El Comité 1973, número 43. El Universo

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el comité 1973

Revista de difusión, crítica y creación literaria

Año 8 / número 43


EL COMITÉ 1973, Núm. 43. El universo Revista de difusión, crítica y creación literaria. Correo electrónico: elcomite1973@gmail.com http://issuu.com/revistaelcomite1973 https://www.facebook.com/revistaelcomite1973 https://twitter.com/ElComite1973

El Comité 1973 Director Meneses Monroy Diseño gráfico Jovany Cruz

Consejo editorial

Eduardo Torre Cantalapiedra Juan Antonio Rosado Zacarías Daniel Olivares Viniegra Dulce María Mariscal Nava Claudia Hernández de Valle Arizpe Asmara Gay Guadalupe Flores Liera Agustín Cadena Portada y contraportada Jovany Cruz Publicación Bimestral Julio–Agosto Año 8 | Número 43 | 2020

Comité colaborador de este número

Marti Lelis Guadalupe Flores Liera Elsa Madrigal Meneses Monroy Alberto Ordaz Eduardo B. Rosado Zacarías Juan Antonio Rosado Zacarías Déborah Ruiz Eduardo Torre Cantalapiedra

Consejera en artes visuales Elsa Madrigal

Publicación incluida en el catálogo de revistas electrónicas de arte y cultura del conaculta http://sic.conaculta.gob.mx/ficha.php?table=revista_elec&table_id=136 La revista El Comité 1973, es una publicación realizada por Ediciones Comité, en colaboración con el grupo literario El Comité. Todos los derechos reservados.


ÍNDICE

Editorial..................................................................................................................... 4 Epístola Pésame de Guadalupe Flores Liera a Meneses Monroy..................................................... 5 Guadalupe Flores Liera Poema Para Mabel Monroy....................................................................................................... 6 Meneses Monroy Dossier Octava Creé el universo…........................................................................................................... 8 Meneses Monroy Relato Momo, virrey del universo ............................................................................................. 9 Juan Antonio Rosado Viñetas Hawking y el big bang................................................................................................... 12 Creación....................................................................................................................... 13 Marti Lelis Donde habita la luz....................................................................................................... 14 Déborah Ruiz Portafolio Alberto Ordaz ........................................................................................................16 Space Oddity ................................................................................................................ 17 Elsa Madrigal Ensayo Más allá del viaje del héroe: paternidad y vínculos emocionales en Interstellar................ 33 Eduardo Torre Cantalapiedra Poesía 7 Poemas de Guadalupe Flores Liera............................................................................... 40 Guadalupe Flores Liera


Editorial El número 43 de la revista El Comité 1973 fue pensado desde una mirada macro, universal, en donde hubiera cabida para temas como: La exploración espacial, los exoplanetas, la vida en otros planetas, la literatura espacial o la ciencia ficción y el espacio. El dossier de la revista va en este sentido. Sin embargo para mí, Meneses, resultó un número muy íntimo, debido a que la pandemia que vive el mundo por la aparición del COVID-19, me llevó como a tanta gente al confinamiento, y ahí, desde el confinamiento me enteré primero, que mi madre estaba enferma de coronavirus, y posteriormente me avisaron de su partida. Este número es en memoria de Mabel Monroy Fragoso, y dedicado también para mi padre Librado Meneses González. La presente publicación lleva el deseo que tú querido lector te encuentres bien —así como también tus seres queridos— y que encuentres en esta revista un abrazo literario y visual.

Meneses Monroy

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Pésame de Guadalupe Flores Liera a Meneses Monroy Querido M:* Tu mensaje me deja devastada. Nunca imaginé que podría ocurrirle esto a alguien que siento tan cercano. Tu mamá fue una gran mujer, la recuerdo entrañablemente de aquel único y breve encuentro en Pachuca, tan cálida, tan orgullosa de sus hijos, tan feliz aquella noche. Comparto tu dolor y lamento mucho tu pérdida, la de tu familia. No tengo palabras para describirte la tristeza que esto me causa. Que vivan para recordarla y que cada día en adelante sea un homenaje a su memoria. Que su presencia ahora de otra manera los haga más fuertes y más unidos que nunca. Por favor, transmite a tu familia mis condolencias. Para ti un abrazo muy fuerte. G.

