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Revista Literaria Cuatrimestral. Año XIII. Mayo 2013. No.

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Armando

Almánzar Un escritor de película Revista de Arte y Literatura

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Revista de Arte y Literatura

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New York S

i hay una ciudad a la que siempre se vuelve, esa es Nu e v a Yo r k . Po r p u r o turistear, por estar de paso hacia otros lugares, por algún interés en el arte, en la medicina, en el comercio, en las finanzas, en la moda o en lo que sea que esté en la mirilla de la atención internacional, todos los caminos parecen conducir hasta allá. Como una vez lo hicieran hacia la Roma imperial, en cuyas sendas, según el Quo Vadis, hasta San Pedro y el mismísimo Jesucristo sostuvieron un encuentro. C omo e n aque l l a h istór ica Roma, Nueva York en la actualidad, t iene como p r i n c i p a l r a s g o d i s t i nt i v o l o

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variopinto de su población. Parece no existir una raza o un pueblo que no tenga su representación en la mezcolanza de esta ciudad. Y es precisamente esta diversidad lo que la hace acogedora, lo que hace que la gente se sienta cómoda en este lugar donde todos aceptan y respetan las diferencias y en esta babel donde todos itentan entenderse acudiendo a un lugar común, la lengua oficial, un inglés vapuleado por todos los acentos del mundo. Visitar Nueva York por mucho que se repita siempre será u na aventura. Llegar allá, estar rodeados de desconocidos con los que se comparte tan solo la condición de humanidad, nos hace conscientes de nuestra propia insignificancia, de lo anónimo de nuest ra presencia, de l o

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clandestina que es toda existencia. No puede negarse que es una ciudad sobrecogedora, abordada con temor en cada primera impresión, y más cuando se trata de una persona cuya cotidianidad transcurre en un radio de cinco cuadras a la redonda. Caminar por las calles repletas de Nueva York, internarse en sus entrañas descendiendo hasta la penumbra del famoso subway, abruma el espíritu por unos días, hasta que envuelto en la magia del entorno, se descubre al visitante moviéndose en ella como si estuviera en casa. Contemplo a esta ciudad con simpatía. Miro hacia atrás nostálgica y recuerdo aquella primera vez. Una adolescente puro hueso y pelo largo, visitando a la familia recién emigrada que la había dejado atrás por causa de unos estudios superiores recién iniciados, que de paso venía a conocer la nieve. Salió corriendo tras tres largas semanas, adorando al doble la tibieza del Caribe y declarándose def i n it iva mente u n org a n ismo tropical, con una amigdalitis causada por subestimar el frío, que se le instaló nomás llegar y no la abandonó hasta pisar el aeropuerto de regreso. Es posible que los brazos del novio que esperaba, estrenado antes de irse, hayan influido en la prisa y en la repentina mejoría. Después volvería en varios veranos y los padres se encargarían de mostrar que no todo era trabajo. Coney Isl a nd , L a mont a ñ a del oso, Los siete lagos, una obra en Broadway, un show en Radio City, los museos y el recorrido usual. Y esta vez el tiempo transcurriendo a su ritmo pues el novio la acompañaba instalado en casa de una tía. Y siempre con el temor del brazo, típico de esa edad, al salir sola y atravesar Harlem para asistir a unas clases de inglés en un Community College del Bronx. Revista de Arte y Literatura

Luego el regreso en son de turista, con tres muchachos y en compañía de otras familias. Wall Street, los museos, desde el Met ropol it a n hasta el recoleto Frick Collection, en la Setenta del East, donde no dejan entrar niños, la Estatua de la Libertad escalada hasta el tope, el barco bordeando la isla, el Central Park visto desde el observatorio del Empire State, el Bronx Zoo, la visita a Six Flags, el Yanquee Stadiun para los varones y las compras para el otro género. El más alegre y agobiante capítulo de esta historia en Nueva York , donde los esf uerzos por hablar el inglés aprendido en libros eran la fuente de las anécdotas más hilarantes. Las ciudades cambian, y mucha de esa transformación se debe a la distinta percepción de quien observa, que también es distinto a medida que adquiere otras maneras de ver la vida. La esencia, sin embargo, es la que se mantiene, y esta ciudad la tiene. Aún sin las gemelas, cuyo derrumbe a principios del siglo le modificó el perfil urbano, y aún cuando también ha perdido su inmunidad contra ciclones, Nueva York, más vulnerable, sigue siendo la misma. Y en verdad l a obser vo con simpatía, con la misma con la que se despide a alguien estimado que se dejará de ver por un buen tiempo. Y es que literalmente nos estamos despidiendo de una parte de Nueva York que a todos los allegados les cae muy bien, entre Broadway y West End, por la parada del tren Uno en la 96, a cuatro bloques de Central Park y a dos de River Side. No hay un Restaurant americano ni especialista en comida internacional, desde Turquía, toda América, Europa, Oriente medio o de donde sea, que no aparezca en los alrededores yendo a pie. Hasta hay una sucursal del Malecón de R D,

donde pides un mangú con los tres golpes y lo sirven tal cual lo hacen en cualquier fonda de la capital. Ese ha sido el refugio en los últimos tiempos, cuando he vuelto buscando la mejoría de las rodillas del papá, o de airear la circulación por las venas de la mamá, o celebrando la llegada de la nieta; y he ido percibiendo, ahora que el inglés mejora porque las series americanas nos lo sirven a toda hora en nuestras casas, que Nueva York acabará siendo hispana. Se nota en las conversaciones que se escuchan en las calles de Downtown, en el esfuerzo del personal médico, de los taxistas, de los dependientes de las tiendas, por entenderse con estos parlantes que cada día son más, y en el hecho de que donde quiera que se invoque con la frase mágica al somebody who speaks spanish, aparece de inmediato. En fin, que volveremos muchas veces a Nueva York, y seguiremos notando algunos cambios en esta urbe memorable, donde ya no estará en la 98, la casa de mi hermano. El favorito de todos sus hermanos, acogió en su casa a medio mundo, amigos y familia, con la calidad del anfitrión que posee el don, como el Filemón y la Baucis mitológicos, cordial, generoso, que quiere y es querido porque sí, y que cuenta en su empeño con la alegría de su mujer y con la cortesía y el café de Blanquito, la visita habitual, el más viejo de todos sus afectos, con quien peleó en la guerra del 65 y emigró años después, conservando la amistad sin perderse el rastro durante más de cuatro décadas residiendo en Nueva York. En verdad que somos muchos los que echaremos de menos ese lugar de la 98, y los que quedan allá también a su anfitrión. Los de aquí lo tendrán más cerca y por más tiempo, de vuelta a sus raíces. 3


Contenido Revista Mayo 2013. Año XIII. Número 56 Re­v is­ta Cuatri­mes­t ral. Fun­da­da en San­t ia­go de los Ca­ba­l le­ros. No­v iem­bre de 1999 Directora: Ro­sa Ju­lia Var­gas Comité editorial: Bruno Rosario Candelier, Luis Beiro, León David, Manuel Mora Serrano, Al­ta­g ra­cia Pé­rez Al­mán­zar, Carmen Comprés y Fausto Leonardo Henríquez. Redacción: Fiordaliza Taveras Arlyn Abreu Di­se­ño y diagramación: Marleny Genao Edma’s Grafics / 809-226-5580 Impresión: Editora Nani

Armando Almánzar Biografía

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Armando Almánzar, sus obras

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Alberto Perdomo comenta sobre A. Almánzar

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Cuento A. Almánzar

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Palabras de A. Almánzar al recibir el PNL 2012

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Armando Almánzar el crítico de cine

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Cuento El Gato

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Puro Tejada desde Cánada

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Poesía de Beiro y Jean Alexander

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Aniversario de Gris

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Artículo de Frank Báez

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Artículo de Domingo Caba

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Entrevista a Junot Díaz

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Lo que Pasó

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Co­la­bo­radores de los primeros números: • Bruno Rosario Candelier • Nelson Julio Minaya • Güido Riggio Pou • Julio Adames • Juan Luis Guzmán • Manuel Llibre Otero • Pura Emeterio • Máximo Vega. Myt­hos re­ci­be con apre­cio la co­laboración de es­cri­to­res y grupos literarios y se re­ser­va el de­re­cho de pu­bli­car aque­l las que con­si­de­re opor­t u­nas. VENTAS: Li­bre­r ía La Tri­n i­ta­r ia Ar­z. Nouel esquina Jo­sé Re­yes, Santo Domingo. Cues­ta Cen­tro del Li­bro Su­per­mer­ca­dos Na­cio­nal. San­t ia­go Tienda Centro León Av. 27 Febrero, No.146, Santiago

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MINISTERIO DE CULTURA República Dominicana

CENTRO DE LA CULTURA DE SANTIAGO “Srta. Ercilia Pepín” El primer Centro Cultural de la ciudad de Santiago Trabajando por el arte y la cultura. • Animación Cultural. • Departamento Académico. • Exposiciones de artes plásticas. • Mediateca. • Sala de Teatro Héctor Incháustegui Cabral Calle Del Sol esq. Presidente Ant. Guzmán

Tel.: 809-226-5222 • E-mail: cultura.ccs@codetel.net.do


rmando

lmánzar Bio-bibliografía A

rmando Almánzar Rodríguez, nació en Sa nto Dom i ngo en 1935. Sus padres fueron Armando Almánzar González, dedicado a la enseñanza, y Luz Rodríguez de A l m á n z a r. D u r a nt e su n i ñe z y adolescencia residió en diferentes ciudades de la geografía Nacional a causa de la situación política que se vivía entonces. Su paso por Barahona, La Romana ,San Pedro de Macorís, Monte Plata, Baní, Guasumal, Azua y La Vega dejaron en el muchacho pintorescas imágenes que luego se reflejarían en su extensa producción de cuentos. Las vacaciones en cambio las pasaba en Santo Domingo, en casa de los abuelos maternos, donde se forjó su inclinación por la literatura, en la formidable biblioteca de Don Cayetano Armando Rodríguez Domingo. Don Armando es padre de tres hijos, Circe, Adip y Gabriel Almánzar Melge, quienes lo han hecho abuelo de seis nietos. Armando Almánzar está casado con la señora Patricia García Bidó. Inició sus actividades intelectuales en 1963 escribiendo sobre cine en el periódico “Listín Diario”, y desde entonces ha escrito en los principales diarios y revistas del país, ha presentado programas radiales y de TV de manera ininterrumpida, 6

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c u mpl ie ndo e n est e a ño 2 013 cincuenta años en esas actividades. En 1966 i ncu rsiona por primera vez en Literatura al participar en el Primer Concurso Dominicano de Cuentos org a n i zado por l a sociedad cultural La Máscara, que fue la semilla de lo que es hoy Casa de Teatro. En dicho concurso, que contaba entre sus jurados al laureado Juan Bosch, A l mánzar ganó el Primer Premio Exaequo junto a Abel Fernández Mejía y Miguel Alfonseca, con su cuento El Gato, ganando también una Mención con su cuento Límite. El gato es uno de los más antologados relatos dominicanos en antologías nacionales y extranjeras, y cuenta con una traducción al alemán. En 1967 aparece el primero de sus libros, Límite, editado por Alfa & Omega, con una segunda Edición en 1979. E n l o s a ñ o s 70 d o s d e sus cuentos fueron incluidos en la Antología del Cuento LatinoamericanoContemporáneo, una recopi l ac ión de l a c ue nt íst ica latinoamericana realizada por la prestigiosa editora norteamericana Harper´s & Row. También la Editorial Monte Avila, de Venezuela, lo incluyó en Narradores Dominicanos, junto con autores f u nda ment a les de nuestra literatura como Bosch, Hilma Contreras, Virgilio Díaz Grullón, Iván García, Marcio Veloz Maggiolo y otros. Su Segundo libro, Infancia feliz, fue editado también por Alfa & Omega, en 1978. El cuento que le da título había ganado el Primer Premio en 1977 en el concurso anual de cuentos de Casa de Teatro. E n 19 8 5 , l a B i b l i o t e c a Nacional lanza al mercado su tercer libro de cuentos, Selva de agujeros negros para Chichí La Salsa, siendo el cuento Revista de Arte y Literatura

Armando A. en su niñez

Armando A. González y Luz Rodríguez, padres de Armando Almánzar Armando A. en sus inicios como escritor

Con su esposa Patricia García Bidó, 1988

de ese mismo nombre uno de los más celebrados y populares del autor dominicano. Cuentos en corto metraje, es el primer libro donde conjuga sus dos grandes pasiones, cine y literatura. Se publica en 1993 y fue premiado como “Libro del Año” por el Círculo de Escritores Dominicanos. D e sde l a dé c a d a de los noventa y luego de la inclusión de “El Gato” en la “Antología Didáctica del Cuento Dominicano”, publicada por Editora Susaeta, (1997) Almánzar es consultado continuamente por estudiantes, que tratan de conocer sobre sus técnicas para escribir. En 1995 aparece Marcado por el mar, quinto volumen de cuentos de Armando Almánzar R.; editado por el Banco de Reservas, libro que recibió la distinción del Premio Nacional de Cuento de la Secretaría de Educación. En 1996 es incluido en la antología “Dos Siglos de Literatura Dominicana (S XIX – XX)” Prosa, Colección Sesqu icentenar io de la Independencia Nacional, con selección, prólogo y notas de José Alcántara Almánzar. Esta antología incluye a los principales autores dominicanos. “ El Elefante y otros relatos extraños”, sexto volumen de cuentos de A l má n za r, apa rece en 1997 publicado por la Editora de Colores. También en 1997 aparece uno de sus cuentos en la antología “El cuento hispanoamericano en el Siglo XX”, compilada y comentada por el profesor universitario chileno Fernando Burgos. En 1999, el séptimo de los volúmenes de cuentos de Almánzar hace su aparición, editado por la Colección del Banco Central y su Departamento Cultural, con el título de Arquímedes y El Jefe y otros cuentos de la Era. 7


