En muchas ocasiones, nos pensamos tan modernos y tecnologizados que el ayer nos parece cercano a las cavernas. Y exactamente lo mismo nos ocurre con el vértigo de la velocidad, que imaginamos imposible en el pasado. Es más: somos capaces de creer que nuestros sentimientos e ideas sobre el mundo nacieron con nosotros o, en un caso extremo, asumimos la certeza de que nuestro entorno se encuentra absolutamente dislocado de los siglos que nos antecedieron. La extraña necesidad de estar a la vanguardia nos impide voltear a lo remoto.
Todo esto suena muy bien. Pero cuando sólo nos miramos el ombligo y nos apresuramos a vivir el ahora, no nos damos cuenta de la influencia del pasado. El siglo xix —tema central de esta entrega de Lee+— es tan poderoso que está tatuado en nuestros cuerpos. En él nacieron las ideas del progreso y la velocidad. Si hubieras nacido en 1800, te habrías transportado en una carreta, en un ferrocarril o en los primeros aviones...