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La palabra de Dios, un bien necesario
La palabra de Dios, un bien necesario a través de los libros
Por: Mary Cabrera Hernandez.
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Tanta fascinación por un lanzamiento cultural. 2011: largas colas, durante la noche a temperaturas bajo cero para tener en sus manos la nueva edición, no para comprar un iPod, o comprar una película de Harry Potter. Y es que la última versión en noruego de las Sagradas Escrituras fue el libro más leído en el país escandinavo vendiendo más de 80.000 copias. Se agotaron el primer día.
La Biblia en Ecuador tiene la misma fascinación. Alcanza la cima de las ventas religiosas. Se venden diferentes tamaños, presentaciones, colores y versiones, de acuerdo con el nivel de comprensión del lector: La Biblia de América, Biblia Católica para Jóvenes, la Biblia Latinoamericana, Biblia Quichua y la Biblia Jerusalén. Su precio varía entre 30 y 8 dólares.
En marzo de 2011 se presentó la primera Biblia traducida al idioma quichua cañar. Esta tarea tardó 20 años y estuvo a cargo de 40 personas. Fue editado y producido por la Fundación de Sociedades Bíblicas Unidas en el Ecuador (SBUE) en colaboración con traductores de las comunidades quichua cañar y la Sociedad Bíblica de Noruega. Tuvo gran acogida entre sus seguidores.
Todas las biblias, además de los textos de teología, comentarios bíblicos y libros especializados en religión son importados, especialmente, de editoriales españolas. Se traen entre 60.000 y 90.000 títulos al año. “Nuestro primer proveedor es nuestra Editorial San Pablo ubicada en Colombia. También lo son España, Argentina y México. En algunos casos las traducciones dependen del lector es decir hay uno científico como la Biblia de Jerusalén; en otros casos fácil de entender para el público popular como la Biblia Latinoamericana o nuestra biblia editada por nuestra editorial: Nuestra Sagrada Biblia” Comenta Javier Reyes Corporación Ediciones San Pablo.
No solo se importa, también se producen, editan y distribuyen libros y folletos, entre los más importantes circulan estudios sobre la Biblia, bioética, filosofía, liderazgo pastoral, espiritualidad, liturgia, textos escolares para la formación de vida religiosa y valores religiosos. También, se producen revistas cristianas. Incluso se hace material para cursos presenciales o a distancia. “Los cursos están dirigidos a laicos y catequistas en su primer contacto con la biblia los cuales son 9 folletos para conocer el nuevo testamento. Para el estudio de la biblia producimos 13 libros. Además de 20 títulos que topan diversos temas dirigidos para público adulto, jóvenes y niños y niñas, familia, comunidades cristianas, grupos y movimientos reli
giosos. Es una colección sencilla y clara”, manifiesta Katty Estévez del Centro Bíblico Verbo Divino.
En nuestro país existen más de un centenar, entre editoriales, librerías y centros bíblicos, comprometidos con el quehacer espiritual. Javier Reyes de la Corporación San Pablo comenta: “al momento contamos con 9 librerías ubicadas en Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Machala y Portoviejo, además una distribuidora de libros a nivel nacional con la que atendemos otras librerías religiosas y no religiosas”.
Un privilegio del libro religioso es la exención del impuesto al valor agregado (IVA). Según el Código Tributario del Ecuador las empresas sin fines de lucro como fundaciones y organismos religiosos, no son agentes de retención, es decir, no tienen la obligación de pagar el impuesto a la renta.
Pero, cuando llegamos al terreno de la literatura cristiana, el dilema entre negocio y ministerio se complica. Porque el editor o el librero cristiano ha de ser fiel y consagrado y, a la vez, un buen profesional y un buen comerciante. Según el fundador de Ediciones de San Pablo, Beato Santiago Alberione, “el apostolado tiene la finalidad espiritual de transmitir el evangelio a través de los libros. Esto está dentro de las leyes y normas de la industria y el comercio, las cuales se respetan. Hay que aclarar que se hace sin ánimo del lucro, y el dinero recibido por el intercambio comercial se utiliza para imprimir y promover la difusión de la palabra de Dios”. Para Katty Estévez, del Centro Bíblico Verbo Divino, “el libro cristiano es más que un libro, el editor cristiano es más que un editor y el librero cristiano es más
que un librero: la literatura cristiana es un ministerio”.
Los costos para la edición e importación de los libros son los principales problemas con los que se enfrentan. De igual manera el desinterés del público en la lectura, del tema religioso, la competencia desleal, el mal uso del internet, la televisión, etc.

El Padre Laurentino Fernández del Centro Bíblico Verbo Divino nos cuenta que el impuesto a la salida de capitales encareció, un poco, los libros religiosos “casi la mayoría de los libros religiosos son importados. Al hacer la transferencia al exterior, el Banco Central, al principio cobraba -al valor total de la factura- un 2 por ciento, pero lo subió a un 5 por ciento. Por vender biblias y libros religiosos pagamos de 7 a 10 mil dólares al año depen
diendo del volumen y el valor de la factura”. Según la apreciación del Padre Fernández los ecuatorianos tienen una frecuencia muy baja de lectura: leen de 10 a 5 veces menos que en Colombia. Se debe a una falta de educación por la lectura desde la escuela. “Se hacen intentos pero la pobreza y la falta de recursos impiden dar material apropiado a los niños para que se aficionen por la lectura”.