural, de lo abstracto. Y entonces entendí por qué la música es arte, y por qué el arte es importante. En ese momento supe que mi primera vez, mi estreno, mi “comprensión”, mi primera epifanía musical,

estaba sucediendo… Ahí, en medio de cientos chilenas gritando, con Cristián Castro sobre el escenario. Y es aquí donde debo admitir mi prejuicio, mi desidia, mi estupidez culpable: la música, para ser verdaderamente comprendida y disfrutada, debe vivirse en vivo. Se debe asistir al momento en que nacen los acordes, en que la melodía apaga el silencio. Si me piden una comparación, me atrevo a decir que es como un parto, como un momento de vida palpable, nítida, que pone los pelos de punta, una manifestación concreta de que hay un Dios.

Castro, esa noche, cantó durante 3 horas. Y el público lo ovacionó como a un ídolo. Ya quisieran ese liderazgo y adhesión nuestros políticos, los obispos… O incluso los artistas de otras disciplinas, como la pintura o la fotografía. Soy ahora –y lo dejo por escrito para que me cobren la palabra– un adicto a los recitales. Quiero repetir esa experiencia, como si se tratara de una droga. Algo tiene la música que, como decía Nietzsche, “sin ella la vida sería un error”. Por Miguel Ortiz A. 45


QUERIDO FRANCIS “Cause you say you love me And then you do it again, you do it again You say your sorry’s And then you do it again, you do it again” “Re-offender”. Travis

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HACE UNOS DÍAS TUVE LA POSIBILIDAD DE VOLVER A VER EN VIVO a la fantástica banda Travis. Digo fantástica, porque no se me ocurre otro calificativo para este grupo, tan subvalorado (por lo menos en nuestro país). Un show de esos donde el público canta todas las canciones, en una especie de hechizo de amor impartido en cada nota por el vocalista, Francis Healy. Esta es de las pocas bandas que generan eso. Un nivel de empatía y cariño poco común en masa. Será porque, tal como relató Healy ese día, los escoceses y los chilenos son parecidos en lo cálidos y amorosos, será porque sus letras simples evocan situaciones de la vida cotidiana con las que todos podemos identificarnos. Estaba ahí, cantando muy feliz,

cuando el vocalista comienza a contar una historia, antes de tocar “Re-offender” (uno de sus temas más conocidos). “Esta canción se la escribí a mi mamá. Mi papá solía golpearla y se mantuvo en ese círculo de violencia por mucho tiempo. Él, por su parte, solo repetía el patrón de abuso del que fue víctima por parte de su propio padre. Es posible salir de ahí, aunque cueste”. Y comenzó la melodía. Y yo me quedé, parada, pensando en lo brutalmente honesta de esa confesión. No sé si Healy se atrevió porque supo de las últimas manifestaciones en toda América Latina del #NiUnaMenos o si surgió de manera espontánea, pero es notable que un hombre, músico internacional, con más de 20 años de trayectoria, se pare ante un

público gigante y cuente que a su mamá le pegaba su pareja. Notable porque visibiliza, porque nos hace conversar, porque se van perdiendo los miedos y las vergüenzas. Estamos en un momento histórico interesante. Las mujeres estamos levantando la voz. No queremos más acoso callejero, pedimos ganar lo justo y por sobre todo, no queremos más femicidios. Nosotras también tuvimos un gran escenario el pasado 19 de octubre. Igual que Francis alzamos la voz contra la violencia, en melodías de Florencias, Nabilas, Lucías y Lorenzas. Cantamos en un abrazo invisible y sonoro donde se repitió a coro por la gran Alameda: “Vivas, vivas nos queremos”. Natalia Araya 46


MERCADO CRECIENTE

CRUELTY FREE NO SÉ SI ES EL MAYOR ACCESO A LA INFORMACIÓN, el boom de los tutoriales o el hecho de que en nuestro país la industria de la belleza sea cada vez más masiva. Tal vez es todo eso junto, pero creo que es evidente que a la mujer chilena cada vez le preocupa más su aspecto y que el maquillaje es mucho más que sólo un buen lápiz labial. Es también bienestar y salud, y por lo mismo ya no es cosa de comprar cualquier producto sin fijarse antes en sus componentes. También es evidente que, gracias al modo en que se ha expandido este nicho, ha llegado a Chile la tendencia cruelty free, que si bien siempre ha existido, en los últi48

