Cuando se incrementa la velocidad mínima en un lecho fluidizado, éste puede expandirse de forma homogénea sin que aparezcan burbujas
Tipos de fluidificación Existen dos métodos de lecho fluidizo para la aplicación de pintura en polvo: el lecho convencional y la fluidificación estática. En la primera el sustrato se calienta para después sumergirlo en un lecho de polvo fluidizado por una corriente de aire. El polvo se pega y se funde con el objeto caliente. Este método se utiliza cuando se requiere que el espesor del recubrimiento sea mayor a 300 micrómetros. Por su parte, el fluidizado electrostático se basa en la misma técnica del lecho convencional, pero añade el uso de carga electrostática, la cual se coloca dentro del lecho; así las partículas de polvo se levantan y forman una nube de polvo cargado por lecho fluidizo. En este caso, las piezas no son precalentadas, pero sí deben conectarse a tierra para que al pasar por la nube de polvo las partículas de la pintura en polvo se adhieran a su superficie. Tiempo de inmersión El polvo en suspensión se comporta como un fluido, de tal forma que las partículas de polvo se dispersan sobre todo el sustrato, incluso en las zonas menos accesibles, así al entrar en contacto con el metal caliente forman una capa uniforme con un espesor de 250 μm o más. En lo que se refiere al tiempo de inmersión, hablamos de que la pieza debe sumergirse de 2 a 4 segundos, pero puede prolongarse su permanencia para obtener una capa más gruesa.
Una buena mezcla de las partículas con el fluido, así como el contacto entre ellas, son ventajas que nos brinda el lecho fluidizado, ya que propicia una alta transferencia de masa y de calor
Fotografía: www.oharatech.com/ Porosidad del lecho Hace referencia a los espacios vacíos que existen dentro del lecho fluidizado. Por ejemplo, la porosidad de los lechos uniformes es mayor a la que existe en los no uniformes. Hay varios factores que pueden afectarla, tal es el caso del tamaño, la forma y la rugosidad de la partícula, así como la relación establecida entre el diámetro de la partícula y el diámetro del lecho o bien, la rugosidad de las paredes de la columna.
Clasificación de la partícula Según el tipo de partículas utilizadas, las propiedades del lecho, así como su operación varían. Existen varias formas de clasificar las partículas, una de ellas es la que propuso Geldart en 1973, él las divide según su tamaño y peso en cuatro tipos diferentes: Tipo A: hace referencia a partículas ligeras y pequeñas, de densidades muy bajas y cuyo diámetro oscila entre 20 y 100 micras. Tipo B: podemos encontrar aquellas partículas que miden alrededor de 150 micras de diámetro y engloban materiales densos como cristales, arena o minerales. Tipo C: son de menor diámetro que las del tipo A, es decir, menos de 20 micras y se caracterizan por tener una alta cohesión. Tipo D: éstas son las de mayor diámetro, pues alcanzan tamaños mayores a las 1000 micras, además suelen ser más densas que las de esta clasificación.
Fotografía: www.oharatech.com/ F49