A r m a ndo A l m á n z a r con su s h ijos Gabriel, Circe y Adip Almánzar Melge

En 2001, la Editora Cole pone en circulación la Antología casi personal de Almánzar que recoge 21 de sus mejores relatos, seleccionados por el licenciado Alberto Perdomo, el escritor José Alcántara Almánzar y el también escritor y dramaturgo Arturo Rodríguez Fernández, con la colaboración del autor. En el 2 0 0 0, apa reció en la Antología en italiano “I Cactus non temono il vento”, publicada por la Ed itor ia l Felt r i nel l i , conteniendo cuentos de varios autores dominicanos, seleccionados por el escritor, poeta e intelectual italiano Danilo Manera. La Editorial Alfaguara y el suplemento educativo Plan Lea del “Listìn Diario” escogieron para su concurso Terminemos el cuento, año 2001, el relato “Muchacha Bonita con rejas y un gato”, de su autoría. En 2001, la Editorial Siruela, de España, presenta el volumen “ Cu e nt o s d o m i n i c a no s” ( Un a antología), compilada también por Danilo Manera, donde aparecen tres cuentos suyos. En 2003, aparece “Ciudad en Sombras”, editado por Editorial Norma, de Colombia, con 18 cuentos pr ot a g on i z a dos p or e l m i smo personaje, un capitán detective al servicio de la Fiscalía, creación de este autor. En ese m ismo a ño pone en circulación su primera novela, “Un siglo de sombras”, obra de corte 8

Con su esposa, hijos y hermanos en la boda de su hija Circe

de Otoño . En ese mismo año sale a la luz pública Cardona... ¡Vuelve!, publicado por Editorial Santuario, conteniendo 14 historias protagonizadas por el detective Cardona, quien ya había sido el protagonista de “Ciudad en Sombras”. Una aventura erótica y otros cuentos es el título bajo el cual se publicó en abril de 2013 una colección de 22 historias. Almánzar se mantiene en constante producción literaria y actualmente t iene en proceso un guión cinematográfico.

histórico que tiene como trasfondo la corrupción en Dominicana durante todo el siglo XX. Esta publicación estuvo a cargo de la Editora Cole de Santo Domingo. “Concerto Grosso”, otro volumen de cuentos de Almánzar, aparece en 2005, editado por el Banco Central. “ Desconocido en el parque”, su segunda novela, es editada en 2007 también por la Editora Norma. . “ Vór tice”, la tercera novela escriba por Almánzar, apareció en 2009, editada por Norma. En 2010, sale la primera edición de“Thanksgiving days”, En primera fila, de izquierda a derecha, el profesor Juan tomo de cuentos que lanzó Bosch, René del Risco y Miguel Alfonseca; en segunda la Colección Literaria del Banco fila, Rubén Echavarría y Abel Fernández M., y en tercera fija Armando Almánzar Rodríguez y Enriquillo Sánchez, Central, y por el cual Almánzar en los 70’s recibe su tercer Premio Nacional de Cuento otorgado por el Ministerio de Cultura. “Re-Armando Cuentos”, antología editada por el Ministerio de Cultura, aparece en ese mismo 2010. Casi 700 páginas con una selección de los diez libros Andrés L. Mateo, Pedro Peix, Juan Daniel Balcácer, de cuentos publ icados por Armando Almánzar y Tony Raful, en los 80’s Almánzar. En Abril de 2012 recibió el Premio Nacional de Literatura, por el conjunto de toda su obra. E n e l 2 0 12 , b a j o e l s e l l o de Ed iciones Feri l ibro, fue publicado el volumen Tres novelas cortas, las novelas El Paraiso, Francisca Flores y Vidas

Armando Almánzar, Juan Bosch, Alcántara Almánzar y Pedro Vergés en los 90’s Revista de Arte y Literatura


Libros

Novelas

Cuentos

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NOVELAS Un siglo de sombras Editora Cole - 2003 Desconocido en el parque Editora Norma - 2006 1ra. edición Vórtice Editora Norma- 2009 Tres Novelas Cortas Ediciones Feri Libros - 2012

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Cardona…!Vuelve!

En el prólogo de este libro de cuentos, uno de los más recientes de Armando Almánzar, aparecen las palabras de Luis Martín Gómez en el acto de entrega del Premio Nacional de Literatura 2012 a este autor, donde lo llama: Armando Almánzar, un escritor de película. …No me sorprende que esta noche estemos reconociendo a este hombre que maneja como pocos la ficción porque nació y vive en ella, este extraordinario crítico de cine y gran escritor que ha fundido magistralmente los dos oficios en su obra y su personalidad, por todo lo cual podemos llamarlo, en el mejor sentido de la frase, un escritor de película. Luis Martín Gómez, 2012

Revista de Arte y Literatura

1. Límite - Editora Alfa & Omega- 1967, 2da. Edición 1979 2. Infancia feliz Editora Alfa & Omega - 1978 3. Selva de agujeros negros para “Chichí la Salsa” Biblioteca Nacional- 1985 4. Cuentos en cortometraje - 1993 5. Marcado por el mar Banco de Reservas- 1995 6. El elefante y otros relatos extraños Editora de Colores- 1997 7. Arquímedes y el Jefe y otros cuentos de la Era Banco Central- 1999, 2da. Edición 2008 8. Antología casi personal Editora Cole - 2001 9. Ciudad en sombras Editora Norma - 2003 10. Concerto Grosso Banco Central- 2006 11. Thanksgiving day Banco Central- 2010 12. Re-Armando Cuentos, Antología Ministerio de Cultura- 2010 13. Cardona...Vuelve Editora Santuario - 2012 14. Una aventura erótica y otros cuentos, 2013 9


Tres Novelas Cortas

de Armando Almánzar

Alberto Perdomo Cisneros.

Crítico Literario

Palabras de Presentación del libro en abril 27 del 2012

P

ocos meses después de terminada la contienda de abril de 1965, se fundó, por cierto en mi casa de recién casado, en la calle Santomé, el grupo “El Puño”, en el que con más entusiasmo que rigor, esperábamos hacernos presente en el panorama literario de aquellos días, como portavoces de una nueva generación que desde posiciones más aguerridas, transidos por la lucha que truncó la intervención extranjera, pretendía ocupar un espacio que se sustentara en el compromiso con los intereses del pueblo y se expresara, en sintonía con nuestras real idades, con el imaginario y el nuevo lenguaje que comenzaba a aparecer en la América Latina pronto conocido como el Boom. “El Puño” se constituyó, no quiero olvidar nombres, con figuras ya conocidas, que habían publicado, como Ramón Francisco y Marcio Velóz Mag g iolo y los jóvenes, Iván Garcia, René Nuñez del Risco, Miguel Alfonseca, Rubén Echavarría, Armando Almanzar Rodríguez, a los que poco tiempo después se su ma r ía En r iqu i l lo Sá nchez, entonces u n joven adolescente. También los pintores, R a m í rez Conde “Condesito” y Norberto Santana. Se nos asignó o 10

nos asignamos la función de críticos, en pintura Arnulfo Soto y literario a quien hoy les dirige la palabra. En esa ca l idad nos tocó presentar y prologar el primer libro de poemas de Miguel Alfonseca y el primero de cuentos de Armando “Límite”, por cierto ambas ediciones pobrísimas de muy pocos ejemplares. La historia de “El Puño”, su evolución, la dispersión de sus miembros merece ser contada, pero en otra oportunidad, puesto que lo que hoy nos convoca es la puesta en circulación de el último libro de Armando Almanzar Rodríguez, premio nacional de literatura, nada menos que su número 16, Titulado simplemente Tres Novelas Cortas. 45 años después de “Límite” me escoge de nuevo para hacer su presentación ante sus lectores y amigos, quiero pensar que me ha convocado por la genuina amistad que nos congrega desde la primera juventud, más que por la capacidad cr ít ica que g enerosa mente me concede, en el mejor de los casos, resultado de las muchas lecturas acumuladas. La relación que hemos mantenido desde hace tantos años, me ha permitido tener una especie de inside de sus motivaciones más íntimas, ser testigo, de su compulsión por escribir que no cesa y de su

particular visión de lo propiamente dominicano dentro de la literatura l at i no a me r ic a n a y l a c u lt u r a universal. Aunque estoy convencido que la calidad literaria, el valor estético de un texto, se debe apreciar dentro de sus l ímites estrictos, cuento, poema o novela, admito que como a muchos, me atrae conocer las pasiones, manías, el entorno vital, las pulsiones internas, los conflictos, en fin, aquellos detalles biográficos que a mpl ía n el modo en que juzgamos a los autores, conocer de algún modo las claves personales que nos permiten establecer una íntima relación, que como advirtió Borges, nos hace cómplices, difuminando la distancia formal entre el escritor y el lector. Aunque no siempre esto es posible, en el caso de Armando Almánzar este conocimiento, como ya dije, viene de lejos, es personal, pre literario, arrancó en la primera juventud entre las viejas calles del Santo Domingo colonial. Asiduos a las cafeterías y esquinas de El Conde, compartí con él libros y confidencias. Desde los obscuros y tenebrosos finales del trujillato, esqu ivando los h i los de la enmarañada telaraña opresiva del régimen, soñábamos con la libertad Revista de Arte y Literatura


y los cambios democráticos que ingenuamente creímos habrían de ocurrir tras su desaparición. Luego del 30 de mayo de 1961, nos lanzamos literalmente a las calles a participar sin malicias en los eventos que se sucedieron en aquellos años vertiginosos de destape ideológico, adhesiones políticas fervorosas y luchas cal lejeras, que cu lminarían con la guerra civil del 65. La experiencia vivida entre estas dos fechas decisivas de nuestra h i st or i a r e c ie nt e , de jó e n Armando, como en otros, la resaca de una frustración vital. Esa experiencia traumática, junto al recuerdo de su infancia en el caserón del abuelo y el tránsito por unas pocas cuadras del Santo Domingo Colonial, gravitarán en toda su narrativa, sino como escenario sentimental, como sustrato existencial de muchos de sus caracteres más logrados. Al cabo del tiempo transcurrido desde su opera prima, sorprende la consistencia de su oficio de narrador, en un país donde frecuentemente se desva necen las ganas de muchos de nuestros escritores, enfrentados a un mercado literario que no acaba de crecer, escasa promoción y un número de lectores estático que limita el número de ejemplares por edición a una cantidad que ha variado muy poco en años, aunque es justo consignar que en los últimos tiempos se han multiplicado esperanzadoramente las ediciones y las ventas de libros dominicanos. J u n t o a M a r c i o Ve l o z Maggiolo su coetáneo, Armando mantiene una producción continua q u e su m a y a 16 t ít u los . A l g o verdaderamente admirable, tanto más cuando la calidad de su prosa Revista de Arte y Literatura

y el hechizo de sus historias se renueva constantemente cautivando a sus lectores habituales y a aquellos otros que empiezan a relacionarse con su obra. El cuento corto, a veces muy corto, una página, otras una pequeña novela, ha sido el flujo más constante de su creación, al margen de sus novelas formales escritas más recientemente, sus artículos periodísticos y su larga trayectoria como cr ít ico de ci ne, todo u n polígrafo. Siempre me ha intrigado la entrega casi exclusiva de Armando a sus dos pasiones ar t íst icointelectuales; por muchos años en su diario vivir se trenzan el cine y la escritura de ficción, primordialmente, el cuento. Con una asiduidad que no cesa, devora películas tras películas y escribe historias tras historias, no ha variado en la radical elección de sus dos afanes. En cuanto al cine me consta que su encantamiento por la sala a obscuras y la pantalla, precedió al ejercicio profesional de la crítica

especializada. En lo que tiene que ver con las letras, eligió la historia corta. Obviamente hay elementos comunes entre el cuento, que v iene de v iejo y el cine una expresión artística moderna. La brevedad forzosa de una cinta guarda relación con la extensión de un cuento; ambos se ciñen a una sola historia sin desviaciones, la intensidad debe lograrse en pocas escenas o en pocas páginas y el espectador llega al final en ambos casos en una sola jornada o lectura. Sus historias, tienen punch, oficio, cuentan algo concreto con personajes densos, extraídos de una realidad existencial que no deja dudas, otros son oníricos, h istor ias soñadas, donde el protagonista se desvanece y pierde el sentido de lo concreto, figurándose o figurando una realidad que no está ocurriendo sino en su propia cabeza. Pero independientemente de cualquier categorización temática de su obra, lo que percibe el lector, lo que lo seduce es, como en toda historia bien contada, sentirse desde el principio tomado de la mano por el narrador que lo conduce con su aceptación complacida, al orbe de su creación, haciendo que la sienta como experiencia propia y que por el tiempo de su lectura, viva en esa otra realidad ficticia. El volu men que ahora publica es una nueva muestra de su capacidad estilística hilvanando historias que cautivan al lector desde el primer párrafo, cuando no por la contundencia de lo contado, por la destreza con que despliega la trama y acaso por un final inesperado, que nos deja pensativos, con el libro en el regazo, recreando al margen de lo leído, otros finales posibles. C ont ie ne como d ic e su 11


título tres historias, muy distintas entre ellas que solo comparten el mismo escenario físico, la ciudad de Santo Domingo, en tres ambientes barriales que representan a su vez distintos niveles de convivencia. Una transcurre en el corazón de la ciudad colonial, clase media; otra en el vecindario de San Miguel, barrio popular intramuros y la tercera en un moderno edificio de apartamentos de la periferia que representa la máxima aspiración de las clases altas o de los trepadores sin escrúpulos. Las tres historias, que no pretendemos resumir aquí, son muy diferentes y no comparten elementos comunes, no es una trilogía. El ritmo, como en casi todo lo que cuenta Armando es trepidante, los finales, especialmente en una de ellas, sorprenderán al lector más

avezado. Si una es casi policíaca y aparece el capitán Cardona, para los que no lo conocen, un insólito investigador en una policía como la nuestra, que ya estuvo en una de sus novelas previas y tengo entendido, será el protagonista de la próxima a publicar; en otra el trasfondo son las telenovelas radiales de los sesenta y setentas que marcan un contrapunto sentimental con la historia en primer plano de un puñado de personajes, pintados con toda deliberación, como los protagon istas de las h istorias popu lares de Mar io Em i l io Pérez En la tercera “El Paraíso”, una torre de lujo, microcosmos donde conviven y se enfrentan los ocupantes de los pretensiosos apartamentos, banqueros, militares r e t i r a d o s , c o m e r c i a nt e s s i n

Ratero M arco estaba tendido sobre la estrecha cama, en un ángulo de la oscu ra y apestosa habitación. - Maldito nido de murciélagos éste... aunque, siempre es mejor que la celda y, además, puedo salir cuando se me antoja. El calor era sofocante, gruesas gotas de sudor le corrían por el rostro empapando luego la sucia camiseta y el incómodo camastro. -Ah! esa maldita cárcel, con sus guardias todo el tiempo jode y jode, dando órdenes, diciendo todo lo que hay que hacer y no hacer; haz esto, come ahora, da vueltas por el patio vuelve a la celda, apaga la luz, no hables, no respires, no 12

cagues, no... maldita sea! No, no podría volver a la cárcel, no lo aguantaría otra vez. Además, ya me dijo el doctor que mis pulmones no funcionan bien, que la humedad y el frío me matarían si volviera allá, que necesito un clima seco para por sanarme... un clima seco! Acaso se cree ese mujercita que yo vivo de una pensión del gobierno? Qué d iablos! Pero a la cárcel no puedo volver, tengo que encontrar un trabajo, cualquiera que sea, mensajero, lavaplatos, lo que sea... Se removió en la cama, rascándose la cabeza, y luego se leva ntó, tambaleándose como mareado. - Sí, tengo que salir y encontrar un trabajo, y rápido!

escrúpulos, funcionarios corruptos, que represent a n , casi h ast a l a caricatura, las aspiraciones que enajenan a tantos dominicanos en la su lucha por alcanzar aquello que entienden el símbolo del máximo nivel en la escala social. Finalmente, insisto en que más allá de las propias historias contadas que son tan particularmente nuestras, lo más apreciable de ellas, es que el autor, logra una vez más sumergirnos, casi hasta la asfixia, por el breve t iempo necesa r io para producir el encantamiento, la inefable sensación de apartarnos de la cotidianidad, durante ese momento mágico que hemos vivido en mundo de la ficción, de la buena literatura, de la literatura de Armando Almánzar Rodríguez.

