4 minute read

Departamento de Filosofía

UN CUARTO DE SIGLO DE HISTORIA DEL DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA

Todo ha comenzado ya en otra parte antes del verdadero inicio en el tiempo presente. Así lo puso de manifiesto en sus obras el filósofo francés Jacques Derrida. La intemporalidad –para nosotros- del comienzo se nos impone como una herencia o una deuda de la que tenemos que rendir cuentas. Así, cuando yo me incorporo al IES Ribera del Bullaque, el Departamento de Filosofía ya tiene una larga y sólida trayectoria, por lo que una visión retrospectiva del mismo ha de hacerse cargo con gratitud de las aportaciones de los compañeros que me han precedido. Tarea por la que comenzamos.

Advertisement

Hasta donde la memoria –viva, comunitaria y documentalalcanza, cabe señalar, en primer lugar, las aportaciones y el valioso trabajo de Rosa Mª Fuentes y de Félix González en los años noventa del siglo pasado. De enorme importancia por su trabajo docente y su integración afectiva -nos consta, en el centro, ha sido la huella de los seis años que Isabel Merino ha estado al frente de este Departamento.

Durante el curso 2007-2008, fecha en la que me incorporo al centro, Cándido Isado es compañero y miembro del Departamento. Un curso enormemente enriquecedor, tanto en la humano como en lo que respecta a la docencia de la filosofía. No en vano, Cándido era un excelente maestro -en el más genuino sentido de la palabra-; que ya casi al final de su carrera, atesoraba una aquilatada experiencia vital y docente. Entre sus muchas virtudes, destacaría el pathos de la distancia con que enfocaba todo, y la forma en la que mantenía la cercanía entre la vida cotidiana y la filosofía. Si a esto unimos el humor –con buenas dosis de ironía-, tendríamos algo muy próximo a un discípulo redivivo de Sócrates.

A partir de ese curso hasta el presente hemos seguido en solitario al frente del Departamento, en algunas ocasiones compartiendo algunas asignaturas por razones de horario con compañeros de otros Departamentos. A todos ellos nuestro sincero agradecimiento.

Durante este tiempo nos hemos beneficiado de un excelente ambiente entre compañeros en el centro, cercano y amigable, tanto en el Claustro como en la CCP. Sin duda el aspecto más positivo para el trabajo del Departamento.

En cuanto a las dificultades con las que nos hemos encontrado para sacar adelante las asignaturas del Departamento, señalaría las que son comunes a la labor de cualquier otro. Dado que todos están compuestos por docentes aprisionados en la progresiva degeneración de la educación, diseñada –como si se trata de una novela de Orwela través del encadenamiento

de

leyes y decretos. Durante décadas, el marco en el que se desarrolla la docencia se ha ido haciendo cada vez más artificioso y limitado. Fuerza es constatarlo: extirpa paulatinamente la responsabilidad del alumno, sustituye la voluntad por la motivación, la vocación y el valor del conocimiento por los deseos voraces del mercado laboral –pleno de desigualdades y de escasez de oportunidades-; y el cultivo del razonamiento, de la visión del todo y la sensibilidad que nos humaniza, por el condicionamiento emocional. Ante este panorama, basta con estigmatizar lo relativo a la autonomía racional, a la formación ética, al razonamiento y la objetividad; para que se vaya extinguiendo -casi como si se tratase de un fenómeno natural inscrito en el signo de los tiempos presentes-, lo que hay de irrenunciablemente valioso y racional en todo conocimiento. Una vez que se prende la mecha de la separación entre lo útil y lo que debe ser, como ya temía Sócrates en el diálogo de Platón Eutifrón, ¿habrá algo que sobreviva al incendio? El criterio de utilidad viene así a apuntalar la separación creada de forma interesada entre unos saberes llamados humanísticos y otros científicos, cuya única raíz es la razón humana misma. Anatemizando a los primeros por su presunta inutilidad (sin más cuestionamiento), no se ensalza a los otros por su provecho: en tanto que conocimientos se les condena al mismo empobrecimiento paulatino. El teorema de Pitágoras y la ley de la gravitación sucumben casi a la par que el imperativo categórico de Kant, la plástica belleza del griego o los versos de Lorca.

Es claro que este proceso de erosión constante genera una creciente hostilidad contra la que hay que luchar, una y otra vez, a la manera de Sísifo. Esto es particularmente notorio en la enseñanza de las asignaturas del Departamento. Ahora bien, defender el sentido y necesidad de éstas implicaría tener que demostrar lo obvio e incurrir en una falacia ad ignorantiam. El poder tiene el peso de la prueba, pues genera marcos legislativos, que con tanta frivolidad, demagogia y alevosía persiguen fines espurios a la educación.

Al Departamento sólo le compete –como a todos los demás-, en cambio, en la medida de sus modestas posibilidades, seguir manteniendo su actividad para ayudar a crear una forma de refugio, de defensa, de supervivencia ética frente a la barbarie. Hacer que esta conspiración contra el conocimiento y lo racional lo tenga más difícil para triunfar, o, por lo menos, que no lo haga con nuestra complicidad. Al Departamento sólo le compete –como a todos los demás, (…) seguir manteniendo su actividad para ayudar a crear una forma de refugio, de defensa, de supervivencia ética frente a la barbarie.