* Mensaje enviado por correo electrónico de Guadalupe Flores Liera a Marco Antonio Meneses Monroy. Fecha del mensaje: 12 de mayo. A dos días del fallecimiento de Mabel Monroy Fragoso (23/10/1960-10/05/2020). La causa de la muerte fue por COVID-19.

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Niña, qué dicha haber sido tu hijo. Mucha madre tuve, lo abarcabas todo. Amor a tus hijos derrochaste.

Para Mabel Monroy

Hoy me hablaron, dijeron habías muerto.

Meneses Monroy

Ahora por vez primera siento tu ausencia. Y así, ausente, sigues abarcando todo. Me faltas, nunca me había faltado nada. No sabía ¿qué era?, que te faltara alguien, algo. Hoy lo sé. Ya ves mamá, estás en otro lado. Y aquí sigues, enseñando un par de cosas a tu hijo. 10 de mayo de 2020

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Octava Meneses Monroy

CreÊ el universo en una borrachera‌ tiene lagunas.

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Momo, Virrey del universo* Juan Antonio Rosado Zacarías Ilustración de Eduardo B. Rosado

S

eñor narrador: permítame contar este episodio. Sé que soy un caballo, pero entiendo a los seres humanos mejor de lo que ellos se comprenden a sí mismos. Todavía no escapaba mi amo... ¿mi amo? ¿Por qué le llamé así? ¿No tenemos derecho los cuadrúpedos a considerarnos más bien amos de los hombres? Bueno. Corregiré mi modestia... Todavía no escapaba Lemuel Gulliver de su dolor abdominal ni de la estupefacción ante el sueño de Chuang Tzú. Apenas se desembarazó de Segismundo, decidió pasear por la mitología grecorromana, visitar el Olimpo, donde —rodeado por columnas de mármol y espesas nubes grises— se topó con una serie de rostros enfurecidos, coléricos, que fruncían el ceño, increpaban y lanzaban maldiciones alrededor. La ira de los dioses se descargaba con facilidad. ¿Cómo es que hay tanta susceptibilidad? ¿Qué ha ocurrido? —Los dioses se hallan enojados por culpa de Momo —me increpó el exnarrador. —¡Ex narrador! ¡Ja ja! Ya retomaré la historia. Continúe, señor caballo. Momo acababa de ser expulsado del Olimpo. Lo único que hacía era burlarse de todo aquel que se cruzaba por su camino. Dios del sarcasmo nacido del Sueño y de la Noche, sus ojillos ávidos y brillantes aún buscan

* Este texto forma parte del libro inédito Grandezas de Liliput. La primera versión fue publicada en el suplemento cultural Sábado, del diario Unomásuno, el 4 de febrero de 1995. / Ilustración de Eduardo B. Rosado Z.

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un blanco que por lo común son los defectos de los demás. Palabras irreverentes emergen de su rapidez mental y hieren la sensibilidad de los otros. Compañero de Komo, dios de los festines y creador de la comedia, no pudo resistir... y la ironía le ganó una vez más. Él prefería una inmensa carcaja ja ja da al solemne dolor de los futuros millones de mártires paganos, asesinados con impunidad por el cristianismo. Hasta ese día, Momo se paseaba por el Olimpo, seguido de una corte sonriente y en busca de víctimas. Lemuel y yo nos aproximamos a la diosa Minerva, nacida —según la visión patriarcal de la mitología— del pensamiento del Padre de los dioses, antiguamente llamado deus piter y hoy en día Júpiter, y le preguntamos el motivo de la expulsión de Momo. —Decidimos hacer un torneo de hechos fantásticos —dijo Minerva—, pero el irreverente Momo se burló con descaro de nosotros. ¡Él es enemigo de la diosa Prudencia! —¿Pero qué ocurrió? —Vulcano fabricó un hombre artificial. Neptuno creó a un toro maravilloso y lleno de cólera. Yo confeccioné una hermosa casa, la mejor, la que seguro hubiera ganado no sólo este concurso, sino todos los que se hubieran presentado. —¡Mientes! —replicó Neptuno—; mi toro es un ser vivo capaz de cualquier cosa. Él hubiera ganado todos los concursos, ¿me oyes? —¡Mi hombre también es capaz de cualquier cosa! —increpó Vulcano— ¡Él hubiera ganado! —Bueno, bueno —prosiguió la Sabidu-