mos años ha crecido de manera notoria. La conciencia animal se ha convertido en un foco de interés que se expande día a día, y ha sido la demanda de quienes buscan incluso en la belleza el respeto tanto por los animales como por el medio ambiente, lo que ha obligado al mercado a tener una mayor oferta. En nuestro país, años atrás, era prácticamente imposible encontrar una marca que no testeara en animales. Había mitos, como por ejemplo que MAC Cosmetics fuera cruelty free, pero además existía muy poca información. Hoy, fácilmente pueden contarse veinte marcas que no testean y que se logran encontrar sin mu-

cho esfuerzo en tiendas de mall o ferias de belleza. El número puede ascender a 100 si contamos esas no tan conocidas que vale la pena descubrir. Estas son algunas de mis favoritas, por si quieren tomar nota: Inglot: Llegó a Chile hace algunos años y la encuentran en los corners de algunas tiendas Fallabella. Lo que más me gusta es que los precios son súper convenientes. Labiales alrededor de 10 mil pesos y bases a no más de 15 mil, un buen rango considerando que es maquillaje de muy alta calidad. Urban Decay: Esta marca californiana se caracteriza por ir a la vanguardia, yendo siempre un


poco más allá con sus propuestas. Disponible en tiendas París y con tienda propia en el Parque Arauco, los labiales azules o morados, delineadores dorados y sombras más vistosas que de costumbre son sólo algunas de sus variedades. Además tiene a su favor las cotizadas paletas Naked, un producto que toda amante del maquillaje debiese tener. Lush: Es probablemente la marca vegana que más tiempo lleva en Chile. En un principio eran sus jabones y sus ricos aromas la principal novedad, pero ahora Lush ofrece también una amplia gama de cremas, exfoliantes e incluso maquillaje. ¿Lo mejor? Que todo es fresco y 100% hecho a mano. Gosh: La encuentran en tiendas DBS y, a falta de Too Faced, que era hace un par de años su marca estrella, Gosh viene a convertirse en una alternativa más que conveniente para quienes optan por una vida cruelty free. Precios razonables y recomiendo, por sobre todo, sus polvos bronceantes. Burt’s Bees: Otra marca que ate-

rrizó en Chile hace ya varios años. Partió siendo un emprendimiento de velas fabricadas con cera de abejas; hoy es una de las marcas de cosmética natural más aplaudidas en todo el mundo. En lo personal, no cambio mis cremas Burt’s Bees y su nueva línea de belleza se ha convertido también en una de mis preferidas. Y ojo que esas son sólo cinco. Se suman otras que si bien no he tenido la oportunidad probar tanto como quisiera, es bueno considerar si lo que buscamos es cambiarnos a un estilo de vida natural y, lo más importante, libre de maltrato animal. Por mencionar unas cuantas más: Kryolan, Ami-

ka, China Glaze, Biofilia, Weleda, LA Girl, E.L.F., Jordana, GiGi. Todas disponibles en Chile y que pueden revisar en el sitio de Te Protejo, organización que promueve el uso de cosmética no testeada en animales, para ver dónde encontrarlas. He escuchado muchas veces el discurso de mujeres que les gustaría comenzar a usar productos cruelty free, pero no lo hacen porque el mercado aún es muy “acotado” y porque probablemente es mucho más fácil ir a una farmacia y comprar marcas convencionales de belleza. Aquí radica el error, y es que en realidad puede que cueste en un principio dar con este aún reducido nicho, pero no es imposible. Sólo es cosa de investigar un poco más y atreverse a llevar una vida no sólo libre de maltrato animal, sino mucho más natural y sana. Paulina Portal G. Editora de The Pocket 49


Recuerda esa motivación que te impulsó en la niñez. Ahora es cuando puedes realizar tu sueño como profesional. Postula como voluntario/a en www.americasolidaria.org



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Simone Spoladore, protagonista de “Magnífica 70”

“Creo que el público puede esperar más emoción en la segunda temporada” ENTRE 1964 Y 1985 BRASIL VIVIÓ BAJO UNA DICTADURA que controlaba todo. Incluso los contenidos de las producciones cinematográficas realizadas en ese país. A eso se dedicaba en la década de 1970 Vicente (Marcos Winter), un cuarentón reprimido sexualmente que gracias a la ayuda de su suegro, un general del ejército, consiguió un trabajo en la Oficina Federal de Censura de Sao Paulo. En eso estaba, estampando palabras como inmoral o prohibido, cuando se encontró con “La estudiante fogosa”, una cinta que le voló la cabeza. Pero no por su contenido, sino por Dora Dumar, quien fuera del plató es Vera (Simone Spoladore), la joven protagonista a quien parte a buscar a la productora Magnífica Cinematográfica. Allí Vicente conoció a Manolo, un camionero convertido en productor quien lo acepta en la compañía. Pero tras ingresar a la empresa hará todo lo posible para

