Revista Liderazgo 26

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empresas en movimiento

Que el futuro no se vuele Jéssica Galán

Un Seguro de Riesgos Hidrometeorológicos garantiza una vida tranquila ante posibilidades de huracán o inundación. Aunque parezcan obvias las recomendaciones, no hay que olvidar que una cultura de prevención puede salvaguardar la estabilidad económica y emocional de las familias y empresas en México. Ésa puede ser la diferencia entre quedarse literalmente “en la calle” o seguir adelante.

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rente a un desastre natural, la historia ha demostrado que en unos cuantos segundos se puede perder el patrimonio forjado durante toda una vida. Es el caso del terremoto y tsunami de Japón ocurridos este año. ¿Quién puede olvidar la devastación del huracán Katrina en Florida, Bahamas, Louisiana y Misisipi en 2005? ¿O el huracán Gilberto, que afectó la Península de Yucatán en 1998? Para 2011, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) prevé 34 sistemas tropicales, de los cuales 19 podrían desencadenarse en huracanes, diez para el Océano Pacífico y nueve para el Atlántico. “Nuestro país está altamente expuesto a riesgos de huracanes y terremotos. Es importante la existencia de mecanismos de protección para los bienes y personas de empresas, familias y gobiernos”, asegura el presidente de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), Fernando Solís Soberón. La recomendación resulta pertinente cuando se observa que, en la mayoría de las ocasiones, a las familias les resulta imposible recuperar lo perdido después de un acontecimiento catastrófico.

Volver, pronto, a la normalidad El Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) —organismo gubernamental encargado de la investigación, capacitación, instrumentación y difusión de fenómenos naturales— confirma que “el país está expuesto a una diversidad de peligros”. Como este tipo de desastres naturales es impredecible, es importante contratar un Seguro de Riesgos Hidrometeorológicos, “un mecanismo financiero para contar con recursos después de la ocurrencia de un siniestro relacionado con estos fenómenos, ya que ayuda, sustancialmente, a reparar los daños, a reanudar operaciones y volver a la normalidad”, indica Eva Mellado, directora técnica del área de daños de Aon México.

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Mellado añade que, en este tipo de cobertura, es determinante la información sobre los valores expuestos al riesgo. “Estamos hablando de Control de Cúmulos, requisito indispensable para efectuar una estimación válida del riesgo económico derivado de la ocurrencia de un fenómeno natural”. Aunque, en la actualidad, el avance de la tecnología nos permite anticiparnos a ciertos tipos de desastres naturales, éstos no se pueden evitar. Así, la única manera de salir bien librados es la prevención. Contar con un seguro o fianza puede hacer la diferencia en el momento y en la forma de enfrentar una desgracia de este tipo. “El 2010 fue muy activo en cuanto a riesgos hidrometeorológicos. Ha sido el año en el que se han presentado las temperaturas más altas de que se tenga registro, desde 1880. Por lo tanto, el calentamiento global continuará siendo un factor determinante para que ocurran fenómenos meteorológicos extremos”, vaticina Eva Mellado.

Las viviendas, desprotegidas En México, solamente 5% de las casas habitación se encuentra asegurado. El presidente de la AMIS explica que, en caso de contingencia, “los daños pueden afectar tanto al inmueble como a los contenidos propios de la casa, es decir todas sus pertenencias. Por ello, es de suma importancia tenerlos protegidos mediante una póliza de seguro”. Las casas habitación pueden protegerse por diferentes riesgos, como son daños al inmueble, a los contenidos, responsabilidad civil familiar (en caso de que algún miembro de la familia o la servidumbre ocasione daños a terceros, ya sea en sus bienes o personas), robo con violencia o asalto, ruptura de cristales y equipo electrónico (en caso de que se averíen u ocasionen daños en el inmueble por su operación). Si la vivienda habitada es arrendada, se puede contratar la cobertura de Responsabilidad Civil del Arrendatario. Siempre que se desee contratar una póliza, la AMIS aconseja consultar a un Asesor Profesional de Seguros, para establecer la mejor forma de protegerse en cada caso y preguntar por coberturas adicionales. Cuando una casa se encuentra hipotecada, en

la mayoría de los casos ya cuenta con un seguro de daños al inmueble; sin embargo, es recomendable verificar si dicha póliza únicamente ampara el saldo insoluto, para que la familia tenga la oportunidad de asegurar la diferencia y, así, quedar completamente protegidos. Para contratar un seguro adecuado, es necesario realizar un análisis de los bienes a asegurar, así como los riesgos que los amenazan, ya que no son los mismos en todos los casos. Se debe considerar si la vivienda se encuentra cercana a costas, ríos o presas o si está en una zona propensa a incendios, por citar algunas situaciones, ya que esto influirá en el costo de la prima. Es importante excluir el valor del terreno para calcular aquello que se va a proteger y que los valores o sumas asignadas sean lo más reales posibles. De esta forma, en caso de un siniestro, el asegurado puede obtener una indemnización que le permita, realmente, recuperar el patrimonio perdido.