ría—; déjenme terminar. Discutíamos como ahora. Para poner fin a la querella, decidimos que Momo, el creador de la crítica, fuera nuestro árbitro. ¡Confiamos en su criterio! —El imbécil dijo que mi toro no tenía los cuernos bien puestos; que éstos debían estar, o bien más cerca de los ojos, o bien más cerca de los omóplatos, porque si no su golpe no tendría violencia. —El necio se atrevió a declarar que mi hombre no era perfecto, que le faltaba una ventana en el corazón para que todos pudieran ver sus sentimientos. —Yo creía —replicó Minerva— que mi casa sería la ganadora, pero Momo alegó que era demasiado sólida, lo que impedía moverla en caso de mala vecindad. —¿Qué hicieron? —preguntó Gulliver. —Le ordenamos que nunca volviera. —¿Y dónde está ahora? —En la tierra. ¡Que se burle de los pobres humanos! Lo buscamos en la tierra. Momo reía como si nada hubiera sucedido, y tal fue la burla que hizo de Gulliver, que nos retiramos lo más lejos posible, por salud mental (y estomacal). Con el paso del tiempo, Momo se convirtió en una parte del carnaval, celebración que se relaciona con la creación del universo. —En un principio fue el Caos —exclamó Júpiter desde el cielo—. Los dioses debemos revitalizar el orden cada año. ¡El cosmos se debilita! El animal humano debe ayudarnos en esta difícil tarea. Debe retornar simbólicamente al Caos y para ello es necesario que invierta el orden establecido, que coloque todo al revés.

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Ideó así los desfiles de carros con alegorías. El más importante es el Carrus Navalis. Allí viaja Baco, que llega a la ciudad en ese carro con forma de nave. Momo ha sido en muchas ocasiones el rey del carnaval. ¡Con sus sarcasmos casi siembra el caos entre los dioses! Habría que proclamarlo Virrey del Universo, la gran broma de un Bufón Cósmico que tan sólo yace en la cabeza de los mortales. 11


HAWKING Y EL BIG

BANG Marti Lelis

Capítulo donde se cuenta que Filipo, en algún punto de su pasado, conoció a Maravilla, niña de su misma edad y similar, aunque no tan desdichada condición física —ya que la pequeña también padecía acondroplasia—, condición a pesar de la cual no le restaba encanto e inteligencia por arriba del promedio; donde también se cuenta que Filipo y Maravilla formaron una pareja para actividades como leer libros, inventar y llevar a cabo travesuras, así como dar largos paseos por las calles de San Juan para terminar en la plaza, sentada Maravilla en una banca y Filipo en su carreola, comiendo helados de vainilla, fresa y chocolate que les dejaban toda la cara embadurnada, situación que en Filipo era extrema y sumamente hilarante a juzgar por las carcajadas de Maravilla, quien luego del ataque de risa limpiaba a Filipo y entonces seguía el turno a la actividad conocida como arrojar granos de arroz a las palomas mientras conversaban acerca de qué pudo haber antes del “Big bang” y si el tiempo tuvo un comienzo y si tendrá un fin, meditaciones derivadas de la lectura de un libro de Stephen Hawking que había caído en sus manos uno de esos días mundiales en los que la gente abandona libros en la calle para que alguien más los encuentre; libro que en buena hora habían hallado precisamente en la banca del

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parque que era la favorita de la pareja, sobre todo por las tardes, porque desde ahí podían ver la puesta del sol, los rayos de luz atravesando los chorros de agua de la fuente en donde a veces el azar les regalaba un arcoíris que, aunado a la tibieza del ambiente, al zureo de las palomas y a las ilustraciones del libro, los hacía sentir la insignificancia y la grandeza del momento en el que Maravilla acariciaba la cabeza de Filipo y ambos sentían que, en definitiva, si no había un centro del universo sino muchos, al menos ellos estaban en uno de tantos y a ver quién era el valiente o la valiente que pudiera demostrarles que no y que si, llegaba el caso, estaban dispuestos a escribirle al mismísimo Stephen Hawking para salir de dudas y restregarle la respuesta en la jeta al atrevido o atrevida. Cosas así se cuentan en este capítulo *** Marti Lelis / Fragmento de novela

CREACIoN No lo recuerdo, pues estaba muy pequeño, pero cuando levanté los párpados hice aparecer el universo. El llanto debió ser por hambre, ¿qué otra cosa podía ser?