La serie original de HBO, ambientada en los años de la dictadura brasileña, regresó a la pantalla con más intrigas, sensualidad y erotismo.

que no lo descubran, sobre todo Isabel, su esposa. Así transcurrió la primera temporada de “Magnífica 70”, producción original de HBO que regresó con nuevos episodios a principios de octubre y que vienen a responder varias interrogantes. Algunas de ellas, eso sí, fueron abordadas por la actriz Simone Spoladore en esta entrevista. Así que atentos

con los spoilers. ¿Cuál es la sensación de volver esta segunda temporada, qué podemos esperar de Dora? Es más compleja y por eso es más interesante, porque los personajes ya tienen una historia y comenzamos a inventarlos de nuevo. Ellos ya tienen pasado y eso les da más riqueza. Por lo menos, siento fuertemente eso en relación con Dora. Ella se fue haciendo cada vez más compleja. Y, de la manera como lo escribieron los guionistas, la sensación que tengo es que nos sumergimos más en Dora en la segunda temporada. Se podrán ver varios matices suyos. Si en la primera temporada ya los tenía, me parece que en la segunda eso se intensifica aún más, por los personajes que Dora interpreta. Para mí, quien comienza la segunda temporada es Vera, no Dora. ¿Aún continúa esa dualidad? Sí, es como si ellas se hubieran fundido, esa es la sensación que tengo. Es una Dora/Vera, una 53


Vera/Dora, ¿entiendes? Es como si Vera hubiera incorporado a Dora. Es lo que siento. Parece que esa Vera golpista está en segundo plano. ¿Ahora quedó la Dora actriz? Creo que ella se convirtió más actriz en la vida, pero siento que Vera es tan fuerte como Dora en esta segunda temporada. Tal vez más fuerte que Dora. ¿En lo que se refiere a la supervivencia? En lo que dice relación al dolor. Se convirtió en un personaje algo gracioso. Sigue siendo pop, como era en la primera temporada, pero tiene algo más trágico también. Y creo que esa parte proviene de Vera. El hecho de que sea huérfana y una sobreviviente ¿no? Ella 54

sobrevive. Vamos a hablar de Dora en este comienzo de la segunda temporada. Ella se fue de la productora. La nueva temporada comenzó con ella regresando a Magnífica después del viaje a Europa. Imagino que se debe haber gastado todo su dinero. Sabe Dios qué hizo allá. Pero creo que debe haber hecho de todo porque vuelve diferente. Y Magnífica está totalmente cambiada. Manolo está de director, Manolo con Isabel. Vicente es guionista, va por el camino de la locura y muy solo. Pero muy amoroso también. Al comienzo, sentía que era una segunda temporada que hablaba sobre el amor –sigo creyendo que

habla– pero no del amor romántico, no del amor ideal o utópico, del amor posible entre esas personas. Hay muchos juegos de poder entre ellos. Usan mucho a Dora y ella permite que la usen todos. Entonces, es eso. Es el amor que es posible entre ellos. Creo eso lindo porque aún así existe una necesidad de amor. ¿Fue tranquilo interpretar a Dora de nuevo, aunque ella haya dado un salto? Es maravilloso poder volver a un personaje después de tanto tiempo. Y acá en la serie es muy interesante porque me transformé en ese tiempo, de un año para otro como persona, y al mismo tiempo el personaje también se cambió. Entonces, tal vez, ese cambio sea aún mayor. Reencuentro a un


personaje que ya conozco, pero pudiendo darle una nueva vida. Para mí eso sucede con Dora en esta segunda temporada, Dora/ Vera. Ella está en una nueva vida. ¿Cuáles han sido tus referencias para desarrollar el personaje? Tenemos que volver a hablar de las musas de la Boca do Lixo (la región de Sao Paulo donde transcurre la serie), porque vi películas que no había visto, como “Ariella”, con Nicole Puzzi, y una otra con Helena Ramos. Y en ellas vi la fuerza de esas mujeres. Como ellas eran el alma de esas películas, su belleza, su entrega, su presencia en escena... Es de una belleza asombrosa. Me pone muy contenta interpretar a una musa de la Boca do Lixo porque son mujeres que fueron revoluciona-

rias y lidiaban con la desnudez y con todo el machismo que existía en esa época. Y aun así, estaban ahí, haciendo películas y quitándose la ropa adelante de todos esos hombres. Había que ser muy fuerte para soportar todo eso, ¿no? Sí, ellas eran muy fuertes. Los cambios de Dora y de Isabel son mucho más intensos en comparación con los cambios de Vicente y de Manolo. Creo que Vicente también sufre una gran transformación, realmente grande. Él queda muy solo y se dirige al reino de la locura. ¿Logras ver “Magnífica 70” al aire y disfrutar como si fueras alguien del público? ¿Cómo es tu experiencia al mirar la serie?

