Acción. Minúsculos granos de humo gris flotan lentamente en el aire saturado de vapores etílicos. La levedad empieza a dominar a los elementos de este sistema de inercia. Debe de ser reconfortante. ¡Espíritu! ¡Oh, Dios mío! Ahora sólo graben la escena, por favor. Adoración al Señor: vierte en su boca el sabroso palinka de ciruela, despacio, sintiendo cómo las olas vienen y van, pensativo. Luego regurgita el alcohol a la copita. Repite este acto lenta, disimuladamente, varias veces. El Paraíso. Su cara sufre una metamorfosis; se convierte en una estatua viva, llena de accidentes. Se puede ver cómo gradualmente adquiere un matiz rojo caramelo. Puedo ver las diminutas gotas de sudor que brotan de su papada y acarician su cuello de trabajador. Es lo que yo llamo adoración. Y aquí no hay escasez de creyentes. El silencio se ve roto sólo por algunos de estos tipos que se confiesan con la mesera, su doncella de hierro. Le piden amor y perdón. El agua bendita empieza a revivir la sangre de Feri. Hace de él un Hombre. La Creación en seis minutos. Una sonrisa traviesa se dibuja en su cara de almohada y le da un aspecto furtivo por esta noche. Ahora que ha vuelto un poco en sí, empieza a monitorear el espacio a su alrededor. No me ve. Vuelve la cabeza monótonamente a la derecha y a la izquierda, a la derecha y a la izquierda… los otros viejos cochinos están babeando con un ejemplar de Móricka1 . Se ve cómo sudan en sus enormes y apestosas chamarras, mientras descansan a sus pies bolsas de mandado de esas que tienen rayas de colores. Se parecen a los cuervos que, en grupos y con las plumas paradas, llegan a descansar a los árboles del parque Nagyerdo bajo los últimos rayos del sol. Feri barre el entorno con su mirada, lentamente. Muy lentamente. Con esa sonrisa suya peculiar, vergonzosa. Su rostro es como una máscara de plástico. Su mirada se detiene en un punto. Monitorea a la mesera: arriba y abajo, arriba y abajo, tetas, nalgas, tetas, nalgas. Muy despacio. Es una nena de cuarenta y cinco años que aparenta treinta y cinco con mucha jodidez. Está acodada en la barra, contemplando la ventana. Su mirada trata de penetrar la antiquísima película de humo que las generaciones han exhalado sobre el vidrio. Feri marcha hacia la sinfonola como un torpe Terminator. Echa la moneda en la ranura, oprime el botón rojo con toda la palma y respira profundamente. Cierra los ojos, levanta la cabeza, abre los ojos hacia algo sobrenatural. Marcha hacia la barra. Un poco más de alcohol, quiere. Ándele, seño, sea buena con él. Dele un poco más. Seguro que no le va a pagar, pero usted es la redentora, seño; es su misión. Por supuesto que lo es. Agarre la onda. No le pedirá otra vez su mano, excepto más tarde, en el baño, cuando tenga usted que entrar a limpiarlo. 1 Revista húngara de chistes y tiras cómicas, casi siempre de contenido erótico, popular en los años 80 y 90. 10