Cuidar el modus vivendi En el caso de los negocios, se puede asegurar el bien inmueble contra varios factores de riesgo. Esto incluye las mercancías que permanezcan dentro del local, así como cristales y anuncios luminosos, dinero y/o valores en caja, mientras se transportan hacia rutas específicas relacionadas con la empresa y tanques, calderas u otros aparatos sujetos a presión contra explosión. Al igual que en las casas habitación, si el inmueble en el que se encuentra el negocio es arrendado, se puede contratar un seguro por Responsabilidad Civil del Arrendatario. También hay seguros para proteger la responsabilidad civil en que pueda incurrirse por la fabricación, exhibición y/o venta de mercancías. Si el negocio requiere instalaciones especiales, materias primas inflamables o susceptibles a explosión, espacios específicos para almacenaje de mercancías o cualquier situación extraordinaria, es importante protegerlo mediante la contratación de una póliza especial. La AMIS sugiere cumplir con las normas de seguridad que exige Protección Civil y tomar medidas de prevención, como cámaras de vigilancia, rejas de protección, extinguidores, ventilación adecuada e instalaciones eléctricas con tomas especiales de corriente. La finalidad es reducir los riesgos al interior de los negocios. Una vez que se haya realizado el contrato de una póliza de seguros, es importante verificar que la carátula de la misma contenga los datos generales del contratante, su domicilio, los bienes y coberturas que contrató, las sumas aseguradas y los deducibles o coaseguros que se aplican. Los términos “deducible” y “coaseguro” se refieren a la participación en la pérdida por parte del asegurado en caso de siniestro. Son aplicables en diferentes cantidades, según las cláusulas de cada póliza. También pueden existir siniestros exentos del pago de éstos, según cada contrato. Las cláusulas de cada póliza varían. Es importante leerlas detenidamente para comprender hasta qué punto se está protegido y cuáles son las exclusiones, es decir, en qué casos no aplica el pago por parte de la aseguradora. Aon México aon.com.mx mx_ventas@aon.com.mx 01 800 0202 AON (266)

SEGURIDAD EN ONCE PASOS En caso de huracanes o inundaciones, Protección Civil nos indica qué hacer antes, durante y después del siniestro:

1

Estar preparados con lámparas de mano, navaja, cuerdas, espejos, pinza y desarmador, así como una radio y suficientes baterías.

2

Procurar tener protecciones, contra huracán, en las ventanas o, al menos, instalar tablas de madera o triplay de mínimo media pulgada.

3

Poner costales de arena, tierra o aserrín, para aminorar filtraciones por debajo de las puertas.

4

Tener suficiente provisión de alimentos y agua para beber, un botiquín de primeros auxilios, así como ropa apropiada y cobertores.

5

Guardar copia de los documentos de identificación personal, escrituras, contratos y carátulas de las pólizas de seguro o fianzas en lugares donde se pueda acceder fácilmente a ellos en caso de siniestro (los medios electrónicos permiten guardar esta información en unidades de almacenamiento portátiles).

6

Recoger objetos valiosos que puedan sufrir daño y colocarlos a la mayor altura posible, envueltos en bolsas de plástico perfectamente cerradas.

7

Durante los huracanes, puede presentarse una “calma relativa”; no debemos confiarnos, ya que puede ser el ojo del huracán. Hay que estar al pendiente de las instrucciones que se den a través de los medios de comunicación.

8

Después de una inundación, debemos mantener la calma y esperar la llegada del personal de auxilio.

9

No utilizar la instalación eléctrica hasta que haya sido revisada por un experto. Es muy importante que usemos lámparas de mano, no cerillos.

10

Hervir o aplicar cloro al agua para beber y destruir todos los alimentos afectados por el desastre.

11

Reportar, de manera inmediata, el siniestro a la compañía aseguradora, con la finalidad de agilizar la indemnización correspondiente.


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