Es difícil. Nunca somos público de lo que hacemos. Miro mucho desde afuera. Después, logro entrar más, pero creo que nunca conseguimos ser público totalmente. Nosotros lo vivimos, entonces, creo que la referencia de lo que hicimos viene mucho del otro, viene del público, del que mira. ¿Y cómo sentiste la repercusión de la serie? ¿Algunas personas se acercaron a hablarte? A las personas les gustó mucho la serie. Están esperando la segunda temporada. ¿Qué más puede esperar el público de esta segunda temporada? Creo que el público puede esperar más emoción en la segunda temporada. 55


BLACK MIRROR

TERROR PSICOLÓGICO

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CADA GENERACIÓN TIENE SU CUOTA PROPIA DE TERROR. Cada generación se asusta, le teme y ve el peligro en cosas diferentes. En un tiempo, el miedo era la oscuridad. A lo desconocido. Al vacío. A la inmensidad de algún bosque tenebroso o las profundidades del mar. En nuestra era, es difícil temer. Todo está tan controlado, tan asistido, tan descubierto; que es muy raro encontrarse con cosas inexploradas. Pero hay algo. Hay algo que está cambiando: nuestra propia dimensión social en torno a la tecnología. ¿Cómo vivimos? ¿Cómo interactuamos? ¿Cómo hemos cambiado? Black Mirror es una serie creada en 2011 por Charlie Brooker. Su premisa principal es poner en jaque el avance tecnológico y las relaciones interpersonales en los tiempos que corren, llevando los modelos al extremo y preguntándonos, en cada caso, “¿qué pasaría si esto se nos fuera de las manos?”. La producción funciona en modo antológico, por lo que ningún capítulo tiene que ver con el siguiente. La unión está hecha por el sentimiento, por ese pensamiento recurrente que inunda la mente del espectador. Ese pequeño miedo o asombro al darse cuenta que, en realidad, lo que estamos viendo, podría ser real si seguimos así; podría ser verdadero si no tenemos cuidado; podría llegar a pasarnos si la tecnología se sale de control. Otra de las grandes gracias de la serie es que sus temporadas son cortas. Tanto la primera como la segunda constan de tres

virtual en los videojuegos, el chantaje por material digital o un mundo donde la muerte parece no ser el paradero final. Cada uno de estos episodios buscan que el espectador piense, le dé una vuelta y termine entendiendo que el mundo, en cualquier segundo, puede volverse peligroso, impredecible, complejo y quizás hasta virtual. Porque, créanme: no es tan lejano. No tanto como parece. episodios cada una, además de un especial de Navidad. Siete episodios en total. Siete episodios que alzaron la bandera y dejaron a medio mundo preguntándose si estas pantallas negras, si estos monitores, si estos “black mirrors” realmente pueden hacer que nuestros mundos colapsen. Ahora, y luego de un par de años, Netflix decidió darle nueva vida a la serie lanzando una tercera temporada de seis capítulos, donde, una vez más, los temas relevantes están a la orden del día. Nosedive, el primero de estos nuevos seis, nos aproxima a un mundo sumido en el ego digital, donde ser bien rankeado o “tener más likes” es un valor en sí mismo. Por ejemplo, solo las personas con un 4.3 o superior pueden acceder a un trato especial en un aeropuerto. ¿Miedo? Miren a su alrededor. Mírense ustedes mismos. Apuesto que acaban de subir una foto a Instagram y están revisando como locos a ver si obtuvieron un nuevo “me gusta”. No es tan lejano. No tanto como parece. A medida que avanza esta nueva tanda, podemos vernos inmersos en varios otros temas: la realidad

Vale la pena decir que San Junipero, el cuarto capítulo de la tercera temporada de Black Mirror es una joya. Y si están buscando un punto de partida, es probable que esa sea su mejor opción. Un episodio que está grabado con una maestría excepcional, con una ambientación poderosa y con música que calza perfectamente con el sentimiento que intenta entregarnos. San Junipero es una joya escondida en una temporada que, si bien no es la mejor de la producción, es un buen desarrollo. Es un giro. Es una vuelta de tuerca a lo que estábamos viendo. Black Mirror es, en pocas palabras, el The Twilight Zone de nuestra era. Es, de manera sencilla, el espejo roto de nuestros miedos como sociedad que vive conectada, que pretende entender lo que pasa en Internet, pero sigue sin comprender que la privacidad ya no existe, que estamos siendo observados, que en cualquier minuto nuestros secretos pueden estar ahí afuera, en un mundo que parece virtual, pero es mucho más real de lo que creemos. Diego Huenchur C. 57


