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RIQUEZA Y PODER EN ALTA MAR
LAS GRANDES POTENCIAS ESTÁN CADA VEZ MÁS INTERESADAS EN CONQUISTAR EL OCÉANO; TIENEN CLARO QUE QUIEN CONTROLA EL MAR, CONTROLA EL MUNDO.
EL 40 % de la población mundial vive cerca de zonas costeras, más de 3,000 millones de personas utilizan los océanos para su sustento y el 80 % del comercio mundial se realiza a través de los mares. Así, los océanos, mares y zonas costeras contribuyen a la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza.
Aunque rara vez se habla en términos económicos de los océanos, que abarcan un 70 % de la superficie de la Tierra, el valor de sus riquezas rivaliza con el tamaño de las principales economías del mundo. Pues, se calcula que la industria de los océanos de manera directa e indirecta tiene un valor de 24 mil millones de dólares. De manera directa se tienen en cuenta las reservas pesqueras, la vegetación marina, los arrecifes de coral y los manglares. Todo ello tiene un valor estimado de 6.9 mil millones de dólares. De manera indirecta, se calcula que las vías marítimas están valoradas en 5.2 mil millones, la producción costera, entre la que se encuentra el turismo, 7.8 mil millones de dólares y la absorción del CO₂ at- mosférico por parte del océano, que también tiene un valor económico estimado, en 4.3 mil millones de dólares.
Se calcula que la industria de los océanos de manera directa e indirecta tiene un valor de 24 mil millones de dólares.
Si se compara con las 10 principales economías del mundo, el océano ocuparía el octavo lugar con un valor anual de bienes y servicios de 2.5 mil millones de dólares. Cifra que podría duplicarse para 2030, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Así, el petróleo y el gas en alta mar representan un tercio del valor agregado total de las industrias basadas en el océano, seguidos por el turismo marítimo y costero, y el transporte naviero, así como una tasación de la protección que proveen los corales y manglares a las costas, que son fuente de subsistencia importante de la población mundial. En tanto, la pesca y la acuicultura representan alrededor del 4 % del PIB mundial. En 2020 la pesca y la acuicultura alcanzaron un récord histórico de 214 millones de toneladas, que comprendían 178 millones de toneladas de animales acuáticos y 36 millones de toneladas de algas y alimentos acuáticos. De esta cantidad, 90.3 toneladas provenían de la pesca de captura, con un valor de 141,000 millones de dólares y el restante, 122.6 millones de toneladas correspondían a la acuicultura, por un valor de 280,000 millones de dólares
De esta manera, se estima que el mercado mundial de las perforaciones petroleras y gasistas en al- tamar alcanzará, en 2026, los 56,970 millones de dólares. La inacabable dependencia de estas antiguas energías ha llevado a los economistas a descubrir cifras insólitas. En total, la industria del gas y el crudo ha generado 2,800 millones de dólares de beneficios diarios en los últimos 50 años.
No cabe duda que los océanos se han convertido en un profundo negocio, al cual se le ha denominado la nueva economía azul. La anterior incluía la pesca o el turismo de costa. La actual, genera dinero con las olas, las mareas, el viento, los datos, los contenedores, los cruceros, los cables o los drones submarinos.
Con ello, se espera que para el año 2029 el consumo humano de pescado alcance los 180 millones de toneladas, incrementándose así un 16.3 % con respecto a los niveles actuales. La responsable del 75 % de esa subida será Asia. Precisamente, China es el país que más pesca, con un total del 37.5 % de las capturas realizadas por los cinco mayores países pesqueros del mundo. La economía azul tiene como fin promover el crecimiento económico, basa- do en la de los ecosistemas marinos y la sostenibilidad medioambiental.
Cabe destacar que más de dos terceras partes del valor anual que ofrece el océano dependen de la salud de sus ecosistemas.
El colapso de las pesquerías, la destrucción de los manglares o la desaparición de corales y praderas submarinas son algunos de los factores que están amenazando el motor económico marino del que dependen las vidas de millones de personas en todo el mundo.
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