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Jerome Bruner
En su defensa del aprendizaje por descubrimiento, Jerome Bruner manifiesta notables influencias de la teoría del Aprendizaje Experimental de J. Dewey y del Aprendizaje por construcción de J. Piaget. El mismo recoge la enorme deuda contraída con Piaget al ser él quien “nos puso en camino, nos hizo tomar conciencia del hecho de que el niño tiene que descubrir el mundo otra vez” además de haber configurado una teoría del conocimiento a través de la acción, mostrando que “ los objetos y eventos no son previamente grabados o copiados sino más bien transformados y percibidos en términos de acción desempeñada” Sin embargo, Bruner acusa a Piaget de haber descuidado la consideración del importante papel que tiene el medio social, a través, sobre todo, de la interactividad del niño con el adulto y la cooperación con otros, en la conformación del desarrollo intelectual del sujeto. Para Bruner, la escuela debería ser algo más que la extensión de la experiencia cotidiana, constituyéndose en un espacio para el descubrimiento. El objetivo que propone es que el individuo desarrolle los procesos cognitivos para que sea capaz de trascender las vías culturales, de innovar, de crear una cultura netamente persona. “…Cada hombre debe ser su propio artista, su propio científico, su propio historiador, su propio navegante” (Bruner) Teniendo en cuenta estos objetivos propuestos para la escuela, Bruner postula que el tipo de aprendizaje a ser priorizado en la labor pedagógica deberá ser el aprendizaje por descubrimiento. Éste consiste en presentar a los niños a situaciones organizadas cuidadosamente, para que ellos sean llevados a descubrir el principio subyacente. Bruner señala la importancia del rol docente en el proceso de aprendizaje por descubrimiento, dado que aquel debe proporcionar a los niños tanto tareas prácticas para aplicar la información, como actividades para recordarla. Además, el maestro presentará los contenidos de tal modo que puedan conectarse e integrarse en la estructura de conocimientos previamente construida. Bruner introduce el concepto de “andamiaje”; el supuesto fundamental del andamiaje es que el adulto “sostiene” y “andamia” los esfuerzos y logros del niño. Los conceptos de andamiaje dan una nueva visión a la relación entre el adulto y el niño, sea este adulto la madre o algún otro adulto significativo. El lenguaje es una manera de ordenar nuestros propios pensamientos sobre las cosas. El pensamiento es un modo de organizar la percepción y la acción.

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En su obra, Bruner hace referencia a lo que se ha llamado: “revolución de la enseñanza”, esta consiste en la intención de iniciar más temprano a los niños en el conocimiento de las disciplinas que son objeto de aprendizaje, revisando el currículum escolar y las cuestiones que debe abarcar. Bruner considera que los diferentes cuerpos teóricos y de destrezas pueden traducirse o transformarse a un modo de presentación tal que le permita al niño su apropiación en función de sus posibilidades actuales o potenciales. Esta enseñanza se implementará a partir de propuestas educativas más concretas y tangibles e irán adquiriendo gradualmente forma de presentación cada vez más complejas y conceptuales. Para Bruner la concepción curricular es espiralada. El curriculum no debe ser lineal, sino que retomar constantemente y a niveles cada vez más complejos los núcleos fundamentales de cada disciplina.