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Déborah Ruiz

Y ahí estaba, en un lugar donde sólo habita la luz. Un pedazo de tierra, rodeado sólo de mares. Una isla tan al sur, tan llena de frío; y me preguntaba, ahí, diminuta y rodeada de nada, ¿por qué antes creía que la soledad sólo le pertenecía a la noche? Ese sol inacabable, me engañaba con sus horas. Parecía un atardecer infinito. Todavía me parece difícil definir en dónde empezaba y en dónde acababa el día. Aunque había tanta claridad en la mirada, todo pensamiento era borroso, era llevado a rastras por el viento. La oscuridad sólo entraba al cerrar los ojos. Ahora, todo lo que parecía eterno e inmenso, queda como una gota de sombra en los recuerdos. Y ahí estará alguien, en un lugar donde...

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PORTAFOLIO


ALBERTO ORDAZ

(Zacatecas, 1976). Licenciado en Filosofía y maestrante en Filosofía e Historia por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Miembro del colectivo de artes plásticas La Segunda Escalera de la UAZ. Ha sido fundador y director del taller de litografía Vetagráfica (Vetagrande, Zacatecas), lo mismo que fundador y coordinador de gráfica del centro de investigación y creación artística “El Pasillo” (Zacatecas). Desde los años noventa, ha expuesto obra gráfica, pintura, instalación, cerámica y fotografía en diversos espacios tanto de México como de Italia, Francia y Brasil. De familia de artesanos, se asume además como heredero de la inagotable tradición estético-creativa de su Estado natal (Felguérez, Pedro Coronel, Julio Ruelas, Francisco Goytia, por mencionar sólo algunos). Experimenta siempre con diversas técnicas y materiales. Su última aportación en 2019, fue un mural realizado para la Secretaría de Turismo de Zacatecas, plasmado en la sala de juntas. 16


Space Oddity

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l álbum discográfico de David Bowie, inspirado en la película de Stanley Kubrick, 2001, Odisea del Espacio, fue lanzado en 1969, año en el que por televisión podía contemplarse el primer alunizaje. Por entonces, otras series de ciencia ficción (Viaje a las Estrellas, Perdidos en el Espacio), narraban aventuras de personajes en busca de nuevas civilizaciones interestelares. Medio siglo después, los seres humanos aún no logramos viajar cotidianamente en naves espaciales, mientras que, por el contrario, y en paralelo al gran avance tecnológico, el desarrollo descontrolado ha afectado gravemente a nuestro planeta. Todo ello lo podemos constatar asomándonos a nuestro “celular”, aparato que se ha filtrado en nuestras vidas como la humedad, convertido en objeto peligrosamente imprescindible. En su serie de grabados Space Oddity, Alberto Ordaz reflexiona así acerca de las relaciones del ser humano con sus congéneres (la tecnología y el espacio que nos rodea). Son linograbados trabajados en alto contraste (negro y blanco), atmósferas con paisajes desolados y cielos inmensos, inspirados además en sus nativos paisajes desérticos zacatecanos, todo lo cual nos conecta con lo infinito y nos lleva a recordar

cuán minúsculos y frágiles somos. La inmensidad de cielos estrellados contrasta con formas geométricas minimalistas y líneas repetitivas, donde habitan humanos solitarios o parejas que tienen relaciones sin mirarse a los ojos: un mundo desesperanzador de autómatas que se desplazan sin percatarse de que, por ejemplo, a su lado alguien más está a punto de ser abducido. Estos grabados se convierten también en escenografías teatrales, donde espectadores y protagonistas quedan atrapados entre estos potentes juegos de luz. Universos paralelos, realidades alternas, cuerpos que habitan un espacio-temporal tangible y mentes que viven una realidad virtual ilustran esta actual paranoia de habitar dos o más realidades al mismo tiempo, sin vivir realmente en ninguna de ellas. Quizás una luz de esperanza nos dé ese grabado donde un grupo de terrícolas observa hacia el cielo aguardando alguna señal lo más lejana posible, quizá de otra galaxia. En lo que aguardamos, no desaprovechemos el tiempo: sonriamos desde el encierro para la “selfie”. Son estos los tiempos del coronavirus. Elsa Madrigal, abril 2020