Cuento de Armando Almánzar

Sa l ió del c u a r to; sus 53 a ños descendieron penosamente la estrecha escalera con pesadez de siglos. Al llegar a la puerta de la calle, mil luces restallaron con furia sobre sus ojos; no lograba acostumbrarse a la luz del sol; se cubrió la cara con el brazo y salió, empezando a caminar despacio por la acera. - Te n g o q u e se g u i r , t e n g o q u e encontrar un trabajo rápido, no puedo caer preso otra vez. Automáticamente, como si estuviera dando vueltas reglamentarias en el patio de la cárcel, deambu1ó Marco por las aceras de la ciudad. Poco a poco fue dejando atrás las miserables callejas del barrio en que vivía y adentrándose en Revista de Arte y Literatura


CU ENTO las ruidosas y atestadas vías del sector comercial. - Por estos lugares puedo encontrar algún trabajo, cargar cajas o cosas así, o a lo mejor de listero, si tengo suerte. Lo malo es que... quién diablos le va a dar un empleo a un tipo que acaba de salir de la cárcel? No me darán nada, será como las otras veces, nadie quiere saber nada de ladrones, nadie... Continuó caminando, lentamente, con paso reg ular, siempre por el mismo lado y sin desviarse; un muro humano le rodeaba constantemente, por detrás, a sus costados, por delante, empujándolo, apretujándolo; voces estridentes, confusas en los oídos de Marco, eran un estruendo incesante, cada vez mayor. Se detuvo en el borde de la acera, en la esquina; miles de ref lejos acomet ieron sus ojos; el estruendo se acrecentó: silbatos, destellos metálicos de las brillantes superficies de los automóviles, voces, luces direccionales, bocinas; frente a él, una luz mayor, intensamente roja, un ojo sangriento que le miraba fijo; trató de cruzar la calle y el alud de chirridos, patinazos, bocinas, silbidos y gritos se le fue encima; llegó al otro lado a pesar de todo; entre las luces y el ruido una gran mano se agitó ante sus ojos y, tras ella, una cara enrojecida gesticu1ó con violencia. Marco sintió que la mano le empujaba hacia la estruendosa multitud. - Un policía, era un maldito policía... pudo haberme detenido y haberme vuelto a meter preso; debo apurarme en encontrar un trabajo, no puedo volver allá... Continuó caminando, lentamente; los muros humanos le zarandeaban, le empujaban contra las paredes, le arrojaban hacia la calle. Extenuado, agotado por completo, se detuvo; frente a é1, una fluyente serie de manchas de color se deslizaba velozmente: verde, negro, azul, amarillo, verde, amarillo, azul, rojo.... pasaban, pasaban, más, siempre más, no cesaban, no tenían final, y de Revista de Arte y Literatura

ellos brotaba el ruido, aquel tumulto infernal, cada vez más fuerte, más intenso; Marco intentó alejar la vista de todo aquello y volvió la cara hacia el cielo, y el cielo le devolvió mil dardos de fuego reflejados y multiplicados por miles de cristales en las ventanas de los altos edif icios; cerró los ojos y se quedó inmóvil, tra- tando de descansar, mas un ruido más fuerte y persistente que los demás le golpeaba el oído; trató de no hacer caso pero algo le golpeó el hombro y le sacudió con violencia. - Circule, circule! - Otro policía. ¡Pudo meterme preso, pudo hacerme volver a la maldita cárcel! Caminó de nuevo, pegado a la pared. Ante su vista desfilaban los escaparates en una lenta proyección: telas, trajes, libros, herramientas, vajillas, medias, zapatos, Cremas, Premier, Campbells, Odorono, Colgate, joyas, joyas ... Sin darse cuenta, se había detenido frente a una fulgurante vitrina; las joyas centelleaban frente a sus ojos pero este no era un destello molesto; al contrario, era suave, acariciante. Sin apresurarse, Marco entró en el local; un dependiente le obser vó con desconf ianza, pero no h izo caso y siguió avanzando hacia los mostradores traseros; del fondo de sus bolsillos extrajo un anillo. - Quiero que me graben una inicial en este anillo, señor... una... una E. El dependiente le miró con cara hosca, abarcando con una sola ojeada su sucio y agujereado aspecto. - Muy bien, es cosa de un instante, en seguida regreso. El elegante traje negro se escurrió por una puerta hacia el fondo, no sin antes lanzar una significativa mirada a otro

dependiente. Marco estaba solo ahora frente al most r a dor ; su avemente su bien adiestrada mano se desl izó hacia adelante y abajo abriendo la puertecilla corredera; con pasmosa rapidez, escamoteó unos cuantos anillos y prendedores desl izándolos en su bolsillo. Una gran oleada de ruidos estalló sobre Marco; por todos lados los ruidos le acometían, aplastándole, agobiándole; sintió que le agarraban con fuerza, que le empujaban y arrastraban con violencia; ruidos y objetos le rodeaban, le estrechaban cada vez más; a cada instante eran más y más los objetos y los ruidos, hasta que, al fin, en los ojos y oídos de Marco todo aquello no fue más que una sola cosa, algo pesado, espeso, gelatinoso, danzante... Tendido en su camastro, Marco sonreía; sintió pasos afuera y se incorporó. - Apaga esa luz, Marco, ya es la hora. - Enseguida, viejo, enseguida. En la oscuridad, Marco se abrazó a las rejas de su celda, dejando escapar un hondo suspiro. - Libre, Marco... libre. 13


Palabras de agradecimiento por el Premio Nacional de Literatura 2012

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ste ga lardón que hoy recibo, y que a g radezco prof u nda mente, t a nto a la Fu ndación Cor r ipio como a l M i n ister io de Cu lt u ra y a todos aquellos que de una u otra manera tuvieron que ver con su otorgamiento, quiero ofrecerlo como un homenaje póstumo a mis padres, Armando Almánzar González y Luz Rodríguez de Almánzar. Porque ellos fueron quienes for ja ron, a cost a de muchos sacrificios, lo que hoy soy, lo que hoy son mis hermanos y, por necesaria extensión, lo que son mis hijos y, con toda seguridad, serán mis nietos. Pero, sobre todo, a mi padre, porque ese hombre, a quien deseo de todo corazón no sea olvidado, fue un esforzado e incansable trabajador durante toda su vida, desde que se in ició como maestro en una pequeña escuela de campo, pasando luego a director de otras escuelas, 14

más adelante a inspector, y después a lo que entonces se denominaba Intendente de Educación, hasta alcanzar la Secretaría de Estado de Educación du rante la breve Presidencia de García Godoy. Y lo que deseo ahora resaltar no son esos muchos años de servicio, sino el hecho cierto y comprobado de que, cuando pidió su jubilación al ganar la presidencia Balaguer, para al fin poder tener un hogar propio, una pequeña casa que pudiera llamar suya y nuestra, tuvo que tomar dinero prestado a un familiar. O sea, por si acaso no lo han comprendido aún, que salió de más de 30 años de servicio público con muy poco más que cuando ingresó, pero que, como vivimos en un país tan moralmente degradado, ese ejemplo de honestidad y de sentido del deber ha sido tildado por más de una persona de, y me van a perdonar la expresión, de pendejo, así como suena.

En otras palabras, que yo heredé de mis padres no solamente el amor por la lectura, por la literatura, sino además, y muy principalmente, ese sentido del deber y de la honestidad de la cual puedo hoy ufanarme. Y es por esa razón que deseo compartir con ustedes por lo menos una breve parte de lo que fue ese continuo peregrinar por los caminos de nuestra geografía, los fragmentos que mi muy destartalada memoria han podido rescatar, como parte de ese homenaje a su persona, para que puedan comprender a cabalidad lo que significó toda una vida de satisfacciones, de privaciones, de sacrificios y abnegación y, a la vez, las muy peculiares detalles que fueron conformando mi forma de ser. De mi infancia lo primero que recuerdo es verme avanzando, el sol inclemente resplandeciente sobre el mar, tomado de las manos de mis padres, por un estrecho sendero bordeado de erizos en la playa La Revista de Arte y Literatura


Saladilla de Barahona, y una patineta verde y roja, nada más. Luego, la hermosa casa y el apacible ambiente en La Romana, y mis vecinos norteamericanos, los Johnson, Kenny, su muy bonita hermana Joanna y su perro Brownny, manso y paciente, a pesar de lo cual un mal día, en un rapto de locura perruna, le desfiguró el rostro a la infeliz. De San Pedro de Macorís recuerdo sus calles atiborradas de obreros de la caña y vendedores de todos los tipos y colores y, como si hubiera sido la pasada semana, la fría mirada azul del entonces muy famoso Dr. George cuando, sin anestesia, mi abrió de un lancetazo un tumor que tenía en el pie izquierdo, con la inmediata consecuencia de media población alarmada por un alarido que n i Ta r zá n e n su s mejores tiempos. Hasta ese instante, vivíamos una normalidad cotidiana siempre dentro de la estrechez económica que es, también, normal en un empleado público de baja categoría. Pe ro no to do po d í a se r armonía y tranquilidad en una época como la de Trujillo. De buenas a primeras, un simple solapado chisme, y, el primer castigo a mi padre por no mencionar demasiado al Jefe insigne, razón por la cual fu imos todos lanzados de la ciudad a un entonces pequeño pueblo, Monte Plata, donde compartíamos exilio con el Dr. José Selig, su esposa y sus hijos Hilander, Viola y José Manuel, también mal visto el honesto dentista por el ojo vigilante del Estado omnipotente. Archivado, pero no olvidado el asunto, recalamos en Baní, donde recuerdo a Fabito Herrera, hermano de Don Rafael, a su esposa, Doña Loló, y a su hijo Fabio, a quien encuentro con frecuencia en estos Revista de Arte y Literatura

días, y no se borra de mi memoria la tremenda frustración al recibir el poderoso telescopio que pedimos por catálogo en la tienda de Fabito porque, cuando al f in l legó, se convirtió en un pequeño artefacto sin potencia. Es muy posible que a quienes ahora compran a través de Internet les esté yendo mucho mejor. Y, de nuevo, la saña tiránica: por culpa de una maestra que no era tal, que no hacía su trabajo, y a la cual canceló mi padre por ese motivo muy a pesar de que le advirtieron era amante del magistral militar de cien batallas, Petain Trujillo; y allá fue a dar mi padre nada menos que a la frontera, y nosotros, para que no sufriéramos el mismo castigo, a casa de Arsenio, su hermano, en Guasumal, donde yo, muy ufano, despachaba en la bodega propiedad del tío, cobraba y devolvía siempre con el temor latiendo en mi mente porque detrás, en el almacén, Don Arsenio tenía dos enormes y fieros per ros, a l g o que se quedó t a n sembrado en mi mente que, muchos años después, devino en excelente cuento: “Día de fiesta en Guasumal”. Más adelante, cumplido el castigo, arribamos en Azua, donde perdí a una de mis primeras novias por enviciarme jugando bingo por lo cual, en menos que cantan eso, bingo, observé, estupefacto y algo corrido, como pasaba la chica muy ufana y contoneándose del brazo de un mozo local esbozando una amplia sonrisa de “mira lo que te perdiste”. En el ínterin, o sea, entre pueblo y pueblo, pasaba las vacaciones en Santo Domingo, en casa de los abuelos, sumergido más que en los juegos con los primos en la formidable biblioteca de Don Cayetano Armando Rodríguez. Por esos días mis padres, en un posible intento de dirigir mi vida hacia

derroteros un tanto más celestiales, me inscribieron en el Colegio de la Salle, de donde, de tanto insistir los hermanos en que tenía que ir a misa, confesar y comulgar jueves y domingos so pena de ser hervido en aceite durante toda una eternidad, se inició mi iluminada carrera de descreído total. Y uno de los pasos finales de esa saltarina carrera fue La Vega, donde me inicié en la política de manera tal que merecí el honor de aparecer con todas las letras de mi nombre nada menos que en el muy prestigioso y respetado Foro Público, donde se me señalaba como peligroso conspirador que se reunía todas las noches a fraguar ideas deletéreas contra el superior y muy maravilloso gobierno, foro al que contesté con buen ánimo inquiriendo al soplón sobre si consideraba que los parques se habían hecho para que pastaran los jumentos y no para reunirse a conversar, algo que parecía muy lógico…aunque no en la opinión del adusto y muy vociferante Coronel del Ejército en la fortaleza de la ciudad que si no me tragó fue, tal vez, porque padecía de úlceras.. Por esa razón mis padres decidieron enviarme de nuevo a Santo Domingo, donde al fin me hice bachiller en la Escuela Normal (que otro nombre había de tener) Presidente Trujillo, mientras leía desaforada mente los l ibros del abuelo, para entonces ingresar en la Universidad no autónoma sino única, abandonándola a los pocos meses para que mi padre, con toda la razón del mundo, me dijera, “si no estudias, trabajas”, con lo cual pasé muy buenos meses haciendo de maestro en Gua nába no, a l ias Cayet a no Germosén, y luego en la escuela Federico García Godoy de La Vega, razón por la que soy saludado todavía 15


