Tras haber recorrido, durante cinco etapas los orígenes del Camino de Santiago, descubriendo su evolución histórica, cómo se formó la ruta principal y cómo fueron surgiendo otras rutas alternativas, nos adentramos ahora, con este segundo bloque de nuestro curso monográfico en las diferentes formas de peregrinar.
Nuestros compañeros, Pedro Luis Huerta y Jaime Nuño, historiadores en la Fundación Santa María la Real, nos recuerdan hoy que echarse a un camino hace mil años, o incluso quinientos, era una decisión muy valiente, puesto que el viajero apenas disponía de una mínima información sobre el recorrido, los lugares por los que iba a pasar, las gentes que iba a encontrar, sus costumbres o sus lenguas.
Veremos cómo a diferencia de hoy, por aquel entonces, el viaje era doble, de ida y vuelta, por lo que los gastos y riesgos se duplicaban. Mucha fe u otras poderosas razones debía tener un peregrino para recorrer a pie cientos, a veces miles de kilómetros, para llegar hasta un lugar santo.