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Serie Space Oddity Linograbado 2017-2020

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Serie Space Oddity Linograbado 2017-2020

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Más allá del viaje del héroe: paternidad y vínculos emocionales en Interstellar

Eduardo Torre Cantalapiedra

Cuando te conviertes en padre, una cosa se ve muy clara… y es que quieres saber que tus hijos se sienten seguros. Eso descarta decirle que el mundo se está acabando ¿no crees? Cooper

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a película Interstellar (2014), producción estadounidense de ciencia ficción dirigida por Christopher Nolan, muestra un futuro distópico en el cual el destino de la humanidad pasa por dejar atrás el planeta Tierra devastado por tormentas de polvo que reducen progresivamente los terrenos cultivados y amenazan con extinguir a la especie humana. Para evitar este fatídico final, el protagonista, Joseph Cooper, junto con un pequeño grupo de científicos, realizan un viaje intergaláctico repleto de peligros cuyo objetivo es encontrar un planeta habitable. Esta trama principal, que sigue la estructura convencional del viaje del héroe,1 se ve favorecida por una subtrama que aborda la relación de Cooper

1 El viaje del héroe es el término acuñado por el antropólogo estadounidense y estudioso de los mitos Joseph Campbell para designar una secuencia típica de acciones heroicas que siguen muchos relatos épicos en todo el mundo. Este patrón es presentado por Campbell en El héroe de las mil caras (1949).

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con sus hijos, particularmente, con su hija Murph (Murphy). A continuación, vamos a analizar esta trama secundaria desde la perspectiva de la paternidad y los vínculos emocionales paternofiliales y lo que esta subtrama aporta desde un punto de vista narrativo. Al comienzo de la película se presenta al protagonista en su faceta de padre viudo que se dedica al cuidado de su hijo adolescente, Tom, y su hija de diez años, Murph, con el apoyo de su suegro Donald, quien también le apoya a dirigir la granja familiar. En el pasado, Cooper fue ingeniero y piloto de la NASA que, debido a la destrucción de tierras de cultivo y a la escasez de alimentos, tuvo que reconvertirse en granjero. Al mismo tiempo, se observa que Murph cree que en su habitación hay un “fantasma”, pues en ella suceden cosas inexplicables. Uno de estos eventos misteriosos se produce tras una tormenta; el polvo que entra por una ventana comienza a distribuirse sobre el suelo de un modo que revela coordenadas geográficas, las cuales conducen a Cooper y a Murph a unas instalaciones secretas de la NASA. En esta base, el profesor Jhon Brand de la NASA informa a Cooper de la grave situación que enfrentan en la Tierra: el fin de la especie humana si no se encuentra un remedio. Por esta razón le invita a ser piloto de la nave espacial Endurance en una misión cuyo objetivo es investigar un conjunto de tres planetas posiblemente habitables que giran alrededor de un agujero negro llamado Gargantúa y con ello la posible salvación de la humanidad. Para alcanzar la galaxia distante en la que aquellos se encuentran deben atravesar un agujero de gusano que hace 48 años apareció misteriosamente cerca de Saturno. El dilema que Cooper enfrenta –que tiene su propio tema musical en la banda sonora2– es formar parte de la expedición que busca garantizar la supervivencia de la especie humana y la salvación de los habitantes de la Tierra y que supone sacrificar años de vida junto a sus hijos, o quedarse con su familia y rechazar una misión para la que ha sido elegido y parece predestinado. En principio trata de

2 Altozano, Jaime (2018). La Música de Interstellar: Un mito de Ruido y Silencio. En https://www.youtube.com/watch?v=2LyEpA4B9_o