hoy, normalmente con buena cara, por jóvenes alumnos de entonces, señores mayores ya. Como imaginarán, el profesorado, tan de mis padres, tampoco fue mi vocación, como no fue el Derecho o la Sociología, razón por la cual volví a mis nunca olvidadas salas de cine mientras formaba parte del aguerrido sector farmacéutico como vendedor trashumante de los productos de Juan J. García. Pero, para que vean, no era precisamente esa forma de vida junto a mis padres lo que me molestaba, sino el hecho de que, precisamente por ello, nunca tuve tiempo durante todos esos años de ganar amigos y mucho menos novias. Flaco y destartalado como era, siempre recién llegado, cuando poco a poco iba conociendo y tratando de intimar con chicos y chicas de mi edad, cuando ya comenzaban a apretarse los lazos de am istad o log raba me aceptaran con una sonrisa un requiebro a una fermosa del lugar, pues, zas, a recoger bártulos, a partir de nuevo, a empezar de nuevo. Es por esa razón que siempre he envidiado a amigos como Don M a r c i o Ve l o z M a g g i ol o , Jo s é Alcántara Almánzar y Luís Martín Gómez, no sólo por su capacidad creativa más que demostrada, sino porque tuvieron la suerte de tener amigos que crecieron junto a ellos en la escuela, en el barrio, y eso es algo que, imagino y añoro aún hoy, debe ser formidable incluso desde el punto de vista de la creación literaria. Y entonces, el yo ya capitaleño, el yo ya con amigos, sintió el dolor de una tremenda frustración que fue la de todo un pueblo: el golpe de estado al Profesor Bosch, a ese hombre que conocimos en Costa Rica envuelto en los rumores arteros de toda laya, a ese hombre 16

honesto, sabio, creador que fue para mi una influencia más que decisiva al ser Presidente del Jurado que me otorgó el primer premio de cuento que ganara en mi vida, y que se convertiría más adelante en consejero de mis pasos iniciales en el oficio de escribir. Y entonces, la sangre y el dolor, la muerte y el sacrificio de miles de jóvenes en una g uerra fratricida contra la sevicia, el abuso de poder, la impunidad del saqueo en meses de encierro voluntario, mis padres, mis hermanos, muchos de mis amigos, un enorme sacrificio p a r a u n r e s u lt a do dolor o s o y repugnante: una “democracia” que era el parapeto apenas disimulado del crimen ordenado y obedecido.

Y por supuesto, tengo una razón más para vivir, Patricia, mi inteligente esposa, que ha sabido convivir con mis rarezas, manías y resabios, que es la razón de mi vida, cuentos y novelas aparte. Y ahora puedo decir, afirmar que soy feliz, pero no solamente por haber ganado este premio de hoy, tan importante, sino porque además, ahora, ahora sí tengo amigos, amigos de verdad con quienes comparto de muy diferentes formas, amigos como nunca tuve durante tantos años. Y, para culminar, ahora tengo otros compañeros muy peculiares y que muchos de ustedes conocen bien: tengo un gato todo despeluñado que no me deja olvidarlo, tengo un niño de feliz infancia y su martillo, tengo a un tal Chichí la Salsa lleno de agujeros negros, a un Arquímedes que se sale con la suya gracias a un Trujillo acr ibi l lado, u n buen señor que pierde la memoria y se cree asesino despiadado y brutal, un Capitán Cardona demasiado honesto para ser un héroe y muchos menos un rico, cuatro generaciones corruptas de los Moreta, un infatuado publicista hundido en su pequeña desgracia, un niño retardado que añora su pavo amigo, una Francisca Flores de ojos asombrados que conocerán próximamente, y muchos, muchos otros más que, muy a pesar de ser seres de la más pura ficción, son tan reales y tan amigos para mi como todos los demás con quienes juego, bebo, converso y sueño sobre una vida mejor. Y a todos ellos los quiero, porque a todos, hermanos, hijos, nietos, a Patricia, a mis amigos y a mis personajes, a todos los llevó hoy muy, muy dentro de mi corazón.

Pero eso, mis amigos, eso es el pasado, eso es lo que he dejado atrás. Porque, ya asentado en esta ciudad desde hace tantos años, tengo ahora todo lo que siempre ansié: porque tengo a mis hermanos, Mario, Luchy y Rosa María, como siempre, pero ahora tengo a mis hijos, Adip, casado con Soraya, a Circe y su Leoncio, a Gabriel y a Jazmín, y tengo mis muy queridos nietos, Vera Lucía, Diego Leoncio y Rodrigo, a Analía y Daniel, y al pequeño Armando que, como es Muchas gracias. natural, me tiene al trote. 8 de marzo de 2012

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Lo Mejor y lodelPeor 2012 Por Armando Almánzar, Crítico de Cine

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ste año que acaba de transcurrir (y que, para frustración de miles de estúpidos, no termino con el fin de la Humanidad), fue sumamente prolífico en materia de estrenos.

Habría que señalar, de entrada, que se hizo mucho cine criollo, que hubo estrenos de los chicos del patio en buena cantidad…aunque no en buena calidad. Como ya todos estarán enterados, a nosotros nos gustaron apenas dos de esos estrenos: “La lucha de Ana”, de Bladimir Abud, quien demostró inteligencia y buena mano con su obra porque, por u na parte, se llevó de consejos probándola frente a un buen g r upo e h i zo caso a las sugerencias que se le hicieron y, por ot ra , que sabe manejar los recursos

cinematográficos con buen t i no y, lo que es muy i mpor t a nte, dirigir a sus intérpretes, logrando una excelente caracter ización de Cheddy García que, a propósito, es tal vez la única interpretación de un dominicano que podemos elogiar. Otro film que nos gustó, esta vez más por su puesta en escena que por su planteamiento argumental, fue “Jaque Mate”, de José María Cabral, que sigue demostrando progresos como realizador. El resto, no pasará ni de lejos a nuestra historia cinematográfica, mediocridades como “El hoyo del diablo” de Francisco Disla, “Feo de día, lindo de noche”, de Alfonso Rodríguez, y “Lotomán 2, de Archie López, a pesar de sus enormes deficiencias casi pueden pasar por aceptables si se las compara con espermentos como “Lascivia”, y “Lío de Faldas”; la restante, “La casa del kilómeto 5”, no pude verla pero los amigos que la vieron me pidieron que no hiciera esfuerzos por verla porque… no puede ser peor, según su opinión. Otro buen resultado de ese año fue la entronización de la revista “Cineasta” que, en un país donde las revistas de cualquier tipo no duran, lleva ya más de un año y marcha firme. Además, apareció el programa “Cineasta radio”, donde encontré un excelente ambiente junto a Hugo, Rubén y Pablo, y apariciones fugaces de Marc, Oliver y Brando. Un programa que hacía falta y que ha sido recibido con tremenda satisfacción por miles de personas en Santo Domingo y otras ciudades, y hasta de USA nos llaman de cuando en vez. En materia de cine internacional, la mejoría es evidente y eso lo debemos (y lo que ahora diremos pueden pensarlo como payola si les da la gana, pero es verdad) a Fine Arts y

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su continuado estrenar de películas de gran calidad y de 5.- La invención de Hugo todos los rincones del globo. (Hugo), de Steven Spielberg. El mago de las finanzas del cine de Hollywood vuelve a Veamos, entonces, las mejores cintas del 2012: demostrar que, a más de hacer La mejor del año: “Una Separación” (A separation), mucho, muchísimo dinero, del iraní Ashgar Farhadi. Es sabe hacer cine del mejor. increíble como este señor, con “Hugo” es fascinante. pocos recursos, trabajando un tema de la vida normal de su 6.- “Shame” (Shame), de Steve McQueen. Lo de país, con intérpretes que no McQueen tal vez no sea tan sorpresivo, pero sí aplastante, tienen nada de famosos, logra tan alucinante, formidable en casi cualquier sentido (el casi increíble perfección de fondo y es para que no nos tilden de amiguismo). Esta película forma que asombra. Es otra prueba de lo que afirmamos es digna de ser analizada por un panel de críticos pero casi todas las semanas: Para hacer cine del mejor, no se también de sicólogos, al igual que “Kevin”. necesitan docenas de millones de dólares. 7.- Pina (Pina), de Wim Wenders. Sí, en efecto, “Pina” es Otras doce mejores películas, una por cada mes sin orden un documental que nos cuenta sobre la vida y obra de esa de preferencia: genial coreógrafa. Pero, como cine, como enfoque visualsonoro de esa historia, es no solamente sorprendente sino 1.- “En un mundo mejor” (Haeven), de Suzanne Bier. apabullante. Wenders, que nos ha brindado excelentes Esta formidable directora sigue probando que su cine films en el pasado, vuelve a deleitarnos. es excelente como tal, pero que, además, toca temas importantes, muy enraizados en lo que es hoy la sociedad 8.- Mi semana con Marilyn (My week with Marilyn), de naciones desarrolladas. de Simon Curtis. Curtis, que tiene una carrera breve pero con destellos formidables, ahora 2.- La chica del dragón nos embelesa con tatuado (The girl with esta historia sobre el the dragon tatoo), de rodaje en Inglaterra David Fincher: Fincher d e “ E l P r í nc i p e sigue demostrando que es y la corista”, con uno de los más sagaces y Michelle Williams diestros directores del los y Kenneth Branagh últimos años; este film es espléndidos como Marilyn Monroe y Lawrence Olivier. arrollador. Formidable. 3.- Tenemos que hablar sobre Kevin (We need to talk about Kevin), de Lynne Ramsay. Una de las sorpresas 9.- Amigos (Intouchables), de Olivier Nakache y Eric gratas de este año porque no habiamos escuchado nada Toledano. Que es cine al estilo Hollywood, que para sobre Ramsay y este film es una verdadera demostración aquí que para allá…pero, como la quieran poner, es una cinematográfica y un enfoque sobresaliente sobre un hermosísima historia desde cualquier punto de vista, cuenta con dos interpretaciones señeras, y es cine del tema duro y controversial. mejor de principio a fin. Y será muy difícil de olvidar. 4.- El Artista (The Artist), de Michel Hazanavicius. 10.- Tenemos Papa (Habemus Papam), de Nanni Una excelente h istor ia Moretti. Esta una historia que aparenta sencillez, sin y, recórcholis, en blanco complicaciones… siempre y cuando se deje a un lado y si n d iá logos du ra nte que el personaje central de todo este enredo humorístico más del 90 por ciento de es nada menos que un Papa, todo un señor Papa recién su desarrollo, o sea, una elegido por el cónclave y que, de buenas a primeras… demostración (otra) de cómo hacer gran cine sin grandes cine de primerísima categoría, relato cargado hasta el borde de sutil ironía, magníficas interpretaciones. estrellas y cientos de millones.

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11.- Operación Skyfall (Skyfall), de Sam Mendes. Como se trata de “otro James Bond”, hay algunos que se han sorprendido de los elogios nuestros y de otros. Pero, recuerden, con cualquier tema se puede hacer una gran película, y Sam Mendes es uno que lo ha hecho antes y lo vuelve a hacer ahora. Es el mejor Bond, el más apasionante, el más emocional, el más… lo que usted quiera. 12.- La vida de Pi (Life of Pi), de Ang Lee. Formidable película para cerrar esta lista con broche de oro. Una historia hermosa, fascinante, diferente en todo sentido, una de esas puestas en escena que, desde los primeros minutos, nos sujeta en nuestro sitio como si estuviéramos sujetos por una entidad superior a todo. Hagan lo posible, y más, por verla. Nosotros deseamos verla de nuevo desde ya.

Esa es nuestra selección, esas son las películas que consideramos mejores del año. Y, recuerden, una selección, sea quien sea el seleccionador, no es más que lo que prefiere una persona siguiendo sus conocimientos, se idiosincrasia, sus creencias en caso de que las tenga, y no algo que debe ser tomado como un dictamen a seguir por obligación. Esperamos que 2013 sea aún mejor que el recién pasado año.

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gato El

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os puntos fosforescentes acechaban desde la parte superior del techo; ante ellos, la superficie de éste se extendía a la débil luz de las estrellas, cubierta de hojas y papeles aplastados y podridos por l luvia; el an imal descansaba muellemente, sin moverse; sus ojos no se apartaban del rincón opuesto del techo, aquel donde varios maderos viejos y carcomidos estaban apilados. De pronto, los músculos del gato se pusieron en tensión, se convirtieron en firmes elásticos, prestos a l sa lto; sus ojos se clavaron en un hueco entre dos maderos... la cabeza del ratón estaba allí, asomaba, moviéndose l igeramente de un lado a otro, como esperando a ver qué sucedía; la paciencia del gato iba dando sus frutos, al fin salía el escurridizo ratón, se decidía a abandonar su cueva en busca de alimento; allí estaba, ya salía... –Y, dime, querida, cómo te fue en ese juego de canasta? La voz resonó bastante fuerte; ella y un torrente de luz amarillenta brotaron de improviso desde la abierta ventana del segundo piso de la casa de al lado; casi simultáneamente, el ratón retrocedió de un solo brinco los pocos pasos que había avanzado, introduciéndose de nuevo en su refugio. Los músculos del gato se aflojaron mientras sus ojos miraban hacia la ventana y sus orejas se movían ligeramente. – Oh, ya sabes como son esas reuniones, Ernesto; la canasta, unos cuantos cócteles y... chismes, muchos chismes... –Sí, sobre todo los chismes, querida; no podían faltar en una reunión... de mujeres... 20

Un rectángulo de claridad se extendía sobre el techo; más allá, el gato estaba sentado de nuevo, cómodamente, los músculos relajados; sus ojos se entornaban al mirar por sobre el rectángulo hacia el rincón oscuro de los maderos. –Estaba la esposa de Alberto, querida? La voz llegó esta vez algo más distante, profunda. –No, no estaba Isabel. Un fuerte gorgoteo se escuchó al mismo tiempo que la voz, alejada y profunda; el gato volvió la vista hacia la ventana y pestañó varias veces. –Fue en casa de Julián el juego? –Eh... no, no fue en casa de Julián. Una suave brisa soplaba desde el