DISNEY

Transformando la m HACE UN PAR DE AÑOS, CUANDO PENSÁBAMOS EN DISNEY, todo lo que llegaba a nuestras mentes eran dibujos animados, historias de princesas y una que otra película con personas de carne y hueso. Ahora, el paradigma de la empresa ha cambiado completamente y podemos ver como este gigante de la industria de la entretención se hizo con los derechos de Marvel y Star Wars, además de comenzar a pensar en sus viejas creaciones como posibles futuros proyectos para adaptar. De ahí nace esta pequeña moda, que si bien partió tímida, ha tomado al público por sorpresa y ha logrado contar grandes historias. Pero ojo, porque se vienen más. 58

Esta “moda” comenzó tímidamente en 2010, cuando la casa de Mickey decidió estrenar en cines la versión live-action (o sea, con personas de carne y hueso) de Alice In Wonderland dirigida por Tim Burton. Si bien la cinta no recibió el éxito esperado, sí habría una ventana para futuras posibilidades y le sirvió a Disney para entender que, si bien no resultó como esperaban, sí había un público cautivo que estaba dispuesto a ver viejas historias contadas de una nueva manera. El live-action, oficialmente, pasó a ser una de las armas más poderosas que tiene el estudio, incluso hasta hoy. Finalmente, cuatro años después, lo lograron. Ahí estaba Maleficent.

Probablemente uno de los proyectos más ambiciosos que han lanzado a la fecha. Dirigida por Robert Stromberg, un primerizo en la dirección, y protagonizada por la ultra conocida Angelina Jolie, esta cinta sí logró el éxito esperado y se posicionó como el nuevo caballito de batalla de la empresa, dándole todos los honores para que la, uno, las ideas de live-action fueran más tomadas en cuenta y, dos, para entender que el público quería más, estaba ansioso de más y había que darle más. Actualmente, Disney tiene en carpeta más de diez nuevos proyectos de live-action, entre los que se encuentran grandes emblemas de su marca como El Rey León, La


magia en realidad Bella y la Bestia, Mulan, una nueva versión de Mary Poppins y hasta un spin-off de Cruella de Vil, donde se abordará, probablemente, el origen del malvado personaje de Los 101 Dalmatas. ¿Y saben qué? Estoy absolutamente de acuerdo con todo esto. Sé que hay detractores y sé que quizás parezca solo una movida de la industria, pero le agrega valor. La agrega magia y le agrega una actualización que, probablemente, las nueva generaciones necesitan. Aunque sí, debo ser honesto. Cuando leí acerca del live-action de El Rey León (qué más que live-action será una cinta repleta de CGI, ya que obviamente en la cinta animada no hay humanos),

puse el grito en el cielo. Cómo se les ocurre. ¿Por qué harían algo así? ¿Por qué seguir repitiendo ciertas historias? Y ahí es donde la originalidad y la finalidad de estos filmes termina siendo cuestionada. Pero Disney sabe. Disney ha estado acá desde hace mucho tiempo y si algo tienen, es manejo de la industria. Lo probaron con El Libro de la Selva, una de sus más recientes cintas pasadas a live-action. Un éxito. La crítica la alabó, el público la apoyó y se llegó al consenso mundial que era una gran película, que no fue un error haberla realizado y que sí, acercó a las nuevas generaciones a la forma de contar relatos que tiene

Disney. Lo lograron. Lo hicieron y ahora nadie les puede decir lo contrario. Ahora, ¿será momento de que paren? ¿Es hora de que sigan? El público es el que finalmente tendrá que tomar esta decisión. Por el momento, si el estudio sigue sacando películas lo suficientemente atractivas y entretenidas como para que el espectador se mantenga pagando su ticket, está todo bien. Pero Disney, ojo, estás jugando con nuestros corazones y memorias y defraudarnos no te va a salir barata. Con la nostalgia hay que tener cuidado. Van por buen camino. D. Huenchur 59




C

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RÍTICA DE DISCOS


EN VI VO

RICHARD ASHCROFT Teatro Caupolicán 7/10

Eléctrico, histriónico, carismático. Los adjetivos para describir la performance de Richard Ashcroft en Chile sobran. Y es que el show que ex líder de The Verve montó el 20 de octubre en el Teatro Caupolicán, fue todo lo que los fanáticos esperaban. El recital comenzó pasadas las 21 horas con Out of My Body, canción que da el vamos a su última producción titulada “These People”. Después de eso vino Space and Time, el primero de los seis temas de su ex banda que cantó el inglés. El show del músico continuó, sin calcetines ni zapatos, con Break the Night With Colour, They Don’t Own Me, This Is How It Feels y Music Is Power.

