Revista de viajes Magellan Nº13

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e encuentro a los pies de la larga escalinata que sube al Museo de Arte de Filadelfia dispuesta a subirla corriendo al más puro estilo Rocky Balboa…pero no soy la única. Y es que dejar constancia de esta gran proeza parece ser una de las atracciones turísticas más famosas de la ciudad. Quizá el primer recuerdo que muchos de vosotros tengáis al oír hablar de Filadelfia sea efectivamente la del famoso boxeador recorriendo sus calles al ritmo de Gonna Fly Now. Quizá a otros les venga a la cabeza Bruce Springsteen y su Streets of Filadelfia. Y a los menos cinéfilos, como yo, la ciudad nos suena más por aquel gamberro de Bel Air que había vivido al Oeste de Filadelfia. Y es que si algo es cierto acerca de esta ciudad es que de ninguna manera se la puede desvincular de ese toque pandillero y un poco conflictivo de sus barrios más marginales… Yo, al contrario que Will, llegué a la ciudad para realizar algunas de las prácticas de mi último curso de Medicina. Me habían ofrecido la posibilidad de hacer unos meses de rotación en el servicio de Trauma del Hospital Universitario de Pensilvania junto a dos compañeras y evidentemente no quise desaprovechar la ocasión. La Universidad de Filadelfia es, de hecho, una de las más prestigiosas de los Estados Unidos, aunque, si por algo es conocida la ciudad, es por haber sido la cuna histórica del país y la ciudad del amor fraternal, lo cual me lleva a la primera gran zona imprescindible a visitar en la Filadelfia si uno se pasea por sus calles: la Old City

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