Norte; los ojos del gato brillaban en la oscuridad; ya se acostumbraría pronto a las voces y a la luz, ya saldría de nuevo de la seguridad de la cueva. –Y entonces, dónde fue el juego, María? La voz del hombre se escuchaba ahora más fuerte y clara, aunque en realidad había bajado un poco el tono. –En casa de Amalia. Una sombra se alargó casi hasta el techo de la casa veci na al recortarse la figura del hombre contra la ventana; el gato miró la sombra, luego la figura, y se movió sobre sus acolchadas patas traseras, con suavidad, impaciente. –Creí que me habías dicho que iban donde Julián. –Sí, sí; íbamos a casa de Julián; pero luego se decidió ir donde Amalia. –Ah! La sombra alargada se deslizó sobre el techo y se fundió en el oscuro resto de su superficie. –Menos mal que no fueron donde Julián. –Por qué lo dices? –Es que estuve a punto de ir allá al salir de la reunión... La espa lda del gato se encor vó, mientras sus orejas se movían hacia los lados; un leve crujido había surgido del rincón de los maderos... –Hubiera sido un viaje tonto si lo hubiera hecho, no es así querida? La voz de la mujer llegó al techo algo apagada a su vez, insegura... –Sí... claro Ernesto, claro... –Así es, querida, así es; hubiera sido un viaje tonto; porque tú no estabas donde Julián... verdad? El lomo del gato estaba completamente arqueado, los músculos de sus patas tirantes como resortes, sus* ojos Revista de Arte y Literatura


clavados en el rincón oscuro de los maderos, donde de nuevo asomaba l a n a r i z ol i sq u e a nt e de l r at ón , moviéndose nerviosamente de un lado a otro... No, no... cómo iba a estar ahí si... si estaba jugando... en casa de Amalia... El cuerpo del gato se levantó un poco sobre sus patas, lentamente... –Pues yo, como no estaba seguro del lugar donde jugaban, querida, decidí llamar a casa de... Amalia... para... informarme.... El felino se movió sinuosamente hacia delante, dos, tres pasos; el ratón había avanzado, en una nerviosa carrerita, un buen trecho sobre la superficie del techo. –Este... sabes, Ernesto, no quería decírtelo, pero no fuimos a jugar, fuimos a un bar y bebimos unos tragos.... una tontería, no debí hacerlo, por eso... por eso no quería decírtelo... –Sí, una tontería... y sin embargo tu carro estaba en la marquesina de Julián... Las patas delanteras del gato se encog ieron m ient ras su rabo se arqueaba; el ratón olisqueaba una vetusta semilla de mango, punteando el suelo con sus tímidas patas... –Pero Ernesto, no estarás creyendo que yo.... –No... querida, no estoy creyendo n a d a m a lo de t i ; e stoy se g u ro, completamente seguro... El elástico cuerpo se movió hacia atrás, sin despegar las patas del suelo cubierto de hojas y papeles podridos... –No, Ernesto, no; no es como tú crees, estás equivocado.... qué vas a hacer, Ernesto, qué... Una mancha atravesó velozmente el alargado rectángulo de la luz... –No, no por favor... El cuerpecillo del ratón se estremecía espasmódicamente; al resonar el agudo alarido, el gato levantó la cabeza; sus pupilas brillaron al reflejar la luz de la ventana... Revista de Arte y Literatura

S.R.C.:

El Espa ol

Es Nuestro Espacio

Puro Tejada Martínez

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Escritor dominicano residente en Toronto

omo recuerda Pablo Neruda en su hermoso poema, la Madre Patria nos dejó las palabras: las mismas palabras que unen a tantos ho mbr e s y muj e r e s e n u n m o do de expresar sus sent i m ientos, sus pensamientos, sus grandes pasiones. Y son estas palabras, las de nuestra amada lengua española, las que nos convocan cada primer lunes del mes en el Spanish Reading Circle (S.R.C.), el Grupo de Lectura en español oficial de la Toronto Public Library (T.P.L.). Allí, durante años, nos hemos dado cita españoles, mexicanos, uruguayos, argentinos, dominicanos y de otras nacionalidades para compartir lecturas y comentarios sobre obras literarias escritas en español en camaradería y respeto, incluso en las diferencias. Cari Caballero, española, Traductora Oficial y Directora-Fundadora del grupo nos cuenta los inicios: El Círculo de lectura en español/ Spanish Reading Circle fue creado en septiembre de 2006. Yo había llegado a Toronto el año anterior y sentía deseos de conectar con la literatura hispana a través de la biblioteca, pues había observado que los fondos de Toronto Public Library incluían obras en nuestra lengua. A través de un anuncio en una red de españoles en Toronto conseguí convocar un público suficientemente numeroso para la primera sesión. En esa sesión elegimos una novela corta, El túnel, del argentino Ernesto Sábato y, a partir de entonces, comenzamos una andadura que recorrería muchas otras

obras contemporáneas. Los comienzos del Círculo fueron posibles gracias a la directora de la biblioteca de Palmerston, que autorizó el uso gratuito de la sala de actividades de dicha sede a nuestros miembros. Pero no sólo estamos en el grupo h ispa noh abl a ntes de n ac i m iento: tenemos nativos de Canada, Rusia y Finlandia que han escogido el español como segunda lengua. El Dr. Vladimir Koupchitsky, ruso, especial ista en Informática de la U. of T. y actual Director es un ejemplo. El nos dice: A mi me gustan los idiomas y también la cultura latinoamericana (y de España), por eso creí que aprender español abriría horizontes nuevos y enriquecería mi vida... y no me he equivocado en eso. Estaba buscando lugares donde pudiera hablar español, disfrutar la inmersión cultural y encontré el grupo en el 2007. Recitales y encuentros especiales han sido parte de los esfuerzos realizados por el g r upo aparte de la reun ión mensual, contando siempre con la sólida colaboración del personal del Branch de Palmerston. Sobre el futuro, Vladimir con su humildad habitual nos dice: Mi mayor logro es no perder ánimos y seguir adelante(...) si puedo encontrar un voluntario que tenga pasión para la literatura y culturas hispánicas, quien me pueda reemplazar, será otro logro. Asumí la dirección del grupo de modo temporal, pero dicen que no hay cosas más permanentes que las temporales. El Spanish Reading Circle (S.R.C.) ha sido y seguirá siendo abierto a todos los interesados en la literatura y cultura hispánicas. Será bienvenido todo aquel que sienta que el español es nuestro espacio. 21


PO ESI A

Luis Beiro

ELEGÍA Luis Beiro Àlvarez a mis hijos Me he sentado a escribirles un poema inmortal, un texto con mi vocación de no darme por vencido. Llevo varios días ordenando apuntes para el gran poema; deseché lo referido a la política; traté que todo fuera hermoso, romántico, digno de ustedes que no tienen culpa de haber tenido un padre ingenuo en un mundo de olvidos. Les confieso mis insomnios para concebir ese texto sin referirme a mi soledad, a mis problemas de carácter a entender la importancia de ser poeta cuando nadie cree en la poesía. No ignoré mis complejos de culpa, mis deseos de incendiar la demagogia, la doble moral, me ponía furioso cuando pensaba en la superficialidad contemporánea. No saben ustedes la lucha que libré contra mi otro yo, las concesiones para evitar mencionarles 22

que mi vida está llena de amores imposibles, que fui incapaz de ser normal, que vivo pendiente de un momento para saltar sobre los inmisericordiosos en fin, lo deseché porque ustedes se iban a preocupar de verme tenso, deprimido, inestable, saltando de un lugar a otro sin saber las huellas de un mañana. Lo hice para que ustedes pudieran crecer en paz y no tener traumas.

donde se gana y se pierde con frialdad y sobresalto. Por eso preparé estos apuntes sin lágrimas ni espantos con la seguridad de que, al leerlos, se iban a sentir orgullosos de mí. Todo lo sabrán a su debido tiempo, no los puedo atormentar con pequeñeces que no ayudan a comprender la dimensión de un emigrante. Será un gran poema. Se los haré llegar en cuanto lo termine. (de su libro inédito “Jugar a Dios”)

No mencioné a los amigos que se dicen generosos y fabrican lanzas a mi espalda, de aquellos que me aplauden un día y me escupen al siguiente; no, para qué preocuparlos con trampas y abismos; en realidad el poema estaría lleno de ternura y de consejos, en él no cabían estragos mundanos; no, no podía mencionar que no me arrepiento de mis huellas por rudas o ingratas que parezcan; que amo a este país con sus venas y rencores y bullas y cobardes tanto como al mío, que decidí vivir como poeta y no vender mi palabra y mi conciencia al mejor postor; no, ustedes no merecen conocer ese retrato, solo aspiro a que comprendan que la vida es una fábrica de amor desamparada Revista de Arte y Literatura


Poemas de Ricardo Guzmán Jean Alexander Una vez le pregunté al océano, si en tu vientre se plasmaban las sirenas cuando la luna nos arrebataba el resplandor. Entonces ya no volví a verte tuve que aprender a imaginar tu sombra, a oler tus naufragios en mis dedos y ser tu voz en la colinas. ATARDECER Acariciábamos el mar con nuestros sueños yo era un bardo joven que exploraba el sabor de las algas…… Y ecribía tu nombre en la sal que estallaba en las olas en el amor de los pájaros que se desplomaban sobre sus labios. Amba el aire que bordeaba tu cuerpo, la muerte antigua de los corales que encendían pequenas islas en el horizonte. Revista de Arte y Literatura

DESAMOR El desamor se oculta entre las piedras que murmuran soledades. No tiene otro canto que el de tus brazos lejanos que agonizan en un mar de sombras entre dos estrellas gemelas.

CUANDO SE MUERE….. Cuando de muere, se llenan de luz las campanas, la dulce retórica del olvido nos habla silente…..

Son lágrimas lloradas de ocasos donde tiembla el silencio.

El alma se escurre en la carne dormida.. se retuercen las palabras en las grietas del silencio y mordemos crisálidas que resuellan en la brisa…

El desamor es saber que existo solo entre las cuatro paredes de mi universo, reclamando tu ama en la vigilia desde que habitabas en mí.

Cuando se muere, se muere con las venas torcidas, entre labios lacerados que besan nostalgias y voces de sangre desgarrada…

TU ÚLTIMO ATARDECER En esta sombra de pájaros donde navegan tus lirios y el limpio sol de las espigas andan tu fruente.

Se hunden las olas del mar en nuestro pecho y se mojan los párpados de lumbre….

Sobre este telúrico andamio donde se han clavado tus brazos distantes… aprenderás a cantar sin la voz del viento, a vivir del otro lado… con un amargo secreto de huesos que ocultan mi angustia. Pero nunca sabrás que algún día anduve peregrinando en tu sangre con un brotado amor de lilas florecidas.

Cuando se muere se muere con el viento y la sonrisa con la llluvia que seca la distancia y anaqueles de huesos sin memoria. Se agrandan los límites del alma y se nublan los atómos extintos del deseo, se honran nuestros pasos de huellas sepultadas. Cuando se muere nacen nidos de arcoiris en las alas del tiempo…… 23


José Rafael Lantigua

E

Escritor dominicano

n la fraseología del poema, de c u a lq u ie r poema, se integran, necesariamente, tres componentes: el óptico o visual, el sensorial y el cognitivo. El poema se aprehende primero visualmente. El establecimiento poético con sus coordenadas lingüísticas y físicas, constituye el elemento primario de la relación poema-autor-lector. A este armazón visual, ha de seguirle el componente sensorial, que nos contacta con la energía que el poema impulsa, con su vitalidad interior, con la fortaleza de su construcción, de modo que el tránsito poético se rea l ice de modo pleno, llevando antes que a otro lugar al espacio de los sentidos que es donde se propicia su trascendencia. En tercer término, el componente cognitivo nos traslada a l conoci m iento con el cua l el 24

de Pedro Gris í nt i mo, i nterior, para ser decantado por el lector. La apreciación podría parecer correcta si nos quedamos, como lectores, en el aspecto visual, o sea en el propia mente constructivo, que nos liga necesariamente al momento sensorial, ese espacio clave en que se va a desarrollar en nosotros el interés, el entusiasmo, incluso la algarabía si el discurso poético nos penetra y sacude interiormente. Pero, cua lqu ier poema, incluso el más insignificante, traduce en su complejidad u na prov isión de conocimientos desde los cuales el rapsoda poeta levanta su territorio y nos ausculta su realidad obliga a indagar, tras los andamios y la subleva, y con la que transgrede de su construcción y debajo de su las normas de la comunicación para crecimiento sensorial, el origen y enhebrar su historia como un pensar materialización de su escultura. dialéctico, o dicho con otras palabras, Se d irá que el poema no desde un pensamiento que dialoga necesita del conocimiento intrínseco, con el conocimiento real, diluyendo el Revista de Arte y Literatura


mismo hacia una abstracción esencial. El poema es, por tanto, visualización, sensorialidad y conocimiento. Y sobre esos tres andamios se levanta su elevación y dignidad. No es posible sostener el poema, erguirlo sobre una plataforma de cristal, sino se encumbra su med itación: el pensamiento del poema como estimulación sensorial de un hallazgo, de una vida real, de un decantar personal, de una vibración interior nacida en el descubrimiento o redescubrimiento de una hazaña o episodio humanos. El poema se erige sobre esa construcción sentimental y allí hace su multivocidad de la cual nace su identidad. En un poema embriagante, que tal vez sea preludio del poema de largo aliento que hoy conoceremos, titulado «Voy hacia mi casa», el poeta Gris exclama, como dirigiéndose a alguien que es parte de la narración poética: ¿Qué has hecho de t us días, qué de vidas. Yo sin odios te recrimino, / te convido al asomo./ Qué de miedos si todo se ha perdido! / Yki me ha confesado haber visto / a dos amigos en horrendos escenarios virtuales / y que ellos no saben que se han muerto…/ Cuando abro la ventana de mi casa / y distingo el

humo de los soles apagados en la noche / en la otra noche cotejada: temo… Aquí la narración poética tiene un destinatario y tiene actores intermedios. Y en ese devenir hay sombras, lunas recrecidas, soles perdidos, dolores atesorados en la memoria, sueños, ángeles, muertes, tenues modos de decir la vida y de oscurecer sus signos. El poeta estremece desde la estructura física del poema que construye el andamio de su razón, y en ese ámbito exprime, solivianta, fulgura sus sentimientos, su interioridad, su pensar. En el amplio poema -que no poemario, a mi decir- que es « A n iversario», subt it u lado con lo que debió ser encabezado: «La nostalgia no tiene territorio», el poeta santiaguense transita por esta avenida sensorial, desde una inteligente perspectiva del acontecimiento que subyace -o renace- en su narración. El largo territorio de la razón memoriza un decir del conocimiento real para entregarlo a las fauces del poema, a su desgarradora visión de la vida y de la muerte. El sujeto del poema narrativo -El Romanof- es introducido por el poeta a modo de memoria que se sustrae a un suceso específico. La

imagen de l q u e fue, el « pasado determinado» arbitra la realidad que el poema narra. La «f icción de las recordaciones», la «atmósfera respirada» vivifican una memoria que en el pórtico del poema anuncia su materia. Luego todo lo que viene es dilatación del instante, frenesí del suceso humano, sensación y arcano. Hay que introducirse en las variables que plantea el poema para entender este proceso de expurgación del conocimiento. «!Cuál de nosotros guardará lo que hemos sido hoy!», dice el poeta, enunciando los círculos en que se mueve su pasión, su cuerpo, su espacio. Un espacio que trae nombres directos: Santiago, Sosúa, Cabarete, Florencia, el cementerio de la 30 de marzo en Santiago, pero que puede ser del mismo modo, el de la materialidad misma, el que crea el ensueño y los perímetros del ser, o sea, la nada y el todo, lo finito y lo infinito. Hay destellos y hay sombras