Hasta que llegó Sonnet, el primer “himno” de The Verve que las cinco mil personas que repletaron el Caupolicán corearon con entrega total. Y puede sonar una exageración, pero el teatro casi se vino abajo. Sin embargo, los melódicos acordes dieron paso a la eléctrica Science of Silence, otra de las canciones que componen su última producción y que antecedieron a New York, un tema electroacústico que resultó ser una especie de introducción perfecta para el tema que sin dudas marcó otro de los puntos altos de la noche: Lucky Man. Ashcroft y su banda, integrada por el mítico baterista Steve Sidelnyk -ex integrante y fundador de Primal Scream-, dejaron el escenario por algunos minutos en los que el público no paraba de gritar, aplaudir y pedir que el grupo volviera.

En eso estaban todos cuando el ex frontman de The Verve regresó para tomar su guitarra acústica y empezar a tocar los primeros acordes de A Song For The Lovers. Luego vino History y tras ella C’Mon People We’re Making It Now y Check The Meaning. Pero Ashcroft todavía tenía algunos ases bajo la manga y tanto él como el público lo sabía. Por eso fue que cuando The Drugs Don’t Work empezó a sonar, el británico sonrió y los fanáticos se rindieron a sus pies. La banda regresó para tocar Hold On y Bitter Sweet Symphony, la guinda de la torta que el músico cantó en complicidad con el público, al que le lanzó el micrófono para que interpretada algunas estrofas. En resumen, un show redondo que vino a saldar una deuda que estaba pendiente desde hace más de 20 años.

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EN VI VO

TRAVIS

Festival Internacional de Innovación Social (Fiis) 2016 7/10 Era la tercera visita de la banda escocesa a nuestro país y la tercera también como parte de un festival. Es una lástima que aún no hayamos podido ver a Travis en un show solitario como corresponde. Pero la banda, a pesar de las limitaciones que impone ser parte de un evento más masivo (tiempos acotados, condensación de éxitos, etc), siempre ha salido airosa en cada una de las veces que pisó territorio nacional. Esta vez era especial porque se presentaban en el marco de un festival de innovación, una instancia donde los asistentes podían descubrir nuevas formas de ayudar con pequeñas acciones a sus comunidades, artistas y al país en general. Los liderados por el carismático Fran Healy venían con un

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nuevo disco de estudio llamado “Everything At Once”, lanzado a mediados de este año. A pesar de ese reciente lanzamiento, los escoceses no le cargaron la mano a ese LP, sino que distribuyeron con inteligencia su setlist, tocando canciones de sus discos más queridos por la fanaticada chilena: “The Man Who”, “The Invisible Band” y “The Boy With No Name”. Los ex-headliners del festival Glastonbury tienen una conexión especial con sus fanáticos y eso se siente en cada uno de los acordes que suenan a través del Parque Alberto Hurtado. El grupo no se guardó nada, abriendo el show con éxitos calados: “Sing”, “Selfish Jean”, “Writing To Reach You” y “Driftwood”, fueron las cuatro primeras canciones que sonaron y el karaoke fue masivo desde ese mismo instante. La complicidad entre banda y público seguía creciendo canción tras canción y así pasaron favoritas como “Side”, “Closer” y “Turn”,

cada una de ellas ejecutadas con una perfección suiza por parte de la banda y recibidas con emoción por los cerca de diez mil espectadores que habían a esa hora en el parque. Travis sabe perfectamente lo que necesita hacer sobre el escenario y a pesar de tener un “libreto” para cada noche, no se siente como un show rígido ni ensayado. El carisma de cada uno de los integrantes hace que el show se sienta íntimo a pesar de lo grande de la instancia. Ya cuando sonaban los acordes “Why Does It Always Rain on Me?”, la última canción de la noche, la mayoría del público tenía una sonrisa dibujada en el rostro, porque a pesar de lo corto del set, lo que los escoceses entregan sobre el escenario es capaz de levantar espíritus y corazones como ningún grupo actual puede hacerlo. Eso está reservado para bandas grandes y Travis es una de ellas. Hernán Carrasco C.


