Por otro lado, la gran mayoría de empresarios abandonó el trabajo colectivo por el bien común y privilegíó el hacer dinero; pensaron que lo que se había logrado iba a ser permanente y no ameritaba mayor trabajo. Hubo una década dorada, un boom inmobiiario que puso los precios de las tiendas en el cielo. Los dueños de las galerías vendieron a precios siderales. Pero junot con ese boom, regresó el deterioro. Quienes más se beneficiaron con la venta de inmuebles no se preocuparon que sus compradores sigan teniendo el buen escenario para el comercio y la producción que hizo posible que los precios sean altísimos.
Hoy tienen los resultados. Por otro lado, los pequeños propietarios que compraron a esos precios altos, tampoco han hecho nada para agremiarse, defender sus intereses, tener una agenda común. No hay gremios fuertes, no hay reuniones para saber cuáles son sus intereses, no hay una consideración de que lo principal que hay que defender es el espacio comercial y de producción.