Antonio Guadalupe, José Enrique García, Los ex-ministros de Cultura Tony Raful y José Rafael Lantigua, Pedro Gris, Sandra de Gris, Cayo Claudio Espinal y Salvador Gautier, en la puesta en circulación del Libro Aniversario de Pedro Gris. Revista de Arte y Literatura

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reminiscencia de «t iempos deslumbrantes» donde hay nombres y referencias que forjan el paisaje gris, «aquel aire lácteo» que circunvalúa todo el poema, donde se describe vívidamente, sentenciosamente, con transparencia y sentido poético mayor, la «velada indefensión» del sobre esos espacios, cartografías indescifrables o presumibles, que son las que permiten al lector adentrarse en imágenes sórdidas, en las que crea y sostiene el maestro, el sujeto de la narración, el Romanof, aquel que «aniquilado por la suma de todo lo pequeño…nadó hacia adentro, pura y alta imagino la noche…hasta ahogarse». Es el ahogo del sueño y de la realidad que crea. Romanof era un «griego que nunca habitó Grecia ni se zambulló jamás en el mar de los dioses», se «quedó varado en la isla de Santo Domingo», a quien el poeta intenta tratar con respeto en la descripción del suceso humano, de aquel espíritu socrático «oral, homoerótico, transparente», que amaba «la magnificencia del catolicismo ortodoxo, cuya fe no profesaba», y que «no rezaba en ninguna lengua, ni concebía, al final, la providencia». Era «un místico sin Dios» que ingería «peyote y mezcalina en noches marinas que no se volvieron a clarificar, aspirando marihuana, probando los hongos alucinógenos que prosperan en el estiércol de la vaca, hasta que le cogió con matarse, y cambió». Y esta muerte lo elevó más que los estupefacientes con los que bregaba, hasta alcanzar la cima del poema que lo habita y lo trasciende, desde la visión de un encuentro imposible donde la conciencia tiene roles duales dentro de «un universo despiadado, aniquilante…» El poema asciende desde l a 26

No regresaremos al lugar añorado/ aunque lo visitemos. Retirémonos al hogar de lo vivido. Sobre lo que hemos sido no hay azar maestro que «prestaba ideología a la depresión». El poeta juega con sus argucias, vuelve a sus poemas anteriores, regresa de ellos para relatar -retozar, d ijo- «con los tiempos juntos, de cristal a cristal». Neruda sentenció que no debemos volver a los lugares donde alguna vez fuimos felices. El poeta Gris lo remeda señalando «No regresaremos al lugar añorado/ aunque lo visitemos. Retirémonos al hogar de lo vivido. Sobre lo que hemos sido no hay azar». El poeta, y el poema, entran en su fase mayor, ese estado poético en que lo narrado se vigoriza al extremo, llega a su nivel cimero cuando la narración afirma su sorpresa y cede solícita a los manes de la conciencia. La muerte y la vida, juntas, en una atmósfera que aniquila y subvierte a la razón. «Qué es acaso un recuerdo sino la imaginación de lo pasado?» El Romanof, o sea la muerte y el sujeto que la contempla y vive en ella, regresa al poeta con frecuencia. Y frente a su tumba de pobre, el poeta hará su

dictamen: «¡ninguna cosa conocida es verdadera! Todo está a la espera de ser revelado/ eternamente». E st e l ibro e s pue s , lo d ice e l poeta sabiamente, el archivo de la reminiscencia de la vida y de la muerte. El aeda ha resucitado al Romanof, aquel griego dominicano real que se deslizó hacia la nada, donde parece que siempre estuvo sumergido. El fantasma regresa para beber el vino irrecuperable del suicida, que antes de morir dejó escrito su testamento: «Me embriagué de vino hasta perder la conciencia. Y me lancé al Mar. No culpen a nadie». La muerte disuelta en una realidad conmovida. Un convite de amor y de belleza en la dura y ajena pulcritud de los sueños poblados de la gravedad del ser y sus conjuros. «…aún los suicidas anhelan conmovidos/ suspendidos en el acto eterno de morir, los fenómenos de la tierra./ En el universo atribulado que corre hacia todas partes a la vez/ el icono formidable de lo que hemos llegado a Ser en el amor/ establecerá paradigma a los que todavía no aman». El poeta sabe que «la nostalgia no tiene territorio» y que «nunca, al parecer, podremos juntarnos en lo vivido». La narración que construye bautiza el cautiverio del suicida y en los fastos de la muerte vivida recupera la vida y el espectro que la consume en el vacío. El poema se hace intenso, la realidad que lo anima prodiga su credencial biográfica en un espacio donde el recuerdo de la muerte «levita en recuerdos obsesivos». Dije al principio que el poema era una mezcla visual, sensorial y de conocimiento. Debería añadir ahora que es, además, virtud.

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BAuditorium OB DYLAN Theater Frank Báez

Poeta y Escritor dominicano

En el libro Antología de crónica latinoamericana actual, Alfaguara 2012, de Darío Jaramillo Agudelo, ed., aparecen 61 textos de 48 autores latinos, la mitad de ellos provenientes de los cuatro países más grandes de la zona, Colombia, México, Argentina y Perú. Un solo dominicano aparece en esta Publicación, el poeta Frank Báez, con la crónica que publicamos a continuación. Sergio Ramírez se refiere a este libro diciendo que Darío Jaramillo, poeta y narrador colombiano ha reunido en esta Antología las crónicas de autores de diferentes países, sacadas en su mayor parte de revistas como Gatopardo, Etiqueta negra, El Malpensante o Soho… Darío enhebra con sensibilidad todas estas crónicas de factura estremecedora, y que se leen con deleite, y su composición es un mosaico en el que se representa la realidad contemporánea del continente, que a veces deja de parecer realidad, como una novela contada a muchas voces, las del argentino Martín Caparrós, el mexicano Juan Villorro, el colombiano Alberto Salcedo Ramos: travestis, narcos, emigrantes, futbolistas, boxeadores, víctimas de terremotos, la biblioteca de Pinochet…las ruinas del reino de Escobar…La realidad para leer como es, una gran mentira vivida día a día por personajes que desafían a la imaginación más desbocada. (Sergio Ramírez. La hora de contar la verdad, Ventana, Listín Diario, 3 de febrero de 2013)

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os fans de Bob Dylan dicen que después de ver a Bob Dylan en concierto tu vida inmediatamente cambia. Dicen que te apareces en el siguiente concierto, en el que sigue y que sin darte cuenta estás siguiendo a Bob Dylan en caravana por todas las ciudades. Los fans de Bob Dylan van a los conciertos con libretas donde apuntan los cambios que éste hace de las letras de sus

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canciones. Llevan estadísticas de los temas que toca y apuestan sobre cuáles va a tocar en los conciertos. Los fans de Bob Dylan van desde motoristas llenos de tatuajes a lolitas de high school y de doctores honoris causa a chicanos con anillos de calaveras en los dedos. Los fans de Bob Dylan se toman todo en serio y si hablas alto durante el concierto son capaces de estrangularte o arrojarte desde los palcos a la platea.

Ví a Bob Dylan dos veces en el Auditorium Theater de Chicago. Me ac uerdo de l a seg u nda vez haciendo fila para ingresar al teatro, se aproximó uno de los encargados de seguridad y recordó que estaba prohibido entrar cámaras, ya que en el concierto anterior alguien le había tomado una foto a Bob Dylan y este dejó al instante de tocar y se marchó dejando a toda la multitud confundida. A mí eso me resultó ridículo, pero los fans de Bob Dylan advirtieron que si alguien tomaba fotos se lo iban a rifar. Compré l a t aqu i l l a pa ra el primer concierto el día de mi cumpleaños. Quería hacerme un buen regalo de cumpleaños. Cuando me enteré que Bob Dylan tocaría en Chicago supe que ese sería un regalo perfecto para celebrar mis veintisiete. Procuré conseguir un buen asiento y 27


terminé pagando por la taquilla un dineral que no me podía dar el lujo de gastar. Sin embargo, estaría sentado a ocho filas de Bob Dylan, lo que significa que podría hacer contacto visual con él. Para no ir solo; intenté convencer a varias gringas a que me acompañaran, pero se negaron. -Est ás loco - -repl icaba n-. Eso está desfasado. M is abuelos se enamoraron con canciones de Bob Dylan. El día del concierto llegué con dos horas de antelación al Auditorium Theater de la Congress. Suponía que habría una larga fila, pero cuando llegué no había nadie y la caseta donde vendían las taquillas estaba cerrada. Así que di una vuelta por el Loop y cuando volví ya había un grupo nutrido de fans de Bob Dylan alineados en una fila y un par de hippies desgreñadas que alzaban un cartel donde suplicaban que les regalaran entradas. Al igual que todos saqué mi taquilla, la apreté con orgullo y esperé a que la fila fuera avanzando. Cuando entré al teatro diseñado por Adler y Sullivan, apenas había un puñado de fans. No obstante poco a poco se fue llenando. Para cuando empezó a tocar Amos Lee - un cantautor joven que anteriormente le abrió los conciertos europeos a Norah Jones- había un público considerable. Le siguieron Merle Haggard y The Strangers. Cuando supe que Merle Haggard era un cantante country, casi me deprimo. Fue entonces que comencé a entender la reticencia de las gringas de la universidad que oían exclusivamente hip hop y bandas indies. A mi lado había una pareja de gays: un moreno y un rubio. Este último se puso a explicarme quien era Merle Haggard. Comentó que cuarenta años atrás era imposible que Bob Dylan y Merle Haggard tocaran 28

en el mismo escenario. -¿Por qué? – le pregunté. -Ah, es que Bob Dylan le había dado

la espalda a la música folk por el rock and roll. Es como si de la izquierda se hubiese pasado a la derecha. A la quinta canción, Merle se puso a hacer un poco de stand up comedy. Hizo críticas al gobierno de Bush. Explicó que estaba escribiendo una canción con Bob Dylan acerca de la marihuana y Martha Stewart, los dos peligros, según dijo de manera irónica, mas grandes de los Estados Unidos. -Dont pay atention to Bush... Pay attention to Bob Dylan -dijo, y el público se puso a silvar y a aplaudir tan fuerte que los músicos aprovecharon para arrancar con los primeros acordes de We don´t smoke marijuana in Missouri. En la banda había músicos octogenarios que yo rezaba para que no les diera un ataque cardiaco y suspendieran el concierto. Merle parecía estar ciego como Stevie

Wonder por la manera en que se tropezaba por el escenario y por las gafas de sol que usaba. -¿Es ciego? –le pregunté al rubio. - No, seguro está borracho- me respondió. Luego de la última canción, Merle salió del escenario tomado del brazo de una de las coristas que apa rent aba ser su mujer. Hicieron una nueva pausa. A los diez minutos, salió el presentador de un lado del telón, diciendo que lo próximo era Bob Dylan y el público se fue abajo, arrojando sombreros y golpeando con los zapatos y las botas el entarimado: gente de todas partes, de todas condiciones, de todas las edades, fans de verdad que han comprado todos los discos y que se saben las trescientas y tantas canciones de memoria. -¿Es tu primera vez? -me preguntó el moreno. -Sí. -Yo he asistido como a cincuenta conciertos -dijo mirando hacia el escenario, al igual que todos los que estaban en el auditorio-. Pero recuerdo mi primer concierto que fue en Los Ángeles en 1974. Dylan tocaba con The Band. De ahí emprendió a hablar de los concier tos: el perfor ma nce maravilloso que hizo junto a The Band; lo divino que estuvo cuando tocó junto a Joan Báez, T Bone Burnett y otros más; los altibajos cuando lo hizo con Grateful Dead; y lo mediocre que estaba cuando lo hizo junto a Tom Petty. Le comenté que había leído una reseña donde el crítico consideraba que lo mejor que Dylan podía hacer tras este tour era retirarse. -They don’ t dig Dylan- dijo el moreno enfadado. -Fuck them- soltó el rubio. Y yo repetí fuck them justo cuando las Revista de Arte y Literatura


luces se apagaron y el presentador volvió a salir de debajo del telón y los corazones de cada uno en la audiencia se detuvieron. Primero hizo una breve introducción del poeta oriundo de Duluth para terminar diciendo: -Ladies and Gentleman, Mister BOB DYLAN. La música de una canción que no reconocía empezó a sonar mientras el telón se alzaba mostrando a Bob Dylan, encorvado, tocando el teclado con un sombrero negro y un traje negro, y el resto de la banda, quienes también llevaban su respectivos sombreros y atuendos negros. -¿Qué canción es? – le grité al rubio. -Maggie’ s Farm – respondió éste. -Es un guiño a Merle Haggardañadió el moreno. Y yo imag iné a Merle Hag gard bailando la canción con la corista rubia en el camerino con el mismo ímpetu con que lo hacía una pareja de cuarentonas dos filas mas allá, un muchacho con sombrero y casi toda la platea. De repente se les unió a los músicos una hermosa violinista con un vestido ajustado y el pelo negro y los zapatos de tacón negro con lazos que le subían hasta las rodillas, que se fue desplazando por el escenario, hasta que Bob Dylan, casi al final del tema, dejó el teclado y tomó la harmónica, y todos los ojos se volvieron de la violinista a Bob Dylan que tocaba como un jorobado por el escenario, procurando que el sombrero no se le cayera, tambaleándose como lo ha hecho en los últimos cuarenta años. Al finalizar, Bob Dylan se acercó al micrófono, dio las gracias y los aplausos tronaron. Prosiguió Señor (tales of Yankee Powers). Después tocó Just like a Woman. En un principio, el público intentaba corear el famoso estribillo, pero Dylan y la banda alargaron un poco más el compás como para joderlos. Tocó Desolation Revista de Arte y Literatura

