Epílogo “No piensen que vine a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada” Evangelio de San Mateo, 10, 34-11,1
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Recordando que el 15 de Abril de 1910 Francisco I. Madero es elegido candidato a la presidencia de la República por el Partido Antirreelecionista
En una de sus visitas a Venustiano Carranza, que se encuentra detrás de él en esta foto
Francisco I. Madero junto a otras personalidades de aquella época
11 • metrópolis • NOVIEMBRE 2012
a suerte ya estaba escrita: Madero se entregó a la misión que le había sido encomendada por la Providencia. Quien parecía destinado a continuar con el legado familiar como un próspero empresario regional se había convertido nada más y nada menos que en el Mensajero que predicaba la buena nueva de las instituciones democráticas en una nación que después de treinta años de paz parecía acostumbrada a vivir bajo la voluntad de un solo hombre. En este caso, volviendo a las evocaciones históricas, si en la capital del virreinato, en 1808, se fraguó una de los primeros intentos autonomistas que iniciaría lo que muy posteriormente desembocaría en la lucha por la Independencia, esta vez le tocaría a la Comarca Lagunera, en el norte semiárido y lejano, el ser la cuna del primer estallido social del siglo XX: la Revolución Mexicana, misma que de la mano del “Apóstol” buscaba la iniciación democrática del país a través del decoro de las instituciones, el respeto a la ley, la justicia social y la defensa de la Libertad al amparo del ejercicio ciudadano.