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negarse por su condición de padre viudo, pero finalmente accede a la “llamada a la aventura” con la intención de salvar a sus hijos. La aceptación del protagonista supone un golpe emocional para Murph, quien lanza contra el suelo el reloj que le acaba de entregar su padre, tras darse cuenta de que éste no sabe cuándo va a regresar. Aunque Cooper promete que volverá y que la amará por siempre, siente que está perdiendo la oportunidad de ejercer la paternidad cercana del día a día y que no cumplirá su deber como padre. Con este punto de partida, el dramatismo del filme no reside exclusivamente en las vicisitudes que heroicamente debe sobrellevar viajando por un espacio exterior inhóspito y visitando planetas aterradores hasta alcanzar el adecuado y poder regresar, sino la manera en que la distancia geográfica y el paso del tiempo afecta los vínculos emocionales entre padre e hijos y el anhelo de todos ellos por volver a estar juntos. A bordo del Endurance, Cooper viaja junto con los científicos Romilly, Doyle y Amelia –hija del profesor Brand– y los robots TARS y CASE. La nave recorre el trayecto hasta Saturno en dos años mientras que los tripulantes se encuentran en unas cápsulas de hipersueño. Antes de enfrentar el cruce del agujero de gusano, se producen intercambios de videomensajes entre quienes están en la nave y quienes están en la Tierra. Este tipo de comunicaciones permite a Cooper mantener de alguna manera los vínculos afectivos con sus hijos a pesar de la distancia física que los separa. Sin embargo, Murph se niega a enviarle noticias al seguir decepcionada con su padre por haberse marchado. Tras alcanzar la galaxia de destino a través del agujero de gusano, deciden explorar uno de los tres planetas que posiblemente puedan albergar vida. Su exploración resulta tan infructuosa como catastrófica, descubren que el planeta es inhabitable ya que en el mismo se producen olas gigantes, una de ellas termina con la vida de Doyle e inunda los motores de la nave de exploración retrasando su salida. Aunque la demora es de aproximadamente una hora, la cercanía de este planeta a Gargantúa hace que el tiempo en el mismo pase de forma mucho más lenta que en la Tierra donde habrían transcurrido 23 años, 4 meses y 8 días.


De vuelta en el Endurance, Romilly les informa que la nave puede recibir mensajes, pero no enviarlos. Cooper ve los videomensajes que sus hijos le han enviado durante los más de dos decenios de ausencia. En estas grabaciones quedan patentes los efectos del paso del tiempo y la incertidumbre que los hijos tienen sobre si su padre sigue con vida. En un primer mensaje, un joven Tom le cuenta que ya se ha graduado y que conoció a una chica. En otro mensaje, un Tom más adulto revela que Cooper ya es abuelo. Seguidamente, un último mensaje de su hijo le informa sobre la muerte de Donald y la de su nieto. Al final de este video Tom se despide para siempre de su padre, siguiendo el consejo de su esposa, quien considera que debe “dejarle ir”. Si nos situamos desde la perspectiva de su hijo, son más de veinte años irrecuperables sin su padre junto a él, pero también de lo que Pauline Boss3 denomina pérdida ambigua: Cooper está físicamente ausente de la vida de Tom, pero psicológicamente presente pues no sabe si está vivo o muerto, ni si regresará algún día. Boss (2001) señala que este tipo de pérdida es la más devastadora de todas en las relaciones personales, ya que desconcierta a la persona, que no sabe si la perdida es definitiva o temporal, no hay forma por tanto de adaptarse a la misma, se priva a la persona de los rituales que existen cuando las pérdidas son claras (por ejemplo, los funerales tras las muertes) y se prolonga de forma indefinida. Por tanto, “dejarle ir” parece una estrategia sensata para lidiar con la pérdida ambigua. Por parte de la hija sólo recibió un único mensaje en todo ese tiempo: Hola Papá. Eres un hijo de perra. Jamás grabé uno de estos cuando aún respondías porque estaba furiosa de que te fueras. Y cuando te callaste… tuve que vivir con mi decisión y lo hice. Pero hoy es mi cumpleaños… y este es especial porque tú me dijiste… tú me dijiste que una vez que volvieras tendríamos la misma edad. Y hoy cumplo la edad que tenías cuando te fuiste. Y sería un excelente momento para que volvieses.