Row donde refiere una pelea entre TS Eliot y Ezra Pound. Tocó Mississippi donde canta que uno siempre puede volver, pero no completamente. Tocó Honest With Me en donde llega a decir que su mujer tiene la cara de un teddy bear y que lo espera a que llegue con un bate en la mano. Tocó Summer Days donde explica que es posible revivir el pasado. Tocó Twedle dee and Twedle dee dum, que hace referencia a los personajes de A través del espejo de Lewis Carroll y que en el fondo es una diatriba contra Bush padre y Bush hijo. De pronto el escenario se oscureció y se iluminó con unas tenues luces azules que pasaron por el escenario como sombras chinescas. Sombras de amores pasados, pensé cuando sonaron los acordes de Moonlight. Siguió con Cold Iron Bounds. En la parte donde Bob Dylan canta Well the winds in Chicago have torn me to shreds, el público la vitoreó. Prosiguió con una canción de Blonde on Blonde: Most likely you go your way and I go mine. Entonces sonó el intro de Like a Rolling Stone. Todo público se puso de pie como si se tratase de un himno. La pareja de gays a mi lado se pararon emocionados. Un viejito de aparentemente ochenta y tantos años se paró con un bastón. A medida que Bob Dylan cantaba con su voz ronca, pensaba en la vida que yo hacía en Chicago estudiando algo que no me interesaba, en las discusiones con mi ex novia sobre quién era mejor entre Dylan Thomas y Bob Dylan, en las gringas que he tratado de conquistar, en las que me han rechazado, en las que me llevé a la cama, en las cartas de Anne Sexton que saqué de la biblioteca, en el email que me envió un amigo donde al final decía que una amiga escritora se arrojó por el balcón de una de esas torres residenciales que han levantado en Santo Domingo, y entonces se me empezaron a salir las

lágrimas cada vez que voceaba how does it feel? porque era tan hermoso oír a todos cantarla a coro: al viejo de ochenta y tantos años, a la pareja de gays, a los jóvenes, a toda la platea, a los de los palcos, todos coreando junto a Bob Dylan, quien, a pesar de la emoción de todo el mundo, tenía una carota que daba a entender que le molestaba que lo acompañaran en el coro. Ya se iban. Se alineó toda la banda detrás de Bob Dylan, quien permaneció impávido ante las luces, los aplausos y los silbidos. Salieron. A pesar de esto, el público permaneció ahí, aplaudiendo: no paraban de aplaudir, nadie se marchaba, aún no, por lo que se incrementaron los aplausos, de modo que lo alcanzaran en los camerinos hacia donde de seguro avanzaba Bob Dylan junto a los músicos. Aparentemente, los aplausos le llegaron, debido a que retornaron al escenario y tocaron dos piezas más: Every grain of sand y All along the watchtower. Esta última, en una versión más similar a la de Jimi Hendrix que a la original del disco John Wesley Harding. El público se puso de pie de nuevo. En esta ocasión, estaban sonrientes y satisfechos. Bob Dylan permaneció en el centro del escenario y de pronto sentí que fijó la mirada en mí que le aplaudía de pie como un loco desde la octava fila. La ilusión se rompió cuando se separaron y salieron del escenario rumbo a los camerinos. Luego de despedirme de la pareja de gays, salí al lobby y de ahí a la helada calle. Ya en la intemperie caminaba en busca de una estación de metro y no sé por qué, pero me dieron nuevamente ganas de llorar. Pero esta vez me aguante como un hombrecito. Texto publicado en Revista Ping Pong el 19 de febrero de 2006. 29


Lo sexual, lo humorístico y lo lingüístico en

Los monólogos de la vagina

(A mi amiga y brillante periodista, Grisbel Medina) Domingo Caba

Escritor y profesor universitario

«Mi vulva es una f lor/es una concha/un higo/un terciopelo está llena de aromas de sabores y rincones/es color de rosa, suave, íntima, carnosa siente, vibra, sangra, se enoja, se moja, palpita, me habla/ guarda celosa entre sus pliegues el centro exacto de mi cosmos…» (Del poema Gioconda, de Rosa María Roffiel -1945, poetisa mexicana)

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n el año 2002 fue escen i f icad a en nuest ro pa ís la d iver t id ísi ma y aleccionadora obra Los monólogos de la vagina (1996), escrita por la dramaturga, feminista y activista social estadounidense, Eve Ensler (1953), que se ha vuelto el epicentro de un movimiento sin ánimo de lucro que lucha en contra de la violencia doméstica. La obra nos presenta u na original historia sustentada en los testimonios de más de doscientas mujeres de todo el mundo y de diferentes estratos sociales, que al ser entrevistadas relataron sus sensaciones y experiencias íntimas en el ámbito de la sexualidad. Sus vivencias e impresiones acerca del

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sexo, las relaciones amorosas y la violencia doméstica. En su investigación, Eve Ensler recogió las diferentes denominaciones que en distintos estados y países del mundo hispanohablantes se utilizan para nombrar la vagina y/o la vulva. Entre esos nombres merecen citarse los siguientes: • Gallo (Colombia, Hondura y Rep. Dom.) • Canoa y chocha (Puerto Rico) • Cuchara (Venezuela y Guatemala) • Concha( Méx ico, Guatemala y Argentina) • C oño ( El Sal va d or, Es pa ña , Venezuela, México y Rep. Dom.) • Chocho (España, México y Cuba) • Panocha, pucha, mono, bacalao (México) • Torta (El Salvador y Venezuela) • Sapo (Venezuela) • Coneja (Cuba y Guatemala) • Pepa(Hondura, Venezuela y México y Rep. Dom.) • Pocha (Ecuador y Perú) • Bollo, bollito, bollazo, tota y chocha (Cuba) • Toto(Rep. Dom., Cuba y Andalucía) • Papayón (Cuba) • Mico (Costa Rica) • Ñame, coso, panal, popola, creta, crica y rabo (Rep. Dom.) • Papaya (Cuba y Ecuador) • Cachucha (Argentina, Paraguay y Uruguay) • Conchita (Argentina) • Boca de mono (Chile) • Cuca ( R ep. Dom., Venezuela , México y El Salvador) • Semilla (Rep. Dom. y El Salvador) • Cajeta, conch ita, cachuf la y cuchufleta (Argentina) • R a j a ( R e p . D o m . C o l o m b i a y Andalucía) • C o s it a ( Mé x i c o , Ho n d u ra s y Ecuador) Revista de Arte y Literatura

Estrenada en Nueva York en 1996, dicha pieza teatral ha recorrido los más exigentes escenarios de los Estados Unidos, América Latina y Europa, e interpretadas por actrices de primera categoría. En España, por ejemplo, se calcula que mil quinientas veces fue representada y novecientas mil personas se registran como espectadores. En la República Dominicana estuvo dirigida por Manuel Chapuseaux, afamado actor y director teatral, y protagonizada por Ivón Beras Goico, conjuntamente con nuestras primerísimas actrices Elvira Taveras y Yamilé Schecker. L a obr a ab ord a e n to d a su extensión la temát ica sex ua l y su forma de expresión se pone de manifiesto en los monólogos o p a r l a me nt os de u n a va g i n a humanizada. Y sorprende la manera abierta, sin inhibición, sin tabúes ni prejuicios como se habla en ella acerca de todo lo relativo al sexo. Y es que todos sabemos que en la cultura americana y, mucho más en la dominicana, lo sexual se nos presenta como algo pecaminoso, restringido, fuera de los común y, por ende, prohibido. Merced a esta concepción, hay quienes calif ican de vulgar, indelicado y grosero hablar sobre hechos que aludan al sexo y/o a los órganos sexuales, razón por la cua l, cuando por obl igación h ay q u e r e f e r i r s e a l t e m a , s e prefiere “maquillar” la expresión sustituyendo los términos comunes o sexo – contundentes de la lengua coloquial por otros considerados más elegantes, delicados o decorosos, que en el ámbito l ing ü íst ico se conocen técnicamente con el nombre de eufemismos. La magnitud del prejuicio es de tal naturaleza, que hasta los nombres de las prendas íntimas de vestir se mencionan con

cierta cautela, temor o vergüenza. En Los monólogos de la vagina todo parece suceder de manera diferente. Sin trascender al plano de lo grotesco, aquí se habla de sexo libremente, y esa descripción cruda de la realidad sexual es lo que permite que en ningún instante de la puesta en escena descienda o desaparezca el tono humorístico que a todas luces late en la estructura contextual de la obra. Semejante tratamiento, talvez por tabúes sexuales vigentes, no es muy común apreciarlo en los textos dramáticos, poéticos y novelescos de nuestros creadores literarios. Hasta los más convencidos vanguardistas se comportan con inocultable sigilo en ese aspecto. En el caso particular de la literatura dominicana, solo una novela de naturaleza estrictamente sexua l se ha escrito: La t ranca (19 94), de l l au re a do n a r r a dor francomacorisano Francisco Nolasco Cordero(1932 – 2007). Solo en ella se aborda la realidad sexual libre de prejuicios inhibidores o con toda crudeza o desnudez. Aparte de esta, ese abierto léxico sexual propio de la lengua coloquial, aunque en menor grado, apenas se puede apreciar en la novela Solo cenizas hallarás (1980), de Pedro Vergés (1945), y el volumen de cuentos titulado Rompan fila y viva el jefe(2001), de Federico Jovine Bermúdez (1944)

La obra aborda en toda su extensión la temática sexual y su forma de expresión se pone de manifiesto en los monólogos o parlamentos de una vagina humanizada. 31


Entrevista a Junot Díaz Por Eduardo Lago Periódico El país ( Tomado de la Revista Literaria digital Mediaisla) Junot Díaz, el chico terrible de la literatura estadounidense que ha dado voz a los hispanos, premio Pulitzer y escritor por casualidad, repasa con acidez la política y la narrativa del Imperio.

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unot Díaz nació en Villa Juana, u na barr iada pobre de Santo Domingo, el 31 de diciembre de 1968… Díaz descubrió el milagro de los libros por su cuenta. Recorría a pie las cuatro millas que separaban su casa de la biblioteca pública, donde una funcionaria guió sus primeros pasos como lector…La publicación de su primer libro, Los boys, un volumen de cuentos, señaló la aparición de una voz como jamás se había dado antes en la tradición literaria norteamericana. Tardó 11 años en publicar su siguiente libro, La maravillosa vida breve de Óscar Wao, novela que fue galardonada con el Pulitzer en 2007. Su tercer libro, Así es como la pierdes (Mondadori), se publica en España el 2 de mayo. P: ¿Cómo ha pasado el día? R: Leyendo manuscritos de los finalistas del Premio Pulitzer, que se anunciarán mañana. P: ¿Ha sido alto el nivel de calidad de este año? R: Altísimo, los miembros del jurado estamos de acuerdo en que ha sido un año muy potente. P: ¿Ganar el Pulitzer le cambió la vida? R: No entre quienes ya conocían mi obra, pero el prestigio del premio ha proyectado mi nombre a otra dimensión. Por lo que se refiere a la escritura en sí, sigue siendo tan jodidamente difícil como siempre. 32

P: Su lengua materna es el español, pero escribe en inglés. ¿Cuál es su relación con los dos idiomas? R: Cuando llegué a este país perdí el español y de adulto dediqué un gran esfuerzo a intentar recuperarlo. La sensación de pérdida es muy aguda y dolorosa. El inglés siempre ha sido una sombra gigantesca que se cernía sobre el español, pero también es cierto lo contrario. La sombra del español se cierne sobre el inglés. Para mí, hablar bien español siempre ha sido una obsesión, pero lo cierto es que mi español es mediocre, cosa que genera en mí un enorme sentimiento de culpa. Por otra parte, cuando hablo español soy otro, mi personalidad es distinta, más ligera. P: ¿Qué pasaba en la cabeza y el corazón del niño que era cuando llegó a este país? R: Me dio la sensación de haber llegado a otro planeta. La expresión choque de civilizaciones cobra pleno sen¬tido si se aplica al contraste entre el noreste de Estados Unidos y el Caribe. El recibimiento que se nos dio fue muy hostil. Lo que más recuerdo es el odio. Odiaba tener que ir a la escuela, odiaba salir de casa y encontrarme en América. Todo me daba miedo. Miraba a mi alrededor y me parecía estar en un país de locos, y me decía: ya sé que nosotros llegamos aquí para mejorar nuestras vidas, pero, coño, esto es demasiado. P: Sus historias levantan testimonio del sufrimiento de su comunidad. Me viene a la cabeza la escena de Otra vida, otra vez en la que un trabajador muere aplastado entre los engranajes de una máquina y todo el mundo trata de borrar las huellas del accidente. R: Incluso dentro de la comunidad latina a la que pertenezco hay una considerable ig nora ncia de esas

cosas. La generación de mi madre padeció todo aquello. El sufrimiento de esa generación es algo que no se ha explorado nunca. Piense en lo difícil que tuvo que ser para un niño vivir algo que solo ahora como adulto alcanzo a comprender someramente. … P: ¿Recuerda sus primeras lecturas? R: Cuando tenía siete u ocho años cayó en mis manos una serie de biografías de los grandes íconos de la nación norteamericana, gente como Abraham Lincoln o Thomas Edison. Solo había t res mujeres. L o que me más me impactó de aquellas biografías fue el trasfondo violento del país. Todo remitía a alguna guerra. Había una mitología bélica que lo presidía todo y que a mí me perturbaba profundamente. Luego hubo otro tipo de lecturas que ejercieron una influencia muy profunda en mí, como los primeros libros de Arthur Conan Doyle y las novelas de ciencia ficción de H. G. Wells. P: Su afición por ciertas formas de la literatura popular, el cine y el cómic son muy importantes en su manera de entender la escritura. R : Me encantan los l lamados subgéneros, las novelas de terror, de ciencia ficción, el género romántico, aunque lo que más me gusta leer son los libros de historia. Como jurado de los Pulitzer, es esa la categoría en la que soy más combativo. Sobre todo me interesan los recodos más ocultos de la historia y sus manifestaciones más extremas, las situaciones excepcionales. Se da una conexión entre lo que ocurre en esos momentos históricos excepcionales y la importancia de los subgéneros literarios, que exploran los aspectos menos conocidos de una manera que no está al alcance de la literatura realista. P: ¿Puede profundizar en esa idea? R: La llamada literatura realista es muy limitada a la hora de explorar ciertos Revista de Arte y Literatura


