TODO LO QUE PICASSO SABÍA...
Y luego, claro, iniciamos un exhaustivo peregrinaje por todos los rincones que Picasso inmortalizó. De joven, en su primera visita, se había centrado en el día a día del pueblo, en sus rutinas: agricultores segando, la producción del aceite, etc. Cuando volvió, ya hecho un artista, de la mano de Fernande Olivier, a pasar el verano, inventó el cubismo a base de inmortalizar las calles del pueblo y sus alrededores. En Horta queda aún bastante de todo aquello. En la plaza de Misa, por ejemplo, está el Hostal del Trompet donde se aloja-
ron Picasso y Fernande en 1909. Muy cerca de allí están las buhardillas de la casa donde Picasso tenía su estudio, y ya en las afueras encontramos la puntiaguda montaña de Santa Bàrbara, uno de los primeros sitios que visitó el artista en Horta de Sant Joan, y el que más veces incorporó en sus cuadros. Refugiado a los pies de la célebre montaña es posible también visitar el Convento de Sant Salvador, donde Picasso pintó La procesión al Convento. También siguen en pie, aunque no los visitamos, el cortijo de Tafetanes –propiedad de la familia Pallarès, el amigo de estudios del
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