3 Boss, P. (2001). La pérdida ambigua. Como aprender a vivir con un duelo no terminado. Barcelona: Editorial Gedisa.

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A pesar de que la hija prefiere no enviar mensajes al padre, ella cree que su padre todavía está vivo y durante todo ese tiempo ha seguido albergando la esperanza de que vuelva. Para Murph la herida emocional sigue abierta. Desde la perspectiva de Cooper, estos 23 años de paternidad sacrificados, el sufrimiento que provoca en sus hijos su ausencia y trauma emocional de no saber lo que le pasó a él, la manera en que el vínculo afectivo con su hijo se está desvaneciendo y la esperanza de Murph en que regrese, la impotencia de no poder comunicarse con ellos, no hacen sino vigorizar su deseo de regresar lo antes posible. Durante la ausencia de Cooper, su hija se ha convertido en una brillante científica que trabaja con el profesor Brand, quien en su lecho de muerte le confiesa que no hay necesidad de que su padre vuelva –ya que el Endurance lleva embriones para poblar un planeta que resultase habitable– y que además las personas de la Tierra no tienen salvación. Murph se siente devastada al considerar que su padre pudo haberla engañado y que su esperanza de que regresara era en vano pues su padre no tendría la intención de volver. Por ello, envía un nuevo mensaje para informar a Amelia de la muerte del profesor Brand y para preguntarle a su padre si él la abandonó a sabiendas de que las personas que se quedaban en la Tierra morirían. Este mensaje es escuchando por la tripulación del Endurance cuando están en el segundo planeta que hasta el momento de llegada parece ser habitable. Cooper quiere regresar de inmediato, pues entiende que la misión ya está casi completada dejando los embriones en ese mundo. Sin embargo, la situación empeora drásticamente, no solo al descubrir que este segundo planeta resulta ser inviable para la vida, sino que ya no tienen combustible para volver a la Tierra. Bajo estas circunstancias, Cooper lanza el Endurance con Amelia para que llegue al tercer planeta con la fuerza de atracción del agujero negro, mientras que él y TARS se separan para introducirse en Gargantúa como plan desesperado para obtener información que eventualmente pudiera ayudar a las personas en la Tierra. Tras pasar el horizonte de sucesos del agujero negro, Cooper y TARS, parecen abocados a una muerte segura, pero de manera ines-

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perada terminan dentro de un teseracto en el cual se puede alterar la gravedad en la habitación de Murph en cualquier momento del tiempo. Con ayuda de TARS, Cooper se percata de que fue él mismo quien envió las coordenadas y provocó los sucesos inexplicables en la habitación de su hija. A través de las manecillas del reloj de pulsera que le había regalado antes de irse, Cooper envía un mensaje a su hija con la información recabada tras adentrarse en Gargantúa. Siguiendo una corazonada Murph visita la granja, en la que actualmente reside Tom con su esposa y su segundo hijo, advierte de que el reloj contiene un mensaje y se da cuenta que el “fantasma” de su habitación era en realidad su padre. Ella utiliza la información para desarrollar la tecnología que permite salvar a las personas en la Tierra, pero al mismo tiempo este mensaje simboliza que su padre “sí volvió”. La clave de esta comunicación es el amor que se procesan padre e hija y que se mantiene pese a la distancia y el paso del tiempo. Tras lograr enviar la información, el teseracto se disuelve, milagrosamente el protagonista y TARS son rescatados. Cooper despierta en un hospital dentro de una enorme estación espacial que ha sido creada gracias a las nuevas teorías obtenidas por Murph. Es en este lugar que se produce el ansiado reencuentro entre padre e hija, el primero todavía joven y la segunda ya una anciana cerca de la muerte. La conversación constata el efecto sanador que tuvo recibir el mensaje en el reloj y el vínculo emocional con su padre. COOPER: Tu fantasma Murph… siempre fui yo. MURPH: Lo sé… las personas no me creyeron decían que lo había hecho yo misma, pero, pero… [le señala el reloj], yo sabía quién fue, nadie me creyó jamás, pero supe que habías vuelto. COOPER: ¿Cómo? MURPH: Porque mi papá me lo prometió. COOPER: Ya vine Murph, volví. MURPH: Lo sé.