problemas. En mi opinión, el realismo, como est r at e g i a n a r r at iva , fa l l a miserablemente a la hora de explicar circunstancias como, pongamos por caso, una guerra civil, situación en la que se destruye el tejido cívico de la sociedad. Por la herida que deja abierta una guerra civil se escapan emanaciones fantasmagóricas muy difíciles de atrapar. El realismo no sabe qué hacer con eso. Es incapaz de captar las dimensiones más sutiles de todo un entramado de emociones fugitivas, sentimientos espectrales que se producen en situaciones históricas extremas. Lo mismo ocurre con las novelas de dictadores. Si se escriben en clave realista, no logran atrapar el fondo de terror, lo más problemático de las heridas que abren las dictaduras. …. P: ¿ Cu á le s son su s r efer e nte s literarios? R: En mi caso, quienes mejor me han ayudado a entender el verdadero ser de este país son las escritoras negras. Siempre he pensado que si alguien comprende a un nivel profundo por qué ocurren ciertas cosas son ellas. Les debo lo que soy como escritor. Mi pasado, mi presente y mi futuro lo explica perfectamente alguien como Toni Morrison. P: ¿Qué opinión le merecen Cormac McCarthy, Thomas Pynchon, Don DeLillo o Philip Roth, todos ellos varones de raza blanca? R: Son los mejores escritores vivos de Estados Unidos. Hablar de alguien como Jonathan Franzen, pongamos por caso, no tiene el menor interés, pero hablar de Cormac McCarthy sí. McCarthy ha entendido el verda¬dero ser de América como muy pocos. Comprende las ter r ibles ra íces apocalípticas que llevan a la locura inenarrable, carismática, escatológica, que subyace a la realidad del país, y que de repente explota en las noticias que nos sorprenden en los periódicos como una bofetada. ¿Y qué quiere que le diga de Philip Roth? Yo soy de Nueva Jersey, Revista de Arte y Literatura

y no es posible escribir sobre Nueva Jersey sin tener en cuenta a Philip Roth. Es un narrador formidable, formalmente muy interesante. Cierto que sus personajes femeninos son para darle de bofetadas, pero sus panoramas novel íst icos son fascinantes. No, no, no… Cormac McCarthy es muy importante para mí. Philip Roth es muy importante para mí. P: ¿Y Don DeLillo? R: Inconmensurable. De hecho, creo que a pesar del reconocimiento de que goza, no se le ha valorado suficientemente. La deuda de la literatura norteamericana para con Don DeLillo es inmensa. Y lo mismo vale para Doctorow. P: ¿Y qué hacemos con alguien tan difícil e inclasificable como Thomas Pynchon? R : P y nchon es lo má x i mo. E s ne ce sa r io de c i r q ue esa generación h i zo los deberes con nota, man. Hay mucho que reconocer y emular en el trabajo de esos tigres. Cuando lees a Pynchon por primera vez es como si te hubiera dado un calambre. No sabes lo que ha pasado, pero luego te das cuenta del milagro. Jamás se me ocurrió pensar que fuera posible escribir una literatura tan delirante que se puede decir que raya en la locura y, sin embargo, al final todo encaja perfectamente. P: ¿Qué opinión le merece Annie Proulx? R : Me encanta A nn ie. Es tan jodidamente buena que resulta ridículo. Sus novelas son joyas, pero sus cuentos son todavía mejores. Es una de las grandes cuentistas de este país. P: ¿No cree que se podría escribir la historia de la narrativa norteamericana hablando solo de los cuentistas? R : Si n duda , u na de las mayores aportaciones de la l iteratura norteamericana al resto del mundo es la tradición del relato breve. Hay verdadero fervor por este estilo, y no lo digo solo por los creadores. Hay revistas especializadas dedicadas exclusivamente a ello, así como un gran público lector

que es devoto del género, siempre lo ha habido. P: Aunque usted ha sido muy crítico con él, considera que la llegada de alguien como Obama a la Casa Blanca es un hito en la historia reciente de este país. R: Para mí, la elección de Obama es un ejemplo más de la voz de los jóvenes que están hartos de cómo se están llevando las cosas a escala mundial. La misma inquietud que instaló a un negro en la Casa Blanca es la que sacudió en su día la plaza de Tahrir en El Cairo o los indignados de Wall Street. … P: Usted es profesor de escritura creat iva en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). ¿Sus estudiantes leen? R: No. Están todo el día enganchados a sus maquinitas, pendientes de las redes sociales. MIT es un lugar muy sofisticado. Los estudiantes inventan aplicaciones con la misma facilidad con la que hacemos café. P: ¿Y no puede ser que hayamos llegado a un punto de la historia de la cultura en la que la lectura ha dejado de ser relevante? 33


R: Sinceramente, no lo creo. Todavía tiene que venir alguien capaz de demostrarme que existe un espacio de deliberación y pensamiento mejor que un libro. … P: ¿Qué sentido tiene que estudien escritura creativa? R: La mayoría de los que se matriculan lo hacen por motivaciones narcisistas. Además que creen que escribir bien es algo que está al alcance de cualquiera, a diferencia de lo que puede ocurrir con oficios que exigen un serio esfuerzo y dedicación como la danza o la música, pongamos por caso. Da la sensación de que se matriculan porque hay una terrible demanda de escritores, como si todo el mundo leyera un promedio de 500 libros al año y no hubiera suficientes títulos para saciar la increíble sed de los lectores, cuando la situación real es la contraria. Nadie lee, pero anda el diablo, hay un maldito reguero de escritores sueltos por ahí. La realidad es que la literatura es una tarta cada vez más pequeña que hay que repartir entre muchos. … P: ¿Cómo ve la situación de la industria editorial? R: Hay un tiburón en la bañera que amenaza con devorarlo todo; me refiero a Amazon. Yo escribo muy despacio. Cuando publiqué mi primer libro, en 1996, las cosas no se hacían por Internet. Los manuscritos me llegaban por correo, los revisaba y los devolvía. En 2007, cuando publiqué Óscar Wao, Amazon ya formaba parte del panorama, aunque no era el monstruo insaciable de ahora. Todavía existía Borders, pero aún no había redes sociales. La gente no sabía qué era un tuit. Y ahora publico Así es como la pierdes y todo es a través de las redes sociales. Barnes and Noble está en sus últimos estertores, Amazon es una bestia negra de dimensiones incalculables y todo el mundo lee en Internet. No quiero pensar en cómo serán las cosas cuando publique mi próximo libro. Y no es todo: con cada cambio de modelo tecnológico, la cosa empeora para el autor. Cada avance parece tener como objetivo perjudicar al creador. Scott Turow publicó un editorial en The New York Times denunciando la situación: los escritores ganan cada vez menos pese a que los beneficios que generan son cada vez mayores. ----34

Presentan Exposición Víctimas del Tabaco Es una muestra itinerante de la Fundación Dominico Americana contra el Tabaquismo

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ara llevar el mensaje del daño que produce fumar, la Fundación DominicoAmericana contra el Tabaquismo (FUNDACOT), presentó en la Sala Eduardo Brito del Gran Teatro del Cibao, su exposición pictórica “Victimas del Tabaco”. La exhibición que recorrerá todo el país, refleja la denuncia de los artistas expositores de el daño de este hábito a los seres humanos y al medio ambiente, conforme a las explicaciones de la presidenta de la entidad, la periodista Dellanira Herasme. “Victimas del Tabaco”, también se exhibirá en varias ciudades de los Estados Unidos, donde residen dominicanos, tales como Nueva York, Miami, además de otros continentes, buscando reducir el consumo del tabaco y crear conciencia a los fumadores y a los que no se ha iniciado. Un colectivo de artistas denominados UNCOFO, presentaron más de 20 obras en diversos tamaños y técnicas. El artista invitado de la muestra Ramón Sandoval, habló en nombre de los demás y valoró el trabajo como un aporte a reducir la problemática en el país.

CENTRO DE CULTURA

Culmina Curso De Pintura Con Exposición La muestra se presentó en la Sala Yoryi Morel del centro cultural

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omo evidencia fiel de todo el aprend izaje en las artes plásticas, la dirección del Centro de la Máximo Vega y Xiomara Rodríguez junto a estudiantes de pintura del CCS Cultura de Santiago Ercilia Pepín, inauguró la exposición de cierre de curso de Pintura del año escolar que coordina el Departamento Académico. La Sala de Exposiciones Yoryi Morel del referido centro cultural, acogió las diversas obras en técnicas y formatos, que fueron fruto de la inspiración de los alumnos de pintura, quienes en esa misma ceremonia recibieron sus certificados de participación de manos de las autoridades. El subdirector, Máximo Vega como Xiomara Rodríguez, directora del Departamento Académico, coincidieron en ponderar las obras exhibidas en la muestra. Tanto los profesores titulares como los directivos del CCS, coincidieron en resaltar la calidad y creatividad de niños, jóvenes y adultos y los motivaron a seguir formándose como pintores que representen las nuevas generaciones de artistas. Artistas, familiares, amigos y relacionados de la entidad cultural, asistieron a apreciar las obras y a respaldar a los nuevos valores del arte pictórico en la Ciudad Corazón.//

Revista de Arte y Literatura


Por Fior D’aliza Taveras

UAPA Dedica Feria a Escritor Mateo Morrison Se reconocieron las entidades culturales de la ciudad de Santiago

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n reconocimiento a sus aportes a la literatura dominicana, la Universidad Abierta para Adultos, dedico su IX Feria de Libro y VI Feria de Tecnología Educativa al laureado escritor Mateo Morrison. Un despliegue de actividades culturales, artísticas, casas editoras y jornadas académicas predominaron el encuentro organizado por el Departamento de Biblioteca y el Centro Universitario de Información y Comunicación Educativa (CUICE) de la entidad pionera en educación a distancia en el país. Durante cinco días consecutivos la familia uapiana y público en general asistieron a las conferencias disertadas por destacados profesionales como Luz Rosa, Angela Luna, Lenny Tejada, Robinson Soto, Eudris Bernardino Cabrera, Juan Alfredo Biaggi, Rafael Almánzar, Jochy Sánchez, Edwin Espinal, , José Manuel Fernández, Edward Fernández, Sergio Furcal, Thony Liriano, Máximo Vega y Arismendy Rodríguez. Puesta en circulación de libros, talleres, paneles y exposiciones pictóricas a cargo de José Aldolfo Pichardo, Andrés Acevedo y el Taller Literario del Centro de la Cultura. En el marco de la fiesta cultural, la organización de la feria, rindió reconocimiento a las entidades y colectivos culturales que convergen en la Región del Cibao y que han contribuido con las actividades de la Universidad. Entre las distinguidas

instituciones, figuran Casa de Arte, Ballet Folklórico Santiago, Taller Literario y el Centro de la Cultura de Santiago. Cientos de visitantes adquirieron libros, equipos electrónicos, informaciones, conocimientos de las empresas editoras, Textos Jurídicos, Edufacil, Unilibros, Calias, Superarte, Omega Tech, Halmendraris Inversores, JQ Microsistemas, Editora Pearson, Colgate Palmolive, Editora Buho, Dirección Provincial de Cultura, Arzobispado de Santiago, Centro de la Cultura , INDUBAN y BALDOM. Los organizadores, los directivos Arismendy Rodríguez y Reyna Hiraldo, agradecieron el apoyo de las empresas, profesionales y artistas que son los responsables de la feria considerada la más importante de Santiago y la Región del Cibao. Todos los expositores recibieron ejemplares de Ediciones UAPA y las editoras sus certificados de participación. La Feria del Libro y la Feria de Tecnología Educativa, se realiza cada dos años y en su trayectoria han dedicado sus distintas versiones a literatos vivos, entre los que sobresalen, Virgilio Díaz Grullón, Hilma Contreras, Andrés L. Mateo, Bruno Rosario Candelier, Manuel Matos Moquete, Mariano Lebrón Saviñón y otros mas.///

Ateneo Amantes de La Luz Entrega Premio “Manuel De Jesus Peña y Reinoso” Los ganadores recibieron placas y dotación económicas Con una concurrida ceremonia y transmitida por los canales de televisión, el Ateneo Amantes de la Luz, entregó su tradicional Premio al Magisterio Nacional Manuel de Jesús Peña y Reinoso´´ a un grupo de intelectuales y artistas de la región del Cibao y el país. La distinción es patrocinada por la Fundación Eduardo León Jimenes y la Cervecería Nacional Dominicana. Los emulados fueron: Mirian Valdez, Amanda Santos y Josefina Cruz en los renglones de la educación Básico , Media y Superior. La Medalla al Merito Cultural, recayó en Fernando Cabrera, por sus aportes al desarrollo cultural, las artes y la literatura dominicana. En tanto, el periodista Tony Rodríguez, se alzo con el Premio al Periodismo del Cibao Darío Flores´´. El Hospicio san Vicente de Paul, recibió un reconocimiento especial por su contribución al servicio de la comunidad por más de 90 años de manera ininterrumpida. Otra entidad distinguida en el marco de la premiación, fue el Instituto de Formación Técnico Profesional (INFOTEP), por sus aportes como institución formadora de técnicos profesionales en la nación dominicana. Revista de Arte y Literatura

En la ceremonia celebrada en el Salón Federico Izquierdo de la emblemática casa de cultura, la interprete de ´´para quererte´´ Maridalia Hernández, recibió la Medalla Pro Arte Nacional, del premio ´´Manuel de Jesús Peña y Reinoso´´ que rinde tributo al educador y fundador de la sociedad, que nació el 4 de junio de 1874. En la noche se entrenó el Himno al Ateneo, una composición de Fernando Cabrera. La cantante Karen Acosta, interpretó la pieza musical. El presidente de la sociedad, Danilo Gómez y los demás directivos entregaron las distinciones a los ganadores.//

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