KINGS OF LEON

“Walls” (RCA Records, 2016) 7/10 Desde que lanzaron “Only By The Night”, su mega éxito más grande a la fecha, los Kings Of Leon han tenido que lidiar con dos mitades de ellos mismos. Una de esas mitades es la que les conocimos al principio con discos como “Youth & Young Manhood” y “Aha Shake Heartbreak”, con ese estilo sureño con guiños a Lynyrd Skynard y Tom Petty, y que los hizo una banda de culto para algunos fanáticos. La otra faceta, es la que nos encontramos con ese cuarto disco que traía los hits “Sex on Fire” y “Use Somebody”, y que parece estar diseñada para grandes estadios y la dominación radial. La mayoría de su público actual los conoció de hecho en esa etapa. Los viejos fanáticos hicieron una mueca con “Only By The Night” y los lanzamientos siguientes del grupo: “Come Around Sundown” y “Mechanical Bull”, que desplegaban una suerte de mix entre lo sureño y su lado más masivo,

mientras que los nuevos seguidores hicieron que la banda se consolidara como una de las más grandes del planeta. ¿Cuál era el siguiente paso para los de Tennessee? ¿Volver a sus raíces sonoras o seguir con su veta más masiva que los hizo las estrellas que son actualmente? La respuesta se llama “Walls” y no es ni uno ni lo otro. Con ayuda del productor de Arcade Fire y Björk, Markus Dravs, los liderados por Caleb Followill entregan un disco que responde a sus propias convicciones y deseos: hacer música de la que se sientan orgullosos. Porque el grupo en este séptimo álbum aún apunta a grandes estadios como lo demuestran en “Waste a Moment” o “Reverend”. No dejan de lado la experimentación porque “Muchacho” y “Over”, son temas que diez años atrás hubiera sido imposible asociar a Kings Of Leon. Y ese lado más

sureño aún está presente en canciones como “Walls” y “Wild”, que parecen haber sido concebidas mascando tabaco al lado del Río Mississippi. “Walls” es un trabajo que toma las fortalezas de la banda y las lleva un poco más allá, haciéndolas funcionar en una época donde las guitarras son un elemento escaso. La producción de Dravs consiguió que estas canciones sonaran frescas y enfocadas, permitiendo que las emotivas letras de Followill encontraran un espacio perfecto para habitar. La juventud y energía desenfrenada de los comienzos ya no estará presente, pero el grupo sabe perfectamente como debe sonar una canción de los Kings Of Leon, sin importar lo lejos que vaya la experimentación. En el centro está el corazón sureño y desde ahí se ramifica el sonido de una banda que siempre ha tenido una cuota importante de ambición. “Un hombre no es un hombre a menos que tenga deseo”, canta Followill en la hermosa canción que cierra el LP. Más claro imposible. Ignacio Cisternas

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BASTILLE

vez el tema que más se aleja de lo que hasta el momento había hecho el grupo, ya que destaca por las guitarras y el dramatismo que Dan Smith, el vocalista, le imprime a la canción.

“Wild World” (Universal 2016) 6.0/10 Radios, programas de televisión y cuanto festival de música hay en el mundo. A todos esos lugares pudo llegar la banda británica Bastille gracias a Pompeii, canción que con una pegajosa melodía -que no da tregua de principio a fin- se transformó en un fenómeno en todo el mundo. Pero pasaron tres años desde su lanzamiento en 2013 y los ingleses tenían que regresar. Y lo hicieron con “Wild World”, disco que sigue la línea pop de “Bad Blood”, su antecesor, y que está construido en base a melodías predecibles y letras inofensivas que como era de esperar hablan de amor, felicidad e inseguridad. Un álbum compuesto por 14 canciones, que perfectamente pu-

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dieron ser 10 o inclusive 8, y que parte con “Good Grief”. Un tema pegajoso que parece haber salido de una fusión entre el Queen de principios de los 80’s y alguna otra banda de finales de la misma década. Y es que las referencias a la música de esos años, en especial al synth-pop, son evidentes. Las revoluciones bajan un poco con “The Currents”, pero vuelven a subir con “An Act Of Kindness” y “Warmth”, una canción que trae de regreso el sonido con el que Bastille se hiciera conocido en 2013. La electrónica continúa presente con “Glory” y sigue con la energética “Power”. Pero la intensidad vuelve a bajar con “Two Evils”, tal

Terminada la pausa la adrenalina vuelve a estar a full con “Send Them Off!” y “Lethargy”, dos de las melodías más pegadizas del álbum. Y el disco sigue así, subiendo y bajando sin muchas sorpresas. Lo más digno de destacar, eso sí, es que este LP también parece ser un homenaje a películas y series de los años 80’s, pues hay referencias a producciones como “Ciencia Loca”, “El Padrino” y “El Exorcista”, por nombrar algunas. Un disco que juega entre el pop, el rock y la electrónica, que probablemente haya dejado contentos a sus fanáticos, pero que de seguro está lejos de ser incluido en algún recuento con lo mejor del año. Javier Muñoz


WHITE LIES

ron armar las letras a partir de sus experiencias personales y no como una imposición del sello que dejaron para trabajar por las suyas.