En conclusión, el desarrollo de la trama secundaria de las relaciones de Cooper con sus hijos, Tom y Murph, resulta acertado en

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la medida en que esta no solo construye una apasionante historia complementaria a la principal, sino que se entrelaza con la trama principal aportando elementos esenciales a la misma en determinados partes de la película, entre ellos en el momento de mayor transcendencia cuando se produce la comunicación entre padre e hija que da pie a la salvación de las personas que se quedaron en la Tierra. Asimismo, cambios en los vínculos afectivos/emocionales entre padre e hijos generan una gran parte de la carga dramática del filme, haciendo más interesantes los efectos espaciotemporales de la odisea de Interstellar. Finalmente, el rol paterno Cooper –o más bien, la imposibilidad de ejercerlo– se erige como complemento y contrapunto en su desempeño como héroe en esta odisea espacial.

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7 POEMAS DE GUADALUPE FLORES LIERA TIEMBLA EL VIENTO, ME TIEMBLA LA ESPERANZA, tiembla mi sueño y ya la noche acaba; tiembla mi ser de tanto que esperaba, tiembla mi mundo y tiembla mi templanza. Forma el temblor sobre mi cuerpo danza y a mi grito el silencio lo socava; aquel ensueño que mi piel tocaba se lo cobra el ayer sin más tardanza. Tiembla mi voz que ya el silencio apaga, cada pie tras la línea divisoria de mañana y de ayer, igual ropaje. Tiembla mi tiempo y en el día que vaga me devuelve el espejo tan notoria mi vida de madera sin visaje.

(agosto de 1980)

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SI HA DE PASAR ¿para qué entonces? ¿Para qué la memoria de estos años, de estas horas, de esto lánguido, oscuro, de este instante? Qué importa lo que va, lo que pasa o viene,

MUERO DE SOLEDAD, DE ESTAR SINMIGO,

lo que ha sido

de no verte llegar, de que estés lejos;

si sólo son cenizas en las manos.

muero de que mi mundo que es de espejos

Para qué la conciencia de los pasos,

tu imagen no me dé y estoy sinmigo.

el recuento de todos los errores si al cabo en este túnel

Muero de caminar nunca contigo,

se confunden los sueños con los siglos,

de ver la risa transitar de lejos,

las horas con las noches,

de ver mi piel teñida en tonos viejos,

la impaciencia y la espera

del sueño que volver nunca consigo.

con letargo y el deseo acariciado con olvido.

Muero de ver la prisa de este tiempo

¿Para qué entonces,

que rebasa mi paso y mi silencio

corazón,

y me vuelve la espera en algo ido.

para qué sigo?

Muero de lo que tengo en el destiempo, de lo que no esperé, pero hoy presencio:

(1981)

muero de ver mi sueño carcomido.

(agosto de 1980)

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"Arrimárame a ti rosa, no me diste sombra". Gil Vicente

ARRIMÁRAME A TI CORAZÓN MÍO y sólo con latidos respondiste a este largo quejido permanente de preguntar y no saber las cosas.

(1981)

PARA MI SANGRE SÓLO el vaso de mi cuerpo, barro frágil, delgado, poroso para el tiempo que modera el punto exacto de su añejamiento. Mi boca, mientras tanto, grieta que se abre airada: otro ritmo interpreta.

(1995)

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TE QUISIERA INGRESANDO EN MI SILENCIO de la misma manera que penetras a veces por mi cuerpo. Pues de esta forma todas las palabras que derivan en simples balbuceos, todas las frases que parecen puentes y las pausas descubren sin pretil ni pilastras nos ahorrarían las piedras que acumula este inefable anhelo. Qué punzante se ha vuelto de repente la saliva en mi boca,

LO QUE A MÍ ME HACE FALTA

el deslave candente que sucumbe

lo conocen los otros mucho mejor que yo,

río abajo en la gruta dolorosa

sabias son las paredes de mi casa

que repentinamente

y la gente que cruza algunas veces

descubrí en mi garganta.

el marco de mi puerta. En mis oídos todos depositan consejos y respuestas.

(1995)

De noche sin embargo han adquirido todas las palabras su delgadez suprema, su exacta transparencia.

(1995)

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el comité 1973

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