“Friends” (BMG Records 2016) 7.5/10 Cuando en 2009 los ingleses de White Lies irrumpieron en la escena musical con su disco debut, “To Lose My Life”, el público y la crítica cayeron a sus pies. Pero el trío no fue capaz de sostener el impulso inicial y publicaron dos álbumes demasiado irregulares, que prácticamente pasaron sin pena ni gloria. De ahí que no hubiera muchas expectativas, por no decir ninguna, de cara a su cuarto disco titulado “Friends”. Y en buena hora, porque al parecer esa falta de atención y presión parece haberles caído del cielo a los ingleses, quienes están de vuelta con un sonido fresco y renovado. El álbum, que en la mayoría de sus letras habla de amistad y

relaciones amorosas, empieza con “Take It Out On Me”, un tema que, como varios otros, juguetea entre la electrónica y los sonidos más clásicos de la banda. Pero no todo es synthpop en el nuevo trabajo de los británicos. También hay espacio para la reflexión y un botón es “Don’t Want to Feel it All”, canción que alterna temáticas como el miedo y el amor. Pese a ello, esta vez la propuesta de White Lies es distinta, más empática y positiva en cuanto a contenido y más alegre en lo que dice relación al sonido, con teclados y sintetizadores que engalanan esas melodías lúgubres a las que nos tenían acostumbrados. El cambio tal vez se deba a que los integrantes del grupo decidie-

Como sea, “Friends” es y se siente menos primitivo y más sofisticado que sus trabajos anteriores, con una paleta musical más variada y accesible que la que conocimos con “To Lose My Life”. Una apuesta que funciona y que se agradece, tomando en cuenta que en algún momento White Lies sonaba como uno de los favoritos para tomar la posta de algunos emblemas del post punk revival. Pero los británicos se arriesgaron y decidieron dar un giro en su carrera, poniendo más pausas y añadiendo elementos que por allá por 2009 parecían impensados. No sólo en su música, también en sus composiciones. Habrá que ver si el impulso les alcanza para seguir reinventándose. Javier Muñoz

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ANGEL OLSEN

“My Wowan” (Jagjaguwar Records, 2016) 8/10 A pesar de que suena como una veterana, este es sólo el tercer disco para la cantante estadounidense, Angel Olsen. Con raíces asentadas principalmente en el folk (aunque hay trazos de country en su música), en este álbum, Olsen quiso ir un poco más lejos, inyectándole a sus canciones una dosis de pop y psicodelia, en una jugada que nadie esperaba. Los resultados son altamente satisfactorios porque “My Woman”, es sin duda, uno de los mejores LPs que hemos escuchado este año. Conceptualmente se divide en dos mitades (a la usanza de los vinilos) según la propia artista. El lado A trae las canciones más alegres y esperanzadoras. “En la primera mitad es como si estuvieras teniendo un día fantástico y quieres intentar algo más desenfrenado”, explicó en el lanzamiento del álbum. Mientras que el “lado

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B”, trae sus composiciones más reflexivas y desafiantes (“Sister” y “Woman”). La voz de Olsen ha sido comparada con la da Hope Sandoval de Mazzy Star y con Cat Power, y vaya que tiene similitudes. Su capacidad vocal es un instrumento más en esta mezcla de folk, pop y psicodelia que tiene “My Woman”. Todo parte con “Intern”, una hermosa balada que le da paso a la emotiva carta de despedida llamada “Never Be Mine” con sus acordes clásicos y la voz de Olsen sonando por sobre el mix. “Shut Up Kiss Me” es la carta distinta, más agresiva y con una vibra más

rockera. Tal como “Not Gonna Kill You”, con sus influencias setenteras. Mientras que en la segunda mitad del álbum las cosas bajan un cambio y le dan paso a la construcción e introspección por sobre el ritmo, pero en ningún caso deja de ser un disco atrapante. El eje central de esta placa es “Sister”, un tema de ocho minutos que se va construyendo alrededor de una suave percusión y la delicada voz de Olsen. Va ganando momento hasta que llega un fabuloso solo de guitarra donde la norteamericana demuestra que su talento prácticamente no tiene limites. Un disco que se muestra accesible y bello al comienzo, pero que a medida que vas avanzando vas encontrando capas y capas de arreglos, oscuridad y letras emotivas. Es confuso a veces, pero te mantiene atrapado al final. En cada oída hay algo por descubrir y eso es marca inconfundible de un gran álbum. I. Cisternas


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